✧CAPITULO 21: SUEÑOS PERPETUOS✧

La mirada de Liam estaba plantada en los movimientos de ambos contrincantes, eran tan exactos y veloces que casi no lograba verlos y aunque no podía igualar a Kriotoro, sabía que le estaba dando más batalla que hace unos minutos.

Aprovechó que Kriotoro estaba ocupado, tomó a Winder y la llevó a un lugar seguro; Para que por lo menos, descansará un poco. Tenía pulso, muy débil, pero ella seguía con vida.

Los gritos de ambos aún se escuchaban desde donde Liam yacía y en medio de toda la batalla frenética ambos se alejaron en lados opuestos, Kriotoro dio un salto hacia atrás, respirando agitado y con su espada llena de pincelazos rojos, la sangre de Merry.

Ella no se encontraba mejor, su mandíbula seguía apretada, las venas en sus manos empezaban a marcarse y de nueva cuenta una sonrisa siniestra se formó en su rostro. Manteniendo la postura y con sus iris amarillos clavados en Kriotoro una melodía empezaba a resonar.

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La voz de Merry extrañó de sobremanera a Kriotoro al igual que la canción que en ese momento estaba cantando. Su energía empezaba a elevarse y sus alas empezaron a brillar con intensidad abajo del sol abrazador en aquella cálida costa.

Empuñó nuevamente su espada, el dolor se había disipado y a pesar de la situación, Merry se sintió eufórica. Liam; quien apreciaba todo desde su estancia a varios metros de lo que estaba pasando, sintió una energía enorme fluyendo en el interior de Merry, parecida a aquella vez que intentó salvarlo. Pero esta vez era diferente, como si su energía se viera interrumpida o no fuera totalmente estable, incluso podía decir que sentía un leve sed de sangre de parte de ella.

Golpeó la arena con su pie y se dirigió hacia Kriotoro entonando la canción. Su espada colisionaba contra la del contrario, atacando de forma frenética y en distintas direcciones sin perderlo de vista, ni desvanecer su sonrisa. Gracias a la melodía, el sonido de la espada dejó de resonar.

Los golpes sonaban por todo el lugar y el rostro de Kriotoro por primera vez demostraba preocupación ante el ataque de Merry. Apenas y podía seguirle el paso, él no se había dado cuenta, pero su espada estaba empezando a agrietarse por los ataques violentos de la espada dorada a la cual estaba haciendo frente.

Las alas de Merry bailaban junto con ella mientras su espada seguía atacando frenéticamente, hubo un punto donde Kiotoro dejó de seguirle el paso por lo rápido que este había sido, provocando que varias partes de su cuerpo se vieran llenas de heridas, cortes y laceraciones que le punzaban la piel.

Merry se separó, suspiró y siguió cantando mientras mantenía la espada en su mano derecha. Miró a Kriotoro con odio y la canción parecía cantarse a gritos. Durante varios segundos que estuvo lejos de él pudo percatarse que también estaba herido y eso le importaba más que sus propias laceraciones.

Se dejó ir nuevamente hacia él, sus espadas volvieron a chocar múltiples veces, cada segundo que pasaba estas se volvían más rápidas, frenéticas y difíciles de seguir, a Kriotoro le era bastante difícil seguir aquella melodía que no conocía.

En un pequeño espacio que Kriotoro le había dejado Merry saltó, parecía que el tiempo se había detenido como veces anteriores donde dejaba en claro el poder que ella misma poseía, sus alas la mantenían en el aire, su espada apuntaba hacia su enemigo y a pesar de la sangre que goteaba de su cuerpo no había perdido la sonrisa, Kriotoro la miró con sorpresa sin saber que esperar.

Kriotoro se mantuvo en su posición de defensa mientras ella estaba aún en el aire, entonando lo que seria el clímax de la canción. Cada vez que pronunciaba una nota alta un pulso salía de ella aumentando su poder y en medio del caos que se vivía en ese momento su aura cambio de roja a blanca.

Se dejó caer sobre Kriotoro encontrándose nuevamente con su espada, luego de debatirse un poco más de forma frenética se separó nuevamente, arrojó su arma y esta se clavó en la arena, alzó sus manos hacia su contrincante y en cuanto pudo dejar de cantar en un grito intenso pronunció.

– ¡Luz blanca!

Un destello brillante y segador se hizo presente, junto con el, un rayo blanquecino, veloz y certero que dejaba a su paso una estela blanca brillante e intensa. El mechón blanco que Merry tenía empezó a resplandecer junto con el ataque que estaba realizando. Estaba en su punto.

- ¡Radón! – Kriotoro trató de protegerse de ese poderoso ataque y tratar de contrarrestarlo con uno propio, parecido y dejando consigo una estela rojiza – ¡Imbécil! ¡Estas al borde de perecer! ¡No podrás vencerme!

La energía de ambos estaba desgastada al igual que sus cuerpos, si seguían luchando era probable que alguno de los dos moriría en aquel encuentro desastroso, sus heridas suplicaban ser atendidas por medio del dolor sofocante que aquejaba ambos cuerpos. Kriotoro no se dejaría vencer, pero había subestimado el poder de sus contrincantes y era posible que eso le quitara la victoria.

Merry mantenía el ataque como podía, su mandíbula tensa indicaba que estaba esforzándose al máximo y que había dejado todo en su encuentro anterior.

Liam estaba impresionado de la energía que sentía y del ataque nuevo que Merry estaba ejecutando, había varias cosas que no entendían y un sentimiento de preocupación le hizo dar un vuelco en el corazón. La energía de Merry se estaba agotando.

– Maldición... no te detengas ahora – decía Merry en sus adentros – un poco más, por favor.

Ella misma se suplicaba que no dejara de atacar, también sentía como dejaba hasta lo último de su poder en aquel ataque y aun así no podía vencer al de Kriotoro el cual estaba empezando a superarlo.

– ¡Ja! ¡Te dije que no podías conmigo! – Kriotoro estaba desesperado por ganar, se podía notar en la cara y en su tono de voz, la oportunidad se le escapaba de las manos como la sangre que le brotaba de su frente.

Aunque ambos se mantenían firmes, sabían que habría un punto donde ninguno de los dos podría atacar más o resistir el ataque predominante.

El ataque de Merry empezaba a perder fuerza y ​​​​Kriotoro empezaba a vencerle con el suyo propio, los papeles se intercambiaron y la que estaba en problemas era la elemental de la luz, pero tenía razón.

Kriotoro era un guerrero de élite, poderoso y sublime, solo sentir su energía los hacia sentir temidos y nerviosos, Merry solo era una principiante con un solo año de experiencia, aunque trataba de dar lo mejor sabía que no podría contra el elemental del Radón.

A pesar de saber que perdería y que su ataque terminaría colapsando se mantenía firme, esperando algún rayo de esperanza o algo que la ayudara con su misión.

Merry jadeaba del esfuerzo y por el dolor que sentía el cual le suplicaba que se diera por vencida, en el momento menos esperado ella colapsaría.

– ¡Fuego infernal! – Liam gritó y lanzó su ataque contra Kriotoro, ayudando a Merry con su encomienda.

– ¡Malditos tramposos! – dijo Kriotoro quien intentaba también reducir el ataque de Liam, sin mucho éxito.

Liam se puso al lado de Merry y todo el lugar se llenó de un calor sofocante debido al ataque que el elemental del fuego había hecho, una técnica no muy vista de parte de este, que consistía en lanzar grandes cantidades de fuego a su enemigo en forma de rayo, causando graves heridas y quemaduras dolorosas.

– ¡No te detengas Merry! ¡Casi lo logramos!

Merry bufó, tenso los músculos de su cara y soltó un grito intenso mientras trataba de sacar todo el poder que tenía en ese momento.

El rayo blanquecino junto con el fuego intenso de Liam hizo que el ataque de Kriotoro se detuviera y que una enorme explosión se diera en su lugar. Kriotoro salió volando junto con los otros dos, su espalda golpeó contra una roca, cayó inconsciente y su espada cayó metros atrás, desvaneciendo aquel color intenso que le caracterizaba. Liam y Merry cayeron metros atrás en medio de la playa vacía y lejos uno del otro.

Liam se levantó en cuanto pudo y Merry se quejaba del dolor intenso que azotaba su cuerpo; con dificultad y no sin algo de ayuda, ambos pudieron ponerse de pie mientras buscaban encontrar la energía de Kriotoro. Esta había desaparecido.

Winder también estaba débil y su energía había desaparecido, pero sus latidos seguían presentes y estables, ambos suspiraron aliviados frente a estos sucesos que indicaban que probablemente había terminado la batalla.

– ¿Estás bien? – preguntó Liam.

– Si, claro – dijo Merry cansada – vaya, usamos todos nuestros poderes y solo logramos noquearlo, de verdad que es alguien fuerte.

– Espera a que Luna se entere – dijo Liam totalmente serio mientras poco a poco de recuperaba el aliento, encendió su mano en un fuego agresivo mientras miraba y se acercaba a Kriotoro, quien se encontraba inconsciente sobre la arena – esto salió muy mal, me encargaré de no dejar evidencia.

Merry lo miró con sorpresa, pero mejor calló, no quiso intervenir en Liam y en sus decisiones, él sabía lo que hacía y no podía darle la contraria si ni siquiera ella entendía el por qué.

Solo se limitó a suspirar y admirar el paisaje triste de aquel lugar, una playa desierta, sangre por toda la arena y un ambiente tanto cálido como frío. La colisión de poderes hacía que Merry se sintiera preocupada por todo lo que estaba pasando y aún peor, le arrebataría la vida a Kriotoro a pesar de ser su enemigo y que su propósito era acabar tanto con su vida como la de sus amigos; era algo que la ponía indecisa, pero poco podía hacer al respecto, debía centrarse en lo que era mejor para todos.

Por primera vez, se daba cuenta de lo que Liam le contaba cuando estaba entrenando con él y el poco remordimiento que el elemental del fuego guardaba en su interior.

Liam se acercó al cuerpo y comprobó que este aún respiraba, suspiro con desdén y angustia, dudaba de su decisión, pero sabía que no le quedaba mucho tampoco.

El quisiese haber seguido y acabar con Kriotoro, pero algo se lo impidió.

Como si fuera un relámpago, ambos elementales sintieron otra energía; temible, omnipresente y por demás poderosa.

Merry jamás había visto a Liam temblar; hasta ese momento. La energía se sentía por todo el lugar, era como si se vieran atados. No podía moverse, pensar con claridad o si siquiera empuñar sus armas.

La mano de Liam extinguió el fuego, se dirigió hacia Merry con su rostro horrorizado por sentir toda aquella energía, mientras Merry miraba a todos lados tratando de encontrar al dueño. Un recuerdo fugaz se coló en su mente, ya había sentido aquello antes y podía tener una idea de quién se trataba. El miedo le invadía hasta la última célula y la hacia sentir pequeña y miserable.

El cielo poco a poco empezó a pintarse de rojo escarlata y las nubes empezaron a tomar un color oscuro, junto con varios relámpagos que llenaban el aire y lo hacían sentir eléctrico.

– ¡Maldición! – exclamó Merry.

– ¡¿Qué carajo pasa?! – dijo Liam – esta energía no puede ser de Kriotoro, esta es diferente.

Con las pocas fuerzas que tenían se pusieron en guardia, uno al lado de otro e internamente se pusieron a rezar, para que lo que fuera aquello no resultara totalmente invencible.

En medio de la tormenta eléctrica y luego de que varios relámpagos azotaran la playa una figura enorme se presenció. Un hombre alto y temible de iris del mismo color que el cielo en su momento; escarlata. Era bastante robusto y su cuerpo estaba cubierto por una armadura de plata brillante, en su espalda reposaba una capa negra y roja, su tez, tan blanca como la nieve hacia resaltar su ennegrecida barba y su cabello corto. Era sublime, se veía tan poderoso ya la vez tan temerario.

Merry y Liam lo miraron, ambos volvieron a tensarse sin despegarle la mirada y este mismo correspondió. Los miró con repudio y asco hasta cierto punto. Luego, dirigió su mirada hacia Kriotoro, bajó hasta su altura, lo tomó con cuidado, se levantó y lo cargó en su hombro.

– Eres un idiota – pronunció aquel hombre – Pensar que podrías tu solo Kriotoro, eres bastante tonto.

La azabache sintió un escalofrío recorriéndole la médula al escuchar aquella voz tan extrañamente familiar. Sabia de quien se trataba.

– No puede ser – susurró Merry, pero lo suficiente para que Liam la escuchese.

- ¿Qué cosa? – preguntó Liam preocupado – ¿sabes quién es?

– Es... – Merry titubeó – el hombre que se comunicó con Cirinia y además...

Liam la miró angustiado y a la vez preocupado al notar que ya no había argumentado nada, el pulso de ambos se aceleró y sabía que aquella energía no buscaba ayudaba por la forma en la que se había manifestado y lo que transmitía atreves de su energía.

- ¡Oye! – Merry tomó fuerzas y gritó mientras le hacía frente al mayor – ¡¿Quién eres?! ¡¿Y que quieres con este lugar?! ¡Se que eres tú el que está detrás de esto!

Aquel se giró levemente hacia la chica sin mucho interés, luego le dio la espalda dejando ver que Kriotoro seguía inconsciente y así empezó a caminar.

– Mi nombre carece de importancia ahora – dijo aquel hombre – y se que tampoco es justo que me enfrente a ti en este estado, elemental de la luz, perdón, Merry.

La mencionada volvió a sentirse retraída e intimidada solamente con el hablar de aquel sujeto, estaba totalmente asustada, pero su sed de respuestas era aún más grande que eso.

– ¡¿Por qué apareciste en mis sueños entonces?!

El hombre se detuvo, el aire ondeo su capa ligeramente y luego de pocos segundos de espera, este habló nuevamente.

– No puedo decirte con seguridad; lo único que puedo hacer es advertirte, prepárate elemental, no me daré por vencido y tampoco dejaré que me venzas – dijo aquel sujeto.

Merry quiso seguirlo, pero en cuanto se dispuso a ir tras él una fuerte ráfaga la golpeó, una ráfaga producida por el contrario y lo suficientemente poderosa para regresar a Merry a donde Liam estaba.

En cuanto fue golpeada por el ataque sus ojos se fueron hacia atrás volviéndose blancos. Antes de que pidiera desvanecerse por completo, Merry sintió que el tiempo se volvía mucho más lento y entre pocas y borrosas imágenes vio al hombre que se había presenciado en sus sueños desaparecer frente a sus ojos.

Un último relámpago impactó a esa zona haciendo desaparecer tanto al hombre desconocido como a Kriotoro y al mismo tiempo el cielo volvió a su normalidad.

Liam la sostuvo antes de que cayera al piso, por la fuerza ambos se desplazaron hacia atrás, Liam cayó y a unos centímetros estaba Merry. Inconsciente y con los ojos desorbitados.

Su pulso era débil y su energía se había perdido por completo al momento en que recibió aquella ráfaga en el pecho.

- ¡Merry! – Gritó Liam y se dirigió hacia ella, le tomó los signos vitales y se aseguró que aún estaba respirando – Maldición...

Tanto la transformación de Merry como la de Liam desaparecieron luego de aquel percance. Liam metió su mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó un Jasper parecido al que alguna vez le había dado a Merry, inmediatamente comenzó a hablarle esperando una respuesta.

– ¡Ágatha! ¡Necesito ayuda! ¡Merry y Winder están inconscientes!

Aquella gema empezó a resplandecer con furor y dentro de ella resonó la voz de Agatha respondiendo el llamado de su amigo.

- ¡¿Que?! ¡Ahmed y yo vamos para allá!

Tanto Merry como Winder estaban perdiendo sangre y era cuestión de tiempo para que alguna de las dos dejara el mundo si es que Liam, Agatha o Ahmed no hacían algo al respecto.

Liam se estaba consumiendo en su propia desesperación por mantener a las dos chicas con vida, averiguar qué había pasado con su nuevo contrincante o por lo menos esperar a que Agatha llegara.

A veces era tan difícil ser el que se hacía responsable de sus compañeros; pero Liam era así, era el que le tocaba cargar con aquel peso. Un peso que él mismo se puso en los hombros a causa de sus deshonrosos pecados.

En medio de su desesperación aquellos pensamientos lacerantes le atravesaban por la cabeza, haciéndole doler hasta el alma y recordar aquel dolor por el que siempre se había escondido junto con aquella frase que siempre le lastimaba.

"Te quiero"

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– Sabía que esto pasaría.

Una pequeña voz resonaba en la cabeza de Merry mientras ella estaba inconsciente, era extraño, jamás había pasado por algo así, ese tipo de encuentro consigo misma era tan raro, pero a decir verdad era lo que Merry necesitaba para no caer en la locura. No sentía nada, no podía ver nada, solo estaba ella y ella.

– Sabía que era un presagio – dijo para sí misma en sus adentros – maldición ese tipo es poderoso, no podría con el yo sola y dudo que podamos todos juntos.

No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado o cuánto tiempo había estado hablando consigo misma. Pero a su parecer eran horas y horas y horas.

– Tampoco es tu culpa – escuchó otra voz, una voz que ya había oído antes, la voz de la dama de cabello blanco que se le había presentado al principio, aquella tarde del relámpago. Dentro de sus subconsciente prestó atención a aquel vocesita que le llamaba encontrando así a la dama albina.

– Eres tú... ¿Qué haces aquí? – preguntó Merry.

– Soy una parte de ti tonta, desde que cayó el relámpago sobre ti siempre hemos estado juntas, somos como una sola.

Merry la miró por otro rato sin poder decir nada, tampoco podía ver nada más que no fuera la silueta femenina, todo era tan extraño, como un sueño lucido del que sabes que pronto despertarás.

– ¿Eres la que me dio los poderes? ¿Por qué estás en mi cabeza? – Merry volvió a preguntar.

– Tonta, yo soy tus poderes, te desconectaste del mundo, al momento que caíste inconsciente y tu energía se apagó. Usaste todo tu poder al mismo tiempo y estas son las consecuencias.

– ¿Qué quieres decir?

– Cuando un elemento se sobre carga su energía sufre un desplome abrupto, era obvio que te ibas a desmayar y algunos afortunados; como tú, lograrán conectarse con sus poderes.

Merry se quedó pensativa un momento, entendió lo que aquella mujer quería decirle, sus poderes estaban al límite, pero no podía dar marcha atrás en medio de la batalla que tuvo con Kriotoro.

– ¿Casi me muero? – preguntó Merry.

– Así es, pero no te entristezcas – contestó, con una voz sumamente apacible y después la envolvió entre sus brazos proporcionándole un suave abrazo – diste el paso más difícil, ahora solo queda mejorar, creo en ti Merry, en tu potencial, y asi como yo creen en tus amigos y apóyate de ellos.

Merry aceptó el abrazo y se apoyó en el hombro de esta misma. Se sentía sola a pesar de estar rodeada de gente igual a ella, tenía miedo, pero a la vez tenía esperanza.

– Y ahora... despierta – le susurró.

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– ¿Pudieron hacer algo para detenerlo? – preguntó Luna quien estaba enfrente de Liam.

Apenas llegaron al coliseo y Liam se desplomó en el piso. Ahmed dejó a las dos chicas inconscientes; Ya que cargaba cada una en sus hombros, Luna y Agatha se ocuparon de atender las heridas que los tres elementales tenían.

Cuando Liam estuvo consciente nuevamente fue atacado con preguntas de parte de Luna para saber que había pasado y el por qué había sentido tantas energías colisionando al mismo tiempo.

– No, no hicimos nada – dijo Liam mientras estaba siendo atendido por Agatha – bueno, Merry le gritó algunas cosas y después cayó inconsciente por un ataque de ese tipo.

Luna soltó un fuerte suspiro, molesto y pesado. Estaba bastante furiosa por todo lo acontecido y el problema que este significaba. Sus elementos se habían dado a conocer a sus contrincantes y junto con eso habían dado indicios de puntos débiles y puntos fuertes de ellos mismos. Conocía a los que ahora se enfrentaba y sabía que eran inteligentes, se las arreglarían para descubrir como vencerlos.

Les habían dado el arma a sus asesinos para que acabaran con su vida, les habían servido en bandeja de plata.

– ¿Tan fuerte era? – preguntó Luna.

– No quiero asustarte, pero era más fuerte que tu – dijo Liam a secas – su energía sobrepasaba los límites, me he enfrentado a muchas personas antes, pero no a algo tan poderoso como eso.

Luna tragó saliva, no se esperaba menos de los guerreros de Markland y a decir verdad el miedo comenzaba a apoderarse de su corazón, haciendo latir con brusquedad.

– ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Agatha con nerviosismo.

– ¿Qué más? ¡Pues pelear! – gritó Ahmed mientras chocaba sus puños ocasionando un fuerte ruido – seguramente ese idiota es el que está ocasionando todo esto.

– No lo sé – Luna interrumpió – a la explicación que me da Liam se refería a alguien de la Jerarquía, pero me confunde que se presenta ante nosotros.

– ¿Por qué? – pregunto Agatha sin desvanecer su mirada de preocupación.

– Los líderes de la Jerarquía no son seres que se presentan al luchar, siempre mandan a sus ejércitos en lugar de pelear ellos – Luna suspiró – no los puedo culpar, la guerra siempre es así o por lo menos así era cuando yo estaba allí todavía .

Todos callaron un momento, seguían preocupados por sus compañeras inconscientes, la más afectada había sido Winder, quien recibió grandes cantidades de lesiones antes de que Merry y Liam llegaran a la escena.

Aunque Merry no había salido mejor, tuvo una fuerte contusión y un drenaje de su poder caótico, estaba débil, pero hasta cierto punto estaba estable.

– Esperen un momento – interrumpió la azabache mientras suavemente se trataba de levantar de su estadía.

– No te levantes Merry, estás muy débil – dijo Agatha quien se ponía a su lado, sosteniéndole el brazo para impedir que esta se levantara.

– No te preocupes Agatha – dijo Merry adolorida – estoy bien.

Agatha suspiró, siempre se había preocupado por sus amigos y por su bienestar, muy en el fondo de ella odiaba que le mintieran de esa forma, sabía que no estaba bien, pero poco podía hacer para que esta misma le hiciera caso.

– De acuerdo – dijo luego de soltar un suspiro y soltó a Merry.

Merry bufó, se levantó de donde estaba con mucho esfuerzo hasta ponerse totalmente de pie. Miró a sus compañeros quien solo se fijaban en su expresión seria y mantenían un perfil preocupados ya su vez curiosos.

– Ese tipo, ya lo había visto y puedo explicarles quién es.

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