✧CAPÍTULO 36: LAS TRES ESTRELLAS QUE DEJARON ANDROMEDA (Parte 1)✧
Merry deseaba con todo su corazón que las cosas hubieran cambiado en su hogar. Desde que llegó ninguno de sus padres dejaron de reclamarle el por que no había llegado a casa. Era claro que tenían razón; sin embargo, la cuestión era muy diferente a lo que ellos creían y tratar de explicarles la situación seria algo muy complicado, sumado a que no le creerían absolutamente nada y quizá hasta se lleve un golpe de su madre en uno de sus muchos ataques de furia.
Era increíble como todo había cambiado y se mantenía igual al mismo tiempo. Merry camina el mismo sendero que había recorrido antes de ser elemental y su mente divagaba como antes lo hacía, no le gustaba regresar a casa, pero ahora tampoco tenia tiempo de ir al Presidio a pensar en sus acciones y hacer sus tareas tranquila.
Sus pasos sonaban en la acera húmeda, la lluvia hacia que el paisaje estuviera helado y triste. Era extraño, se suponía que no tenía por qué llover en aquella época del año.
– ¿Te molesta si te acompaño? – Mencionó Liam quien se ponía al lado de Merry, esta no se inmutó y ni siquiera le dirigió la mirada, apenas y logró salir de su burbuja de pensamientos.
– Claro que no, adelante – dijo Merry manteniéndose serena.
– Supongo que vas a la escuela – Liam se adelantó poniéndose a la par de esta – es algo pronto, tus heridas aun no están sanadas.
– No me interesa – contestó – no puedo darme el lujo de estar faltando a clases, también soy una estudiante y debo cumplir con esa labor.
– Lo entiendo, ¿Pero no crees que te estas sobrecargando? Las vendas que tienes están llenas de sangre, se nota que te duelen, te preguntaran que pasó y sabes que no puedes decirles la verdad.
– Algo se me ocurrirá.
– Si tu lo dices – dijo Liam después de esperar, luego soltó un suspiro – por cierto ¿Cómo te sientes con respecto a lo que ocurrió?
– Si te refieres a las sombras no son tan fuertes como todos me lo plantearon y tengo problemas más grandes que eso así que no lo he pensado mucho.
Aquellos siguieron caminando, en silencio y solo mirando hacia el frente ocasionalmente Merry bajaba la mirada y Liam solo la miraba de reojo mientras sus pisadas dejaban rastro por los charcos y las hojas de los arboles caían a sus alrededores.
– ¿No vas a preguntarme que clase de problemas? – preguntó Merry.
– ¿Por qué debería? – Liam contestó – si quisieras decírmelo no te hubieras callado, pero debido a eso supongo que quieres que pregunte. ¿Qué clase de problemas?
Merry soltó una carcajada junto con varios suspiros que hicieron extrañar a Liam esto hizo que arqueara una ceja y que se preocupara ligeramente por su compañera.
– Liam me está consumiendo la desesperación – dijo con sinceridad – dejé atrás a Mike antes de la primera batalla que tuve contra las sombras, mi casa es un caos con mis padres, no he ido a clases y ¿Por qué precisamente debo matar personas?
El contrario suspiró cansado, era extraño que Merry no se hubiera comportado así en mucho tiempo, la conocía y sabia que tarde o temprano la pobrecita iba a explotar de alguna manera por el estrés que estaba sobrellevando.
– Ya hemos hablado de esto muchas veces y tu lo aceptaste, ahora no tienes derecho a quejarte – Liam le reprimió causando un fuerte suspiro de parte de la chica.
– Si, si, ya lo sé – dijo Merry – solo que todo esto me conflictúa mucho, son tantas cosas en que pensar y a decir verdad tengo mucho miedo, no se donde están los guerreros de la oscuridad y aun no soy lo suficientemente fuerte como para enfrentarme a Lord Dark, no sé qué...
– Oye – Liam interrumpió poniéndole una mano en el hombro – no tienes por que cargar con todo, no vas a luchar tu sola, también estamos nosotros.
Merry le dirigió la mirada con cierta desconfianza, sabia que no había ni una pisca de mentira en sus palabras, pero verdaderamente no quería que los demás se involucraran, debía tomar las riendas del asunto, después de todo ella tenia lo que sea que Lord Dark buscaba y le hacia sentir que solo ella podía encargarse de la situación.
Bajó la mirada nuevamente y siguió su camino con Liam a su lado, este mismo entendió, se puso recto sin apartarse de la contraria, pero sin decir nada al respecto.
– Gracias – dijo Merry – aprecio mucho su ayuda, pero quizá tal vez solo sea una batalla que yo pueda librar.
– Tampoco te lo tomes tan apecho, no viene escrito en ningún lado que tengas que pelear tu sola, estaremos allí para poder detener cualquier plan que a Lord Dark se le ocurra.
Merry alzó una ceja al escuchar a su mayor y notar que atrajo la atención de este a su rostro. Varias cosas la confundían de todo eso y aunque no era suficiente el hecho de todos los tormentos que yacían alrededor de su mente tenia que lidiar con las extrañezas de Liam.
– ¿Te sientes bien Liam? – Preguntó Merry extrañada – estas diciendo cosas muy extrañas.
– ¿Por qué piensas que son extrañas?
– Que tú me estés dando aliento de esa forma me perturba mucho, ¿seguro que estas bien?
Este soltó un profundo suspiro largo, cosa que no hizo más que confundir a Merry, lo siguió mirando de aquella forma esperando una respuesta concreta del mayor que estaba a su lado. De cierta manera a Liam le pesaba que lo tacharan del típico hombre anticuado y amargado de siempre, muy en el fondo de su pesado corazón y de su pasado bochornoso yacía su buena voluntad, voluntad que solo pocos eran capaces de conocer y que estos mismos tenían la fortuna de sentir la calidez del elemental del fuego.
– Claro que estoy bien – contestó Liam cuando se sintió listo – solo trataba de darte un poco de ánimos, sé que soy malo para eso, pero lo intenté.
– Ya te lo dije, aprecio tus intenciones, pero verdaderamente intentare acaparar lo más que pueda para que ustedes no se involucren tanto.
La mirada de Liam nuevamente se clavó en su compañera quien sonaba algo desanimada al respecto, sabia por lo que esta pasaba; sin embargo, no entendía que era lo que le hacia pasar por aquella etapa, una etapa que en pocos elementales se desarrollaba y que sin dudas tenía mucho que no observaba algo así.
– Si esa es tu decisión – dijo Liam – yo no voy a contradecirte, llevas más de un año siendo elemental, era justo que tomaras tus propias decisiones arriesgadas.
La mirada de Merry resplandeció con furor ante las palabras de Liam y sus labios se estiraron en una sutil sonrisa dejando a Liam en silencio y siguiendo caminando por aquel sendero.
Ambos tenían un objetivo en común ese día, buscar mas de las sombras que habían estado causando problemas durante los últimos meses y encontrar una forma de deshacerse de ellas por completo.
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A decir verdad, la nueva rutina de Merry empezaba a sacarla de sus estribos, ya que era bastante aburrida, siempre tenia que buscar algo que muy probablemente no encontraría ese día y por ende tendría que regresar al día siguiente para continuar con su labor.
Tal vez la más preocupada de todas era Agatha, ya que sus investigaciones eran la base de los enfrentamientos que sus compañeros libraban en diferentes estancias. Pronto se comenzó a divulgar la noticia de estos nuevos seres que aparecían de la nada en varias partes del mundo y con poderes inimaginables atacaban a bestias enormes y extrañas que aterrorizaban a la multitud.
No era de extrañarse que Gloria hubiera posado su mirada y atención sobre cada movimiento de Merry, a donde iba, con quien se juntaba, o de que hablaban. Pero para ser sinceros la azabache no se preocupaba por eso, ni por su identidad que corría peligro más que nunca, ya que un problema más grande la acechaba todo el tiempo y era el miedo de no poder ser capaz de controlar una situación tan critica como lo era el hecho de que probablemente se toparía cara a cara con su enemigo y aun peor, ella aún no estaba lista.
En una de sus muchas tardes casi a punto de finalizar su aborrecida rutina la azabache contemplaba el paisaje naranja y amarillo de la ciudad de San Francisco, una vista hermosa que era el producto del atardecer, era tarde y durante esa misma semana no habían tenido ningún tipo de avistamiento de alguna de las sombras.
– Maldita sea... esto es tan aburrido – dijo Merry de forma apenas audible.
– No te quejes – contestó Ahmed quien había acompañado a Merry durante su misión de esa tarde – yo prefiero mil veces esto a estar combatiendo contra esas cosas.
– No podía esperar menos de ti, evitas cualquier contacto con la gente incluidos tus enemigos.
Las mejillas de Ahmed ardieron y sus dientes se apretaron luego de lo dicho por Merry, este respingó y casi se arranca los cabellos de su cuero, Merry no se inmutó en absoluto.
– ¡No puedes suponer cosas que no sabes! – exclamó.
– No estoy suponiendo nada, lo digo porque lo sé, siempre terminas alejándote de todos y evitas cualquier tipo de contacto, de hecho, por eso me extraño tanto el hecho de que tu vinieras conmigo a esta misión.
Ahmed suspiró y desvió la mirada a otro punto que no fuera Merry, dejo que el viento le abofeteara el rostro para que aligerara su sonrojo tan notorio, desgraciadamente Merry nunca volteo a verlo en ningún momento para notar su bochornosa situación.
Se quedaron en silencio, en un profundo silencio abrumador para Ahmed, la mirada de Merry seguía perdida en el horizonte preguntándose que podía hacer para conseguir lo que quería y entre otras cosas más. Había estado tan ocupada que no podía ponerle atención a Mike, por este motivo no pudo disculparse con el por la noche que lo dejó atrás y tampoco había recibido respuesta o incógnita de este mismo que la alentara a hacer las pases si es que había algún tipo de reclamo.
– Solo vine porque yo también quería cooperar – dijo Ahmed ganadose la extrañeza de Merry sumado a que puso su mano sobre su nuca rascándola, era extraño en el – sé que no he sido de mucha ayuda últimamente y tu eres la que ha estado mas al pendiente de esta situación. Liam me dijo que intentabas hacer todo tu sola y me parece una reverenda estupidez de tu parte.
La frente de Merry se tornó roja de la ira, pero su mirada seguía plantada en aquella vista caprichosa que captaba toda la atención de la azabache.
– No me interesa que es lo que pienses de mi o de mis ideales, es lo que pienso hacer y no puedes detenerme – interrumpió Merry.
– No voy a intentar detenerte, solo se que te ira mal si no dejas que te ayudemos, pero haz lo que quieras, no voy a ordenarte nada. Aunque... – pauso un momento y por fin pudo a captar la atención de los orbes oscuros de Merry – sé que no tiene nada que ver con el tema pero, tienes algo que Irina tenía.
Ella no conocía la intención de Ahmed, pero este mismo pudo notar que lo que salió de su boca no fue agradable para la misma, la ira acumulada de la azabache estaba apunto de explotar en contra del contrario si es que este seguía con sus argumentos. Lo miró con ira y manteniendo una postura algo amenazante.
– Deja de compararme con ella – le dijo mientras clavaba sus ojos en la expresión confundida de Ahmed – que todos ustedes estén obsesionados con lo que ella hizo cuando estaba viva y cuando era la elemental de la luz no es mi asunto, yo haré lo que tenga que hacer para cumplir con mis objetivos, si ella no lo hacía tampoco me importa.
A Ahmed le dolió el pecho, lo dicho por Merry le había calado hasta el alma; sin embargo, era fuerte y no daría paso atrás por algo que Merry hubiera dicho, aunque esta misma tenía razón. Así como a Ahmed le dolía el pecho en aquel momento a ella también le dolía cada que era comparada con Irina, pero también sabía que no podría evitarlo y que a comparación de su compañero ella tendría que soportarlo.
– Óyeme – Ahmed respingó – ¡Tú no tienes porque...
A Merry le hubiera gustado escuchar todo el arrebato que Ahmed estaba armando frente a ella, pero algo hizo que desviara su atención por completo del elemental de la tierra. Tres energías, tres energías que había sentido antes y que conocía bastante bien. El sudor se hizo presente en su frente y sus pupilas comenzaron a contraerse de forma abrupta, sabía lo que significaba, entre los muchos insultos que Ahmed soltaba, sus pensamientos y el terror que comenzó a sentir en el momento se percató de quienes se trataban. Su corazón parecía que iba a estallar o que de alguna forma se iba a salir por la boca.
– ¡Y una cosa más!
De alguna u otra forma Ahmed trajo a la realidad a Merry, esta reaccionó y regresó a su característica faceta molesta.
– ¡Cállate Ahmed! – exclamó.
– ¡No me digas que me calle!
– ¡Es enserio! – Ahmed guardó silencio una vez que pudo sentir las tres energías que Merry estaba presenciando – ¿Sientes eso?, No cabe duda...
– Maldita sea..., son energías bastante fuertes ¿de quién serán?
No tardo mucho, luego de su pregunta pudo avistar como Merry le daba la espalda, transformada y con un aura amenazante, pero sobre todo con un terror enorme, apenas y podía mantenerse de pie debido al miedo del momento. Ella suspiró antes de dirigirle la mirada a su contrario.
– Son los tres guerreros de la oscuridad, vinieron juntos y estoy segura que no vinieron a conversar, maldita sea, ¿Por qué vinieron todos?
Ahmed se detuvo un momento para observar cada cosa que hacia o decía su compañera, nunca la había visto en ese estado, no pasaba mucho tiempo con ella, pero sabía que algo malo la estaba aquejando. No dudo ni un solo instante, apenas entendió lo que estaba sucediendo cuando la arena envolvió sus manos por completo.
El estaba dispuesto a ir tras Merry si era que esta necesitaba su ayuda, no se podía decir que él no tenía miedo, pero debido a que poco entendía de la situación debía mantenerse firme y concentrado al respecto para que; por lo menos, Merry sintiera que estaba tratando con alguien que valía la pena, con alguien que si lucharía a su lado.
– Da igual si vinieron todos y juntos – dijo Ahmed determinado – no creo que sea algo que no podamos controlar.
Por primera vez, Merry sonrió. Sonrió ante lo dicho por Ahmed, ninguno de los comentarios que había dicho al respecto la había hecho sentir de aquella manera, confiada y a la vez esperanzada, sabia que eran fuertes, pero no tan fuertes como para derrocar a los cinco, tal vez no en ese estado.
Sin embargo, el mayor de sus problemas no era ese; sino, el hecho de que la guardia personal de Lord Dark se encontraba allí, así que era muy probable que su mayor enemigo se encontrara con ella en el campo de batalla. Merry no estaba lista para enfrentar esa situación.
– De acuerdo – dijo Merry – andando.
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Si hubiera algo que les daba miedo a los elementales era poder sentir una fuerza ajena a la de sus compañeros, no fuera problema si esta no fuera tan grande. Sin embargo, el terror que compartían era inmenso, dado a que la ultima batalla no dejó los frutos mínimos que todos esperaban y que al batallar con una sola guerrera casi les costaba la vida de dos de sus integrantes. Ahora estaba reunida con su sequito, mismo que les ocasionó un gran daño y que ahora darían lo que fuera para acabar con sus enemigos en común.
El trayecto que Merry y Ahmed recorría parecía eterno, aunque trataban de llegar lo más rápido posible les era imposible esperar demasiado. Las vidas de las personas podían correr riesgo a pesar de estar en un lugar tan aislado. Los guerreros tampoco eran tontos y el honor les corría por las venas, sabían que para poder librar una batalla justa tenían que hacerlo en un lugar donde ambos equipos podrían estar en condiciones parecidas.
Merry sonrió en sus adentros cuando pudo sentir las energías de Liam, Agatha y Winder cerca de donde los otros tres se habían presentado. Pero seguía preocupada, temía que antes de que pudiera lugar al campo de batalla se encontrase con sus compañeros heridos.
Aun así, se aferraba a la convicción y a la fe que le quedaba, confiaba en sus compañeros y en las habilidades de cada uno. Esta vez sentía algo diferente mientras se iba acercando, su corazón palpitaba considerablemente y una adrenalina le recorría por el cuerpo, una emoción que solo le indicaba que podían ganar esta vez. No estaba segura ni tampoco podía confirmar, pero por un momento pudo ver los ojos de Ahmed, se veía confiado, podría ser que sentía lo mismo que ella estaba sintiendo.
Sus pies frenaron en cuanto pudieron divisar la figura de los tres guerreros frente a ellos, imponentes y por demás poderosos. Lantana estaba en medio manteniendo su espada detrás de su cuello con los ojos cerrados y en total tranquilidad, Cirinia estaba a su lado derecho envainando sus dos espadas y manteniendo su vista en los dos últimos integrantes que habían llegado. Por último, Kriotoro al lado izquierdo de Lantana, manteniendo una leve sonrisa casi imperceptible mientras miraba a sus contrincantes mostrándoles su perfil y su porte majestuoso. Los tres estaban en su punto y para ser sinceros solamente con verlos sus corazones se llenaban de miedo. Al grado de que sus piernas les pedían que salieran corriendo, pero sus mentes y convicciones les impedían esta acción.
– ¡Liam!, ¡Agatha!, ¡Winder!, ¡¿Qué fue lo que ocurrió?! – preguntó Merry una vez que pudo regresar en sí. Su preocupación no iba a disminuir solo por el hecho de ver a sus compañeros a salvo.
Liam inmediatamente se dio cuenta de la presencia de Merry, sintió un gran alivio, pero también una inmensa preocupación, estaba pasando por lo mismo que Merry y Ahmed. Su mirada se clavó en su compañera prestando atención a sus movimientos.
– Es un alivio que estén aquí – dijo Liam – no hace mucho que llegaron, no sabemos sus intenciones.
– Pues pelear, obvio – Winder interrumpió – no creo que hayan venido para invitarnos a cenar.
Merry bufó, se adelantó para quedar más cerca de sus compañeros, con sus ojos plantados en lo que iban a enfrentar y por primera vez en aquel lugar las miradas de Lantana y Merry se cruzaron, manifestando lo que cada una sentía.
Mas allá del respeto que transmitían las miradas, Merry pudo sentir que en el corazón de Lantana no había nada más que orgullo y convicción, sabia que no era como su ultimo combate, esta vez, dejaría todo en aquel campo con tal de obtener la victoria. Lantana sintió algo parecido, Merry tampoco se contendría y a decir verdad notaba que estaba diferente, su porte, su energía y sobre todo lo que su mirada trasmitía, orgullo y venganza.
– Es un gusto volvernos a encontrar – Lantana habló por fin acaparando la atención de los presentes – lo digo con el corazón, nos da mucho gusto poder debatir otra vez, puedo darme cuenta de que han estado preparándose, también es algo bueno, me siento alegre.
Aquellas palabras extrañaron de sobre manera a los elementales, el aura que transmitían sus enemigos era bastante extraña, de alguna forma era bastante noble y sincera, como si quisieran transmitirle algo que sus bocas se negaban a salir, como si su alma y corazón supieran algo que la mente ignoraba.
– Merry, Liam, veo que han entrenado desde la ultima vez que nos vimos – habló Kriotoro con total confianza – me muero por probar su fuerza.
– Aun así – Cirinia habló por lo bajo manteniendo la mirada baja y sin dirigirle la palabra a ninguno de los que estaban en aquel lugar – espero ganar esta vez a pesar de todo.
Merry suspiró, se mantuvo firme cuando sintió la mirada de sus compañeros sobre ella, su vista no vaciló, ni tampoco ninguna parte de su cuerpo se desalineó, a excepción de su cabello el cual revoloteaba libre por la brisa al igual que el vestido rojo que siempre portaba en las batallas. Sinceramente esperaba no mancharlo con más sangre como era costumbre.
– ¿Qué debemos hacer? – preguntó Agatha con tranquilidad – ¿Cuál posición deberíamos tomar?
Agatha no esperaba una respuesta de Merry quien seguía inmersa en la mirada de Lantana, había pensado que seria mejor pelear todos juntos puesto a que los contrarios lo harían también. Sin embargo, Lantana seguía siendo un grave problema, debido a que ella era sumamente poderosa y que tal vez todos tuvieran una oportunidad contra ella. Pero, ni Cirinia, ni Kriotoro les dejarían jugar de aquella forma.
La azabache los volvió a sorprender cuando en el momento menos esperado y haciendo que los sentidos tanto de Lantana como los de sus compañeros se activaran dio la orden.
– Liam y Winder, vayan por Cirinia, Agatha y Ahmed, por Kriotoro, yo iré por Lantana.
Los ojos de sus compañeros se abrieron abruptamente por lo dicho. Merry no miró a nadie mientras ordenaba y la pulsación de sus compañeros casi podía compararse con los instrumentos de percusión, causando un pequeño timbre de alerta en cada uno.
– ¿Estas segura? – preguntó la chica de hebras azules – No entiendo tu estrategia ¡Sería un suicidio!
Merry le dirigió la mirada para luego regalarle una sonrisa confiada. Esto no hizo más que sonrojar a su compañera muy sutilmente.
– Sus habilidades contrarrestaran la de sus oponentes – dijo con tranquilidad – se que Lantana es sumamente poderosa y que muy probablemente no podré vencerla, pero mientras ustedes sean capaces de vencer a los demás ya que estos van a actuar como su protección y que yo pueda dañarla de forma considerable estará bien. Todo deberá salir bien.
La mano de Merry empuñó su espada dorada, está siendo admirada por sus compañeros, pero más por Lantana quien no le quitaba la mirada serena que mantenía.
Los demás acataron la orden de la elemental de la luz y de la misma manera en la que ella demostró que estaba lista para el combate, cada uno empuño su arma, y se mantuvieron a los lados de Merry para poder ser usados como protección y cumplir con la orden que Merry les había dado.
Ninguno de sus enemigos se inmutó ante la estrategia tan notoria por parte de los elementales. En su lugar desenvainaron sus espadas provocando un sonido chillante en el aire y haciendo crispar a los demás. Sabían que la batalla se daría lugar en cualquier momento y que debían estar atentos ante los movimientos veloces del sequito de Lantana.
Kriotoro había puesto su espada cerca de su pecho a modo de defensa y Cirinia empuñó sus ambas espadas a sus costados para tener mejor forma de atacar.
Pero Lantana, Lantana no se movió, de hecho, se podía decir que poco le faltaba para romper en llanto, había algo que su alma quería transmitir; más sin embargo su mente se lo impedía por cualquier medio posible.
– Cirinia, Kriotoro – llamó la castaña sin dirigirles la mirada y de forma tranquila – independientemente del desenlace de esta batalla quiero expresarles lo agradecida que estoy de que me hubieran seguido, de que pusieran todo lo que conocían atrás y que tuvieran la fuerza suficiente para enfrentar a los elementales una vez más – Lantana por fin tomó su postura empuñando su hoz como siempre lo hacía. De forma sublime y a la vez aterradora – estoy muy orgullosa de ustedes dos, creo en ustedes y en lo que nos depara el futuro, debemos crear una brecha de luz no solo para Markland sino también para toda Andrómeda. Debemos combatir con fervor y con toda la fuerza que nuestras espadas pueden soportar. Por el bien de nuestra nación y de nuestros amigos, por el bien de nosotros... ¡Lucharemos con honor!
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