✧CAPITULO 24: DESPLIEGA TUS ALAS✧

Las piernas de Merry empezaron a temblar al sentir la enorme energía emanando de Lantana, pero no podía huir y tampoco escatimaría en ello. Agatha se mantenía detrás de ella, esperando, esperando a que algo más pasase y poder atacar de la forma más eficiente.

Estuvo tratando de leer a su oponente, trataba de analizarla lo mejor que podía para encontrar un punto débil dentro de toda esa tormenta de poder que se les presentaba. Una gota se le resbaló desde su frente hasta su cien cuando no encontró ningún tipo de punto débil a simple vista.

Su energía era bastante poderosa e inundaba el lugar en donde todos se encontraban dejando en claro que esa batalla no seria igual a la que habían debatido contra Kriotoro o Cirinia.

– Vaya, parecen intimidadas – dijo Lantana – es una lástima, quería enfrentarme a guerreras de verdad, ustedes son una burla, así que agradecería si se lo tomaran en serio.

Aquello hizo enfurecer a Merry y Agatha, ellas habían estado trabajando mucho tiempo y de forma constante para ser quienes eran ahora y no dejarían que una intrusa como Lantana les faltara al respeto de aquella manera.

Lantana se lanzó en contra de las dos chicas de forma rápida, Agatha alcanzó a bloquear el ataque con el astil de su lanza, la hoz de Lantana se clavó en este mismo y las dos elementales empezaron a forcejar con sus armas. Lantana se separó y siguió tratando de atacar a Agatha, le era difícil, pero la mayoría de los ataques de Lantana eran repelidos con el mismo astil de cristal. Merry intervino con su espada y poniéndose al lado de su compañera la ayudó en su combate. Merry atacaba y Agatha defendía, era increíble como su enemiga con una sola mano y de forma más lenta que la vez anterior podía rivalizar contra Merry y Agatha.

Cada vez que la hoz de Lantana rozaba o chocaba directamente contra las armas de Merry o Agatha nacía una chispa que resplandecía con intensidad. Como si Lantana fuera un relámpago, resplandecía en la batalla, como su espada que se iluminaba en cada ataque y como su fortaleza intocable que la hacía lucir como una guerrera temible y ambiciosa.

– ¡Serpiente azul! – en algún punto de la batalla Agatha se vio obligada a usar una de sus técnicas para poder alejar a Lantana de ellas.

No acertó, pero logró su objetivo.

Lantana cayó de pie varios metros delante de ellas esquivando las ramas de los árboles que había cerca de donde se disputaban y cayendo con elegancia sobre el pasto húmedo. Sonrió, movió la hoz con elegancia y regresó a donde sus contrarias para volver a atacarlas.

Merry fue la que defendió ahora y esto le ocasionó una seria herida en su muñeca izquierda, la hoz de Lantana se había clavado en la mano de Merry. Esta se quejó, pero tampoco se echó para atrás.

Como pudo se zafó de aquella arma y continuó atacando a Lantana haciéndola retroceder y dejando a Agatha atrás.

– ¡Luz amarilla!

En medio de su disputa hizo aparecer una segunda espada, esto había disminuido su energía de forma considerable, pero atacando con las dos espadas le seria un poco más difícil a Lantana poder herirla de forma importante.

Lantana soltó un fuerte golpe con su hoz sobre el objetivo anterior y Merry solo pudo detenerlo cruzando ambas espadas para que aquella hoz no traspasara. Tenia las manos ocupadas y no podría defenderse más. Su enemiga se dio cuenta de eso y mientras forcejeaba con la elemental de la luz su puño impactó con fuerza el abdomen de esta, haciéndola volar por varios metros.

Inmediatamente Agatha empezó a atacarla luego de ver a Merry salir de la batalla, al igual que la vez anterior usaba su lanza para atacar y defenderse al mismo tiempo. Lantana se pudo dar cuenta que Agatha se separaba mucho y muy seguido. No era un secreto que la elemental del agua atacara a larga distancia y ese era su fuerte. Era una lástima, Lantana ya había fijado su atención en el punto débil de Agatha y esta aun no había descifrado el punto débil de Lantana.

Agatha bufó, cerro sus manos con mas fuerza sobre su propia arma, levantó su lanza y luego proclamó.

– ¡Torrente marino!

El ambiente se tornó húmedo, contra restante a las chispas que provocaba Lantana cada vez que esta atacaba, los ojos de Agatha empezaron a resplandecer en un azul profundo y de su espalda se desplegaron un par de alas hermosas color turquesa, se asimilaban a pequeñas cascadas. A donde fuera que Agatha se movía estas dejaban un pequeño rastro de gotas detrás de ella.

Del suelo empezaron a salir varios torrentes de agua, precisos y veloces, mismos que les costaba algo de trabajo esquivar a la castaña, pero que lo hacía con verdadera gracia.

Agatha había notado algo, el alma de Lantana era como un fuego ardiente junto con su convicción, si Agatha podía apagarla muy probablemente podría ganarle.

Dentro de aquel baile de torrentes Agatha se lanzó contra Lantana embistiéndola y secretamente acorralándola en un punto donde le fuera difícilmente esquivar sus ataques.

Así poco a poco se fueron adentrando al bosque oscuro y sombrío de aquella zona.

Cuando Merry se pudo recomponer trató de seguirles el paso, era realmente difícil ya que se habían alejado bastante. Eran rápidas y sus energías resonaban y se sentían por todo el lugar.

La cabeza le daba vueltas, verdaderamente no sabia que hacer con la nueva amenaza que les estaba acechando, era muy fuerte y tampoco tenia tiempo de llamar refuerzos.

Agatha estaba en peligro y si Merry no hacía algo al respecto la elemental del agua iba a morir.

Al final las encontró, batallando sobre una pequeña zona despejada, el agua que Agatha usaba para sus ataques brillaba con intensidad, junto con las chipas que Lantana soltaba de su hoz.

Merry no tardó más y volvió a ir en contra de Lantana tratando de embestirla, pero esta ultima se dio cuenta y no permitió que avanzara más. Las dos estaban dando lo mejor de sí para detener a Lantana, pero era bastante difícil. La castaña era una guerrera de Elite; y si lo que decía era cierto, era muy poderosa y no por nada le habían concedido uno de los puestos más importantes en Markland.

Cuando tuvo la oportunidad dio una vuelta en el aire, soltando una patada a Agatha; le había dado en la cara, y la apartó de la pelea, después, tomó a Merry del cuello y con un golpe certero que le dio en el estomago la hizo impactarse con uno de los árboles que estaba cerca.

Suspiró y se recompuso, estaba cansada, pero no lo suficiente como para dejar de pelear.

– Veo que en parte es verdad lo que se habla de ustedes, su perseverancia y fuerza son realmente admirables – de su mano izquierda apareció una pequeña estela de luz dorada y luego de esto una segunda hoz tomó su lugar, la mano de Lantana empuñó el arma con fuerza – pero también es cierto que pelean de forma rastrera y que siempre tienen un truco que usar en sus batallas, ¿no les apena que entre dos de ustedes no puedan vencerme?

Merry trató de levantarse, pero solo pudo doblarse de dolor y toser sangre, aquel golpe le había quebrado una costilla y sufría de una hemorragia interna que le punzaba horriblemente.

Agatha estaba un poco mejor, se levantó nuevamente y limpió la sangre que salía de su boca, empuño su arma y de nuevo se puso a la defensiva.

– No es que usemos métodos rastreros – dijo Agatha – no importa los métodos ni cómo los ejecutemos ¡Tenemos que salvar la Tierra de una u otra forma!

– Es eso lo que nos diferencia de ustedes – dijo Lantana – los humanos se aferran a convicciones vacías y se ven cegados por hacer el bien ¿no se supone que deben hacer cosas que los orgullezca personalmente? En lugar de, restregar en la cara los triunfos propios.

– Te equivocas – dijo Merry mientras se levantaba con dificultad y jadeaba de dolor – los humanos tenemos sueños y deseos por cumplir, cada uno se esfuerza a su manera y vive la vida como puede. Cada quien gana con sus propios métodos. Nuestro objetivo es proteger a las personas que se esfuerzan día con día ¡Y nosotros también ganaremos por el método que sea!

Lantana miró con asco a las demás, se puso a la defensiva empuñando sus dos hoces y manteniéndose concentrada en el próximo ataque de las dos guerreras.

– Bien, en ese caso permítanme enseñarles una lección ¡Actinio!

Merry corrió hacia Lantana con rapidez y bajando un poco el pecho para poderse manobrear mejor. El ataque de Lantana consistía en atacar a su enemigo con poderosas y veloces cuchillas que salían del suelo. Eran rápidas y por la experiencia de Merry podía deducir que también eran peligrosas.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de Lantana empezó a atacarla con sus espadas. Justo como las veces anteriores esta era repelida.

– ¡Serpiente azul! – mientras que Merry combatía, Agatha lanzaba ataques a larga distancia, cuidando de no herir a Merry y también tratando de acertando a Lantana.

– Tramposas – susurró.

La energía de Lantana no hacía más que aumentar y Merry en sus adentros pedía al cielo que le diera una oportunidad de ganar, sabía que si perdían esa noche no habría nadie quien cuidaría la Tierra y más gente perecería a causa de las tropas que Lantana mencionó.

La castaña logró encontrar un punto vacío y le clavó una de sus cuchillas al lado derecho de Merry, debajo de las costillas, esta dejó de atacar instantáneamente y Lantana le golpeó la cabeza con el codo haciendo que cayera en el piso.

Merry no podía estar tan cerca de Lantana en aquella situación, se vio obligada a levantarse para que su enemiga no arremetiera contra ella.

Cuando pudo ponerse de pie un grito grotesco salió de los labios de la azabache, un grito de dolor que hizo doler los tímpanos a las otras dos mujeres.

La herida de la cuchilla le estaba doliendo demasiado, era como si le quemara la piel, era tan intenso que casi cae al piso retorciéndose de dolor y ganándose la total atención de su compañera que seguía de pie.

– Ya veo que sucede – dijo Lantana – les explicaré, el Actinio es un elemento sumamente peligroso, la ingesta en los humanos puede provocar una muerte lenta y dolorosa. Aunque como ya sabrán, estas cualidades se ven intensificadas en un elemental.

Los gritos de Merry se transformaban en alaridos de dolor, la cuchilla se había incrustado muy en el fondo de su cuerpo, tardaría bastante en sacarlo. Alrededor de la herida un color negro se apoderaba de su piel, parecido a las heridas que Cirinia le había provocado en el pasado.

La boca de Merry empezó a bufar y su mirada volvió a recobrar el color amarillo intenso que no desprendía algo más que una ira descomunal junto con un dolor sumamente imposible de ignorar.

Agatha se tensó nuevamente y se dejó ir contra Lantana, pero esta vez la castaña no atacó, solamente se dedicaba a esquivar los ataques de su oponente y a evitar por completo la cuchilla de la lanza de Agatha.

Era verdaderamente increíble apreciar cómo podía esquivar aquellos ataques con gracia y tanta facilidad. Agatha se hartó del show que Lantana estaba montando y empezó a atacarle con rapidez y rabia, si ni siquiera pensar en sus movimientos.

– Se nota lo poco profesionales que son – dijo Lantana sin dejar de esquivar – que decepción.

Lantana se dio un giro hacia atrás y con el talón de su pie izquierdo golpeo el mentón de Agatha, haciéndola retroceder. Apenas se pudo recomponer y volvió a atacar con sus cuchillas venenosas, Agatha también pudo reaccionar y aunque logro evitar algunas muchas de ellas se incrustaron en su cuerpo.

No tardó mucho cuando Agatha empezó a quejarse de dolor y su rostro se contraía debido a lo que sentía. No podía seguir luchando, apenas y podía mantenerse de pie, su piel empezó a sudar y el miedo le invadió el alma de nueva cuenta, esto porque sabía que en su posición actual no podría ganarle y el dolor punzante estaba siendo un enorme problema para ella.

– No me digas que eso es todo lo que pueden hacer – Lantana volvió a hablar – que patéticas.

Lantana empuño nuevamente sus espadas, poco le faltaba para acabar con la pobre chica de hebras azules que se retorcía de dolor por las heridas que había recibido. Ella seguiría luchando a pesar de que sus piernas y su cabeza le clamase que se dejara vencer, su convicción y orgullo era tal que lucharía hasta el ultimo momento de su vida.

Durante toda su vida se había preparado para el momento en el que dejaría de existir, la muerte le respiraba en el cuello y en ningún momento había estado en una situación tan peligrosa como la que en ese mismo momento enfrentaba.

Lo único que esperaba era tratar de esquivar o defenderse del siguiente golpe de Lantana, aunque sabía que este sería tan rápido y poderoso para poder darle el tiro de gracia. Acertó. Lantana se abalanzó hacia ella con sus espadas listas para dar el siguiente golpe, Agatha no era capaz de moverse y solo cerró los ojos esperando el golpe.

Afortunadamente las hoces de Lantana se vieron contra el filo de la espada de Merry impidiendo que esta llegara hasta donde Agatha se encontraba. La fuerza física que tenía Lantana era admirable y comparable con la de Ahmed, a Merry le costaba bastante resistir y forcejear contra las fuerzas de la castaña.

– Agatha – dijo a duras penas en medio de su enfrentamiento – toma tu distancia, haré lo posible por hacer retroceder a Lantana, trata de reponerte por favor.

En algún espacio que Merry divisó logró proclamar uno de sus ataques más poderosos y aunque se arriesgó a esto siguió adelante con su plan.

– ¡Luz violeta!

Por primera vez logró darle de lleno a Lantana, se hizo hacia atrás poniéndose enfrente de Agatha aun empuñando su espada y clavando su mirada en la nube de humo que se hizo luego de que Lantana cayera metros atrás. Sabía que no sería suficiente para vencerla, pero por lo menos pudo recuperar un poco de tiempo.

– Bien, basta de juegos – dijo Merry.

Concentró su energía, su cabello empezó a mecerse suavemente con la brisa que estaba provocando su poder al igual que la tela roja traslucida de su falda, la cual bailaba con gracia de la misma forma que sus hebras. De su espalda se desplegaron dos alas preciosas, alas que anteriormente había mostrado, pero totalmente nuevas para la elemental del agua.

Al igual que las dos veces anteriores una sonrisa siniestra se asomó por el rostro de Merry y sus dos espadas empezaron a brillar con más intensidad de antes.

Tomó su postura de nueva cuenta y esperó a que Lantana hiciera aparición otra vez.

No tardó mucho. La castaña salió de aquella nube empuñando sus dos hoces a paso veloz y de forma aerodinámica. Merry soltó una carcajada al verla llegar y paciente la espero para volverse a debatir con rapidez.

– ¡Maldita mocosa tramposa! – gritó Lantana con furia mientras seguía peleando contra Merry.

– ¡Ja! ¡Estas tan jodida! – respondió con soberbia.

Faltaba poco para que esta perdiera el control. Era increíble para Agatha ver como las dos espadas se perdían en una lluvia de chispas y movimientos danzantes extremadamente rápidos.

Lantana se había fijado en las alas de Merry, desde que estas aparecieron ella había incrementado su poder abruptamente junto con su agilidad y sus reflejos.

Pero la castaña no se quedaría atrás, también hizo ascender su poder a niveles inconmensurables, se alejó de Merry, la tierra tembló por un breve momento y del piso a rápida velocidad salieron más de las cuchillas que anteriormente les habían lanzado.

Merry sonrió y comenzó a esquivarlas, mientras que a su vez se iba acercando a Lantana, de la misma forma. Veloz.

Una de aquellas se encajó en el hombro izquierdo de Merry, pero esta no se hecho hacia atrás ni tampoco se detuvo. No sabía el por qué, pero no le dolía, de ninguna manera. Lantana también se había alejado sin dejar de atacar.

– ¡No huyas! ¡Luz naranja! – la voz de Merry se había engruesado levemente y se podía decir que estaba furiosa.

Lanzó su ataque de cuchillas filosas, una de ellas se clavó en el estomago de Lantana mientras esta misma las trataba de evitar. La sacó con facilidad, pero en su lugar dejo una herida punzante y una hemorragia.

– Maldición – murmuró Lantana.

Las dos guerreras poco a poco se iban adentrando en aquel recinto y una Agatha herida iba detrás de ellas corriendo como podía y rezando porque Merry estuviera bien.

Las pisadas de Agatha se podían escuchar y a lo lejos el sonido de las espadas rozando era evidente, además varios gritos y groserías de parte de las dos mujeres que en ese momento se encontraban luchando.

– Por las estrellas, espero que Merry esté bien – dijo Agatha mientras que seguía corriendo para alcanzar a su compañera.

Llegó poco después de las demás y pudo apreciar con detalle que había pasado entre ellas dos. Su rostro se sorprendió por completo al ver tanta sangre, sangre de ambas chicas.

Una Lantana cansada, de sus brazos brotaba sangre oscurecida, pero a la vez brillante y con múltiples cuchillas que Merry le lanzó, una hoz rota y lo que parecía ser manchas de sangre por todo el pasto.

Junto con ella una Merry sonriente, con la respiración agitada e igual que Lantana con varias heridas a causa de sus cuchillas, sus manos sostenían con fuerza su propia espada y las energías de ambas eran claras, las dos estaban dando lo mejor de sí.

– Merry – dijo Agatha – ¿estás bien?

– Si, sí, sí, estoy bien – contestó Merry de forma arrogante y sin dirigirle la mirada a su compañera.

Agatha logró visualizar algo más. El clima era bastante húmedo en aquella zona y un pequeño cuerpo de agua yacía en aquel lugar, todo era una mera suposición, pero tenía la impresión de que Lantana era vulnerable al agua y que esto a su vez la debilitaba.

Durante el transcurso de su batalla con Agatha su poder fue decayendo lentamente y esto fue más notorio cuando ella fue impactada con los ataques de la elemental del agua.

Lantana miraba a las dos chicas con rabia y enojo, su respiración agitada le daba a entender a las demás que estaba sumamente cansada, pero sus iris ardientes les transmitía miedo y les decía que ella seguiría luchando.

– Merry – Agatha llamó a su compañera mientras seguía empuñando su lanza – debemos trabajar juntas, tengo un plan.

– Ahora no Agatha – dijo Merry furiosa – estamos a punto de vencerla, varios golpes más y funcionará.

Agatha estaba pasando por alto un dato bastante importante. Merry había estado entrenando con Liam y este le enseño gran parte de sus habilidades y estrategias, Liam era un tipo que gran parte de sus batallas las ganaba con golpes y no con estrategias que tal vez serían más efectivas.

– Confía en mi por favor – dijo Agatha algo desesperada – sé lo que hago.

La elemental del agua se posicionó al lado de su compañera a fin de hacer un equipo de defensa y ataque. Por primera vez no estaba segura de su estrategia ya que todo lo había basado en suposiciones, y que si eso no funcionaba no tendría un segundo plan.

– Merry dame tus espadas – dijo Agatha.

– ¡¿Qué?! ¡Estas loca!

– Por favor confía en mi – le susurró – te daré mi lanza y yo usaré tus espadas, así podremos protegernos mejor.

– No te ofendas Agatha, pero no entiendo ni un carajo de tu plan – dijo Merry causando enojo en Agatha.

– ¡Solo hazlo y ya!

– ¿Qué tanto murmuran mocosas? – habló Lantana.

La energía de la castaña empezaba a desprender odio, estaba muy molesta y seguía siendo poderosa. Merry no escatimó y cambió sus armas con las de Agatha frente a Lantana.

– Supongo que sabes usarla ¿No es así? – dijo Agatha – Liam debió haberte enseñado como usar la lanza.

– Liam apenas y me enseño como usar la espada.

– Solo imagina que es una espada muy larga – dijo Agatha con enojo.

Lantana hizo crujir los dientes y un bufido molesto salió de entre sus labios, separó las piernas y corrió de nueva cuenta contra las otras dos chicas.

– ¡Escudo de coral! – gritó Agatha.

Del suelo se desplegó una cortina de corales naranjas y rojos que rodearon a ambas, estos parecían estar arraigados al suelo como los arboles que abundaban en aquel bosque.

– ¡Estoy harta de ustedes dos! – gritaba Lantana mientras estrellaba sus hoces contra las paredes de coral – ¡Salgan y peleen!

Merry y Agatha cerraban los ojos cada vez que escuchaban los golpes de Lantana, el sonido les causaba un temor intenso, pero ninguna de las dos quería retroceder. Empuñaron sus armas y se mantuvieron firmes.

– Escucha Merry – dijo Agatha – no estoy segura, pero tal vez podemos disminuir el poder de Lantana si la arrojamos al lago.

– ¡¿Eso de que nos va a servir?! – gritó Merry.

– El agua la debilita – dijo Agatha – el actinio es un elemento radioactivo y probablemente volátil, no conozco mucho de este elemento, pero si podemos hacer que caiga en el lago tal vez podamos ganarle.

Merry se dio cuenta que su compañera estaba temblando, jamás había visto que Agatha no estuviera segura de alguna cosa y mucho menos de uno de sus planes. Por el tono de su voz podía deducir que poco le faltaba para que se pusiera a llorar por el miedo que sentía.

– Tranquila – dijo Merry sin dirigirle la mirada, pero con toda la serenidad que podía en aquel momento – saldremos de esta, te lo prometo.

Agatha suspiró, su corazón se aligeró y su mirada volvió a resplandecer con orgullo y determinación.

– Esta bien – contestó Agatha y esperó el momento en el que el coral no resistiría mucho y Lantana perdiera los estribos.

La castaña seguía golpeando aquel lugar totalmente fúrica para poder sacar a sus enemigas de su recinto de seguridad. Agatha estaba sudando al igual que Merry y juntas buscaban una solución a aquel dilema que las tenía atrapadas.

– ¡Ja! – Lantana soltó una risa cuando pudo agrietar la fortaleza – ¡Aquí están!

Se dispuso a volver a atacar y en cuanto bajó la hoja de su hoz derecha para acertar un ultimo golpe al coral se encontró con la lanza manipulada por Merry.

Logró acertarle en el hombro derecho, atravesándolo y posteriormente abandonando su cuerpo. Lantana se separó quejándose del dolor. Aquella lanza le perforó el musculo y le rompió algunos tendones, la sangre empezó a escurrirle por el brazo y a pesar de todo esto el brazo seguía siendo funcional.

Agatha se deshizo de lo que restaba del coral maltrecho por culpa de Lantana y esta solo miraba a las otras dos con sorpresa y a la vez con furia.

Ambas estaban lado a lado empuñando sus armas y enfrente de ellas una Lantana herida, pero orgullosa y de pie, una guerrera que no se dejaría vencer.

Y sobre ellas el manto de la noche había caído y el brillo de las estrellas tintineantes junto con el brillo de la luna se reflejaba sobre la lanza de Agatha y las espadas de Merry dándole lugar a una nueva contienda, una contienda que definirá a la ganadora.

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