✧CAPITULO 25: RAYO DE ESPERANZA✧

– ¿Qué planean ahora? – susurró Lantana en sus adentros – perfecto, tengo a ambas juntas, será más fácil acabar con las dos al mismo tiempo, no se me pueden escapar, es perfecto.

Agatha tragó grueso y Merry no le quitaba la mirada a Lantana, ambas tenían los nervios a punta, no sabían si funcionaria y, a decir verdad, ambas estaban sumamente cansadas para seguir luchando si es que su plan fracasaba.

– ¿Y bien? – Lantana se recompuso – ¿No vendrán a atacarme?

No recibió respuesta de ninguna de las dos. Ambas se mantenían calladas y firmes esperando el siguiente movimiento de Lantana. Esta misma se había adelantado a la situación. Una sonrisa se asomó a su rostro al notar la estrategia de sus compañeras y así mismo, dedujo lo que podía hacer para acabar con sus dos nuevas enemigas.

Lantana suspiró leve, hizo su brazo derecho hacia atrás y lanzó con todas sus fuerzas una de sus hoces. Esta recorrió varios metros hasta llegar a donde las chicas se encontraban y dando vueltas en si mismo se impactó contra las espadas de Merry que tenía Agatha, desviándola y haciendo que esta regresara a su lugar original con su portadora.

La castaña la recibió y a pesar de aun estar adolorida y con su brazo verdaderamente lastimado lanzó sus dos hoces en contra de aquellas. De nueva cuenta Agatha tuvo que frenar aquellas armas para que tanto ella como Merry no se vieran afectadas.

– ¡¿Estas bien?! – gritó Merry después de Agatha lograra desviar de nueva cuenta aquellas hoces.

– Si – susurró – Concéntrate.

Lantana se lanzó de nuevo hacia aquellas dos, esta vez empuñando sus hoces. Cuando estuvo suficientemente cerca de las dos alzó la hoz izquierda dispuesta a acertar aquel golpe. Lastimosamente en aquel momento Merry dio la vuelta de forma fugaz para encontrarse nuevamente  a Lantana con la lanza que Agatha le había prestado.

Ambas chicas tensaron sus quijadas al verse forcejeadas unas contra otras. La mejilla de Lantana se había visto afectada por la navaja de la lanza, la cicatriz que tenia en aquel lugar se había vuelto a abrir, causándole un dolor horrible y una sensación de muerte inmediata.

– Maldición – murmuró cerca de los oídos de Merry, esta gimió por lo bajo y no dejó que la fuerza de Lantana le ganara.

Lantana lanzó un golpe hacia el estómago de Merry, la hizo doblar de dolor, pero sus brazos seguían manteniéndose fuertes, de su boca empezó a escurrir un pequeño hilo de sangre que hizo preocupar a Agatha, seguramente le había dañado algún órgano.

Agatha trató de atacar con las espadas que en ese momento tenia en las manos. Lantana logró esquivarlos y otro golpe más hizo doblar a Merry de agonía.

– Ja, entre más intentes lastimarme más lastimada saldrá tu amiga – dijo Lantana.

Ambas corrían un riesgo enorme; por ende, ninguna de las dos podía separarse. Lantana era extremadamente fuerte respecto al ataque cercano, pero con sus hoces era capaz de atacar a ambas de forma lejana.

– No te preocupes Agatha – dijo Merry adolorida y con una leve sonrisa – sigue atacando.

Agatha tragó saliva, no sabia si era lo mejor seguir con aquel plan si su compañera estaba siendo atacada de aquella manera. Tampoco podía perder más tiempo, en la posición donde se encontraba Merry poco le faltaba para que esta se desvaneciera.

Merry siguió batallando con Lantana a pesar de sus heridas, esta era constante y obstinada con los ataques de sus hoces sobre la lanza de Agatha, Merry se defendía con la fuerza que le quedaba para darle un poco de tiempo a su compañera, los quejidos y alaridos de parte de la azabache llenaban aquel lugar.

Tenían que hacerla retroceder, pero era muy fuerte para llevarla a base de violencia. Durante el tiempo que Lantana combatió contra Merry una idea iluminó la mente de Agatha, una idea arriesgada, pero que si funcionaba las llevaría a la victoria.

– Por el poder que se me ha concedido – dijo haciendo que Merry prestara atención a sus palabras – por el mar que me ha confiado su vida, ¡Te invocó! ¡Leviatán!

La energía de Lantana se vio interrumpida, se vio incapaz de seguir luchando cuando sintió una enorme energía posarse bajo sus pies, dio dos pasos hacia atrás alejándose de Merry, esta misma la miraba de forma atónita, ya que nunca había visto su expresión preocupada.

– ¿Qué es eso? – susurró la castaña.

Era tarde cuando quiso huir. Se vio engullida en una enorme serpiente de agua que salió del suelo, debajo de los pies de Lantana y que se desplego hacia el cielo. De forma hermosa y a la vez grotesca. Los gritos de Lantana eran ahogados por la misma agua que la estaba engullendo y junto con ello miles de navajas atravesaban su cuerpo.

Merry estaba asustada e impactada por la escena que estaba presenciando frente a sus ojos, la forma en que Lantana estaba siendo consumida era gloriosa y a la vez espeluznante.

En cuanto a Agatha, esta daba hasta sus últimas fuerzas para que aquel ataque funcionara y que el llamado "Leviatán" cumpliera su deber o por lo menos debilitara de forma considerable a su oponente.

El agua se había mezclado con la sangre de Lantana y había formado un color negro en el final de la cola de aquel ser, el cual al finalizar su ataque se estrelló en el cielo, causando una tormenta enorme y repentina, misma que azotó a todo San Francisco y el campo de batalla donde se encontraban aquellas dos mujeres.

Lantana cayó de cara sobre el piso luego del ataque, no sin antes chocar contra varios arboles y dejar rastro de su sangre en donde había estado. Cuando pudo recapacitar se levantó lentamente, carraspeó y escupió sangre de su boca, su cuerpo tenia múltiples heridas y su respiración indicaba que estaba agonizando.

– ¿Cómo hiciste eso? – preguntó Merry incrédula y sin prestarle atención a Agatha.

– Ahora no es tiempo para eso – empuñó nuevamente sus espadas fijando su mirada en Lantana y las acciones de esta misma – debemos verificar que este débil y agonizando.

– Je, je, siguen siendo un par de mocosas estúpidas – dijo Lantana débilmente.

El aura de la guerrera volvió a su cuerpo, envolviéndolo y sanando levemente cada una de sus heridas, comenzando por las más graves. A decir verdad, era un proceso bastante lento y Merry se dio cuenta de eso al tratar de compararla momentáneamente con Cirinia.

– ¡Esta sanándose y su energía esta aumentando! – dijo Merry y empuñó la lanza – ¡No podemos dejar que haga eso! ¡Debemos detenerla!

Lantana se levantó y se giró hacia Merry y Agatha, quienes no dudaron ni un solo segundo para atacarla de nuevo y tal vez, por ultima vez.

Era cierto que se estaba sanando, pero también era cierto que le costaba mucho trabajo defenderse de aquellas dos.

Sus dos hoces la protegían de los ataques desesperados de Agatha, mientras Merry trataba de acertarle el cuello. Ambas estaban desesperadas por poder vencer a aquella mujer que les había causado tantos problemas.

– ¡Son unas mocosas ingenuas! – gritó Lantana – ¡Aun no entienden que es imposible vencerme!

– ¡Claro que lo sabemos! – dijo Agatha sin dejarle de atacar.

– ¡Pero aun así no nos rendiremos! – Merry gritó de la misma forma que Agatha – ¡Persistiremos hasta que ninguno de nosotros quede con vida!

Las energías de Agatha y Merry empezaron a resplandecer con furor, causando otra preocupación en Lantana y un conflicto interno por saber si en verdad seria capaz de vencer a las dos elementales.

Un recuerdo vago se coló en la mente de las dos chicas, un recuerdo de Luna que de alguna forma había quedado grabado en sus memorias.

"Cuando un elemental está a punto de morir en batalla su energía se desplegar de sobre manera buscando que su portador sobreviva y es en aquel momento que el elemento y su portador se vuelven uno solo".

Todo estuvo claro para Merry y Agatha, el elemento les había conseguido otra oportunidad de vivir, una oportunidad que ninguna de las dos dejaría atrás.

Con toda la fuerza que poseía cada una en aquel momento clavaron sus armas en el cuerpo de la castaña. La lanza se había clavado en la clavícula izquierda y las espadas en su abdomen, estas atravesaron por completo el tejido y los músculos de su adversaria.

Las tres se encontraban en la orilla del lago donde habían guiado a Lantana para ejecutar el plan de Agatha, después de aquel choque todas cayeron causando una perturbación en aquel cuerpo de agua. Ninguna de las dos supo cuanto tiempo había pasado desde que cayeron, pero gracias a que Agatha podía navegar por el agua sin problema a respirar pudo sacar a Merry, quien se estaba ahogando. Todo había sido tan rápido y lento al mismo tiempo, el cuerpo de Lantana pareció desaparecer luego de aquella colisión y la tormenta que había generado Agatha había desparecido de la misma manera.

La sacó hacia la orilla y esta empezó a toser, Agatha se recompuso y se quejo brevemente de sus heridas. Había perdido sus lentes en aquella batalla, así como la manga de su traje y una de las espadas doradas de Merry.

Volteo a ver al lago, este se pintó de rojo por la sangre de ellas y la energía de Lantana había desaparecido igual que la lanza de Agatha, dedujo que estas se encontraban al fondo del lago, pero no tuvo la fuerza para ir a investigar o por lo menos saber si Lantana seguía con vida.

Se giró hacia Merry cuando la escuchó toser, la preocupación la invadió más que el dolor que tenia por todo el cuerpo debido a la batalla. Se acercó a su compañera, frotó su espalda y espero a que esta pudiera hablar.

– ¿Estas bien? – preguntó Agatha suavemente.

Merry dio un gran suspiro antes de voltear a ver a Agatha, estaba empapada y por ende los rastros de sangre de ambas estaban borrados; sin embargo, sus heridas seguían abiertas y seguían siendo punzantes y dolorosas.

– Estoy bien – dijo cuando tuvo oportunidad y después miro el lago – ¿Está muerta?

– No siento su energía, es muy probable que si – contestó Agatha.

– Maldita sea, nunca había tenido una batalla tan intensa – dijo Merry y luego suspiro – espero que ya haya acabado.

Ambas trataron de levantarse, pero ninguna de las dos fue capaz de aquello. Ninguna había dicho nada. Para Merry todo se sentía muy extraño, era la primera vez que le arrebataba la vida a una persona y no se sentía bien.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Agatha llamó a Merry nuevamente y le indicó que mirara hacia el lago, el lago de donde brotaban pequeñas burbujas y donde el color escarlata de la sangre se había disipado.

Merry fijó la mirada en el proceso sin prestar demasiada atención, hasta que las burbujas empezaron a multiplicarse y a aumentar su tamaño. Por la columna de ambas sintieron un escalofrió intenso, producto una energía que comenzaron a sentir de forma gradual.

– No puede ser, ¡Sigue con vida! – gritó Agatha desesperada.

En aquel momento del fondo del lago estalló como si fuera una bomba y toda el agua que yacía en el salió disparada hacia arriba. Junto con aquello una explosión de energía invadió el lugar, mismo tiempo que el miedo se apoderaba de los corazones de las dos elementales.

– ¿Enserio creyeron que solo con eso me derrotarían?

Habló una Lantana totalmente diferente, el aura de su energía transmitía odio, pero un odio extraño y singular, era algo sumamente intenso junto con el aire que provocaba aquellos sucesos y el agua que caía en el lugar como si fuera lluvia dejando un hueco en la tierra donde anteriormente había un lago.

Merry y Agatha trataron de apartarse de la escena. Sin importarles si las hacia quedar como cobardes, no tenían la fuerza para seguir luchando y mucho menos para otro ataque. Lantana se había recuperado de sus heridas; sin embargo, se seguía quejando de estas mismas.

– Pero que idiotas – dijo Lantana, posteriormente sacó una de sus hoces, esta estaba agrietada, poco le faltaba para que se rompiera, pero seguía brillando – que no se les olvide, no se pueden comparar conmigo, ni en fuerza ni en habilidad.

Unos segundos le bastaron para atacar a aquellas dos de la misma forma en la que se presentó. Merry junto con Agatha gritaban de dolor y se retorcían ante las feroces cortadas de su adversaria; sin poder hacer nada, sin poder pensar en nada.

Agatha cayó primero que Merry y soltó un alarido al sentir su espalda chocar contra el suave pasto.

– ¡Agatha! – gritó Merry quien tuvo la fortuna de esquivar algunos para tratar de hacerle frente a Lantana.

En un solo descuido la castaña volvió a atacar a una velocidad sumamente sorprendente, no hubo necesidad de atacar a Agatha, ya que apenas y podía moverse.

Merry estaba muy cansada para continuar. En cuanto Lantana dejó de atacarla espero a que cayera, antes de que esta tocara el piso la embistió hasta un árbol que le quedaba cerca. El impacto le quebró las costillas a la azabache y la hoz de Lantana se plantó en su cuello provocando un ligero corte.

– Eres una estúpida Merry – habló Lantana nuevamente sin soltar su hoz e impidiendo que Merry se fuera – mira que... pensar que alguien tan inexperta como tu podía vencerme era algo muy estúpido. Aunque debo felicitarte, me has causado mucho daño y tu persistencia son simplemente admirables.

Las costillas rotas le provocaban un dolor horrible, la hacían incapaz de moverse, definitivamente no tenía opción y moriría entre las manos de su enemiga.

– Merry... – susurró Agatha quien no se encontraba muy lejos de ellas pero que al igual que su amiga no podía moverse.

– Es una lastima que ustedes dos vayan a morir, de verdad serian unas aliadas poderosas – habló Lantana – pensándolo bien, mejor será que acabe con ustedes, han deshonrado a todos y cada uno de nosotros con sus acciones. Todo se ha terminado.

Merry volvió a jadear, aun contra el árbol y la hoz de Lantana, tomo fuerzas y con el ultimo trago de saliva le escupió a la castaña. Lantana bufó y dibujó en su rostro una mueca de asco.

– En tus sueños, perra – dijo Merry con dificultad.

– Veo que ni estando en tu lecho de muerte vas a respetarme – dijo Lantana, después soltó una ligera risa y presiono más su hoz contra el cuello de su victima – bien, no me importa, despídete Merry.

Los ojos de Merry lograron visualizar una flama brillante y naranja que logró impactar a Lantana por la espalda justo antes de esta última le diera el tiro de gracia. Lantana soltó a Merry la cual no dudo ni un solo segundo en escapar.

– Menos mal no llegue tan tarde – dijo el dueño de aquel ataque.

– ¡Liam! – Gritó Merry con euforia luego de ir con Agatha para asegurase de que aun estuviera con vida y consiente.

Lantana ardió con aquella flama y nuevamente un grito se le escapó, de alguna forma el ataque había cobrado fuerza en cuanto tuvo contacto con la castaña.

– ¡Maldita sea! – gritó Lantana después de que se repusiera y mirara a Liam – ¡Todos ustedes son unos malditos tramposos!

– Me gusta más llamarlo, instinto de supervivencia – dijo Liam de forma seria y encendiendo sus manos en fuego.

La castaña tensó la quijada y empuño la segunda hoz, igual de rota que la primera, hasta un pedazo del mango se había caído. Se puso en guardia ignorando por completo a las dos mujeres con las que había batallado antes y fijando su vista única y exclusivamente en Liam.

– No me importa... ¡No me importa! – gritó Lantana desesperada mientras se dirigía hacia Liam – ¡No me importa cuantos sean! ¡Los mataré a todos!

Liam mantenía la mirada en aquella de forma seria y con una ligera sonrisa, sin ni siquiera moverse o inmutarse por la bestia que se le estaba acercando.

Los ojos de Lantana se mantenían fijos en Liam, expresando desesperación y odio hacia aquel que frustraba sus planes, sus heridas le imposibilitaban muchas cosas, entre ellas poder moverse de forma más eficiente.

Al llegar con Liam alzó su hoz izquierda para acertarle un golpe, el seguía sin moverse y su energía no desprendía nada excepcional como para que pudiera defenderse.

Pero Lantana no pudo llegar a con Liam. Poco le había faltado para acertarle un golpe al elemental del fuego cuando fue embestida por un potente ataque de arena que la hizo salir de su trayectoria recta hacia Liam, volando y estrellándose con uno de los árboles.

– Será mejor que te calmes – dijo Ahmed, quien iba saliendo de entre los arboles y era el autor de aquel golpe.

– ¡Ahmed! – gritaron Agatha y Merry casi al mismo tiempo.

– Llegas tarde estúpido – dijo Liam en cuanto su compañero estuvo cerca.

– Llegue a tiempo Liam, si no hubiera sido por mi ella te habría matado – volvió a hablar el chico de cabellos largos. Empuño sus manos y estas se vieron en vueltas en arena que se solidificó aumentando su tamaño de forma impresionante.

– Si claro – dijo Liam con sarcasmo, después plantó su mirada en las dos chicas – parece que no les fue nada bien, será mejor que descansen un poco, nosotros nos encargaremos.

Liam hizo aparecer su espada en medio de una llamarada intensa que salía de sus manos y que a su vez forjaba la hoja naranja brillante, como los aceros al rojo vivo. Ahmed se puso a su lado.

– Jamás he luchado contra alguien que utilice hoces – dijo el moreno – aunque creo que no será mucho problema.

– No te confíes – habló Liam sin dirigirle la mirada – siento que la energía de esta tipa es fuerte y no porque está herida se va a detener.

– No puedo creer lo bajo que han caído – dijo Lantana, estaba jadeando del dolor y su respiración agitada indicaba que no se encontraba en la mejor posición – incluso para los seres más rastreros, cuatro contra una no es suficiente. Pero ya lo he dicho antes y lo voy a repetir – su energía empezó a elevarse de sobremanera nuevamente – ¡Voy a acabar con todos!

Ahmed empezó a concentrar su energía, hizo chocar sus puños varias veces y después se puso a la defensiva, listo para encarar a la contraria quien sin pensarlo dos veces se dejo ir en contra del chico de ojos cafés.

Lantana volvió a atacar con sus hoces de forma frenética a Ahmed, este sin mucho esfuerzo se defendía solo usando los puños endurecidos por la arena. Lantana no vacilaba y seguía atacando, sus hoces seguían siendo veloces pero sus ataques seguían siendo bloqueados por los puños de su enemigo.

En un pequeño instante Lantana logró esquivar el ataque sorpresa que Liam le había preparado. Una flama negra que por poco la envolvía nuevamente.

El filo de las hoces de Lantana tuvo que bloquear el filo de la espada de Liam, quien ahora estaba haciéndole frente. Ella retrocedía a medida que Liam la estaba atacando, una gota de sudor se resbaló desde su frente a su cuello. Aquel hombre era extremadamente rápido y ágil, tanto como ella lo era, si fuera el solo podría hacerle frente sin problema; sin embargo, ella estaba herida, ya había luchado contra dos elementales y ahora tenia que enfrentarse a dos más.

Se decía que ella era comandante y que había acabado con ejércitos ella sola, no entendía el por que cuatro chicos la tenían entre la espada y la pared de aquella forma.

Ahmed se unió a la contienda nuevamente, alternando ataques y puñetazos junto con los movimientos de Liam, Lantana se veía obligada a defenderse de ambos al mismo tiempo y las opciones se le estaban agotando.

– ¡Actinio! – Lantana gritó.

Del suelo volvieron a salir aquellas cuchillas que anteriormente les habían provocado un dolor horrible a sus dos compañeras.

– ¡No las toquen! – gritó Merry a la distancia.

Rápidamente ambos intentaron esquivarlas, una le rozó el brazo a Ahmed causándole una herida profunda y un dolor exagerado. Otra le corto un costado a Liam, ambos se dieron cuenta del potencial de con quien estaban luchando.

– Maldición – susurró Ahmed adolorido – es como si fuera una quemadura.

– Lo se – respondió Liam – seguramente es lo que tiene a Agatha y a Merry en ese estado.

– ¿Aun no lo comprenden? – dijo Lantana mientras se posaba encima de una roca empuñando sus hoces y clavando sus pupilas en sus contrarios – no tienen posibilidad de ganar, a pesar de lo herida y mal que me vea, aun tengo fuerzas para combatirlos.

– Para serte sincero – dijo Ahmed – estoy harto de tus comentarios, hace apenas unos cuantos momentos entre a la pelea y ya estas fastidiándome.

– Iba a decir lo mismo – dijo Liam, luego de eso ambos chocaron sus puños.

– Entiendo – habló Lantana de forma un poco más serena – ustedes también me cansaron y este encuentro se extendió mucho más de lo que hubiese querido. No escatimaré más y acabaré rápidamente con ustedes.

Las dos hoces de Lantana empezaron a resplandecer, sus grietas se desvanecieron por completo y recuperaron el brillo que desde un principio había perdido.

Saltó de aquella roca hacia el suelo estando más cercana de aquellos dos, Liam se abalanzó y de nueva cuenta empezó a luchar, ambas armas volvían a cruzarse y volvían a provocar aquel sonido chillante que no indicaba nada más que una contienda peligrosa.

Ahmed decidió tomar distancia a la situación y dejar que aquellos dos seres se debatieran, a medida que pasa el tiempo Lantana se veía más fuerte y su energía se hacia más poderosa, si seguía de esta manera no sabrían a qué hora dejarían de luchar o si serian capaces de acabar con Lantana.

Liam se dio cuenta de la herida que tenia Lantana en su hombro; la herida que Merry le había hecho con la lanza, así que atacó ese lugar, clavando su espada en aquel tejido causando un nuevo grito de dolor de parte de la castaña, esta se separó de Liam lo más rápido que pudo, ni siquiera pudo reaccionar cuando sintió un par de cuchillos pasar por todo su cuerpo, provocándole heridas y junto con ello una brisa se hacia presente.

Cuando pudo recapacitar; ya estando desplomada en el suelo se dio cuenta que tenía dos navajas clavadas, una en la pierna y otra en uno de sus omoplatos.

– Siento llegar tarde – dijo la última elemental que faltaba, ya transformada, portando sus enormes y bellas alas rosas y con una sonrisa en su rostro.

– ¡Winder! ¡Estás bien! – dijo Agatha con alegría.

– Claro, me recuperé completamente y ahora estoy de vuelta.

– Ahora entiendo por que Cirinia y Kriotoro no pudieron acabar con ustedes – interrumpió Lantana – además de ser unos incompetentes se vieron envueltos en trampas como estas.

Winder y los demás miraron a Lantana sin discrepar nada y listos para volver a combatirla, tal vez Lantana tenía razón al respecto, era injusta su posición y sabía que le costaría mucho vencerlos. En su actual postura no resistiría nada más y por primera vez deseaba el apoyo de sus compañeros.

– Será mejor que te des por vencida – dijo Liam – y que te largues si quieres seguir con vida, sabemos que no es justo lo que hacemos, pero por cualquier medio impediremos tus planes. Mejor vete antes de que acabemos contigo.

Lantana soltó una ligera risa, se puso firme, recta y volvió a mirar a aquellos tres. Sus ropas estaban rasgadas, su cuerpo estaba lastimado, el dolor era insoportable y aun con todo eso, la orgullosa Lantana se mantenía firme.

– No entenderán nunca... – dijo la castaña – no importan los medios con los que tenga que vencer, mi propósito es liquidar a aquellos que mancharon nuestro honor y dar fin a la profecía, fui criada y entrenada para eso, no daré un paso atrás y si la vida me cuesta no me importa, si mi vida sirve de sacrificio para salvar a Markland ¡Yo voy a...

Todos los presentes se tensaron instantáneamente al sentir otra energía diferente a la de Lantana y mucho más fuerte que la de esta misma. Liam y Merry conocían aquella fuerza y de nueva cuenta temblaron en cuanto volvieron a escuchar su voz y verlo caminar hacia Lantana entre ellos los hizo retroceder.

– Es suficiente Lantana, no sigas luchando.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top