✧CAPÍTULO 37: LAS TRES ESTRELLAS QUE DEJARON ANDROMEDA (Parte 2)✧

       Lantana era alguien admirable y Merry lo sabía. El crispo que tenia en la piel debido a las palabras de su enemiga solo le advertía una cosa. Lantana iba enserio y esta vez no se contendría en lo absoluto para hacerla añicos, de la forma que fuese y sacrificando lo que sea.

Por ultima vez los ojos de Lantana se encontraron con los de Merry. Ambos transmitían determinación y orgullo. Aunque Merry no comentara nada a sus compañeros respecto a lo que sentía ahora que estaban peleando codo con codo todos juntos; ellos sabían que la elemental de la luz estaba agradecida y orgullosa de su equipo, justo como Lantana lo estaba del suyo.

– Elemental de la luz – dijo Lantana determinada sin despegarle vista de encima a Merry – que la mejor guerrera gane.

Sin más preámbulo Lantana se lanzó en contra de Merry. Su ataque fue repelido por el filo de la espada dorada de la azabache, misma que la hizo retroceder. Merry no atacó en aquel momento, espero a que Lantana atacara por su cuenta. No cabía ninguna duda, Lantana estaba dando todo de si para poder dañar a Merry, pero el entrenamiento de esta ultima no fue en vano. El hecho de que ya se hubiera dado lugar el tener una batalla hace unos meses hizo que Merry memorizara los ataques de Lantana de una forma eficiente para saber en que lugar defenderse o saber como atacar.

Ni Kriotoro ni Cirinia se quedaron atrás. Apenas comenzó la danza de espadas entre Lantana y Merry estos arremetieron contra los demás.

Cirinia se dejó ir en contra de Liam y Winder. Estos hicieron lo posible por bloquear el primer ataque de la dama de ojos negros; a duras penas pudieron, el filo de las hojas de Cirinia comenzó a rasgar pequeños espacios en los cuerpos de sus enemigos, causando que las esporas de su elemento ennegrecieran sus mismas heridas.

Liam empuñó su espada en cuando tuvo oportunidad y encaró a Cirinia, repeliendo sus golpes y haciendo chillar el metal de ambas espadas. Las chispas que soltaba su arma tenían una reacción inflamable ante los gases y cristales que soltaba la espada del Boro.

Winder era la que estaba en desventaja. Debido a sus cortas armas le era bastante complicado poder combatir contra Cirinia, las armas de largo alcance que portaba su enemiga le impedían acercarse lo suficiente para poder hacerle daño. De esta forma estuvo un buen rato batallando con Cirinia, mientras esta misma desviaba de forma elegante los ataques de Liam y dañaba de forma eficiente a Winder. Era increíble lo fuerte que Cirinia se había vuelto, lo ágil y rápida que actuaba para evitar ser golpeada por Winder o Liam.

Una vez que Merry pudo divisar la batalla entre aquellos tres mientras batallaba con Lantana se dio cuenta de que probablemente ni Liam ni Winder serian un enemigo potencial para Cirinia. El hecho de que esta tuviera dos espadas y que pudiera ejercerlas de forma eficiente hacia que estuviera cubierta de cualquier lado, de forma concreta y que probablemente el ejercicio o entrenamiento que le exigían a la dama de ojos negros le había proporcionado una ventaja importante ante aquellos dos.

La espada de Cirinia dibujó varios cortes en el aire, rápidos y resplandecientes estando lejos de los dos contra los que combatía. Luego los hizo impactar contra Liam para poder repelerlo un poco, como si estos respondieran a algún tipo de poder psíquico en Cirinia. Luego se dejo ir contra Winder, quien se protegió con todo lo que podía. Cirinia la distrajo con sus espadas para después acertar una patada de lleno en su rostro, dejándola lejos al igual que Liam.

Sin embargo, eso no era suficiente para acabar con ambos. Liam se levantó nuevamente junto con Winder para encarar a Cirinia una vez más, esta soltó una carcajada como siempre lo hacia y espero a que sus contrincantes se acercaran un poco a donde ella se encontraba.

La elasticidad de Kriotoro era algo increíble a simple vista. Podía doblar su comuna de forma en la que su cabeza casi tocaba el piso, de esta forma pudo evitar muchos de los ataques que Ahmed le arremetía y a su vez podía identificar cuando Agatha intentaba hacer algo en su contra. Sus movimientos eran bastante agiles, el hecho de poder golpearlo se volvía una tarea bastante difícil.

La sonrisa que tenia en su rostro desde un principio nunca se desvaneció a pesar de la posición en la que se encontraba y el acalorado enfrentamiento que estaba viviendo. Era claro que la fortaleza de Kriotoro era atacar a la distancia, pero también sabia que tanto Agatha como Ahmed tenían esta habilidad, no había alguna forma hasta este punto donde Kriotoro se diera cuenta de que podía ganar. Aun con todo eso su animo no decayó en lo más mínimo.

Pues cual si fuese una suave brisa en el verano el ataque de Kriotoro apenas logró llegar a los oídos de sus contrarios haciéndolos extrañar y que al mismo tiempo se impacientase por saber en qué consistía.

– Radón.

Un tornado se dio lugar atrapado momentáneamente la atención de los demás inmersos en sus batallas. Ahmed y Agatha salieron volando por la fuerza de aquel tornado. Cayeron metros atrás y se repusieron rápidamente. El ambiente se infestó de un olor fuerte, un ataque invisible pero identificable que tanto Liam como Merry habían conocido en una ocasión.

– ¡No lo respiren! – gritó Liam, quien se seguía debatiendo con Cirinia – ¡Es toxico!, ¡Va a debilitarlos!

Agatha lo había descifrado, pero se sentía segura ahora que Liam lo había confirmado. Suspiró con tranquilidad y empuñó su lanza con firmeza, no sabía mucho sobre el Radón, pero tal vez podría disminuir su ataque.

– ¡Torrente Marino! – gritó una vez que tuvo la compostura y el poder necesario para poder ejecutarlo.

El ambiente se humedeció y del suelo brotaron torrentes potentes a la distancia. Agatha hacia lo mejor que podía para poder acertarle por lo menos uno a Kriotoro. Pero el príncipe logró darse cuenta primero. Los ataques de Agatha eran sumamente poderosos y certeros, más de lo esté podía esquivar, pero con toda la determinación que le quedaba al guerrero logró salir casi ileso de aquella lluvia invertida del poder letal de su contrincante.

Desafortunadamente Kriotoro estaba muy inmerso en poder salir de la trampa de Agatha como para notar que Ahmed le seguía el paso. Por primera vez el elemental de la Tierra logró acertarle un golpe a Kriotoro. Un golpe certero en la mejilla, el cual seguramente le habría tumbado varios dientes y lo hizo volar hacia atrás. Cuando se recompuso pudo darse cuenta que de su boca salía un pequeño hilo de sangre que bajaba hasta su mentón. Se le veía cansado, pero aún mantenía una sonrisa radiante en su rostro, demostrando su compromiso por ganar aquella batalla, empuñó su espada y de nueva cuenta se dejo ir en contra el hombre que recién lo había golpeado para saldar cuentas de lo que había pasado hace unos cuantos segundos.

Agatha tampoco se quedaría atrás por ningún motivo, así que apenas logró divisar como su enemigo se acercaba a Ahmed para que ella interviniera con sus ataques y así volver al plan que tenia con Merry, servir como defensa y Ahmed como ataque.

– Puedo notar como tu fuerza aumentó desde la última vez que peleamos hasta ahora – dijo Lantana luego de desviar varias navajas naranjas que Merry le había lanzado hace poco. Lantana había logrado hacerle daño en gran medida a la elemental de la luz, haciendo que sangrara no solo su hombro, si no todo su brazo debido a una tajada que por poco no lograba evitar. Si no hubiera podido recomponerse en el momento preciso o si tan solo hubiera pasado un segundo más Merry se hubiera quedado sin el brazo por completo dejando una herida profunda y con un dolor bastante intenso; sin embargo y por algún motivo, Merry no sintió tanto dolor como la ultima vez que se había encontrado con Lantana – también puedo ver que has trabajado en aquello que hacen llamar núcleo. Es bastante interesante como ustedes pueden obtener poderes de algo tan insignificante como eso.

Merry no le despegó la mirada a Lantana y mucho menos bajó sus espadas, estaba herida, pero no de una forma significativa. Tampoco se detendría ante Lantana, ya que era el momento de saldar cuentas con ella y dar por finalizada la pelea que ambos habían empezado apenas unos meses atrás.

Se mantuvo recta y firme ante las palabras de la castaña, sin prestar atención a las batallas de los demás, concentrándose tan solo en los rápidos movimientos de la elemental del Actinio.

– ¿Por qué dices eso? – cuestionó sin cambiar su faceta – ¿Qué acaso ustedes no tienen un núcleo?, ¿De donde vienen sus poderes entonces?

Lantana soltó una pequeña risa ante las preguntas de Merry, sus cuestionamientos más que hacerla reír verdaderamente hacían que le hirviera la sangre. Ella más que nadie sabia que sus enemigos eran gente que había sido bendecida con aquel poder y que más allá que verlos como una amenaza constante los veían como seres sumamente poderosos debido al poder que albergaba su núcleo.

El hecho de tener un núcleo donde se pudiera almacenar energía era considerado como una bendición en Markland. Todo aquel que pudiera manipular o manifestar el poder de un núcleo seria bendecido con un poder inimaginable y posibilidades infinitas de poder usarlo a su antojo.

Dentro de todas aquellas leyendas destacaba una en especial; esta misma había servido de inspiración en Lantana para lograr ser más poderosa, se decía que la Señora podía manipular su propio núcleo y que ella misma podía otorgar el poder de un núcleo a todo aquel elemento que ella misma quisiera. No era de extrañarse o de dudar demasiado de la veracidad de aquel relato. Ya que todo jefe de la alta Jerarquía podía manipular su núcleo y aquellos que lograban usarlo de manera; en que el poder que tenían podía ser acumulado, se convertían en su sequito personal. Seres con un poder visceral, capaces de conquistar planetas y doblegar a naciones si era que a estos les apetecía.

Lantana sentía mucha envidia al respecto. Ella sentía que todo su trabajo se lo debía a su núcleo, un núcleo inexistente que tal vez tarde o temprano terminaría manifestándose dentro de ella y de esta forma sería el clímax de su éxito, podría pasar a los altos mandos y convertirse en algún miembro importante del sequito de la Señora.

Era su sueño, pero más que eso era una meta que jamás podría lograr, ya que no poseía tal cosa, su poder emanaba de su buen trabajo en batalla, de lo que le corría en sus venas, pero solo eso, no se almacenaba en ningún lugar donde le daría una nueva oportunidad de ser más fuerte. Lantana había alcanzado ya su clímax y había logrado llegar al éxito en menor manera. Eso la frustraba y la hacía sentir que era inferior a Merry.

– Nosotros no tenemos un núcleo – dijo Lantana, por más que trataba ocultar su frustración no le era posible y Merry logró darse cuenta – nuestros poderes son innatos, no necesitamos de algo como eso. Aunque estoy consiente de los beneficios que tener un núcleo conlleva no me importa, voy a acabar contigo con o sin núcleo.

Merry ya lo esperaba, esperaba un nuevo ataque de parte de Lantana, como pudo y con una de sus espadas trató de cubrirse, el filo de la hoz de Lantana se vio interceptada por las espadas de Merry cuales empezaron a debatirse una contra otra por la fuerza que ambas féminas ejercían. Merry tensaba la quijada con desesperación y sus brazos le temblaban demasiado como para poder mantener la espada en su lugar. Lantana tampoco resistió mucho, se separó sutilmente de Merry para tomar impulso y de nueva cuenta ambas armas chocaron entre sí. Merry supo que la velocidad de Lantana superaba por muy poco la que ella manejaba, había tal vez una esperanza de poderle ganar si es que encontraba una forma de ser más rápida.

Gracias a que la hoz de Lantana siempre reaccionaba ante los golpes de su oponente las chispas hicieron acto de aparición, causando un espectáculo extraño, donde las protagonistas pintaban el espacio donde se debatían en medio de hilos de sangre, luces fugaces y chispas, así como cenizas ardientes que contrarrestaban el húmedo ambiente que había dejado Agatha con anterioridad.

Las respiraciones de ambas expresaban lo cansadas que estas estaban, a pesar de estar debatiéndose de forma sumamente peligrosa y agresiva estaban muy cansadas, sus brazos temblaban por la fuerza que habían ejercido; sin embargo, eso no era motivo suficiente para que las dos dejaran de pelear.

Lantana sonrió momentáneamente, blandió su segunda hoz y se dejó ir en contra de Merry. Ella no supo como reaccionar, un terror enorme le invadió el cuerpo por completo haciendo que sus piernas no reaccionaran y que no fuera capaz de poderlo esquivar.

La castaña le paso por el lado izquierdo, pero el filo de la hoz cruzó por completo el abdomen de Merry haciendo una herida profunda y lacerante de la cual podría brotar litros de sangre. La velocidad con la que Lantana había atacado a Merry era bastante irreal, Merry apenas pudo verla. Y en ese mismo momento, donde fue engullida por un torbellino de gases de Actinio que salió del piso luego del ataque de Lantana y mientras veía pasar su vida ante sus ojos; Merry, se dio cuenta, que no era la única que había entrenado.

Los demás veían con asombro la escena. Merry en medio de un ataque poderoso y el ambiente lleno de un gas toxico que reaccionaba con el cuerpo de Kriotoro y Cirinia, fortaleciéndolos y alentándolos a seguir peleando.

– ¡Merry! – Gritó Agatha desesperada al ver a su amiga, los demás detuvieron su pelea para poder observar lo que estaba pasando.

La sangre de Merry subía hasta el cielo por la fuerza del torbellino, y dentro de este se podían escuchar los gritos desesperados de la azabache luchando por poder salir de aquel lugar. Su tortura le había ocasionado varias cortadas por todo el cuerpo que le provocaban un dolor insoportable; el mismo, que había enfrentado la primera vez que se encontró con Lantana y la cual casi le cuesta la vida.

Lantana la miró desde su posición, sin sonreír, solo empuñando una hoz; era extraño, ya que ella estaba portando dos hace apenas unos instantes. Los demás se pudieron dar cuenta que dentro de la tormenta estaba Merry con la segunda hoz, esta misma le había provocado aquellas cortadas punzantes y al parecer reaccionaba a los sentires y pensares de su dueña.

Pero había algo más, de haber sido así, con un solo pensamiento Lantana hubiera acabado con la vida de Merry de haberlo querido, solo se había molestado en herirla por momentos y no de forma verdaderamente grave. Su convicción era fuerte, pero por algún motivo no quería acabar con Merry, o por lo menos, no en ese momento.

El torbellino se disolvió, dejando a la elemental de la luz maltrecha y herida. la sangre le escurría por las piernas y brazos, al parecer la herida del abdomen no había sido letal o por lo menos no había tocado algún órgano vital.

Ella se recompuso ganándose la extrañeza de Lantana. En lugar de que se quejara de dolor y se retorciera en el piso por la tortura, Merry soltó una carcajada. Una carcajada sonora que no hizo más que confundir a sus compañeros.

Se dio media vuelta como pudo sin dejar de reír y empuñando aun sus espadas doradas. Miró a Lantana, habían pasado meses desde que la castaña había admirado los orbes dorados de Merry, mismos que le advertían sobre lo que venía, ella nuevamente perdería el control. Lantana se tensó, empuñó sus hoces y se mantuvo atenta a su enemiga.

– ¿Qué pasa? – preguntó Merry con una sonrisa cínica en su rostro – hasta te pusiste más pálida Lantana, acaso... ¿No venias a destruirme?

Lantana sintió terror en aquel momento, no sabia como reaccionar o que hacer al respecto, tampoco quería hacerle un daño importante, pero debía contraatacar si era que Merry se le lanzara encima a atacarla.

Una vez más Lantana se sorprendió cuando vio el aura de Merry cambiar de roja a blanca y eventualmente a un color rosa pálido. Al igual que sus ojos, que de amarillos se tornaban rosas una y otra vez en un ciclo infinito. Lantana no podía detectar la presencia de un núcleo debido a que ella no tenia uno, pero sabia que lo que le estaba pasando era producto de lo que sus ojos le transmitían. Merry dio un paso hacia en frente y Lantana tuvo que dar uno hacia atrás. Ella debía admitir que se miraba bastante amenazante.

– Maldita sea... – susurró – ¿Qué le pasa?, ¿Es por su núcleo?, ¿Esto hace su núcleo?

Una gota de sudor se resbaló desde la frente de Lantana hasta su barbilla. Su sequito se dio cuenta de la situación por la que su comandante estaba pasando. Tragó saliva con dureza sin despegarle la vista a Merry, esta se acercaba lentamente y a Lantana no le quedaba más que ir retrocediendo para evitar algún desastroso desenlace. Ya que desafortunadamente aun le faltaba hacer algo sumamente importante.

Tanto Cirinia como Kriotoro se fueron acercando gradualmente a Lantana, dejando de un lado a sus compañeros para poder concentrarse en su jefa si era que esta necesitara ayuda con su tarea.

– ¡No se me acerquen! – Gritó Lantana, acto seguido sus dos compañeros se detuvieron en seco, aun estando en guardias y atentos a cualquier movimiento del enemigo – ¡Nosotros no entendemos cómo funciona un núcleo!, ¡Aun no se que es lo que pasa, pero no creo que deban intervenir!

Más por inercia que de forma consciente Cirinia y Kriotoro interceptaron la orden, manteniéndose alertas de sus contrincantes y de Merry, quien a cada paso que daba su energía aumentaba.

– Espera un momento... – susurró Agatha mientras seguía mirando a Merry. Sus ojos se abrieron abruptamente al encontrarse con algo que la dejaría helada – Esperen, ¡Tienen que detener a Merry!, ¡Si sigue así su núcleo va a almacenar tanta energía que terminara colapsando y va a morir!

Desgraciadamente a estas alturas iba a ser imposible que Merry captara la orden de Agatha, estaba tan inmersa en Lantana y en su poder que no se daba cuenta de lo que le estaba ocasionando su núcleo. Y, aun así, aunque lo supiera tampoco se detendría.

Liam y los demás pusieron especial atención en Agatha y lo que acababa de decir. Tenia que haber una forma de poder frenarla antes de que algo más grave se diera lugar. Sus ojos estaban completamente inmersos en Merry y sus mentes buscaban algo entre sus recuerdos que les pudiera servir.

– Entendido – dijo Lantana.

Kriotoro y Cirinia la miraron con admiración. Lantana fue la única que pudo hacer algo. En cuanto ella intentó moverse Merry se fue encima con sus espadas, Lantana hacia lo posible para poder contrarrestar sus ataques, sus hoces volaban por el aire y sus brazos se mantenían firmes ante la fuerza que había desarrollado Merry. La azabache era consciente de su poder y de la velocidad que había adquirido. La misma que necesitaba para poder vencer a la castaña y la cual no dejaría ir por nada del mundo.

Los filos de las espadas doradas que tenía Merry cortaban la carne de Lantana de forma eficaz y aunque esta trataba de esquivarlo lo más que podía no salió ilesa. Su espada derecha logró cortarle el parpado, un poco más y casi se quedaba sin su ojo izquierdo. Otra zarpada dio en su cuello causando una cortada profunda, aunque no verdaderamente letal.

– ¡Lantana! ¡¿Qué estas haciendo?! – Gritó Cirinia desesperada al ver a su compañera sangrar. No estaba atacando, tan solo estaba esquivando los ataques.

– ¡Debo ser capaz de noquearla!, ¡Así ella no morirá! – exclamó.

Los demás se quedaron atónitos junto con Merry quien a pesar de escuchar aquellas palabras no se contenía en sus ataques ni tampoco bajó la precisión. Dentro de ella en aquel momento no existía la compasión ni la misericordia.

– ¡¿Estás loca?! – Gritó Agatha – ¡Aléjate o vas a sufrir mucho daño!

Ignorando la advertencia de Agatha, Lantana se giró rápidamente para obtener la fuerza necesaria. Lanzó su hoz al aire y Merry bajó el pecho para poder golpearle el abdomen. El aura que Merry desprendía era bastante temible y era cierto que su velocidad había aumentado, ninguno de sus compañeros sabía que estaba pasando en aquel momento ni que era lo que tenia a Merry tan furiosa.

Lantana trató de golpear el cuello de Merry de forma certera y así poder dejarla fuera de combate. Bajó el codo con precisión en el momento que su contrincante se agachó para poder acertarle el golpe.

Le hubiera encantado alcanzar su cuello, desgraciadamente jamás logró llegar. Fue impactada antes por un ataque directo de Merry, un rayo blanquecino que le atravesó el abdomen. Lantana no pudo defenderse y salió volando a gran velocidad al lado contrario de donde se estaba debatiendo.

Sus compañeros vieron la escena, asustados y atónitos ante lo que Merry había hecho. Sus propias peleas quedaron en el olvido por la preocupación que tenían sobre Lantana.

– ¡Lantana! – Cirinia se acercó a la mayor cuando la encontró tirada en el piso con una herida sangrante en el estómago. Bajó a su nivel cuando estuvo cerca y la sostuvo en sus brazos – ¡Lantana!, ¡Lantana!, ¡Maldita sea responde!

Kriotoro seguía plantado en su compañera manteniendo la esperanza hasta que la escucharon toser. A Cirinia casi se le salen las lágrimas por ver que su jefa estaba consciente y que al menos su herida no era mortal.

– Maldita sea... – dijo Lantana adolorida mientras se recomponía y se ponía de pie con ayuda de Cirinia – esa perra se hizo más fuerte.

– ¿Por qué?, ¿Por qué hiciste eso? – preguntó Kriotoro con preocupación.

– Ya deberías saberlo – respondió poniendo su brazo alrededor del cuello de Cirinia y esta misma le ayudaba a mantenerse estable – ya sabes nuestro propósito. Debía dejarla fuera de batalla, pero al parecer dejó todo su poder en ese ataque.

Los ojos de los demás voltearon a ver a Merry, quien gritaba y sollozaba del dolor que le atravesaba el cuerpo por completo. Cayó y sus manos aprisionaron su cuello con fuerza mientras ella se retorcía en el piso. Agatha acudió con ella para bridarle soporte y ayudarle a que aquel episodio de dolor concluyera. Miles de sensaciones pasaban por el cuerpo de Merry, estaba respirando agitadamente mientras el corazón le pulsaba y la cabeza le daba vueltas. Así estuvo un rato, hasta que logró recomponerse por completo y aquel dolor por fin cesó, dejándola herida y cansada, incapaz de seguir luchando.

– ¿Estás bien? – Preguntó Liam mientras ponía una mano sobre el hombro de la joven.

– Estoy bien – respondió adolorida, luego volteo a ver a Lantana quien le sonreía desde donde estaba con sus compañeros a sus lados.

– Menos mal – dijo la castaña acaparando la atención de todos – pensé que morirías elemental de la luz, pero me alegra saber que estas bien, por lo menos no estás herida de total gravedad, vaya, por un momento temí por mi vida.

– ¿Eh?, ¿Qué sucede? – preguntó Merry algo confundida, aun con su pecho inflado y quejándose del dolor – ¿Qué acaso no vienes a deshacerte de mi y de los demás?

– No – dijo Lantana – a decir verdad, me encantaría sepultarte aquí y ahora pero no he venido a eso. Es algo más, personal.

Cirinia suspiró con decepción y tristeza, la sonrisa de Kriotoro se tornó melancólica y la mirada de Lantana seguía transmitiendo determinación a pesar de sentir dolor. Había algo más en sus palabras un objetivo más fuerte.

– ¿A qué te refieres ahora? – preguntó Merry – ¡No me vengas con tus sucias estrategias!

– Nosotros..., estamos dispuestos a entregar nuestra vida por nuestra patria – dijo Lantana – somos los tres guerreros de la oscuridad y hemos venido a entregarte un mensaje importante. Pero hey, no quiero que pienses que somos aliados o que nos convertiremos en sus amigos.

– Nosotros hemos dejado todo atrás para poder advertirles – dijo Cirinia angustiada.

– Seremos capaces de cualquier cosa con tal de mantener nuestro honor y aceptaremos cualquier consecuencia – dijo Kriotoro.

– Es por eso que hemos venido desafiando las leyes de nuestro superior para mantener la paz en Markland y protegerla de cualquier amenaza – dijo Lantana.

Merry los miró con intriga, era eso lo que su interior le decía, la forma en la que se expresaban y como combatían decía que cargaban con algo más que solamente las ganas de venganza, algo que había en su alma y que querían sacar por el medio que fuera.

Aun así, era bastante extraño, el hecho de que sus enemigos se hubieran retractado y dejado pasar una oportunidad única para vencerlos era algo que los tenia a todos intrigados. Sobre todo, a Merry quien aún no se dejaba confiar por ninguno de ellos, ni siquiera por la sinceridad notoria en sus palabras, ni por su porte o sus manos temblorosas debido a lo que estaba a punto de decir.

– No me jodan – dijo Merry molesta – no estoy entendiendo nada, ¿Quieren decir que siempre fueron traidores?, ¿Saben lo grave que es eso?

– No es que hayamos sido traidores – interrumpió Lantana de forma segura – es solo que hemos abierto los ojos y ahora sabemos que es lo que debemos hacer, nuestra misión aquí y la forma en la que lo vamos a realizar.

– Los tres estamos consientes de las consecuencias – dijo Cirinia – y a pesar de eso hemos llegado hasta aquí.

– El punto es – dijo Lantana luego de soltar un suspiro y de bajar la mirada para tratar de explicarles un poco los sentires de su corazón y la realidad del porque estaban allí – que hemos venido a advertirles. Lord Dark ha estado ignorando por completo las ordenes de la señora de Andrómeda, nuestra más grande líder; y además, nos ha estado utilizando para cumplir sus caprichos, durante todo este tiempo ha estado oculto tratando de encontrar un planeta propio y desarrollarlo a su antojo. Nos ha estado usando como sus objetos para obtenerlo. No fuera malo si todo fuera para uso de Markland, pero tampoco es así, quiere construir su propio imperio a base de conquistas y de la profecía.

Merry ladeó la cabeza confundida, tenía sentido lo que Lantana decía; sin embargo, poco lograba entenderle, las verdaderas razones de Lord Dark eran confusas tanto para ella como para sus compañeros y para sus enemigos en turno.

– ¿De que hablas? – interrumpió Agatha – ¿Qué profecía?

– A pesar de lo avanzados que somos en Andrómeda todavía se sigue creyendo en profecías estúpidas, si me lo preguntas es algo bastante irreal, pero supongo que no para los grandes líderes. Hay una profecía en especial, dice así: "Ha vuelto a nacer y trae consigo la destrucción de todas las razas".

Los demás prestaron especial atención a las palabras de Lantana. Aquella frase había hecho que se ganasen la extrañeza de sus rivales, era una frase que se podía malinterpretar de muchas maneras y sin embargo se podía usar en contra o en bien del equipo. No entendían mucho, pero dentro de su corazón sabían que aquello no significaba fortuna ni para ellos ni para los habitantes de Markland.

– No sabemos que significa con exactitud – dijo Lantana – pero a palabras de Lord Dark y de la Señora significa el renacimiento de algo que probablemente podría acabar con sus dominios. Tenemos la certeza de que cuando ellos encuentren un indicio de esa profecía nos usaran a nosotros como escudo para la protección de Andrómeda. No me malinterpreten, esta bien, para eso fue que fuimos entrenados; más, sin embargo, no vamos a permitir que alguien como Lord Dark se aproveche de esa situación para sobrepasar ordenes y cosas que el mismo no entiende. No estamos dispuestos a seguir ordenes de él en ese aspecto ni tampoco a que nos siga utilizando para fines que van más allá de la traición, no seremos sus marionetas nunca más.

– A decir verdad, no entiendo mucho – dijo Merry sin darle demasiada importancia al asunto – sí, sí, son unos románticos y entiendo todo lo de la traición, su patria y demás, ¿y eso que?, ¿Qué no les convendría estar al lado de quien le juraron lealtad?, así ustedes ganarían junto con él.

Lantana respingó ante las palabras de Merry, le calaron en el alma y se mostraba en su expresión, estaba siendo bastante insensible.

– No me extraña que alguien como tú se tome esto tan a la ligera, lo que Lord Dark desea es acaparar más territorio, obtener minerales para hacerse más fuerte y después liquidarnos a nosotros y a todos los que se le interponga enfrente, a excepción de ustedes. A ustedes los va a usar para sus propósitos y por ese motivo es que venimos aquí.

– Espera – interrumpió Liam – ¿Cómo podemos saber que no es una trampa?, me parece bastante sospechosa toda la situación, el hecho de que hayan venido hasta aquí para advertirnos y que probablemente luego de esto tengan un desastroso desenlace. Sin contar en todo lo que hicieron para llegar aquí y que a fin de cuentas pudieron darse cuenta de su plan desde mucho antes.

Los puños de Liam se cerraron con fuerza y su mandíbula se apretó tanto hasta el punto de casi quebrarse, Liam tenía razón, aquellos se estaban dejando pisotear a propósito por un bien común. Pero en el pasado ellos no eran así y no lo demostraban, era lógico que ellos no confiaran en los guerreros de la oscuridad de la más mínima manera.

– ¡No es una trampa! – Gritó Cirinia fúrica, no podía mantener la postura por mucho más tiempo, simplemente explotó en aquel momento liberando todo lo que se estaba guardando – ¡Nosotros hemos venido a escondidas de Andrómeda para poder decirles lo que sucede y como pueden solucionarlo!, ¡Estamos poniendo nuestras vidas en juego por ustedes y solo se preocupan por cosas tan triviales como esas!

– Espera Cirinia – Interrumpió Lantana haciendo tranquilizar a Cirinia y obteniendo la atención de Kriotoro – entiendo tu posición Liam, si estuviera en tu lugar sospecharía también, así que voy a hacer clara.

El sonido del metal chocando contra el pasto de aquel lugar resonó en los oídos de los demás haciéndolos preocupar, pero a la vez admirando la tenacidad y orgullo de Lantana. Había arrojado su hoz al suelo en señal de que no lucharía más y de que probablemente habría algo que debía decir.

– Ya no vamos a pelear nunca más, nosotros, los guerreros de la oscuridad nos rehusamos a seguir ordenes de Lord Dark – Las manos de Lantana sostuvieron con especial aprecio la mano de Cirinia y de Kriotoro, brindándoles cariño y por demás apoyo – nosotros hemos desertado por el bien de nuestra patria, para proteger a nuestra gente y... maldición me cuesta demasiado decir esto – susurró a si misma – a encomendarles que protejan su hogar y que protejan el nuestro.

Los ojos de Merry se abrieron abruptamente por la sorpresa. No podía expresar lo que sentía ante tales palabras, su corazón y sus ojos se iluminaron por aquello, le estaba encomendando el bienestar de los demás a ella y sus compañeros. No estaba totalmente segura, pero era probable que ellos no sabían y no podían lidiar con la condición que ahora enfrentaban y que había algo en ella y los elementales que tal vez podría ayudarles.

Aunque Lantana no lo demostrara tenia miedo, estaba totalmente atemorizada junto con sus compañeros de armas quienes poco les faltaba para ponerse a temblar y sollozar. Merry sabia que probablemente no podría con Lord Dark; debido a lo fuerte que era este hombre, sin embargo, el hecho de que Lantana le pusiera un peso así le alentaba a que no se rindiera y que siguiera intentando para cumplir con; tal vez, el ultimo deseo de su contrincante.

– ¿Protegerlo? – preguntó Winder – ¿Y como haremos eso? Si se supone que somos una amenaza, ¿y si suponen que Merry es una amenaza y ella es la profecía?

– Jamás mencioné que Merry fuera la de la profecía, mencionan a alguien, pero no dice quién puede ser – Lantana respondió – Si me lo preguntan, yo pienso que Lord Dark es el de la profecía, pero él puede pensar que la Señora es el objetivo y viceversa. Puede ser incluso que seas tú Merry, que sea yo o que sea alguien más. No tenemos pruebas contundentes para poder comprobar que la profecía sea algo cierto. Pero tenemos la certeza de que tanto la Señora como Lord Dark se aprovecharan de la situación.

Estaban sorprendidos, no había otra cosa en sus mentes que las muchas preguntas que se les formulaba, la información nueva los hacia dudar sobre cual bando era lo que estaba haciendo lo correctos y lo que pasaría luego de aquella revelación.

Los sentidos de Cirinia se crisparon ante el tintineo de uno de los objetos que tenía en la muñeca derecha a modo de brazalete. La pobre empezó a temblar con brusquedad y de su frente brotaba el sudor como si se tratara de una fuente. Estaba muy asustada, tanto que interrumpió a Lantana y llamó la atención de los demás.

– Él... Él... – titubeo – él nos acaba de encontrar, ¡El localizador le dice dónde estamos!

– Maldición... – dijo Lantana – no tenemos mucho tiempo entonces – dirigió la mirada por ultima vez a los contrarios manteniendo la misma determinación y apretando las manos de sus dos leales compañeros – voy a repetirlo una vez más, esta es la ultima vez que nos veremos elementales, no sabemos en cuanto tiempo venga Lord Dark, pero va a venir por este planeta y cuando se apodere de el nadie va a poder pararlo nunca. Ustedes tienen la fuerza necesaria para poder acabarlo ¡Entrenen lo más posible para su invasión!... les suplico... desde el fondo de mi corazón... que salven su hogar y nuestro hogar de ese hombre.

Jamás habían visto llorar a Lantana, jamás habían visto que sus lagrimas cristalinas se resbalaran por las mejillas hasta su cuello de forma tan visible. Merry la miró con miedo y entendió a la perfección todo lo que esta le quería decir solamente con la mirada.

– ¡Espera! – exclamó Merry – ¡¿Qué pasará con ustedes luego?!, ¡¿Cómo van a luchar ustedes contra Lord Dark?!

Una pequeña risa melancólica salía de la boca de Lantana, una risa que más por nervios le suplicaba a Merry que los ayudara; sin embargo, era ya demasiado tarde para que ella pudiera hacer algo al respecto.

– Para nosotros no hay un luego – dijo Lantana de forma melancólica.

– Somos traidores – dijo Kriotoro de la misma forma – no hay forma de la que podamos escapar de esta situación, ya no podemos hacer nada.

– A los traidores no les espera otra cosa que la muerte – dijo Cirinia – hemos dedicado nuestras vidas a que sepan la verdad, por nuestro orgullo.

– Por nuestro honor – dijo Kriotoro.

– Por nuestra Patria – concluyó Lantana – estamos preparados para esto, desde el momento en el que empezamos a entrenar sabíamos que esto iba a pasar.

Sin consideración o sin tiempo de reaccionar las lagrimas le corrieron por las mejillas a Merry, tenia miedo al igual que los demás y por primera vez, los sentimientos de Merry y sus compañeros fueron similares.

– ¡Quédense! – le suplicó – ¡Si luchamos todos es posible que tengamos una oportunidad contra Lord...

– No – interrumpió Lantana – no vamos a involucrar a este planeta antes de su invasión; además, no hay lugar a donde podamos ir Merry. Lord Dark nos acaba de encontrar y estoy segura de que nos buscaría hasta el fin del universo para obtener lo que quiere.

Ni Kriotoro, ni Cirinia estaban dispuestos a estar más tiempo en aquel lugar soportando lo que Lantana decía, ni tampoco las suplicas de Merry por que estuvieran allí para poder hacer algo. Así que se dieron media vuelta para evitar verlos a la cara y poder despedirse con toda la dignidad posible.

– Confíen en la señorita Lantana por favor – dijo Cirinia – ella es la que nos ha estado guiando hacia nuestras victorias, sabe lo que hace. Merry, sé fuerte, tan fuerte como aquella vez que me derrotaste.

– Creemos en ustedes – dijo Kriotoro aun manteniendo aquella sonrisa característica de si mismo – por favor no vayan a echarlo a perder, Winder, Liam, sigan entrenando y sigan manteniéndose unidos.

Tanto Merry como los demás no pudieron decir nada, un nudo en la garganta les prohibía decir cualquier cosa. No sabían como reaccionar ante la situación, tres vidas se les esfumarían de las manos si no lograban hacer algo por ellos. Pero, tampoco era como si pudieran hacer algo, el tiempo les había consumido junto con su traición.

Cirinia y Kriotoro comenzaron su camino despidiéndose de los demás y luchando consigo mismos para no titubear y no regresar la mirada a donde todavía yacía su líder.

Lantana se acercó a Merry y tomó sus manos con suavidad y convicción. El tacto de la guerrera era muy suave, a pesar de las batallas y la hoz que hacían callos en sus falanges, la miró con determinación y confianza total, Merry correspondió.

– Merry – la llamó – en tus manos pongo el futuro de mi nación, una nación que no somos capaces de proteger, una nación por la que daremos la vida. Si Markland cae, nosotros caeremos con él.

Le soltó las manos con brusquedad, se dio la vuelta y empezó su camino de regreso, a los lejos se podía observar a sus dos compañeros aventurarse a lo que sería su fatídico destino.

– ¡Espera Lantana! – Merry trató de detenerla, sin embargo, fue inútil.

– Hasta nunca, malditos terrestres.

Y la leyenda de la guerrera más poderosa de toda la tropa negra se esfumó entre la densa niebla y el pastizal, dejando un brillo que poco a poco se fue apagando dejando algo en claro. Ella jamás fue derrotada, ganó la batalla, pero a su manera.

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