✧CAPITULO 7: PRUEBA DE FUEGO✧

Las noches de Merry eran eternas, el miedo que le invadía era inmenso, sus manos temblaban casi todo el tiempo y le costaba bastante mantener la sonrisa que últimamente adornaba su rostro, nunca le había costado tanto conciliar el sueño.

Había veces en que quería escapar o desaparecer para no tener que enfrentar su destino, para no tener que ir a la prueba que tanto miedo le daba. Durante estas noches interminables se pregunta el ¿Por qué ella?, ¿Por qué el destino la escogía a ella y no a otra persona?

Las lágrimas cristalinas resbalaban por sus mejillas durante esas noches largas donde no hacía nada más que pensar e idear algún plan para que le ayudara con su misión.

En esas oscuras noches de agonía interna su mismo elemento le ayudaba a salir. Sabía qué; si el elemento no la hubiera escogido, Merry estaría muerta. La luz le dio la oportunidad de vivir nuevamente y le entregó un nuevo futuro, ella lucharía junto a su misma luz para demostrarle no solo a Liam si no también al mundo de lo que era capaz.

Merry sabía que algo importante estaba en juego; su vida, y si quería conservarla tendría que dar lo mejor de sí para lograrlo, a pesar de que aquellos pensamientos que no la dejaban dormir se harían realidad.

Durante ese mes tuvo que levantarse temprano para salir a correr, era claro que tendría que dejar por un momento a un lado sus estudios y concentrarse en sus poderes. Así mismo se alejó un poco de Alice y Mike, sus citas ya no eran tan concurrentes y ambos seguían preocupados por Merry. Había días en los que ya ni siquiera iba a clases, se quedaba a entrenar por las mañanas y por las tardes iba con Liam a que este siguiera con su entrenamiento.

Sus heridas se agravaron al igual que sus quemaduras, Merry estaba llena de vendajes que siempre cubrían su piel dañada, no podía quejarse mucho, había otras cosas que le preocupaban y aunque sus padres comenzaban a prestarle más atención no era suficiente para darse cuenta del gran reto que su hija iba a tener que enfrentar.

Fue un mes bastante productivo, Merry se esforzó quizás al triple de lo que ya lo hacía, aunque le haya costado más lesiones demostró un buen avance, no sabía si era la esperanza o el miedo lo que la mantenían siempre a raya de sus entrenamientos, quizá era la perseverancia de estar siempre allí sin importar cuantas heridas o cuantos huesos rotos tuviera.

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Merry iba caminando por el Presidio hacia donde Liam le había citado. Era el día de la prueba y ambos lo sabían. Merry se vendó las piernas y los brazos para proteger las quemaduras de los entrenamientos anteriores, procuró usar ropa cómoda y de algodón para que esta no se incinerara en caso de cualquier trampa que se le ocurriera a Liam.

Su corazón estaba intranquilo, la noche anterior citó a sus amigos a una cena rápida. Alice y Mike estaban alegres de saber que su compañera volvía a ser la de antes. Sin saber, que Merry los había citado para despedirse de ellos, ella no sabía si volvería a verlos.

Lo único que pedía era volver a ver a sus dos mejores amigos sonreír juntos mientras comían su pastel favorito. El ambiente era alegre, pero a la vez era bastante triste. Merry trató de ser fuerte por ellos, aunque sabía que si no salía de lo que le esperaba al día siguiente ellos estarían molestos con ella por hacerle creer otras de sus muchas mentiras.

Ella sabía que eso le distraería mucho y que toda su concentración debía estar en Liam y en cada uno de sus movimientos. Entre más se adentraba más dudaba de su decisión, sus piernas seguían adelante, aunque su mente le pedía que regresara por donde había venido. Ella suspiró para poder tranquilizarse, sus nervios la estaban traicionando y no sabía cómo deshacerse de ellos.

El calor empezó a sentirse más sofocante a medida que ella llegaba a donde sería el enfrentamiento. Liam ya la esperaba mostrando una postura defensiva, con las piernas abiertas y los brazos cruzados, Merry se acercó lo suficiente para ver que sus ojos estaban cerrados. Ella esperó pacientemente por unos minutos a que Liam respondiera o hiciera algo.

Debajo de los pies de Liam salió una llamarada intensa color naranja que envolvió su cuerpo por completo, su chaqueta y su cabello se movía conforme a las flamas que lo consumían. Merry no podía dejar de mirarlo, era realmente majestuoso apreciar el poder de un elemental en todo su esplendor y ella admitía que los ataques y poderes de Liam era realmente hermosos. Al poco tiempo las flamas empezaron a extinguirse dejando ver la nueva figura de Liam. Sus botas militares se hicieron más delgadas y altas, sus pantalones y su camisa se convirtieron en un sólo atuendo de color negro con varias llamas en ellos que lo hacían resaltar, varios arneses adornaban su espalda, caderas y piernas, algo que extrañó a Merry ya que el no usaba armas como para tener ese tipo de arneses.  Se podía decir que su chaqueta no había cambiado nada.

Merry lo miró un momento más, admirando la transformación que había tomado Liam. Sintió un escalofrió recorrer su columna, luego de la transformación el poder de su elemento había incrementado de forma increíble, el calor se hizo más intenso y luego de todo su espectáculo Liam abrió los ojos mirando a la azabache quién sólo tenía una mirada de expectación.

– Me alegra que hayas llegado – dijo Liam sin demostrar emoción alguna – parece que estabas ansiosa llegaste antes de lo que esperaba.

Ambos se encontraban en un campo abierto en medio del Presidio, un lugar donde era seguro y donde nadie los molestaría. Alrededor de ellos apareció un círculo de fuego lo suficientemente grande para entablar la batalla, Merry miró a su alrededor y se dio cuenta de algo. Ya no había marcha atrás.

– Bien, antes de empezar debes saber las reglas – Liam le lanzó un pañuelo azul a Merry y luego se ató uno propio de color rojo al cuello – está prohibido salir de este círculo, si sales te mataré, si te das por vencida te mataré, si pierdes la conciencia te mataré, la forma en la que me debes ganar es quitándome el pañuelo del cuello, si yo te quito tu pañuelo, te mataré.

Merry tragó grueso y después ató con fuerza el pañuelo azul a su cuello, suspiró tratando de relajarse una vez más, sin decir nada y sin perder de vista a su contrincante.

– Podrás usar todas las técnicas y trucos que sepas hacer, yo sólo tendré derecho a dos técnicas: a las ráfagas de fuego y a otra técnica que no voy a revelar ¿está claro?

Merry asintió, se sintió un poco aliviada pero aun así no desconfió de lo que Liam había tramado. Lo conocía y sabía que se sacaría algo de la manga para no perder. Su mente de nuevo se había convertido en su enemiga, trataba de convencerse a sí misma de que a Liam no le importaría lo que habían vivido juntos, si no era capaz de dar el ancho en la batalla, la mataría.

Durante este tiempo Merry desarrollo varias técnicas sin que su maestro se diera cuenta. La luz se puede manifestar de muchas formas y Liam pensó que sus técnicas serian reducidas y que su aura seria de un color blanco, era lo más erróneo que pudo imaginar.

El aura de Merry no se había tornado de color blanco si no rojo. Era increíble como ella había transformado varias de las interpretaciones de su elemento para usarlo a su favor. En este caso tomó tomo el arcoíris como ejemplo.

De cada color del arcoíris desarrollo una técnica, técnicas que ni el mismo Liam había visto en toda su larga vida. Las ráfagas que Merry lanzaba pasaron de blancas a rojas, la luz naranja era transformada en pequeñas dagas veloces que, aunque no fueran letales lastimaban mucho a su enemigo. La luz amarilla podía ser transformada en una espada, aunque esta fuera de luz su filo era impresionante, ideal para batallas a corta distancia. La luz verde le otorgaba el poder de eliminar la maldad de una persona, este fue el ataque que le enseño Liam para que ayudara a sus padres.

A pesar de lo fuerte que era Liam estaba algo nervioso, era seguro que había entrenado bien a Merry y siempre era sorprendido por alguna sorpresa que su alumna tenía. Estaba ansioso por saber con qué truco lo sorprendería.

Aun había dos colores que Merry no había preceptuado como ataques, el azul y el morado. Durante ese corto tiempo ambos se tomaron un momento para medir el poder del contrario. Liam trató de adivinar los poderes que Merry podía haber adaptado. No tuvo éxito.

Merry suspiró por última vez, se puso en postura defensiva, con ambas piernas entreabiertas y sus puños a la altura de su pecho, su aura apareció de repente como una cálida luz rojiza, sin duda no era nada comparada a su aura de hace cinco meses cuando inició su entrenamiento.

Sin ninguna emoción notable Liam trató de saber que estaba pasando, aunque conocía a Merry nunca le había mostrado un poder tan grande como el que ahora tenía. ¿Era que su alumna le ocultaba más cosas de las que se podía imaginar?

– Te deseo la mejor de la suerte.

Liam jamás había sido tan sincero antes de pronunciar aquella oración provocando una sonrisa en el rostro de Merry, él también sonrió, había convertido a una chica normal en una elemental lista para combatir.

El sol resplandecía sobre el pasto y el olor a quemado era bastante evidente, el calor sofocante hacía que el cuerpo de Merry empezara a sudar y a sentirse cansado, y como ella ya lo había previsto era una de las estrategias de su maestro.

Merry era incapaz de moverse, tampoco era como si quisiera hacerlo, las piernas seguían sin responderle y en el momento menos pensado Liam atacó.

De forma fugaz lanzó una de sus ráfagas a Merry, esta pudo reaccionar y la esquivó con bastante trabajo, jamás había visto que las ráfagas de Liam fueran tan intensas, supo que su mentor estaba peleando en serio.

Liam la seguía atacando y Merry sólo esquivaba, le costaba bastante trabajo estar en un espacio abierto sin árboles que le pudieran ayudar o en un lugar donde pudiera esconderse.

Solo bastó un segundo donde Merry se distrajo para ser impactada por una fuerte ráfaga ardiente la cual casi la saca del circulo. Trató de recomponerse lo más rápido posible ya que Liam no detuvo sus ataques.

Sabía que tal vez su voz le ayudaría, pero estaba tan asustada que ninguna canción se le venía a la mente, no le quedaba más que confiar en sus propias habilidades y en todo lo que había aprendido para salir de la situación en donde estaba.

Las quemaduras en su cuerpo eran bastante evidentes, aquella ráfaga le había dañado tanto la piel que se la había dejado al rojo vivo, quejarse no le servia de nada, Merry debía actuar, pero tampoco sabía cómo.

Hasta el momento Liam solo la había atacado con a manera de larga distancia, tal vez un combate cuerpo a cuerpo podría darle la ventaja. Merry se abalanzó sobre él para tratar de acertarle algunos golpes, golpes que Liam sólo esquivaba, él tampoco se detenía y atacaba a Merry sin compasión. La hizo retroceder de un golpe en su rostro, Merry dio dos pasos hacia atrás mientras su nariz sangraba, ella bufó furiosa y se lanzó nuevamente contra su contrincante, sus puños volaban de forma veloz hacia el rostro de Liam y cuando se dio cuenta que no estaba resultando uso sus pies.

Su maestro recibió una patada en el mentón, el cual lo hizo retroceder, dio una vuelta hacia atrás y cayó de pie, tomó de nuevo una postura defensiva lejos de su alumna, pero Merry no se detendría.

Era el primer golpe que le pudo haber encestado desde que la batalla comenzó; motivada, una vez más decidió ir en contra de Liam. Apenas se había abalanzado cuando escuchó por primera vez a su mentor llamar a su elemento.

– ¡Anillo de fuego!

Merry se sorprendió ante lo dicho por su mayor y en cuestión de segundos su cuerpo se vio envuelto en una llamarada intensa de color naranja que salía de un anillo de fuego existente desde sus pies. Merry soltó un grito realmente fuerte, sentía un dolor sumamente intenso que daño aún más las heridas que ya tenía y le provocó otras tantas por todo su cuerpo.

El fuego se disipó y sus heridas comenzaron a dolerle más de lo que ya le dolían. A pesar de recibir el ataque de lleno no murió calcinada, fue como Liam le había dicho: “puedes controlar tu elemento para que decidas que tanto daño quieres hacerle a tu contrincante”.

La respiración de Merry empezó a entrecortarse, apenas habían pasado unos minutos y ella estaba al borde, sabía que Liam conocía tanto sus puntos débiles como sus puntos fuertes. Tenía que actuar, pero seguía sin saber cómo.

Liam continuó atacando a Merry con ráfagas haciéndola retroceder casi hasta salir del circulo nuevamente, mientras iba pasando el tiempo el aura de Merry iba haciéndose más intensa, el dolor comenzaba a hacerse menor y era más fácil ver la velocidad con la que Liam la estaba atacando por lo tanto fue más fácil poder esquivar sus ráfagas.

Merry fue atacada por la misma técnica de Liam otras tres veces consecutivas, aunque supiera y calculara la velocidad con la que iban las ráfagas era impredecible saber en qué lugar aparecería el anillo para poder esquivarlo.

La vista de Merry se comenzó a nublar, sus piernas le temblaban y el calor del día se sentía realmente sofocante, su mente estaba cansada no se le ocurría otra cosa o el cómo derrotar a Liam.

Se detuvo un momento y miró el pañuelo de su compañero, su mente se aclaró, como si se tratara de un túnel oscuro y Merry abrió un camino lleno de Luz.

– Eso es… no tengo que derrotarlo o matarlo, solo tengo que quitarle su pañuelo – dijo Merry en sus adentros.

Sabía lo que tenía que hacer, solo bastaría con acercarse lo suficiente para tomar su pañuelo y lo habrá vencido.

Ya le había acertado varios golpes, sabía que no podía ser tan difícil, a Liam se le acababan las opciones para vencer a Merry así que ahora le tocaba actuar a ella.

– Luz azul – Merry susurró, invocando por primera vez ante los ojos de Liam uno de sus misteriosos poderes. Con él, sanó sus heridas, no en su totalidad ni tampoco de forma permanente, pero por lo menos dejaron de doler un poco.

–Ya veo – susurró Liam sin dejar que la menor escuchara – así que este era tu secreto, me pregunto qué otra cosa me escondes.

Merry corrió hacia Liam esquivando las ráfagas que este le lanzaba y a su vez ella contratacaba con varias de las suyas. Por todo el Presidio se escuchaban ambos ataques chocar junto con luces de colores centellantes y llamaradas de fuego intensas.

Lo que sentía Merry no tenía forma de expresarse, esa adrenalina hacía que su núcleo bombeara todo su elemento por su cuerpo, se sentía realmente bien. Era un éxtasis bastante extraño, pero bastante placentero.

El aura de Merry era bastante grande, más grande de lo que alguna vez pudo mostrarla hasta ese entonces, sus ojos tomaron un color escarlatay de ellos salía otra pequeña luz roja. Liam estaba impactado por lo que veía mientras esquivaba con destreza los ataques de su adversaria.

Liam podía sentir como el poder de su elemento estaba en su punto y como su núcleo se había fortalecido durante todo su entrenamiento. No le quedaba más que sentirse como un maestro orgulloso de los avances de su alumna.

– ¡Luz naranja! – Merry gritó y lanzó su ataque contra Liam, un ataque conformado por pequeñas dagas de color naranja, estas se podían clavan con profundidad en el enemigo y provocaban un dolor bastante intenso.

Una de estas dagas se encajó en el antebrazo de Liam mientras se encontraba esquivando los ataques de Merry.

Sin decir nada lanzó una ráfaga más a Merry, una ráfaga sumamente fuerte; sabía que, aunque ella esquivara todos los ataques no podría con el que le había lanzado.

– ¡Luz roja! – tal vez no podía esquivar la ráfaga, pero pudo absorberla con su propio poder. Justo como había hecho Liam cuando comenzó a entrenarla.

Él no sabía cómo actuar, los poderes de Merry habían florecido de una manera abismal, más de lo que demostraba en sus propios entrenamientos.

Cuando el ataque se consumió por completo una vez más Merry fue contra Liam lanzándole ráfagas a corta distancia, ambos eran impactados, pero poco les importaba. Luego se batieron a puño limpio, Merry ya había visto como era que Liam peleaba, sería más fácil adivinar sus movimientos de aquí en adelante.

En un movimiento rápido Liam pateó la pierna de Merry, un fuerte crujido pudo escucharse y lo único que le quedó fue confirmar, pateó tan fuerte que la pierna de Merry se quebró. Merry gritó de dolor, pero no dejó de atacar. Liam le había enseñado una técnica para lidiar con los huesos rotos y era acomodar la extremidad de forma en la que el hueso quede en su lugar original; aunque claro, esto ocasionaba un dolor insoportable.

No era como si a Merry le quedara de otra, su pierna volvió a emitir otro crujido y ella solo hizo una mueca de dolor.

Sus puños eran veloces, a pesar del dolor no detuvo sus ataques ni en un solo momento, pero su pierna seguía siendo un obstáculo. En un punto el dolor seguía siendo tan intenso que le sacó varias lágrimas, su mandíbula se presionaba tanto que parecía que se iba a romper también, ella jadeaba de forma intensa, enserio quería ganar y Liam se lo estaba poniendo difícil.

De forma tajante Liam logró tumbar a Merry en el pasto, se le puso encima mientras ella forcejeaba y con sus brazos trataba de alejarlo, aunque Liam no se lo permitía, con la pierna en buen estado pateaba el estómago de su maestro, pero Liam lograba resistir.

El pasto ardía y lo hacía con fuerza, en medio del circulo yacían los dos, un maestro que había dado todo por entrenar a su alumna de la mejor manera y su alumna moribunda luchando por tener un poco de ventaja.

Liam sabía que todo terminaría pronto y rápido, la miró por última vez, aunque se veía molesta y sus ojos lloraban por el dolor que sentía sabía que no se iba a rendir, pero también sabía que realmente tenía pocas oportunidades de vencer.

En medio del forcejeo Liam alzó su mano y la incendió mientras se protegía con la otra y detenía los ataques de Merry, estaba dispuesto a matarla en ese mismo momento. Suspiró y tomó fuerzas, ya ni siquiera llevaba la cuenta de a cuantas personas le había quitado la vida y dentro de poco Merry se habría sumado a su eterna lista.

La mano de Liam ardía en el aire, era algo diferente, como un fuego tranquilo. Con precisión y rapidez la bajo hasta el cuello de Merry y luego...

No pudo ver nada.

Sintió un golpe fuerte en la espalda que lo obligó a reaccionar, dio una vuelta en el aire y después se reincorporó, desorientado, trató de averiguar qué era lo que estaba pasando mientras un hilo de sangre brotaba desde su frente y al llegar a su cien se dividió en dos. No había sido un golpe fuerte pero realmente fue lo bastante ingenioso para hacer que Liam se hiciera hacia atrás.

Su vista se fijó en Merry, estaba de pie, la chica estaba realmente agotada, su sangre goteaba de su frente, nariz y boca, su pierna rota le dolía mucho al igual que sus quemaduras que seguían al rojo vivo, tenía la mirada baja y el cabello corto de su frente cubría sus ojos. Ella no se movía de su estado actual, si no fuera por los movimientos de su pecho al respirar se podría decir que ella estaba muerta.

Liam se detuvo un momento para pensar en que había pasado. En medio de su intento por recordar estaba una pequeña estela de color morado. Al momento en que todo se volvió blanco y se reincorporó una pequeña estela morada se produjo, misma que apagó el fuego del circulo que estaba a su alrededor y provocando la salida de humo de este mismo lugar.

El viento comenzó a soplar y ninguno de los dos pudo decir nada por un momento.

– Ya entiendo – Liam pensó – en el momento que iba a atacar, ella usó el poder de la luz violeta en un rayo que salió de ella y fue hacia el cielo es por eso que no pude ver nada, puedo sentir…el denso poder de su aura por todo el lugar por culpa de su ataque, pero su propia aura se está apagando rápidamente. Debió haberme golpeado para hacerme retroceder y por eso caí y el rayo debió haberme cortado la frente. Que inteligente de tu parte Merry, pero aun ten…

La mano de Liam se fue a su cuello tratando de buscar su pañuelo y la sorpresa lo invadió cuando este ya no estaba, empezó a buscarlo desesperado, pensó que tal vez se le había caído. Cuando no lo encontró volteó la mirada hacia Merry, ella tenía el pañuelo en su mano derecha. Liam estaba bastante impactado con lo que había logrado a observar.

– ¿Pero cómo… – se preguntó Liam en sus adentros – como pudo quitármelo? – pausó un momento más – en el momento en que no miraba me golpeó en el cuello y me logró quitar el pañuelo – sus manos comenzaron a temblar mientras subían a donde estaba el pañuelo para darse cuenta que tenía un pequeño rasguño y un hematoma donde había sido golpeado – todo fue tan rápido… estoy seguro que si hubiera usado su espada en lugar de su mano yo… estaría muerto.

La rapidez con la que Merry había ejecutado su ataque era simplemente increíble, tan increíble que Liam no había logrado esquivar y hasta salió herido, aunque no en gravedad, era suficiente para haber cumplido con su objetivo. Había vencido a Liam.

Merry jadeó levemente de dolor y después cayó sobre el pasto de rodillas, ahora que sabía que había ganado no tenía que esforzarse más, su aura desapareció totalmente y el dolor hizo acto de presencia nuevamente, ocasionando una mueca de dolor en Merry y varios jadeos por este mismo motivo. Aunque después del dolor de cuando el relámpago le había caído, no había dolor que se le comparara, era por esto mismo que fue un poco más resistente.

Liam se acercó a su alumna, esta no pudo moverse para encararlo, no porque no quisiera si no porque no tenía fuerzas para hacerlo. Liam puso  su mano en la frente de ella, se sentía cálida, como una tierna caricia y después encendió a Merry en una llamarada tranquila e indolora, la misma llamarada que estaba sanando sus heridas. El elemental del fuego había desarrollado la habilidad de sanar heridas, tampoco en su totalidad, pero si de una forma sorprendente.

Merry pudo volver a respirar, sus quemaduras ya no dolían y parecía que la propia carne comenzaba a sanar, su pierna rota se comenzó a curar de igual manera y cuando Merry sintió que el dolor había desaparecido volteó a ver a Liam quien le sonrió como nunca antes lo había hecho.

– Felicidades, sabía que lo lograrías.

Los ojos de Merry se humedecieron, se levantó rápidamente y abrazó a su mentor mientras estallaba en llanto en el hombro del contrario.

– ¡Gracias Liam! – decía entre lágrimas de felicidad mientras que a Liam sólo le quedo corresponder el abrazo de su estudiante con cierto cariño, a decir verdad, este tiempo que estuvo con Merry le ayudó a superar varias cosas, el estar acompañado no se sentía tan mal; de hecho, se sentía cálido como el fuego.

– Gracias a ti por ser mi aprendiz

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