✧CAPITULO 22: FORMA TERRESTRE✧
La sorpresa invadió a todos los que estaban presentes frente a la revelación que Merry había dado. Liam sabía que Merry conocía a aquel sujeto de la energía poderosa, ¿pero de qué forma conocía a ese tipo?, ¿tanto la había descuidado que hasta pudo convivir con aquel sujeto?
Muy dentro de él sentía celos, Merry seguía siendo una inexperta en el tema de un elemental en comparación con sus amigos que llevan miles de años viviendo y entrenando para usar su elemento de la mejor forma posible. Sentía celos del encuentro entre ella y el futuro enemigo de los elementos y de la humanidad.
Ahmed solo permanecía callado, con los brazos cruzados y manteniendo la mirada fija en Merry quien correspondía este gesto con un suspiro de angustia y una mirada preocupante.
Luna era la más preocupada de todos, aunque no lo dejaba ver, muy dentro de su corazón sentía un miedo irracional por la situación que estaba pasando. Estaba asustada, preocupada por la salud de Winder, que no hacía más que empeorar, ella aún seguía inconsciente y ahora el problema del nuevo individuo la ponía entre la espada y la pared.
– No estoy muy segura – Merry habló en medio de aquel silencio – pero se que es el sujeto que está detrás de la contaminación y que probablemente sea el jefe de Cirinia y Kriotoro.
Luna bufó.
– ¿Estas insinuando que se trata de un miembro importante de la alta Jerarquía? – dijo Luna con desdén.
– Es muy probable – dijo Merry – su energía era enorme y parecía que sabía de la misión de Kriotoro, supongo que estos asuntos son delicados y no cualquiera puede saber de ellos si no es que el mismo le dio la misión personalmente.
– Si, tienes razón – Luna dejó su báculo a un lado, este seguía flotando, se cruzó de brazos mirando a Merry de la misma forma – Pero no creo que tenga suficientes motivos como para presentarse o venir a la Tierra antes que su ejército; además, ¿Cómo es que lo conoces?, ¿Acaso ya había venido antes? Porque parece que estás segura con lo que dices.
Merry bufó ante lo dicho por Luna, le molestó su actitud hacia ella y a pesar que no conocía demasiado a aquel tipo entendía sus intenciones y entendía la labor que tenía en cuanto a la nueva amenaza.
– No – dijo Merry – pero apareció en uno de mis sueños.
Los brazos de Merry se cruzaron y desplegó una sonrisa soberbia y orgullo que no hizo más que tensar a Luna y hacerla enfurecer.
– ¿Y por qué no nos dijiste nada? – dijo Luna propiamente molesta.
– Porque pensé que solo sería un sueño, soñé que ese sujeto me atacaba con una espada plateada, no puedo explicarlo, pero también sentía su energía, aunque no era tan grande como la que nos presentó hoy era bastante similar.
Liam y Ahmed se miraron mutuamente mientras Luna seguía clavada en Merry y su rara explicación. Había cometido el error de no haber dicho nada, pero tampoco podía saber que se trataba de algo mas que un sueño.
– Debiste habernos dicho del presagio – dijo Luna.
– ¡¿Y cómo iba a saber que era un presagio?! – Merry gritó.
– Touche – intervinó Liam.
Luna suspiró, tenía razón y no la podía culpar, ya que ella misma había reservado cierta información a sus colegas de las cosas en las que estaba metida y ciertos fenómenos que no tenían ni idea de lo que estaba pasando.
– Bien, tienes razón – dijo Luna después de un suspiro pesado que la hizo calmar – no voy a buscar culpables, debemos buscar una forma de vencerle en caso de que vuelva a aparecer.
– Yo digo que deberíamos entrenar – dijo Ahmed.
– Estoy de acuerdo – dijo Liam – la energía de ese tipejo sobrepasaba los límites, pero si solo nos quedamos esperando un milagro o algo así no tendremos ni siquiera una sola oportunidad para vencerlo.
Hacerle frente a alguien tan poderoso como él era algo que a todos les atemorizaba, si lo que Liam decía era verdad se trataba de la mayor amenaza que alguno de ellos hubiera enfrentado.
– Está bien – dijo Luna – les daré las herramientas necesarias para que puedan ganar, aún nos queda mucho por que trabajar y necesito el compromiso de todos para poder explotar al máximo sus habilidades. No nos queda otra opción.
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Merry no era fan de los sombreros abultados y extravagantes, tampoco sabía cómo su madre la había convencido de usar algo así.
Parecía que el hechizo aun funcionaba en sus padres y que a pesar de que casi había pasado un año de lo sucedido el amor de ellos seguía floreciendo cada día con más intensidad que el anterior.
– ¡Rápido!, ¡Se nos hará tarde! – gritaba la madre desde la planta baja.
– Maldición... – Merry susurró – ¡Ya voy!
Tampoco sabía en el momento en que accedió a la petición de sus padres para salir con ellos a comer algo. La verdad no recordaba la ultima vez que algo así había pasado. A pesar del hechizo que hizo a sus padres amorosos con ellos mismos, la atención que le daban a Merry era mínima.
Estaba claro, Merry no era necesaria para ellos y ella ya lo había asimilado desde que era una niña, desde su primer festival del día de la madre cuando nadie asistió, su primer concurso en la primaria donde tuvo que mantenerse fuerte para no llorar al no ver a nadie de su familia y hasta su graduación donde no le quedaba más que acercarse a la familia de su mejor amiga para por lo menos no sentirse tan fuera del lugar.
Había aprendido a estar sola, hasta el grado que a veces le desagradaba estar con su madre y padre. Las pocas veces que estos dos estaban juntos y por lo menos no estaban peleando.
No se había decidido aun por cual sombrero usar, se detuvo un momento, suspiró y tomó el primero que logró observar. Poco le importaba. Tomó otras cosas y bajó a la sala donde estaba su madre, impaciente y esperándola para darle; lo que seguramente seria, un regaño.
– ¿Por qué tardas tanto? – preguntó su madre molesta.
– No se como se usan estos sombreros ridículos – Merry trataba de acomodarse el sombrero a duras penas mientras su mamá la miraba con desesperación.
– No son sombreros ridículos – dijo su madre a la vez que le acomodaba el vestido que ella misma le había escogido – por fin te vez como una jovencita de verdad, te vez hermosa.
– Me veo ridícula – bufó.
La sonrisa de su madre se borró lentamente luego de escuchar a su hija, apretó sus puños y volvió a mirarla con rabia, hacia años que no la miraba de aquella manera.
Merry conocía a su madre y conocía cada una de sus gesticulaciones y lo que significaba. La Merry de antes se habría acobardado, pero después de todo lo que le había ocurrido ya no habría forma de que ella se sintiera inferior que su progenitora.
– Siempre te vez ridícula, esta es la primera vez que te veo usando algo decente.
Su madre atacó nuevamente. A Merry le dolían aquellas palabras, siempre ocurría lo mismo, Merry siempre era la sombra de su madre desde que tenía conocimiento. Después de mucho tiempo tratando de evitar a sus "amoroso padres" y después de tanto entrenamiento había vuelto a sentir aquel sentimiento de represión, ese sentimiento que la hacia temblar de miedo y obedecer cualquier orden de sus padres sin importar que tan ridículas fuesen. No estaba dispuesta a seguir sintiendo eso, nunca más. No estaba dispuesta a dejar que sus propios padres se burlaran de ella e hiciesen lo que se les pegara en gana, no se sentiría inferior a pesar de ser su hija.
– Me veo ridícula ahora mismo, de hecho me veo justo como tú.
Merry no pudo argumentar más, ya que fue azotada por un fuerte golpe en la mejilla con la mano abierta propiciado por su madre. Calló de inmediato, respiró profundo varias veces sin dirigirle la mirada a su mayor ni tampoco sacando ningún sonido de su garganta.
– Detesto cuando eres así – pronunció aquella mujer seria y molesta a la vez – te crees perfecta y crees que los demás son inferiores a ti, ¿Cuándo vas a entender que soy tu madre y que siempre vas a tener que obedecerme? Siempre tengo la razón y no vas a hacer algo para cambiarlo.
Merry abrió los ojos y entendió lo que estaba pasando. Su madre se estaba comportando como en un principio lo hacía, a pesar de la ayuda que tuvo de Liam nunca recibió cariño de su propia madre, antes o después de aquel acontecimiento.
– Liz, debemos irnos o no alcanzaremos mesa – dijo el padre de Merry y en un segundo la actitud de parte de su madre cambió por completo.
– Claro cariño, vamos en un segundo.
Un gesto de amabilidad se asomó por el rostro de la mayor mientras Merry contenía su ira de la mejor forma que podía. Ella era su madre y sea como sea debía respetarla a pesar de las humillaciones que la hacían enfurecer y que la lastimaban de sobremanera.
Cuando pudo, miró a su madre, con las pupilas retraídas y una mirada agresiva y penetrante, cerró sus puños y se puso recta. Si su madre se atrevía a hacer algo más de ese estilo a Merry, esta última se saldría de control.
Pero no pasó.
Su madre bajó hasta la altura de Merry y acuñó su rostro entre sus cálidas manos como si tratara de calmarla. Se dio cuenta de las gesticulaciones de su hija, que no le transmitían otra cosa que frustración. Con cariño acarició la mejilla donde anteriormente había golpeado con ira. Merry respingó, era obvio que le dolía, los golpes de su madre jamás fueron pequeños y siempre le habían dolido.
– Lo lamento mucho cariño – se disculpó, Merry no dijo nada – es solo que a veces me haces perder los estribos, sabes que no quise herirte, lo siento.
Subió hasta su frente y dejó un beso cálido en su cien, Merry no podía moverse, pero escuchó cada palabra que salió de la boca de su progenitora. Al pasar de los segundos su respiración se calmó, sus pupilas regresaron a la normalidad, pero siguió sin comentar nada.
Su madre se separó lentamente sin decirle nada y dejando que los cabellos de su hija cayeran suavemente alrededor de su rostro. Tomó el sombrero y se lo acomodó a su voluntad, seguía siendo incómodo para Merry.
– Vamos, tu padre debe estar desesperado y ansioso por llegar.
La dejo atrás, ella se marchó para alcanzar a su marido mientras Merry la miraba irse, tampoco trató de seguirla. Acomodó el sombrero de forma en que le fuera más cómodo usarlo sin desviar la mirada del camino que había seguido su madre.
El error que Merry había cometido era desear que sus padres no pelearan y fueran felices entre ellos. Debió ser un poco más egoísta al respecto y haber entrado en el hechizo, el deseo había funcionado, eran felices, sin ella.
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– No has comido mucho ¿Qué pasa? – preguntó su padre quien se encontraba frente a Merry sobre la mesa de mármol donde habían acordado quedarse a comer.
– Solo no tengo mucha hambre – dijo Merry con desdén. Había tomado el tenedor de su ensalada para jugar con esta misma sin dirigirle la mirada a sus padres.
– ¿No te gustó? – dijo el padre – puedes ordenar otra cosa.
– No quiero nada – Merry empuñó el tenedor mientras le hablaba malhumorada.
Su padre suspiró. Había que admitir que su padre era un poco más cariñoso y comprensivo que su madre. Era un hombre alto de cabellos negros y lacios, siempre usaba un par de anteojos y trajes elegantes. Merry sabia que era un miembro importante de una empresa ejecutiva, pero no sabia la labor que desempeñaba.
– ¿Entonces que te pasa? – volvió a preguntar.
– Para empezar – Merry le dirigió la mirada – el vestido me aprieta, la carne esta cruda, el sombrero se me ve ridículo y tuve una discusión con mamá antes de llegar aquí.
Su madre abrió los ojos lanzándole una mirada mortal a Merry, quien solo correspondió con una de despreocupación y seriedad.
– ¿Enserio?, ¿Qué ocurrió?
– No pasó nada corazón – dijo su madre – solo que Merry no quería cooperar, ya sabes cómo es de obstinada. No entiende que es lo mejor.
Sin perder la mirada seria apretó el tenedor tan fuerte que este se dobló. Merry odiaba con toda su alma que su madre la pusiera en aquellas situaciones donde todo siempre se salía de control y la culpa recaía directamente en la azabache.
– Lo mejor seria que dejaras de verme como otra versión de ti – dijo Merry a regañadientes.
– Por favor no peleen – dijo su padre dando un suspiro – no quiero una escena.
– Sabes que solo quiero lo mejor para ti – dijo su madre.
– Ni siquiera sabes que es lo mejor para ti mamá.
Las dos se miraron mutuamente con odio, ambas eran realmente obstinadas y de ser necesario se pelearían a muerte para demostrar que tenían la razón.
– Por favor, basta – dijo su padre nuevamente.
Fue por mucho, la comida más incomoda que jamás hubiera tenido Merry. Mientras ella comía su ensalada sus padres parecían dos novios embelesados, solo hablaban de ellos y hasta habían dejado de comer para prestarse atención.
Merry suspiró, al menos; aunque ella no estaba totalmente alegre, ellos parecían no pelearse nunca más. Ellos no necesitaban a Merry y Merry no los necesitaba a ellos, de cierta forma esto hacía que ella se sintiera más relajada.
En un intento desesperado por ignorarlos empezó a divagar en cuestiones de su nueva labor, pequeños proyectos que tenía en mente, la escuela y a veces en Mike. Ni siquiera se había dado cuenta del horrible sabor que tenía su comida debido a su distracción.
Le hubiera gustado seguir con el viaje de su cabeza, pero una pequeña energía la hizo salir de aquello. Miró a sus padres un momento para darse cuenta que seguían inmersos en su romanticismo.
Trato de buscar con su propia energía indicios de aquella pequeña energía que le causaba leves molestias. Estaba bastante cerca, pero era muy pequeña para poder ser una amenaza. Era tan pequeña que se encontraba en su bolso, Merry alzó una ceja, ni siquiera sabía que era posible el hecho de traer otra energía diferente consigo. Tampoco sabía por qué, pero la energía era bastante parecida a la de Agatha.
Metió la mano con cuidado a su bolso y sacó el Jaspe que Liam le había regalado, la tomó con dos de sus dedos tratando de examinar la piedra y saber por que la energía salía de allí.
Recordó las palabras de Liam, seguramente alguien debió de estarla contactando por medio del Jaspe.
– Discúlpenme – dijo Merry y salió de aquel lugar con el Jasper en las manos y su mirada plantada en la piedra.
Sus padres se miraron entre sí, pero ninguno argumentó o puso pero alguno a lo que su hija estaba haciendo. Una vez afuera lo examinó mejor a la luz del sol y vio que dentro de este una pequeña luz resplandecía con intensidad, como si fuese un teléfono con una llamada entrante.
– ¿Qué carajo? – Murmuró.
– Creo que no me escucha – dijo una pequeña voz a través del Jasper – ¡Merry!
Aquel grito le hizo doler la cabeza y los tímpanos a Merry, reconoció la voz de inmediato, no podía ser ni más ni menos que de su amiga de lentes.
– ¿Agatha? – respondió.
– ¡Gracias a las estrellas! ¡Por fin respondes! – dijo Agatha.
– ¿Cómo mierda funciona esta cosa? Es solo una roca.
– ¡Déjame explicarte – dijo con euforia – es una pierda encantada que usamos desde hace mucho para comunicarnos, Luna nos la dio y... – pausó un momento – demonios, ¡me estoy desviando mucho!
– ¿Qué necesitas? – preguntó Merry al ya no escuchar la voz de la contraria.
– Ah eso, estamos en problemas – dijo Agatha y Merry se tensó – Luna presintió otra energía más.
– ¿En dónde?
– Es ese el problema, no sabemos dónde; escucha, Luna y yo iremos a donde estas para buscar las tres juntas.
– ¿Crees que se traté de ese tipo? – preguntó Merry.
– No, esta es diferente.
Merry bufó, estaba harta de este tipo de cosas, ni siquiera podía descansar un momento cuando ya tenia que ocuparse de nuevos enemigos, aunque la oportunidad de escaparse le parecía sumamente tentadora.
– ¿Y Winder? – volvió a preguntar.
– Sigue inconsciente, ya con este son cinco días de su coma, pero sus signos vitales están estables.
– Menos mal – Merry suspiró.
– Pon atención a cualquier indicio, en un rato Luna y yo llegaremos – dijo Agatha.
– ¿Y Liam?
– Está investigando.
– ¿Por qué viene Luna?
– Porque fue la única que pudo sentir la energía y es la que nos dirá donde esta. Ahmed se quedará en el coliseo a vigilar mientras ella nos ayuda a buscar al dueño de eso. ¿Dónde estás?
Merry giró la mirada hacia dentro del restaurante donde sus dos padres seguían conversando plácidamente.
– Estoy con mis padres en el Toronado, es un restaurante, esto me va a dificultar las cosas.
– De acuerdo, se discreta e infórmame si ocurre algo ¿de acuerdo?
– Claro.
El Jaspe se apagó de pronto y la voz dejó de sonar, Merry volvió a examinarlo una ultima vez antes de meterlo a su bolso.
– Esto es una estupidez, ¿Por qué no se consiguen un teléfono?
Merry suspiró, miró hacia el cielo y trató de usar su energía para encontrar alguna otra que le pareciese extraña o enemiga. El aire hacia que su vestido rosado ondease con gracia al igual que su cabello mientras su mirada estaba inmersa en el cielo y su mente estaba concentrada para encontrar algo diferente.
– ¿Todo esta bien? – preguntó su padre quien salía del restaurante al lado de su madre.
Merry se giró para encarar a ambos, ahora tenia algo más en que preocuparse y eso le generaba un gran estrés.
– Claro – dijo Merry – por cierto, vendrán mis compañeras de... – se aclaró la garganta – es decir, una de mis amigas y su hermana mayor.
– ¿Ah sí?, ¿Para qué? – preguntó la madre.
– Están por aquí cerca y debo de hablar algo con ellas.
– Genial, será una buena oportunidad para conocerlas, quiero saber con quién te juntas.
Merry le dirigió la mirada, no creería que su madre se atrevería a algo así. Dado a que nunca le había prestado atención a absolutamente nada de lo que ella hacía, que de pronto se interesara por ello le parecía realmente molesto.
Era verdad que ahora siendo elemental su carácter cambio mucho, Merry se volvió más analítica y persuasiva hasta con su misma madre y constaba con el conocimiento de que ella realmente no se preocupaba por Merry. Pero ella no quería confirmarlo.
– Si, claro – dijo Merry sin mucho afán.
– Tal vez ellas puedan explicarme el por que siempre llegas tarde, con moretones y golpeada – dijo su madre.
Tragó grueso, sabia que sus compañeras eran conscientes de que estos no sabían nada del nuevo trabajo de Merry. Tampoco es como si se preocuparan mucho, luego de casi un año apenas y tienen indicios.
El camino fue lento, tortuosamente silencioso e incómodo, tal vez la opción de que una nueva amenaza estuviera surgiendo no era tan mala después de todo, ya que seria esa la que sacaría a Merry de su incomodo viaje con sus padres.
Fueron a parar a la fuente donde ella se juntaba con Alice y Mike. Se le asomó una sonrisa entre los labios al recordar ciertas anécdotas vividas con sus compañeros y su corazón latió con fuerza al sentir la calidez como si sus amigos estuvieran allí, alentándola y animándola.
Un día de estos visitaría a Alice y contaría como le había ido, tanto con Mike, su escuela y tal vez hasta su vida como elemental. Luego de todo, ella ya sabia su secreto y si Mike lo conocía ¿Por qué ella no?
Los planes de Merry no era quedarse mucho tiempo en la fuente, pero el sentir de la energía de Agatha y Luna la hizo convencerse de quedarse allí.
Y tenía razón, sintió ambas energías acercándose hasta que pudo divisar a ambas. Nunca había visto a Luna usar algo más que no fuera su vestido de escarcha y para ser sinceros, se veía bien con sus botas largas y su traje amarillo que la hacía lucir como una general, tampoco la había visto con el cabello sujeto. Ver a una mujer tan bella y tan alta de esa forma le causaba un poco de miedo.
En cuanto a Agatha, no cambió para nada su aspecto e inevitablemente resaltaba entre la multitud debido a su cabello celeste.
Ambas se acercaron cuando pudieron ver a Merry, la pobrecita se estaba consumiendo de nervios ya que sus padres habían fijado la mirada en las dos chicas. Merry sabia lo que su mamá pensaba sobre los tonos de cabello extravagantes y no podía asociarlo a otra cosa que no fuera el vandalismo.
– Buenos días Merry – dijo Agatha cuando estuvo cerca de ella.
– Buen día – respondió Merry – me alegra que...
– ¿Esas son tus amigas? – interrumpió su madre de forma poco cortés.
Merry le dirigió una mirada asesina a su progenitora junto con un leve sonrojo y una vergüenza en su interior, sabia a lo que se refiera y a lo poco contenta que estaba con sus nuevas compañeras.
– Si, ellas son mis amigas – dijo firmemente – te las presento.
– No hace falta que nos presentes Merry – habló Luna con toda elegancia y porte – yo soy Luna, elemental de la magia.
Los padres de Merry parpadearon varias veces, se miraron entre sí confundidos y después pasaron la mirada por Luna varias veces consecutivas.
– ¿La qué? – preguntó el padre de Merry.
Agatha soltó una carcajada profunda y fingida, estaba nerviosa, se podía notar a varias millas de distancia que ninguna de las dos estaba familiarizada en convivir con seres terrestres.
– Disculpen a mi... a mi... – Agatha tartamudeo y después se acerco a Merry – ¿a mi qué? – susurró.
– A tu hermana – susurró de vuelta.
– A mi hermana, se toma muy enserio algunas cosas y siempre bromea con eso – Agatha se rascó la nuca.
Los padres de Merry parecían sospechar de aquellas dos y la azabache no podía hacer más que solo sentirse muy apenada por la situación.
Luna se acercó a los dos mayores confundidos y estrechó la mano de cada uno de ellos de forma cordial.
– Es un placer conocer a los progenitores de un increíble espécimen como Merry.
– ¿Disculpe? – dijo el padre – ¿a qué se refiere?
Luna tartamudeo nerviosa, para ser la más sabia era bastante decepcionante el hecho de verla convivir con seres del planeta terrestre.
– Ash... mejor lo hago yo – dijo Merry, suspiró de forma cansada y se acercó a las otras dos – ella es Agatha, es una compañera que va conmigo en la preparatoria y ella es Luna, es su hermana mayor y profesora de filosofía. Por eso dice muchas cosas raras.
– ¿Por qué ella tiene el cabello azul? – preguntó su madre.
– Porque ella no tiene una madre que es un dolor de cabeza y que la cuestiona hasta por respirar.
Por primera vez el rostro firme y molesto de su madre se relajó y proyecto un rostro de tristeza y angustia. Merry lo captó, pero tampoco le importaba. Agatha notó la aspereza que use tenían ambas, pero tampoco quiso intervenir.
– Si me disculpan – dijo Merry – debo atender un asunto importante, regresaré luego a casa.
Se dio la vuelta dándole la espalda a sus padres y caminando detrás de las dos elementales cuando su madre la detuvo.
– Cuídate y no llegues tarde por favor – dijo su madre.
Las palabras que dijo sonaban con cariño y amor, ella tenía el corazón destrozado por lo que su hija le había dicho; no era para menos, ya que ambas estaban en una guerra constante para saber quién ganaría en mantener la cordura y el orgullo frente a la otra.
Eran iguales en muchos aspectos.
– Claro – dijo Merry sin dirigirle la mirada o sin dirigirle alguna otra palabra, dejando a los dos atrás, como años antes ellos lo hicieron con ella.
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– ¿Es enserio? – preguntó Merry mientras se giraba hacia las otras dos – son elementales de miles de años ¿y no saben socializar?
– Hace mucho tiempo que no hacia algo así – Luna trató de escudarse – algunos ni siquiera hablan nuestros idiomas.
Las tres chicas se habían detenido en una calle poco transitada luego de estar lo suficientemente lejos de los otros dos para poder hablar de la situación que estaba pasando.
– Ok, ok, no tengo tiempo para eso – dijo Merry – ¿Qué está pasando?
– Hemos detectado una energía muy parecida a la de Kriotoro – dijo Agatha de forma seria mientras estaba de frente con Merry.
– Y supongo que no es Kriotoro – dijo Merry.
– Exactamente – respondió Luna – esta energía se mueve muy rápido y es muy difícil seguirle el paso, apenas y puedo detectar donde esta.
La situación era grave, si no se trataba de aquel tipo, ni tampoco de Kriotoro o Cirinia ¿de quién más podía ser? Merry se tomó unos segundos para pensarlo y después volvió a caminar.
– Es extraño, no he sentido nada – dijo.
– Eso es obvio – dijo Agatha – probablemente que sea tan rápido será un problema.
– ¿Cómo esta Winder?
– Sigue en coma, Liam esta investigando el lado norte y Ahmed se quedó a cuidar el coliseo y de Winder.
Merry soltó un fuerte suspiró ante lo dicho por Agatha, cada vez más empezaba a tomarse enserio el papel de liderar el equipo. No es que alguien se lo hubiera dado, ella lo había escogido por voluntad propia.
Siguieron caminando durante algunas horas por toda la ciudad y por donde Luna les iba indicando que sentía la energía, hasta llegar a un skatepark desoladó, las rampas estaban llenas de grafitis y la naturaleza se había apropiado de aquel lugar.
Era hermoso y a la vez daba bastante miedo, ya que después de aquel parque empezaba una zona brumosa de arboles altos y oscuros que no hacía más que alimentar los temores de las tres chicas y dentro de ella una fuerte energía les daba a entender que lo que se iban a enfrentar era algo más allá de su imaginación.
El miedo las invadió a todas, junto con la muerte quien les respiraba en el cuello.
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