Las lágrimas del cielo.

"Las lágrimas del cielo."

Mar no volvió a salir de casa esa mañana, Dylan después de ver a su mamá regreso a la librería a trabajar, intento dormir, pero no podía sabiendo que ella estaba en casa posiblemente queriendo escapar. Había pedido la cuenta de cuantas veces él había mirado la ventana, pero a pesar de mirar tanto no había señales de ella, la tarde cayo, la noche entro y con ella la acompaño la lluvia, Dylan preparo chocolate y empezó a trabajar en su computadora, no miro la ventaba creyendo que ella estaría bajo la comodidad de su cama, pero se equivocó en absoluto, la puerta de la librería fue tocada dos veces, Dylan se asustó, el reloj marcaba las doce y cuarenta de la madrugada, nadie lo visitaba a esa hora, camino a la puerta corrediza y la abrió de golpe, Mar estaba parada mojándose mirando al piso completamente quieta.

"Entra, rápido." -Dijo preocupado y la tomo del brazo metiéndola dentro de la librería.

Mar no pudo reaccionar, Dylan la abrazo con una toalla y empezó a secarla, pero ella parecía ida completamente.

"¿Qué haces afuera a esta hora? Es peligroso, pudiste caerte en la nieve mojada y golpearte Mar." -Dylan hablo seriamente, no enojado, preocupado.

"¿Por qué subiste a buscarme Dylan? ¿Por qué?" -Las manos de Dylan frenaron mientras le secaba el cabello.

"Ya te dije en la mañana ¿Para eso viniste aquí?"

"No hablo de eso, ¿Por qué de todas las personas que hay en este lugar tu subirías? Ren me dijo que jamás te hablo de esa cabaña ¿Cómo sabias donde me encontraba Dylan?" -El corazón de Dylan se aceleró ante eso y aparto sus manos completamente de ella.

"Me preocupas, y me siento culpable Mar, por lo que te causé, por el daño que te hice." -Respondió con seguridad y Mar comenzó a llorar.

"Ayer estaba bien, pero hoy no, mis emociones se están descontrolando, no estoy segura si estoy descansando o colapsando en este momento. Lo olvide por un momento, alguien a quien le cuesta hasta cuidarse debió de preocupar hasta quien juro jamás sentir algo por mí. Lo siento por causarte tal emoción." -Dylan negó sintiendo culpa de su pasado, de sus acciones, de sus palabras.

"Fui tonto, fui tan idiota, fui un bastardo Mar." -Dylan colapso y la miro fijamente tomándola por sorpresa de sus palabras.

"Pase tiempo, demasiado tiempo atormentándome por tus jodidas palabras Dylan, tenía un corazón que sentía demasiado por ti, y una cabeza que pensaba en ti más de lo que desearía y eso fue mi bomba de tiempo."

"No quise lastimarte, no lo desee realmente Mar."

"Ese día hablaste con tanta sinceridad que no puedo creerte ahora." -Susurro mientras limpiaba sus lágrimas y lo miraba seria.

"Acepto mi error y créeme me he lamentado seis años, en los que te fuiste, y regrese Mar, regrese con la esperanza de verte y poder hablar de esto, arreglarlo y poder darte esa oportunidad que no te di en el pasado de que me dijeras todo, pero realmente quien desea esa oportunidad soy yo." -Y Mar no supo qué hacer cuando él empezó a derramar lágrimas, su cuerpo, ella misma no podía creerlo, mucho tiempo había deseado verlo arrepentido, pero porque no se sentía bien, era, al contrario, le dolía.

Dylan la vio irse sin decirle algo, sus lágrimas cayeron descontroladas en completo silencio y su soledad dentro de la librería, se lo merecía, totalmente se lo merecía por ser un bastardo y haberla lastimado de tal manera.

Ninguno de los dos pudo dormir esa noche, Dylan miro su computadora toda la noche trabajando, intentando distraer su mente y aunque lo logro entre momentos no del todo funciono, Mar en cambio se sentó en una esquina de su recamara en su sillón y miro la ventana hasta el amanecer y también cunado la lluvia se detuvo.

Dylan termino de bañarse, secaba su cabello con una toalla en la barra de la librería, la puerta se abrió alertándolo de que alguien había entrado.

"Aun no abrimos." -Comento y miro a la entrada encontrándose con Ren su amigo.

"Tuve que venir desde la ciudad para poder hablar contigo, me entere de lo que paso Dylan, pero aun así necesitamos hablar."

"Lo sé, tenías razón años atrás cuando me enfrentaste por lo que dije y era tan inmaduro y tonto que creí que todo iba a estar bien, pero no fue así, aprendí la lección de la peor manera." -Comento mientras le extendía una taza de café.

Ren tomo la taza y se sentó en la barra, miro detrás de Dylan y observo aquella ventaba que daba a la casa de huéspedes.

Hace seis años Dylan, Ren y Mar compartían la universidad, la misma carrera y los mismo sueños, Ren y Dylan se conocían desde la escuela secundaria, entonces Mar llego poco después debido a había llegado a vivir en el pueblo con su abuela y hermana, convivieron mucho tiempo juntos, trabajaban en equipo y solían salir constantemente. Mar no solía hablar mucho y quien constantemente la sacaba de su zona de confort era Ren, con el tiempo Mar se enamoró de Dylan y todos comenzaron a notarlo y quien jamás se dio cuenta fue el mismo Dylan, tras los sucesos de los rumores acerca de su familia, ninguno de los dos la dejo, los murmullos de la gente no importaban para ellos. Dylan comenzó a tener cercanía con Mar, la cuidaba inconscientemente sin percatarse que esas acciones le daban esperanza a Mar, no era culpa de nadie que eso sucediera, para Ren era divertido porque a pesar de que Dylan decía jamás sentir algo en el fondo ni el mismo se había dado cuenta de sus sentimientos.

Dylan y Ren solían platicar mucho acerca de sus vidas, una tarde Mar le confeso a Ren lo que sentía, llevaban un año conviviendo, Ren confeso saberlo desde meses atrás, para ella no fue sorpresa que inclusive todos sus compañeros lo supieran, tras una conversación Mar tomo la decisión de confesar sus sentimientos en el Kiosco de la montaña, era un lugar que ella amaba visitar y era el lugar perfecto.

Ren no pensaría que esa tarde todo decaería, Dylan subió esa tarde confundido al Kiosco tras ser engañado por Ren, al llegar Dylan miro a Mar en el centro de aquel lugar mirando la hermosa vista del pueblo, era primavera, el calor culminaba la mayor parte del día, pero era soportable, las copas de los árboles tenían tantas hojas como podían, la brisa del aire era perfecta para hacer agradable el día.

"Hola ¿Dónde está Ren?" -Saludo y pregunto en cuanto estuvo alado de Mar.

"Hola, Ren no va a venir tenía unas cosas que hacer, necesito hablar contigo." -Mar lo miro con valentía y le extendió un llavero de metal parecía haber sido echo por ella.

"¿Y esto?" -Dylan pregunto confundido, lo miro entre sus manos y controlo su mueca, no estaba bonito, no le gustaba, mejor dicho.

"Tome valentía de parame hoy frente a ti Dylan, para poder confesarme directamente, necesito expresar mis sentimientos hacia ti, me gustas y realmen..."

"No quiero escucharte." -Mar miro a Dylan rápidamente asustada.

"Pero..."

"No Mar, no hables no me interesa saber que sientes por mí, yo no siento nada por ti." -Mar lo miro irse rápidamente, ella se quedó en aquel Kiosco llorando, sollozando por su dolor.

Dylan la dejo ese día sobre la montaña con sus sentimientos en las manos, partiéndole el corazón.

La mañana siguiente en la universidad Dylan le reclamaba a Ren sobre lo que había causado, Ren no había hablado con Mar esa mañana así que no sabía si iría a la Universidad, pero con lo sucedido pensó que no cuando no llego a las dos primeras horas, sin embargo, en la hora del almuerzo Ren y Dylan comían en una banca en el pasillo a su aula, Mar llego por la parte de atrás y los vio platicando, iba a pasar derecho sin mirarlos, pero la conversación que tenían la hizo prestar atención.

"Creí que sentías algo por ella, la forma en la que la cuidaste cuando todos ellos murmuraban de ella." -Ren comento y bebió de su botella de agua.

"No, una cosa es tener compasión por lo que pasaba, me daba pena, como eso podría hacer que sintiera algo por ella, eso no deja de cambiar que realmente su padre este en la cárcel por un asesinato." -Dylan hablo con cierta burla.

"Ten cuidado como lo expresas, sigue siendo una persona que no tiene la culpa de lo que pasase con su familia o por la mente de su padre." -Ren reprendió seriamente.

"¿Qué no la vez? Es callada, no tenemos nada en común, su color de pie Ren, su cuerpo, es gorda para mi gusto, tiene ciertas cosas que las salvan de mi completo desagrado para tener como pareja, pero eso no va a cambiar." -Dylan expreso abiertamente sin miedo, Mar empezó a derramar lágrimas y abrazo su cuerpo.

"No puedes ir expresándote así de las personas por la vida, que no te guste no te está dando el derecho de criticarla de una manera tan déspota e irracional sin pensar en el daño que esto le puede causar a ella." -Ren verdaderamente estaba enojado, se colocó de pie rápidamente poniéndose enfrente mirando que detrás de la espalda de Dylan, Mar se alejaba rápidamente.

Ren suspiro mientras cerraba sus ojos y agarraba el puente de su nariz, claro que los había escuchado. Ren corrió detrás de ella, salió de la universidad y la miro caminar hacia casa, corrió tan rápido que la freno poniéndose frente a ella y abrazándola. Mar lo golpeo queriendo soltarse, pero de rompió, se rompió completamente el sentir sus emociones tan a flor de piel, comenzó a sollozar entre los brazos de Ren. Pero Mar tenía que irse y se apartó mientras limpiaba sus lágrimas, Ren se quedó parado en la orilla de la calle mirando como ella se iba, no supo cuando tiempo paso, una, dos horas mirando a ese lugar en donde ella había estado, sus pies se movieron con rapidez corriendo tras ella, en menos de veinte minutos llego al pueblo y corrió a su casa, sin embargo la abuela de Mar le comento que ella se encontraba en la cabaña del bosque, Ren tomo esa última oportunidad de subir corriendo montaña arriba con la esperanza de encontrarla. Ren freno a unos metros de aquella casa, Mar lo miro mientras lavaba sus manos en una cubeta de metal en la parte de afuera.

"Ámame Mar, ámame a mí." -Ren susurro y Mar se enderezo rápidamente mientras negaba.

"No, no, no." -Dijo mientras caminaba hacia la cabaña, Ren la freno rápidamente en las escaleras.

"Es inútil no hablarlo Mar, te he amado desde que te conozco, fue inevitable y trate de mostrártelo, pero no me lo permitiste y está bien. Pero debo hacerte escuchar ahora y dame la respuesta que necesito porque no puedo seguir igual que ahora, deje de fumar, deje de ver a todas esas mujeres, empecé a valorar la carrera, me enfoque en mejorar."

"Po favor Ren..."

"Me alega haber logrado lo que jamás creí lograr, espere y no me queje jamás porque creí... ¡creí que ibas a amarme Mar! Y comprendo que quisa no soy lo suficiente para ti, tal vez no soy Dylan, no soy ese hombre al que..."

"No, no, ¡Si lo eres Ren! Lo eres, y de echo eres demasiado bueno para mí y siempre te voy a agradecer lo que hiciste por mí y estoy muy orgullosa de ti... Solo que no sé por qué no puedo amarte como lo deseas Ren, no lo sé y lo intente."

"¿En verdad no puedes?"

"No puedo cambiar lo que siento por Dylan, y sería una mentira si te dijera lo contrario o te diera una esperanza donde no la hay. Lo siento muchísimo, pero no puedo evitarlo."

"Por favor, intentémoslo, solo te amo a ti, solo te espero Mar, di que sí."

"No podría darte una afirmación en realidad, algún día veras que tuve la razón este día y me lo agradecerás completamente Ren, encontraras a una buena mujer, a alguien adecuada para ti, para formar eso que esperas."

"Te amo Mar."

"Ren lo siento mucho en verdad, agradezco tus hermosos sentimientos, pero en este momento no me siento suficiente para alguien, no me siento suficiente para mí misma y eso está mal. No creo que algún día pueda encontrar esa felicidad que todos en este mundo quieres, no creo casarme jamás y no creo mucho menos compartir una vida con alguien."

"No digas eso Mar, creo que en eso te equivocas, vas a casarte, hallarás a alguien, lo amaras, vivirás y morirás por él, porque así eres y lo harás. Y yo lo vere con la completa razón de lo que te dije este día." -Mar comenzó a llorar cuando Ren se fue dejándola completamente sola.

El corazón de Ren y Mar compartían un mismo dolor, un similar caso de rechazo, uno más cruel que otro. Mar no pudo evitar gritar del dolor que sentía, quería irse, escapar y jamás regresar a casa. Su mente jugando en su completa contra, criticando su cuerpo, su piel deseando ser alguien que jamás lograría ser, porque ella era ella y ese tipo ideal que deseaba en ese instante jamás podría convertirse en ella, porque no había forma.

El cielo comenzó a llorar con ella ahí arriba, las lágrimas del cielo la abrazaron fuertemente intentar juntar los pedazos de su corazón para unirlos, pero en ese momento ni el pegamento más fuerte lograría su cometido.

"¿Por qué jamás me dijiste lo que sentías por ella?" -Dylan pregunto mientras miraba su taza vacía.

"Por qué cuando me di cuenta de lo que sentía, ella ya te quería a ti. Si no hubiera perdido mi tiempo tal vez existiría una oportunidad de estar con ella, pero llegue demasiado tarde." -Ren sonrió ante los recuerdos de Mar en la universidad.

Esa pequeña mujer era tan curiosa e interesante, a Mar le gustaba bordar manteles, cocinar, hornear y leer, amaba escribir en una libreta sus pensamiento o ideas que tuviera, amaba tomar fotografías y caminar por las tardes para admirar la puesta de sol, le gustaba el frio, dibujar y escuchar música clásica, amaba lo antiguo y su trabajo.

"No la merezco Ren, en absoluto."

"No, no la mereces en absoluto, después de que se fuera comenzaste una relación con Lía, la misma chica que la había lastimado al decir todo eso de su familia. Y al final quien terminaría pensando que Lía te daría una cucharada de tu propia medicina. Creo ciertamente que nadie merece a Mar en esta tierra, ella es demasiado para alguien como tú o como yo, al final Mar si tuvo razón, encontré a una buena mujer para mí, me casé y tuve a mi hija; y definitivamente le agradeceré toda la vida, porque por ella estoy ahora con mi esposa."

"No creo poder."

"Mi yo del pasado te hubiera dicho que en efecto no podrías, pero cambiaste Dylan, aceptaste que fuiste un idiota al hacer todo eso, pero si quieres realmente conocer que paso Mar en todo este tiempo puedes buscar a Morgan, supe hace poco que regreso de vacaciones y se encuentra en su casa, creo que sabes bien donde vive, ella ha sido amiga de Mar durante muchos años, creo que ella mejor que nadie puede saber de todo lo que ella paso." -Ren le extendió su teléfono sobre la barra, había una foto de ellas dos de hace algunos años atrás, Morgan siempre estuvo para Mar.

"Morgan me odia." -Ren asintió con una sonrisa.

"Yo también lo haría, pero no creo, Morgan siempre ha sabido ser consiente, le he mandado un mensaje antes de venir, dice que te espera cuando estes listo, y con respecto a Mar; espera a que se tranquilice un poco, ya hablarme a mi para ella fue un golpe." -Dylan asintió aun un poco dolido, sin embargo, podía mejorar, tenía que mejorar todo.

"¿Realmente sientes algo por ella?" -Ren fue directo y esa pregunta la odiaba porque se la había hecho muchas veces en todo ese tiempo, en algún punto para Ren se volvió divertido y Dylan lo entendió se merecía por completo todo lo que le pasaba, hasta la mínima burla de su amigo.

"Solo se que desde que regreso, puedo respira adecuadamente Ren, puedo hacerlo." -Ren sonrió y soltó una ligera risa mientras salía de la librería negando con un suspiro grande.

"Incluso cuando mi mundo se está cayendo" -Susurro bajo y se giro a ver a la ventana, Ren se alejaba a la casa de huéspedes con la intención de verla a ella.

Así es Dylan podía respirar, pero seguía sintiéndose mal, necesitaba arreglar las cosas de una vez por todas, como si ella fuera a irse sin darle la oportunidad de explicar. Mar sigue siendo callada, desde que todos la conocieron, entre los recuerdos de Dylan recuerda verla caminar hundida en sus pensamientos por el pueblo, y conforme los años pasaron tras su ausencia, realmente extraño verla caminar de esa manera y no podía dejar de dar vueltas en las noches sobre su cama; preguntándose si ella se encontraba bien desde que se fue, y cuando el insomnio podía más con él salía a caminar al bosque y se sentaba en una banca por horas admirando la noche, lo mismo hacia ella y la tacho de loca sin saber que un día estaría en su lugar, Mar salía tarde y se llegaba a sentar horas en esa banca, aunque nevara, o lloviera. Y un día lo entendió, la noche puede ser o tu peor aliada o tu amiga. 

J.

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