✧CAPITULO 41: LA REYERTA DE LOS GUERREROS✧

ACTO I: EL PRELUDIO DE LA OSCURIDAD

Olor a Azufre, un destino incierto, caminatas eternas.

Muertes alternas, heridas punzantes, sacrificios en vano.

¿A qué te suena?

Hombre de plata, caballo inexistente, tres monedas perdidas.

Sacrilegios elocuentes, juicios vánales, esclavitud disfrazada.

¿A qué te suena?

Brillo verdoso, espada de sangre, galaxias intermitentes.

Choque de poderes, verdad invalida, futuro prometedor.

La luz del amanecer.

Lord Dark, ¿A qué te suena?

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Como si no fuera suficiente con todo el conflicto mental que tenia Merry con la invasión de Lord Dark, su situación social y el lidiar consigo misma ahora tenia que lidiar con Luna. Quien desde la desaparición de Liyi se había mostrado hostil con todos sus compañeros. En diversas ocasiones Liam había afirmado que se trataba de su miedo irracional e injustificado a los Markianos y que según la teoría del elemental del fuego Luna temía que estos la pudieran encontrar.

El estrés estaba consumiendo a Merry de sobremanera, había aceptado hacerse cargo de su tropa ella sola y conducirlos hasta la victoria. Aunque su corazón le había dictado algo completamente diferente.

Ella quería huir, había perdido la cuenta de cuantas veces había tratado de huir, las veces que buscaba en su mente una opción donde esconderse; desgraciadamente para ella, su convicción a veces resultaba ser un poco más fuerte y termina siguiendo con el entrenamiento al día siguiente.

Aunque si había algo que se le pudiera agradecer a Luna, era el hecho de que ella había aceptado sin objeción alguna entrenarlos hasta que llegase el día en el que Lord Dark arribara su hogar.

Las constantes pesadillas y visiones que tenía con Lantana habían desaparecido, pero desde que supo de la visita de su enemigo empezó a soñar con una mujer albina, la misma que había visto durante sus visiones donde casi perdía la vida y le aterraba que esta fuera tan parecida a si misma, aunque no le daba tantas vueltas como lo hacia con Lantana le causaba un leve conflicto interno tener que ignorar momentáneamente a aquella chica. Si algo le quisiera decir no tendría tiempo para eso, sin importar las estrategias de guerra que esta misma le pudiera conceder.

Merry y sus compañeros habían regresado a el ejercicio y el entrenamiento. Era de vital importancia que todos tuvieran la condición necesaria para poder hacerle frente a un ejército, de haber sabido que eso pasaría todos habrían recobrado el camino desde hace mucho tiempo. Sobre todo Liam quien era el que más extrañaba ese tipo de rutinas.

La azabache le había dedicado algo de tiempo después de sus entrenamientos a pensar en algo que le pudiera funcionar durante el inicio de la guerra y así de esta forma tener un poco más de ventaja. Sin que esta fuera considerada algún tipo de trampa.

Los iris de Merry siempre hacían lo mismo, se perdían en el atardecer que impactaba de forma cálida todo el coliseo, mientras la brisa fresca le hacía revolotear las hebras oscuras que tenia por cabello y que se perdían junto con los suspiros que siempre se le salían de la boca.

Como era costumbre Liam estaba allí observándola fijamente pero de forma serena. Aun después de todo lo que habían vivido juntos aun le parecía fascinante al elemental del fuego ver como Merry se podía quedar hipnotizada con algo tan sencillo como una puesta de sol.

- Te vez preocupada - dijo Liam.

- Es que lo estoy - contestó su compañera - el tiempo pasa muy rápido y en todo este mes no hemos podido avanzar significativamente, pensamos que tal vez venga en dos meses, pero ¿y si viene antes Liam?

Liam comprendía a la perfección a Merry, sabia que ella estaba totalmente aterrorizada por dentro, que tenia miedo; no solo a morir, si no a que todo en lo que haya trabajado y lo que hubiera arriesgado hasta el momento fuera en vano, por las vidas que no pudo salvar. Si ya era demasiado trabajar en ser elemental, cargar con las muertes de personas que pudo haber salvado sería el dolor más agonizante que alguna vez pudiera experimentar.

- No siento que sea correcto que pienses eso, no deberías pensar en eso. Aunque te conozco y sé que lo harás de todas formas - dijo Liam con soberbia.

- A veces te detesto con todo mi ser - dijo Merry.

Volteó a verlo alzando una ceja cuando pudo escuchar la risa del contrario. Una risa que la hizo extrañar debido a la simpleza y seriedad del momento y que considerando al amargado elemental del fuego este jamás se reiría de una situación así.

- ¿Ahora que es tan gracioso? - preguntó Merry molesta.

- Me sorprende que los pocos consejos que te he dado los tomes en cuenta, sabes que no puedes mentirme Merry, se que algo me escondes y a decir verdad, muero porque me digas que es lo que tramas hay algo más de ti que ninguno de nosotros conocemos, algo que te está ayudando a sobrellevar la situación y que probablemente te esté alentando a pelear tu sola, quiero saberlo, de verdad que quiero averiguarlo, pero... no lo sé, hay algo dentro de mi que me lo impide y me dice que confié en lo que sea que tienes planeado para vencer, dime ¿estoy en lo correcto?

Merry se quedo perpleja. No era un secreto que ambos elementales no eran tan diferentes y que Merry había heredado ciertas costumbres de su antiguo maestro, estando lo misterioso de entre todos ellos.

Ella tenia miedo de Liam, por lo persuasivo que este llegaba a ser no solo con ella, sino con los demás. Era todo un misterio para Merry el hecho de que Liam fuera de aquella manera, hasta había llegado a pensar que probablemente él tenía poderes psíquicos o algún tipo de poder de aquella índole que le ayudaba a leerle la mente a los demás.

- Ya veo, tal vez te has dado cuenta - Merry habló una vez que estuvo calmada - puede ser que tengas razón, pero aunque la tengas no voy a decirte nada hasta que sea el momento. Solo puedo asegurarte que es algo en lo que he estado trabajando desde hace tiempo por mi cuenta. Lo veras cuando esté totalmente finalizado.

A su acompañante le hubiera gustado una respuesta un poco más concreta y la cual le resolviera sus dudas, pero a diferencia de otras veces solo calló, asintió levemente y dirigió su mirada hacia el ocaso que caía lentamente sobre el coliseo y al igual que los cabellos de Merry estos revoloteaban suavemente, si el viento tuviera un cuerpo este fuera acariciado por los cabellos de ambos elementales.

El entrenamiento definitivamente era sumamente complicado, pero era la única herramienta que tenían en aquel momento para poder defenderse. No sería fácil y tal vez no todos llegarían al final de la contienda, pero mientras hubiera esperanza, tal vez y solo tal vez, tendrían la oportunidad de salir victoriosos.

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Liyi jamás había sentido tanto miedo en su vida, a pesar de ser una pequeña niña y para su desfortunio, le había tocado ser espectadora de situaciones extremas y terroríficas efectuadas por Lord Dark, cuáles iban dirigidas a sus compañeros.

Desde que Lantana y su sequito habían perecido a manos de su líder, ella no había podido conciliar el sueño como hubiera necesitado, su mente estaba llena de aquella escena grotesca que siempre la hacía llorar y mientras caminaba por aquel pasillo largo y oscuro, temblorosa y sobre todo aterrada, no podía pensar en algo más que no fuera la cabeza de Cirinia rodar por la sala de ejecuciones, su sangre fluir cual fuente y su cuerpo desplomarse sobre los azulejos negros que estaban pegados al piso de la sala.

Pensó que no podía irle verdaderamente mal, ya que había cumplido con la labor que le encomendó Lord Dark. Advertirles a sus rivales para que estos se preparasen. Liyi era inteligente y sabía que esta acción pondría en peligro el plan completo de su comandante, pero tampoco eligió no decirlo, quería conocer a aquellos guerreros que le harían frente, ya que; por lo menos a estas alturas, Liyi no se encontraba de ningún bando, sabía que sobreviviría al lado de Lord Dark o al lado de los elementales.

Aun con todo eso otra duda le aquejaba de sobre manera. El hecho de que Lord Dark hubiera decidido decirles a sus enemigos sobre su estrategia lo hacia ver como un estúpido, pero sabia que ese hombre no era nada de eso, era inteligente, seguramente algo se le ocurrió y por lo cual llegó a la conclusión de que la única forma en que podía ganar tenía que ver con hacerle saber a los terrestres su plan de ejecución.

Se puso recta y siguió caminando, durante algunos segundos hasta llegar a la gran puerta de neodimio plateado que dirigía a la oficina directa de Lord Dark. Ese hombre había estado en aquella habitación desde hace mucho tiempo, dentro de todo lo que incluía la invasión debía estar al tanto de cada movimiento para que ninguno de sus subordinados lo echase a perder.

Suspiró profundo mientras cerraba los ojos y tomaba la fuerza necesaria para poder pasar. Levantó su pequeño puño y tocó la puerta varias veces, esta desprendía un sonido peculiar cada que era tocada de esa manera y el hombre dentro de aquella habitación sabía perfectamente quien se encontraba del otro lado.

Espero un poco, mirando la puerta con incertidumbre pero negándose a tocarla nuevamente; hasta que se desesperó, tragó grueso y volvió a levantar su mano para repetir su acción. Sorpresivamente la gran puerta se abrió antes de que Liyi la hubiera tocado.

Miró hacia dentro y allí se encontraba Lord Dark, delante de él estaban sus pantallas trasmitiendo información bajo un brillo verdoso que hasta podría provocar nauseas.

- Adelante - dijo Lord Dark.

Liyi suspiró nuevamente y solo se dedicó a entrar. Caminó con cuidado por el pasillo oscuro deseando en sus adentros que las puertas detrás de ella no se cerraran por nada del mundo, en caso de que quisiera escapar.

Saltó del susto cuando varias luces verdosas encendieron el pasillo gradualmente hasta llegar a la figura oscura que yacía frente a ella. El suspiró, se recompuso y siguió mirando una de sus pantallas, sin decir nada y en completo silencio. Liyi estaba inmóvil, esperando a que algo pasara, pudo recapacitar y recordó lo que tenía que decir.

- Mi señor, he regresado de la misión que me ha encomendado, pude realizarla con éxito - la cara de Liyi ardía de vergüenza mientras torpemente adoptaba la postura de respeto inclinándose levemente como un saludo.

Lord Dark suspiró con tranquilidad sin apartar las manos de su teclado, notó lo nerviosa que estaba su aprendiz, no la miró, tan solo se dedicó a girar muy sutilmente su rostro para escuchar mejor.

- Me alegra escuchar eso - dijo - ¿Cómo los encuentras?, ¿Notaste algo raro en ellos?

- Nada fuera de los reportes que usted me dio a revisar, todo en orden, lucen exactamente como me dijo - comentó Liyi tratando de ocultar su nerviosismo por la situación.

- Eso me reconforta, seria un inconveniente si estuvieran planeando algo. Bien, ¿les dijiste lo que quería que les dijeras?, ¿de la forma en la que te dije que se los comunicaras?

Liyi tragó grueso nuevamente.

- Cada palabra que me encomendó Señor, les comenté exactamente lo que me pidió.

Lord Dark soltó una pequeña carcajada, una que hizo extrañar a Liyi, eso la puso más nerviosa y por ende, era más notorio su temblar frente a su superior.

-Te pareces mucho a Cirinia - dijo, poco a poco y muy lentamente fue dándose la vuelta, mirando a la pequeña Liyi con soberbia y sus incandescentes ojos esmeralda, los cuales a decir verdad parecían radioactivos - porque se te nota demasiado cuando estas mintiendo.

Se le heló la sangre y bajó hasta sus pies, la pobre se había puesto más pálida de lo que ya estaba, no quiso mirar a Lord Dark porque él tenía razón, sus ojos y su actuar la delatarían de inmediato.

- Le juro que es verdad - dijo con nerviosismo - les dije lo que usted me encomendó, no dije más ni menos, se lo juro por mi vida.

- Mmm... pareces segura de lo que dices - dijo Lord Dark.

Liyi volvió a temblar cuando empezó a escuchar las pisadas del contrario acercándose a ella. Nunca en su vida había escuchado un sonido tan atemorizante como el metal de las botas de Lord Dark resonando en el suelo, cada vez más cerca, lo cual solo le incitaba a salir corriendo cuanto antes.

A pesar de lo cerca que se encontraba de ella, no subía la mirada, rezaba por que su mayor no le hiciera daño y se negaba a mirarlo para no delatarse a si misma.

- Mi pequeña Liyi - habló de forma tranquila pero a la vez aterradora - ¿Por qué no quieres mirarme?, ¿me estás ocultando algo acaso?

Liyi contuvo la respiración y tomó fuerzas para parecer lo más tranquila posible. Pasaron unos segundos hasta que pudo recomponerse, suspiró con tranquilidad y se dignó a mirar a Lord Dark a los ojos, regalándole una falsa sonrisa; aunque muy convincente para el varón que estaba enfrente de ella.

- Discúlpeme Señor Dark, el hecho de viajar sola a un planeta como la Tierra me pone algo nerviosa, fue una misión importante y estoy algo cansada, es todo.

Ninguno de los dos era estúpido, Lord Dark había pasado demasiado tiempo intentando leer a todos los compañeros cercanos para poder descubrir que era lo que planeaban con una sola mirada, claramente Liyi no era la excepción. Y su menor pensaba que tal vez podría convencerlo si mentía de forma verdaderamente convincente; si, podría ser que había dicho aquello con total tranquilidad, pero por dentro estaba muerta de miedo.

- Me imagino lo pesado que debió haber sido - dijo Lord Dark luego de bajar a la altura de la niña y después de haberla psicoanalizado por algunos instantes - discúlpame nuevamente por encomendarte algo así, pero sabes que eres la una de las pocas que podrían cumplir con una misión tan importante como esa. Sin embargo, sé que me estas ocultando algo pequeña Liyi.

Las pupilas de Liyi se contrajeron en cuanto sintió el toque las falanges de Lord Dark recorrer su mentón con suavidad pero de forma amenazante e inquietante, una gota de sudor recorrió desde su frente hasta su mejilla, estaba más nerviosa que antes y desgraciadamente, era notorio.

- Claro que no Señor - titubeó nerviosa - le juro que solamente les leí el aviso y les explique cuando comenzaría la invasión, nada más que eso.

- ¿Estás segura? - Preguntó Lord Dark aprisionando el pequeño cuello de la niña con fuerza tratando de estrangularla y ocasionando pequeñas lágrimas en su rostro, este mismo tornándose de un color azul oscuro por la falta de aire, si hacia un poco más de presión terminaría por romperle el cuello - por que tus ojos me cuentan algo más.

Trató de tomar aire mientras con sus pequeñas manos intentaba librarse del agarre de Lord Dark, claramente sin ningún éxito.

-Se lo juro - dijo despacio y con dificultad - por mi vida y la de la Señorita Cirinia.

Lord Dark la volvió a mirar, de forma serena y aprisionando su cuello con un poco más de fuerza hasta que verdaderamente le fue faltando el aire a la pequeña, poco tiempo era necesario para que se desvaneciera en el piso por la falta de oxígeno, notó su convicción, notó lo pura que era y que probablemente estaba diciendo la verdad, Liyi logró convencerlo de cierta manera. Poco a poco la fue soltando su cuello, acto seguido ella comenzó a respirar con tranquilidad y a la vez quejándose por el dolor en el cuello que le había provocado. Él le sonrió con gentileza luego de soltarla.

- Lo siento linda, era solo una prueba, me alegra que hayas cumplido con tu deber como se debe - se levantó sutilmente dejando que su capa ondeara y provocándole miedo e incertidumbre a Liyi - te mantendré al tanto de lo que suceda, nos vemos luego de la invasión.

Le regaló una ultima sonrisa antes de dejarla atrás en aquel pasillo, camino hacia afuera lentamente debido al peso de la armadura que siempre traía puesta, hasta que su figura se perdió en medio del siguiente pasillo. Vio a un guardia y le pidió que lo acompañara un momento.

Este hizo una reverencia y Lord Dark se le acercó al oído sutilmente para poderle susurrar.

- Encierren a Liyi y castíguenla, no quiero percances y quiero que aprenda la lección por haberme mentido y por haber puesto en peligro la misión. ¿Entendido? - susurró.

- Si mi señor - respondió aquel guardia.

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El estruendoso sonido que replicaba a través de las profundidades del bosque Aokigahara en Japón era solamente escuchado por Merry, quien con misterio decidió entrenar en aquel bosque sombrío, ahora que Luna le había ayudado con la teletransportación tenia a su alcance cualquier lugar del mundo que se le placiera.

El hecho de escoger aquel lugar apodado como "El bosque de los Suicidios" le había provocado escalofríos, claro si no fuera por que debido a las leyendas nadie acudía con un propósito a aquella zona tan remota. Merry podía entrenar totalmente a solas, a pesar de aquellos murmuros que escuchaba con regularidad y la brisa que le causaba miedo, también le ayudaba un poco a aliviar su estrés y dejar atrás algún miedo que le estuviera aquejando. No se le podía culpar, se sentía sumamente poderosa en aquellos momentos, el miedo era algo tan solo ocasional.

Apenas daban las doce del día en Japón cuando el quinto árbol del Aokigahara fue derrumbado por Merry y sus ráfagas blanquecinas, este se desplomó con sutileza y al caer en el suelo soltó un estruendo que; aunque enorme, solo pudo ser escuchado por los oídos de Merry.

Todo era incierto en aquel momento, tan solo le quedaba un par de semanas para la invasión de Lord Dark y no estaba cerca de lo que quería lograr, de la fuerza secreta que necesitaba desbloquear para tener un poco de esperanza para triunfar.

Suspiró con desdén una vez que el sonido cesó por completo. Había estado entrenando por su cuenta durante un tiempo luego; o antes en otras ocasiones, de entrenar con sus demás compañeros. Estos mismo también habían mejorado mucho conforme a sus habilidades, habían demostrado bastante mejoría. Tal vez tenían mucho que no entrenaban, pero Ahmed decía, que era por la energía de la Luz, esta misma les proporcionaba un aporte extra a los poderes de sus compañeros.

Esto hacia extrañar a Merry en más de una forma, no sabía si era porque Ahmed seguía obsesionado con Irina o si era cierto. De ser esto último, sería una carga extra para Merry, porque ahora tendría que lidiar con la invasión, sus padres preguntando a cada momento donde estaba, las llamadas incesantes de Mike preguntando por ella; de las cuales no se podía quejar demasiado, y ahora, el poder de los demás dependía íntegramente de la elemental de la luz.

Se puso en posición de defensa luego de que su mente dejará de divagar en todas las preguntas anteriores, suspiró nuevamente y cuando se dispuso a atacar, respingó.

Debido a que logró observar de reojo nuevamente a la mujer de cabellos blancos que la seguía a donde quiera que fuera, misma que la ayudó a levantarse luego de la batalla con Kriotoro y Lantana y que ahora se encontraba presente justo a su lado.

- Maldición - dijo Merry - no te basta con permanecer en mi cabeza todo el tiempo, ¿Ahora debo verte también?

Ella permaneció callada atrapando la atención total de Merry y haciendo que esta misma ladeara su cabeza como regularmente lo hacía cuando no podía entender algo con certeza.

- Enserio niña, estas empezando a fastidiarme, tengo suficiente viéndote en mi mente todos los malditos días como para también estarte viendo en mi vida. Ya, si tienes algo que decirme solo dilo, sé que tienes respuestas.

La albina miró el árbol por unos segundos antes de girar su cabeza lentamente para mirar a Merry clavando sus suaves ojos verdes en ella, mostrando clemencia y amabilidad al mismo tiempo. Pasó otro momento en silencio hasta que ella misma lo rompió eventualmente.

- ¿Por qué piensas que tengo las respuestas?

Merry se quedó atónita y luego de balbucear palabras incompletas pudo proseguir.

- ¡Por qué siempre apareces cuando estoy en problemas y me dices que hacer!, ¡¿Por qué ahora no?!, ¿Por qué ahora solo te quedas allí parada y no me dices que hacer?

Otro intervalo de silencio se presenció por un momento.

- Eres casi una adulta, ya deberías saber que hacer - respondió, a lo que Merry solo pudo verla con los ojos abiertos y soltando una carcajada que resonó en la parte del bosque donde se encontraba.

- ¡Es una estupidez!, ¡¿Por qué de pronto te comportas así?!, ¡¿No se supone que tu eres mi poder?!, ¡Ayúdame ahora que más te necesito!, ¡Dame una respuesta o échame la mano por lo menos!

La mirada de la albina nuevamente regresó al árbol, admirando como este seguía desplomado en el piso, sin mostrar preocupación o algún otro sentimiento que no fuera tranquilidad.

- Nunca me ha gustado que otros paguen por los errores de una persona, como ese árbol, acaba de morir por tu culpa, por hacerte más fuerte,

Merry se quedó atónita.

- ¡Mucha gente va a morir si no hago nada!, míralo así, ese árbol es un pequeño sacrificio para hacerme más fuerte y así poder salvar a los demás. ¿Entiendes?, sabes que es complicado ¿no es así?

La albina solo suspiró y se giró de cuerpo completo hacia Merry, por primera vez esta pudo contemplarla con totalidad. Su vestido blanco de encaje que dejaba al descubierto la mayoría de su cuerpo y que estas pocas partes descubiertas estaban ocultas bajo retazos de tela dorada que realzaban su figura voluptuosa dejando un cuerpo brillante bajo el sol y un cabello ondulante con la suave brisa que había en el bosque.

- Tienes un serio problema con que resuelvan toda tu vida - dijo la albina - sí, te he estado ayudando pero eso no significa que siempre estaré allí. Tu tomaste por tu cuenta entrenar hasta el cansancio para vencer a Lord Dark, es por eso que ya no he estado allí.

- ¡Deja de decir esas cosas! - Merry respingó - ¡Siempre estas en mi cabeza, deberías entender la situación en la que estoy!

- La entiendo.

- ¡Claro que no! - interrumpió nuevamente - ¡Han pasado dos meses y medio y aun no tengo nada evidente que me ayude a derrotar a ese imbécil!, ¡tengo tan solo dos semanas para poder conseguir algo que me ayude o si no todo se ira a la mierda!

La albina ladeó la cabeza con tranquilidad, confundiendo a Merry y a la vez haciéndola enfadar un poco más.

- ¿Con esa boca besas a Mike?

Merry se ruborizó, no de vergüenza, sino de coraje.

- ¡Eres una maldita hija de perra! - exclamó.

Poco le faltaba para lanzarse a golpes contra la albina, no lo hizo debido a que esta no poseía un cuerpo en sí. Después de refunfuñar varias veces y hacer crujir la quijada en repetidas ocasiones suspiró, pensó y se tranquilizó, nunca le salían bien las cosas cuando se molestaba o estaba tensa, la situación era muy crítica por lo cual necesitaba de toda su paciencia.

- Tienes razón - dijo con calma - no puedo pedirte que me ayudes por que es mi batalla, ni siquiera te he preguntado tu nombre o el objetivo de que estés conmigo o en mi cabeza. No te conozco, no se quien eres, pero de alguna forma me haces confiar en ti, haces que tenga esperanza y es lo que necesito.

La contraria suspiró levemente antes de girar con sutileza su rostro a otro lugar para evitarle la mirada a Merry.

- Mi nombre no es importante tampoco de donde...

- No me interesa eso - Merry interrumpió - no me interesa de donde vengas o como te llamas, tienes algo que hacer aquí o algo que hacer conmigo, perdóname si soy grosera, pero si tu intención aquí o tu objetivo es lo contrario de ayudarme a vencer a Lord Dark y su ejercito te pido que te vayas y me dejes entrenar. No puedo entrenar con tu presencia, se que dices que eres mi poder y demás, pero me molesta mucho tener que verte allí siempre, sin hacer nada, sin decir nada, me frustras demasiado. Si necesitas que te ayude en algo será después de que maté a ese tipo y si es que el no me mata primero a mí. No es que no me importes del todo, pero por favor entiende que esto es importante. Ahora, si piensas ayudarme voy a escucharte en todo lo que tengas que...

- Perdona por molestarte - interrumpió la albina haciendo callar a Merry de inmediato - entiendo a la perfección lo que sientes, mi intención no es incomodarte, solo quiero que te des cuenta de tu propio avance, quiero que te des cuenta de lo que has logrado hasta ahora Merry. Date cuenta, si tu poder tuviera un cuerpo luciría como yo, no, luce como yo, por que soy yo. Ya te diste cuenta que puedes verme fuera de tu cabeza, ¿no notas que he crecido mucho?

Merry abrió los ojos abruptamente, lo que la otra le estaba diciendo era verdad, su rabia era tanta que no había notado el hecho de que la albina se había materializado, ella era su poder y si era correcto, se había hecho tan grande con el esfuerzo de la azabache. Esa era la esperanza que buscaba.

- Santo cielo, tienes razón, ¡eres más grande!

- Me alegra que lo entiendas - dijo la albina - mi razón de estar aquí no es solucionarte la vida, si no acompañarte momentáneamente para que te des cuenta que tu sola puedes; no solo salvarte, si no, salvar a otros también - se tomó un momento para que la brisa intensificada le revolviera el cabello y el vestido, haciendo que Merry se quedara hipnotizada por el encanto que la fémina le transmitía. Abrió sus brazos y le sonrió a la contraria - Mírame Merry, tú me has fortalecido, tú me has hecho estar viva, soy la manifestación de tu energía, soy tu poder y estoy a punto de cambiar para bien, estoy a punto de transformarme en otra cosa. Me suplicas por ayuda pero debes saber que tu sola puedes, debes seguir, por que a tu manera vas a vencer, ¡Hazme más grande Merry!, ¡continua hasta que tus arterias no resistan, hasta que tu corazón explote, hasta que tu mente deje de funcionar! Y entonces... solo entonces...

Una fuerte brisa interrumpió el pasaje que Merry estaba viviendo, arrebatandole bruscamente a la chica y dejando una estela blanquecina en su lugar. Merry alzó su brazo rápidamente para poder alcanzarla, pero solo pudo tocar los restos que esta misma había dejado. Se mantenía atónita y atenta hasta que pudo escuchar por ultima vez su dulce voz, esta vez, siendo desvanecida entre los arboles de aquellos bosques donde miles de personas se habían quitado la vida como si de un susurro se tratase.

- Podrás ser derrotar a quien sea...

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Merry había tomado la decisión de no volver a entrenar en aquel bosque, ya que podía jurar que algunas voces y sombras misteriosas le habían perseguido, asustándola y poniéndole nerviosa.

Al parecer confirmó más de una leyenda aquella noche, viviendo en carne propia el miedo que le provocaba todos los espíritus y almas que se había traído consigo.

Por lo menos habían funcionando para mantenerla despierta durante la noche, manteniéndose alerta por cualquier situación. Su mente divagaba en la albina, pensando en lo que había hecho y lo que esta había logrado con su esfuerzo, manteniéndose orgullosa y erguida de ella misma. Pero a la vez estando preocupada y ansiosa por saber si eso seria suficiente para poder vencer al enemigo que pronto invadiría su hogar.

Un fuerte sonido la sacó de sus pensamientos, fue la ventana que se abrió abruptamente causándole un susto horrible a la azabache, en un parpadeo o menos se levantó de su estadía y se puso en guardia, del otro lado estaba Liam, cansado y agitado, pero a la vez estando sereno, este había entrado por la ventana ya que era el lugar más próximo a donde se encontraba su compañera.

- ¡Idiota! - Gritó Merry asustada - ¡¿No sabes tocar la puerta o qué?!

- Lo siento, pero esto es importante - Liam interrumpió - Merry, hay un batallón de sombras al norte de San Francisco, son demasiados y los chicos no pueden con tanto y me temó que hay más cosas extrañas que también están atacando... maldición, son muchos.

Merry lo miró por un momento, atónita y algo anonadada por todo lo que le había dicho, agito la cabeza un par de veces y luego regresó en sí.

- ¿Qué?, ¿Por qué?, ¡¿Qué pasa?! - dijo Merry alterada, Liam calló un momento y después le dirigió la única mirada de miedo que se le pudo ver en el rostro durante todo el tiempo que se conocían.

- Es Lord Dark... viene hacia la Tierra.

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