✧CAPITULO 16: VERDAD A MEDIAS✧

A decir verdad, la personalidad explosiva de Ahmed alentaba a los demás a esforzarse en sus entrenamientos, con el afán de hacerse igual o más fuertes que él.

A pesar de siempre estar en una disputa constante con Liam le había tomado algo de cariño al elemental del fuego quien siempre representó una amenaza en cuanto a fuerza se tratará.

Las demás se conformaban con tomar su distancia y enseñarle a su nueva compañera algunos trucos para poder sacar el máximo provecho a su elemento.

Merry se dio cuenta de muchas cosas. Por algún motivo Ahmed estaba bastante cercana a ella y le hacia varias preguntas incoherentes de las cuales ella ni siquiera tenía una respuesta concreta.

Durante este tiempo de entrenamiento los elementos se conocieron más a fondo, dejando en claro algunas de sus labores y objetivos que debían cumplir como equipo; sin embargo, no todo era paz y tranquilidad, los contaminados no disminuían y en más de una ocasión alguno de los elementos tuvo que ir a la ventana de la recamara de Merry a mitad de la noche para que les ayudara con su misión.

Pero Merry aun era un estudiante, y a pesar de que fuese una elemental no podía dejar a un lado su labor en la sociedad y a solo unos pocos días del examen de admisión todo se ponía en su contra.

Cuando podía estudiaba y sus otros dos amigos se ponían de acuerdo para juntos hacer un plan de estudio. El cual siempre terminaba en una platica en lugar de terminar sus apuntes o avanzar demasiado.

Los moretones y las cicatrices en su cuerpo solo reflejaban el esfuerzo que hacía Merry en cada entrenamiento, siempre que le preguntaban por eso ella solamente sonreía y explicaba a medias que era lo que había ocurrido.

Los elementos se juntaban a veces en el coliseo junto a Luna para poder entrenar, parecía que todos compartían el gusto con Merry por cantar en medio de las batallas y entrenamientos, hasta el fuerte y el terco Ahmed se le salían melodiosas canciones desde el fondo de su corazón y se escapaban de sus rosados labios.

Sin embargo, a pesar de todo lo que habían pasado al cabo de aquellas semanas no pudieron avanzar realmente mucho, los contaminados seguían siendo bastantes y no tenían una forma de saber el cómo tratar la monótona situación. Aunque todo se había mantenido; de cierta forma, estable.

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– ¡Si, aprobé! – decía Merry mientras se abalanzaba hacia Alice quien la recibía con los brazos abiertos y una enorme sonrisa en su rostro.

Los tres habían realizado el examen de admisión hace apenas dos meses y una angustia constante yacía en ellos. Por fin había terminado la espera y los tres habían calificado para la misma preparatoria, solo que en aulas diferentes.

– Que gusto – decía Alice con una sonrisa – ¿Qué puntaje obtuviste?

– 187 puntos – decía Merry – ¿y tu Mike?

–174 – respondió en un suspiro mientras se rascaba la nuca – pensé que me iría mejor.

– No te quejes, nos fue bien, yo saque 181 – contestó Alice.

A pesar de todos los problemas que aquejaban a Merry y a sus compañeros lograron lo que se habían propuesto desde un principio y todos juntos. Su esfuerzo rendía frutos en todos los sentidos y por primera vez en su vida Merry sintió que podía convertirse en alguien mejor que en solo una niña que obedecía a sus padres.

– Oigan – dijo Alice – ¿Saben si Gloria habrá quedado con nosotros?

– Espero que no – decía Merry después de un suspiro.

– Lamento informarles que si – comentó Mike – hablando de eso, ¿Por qué será que no la hemos visto?

Alice y Merry enmudecieron mientras se miraban mutuamente. Ambas recordaron el incidente que hubo con la chica de hebras plateadas y su mejor amiga, sabían que no le podían contar esa parte a Mike por el bien de Merry y por la promesa que se habían hecho mutuamente; además del acuerdo con el elemental del fuego.

Las dos se sonrojaron y tartamudearon casi al mismo tiempo, esto provocó la extrañeza del mayor y que a su vez su ceja se arquera suavemente. Ninguna de sus dos amigas encontraba las palabras adecuadas o alguna excusa convincente para la pregunta de Mike.

– Tal vez… ya no quiso atacarme – dijo Merry nerviosa – por que sabe que no puede conmigo.

Mike se hecho a reír al ver la forma tan egocéntrica en la que Merry se había comportado, extrañaba cuando Merry se comportaba de aquella manera ya que siempre lograba lo que decía en esos momentos.

– No me hagas reír, si las dos aman atacarse una a la otra, algo debió de haber pasado.

Merry tragó grueso, sabia que Mike no era ningún idiota, al contrario, era muy persuasivo y a decir verdad Merry era bastante fácil de leer.

– Bueno como sea – interrumpió Alice – no sabemos que ocurrió, solo se comenzó a alejar de nosotros.

Por alguna razón Mike confiaba mas en las palabras de Alice, ya que esta mentía con mas naturalidad y era un poco más difícil de leer que su amiga la azabache.

La verdad era que Gloria no se encontraba del todo bien, aquel extraño evento había rondado por su cabeza durante muchos días e incluso durante meses. Se había pasado noches enteras en vela convenciendo a su misma mente que lo que había presenciado era una mentira o tal vez un sueño del que pronto iba a poder despertar.

El ataque de Merry le había generado una marca profunda en su pecho, una marca que a veces dolía y que tardó semanas en manifestarse. Aunque fue con varios médicos todos le dieron el mismo diagnóstico. Era una quemadura.

Sin embargo, esta era diferente, esta le ardía durante esas noches arrebatándole el sueño a pesar de estar cicatrizada. No tenia pruebas de que Merry le había atacado y no era tonta, sabía que nadie le creería la historia que contaría a pesar de ser real.

Se había vuelto loca por ese asunto, pero no lo suficiente como para salir a encarar a Merry. Algo era seguro, nada sería igual y buscaría por todos los medios necesarios y llegaría hasta las ultimas consecuencias para provocar en Merry lo mismo que ella estaba pasando.

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Luna se encontraba en lo alto del coliseo mientras los demás yacían en la arena, conviviendo entre ellos luego de un día agotador de ejercicios.

La noche había caído y con ella el basto mando de estrellas hermosas que tintineaban en el bello cielo. Luna estaba leyéndolas y a su vez estaba luchando consigo misma, quería la verdad de muchas cosas, entre ellas quería una señal para poder decirles a sus elementos lo que estaba pasando y así estos pudieran prepararse mentalmente para enfrentarlo.

Corría un riesgo enorme, pero no era la primera vez que se arriesgaba a algo así y tampoco era algo que la estuviera deteniendo en su totalidad.

Ella bajó hacia donde sus alumnos se encontraban, todos callaron en cuanto sintieron la presencia de la guía acompañándolos. Luna suspiró, estaba nerviosa y eso era algo bastante notable, los elementos pusieron atención a la mayor durante los efímeros segundos de silencio que se interpusieron, hasta que sus labios se abrieron para soltar la frase que hizo crispar a todos los presentes.

– Quiero contarles la verdad de algunas cosas.

Liam y Ahmed suspiraron casi al mismo tiempo, Agatha alzó una ceja y Winder solo sonrió.

– ¿La verdad que siempre nos cuentas cuando llega alguien nuevo? – dijo Ahmed.

Los demás se sorprendieron y Luna solo bufó molesta. Habían perdido la cuenta de cuantas veces Luna había contado “la verdad” a sus nuevos integrantes y que, sin poder opinar, los más viejos eran los que tenían que escuchar aquello varias veces.

– No me refiero a esa verdad – dijo Luna – me refiero a contarles lo que esta pasando con los contaminados.

Los cinco pusieron toda su atención en Luna, quien se sentaba con ellos alrededor de la fogata que Liam había encendido desde esa tarde.

– ¿Descubriste quien es? – preguntó Agatha esperanzada.

– Algo así – Luna continuó – descubrí que lo que hace que las personas normales se conviertan en bestias agresivas es la oscuridad. No lo sé con exactitud, pero las personas que manifiestan este tipo de actividades regularmente son criminales o personas que su propósito no es del todo correcto.

– ¿Por eso casi todos tienen ese aspecto demacrado? – preguntó Winder.

– Tienes toda la razón – dijo Luna – debe de haber alguna forma en la que la oscuridad de sus corazones los transforma en seres contaminados – pausó un momento – o tal vez alguien es el causante.

El ambiente se tensó instantáneamente, todos sabían que había alguien detrás de todo lo que estaba pasando, pero no sabían a que se tendrían que enfrentar.

– ¿Qué quieres decir? – preguntó Merry temerosa.

– He sentido una energía poderosa – continuó Luna – estoy segura que la persona que esta causando eso no es de este planeta, pero ha estado aquí durante mucho tiempo sin que nosotros nos diéramos cuenta.

Merry tragó saliva por su garganta, Liam suspiró mientras bajaba la mirada y las otras solo se mantenían atentas.

– Merry – Luna llamó a la azabache – se que estas confundida, déjame explicarte un poco.

Luna levantó las manos sutilmente hacia el cielo dibujando una estela dorada en su encima, donde los brillos dibujaban una galaxia lejana y en ella varios dibujos y signos de los cuales Merry no tenia ni idea.

– Andrómeda – susurró Agatha.

– Así es, estoy casi segura que aquella cosa viene de allí y si es así me temo que tenemos grandes problemas.

Merry ladeó la cabeza de forma característica, pocas cosas entendía al respecto y otras más se revolvían en su cabeza.

– ¿De donde crees que vengan? – preguntó Winder.

– No estoy segura, pero es muy probable que de Markland.

– No entiendo nada – dijo Merry angustiada y provocando un suspiro unisonó y pesado a todos sus compañeros – ¿Cómo es posible vida en Andrómeda?

Luna sonrió ligeramente y después volteo de nuevo hacia su mapa hecho de luz e inscripciones que resplandecía en medio de la noche azulada.

– Muy lejos de aquí hay una galaxia llamada Andrómeda y dentro de ella hay varios planetas, entre ellos esta Markland, un planeta que se supone no tiene las condiciones apropiadas para ser habitado por humanos. Sin embargo, sus habitantes no son humanos y han desarrollado técnicas para que la vida sea sustentable.

La sorpresa de Merry era enorme, nunca en su vida le había pasado por la mente la posibilidad de encontrar vida en otro lugar que no fuera la tierra. Su hogar.

– Ustedes son bastante afortunados, pocas personas tienen el mismo poder que ustedes poseen – dijo Luna – incluyendo los habitantes de Markland, pocos de ellos son los que verdaderamente pueden explotar su elemento al máximo.

Las dudas en la cabeza de Merry no hacían más que aumentar, todo era tan confuso y extraño, poco entendía y los demás pudieron darse cuenta de eso por sus gesticulaciones y la forma en la que trataba de entender a Luna.

– Voy a explicarte…

Hace muchos años, Markland se fijó en este planeta, la razón era verdaderamente extraña y secreta, tan secreta que solo fue confiada a mí, Luna la general.

Tenía mi propio ejército y siempre obedecían sin objeción alguna, habíamos conquistado varias colonias y otros planetas dentro de nuestra propia galaxia.

Pero ella quería más.

Un día fui llamada a la sala principal de la que se hacia llamar “Señora” y me encomendó una misión que ni siquiera en mis sueños fui capaz de imaginar, una oferta tentadora que me seria de ayuda para elevar mi estatus.

– Luna, se que solo puedo confiar en ti para eso – me comentó aquella mujer detrás de varios retazos de tela traslucida que hacían imposible verla de cuerpo completo.

– Estoy a sus ordenes – contesté mientras me encontraba arrodillada frente a ella.

– Sé que has oído hablar del planeta que se encuentra a miles de años luz de distancia, la Tierra – volvió a pronunciar – quiero que vayas allá. He hablado con el gran sabio y dice que en aquel lugar hay minerales que podemos usar para eventos posteriores, es de suma importancia que no pierdas el tiempo y te marches enseguida.

Sin objetar nada, acepte y me marché a mi misión.

Sabia que era algo sumamente importante por la forma en la que ella me lo dijo, su tono de voz, sus palabras, sonaban tan bien. Sabia que estaba confiando en mi plenamente y que no encontraría a alguien más que realizara esa tarea.

Me aventuré con dos generales más, Lux elemental del Carbono y Cristia, elemental del Titanio.

Lux era un tipo frio y serio, era un general honorable y sus tropas destacaban por su forma estratégica de luchar.

Cristia era una asesina a sangre fría, una chica que realmente amaba asesinar a sus enemigos y su ejercito era prueba de ello, la forma en la que atacaban sencillamente daba miedo a quien sea que se le pusiera enfrente.

Mi ejercito era una pequeña combinación de ambos, pero destacaba por la gran valentía con la que libraban cada batalla. No habíamos perdido ninguna.

Los tres formábamos parte de la gran jerarquía. Un sequito de la “Señora” conformado por los generales más poderosos de las cuales yo destacaba como la más fuerte.

El plan era simple; sacar los minerales provenientes de la tierra y con ellos experimentar en Markland con el objetivo de encontrar nuevas formas de seguir con su invasión.

Tampoco nos llevaría mucho tiempo. El estimado era de apenas 6 meses y después dejaríamos el planeta atrás para seguir con nuestros planes.

Un día recibí un mensaje de la “Señora”, diciendo que la operación llevaría más tiempo del esperado. No objeté nada.

Así pasaron cinco años, cada vez que extraíamos minerales salían más y descubríamos más, minerales que jamás habíamos sabido de su existencia nos estaban haciendo poderosos y hacían que todo Andrómeda se llenara de esperanza.

No puedo explicarlo, pero sabía que había algo detrás de toda esta extracción y de todo el tiempo que estuvimos aquí.

Una noche en particular Lux y Cristia me citaron en un lugar apartado. Sabía que todo estaba mal cuando pude notar sus rostros de preocupación.

No pude evitar preocuparme, pero a decir verdad jamás los había visto tan asustados a ellos dos, esto hizo que mi sistema de alarma se pusiera atento.

– Tenemos algo que contarte – dijo Lux.

Su rostro estaba pálido y las respiraciones de ambos parecían agitadas. Me alteré ligeramente y sentí un fuerte escalofrió en mi espalda.

– Sabemos las verdaderas intenciones de la Señora con esta tierra y contigo – continuó.

A este punto estaba bastante asustada por la situación, pero mi curiosidad era aun más grande que eso y la Señora jamás me había aclarado el por qué tanto retraso.

“Quieren acabar con este planeta”.

Si mi yo de hace unos años hubiera escuchado aquello le hubiera dado igual.

Pero ahora ya no.

– La señora dice que nacerá un fruto de aquí que les traerá desgracia a todo Andrómeda – dijo Cristia – No sabemos de qué habla, pero después de sacar todos los nutrientes posibles va a acabar con todo el planeta incluidos nosotros.

Ya había estado pensando en una rebelión desde hace mucho tiempo y esta era mi oportunidad.

Abandoné mis tropas el día siguiente y convencí a Lux y Cristia que me acompañaran en mi rebelión. Debo admitir que jamás me sentí tan viva después de eso.

Estuvimos batallando durante varios años más, solamente nosotros tres contra todo Markland, Cristia pereció primero por una ráfaga que le perforo el pecho. Lux, murió tratando de salvarme de un ataque masivo por parte de un ejercito enviado por la Señora.

Desconozco el paradero de nuestros ejércitos. Luego de eso me dieron por muerta, pero en cuanto supieron que otros elementos habían nacido en esta Tierra vinieron de nuevo.

Estoy segura que Markland hará lo posible para detener cualquier ejercito que represente una amenaza.

Incluyendo a ustedes.

– ¿Y eso que? – dijo Merry en cuanto Luna acabó de contar su relato ganándose la furia de la guía – eso no me explica el por que hay vida en un planeta tan inhabitable como “Markland”.

– Merry es una historia que tenías que saber para que puedas enfrentarte a eso – Luna exclamó.

– Si, si, Lux era el amor de tu vida y murió por ti, así como Cristia – Merry contestó sin mucho afán y moviendo su mano en el aire – pero eso no nos explica mucho. Solo nos contaste el por qué estás aquí y todo está a medias.

Luna bufó, era verdad que había evitado muchos detalles para evitar despertar curiosidad en su sequito; sin embargo, esto no le resultó como esperaba y no tomó en cuenta la curiosidad de su ahora alumna.

– El punto es – Luna continuó – que los habitantes de Markland harán lo posible por acabar con ustedes ya que le presentan una amenaza y es por eso que creemos que ellos están causando la contaminación de las personas.

– Ósea que no tienes idea de quien es en realidad – dijo Ahmed mientras se cruzaba de brazos.

La guía suspiró, era más tedioso de lo que hubiera querido, pero en realidad así eran sus alumnos, hacían que uno de los más grandes miedos de Luna se hiciera realidad y que sus secretos se vieran poco protegidos.

– ¿Y se supone que los ejércitos de Markland son conformados por elementales? ¿Cómo es posible que haya elementales en otros planetas diferentes a este? – Merry seguía con su interrogatorio.

Durante todo este tiempo Agatha había estado saltando de emoción en su lugar, la forma de vida que había en Markland era bastante interesante para ella y se había pasado gran parte de su vida como elemental descubriendo sus grandes misterios.

– Eso es algo que yo puedo explicar – dijo Agatha con emoción, luego se levantó de su estadía y se puso frente a sus compañeros – verás, he estado investigando mucho sobre el tema y se que los habitantes de Markland no son humanos del todo. Casi todo su ecosistema es artificial, la atmosfera, su alimento, sus hogares, hasta su forma de creación es artificial.

Todos los elementos estaban asombrados de lo mucho que sabia Agatha al respecto, la dedicación y la emoción que expresaba mientras explicaba la situación les parecía adorable. Después de todo ella era la que siempre contaba con la información necesaria.

– ¿Y que hay de los elementos? – Merry volvió a preguntar.

– ¡También son artificiales! – dijo Agatha con euforia – someten a varios prospectos a experimentos para poder otorgarles algún elemento químico, si resisten la prueba la energía elemental y el núcleo empiezan a formarse convirtiéndoles en elementales poderosos.

– Me perturba mucho saber de dónde sacaste esa información y la forma tan extraña en la que hacen sus elementales – dijo Merry.

– Es una forma muy grotesca de obtener lo que desean, la obtención de elementales tiene que ser de forma natural, no por medio de experimentos – dijo Luna – por ejemplo, Lux y Cristia eran elementos hechos artificialmente y yo fui una elemental creada por la naturaleza.

– Por eso ella es más fuerte – Agatha explicó.

Aunque muchas dudas fueron aclaradas otras pocas empezaban a aparecer, ¿que tan malvados eran los habitantes de Markland para someter a su propia gente a ese tipo de experimentos? Y aun peor, ¿Cómo siquiera se atrevían a meterse con la gente del planeta de Merry? Ni siquiera tenían conocimiento de quienes eran o el por qué les interesaría un planeta como Markland.

– Pues yo no estoy de acuerdo – dijo Merry mientras se ponía de pie – a lo que me dicen hay alguien fuerte que vino desde Markland hasta la Tierra y si es el que está ocasionando todo eso, pues se equivocó de planeta y yo seré quien lo haga pagar.

Una sonrisa macabra apareció en el rostro de la azabache mientras los demás la veían con sorpresa y hasta incluso admiración. La incredulidad florecía en Merry y hasta cierto punto la hacía ver tierna, aunque eran conscientes de las intenciones de su compañera y de lo que esta misma era capaz.

– Si, tienes razón – dijo Liam de forma tranquila y esbozando una sonrisa en su rostro – vamos a acabar con lo que este amenazando a este lugar.

Luna sonrió orgullosa, a pesar de su pasado y de que ahora la nueva elemental de la luz entendiera la situación todos estaban unidos y listos para enfrentar cualquier cosa que viniera de Markland.

– Bien, entonces entrenaremos todos juntos – dijo Luna – y los estaré apoyando para que detengamos esta guerra antes de que empiece o antes de que alguno nos tome ventaja.

Los corazones de todos se llenaron de esperanza y en plena oscuridad un pequeño rayo de luz apareció, dejando en claro que probablemente el destino les otorgo otra oportunidad.

Aunque todos estuvieron de acuerdo con el trato y estaban más que dispuestos a combatir algo raro se sentía en el aire, era como si todos supieran que lo que Luna acababa de contar fuese una mentira.

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