✧CAPITULO 1: TEMPORADA DE RELAMPAGOS✧

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"DEL CIELO CAYÓ LA LUZ DE UNA ESTRELLA, SU NOMBRE ES MERRY"

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En un profundo lugar de la ciudad de San Francisco en California yace un hallazgo sorprendente, solo para los ojos capaces de apreciar la belleza y las mentes más abiertas.

Eran las 3:33 de la mañana cuando un fuerte estruendo y una luz relampagueante se abrió paso sobre la ciudad, despertando a unos cuantos y alertando a otros, era normal en esa época del año y por la ubicación de la ciudad que las tormentas eran todo un espectáculo; Sin embargo, el relámpago que cayó esa noche definitivamente no era normal, o por lo menos no era parecido a los relámpagos que azotaban esa ciudad.

Los destrozos que ocasionó eran impactantes, había generado varios problemas a toda la comunidad, ojalá ese fuera el problema más grande que tuviera. Merry ese día, sus oídos ya estaban acostumbrados a aquellos alegatos entre su padre y su madre, mismos que le advertían de cosas. espantosas pero que a su vez la ayudaban.

– Maldita sea – respingó una señora de aproximadamente 43 años mientras sostenía con su mano derecha un vaso que; aunque apestaba a alcohol, ella sostenía firmemente que solo tenía refresco – tu padre tampoco vino a dormir hoy.

Merry miró a su madre con preocupación, tampoco es como si ella pudiera hacer muchas cosas por su mayor, siempre era lo mismo, ella siempre tomaba todo el día, su padre nunca llegaba a casa, se había vuelto tan rutinario que si algo de esto No ocurriría era bastante extraño.

– ¿Por qué estás tomando de nuevo? y... tan temprano – aunque Merry vaciló un poco seguía preocupada por ella, su madre se había vuelto una alcohólica desde hace bastante tiempo y aunque Merry moviera cielo, mar y tierra no podía hacerla cambiar.

– De nuevo con eso – ella respingó, soltó un suspiro y después exclamó – ya hemos hablado de esto Merry, no cuestiones las decisiones de mamá. Ahora, toma tus cosas y lárgate – le dijo antes de desplomarse sobre la mesa balbuceando palabras inaudibles.

Merry susspiró, obedeció sin reclamos y salió de su casa, la cual quedaba relativamente cerca de Presidio real de San Francisco, un lugar si no muy bien conocido fue la cuna del evento de la noche anterior.

–¡Nos encontramos aquí!, ¡reportando desde el Presidio de San Francisco! – comentó una reportera enfrente de la cámara de su compañero –¡lugar en que la noche pasada se presentó un fuerte relámpago, el cual causó daños a la infraestructura del parque, varias viviendas se vieron perjudicadas ante este evento!, autoridades comentan que el potente rayo de anoche fue causado por una tormenta que azotó la costa. Se recomienda no salir en las tormentas que se aproximan durante esta semana, seguiremos informando.

Aunque Merry iba tarde a su escuela no pudo evitar seguir su camino sin prestar atención a la reportera y tampoco pudo evitar preguntarse el como ese raro suceso tuvo que ver algo con ella.

Definitivamente ese día era diferente, el calzado en sus pies, su ropa, su piel no se sentía igual, no sentía ser ella, por que claro, no lo era. Su energía había decaído más de costumbre si de por ella hubiera sido ni siquiera se hubiera levantado de la cama; De hecho, aún se preguntaba cómo es que había llegado a la parada del autobús, trato de recordar el camino que recorrió, pero tampoco lo recordó.

-¡Alegre! – gritó la docente haciendo que desde su butaca Merry saltara del susto poniendo atención a la clase – deja de mirar por la ventana, esto es importante.

Se había perdido tanto en sus pensamientos, en lo que había pasado que se había desconectado de la realidad, de la clase, de sus compañeros y por su puesto de su docente.

Merry estaba por más de una cualidad, era atenta, un poco reservada, inteligente y por demás liberal, por ende, se le conoció como una chica popular que claro, mientras unos la adoraban otros la odiaban dentro de la secundaria. Sin embargo, aunque destacaba también era reprimida de todo lo que le gustaba y aunque esa represión era por ella misma, los demás la hacían sentir egoísta y egocéntrica. El hecho de convivir en un entorno tan tóxico como el que era su familia la obligaron a vivir siempre en represión ya ser la sombra de sus padres. Era tan melancólica su situación que simplemente no podía recordar lo que pasaba en el día, no había recordado como había llegado a la escuela ni siquiera o que había pasado en esos transcurridos.

Ella solo se dedicó a mirar a su mejor amiga que yacía a su lado, este solo podía regalarle una sonrisa haciendo que de cierta forma la azabache se tranquilizara.

La única esperanza que tenia Merry y por lo que deseaba a las estrellas era que, de alguna forma, las cosas eran diferentes, que por un efímero momento lo que era rutina cambiara, una esperanza que hasta el momento no había llegado.

Como se lo esperaba, apenas llegaba a la puerta de su casa, podía escuchar a su madre ya su padre discutir. Tan acostumbrada estaba a la situación que a veces apostaba consigo misma solo para comprobar que todo estaba en su misero lugar.

Se encontraba fuera de su casa, fuera de la puerta blanca de madera, no fue capaz de tocarla para preguntar si se podía pasar ni mucho menos solamente así, o por lo menos pasar si no quería recibir algún golpe de parte de ellos.

Solo susspiró resignada a lo de siempre, sabia que no valía la pena ponerse triste o sentirse mal, si ellos no hacían nada por ellos mismos Merry no haría la diferencia, ni tampoco lo intentaría.

Optó por lo de siempre, tomó sus cosas y caminó al Presidio, esperó a que no hubiera nadie cerca, cuando estuvo totalmente sola se adentró al Presidio y como siempre empezó a cantar.

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Era una tonada magnifica, la voz de Merry sonaba tan irreal y armoniosa que era bastante difícil imaginarse que se trataba de una humana, se asemejaba más a la voz de las ninfas que se contaban en la mitología griega, era preciosa, pero como el oro. o los diamantes ella lo mantenía escondido en las profundidades de su propio ser.

Era ese pequeño momento en el que nada más importaba, ella se sentía plena, libre de todo, en ese pequeño momento era ella, era la chica que debería ser, tenía la sonrisa que siempre debía portar.

En ese momento Merry perdió la noción del tiempo de tal forma que ni siquiera supo el momento en el que sus pies tomaron voluntad propia y comenzaron a bailar, tampoco supo cuando empezó a llover, su voz se intensificaba como si de un hada en un bosque. sea ​​tratara.

El tiempo pasaba y de pronto no pasó nada.

Una inmensa oscuridad engulló a la chica tan de repente que ni siquiera recordaba el cómo había sucedido. Mientras Merry estaba "dormida" varias preguntas se cruzaban de forma fugaz como las estrellas, haciendo parecer un sueño eterno. Tampoco se escuchaba absolutamente nada, no había nada, no era nada.

– Hey...Hey... – la llamaba una voz a la distancia, una voz armoniosa como la suya, pero era tan pequeña que muy apenas lograba escucharse – despierta... despierta...

Por más que quisiese Merry no podía hacerlo, estaba en un trance tan profundo que parecía interminable.

– ¿Estoy muerta? – se preguntó mientras seguía inconsciente – la muerte... no siento nada, no hay dolor.

– Hey... despierta... – conforme las preguntas se iban multiplicando la voz se hacia más fuerte haciéndole doler los tímpanos junto con la aparición de una silueta femenina frente a ella, tan similar a su apariencia que parecía su gemela, Merry no Supo de qué forma logró verla aun entre tanta oscuridad. Era una fémina de cabello y tez blanca sus ojos verdes demostraban una gran preocupación y su voz, aunque melodiosa, transmitía una gran tristeza – ¡despierta por favor! – en una fuerte sacudida ese extraño encuentro había terminado.

Merry despertó horas después con un cuerpo tembloroso y adolorido, tratado de recomponerse al igual que tratado de recordar.

Todo fue tan rápido, ni siquiera reaccionó ¿Qué había ocurrido? Claramente lo que en la noche anterior había pasado.

Cayó un relámpago sobre ella, quien la dejo en un estado de shock, perdió la conciencia y con cuidado se desvaneció en la hierba; sin embargo, no murió, su corazón latía y con más intensidad que antes era por eso que su cuerpo temblaba mucho. Ella aun no lo comprendía, no entendía el por qué ella si había sobrevivido. Nada le dolía y después de unos segundos todo le empezó a doler con intensidad.

Como si fuese una tortura cayó en el piso de nuevo retorciéndose de dolor mientras sus venas se le marcaban en la carne, su mano derecha se fue a su garganta presionando tan fuerte como si se la fuera a arrancar. Era por mucho el dolor más insoportable que hubiera sentido en su vida, era tan intenso que por un momento pensó en quitarse la vida para dejar de sentirlo.

Pero, así como fue intenso fue rápido. Todo terminó a los pocos minutos cuando sintió una explosión en su corazón, lo único que pudo pensar era que le había estallado y que ahora moriría así que sobre el pasto miró el cielo nocturno, su respiración era bastante intensa sus venas, su corazón y su cuerpo en general estaba regresando a la normalidad, la sorpresa invadió su mente cuando de sentir la muerte respirándole en el cuello no sintió nada más.

No había dolor, ni angustia, ni siquiera sentía el frío de la noche. Su mirada ya no estaba vacía al igual que su corazón. Se levantó y miró hacia la calle que estaba cercana la cual era iluminada por los autos que pasaban a gran velocidad, aun confundida regresó a su casa.

Al llegar había una paz realmente extraña, tan extraña que había cierta posibilidad que nada de lo que estuviera viviendo era cierto.

Volteo a ver el reloj azul de pared que estaba en la sala, este dando las 3:58 am ¿tanto había estado inconsciente? Realmente había corrido con la extraña suerte de no haber sido descubierto por algún curioso de la zona que la hubiera entregado ante las autoridades o aun peor, que se hubiera aprovechado de la situación.

Subió a su alcoba, la cabeza aún le daba vueltas y en cierta forma le provocaban náuseas, aun así, apenas toco la suavidad de su cama quedó profundamente dormida.

–Ju, ju, ju, estas flores son hermosas – decía la madre de Merry mientras acomodaba un gran ramo de rosas rojas sobre el florero de cristal que yacía en la mesa, era tan voluptuoso que realmente estorbaba en lugar de adornar.

– ¿De dónde... – Merry bostezó antes de comer una cucharada de cereal que estaba desayunando – sacaste esas flores mamá?

– ¿No es obvio? Tu padre me las trajo, descubrí que llegaba tarde por que pasaba por un campo a recogerlas para mi – dijo con bastante energía justo como lo hacía cuando era una adolescente enamorada.

Su hija la miro con cara de asco y de poca aceptación, la dependencia de sus padres por estar juntos era tanta que ninguno de los dos se daba cuenta que realmente la base de su relación eran mentiras y discusiones.

– ¿Enserio cree que hace eso? Seguramente las recolectas de noche y por eso no llega a dormir.

Para cuando Merry había soltado su ataque su madre ya la había mirado con rabia y desprecio.

– ¿Qué sabes tú? Solo...

– Eres una mocosa, si ya lo sé – Merry interrumpió con arrogancia mientras se levantaba de su silla dejando a su madre con la palabra en la boca.

- ¡Ey! ¡regresa ahora! – gritó con rabia, la Merry de antes le hubiera obedecido sin protestar; Sin embargo, nadie sabía que había pasado con la Merry callada y sumisa que obedecía sin objeción alguna, ni siquiera la Merry del presente lo sabía.

– Sí, sí, lo sé, más tarde regreso – sin que nada le importase tomo sus cosas y se marchó de la casa.

Finalmente, Merry se cansó, se cansó de la rutina de su madre y sus sermones, de las mentiras de sus padres y los vicios de la casa, tomaría la oportunidad que la vida le dio para salir de ese hoyo profundo en el que parece no. tener salida alguna.

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– Tu y yo tenemos que hablar – sin que Merry pudiera argumentar algo su mejor amiga ya la tenia acorralada a la hora del almuerzo detrás de su aula donde ambas comían.

- ¿Oh yes? – dijo nervioso y tragando saliva de forma agresiva, sabia que cuando su amiga decía eso era algo de lo que debía preocuparse – ¿Qué pasa Alice?

– Anoche me preocupe mucho por ti – Alice dijo mientras se sentaba en el pequeño banco – te note bastante distraída, hasta llamé anoche para saber que pasaba y ni siquiera contestaste.

Merry sintió un escalofrío por todo su cuerpo, el recuerdo de la noche le cayó como un chorro de agua fría, su mente trabajó a mil por hora creando una historia suficientemente convincente para; por lo menos, detener el cuestionario que Alice estaba a punto de hacerle.

– Bueno – pausó un momento – pues, realmente estaba cansada y mis padres estaban peleando de nuevo escuché el teléfono, pero sinceramente no te quise contestar.

Alice entre cerró los ojos de forma crítica, tratando de analizar a su amiga. Se dio cuenta que estaba diferente, que la postura arrogante que estaba tomando no era normal o por lo menos no en su amiga.

– ¿Crees que soy idiota? – comentó ganándose la extrañeza de su compañera – anoche marque y entró directamente a buzón era obvio que tu teléfono estaba apagado – Alice se cruzó de brazos provocando otro escalofrío más en Merry – quiero la verdad.

Merry dudó, no sabía si era realmente necesario contarle algo que ni siquiera ella entendía, algo que era totalmente imposible e improbable, pero a la vez sabía que no podría mentirle a su mejor amiga.

Alice era bastante diferente a Merry, Alice era energética, optimista y caprichosa, también poseía bastantes talentos, era una chica de hebras rojas al igual que sus cejas y pestañas, tenía un cuerpo envidiable y también era de las chicas sobresalientes. Era valerosa, atrevida y audaz.

Alice y Merry eran amigas desde que ambas tienen memoria, han estado en buenas y malas, siempre que una tenia un problema la otra le ayudaba y viceversa, su amistad había perdurado durante muchos años, pero eso no le garantizaba que lo que estaba a punto. De decirle a Alice seria creíble, ya que ni siquiera Merry estaba segura si era real o fue solo un mal sueño.

La azabache susspiró, hizo a un lado la duda y miró a su amiga a los ojos, le contaría la verdad y esperaba que ella la sacara de sus dudas, a pesar de que Alice no sabía nada al respecto de la situación en la que se Me encontré feliz.

Alice solo se limitó a mirarla con algo de temor, más que cualquier cosa la asustaban las cosas serias y que peor que su mejor amiga a punto de contarle algo que la dejaría sorprendida.

– Anoche – aun indecisa Merry pausó un momento – me cayó un rayo.

Alice encontró las cejas y arrugó su frente ante la revelación, agitó la cabeza y luego dijo:

– ¿Cómo?, ¿un rayo... de verdad? – dijo incrédula

–si – respondió Merry esperanzada – estaba por Presidio Real cuando empecé a...

El rostro de Merry enrojeció, producto de recordar la noche pasada, la noche en la que bailaba y cantaba como una princesa, algo que le resultaba bastante vergonzoso de contarle a su amiga, por que claro ella no lo sabía.

Pausó un momento para recapitular lo que iba a decir y pensar en sus palabras.

– Empezaste a... – Alice trató de alentarla para que hablara.

– Empecé a... a leer, si, estaba en presidio y empezó a llover, cuando quise marcharme, no supe cuando y como, pero un rayo me golpeó y me desmayé.

No muy convencida Alice escuchó la historia contada por la boca de Merry, trataba de unir cabos en su mente, cabos que Merry había pasado por alto y que dejo sueltos.

– ¿Y soñaste todo eso? – preguntó Alice con incredulidad, claramente era una historia bastante irreal, una historia que nadie creería.

- ¿What? ¡No! – gritó una Merry totalmente enrojecida, ahora no sabia como hacer para que no la tacharan de loca – es la verdad Alice, no creo que el dolor que sintió solo fuera producto de mi imaginación o un sueño extraño.

– Entonces, ¿Qué fue lo que viste?, ¿no crees que hubiera sido otra persona que te encontró y tu cerebro te jugó una mala pasada?

Alice era alguien realmente persuasiva, aunque lo tomó con calma y decidió creer la historia de Merry tenia miedo a que su compañera hubiera confundido un hecho terrible con algún cuento que se sacó de lo profundo de su cerebro.

Sin embargo, decidió no cuestionarla, si ella estaba bien con lo que estaba contando aun fuera la verdad o no, la apoyaría, aunque también, si podía sacarla de su burbuja no perdería la oportunidad.

– No sé qué pasó, pero ya no me duele nada, no siento ningún dolor, solo no me siento como siempre, solo que esta vez siento como mi corazón tarde más rápido desde que ese relámpago me golpeó, estoy segura tenía algo especial.

Mientras ambos terminaban su almuerzo y Merry terminaba de narrar su acontecimiento una tercera alma hizo de su presencia.

– ¿Se puede saber por que terminaron de almorzar sin mí?

Merry contuvo la respiración un segundo, su cara enrojeció por tercera vez en la mañana mientras trataba de tener una buena postura.

– Estas loco si piensas que vamos a morir de hambre esperando a que llegues Mike – comentó Alice refiriéndose al mayor con una sonrisa sonsacadora en su boca.

No era un secreto que Mike siempre era impuntual a todos lados que iba, después de todo ser él era bastante difícil.

Mike era ese tipo de chico que no se tomaba con seriedad las cosas que deberían serlo. Mike era compañero de Merry y Alice desde que estos dos ingresaron a la secundaria hace aproximadamente dos años.

De alguna forma cuando Merry miraba el cabello marrón del mayor le recordaba al chocolate, dulce que le gustaba bastante, al igual que él. No se le podía culpar, ya que Mike era bastante apuesto, aunque no era tan popular como sus compañeras también tenían su puesto de defensor. Su tez decía mucho de su persona, ya que era alguien, aunque no muy deportista cuidaba de su salud. Sin embargo, no eran estos los rasgos más evidentes que le gustaban a Merry, si no su carisma y la forma en la que él se dirigía a ella.

Mike se sentó entre las dos chicas a disfrutar lo que quedaba de la hora del almuerzo, aunque por bien de su mejor amiga Alice cambió la conversación.

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https://youtu.be/-MunJab_-ms

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