✧CAPITULO 40: CARTA DE GUERRA✧

       No estaba molesta por el hecho de verlo, a decir verdad le alegraba saber que Mike estaba bien. Pero sinceramente quisiera verlo en otra situación diferente a la que ahora estaba enfrentando. Tenia demasiadas cosas en que pensar como para preocuparse en su amorío con Mike. Aunque quisiera seguir con eso.

– ¿Uh?, ¿Qué sucede Merry?, te veo algo desanimada, ¿está todo bien?

Merry levantó una ceja, o no era bastante obvio lo que le estaba pasando o simplemente Mike era muy tonto como para no darse cuenta de primera mano que la chica estaba totalmente empapada.

– Oh, estas empapada, ¿y tú sombrilla?

Merry se quejó nuevamente a las palabras del contrario mientras este mismo se quitaba su chaqueta para dársela a Merry, quien no rebuscó ni negó la ayuda de Mike, cerró su sombrilla y se sentó al lado de la azabache.

– La olvidé en mi casa, vine caminando esperando que tal vez la lluvia parara, pero al parecer el cielo va a caerse, así que mejor me quedé a esperar.

Mike miró con atención a Merry y a cada una de las palabras que le salían de la boca, sabia que algo más le estaba pasando por el tono de su voz. Dentro de los pensamientos del castaño había descifrado que su compañera estaba pasando por un estrés crónico y que algo la había mantenido lejos de este mismo. No sabia si era sus misiones o simplemente se había aburrido de su vida normal a su lado y al de Alice. Era la oportunidad perfecta para tratar de descifrarla una vez más.

– Ya veo – volvió a hablar – ya no te he visto en la escuela ¿has estado asistiendo?

– No me hables como si fueras mi madre – Merry contestó de forma grosera– no soy irresponsable, claro que estoy yendo. No puedo simplemente dejar las cosas de mi vida así nada más.

Algo contradictorio a lo que estaba haciendo, se había distanciado de sus amistades por su nuevo trabajo y aunque no se le podía culpar y mucho menos ponerse en sus zapatos por su misma situación Mike trataba de entenderla un poco, aunque sabia que muy probablemente terminaría en serios problemas.

– Comprendo – dijo incomodo mientras se removía en la banca – ¿Cómo... te ha ido?

– Ay, vamos Mike – dijo Merry cansada, por fin se dignó a respingar – deja de fingir que estás cómodo con esto, de la mierda, todo esta de la mierda. Ya sabes mi respuesta.

El castaño suspiró, Merry estaba demasiado tensa al respecto, pensó en huir un par de veces antes de que el otro pudiera argumentar algo, pero la lluvia seguía azotando el lugar y junto con ello una brisa que la hacía temblar.

– ¿Por qué me diste tu chaqueta?, ¿Qué acaso no tienes frio? – se atrevió a preguntar.

– ¿Uh?, ah, no lo sé, simplemente actúe, no lo pensé – pestaño un par de veces antes de sonreír con complicidad, algo que alcanzó a notar Merry – ¿Por qué me preguntas si tengo frio?, ¿acaso estas preocupada por mí?

Merry se ruborizó involuntariamente, odiaba a Mike por las mismas razones por las que estaba enamorada de él, su forma de siempre predecir lo que pensaba le hacia dudar si era que este podía leerle la mente. Ella gruñó ganándose una risa por parte de Mike, giró la mirada nuevamente a la lluvia y luego suspiró, se había quedado sin palabras.

– Claro que me preocupo por ti – dijo – estaba bien, no era necesario que me la dieras, es culpa mía, yo decidí ir a mi casa bajo la lluvia. No, es culpa de lluvia por aparecer en esta temporada.

Mike giró la cabeza.

– No precisamente tiene que ser culpa de alguien, las cosas pasan y ya. No tienes por qué culparte tu o tener que culpar a otra persona.

Lo miró con extrañeza y a la vez con incredulidad, sus ojos cobraron ese brillo y por un momento sintió miedo. Mike tenía razón, seguía culpándose a sí misma por situaciones que no estaban en sus manos, ¿no era lo que un elemental tenia que hacer?, cargar con el peso de ser quien salvara su hogar lo hacia responsable de lo que le pudiera pasar a este.

Tal vez sí.

O quizás no.

– Tu...¿tu que sabes sobre eso? – Merry volvió a respingar. Mike soltó una carcajada.

– No puedes estar cargando con el peso de todo lo que se te atraviese, tienes que dejar ir ciertas cosas para seguir adelante. Y a veces...

Mike paró cuando vio el rostro de Merry palidecer y como estaba a punto de llorar, sus ojos se habían cristalizado por completo y sus labios levemente temblaban, no por el frio, si no por el sentimiento que tenía guardado en su pecho desde que Lantana se había ido.

– ¿Está todo bien? – dijo Mike preocupado – ¿Dije algo que no debía?

Merry se quedó inmóvil, sin poder decir nada pero apreciando la figura que se había formado detrás de Mike. Era una mujer castaña, alta, que le sonreía con melancolía y a la vez con gratitud la cual parecía que se perdía conforme la brisa de la lluvia se desvanecía.

Era Lantana.

Su figura asintió levemente, y la saludo con sus dos dedos en su frente desviándolos hacia el horizonte. Por fin había dado su mensaje, Lantana había estado escuchando las oraciones y suplicas de Merry, venia a darle la respuesta que está tanto anhelaba. Le sonrió de vuelta y levemente se desvaneció, la lluvia también comenzó a parar.

– ¿Merry? – volvió a preguntar regresando a la azabache en sí, quien después y sin pensarlo se le lanzó a los brazos abrazándolo fuertemente y ocultando su rostro entre el cuello de Mike y su hombro derecho.

– Eres un maldito Mike – dijo mientras sollozaba – ¡Eres un maldito que tiene razón en todo!

Mike entendió y en lugar de sorprenderse solo suspiró con tranquilidad, acariciándole los cabellos a Merry la abrazó con fuerza, para hacerla sentir reconfortada.

Sabía que no podría ocultarle más sus sentires. No al hombre que la conocía más que a ella misma, sabia que tarde o temprano explotaría por todo lo que se tenia aguardado en el corazón, Mike sabia que Merry no podría cargar con toda la culpa de su trabajo como elemental, su vida personal y demás problemas que se le fueran atravesando. Por fin le tuvo que contar todo, tenía que respirar.

Su preocupación se había convertido también en la de Mike, después de todo el futuro; sea cual sea, afectaría al lugar donde el castaño vivía. Se tomaron unos minutos en aquella banca hasta que la lluvia paró, Merry estuvo contándole a Mike sus miedos y lo que se avecinaba si esta no fuera capaz de defender la Tierra. Mike también estaba asustado al respecto, pero lo único que podía hacer por ella era escucharla atentamente y proponerle pequeñas opciones; que para él, podrían hacer la diferencia.

Más allá de quererla ayudar, le gustaba verla hablar, ver su perfil y sus facciones, estaba triste y muy asustada, aun así lucia hermosa frente a sus ojos, lucia fuerte y tan inefable que le hacía explotar el corazón al joven. La había extrañado mucho y tenerla tan cerca pero a la vez tan lejos era como una herida profunda que siempre era lastimada.

– Se que es una locura – dijo Merry sacando de su burbuja bruscamente a Mike – y sé que muy difícilmente me crees y que probablemente me tomes de loca pero..., maldición Mike, tengo demasiado miedo. Lord Dark vendrá y no sé cómo detenerlo, seguramente Cirinia, Kriotoro y Lantana están muertos, no se como son las tropas de ese maldito y mucho menos se si planea algo contra nosotros, ¡Todo es tan confuso!

Los brazos del castaño rodearon el cuerpo de Merry y la mantuvieron cerca de su cuerpo, proporcionándole calor y a su vez comodidad, sus mejillas enrojecieron levemente, pero por primera vez en mucho tiempo había sentido aquella calidez.

– Si, definitivamente es una locura y claramente estas loca – dijo Mike mientras reía levemente – pero eso no es malo, cualquiera que estuviera en tu posición se volvería loco con todo lo que esta pasando, ¿Y como no hacerlo?, literalmente tienes una carga inmensa sobre los hombros. Te preguntaría si podría ayudarte en algo, pero se que no puedo hacer más que escucharte y tratar de darte una solución, digo, tampoco entiendo mucho al respecto, pero daré mi mejor esfuerzo. Es algo irreal, Lord Dark, que nombre tan ridículo, no puede ser alguien tan peligroso si tiene ese nombre.

Merry soltó una ligera risita al escucharlo, después de todo el seguía siendo su amigo y seguía siendo el mismo niño tonto con olor a chocolate de quien se había enamorado. No pudo decir nada al respecto, estaba agradecida, pero tal vez estar en los brazos de Mike la hacia enmudecer.

Pasaron unos minutos en lo que la azabache se tranquilizaba hasta que por fin pudo hablar.

– Te agradezco mucho, pero es una batalla que tengo que librar sola.

– Lo se y lo entiendo, cargar con el peso de tres muertes no debe ser sencillo – dijo Mike luego de un suspiro – pero, tampoco puedes culparte, por que no es tu culpa, ellos así lo decidieron, sintieron que era lo mejor y tampoco es su culpa así que mucho menos es tuya. Se que no puedo hacer mucho, pero si hay algo en lo que te pueda ayudar por favor házmelo saber. Además, según entiendo también hay más personas como tú, pueden ayudarte, si son varios tendrán posibilidad de ganar.

Merry suspiró con alivio ante las palabras reconfortantes del otro. Quiso decir algo pero el suave tacto de la palma de Mike sobre su mejilla ruborizada la detuvo y la obligó a que mirara los bellos ojos ámbar de Mike, los cuales solo le transmitían una cosa, las ganas de besarlo.

– Creo en ti Merry – le susurró suavemente – sé que podrás.

No era un misterio y ella lo sabía, ambos se necesitaban, luego de estar tanto tiempo separados y distantes necesitaban un descanso, pero esta vez estando juntos, necesitaban que sus labios fueran abrazados por los del contrario y que sus brazos los acuñaran como pequeños retoños.

Ella cedió a sus impulsos y dejó que Mike se acercara poco a poco a su rostro hasta que sus labios conectaron con los contarios, ambos sintieron un escalofrió que les recorrió el cuerpo entero, junto con una sensación de alivio y esperanza. Merry sabía lo que tenía que hacer, pero jamás se habría imaginado que un chico ordinario como Mike le daría la respuesta que estaba buscando.

Nunca supo cuanto tiempo paso pegada al rostro del chico que seguía amando, pero aquella suavidad solo podía recordarle a las cálidas noches que pasaba junto a él en el parque o sus citas casuales que habían quedado en el pasado. Definitivamente aun existía algo más que la necesidad de estar juntos, Merry seguía sintiendo que necesitaba de Mike, necesitaba sentir su calor y más allá de eso necesitaba que el correspondiera sus sentimientos.

Sus labios bailaban una fina danza junto con los de Mike, de forma suave y calmada, como si el mundo se detuviera y lo único que existiera en ese momento era el cariño que ambos se tenían, los brazos de Merry se aferraron al torso de Mike y este mismo se aferró al cuello de ella, manteniéndola cercana y perdiéndose una vez más en aquella carne que le parecía tan dulce.

– De hecho si hay algo que quiero que hagas – dijo Merry mientras se encaminaba a la casa de Mike, este mismo permanecía a su lado pendiente y atento.

La lluvia había mantenido a la ciudad fría y húmeda, un clima que Mike aborrecía con su alma, odiaba la lluvia, odia ver ese paisaje triste en su hogar y más sobre la acera que siempre compartía con Merry y Alice cuando los tres regresaban juntos de la escuela.

La azabache lo detuvo poniéndose enfrente de él, el viento le revolvía el cabello haciéndola ver poderosa de alguna manera. Aun no podía creer como Merry, una chica que era tímida y callada se encontrara en aquella posición, era como si esa Merry hubiera muerto y en su lugar hubiera sido remplazada por alguien más.

Mike pudo captar eso, tragó grueso y plantó sus pupilas en el rostro determinado de su compañera para después comentar de forma nerviosa.

– Claro, ¿En qué te puedo ayudar?

– Es claramente evidente que tu puedes pasar más desapercibido que yo, así que necesito que inspecciones la ciudad por mí, mantenme al tanto de cualquier cosa extraña que logres ver ¿de acuerdo?, los estaré protegiendo sin importar que tan lejos me encuentre.

Mike asintió. No le quedaba otra cosa que hacer y tampoco se retractaría de lo que había prometido.

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– Maldición, ¿Cuál es la urgencia?, estaba algo ocupada. Por eso llegue tarde.

Aunque el aire era bastante tenso en aquella zona despejada donde anteriormente se había librado la batalla contra los tres guerreros de la oscuridad, aquel campo abierto lleno de vegetación le seguía trayendo malos recuerdos a la azabache, a pesar de haber superado momentáneamente la muerte de estos mismos y aunque tratara Merry no podía evitar quejarse.

Si había algo que odiara es que la molestaran cuando estaba ocupada, sin importar la gravedad del asunto por la cual la estaban interrumpiendo.

– Si, si lo sabemos – dijo Agatha, quien apenas vio a Merry la detuvo de los hombros y la miro expectante y agobiada – pero era muy importante que vinieras.

Merry logró captar eso, ladeó la cabeza al lado izquierdo para tratar de comprender un poco la situación y después frunció el entrecejo tratando de descifrar lo que pasaba.

– ¿Esta todo bien Agatha?

– Merry, necesito que por nada del mundo pierdas los estribos ante lo que te vamos a mostrar – dijo Agatha nerviosa, acto seguido tragó grueso.

– No se como no quieres que no pierda los estribos si te veo toda nerviosa – dijo desinteresada – vamos no puede ser tan malo.

Le sonrió a la chica de hebras azules de forma calmada mientras la otra se consumía en su propia desesperación y nervios. La hizo a un lado para ver mejor lo que tenia adelante y deducir el estrés y nervios de Agatha.

Le extrañó un poco el hecho de ver a Liam a la defensiva junto con Winder y a un Ahmed distante, no había rastro alguno de que Luna estuviera junto con ellos. Debía ser algo malo para que ella no estuviera presente junto a sus guerreros.

Aun más extraño era el hecho de que Liam portara su espada, no sentía ninguna energía extraña emanar de ningún lado ni tampoco algún enemigo de quien se debieran proteger.

– Amm... ¿chicos? – preguntó inocentemente mientras se iba a cercando, no logró captar la atención de ninguno de los elementales. Agatha miraba todo desde su posición sin la intención de acercarse en lo más mínimo.

Mientras se iba acercando se percató de la presencia de una pequeña niña. Una pequeña de cabellos negros y cortos, su abrigo le cubría hasta arriba de las rodillas y sus piernas; tan frágiles que parecía que iban a romperse, estaban cubiertas por medias de seda, sus ojos celestes llamaron la atención de más de un elemental. ¿Por qué era que estaban tratando de defenderse de una niña como esa?

– ¿Qué mierda está pasando aquí? – preguntó Merry, se seguía acercando.

– ¡No te acerques! – gritó Liam, haciendo que Merry saltara del susto y su piel se erizara por la voz tan gruesa que acaba de escuchar, también se mantuvo a la defensiva – ¡Viene de Markland, no deberías confiarte aunque parezca inocente!

Merry se estremeció nuevamente, entendió el por que de la hostilidad que sentía. Tardó mucho más en tratar de escuchar a Liam que en lo que se transformó. Tomó con su mano derecha su espada dorada e igual que los demás se mantuvo a la defensiva.

– ¿Quién carajos eres? – preguntó de forma amenazante.

La niña no perdió la postura, se mantuvo tranquila y serena, simplemente plantaba sus bellos ojos en Merry, la leyenda que le habían contado hace mucho tiempo y según palabras de su mentora Cirinia era una loca en el combate. No podía negarlo, estar frente a la chica que le había hecho daño a la persona más querida para ella le hacia enfurecer. Sumado a que por su misma culpa aquellos habían perecido a manos de Lord Dark.

– Saludos, elementales de la Tierra inhóspita – habló por fin atrayendo la atención de sus compañeros por su voz tierna y amable, todo lo contrario a las palabras que había dicho. Mantenía su distancia para no resultar herida y el viento de la nueva tierra le revolvía los cabellos suavemente, se veía bastante linda dentro de aquel escenario – Mi nombre es Liyi y soy estudiante de las tropas negras de Lord Dark, al igual que Cirinia soy elemental del Boro, se me ha encomendado una importante misión que debo cumplir aquí.

Ahmed se acercó un poco más para mirarla, no parecía una amenaza y claramente era más difícil pensar que lo fuera. Para todos, pero sobre todo para un hombre tan tosco como lo era Ahmed.

– ¿Enserio?, ¿Una niña? – habló Ahmed de forma desinteresada – ¿acaso se quedaron sin guerreros?

– No me extraña que lo piensen – volvió a hablar.

Merry se puso a la defensiva y se le abalanzó levemente para poder intimidarla un poco. Desearía que hubiera funcionado.

– Lo siento – dijo Liyi – no he venido a pelear, mi única función ahora es darles un aviso de parte de Lord Dark. Al parecer ha sido misericordioso con ustedes y quiere advertirles sobre lo que va a pasar.

Liam entendía por qué Luna se escondía. A pesar de sus sentimientos, por pensar que ella era una cobarde, sabia que se metería en problemas por el hecho de que esa niña se encontraba ahora en su territorio.

Aun con todo eso la sorpresa les sacudió a todos. Ninguno lo quería aceptar, mucho menos Merry, quien palideció en cuando escuchó aquellas palabras. Era como si uno de sus miedos más oscuros se hiciera realidad frente a sus ojos y peor que eso, este si afectaría directamente a la vida tanto de ella como la de sus compañeros.

Liyi estiró sus pequeños bracitos de los cuales hicieron aparecer un papiro traslucido y verdoso, la escritura no era nada parecido a lo que alguna vez lograron ver. Aquel color los hacía sentir nerviosos y temerosos, aquella brillantez no les mencionaba nada más que la misma muerte, de tal forma que las manos de Merry y las de Agatha empezaron a temblar.

– Escuchen con atención – dijo Liyi de forma calmada, luego comenzó a leer.

"Para los elementales Terrestres

Habla Lord Dark y esta es una declaración de guerra, bajó mi jurisdicción y en nombre de toda la Tropa Negra; la cual esta bajó mi cargo, procederemos a la invasión del planeta Terrestre.

Después de la muerte de Los Tres Guerreros De La Oscuridad los eventos han estado hostiles, no depende de mi el hecho de que se quiera invadir, pero si depende de mi que se efectué con total éxito.

Pagarán lo que le han hecho a mi patria, a mi tropa y a mí. Y no hay pago más adecuado que su propia muerte y la entrega de su hogar por el nuestro, de forma obligatoria o voluntaria. Cualquiera que sea el caso se recomienda no poner resistencia para no empeorar la situación en la que se encuentran.

La Nación de Markland los acusa por homicidio y atento en contra de la misma nación, no hay otra pena que no sea la ejecución, adicionado a la invasión.

La intervención será el Jydie 7 del Kipe 8, sin momento exacto, así que se recomienda la preparación de sus tropas de forma inmediata. El objetivo concreto de este aviso es para hacerles saber que ni siquiera proporcionándoles información valiosa sobre nuestro próximo encuentro serán capaces de oponerse a mi ejército, ni de detener lo inevitable.

Se que entenderán la gravedad de la situación, así mismo se que son seres inteligentes y que no se opondrán en nuestro mandato.

Todo Andrómeda les desea la mejor de la suerte, valiosos y fuertes los guerreros que se oponen a nosotros con la esperanza de poder triunfar.

Nos vemos pronto, terrícolas"

Lord Dark

Entre suspiros y caras pálidas Liyi retomó la mirada a sus enemigos, de forma serena y tranquila, pero a la vez perturbadora. Pudo notar que Liam no cambió su semblante en ningún momento, Merry se puso más pálida de lo que ya estaba, poco le faltaba para que se desmayara de la impresión, al igual que Agatha, aunque esta última trataba de mantenerse serena. Poco le funcionaba. Winder era un manojo de suspiros desesperados y nerviosos, Ahmed simplemente era alguien indescifrable para la niña.

A estas alturas pocas cosas podían hacer, ahora que confirmaban la invasión de Lord Dark al planeta debían pensar mejor de lo que hacían antes, debían idear un plan a la velocidad de la luz para poder tener mínimo una oportunidad para vencer.

– Como verán – habló Liyi – Lord Dark está más que dispuesto para venir a la Tierra, ha sido muy misericordioso en avisarles lo que haría y cuando lo haría.

Nadie pudo argumentar nada, no por que fuera una niña, sino porque esta misma tenía razón, tal vez Lord Dark era un hombre tan fuerte que seria imposible poderle ganar, el hecho de que les estuviera advirtiendo de sus planes, les hacia sentir indefensos a todos.

– Mencionaste una fecha – intervino Liam – no logró entenderla, ¿podrías traducirla para nosotros?

Liyi lo miró con gratitud, pero sin cambiar ningún gesto de su rostro.

– Desde luego – contestó – El tiempo en Andrómeda se divide en Eras, una Era se constituye de 20 Kipes y un Kipe de 40 Jidye, siendo la Era comparable con los años terrestres, los Kipes con los meses y los Jidyes con los días, Lord Dark les dijo que el Jidye 7 del Kipe 8 sería la intervención, no tengo una fecha exacta, pero tomando en cuenta sus días terrestres, seria en aproximadamente 3 meses.

Merry quiso suspirar, pero no tuvo éxito, al parecer esos meses le vendrían de apoyo para poder entrenar y prepararse, sin embargo también parecía muy poco tiempo. Todo era surreal, no sabía cómo actuar. ¿debía matar a Liyi?, ¿debía mandar un mensaje con ella?, o simplemente, ¿debería darse por vencido de una vez antes de que todo se volviera peor?

– ¿Estás segura? – preguntó Winder.

– No, es un aproximado, de cualquier forma, deberían prepararse – habló Liyi de forma sincera – Lord Dark es alguien muy peligroso, deben tener mucho cuidado, sé que son seres muy poderosos por eso los guerreros de la oscuridad creían en ustedes.

Los demás se sorprendieron ante las palabras de la pequeña, ¿no se supone que estaba del lado de Lord Dark?, sus palabras contradecían sus acciones, pero a su vez les hacia entender que tal vez ese hombre no era quien decía ser y que sus intenciones tampoco eran las más adecuadas para su imperio y en si para Markland.

– ¿Qué estas diciendo? – dijo Ahmed molesto – ¿no se supone que eres del bando enemigo?

– A decir verdad no parece que seas una enemiga – Merry intervinó – no parece que quieras hacernos daño alguno, ¿puedes proporcionarnos más información al respecto.

Liyi los miró con miedo, por primera vez cambio las facciones de su rostro para expresar lo mal que se sentía al respecto, lo triste que le ponía la situación y lo preocupada que estaba.

– Eso va en contra de mi reglamento – dijo Liyi – pero si hay algo en lo que los puedo ayudar.

Todos plantaron su atención en la pequeña quien seguía atenta a los demás, sin querer y sin percatarse un poco de esperanza le lleno el corazón, había confirmado el por que los guerreros de la oscuridad creían en ellos, como sus sentimientos emanaban de forma tan natural que podían contagiar a otros seres con su energía.

– Mi consejo es que no intenten ningún tipo de trampa, si no lo harán enfurecer más y cuando Lord Dark esta muy molesto es imparable, pero cuando está sereno es muy calculador – pausó un momento para bajar la voz – Sin embargo, el no conoce muchas cosas de la Tierra, tal vez... pueda serles útil, tal vez puedan encontrar una forma de vencer con los recursos valiosos que tiene su planeta, me gustaría poderles ayudar un poco más pero no puedo, solo me queda dejarles todo en sus manos guerreros. Valiosos y fuertes los guerreros que se oponen a nosotros con la esperanza de poder triunfar. Que la suerte este de su lado, guerreros.

Cerró sus bellos orbes, junto sus pequeñas manos cerca de su pecho y bajo levemente el rostro, una leve brisa le movió el abrigo y le empezaba a revolotear su corto cabello azabache. Luego de eso Liyi desapareció en una estela de luz, de forma tan fugaz que los ojos de Merry y los de sus compañeros no pudieron seguirle el paso. Los brillos que dejó Liyi atrás se impregnaron en todo el campo de donde ellos se encontraban, estos mismos pusieron atención en ellos, a excepción de Merry, quien miró el cielo, tratando de buscar las respuestas a sus incógnitas.

– Ya puedes salir – dijo Liam luego de un suspiro, refiriéndose a Luna, quien seguía escondida – vamos, la niña se fue, estás a salvo.

Luna suspiró y salió de detrás de un par de árboles frondosos en los cuales se había escondido, temblando de miedo y con la mirada perdida, todos a excepción de Merry le dirigieron la mirada, preguntándose el por que de su actitud; sin embargo, por mucho que le preguntaran y buscasen, no podían encontrar una respuesta o más bien, Luna no se las iba a dar.

– Lo lamento – dijo Luna – no debí hacer eso, debí estar con ustedes.

– De nada sirven tus disculpas ahora – dijo Liam – tenemos problemas un poco más grandes – desvió su mirada y atención a Merry, quien seguía mirando el cielo, cuando sus compañeros se dieron cuenta de la acción de Liam desviaron de igual forma su vista a la elemental de la luz.

– ¿Y bien? – preguntó Ahmed – ¿Qué demonios vamos a hacer?

Era sumamente evidente que Ahmed se contenía demasiado para no demostrarte desfasado sobre lo que estaba ocurriendo, pero sus grandes puños apretados le querían decir a los demás que en el momento menos esperado soltaría un puñetazo a lo que sea o quien fuera que se le atravesara.

– No hay que perder la calma – dijo Agatha nerviosa – tal vez... si planeamos algo, alguna trampa, si investigamos algunos minerales, podemos distraerlo.

– No suena tan mal – dijo Winder.

– Si, podríamos tenderle una trampa – dijo Ahmed mientras hacia chocar sus puños entre si – no creo que pueda contra los cinco de todas formas, tal vez podamos ganar y...

– Es una estupidez – interrumpió Merry atrapando la atención de todos nuevamente, sin dejar de mirar el azul que yacía sobre si misma y el campo donde se encontraba – me sorprende que a estas alturas no lo hayan visto y que se les haya olvidado de que es capaz ese hombre. Se que tal vez no es conveniente hacer caso a lo que Liyi nos dijo, pero... de alguna forma puedo sentir que nos estaba diciendo la verdad. Además de eso, hacer alguna trampa o atacar por la espalda es de cobardes.

Bajó la mirada, sin ver a sus compañeros, manteniéndose firme y serena, pero a la vez ganándose el enojo de Ahmed por su contradicción, si bien Ahmed era un hombre explosivo, al no darle la razón su mente se veía afectada, junto con su rabia exponencial con la que siempre quería atacar a los demás.

– ¡Tu eres la que no entiende la situación! – habló el elemental de la Tierra levantando la voz y haciendo estremecer tanto a Agatha como a Winder – ¡No sabes el grave problema en el que estamos!, ¡Ni siquiera recuerdo la última vez que pasó algo así!

– De hecho nunca ha pasado algo así – interrumpió Liam de forma serena.

– ¡Tu cállate! – gritó nuevamente, luego se dirigió a Merry de nuevo – ¡No entiendes que...

– Quiero que me expliques algo – dijo Merry, luego se dio la vuelta, encarando a Ahmed y por fin mostrando sus ojos, estos habían adquirido un color amarillo intenso, cercano a cuando peleaba y casi perdía el control en sus múltiples ocasiones. Se veía tan determinada y calmada que esto impidió cualquier movimiento de sus compañeros – como se supone que vamos a ponerle una trampa a Lord Dark si ni siquiera conocemos su elemento, ni su ejercito y nunca mostró todos sus poderes en su totalidad. No conocemos sus puntos débiles y mucho menos tenemos un poder que lo contrarreste, es un suicidio hacer una trampa a ciegas y si pudieron escuchar a Liyi, vamos a desatar al demonio si intentamos algo así.

Todos callaron, excepto Ahmed. El moreno estaba tan molesto que sus dientes rechinaban y su mandíbula se tensaba por completo. La furia lo invadió y toda iba dirigida a Merry quien no perdía los estribos.

– ¿Entonces que demonios propones? – dijo Ahmed – dame una maldita solución Merry.

– Es mi planeta – respondió – él es mi enemigo y esta es mi pelea. Ustedes han vivido en esta tierra por muchos años, han librado peleas mortales, no puedo dejar que arriesguen su vida en esto, ya que la han estado arriesgando incontables veces. Tal vez Winder tiene razón, Lord Dark quiere algo que yo tengo, así que si lo quiere tendrá que pelear conmigo.

– ¿Y crees que vas a vencer tu sola? – dijo Liam – ¿confías en que tienes el poder para vencerle?

Merry suspiró.

– Ah decir verdad se que no, no ahora, aun tengo tres meses más, sé que puedo sacarle provecho a eso.

Liam la miró de forma serena, se acercó hasta la azabache y esta le dirigió la mirada de forma un tanto sorprendida. Sus miradas se cruzaron y ambos se miraron con admiración. Liam puso su palma izquierda sobre la mejilla de Merry acariciando esta misma, esta se extrañó por el tacto tan extraño de su compañero y solo alzó una ceja estando confundida mientras los demás miraban aquello con sorpresa. Le tomó un segundo asimilar lo que iba a pasar, pero era demasiado tarde. Ni siquiera se dio cuenta cuando su cara fue azotada por un golpe de parte del elemental del fuego quien ahora la miraba con repudio y soberbia. El golpe le había dolido bastante y solo le quedo respingar y frotarse de inmediato, la mejilla le había quedado tan roja que parecía que de ella se desprendía su sangre.

– ¡Hey! – respingó cuando tuvo la oportunidad de recomponerse– ¡¿Qué mierda te sucede?! ¡Estúpido!

– La estúpida eres tú – dijo Liam – parece que no has aprendido nada, ¿Qué te he dicho de pelear tu sola?, somos un equipo te guste o no, este problema es de todos ahora, no te vamos a dejar atrás.

Los orbes de Merry dejaron de ser amarillos volviendo a su color original y destacando por un brillo que Liam pudo sacar de sus adentros.

– Pero ustedes ya han luchado muchas veces, no puedo dejar que...

– Por eso mismo debemos pelear – dijo Ahmed de forma tranquila – tengo ganas de romperle el culo a patadas a ese estúpido desde lo que paso en el bosque.

– Liam tiene razón – dijo Agatha mientras se acercaba a Merry poniendo su mano sobre el hombro de la azabache – no te dejaremos sola, tenemos que estar juntos en esto.

– ¡Si! – interrumpió Winder con emoción mientras se elevaba suavemente en el aire – ¡Vamos a matarlos a todos!, ¡Va desear no haber venido nunca!

El corazón de Merry se ablandó y una sonrisa se esbozó en su rostro, sus ojos se cristalizaron ligeramente mientras miraba con determinación a sus compañeros. Estaba agradecida, tal vez el hecho de tener amigos como ellos la hacía la chica más afortunada de aquel momento.

– ¿Y tu Liam? – preguntó Agatha – ¿Vas a pelear?

– ¿Es una broma? – contestó Liam mientras abrazaba ligeramente a Merry – debo hacerme responsable de esta niña, fui yo quien la entrenó y es justo que me haga responsable de sus actos.

Merry soltó una carcajada ligera mientras sus mejillas se ruborizaban sutilmente y se quedaba en silencio mientras sus amigos jugaban con la grave situación.

Sonrió nuevamente, no recordaba la ultima vez que no se había sentido sola, su lugar estaba allí, no siendo humana, sino siendo elemental. 

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