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La televisión se veía sola. Estaba encendida para evitar el martirio del silencio de su apartamento. Un programa de entrenamiento navideño hacía todo menos entretenerlo, se sentía más bien asqueado.
No, no odiaba Navidad, bueno, hasta ese momento no lo hacía. Pero si le estaba agarrado disgusto por la tan aclamada celebración. No porque fuera una época extremadamente comercial, donde los regalos eran más valiosos por su marca y por cuánto había costado y no por quién los había dado. No era por la cantidad excesiva de personas en las calles comprando regalos de último momento, ni por esa tediosa programación navideña que inundaba todos los canales. Y que decir de todas esas personas que pasaban solas en casa o en un bar. Porque Navidad era una época de alegría y felicidad, pero así también era un tiempo que acarreaba soledad y melancolía para algunos que no tenían nada porque sentirse felices.
Tal vez esa sea la razón por la que ya no le gustaba tanto Navidad. Estaba solo. Su padre había fallecido hace unos meses atrás, su madre decidió tomarse un tiempo para ella y así recuperarse de la pérdida de su marido, gastando parte de sus ahorros en viajar junto con su tía. Y su hermana, ella tenía su propia familia, su propia vida, y aunque Yoora le haya insistido en pasar los días festivos con ella, su esposo y sus dos hijos, él se negó. No quería incomodar a nadie, porque aunque no fuera así, Chanyeol se sentía como un intruso en aquella casa.
Se suponía que él tenía que tener su propia vida adulta, debería tener una pareja y a lo mejor un hijo. Pero en vez de eso solo tenía un gato que lo miraba con indiferencia en una esquina de la cocina.
Y no se quejaba de su vida de soltero, no podía, tenía un apartamento en un buen lugar de Seúl, un trabajo excelente y dichosamente nunca le había faltado nada. Sin embargo, tal vez ese era el problema, tenía mucho sin nadie para poder compartirlo. Porque en esas fechas, donde el significado real era compartir y dar cariño, no había nadie con él.
Y a lo mejor fue por eso que hace unos días, en vísperas de navidad, cuando se había reunido su mejor amigo JongDae en una cafetería como usualmente lo hacían varías veces al mes, le había obsequiado un regalo costoso— sí, contribuyendo con la despilfarro comercial – para él y para su novio, MinSeok.
Un vacío se instaló en su pecho cuando el reloj marcó las ocho de la noche, a pocas horas para nochebuena. Hastiado de estar encerrado en su casa, salió del complejo de apartamentos, decidido a caminar y no sacar su carro del garage para no lidiar con las presas y el tránsito loco de ese día.
Con una sudadera negra gigante y unos simples pantalones rotos salió a la calle, importándole poco el frío. Se colocó sus audífonos y dio play a una colección de canciones lentas y baladas tristes de navidad, porque si iba a pasarlo triste entonces lo haría bien.
Caminó por las calles, chocando con algunas personas apuradas cargadas de bolsas. Observó a varias parejas abrazándose en medio de las aceras tratando de conservar el calor en sus cuerpos, y algunas que otras besándose discretos bajo los árboles decorados con luces.
Con mucha sinceridad, ChanYeol admitía que se sentía miserable, triste, vacío. Navidad ya no era lo mismo. La ilusión que tenía de niño por esa época mágica murió con el paso de los años. La inocencia al ver los regalos que Santa había dejado bajo el árbol mientras dormía, jugar con sus juguetes nuevos sólo por un día para después dejarlos olvidados, las caras largas al recibir ropa y calcetines, y los dolores de estómago al comer demasiado pastel navideño. Todo se esfumó. Ahora era un adulto, solo y maduro.
A lo mejor fue por la melancolía que le producía la canción que se reproducía en ese preciso momento, o por ver a todos a su alrededor riendo bajo las luces de navidad, pero lágrimas empezaron a resbalarse por sus mejillas nublándole la vista. Y de pronto sintió ese golpe en su pecho, bajó la mirada encontrándose con aquel chico de ojitos de cachorro tan brillantes como las pequeñas luces que adornaban la ciudad y de una sonrisa dulce. Llevaba puesto un traje de Santa y una diadema de orejas y cuernos de reno. Tan adorable para ser un chico. Se quitó los audífonos.
— ¡Feliz Navidad! — la sonrisa se expandió más por su cara, haciendo sus ojos más pequeños — Ten, un vale de descuento para compres un par zapatos nuevos para chica. Qué tengas una Feliz Navidad y Año Nuevo.
ChanYeol se quedó viéndolo por unos segundos totalmente embobado. Bajó su mirada al papel que le ofrecía el chico Santa-reno, y efectivamente era un vale de descuento de zapatos para mujer de la tienda que se encontraba frente a ellos.
— No necesito zapatos para chica. Gracias.
— su voz fue neutra. Pasó la manga de su sudadera sobre sus mejillas recordando que estaba mojadas por las lágrimas, avergonzado de ese chico lo viera en ese estado. Lo rodeó para continuar su camino.
—¡Espera! — el chico Santa se interpuso de nuevo frente a él — ¡Qué tal esto! — vociferó alegre, enseñándole otro papel. Otro vale de descuento pero esta vez para un restaurante de pollo— Cincuenta por ciento de descuento para un combo para dos personas — agitó el papel en son de aprobación.
— No. Adiós.
Se alejó más rápido. Pero el chico Santa corrió tras él.
— ¿Uno para un helado de yogur?
— Hace mucho frío para un helado.
ChanYeol daba zancadas largas por lo que obligaba al más pequeño a casi trotar para llevar su ritmo.
— ¿Un cupón para chocolate? — le enseñó el cupón — ¡Oh ya sé! Entradas para el concierto de fin de año, todos van a ir, dicen que van asistir varios grupos famosos y-
El chico tropezó con sus propios pies, tirando al suelo todos los vales y cupones. Avergonzado, se agachó a tratar de recogerlos todos sin que el viento que corría se los llevara. ChanYeol suspiró y se acuclilló también, ayudándole. Cuando los tuvieron todos se levantaron y el alto le devolvió todos los papeles. El chico Santa se veía sonrojado y penoso por su torpeza.
— ¿Te encuentras bien? — ChanYeol preguntó tontamente. El otro asintió tímido. — Bien, tomaré el vale para el restaurante supongo, gracias, adiós. — se despidió por segunda vez tratando de no dirigirle más miradas al chico.
Miró el vale. Descuento para dos personas. Sólo era él así que posiblemente se lo daría a JongDae para que fuera con MinSeok.
No pasó mucho tiempo para volver a escuchar esa voz.
— ¡Espera!
— ¿Ahora qué? — preguntó exhausto.
Él sólo quería seguir caminado y seguir escuchando su triste música navideña, y hacer de su día festivo más miserable.
El chico Santa lo miró, con esos ojos tan lindos que tenía.
— Gasta tu vale conmigo.
— ¿Qué?
— Es validó hasta las 12 del 24 de diciembre — sonrió apenado. — Tú... tú pareces alguien solo en víspera de Navidad, al igual que yo... sé que no nos conocemos pero tal vez... ya sabes
ChanYeol frunció su ceño.
— ¿Cómo sabes que estoy solo en Navidad?
El pequeño se acercó más, tanto así que las puntas de ambas tenis chocaron. ChanYeol tuvo que bajar su mirada para poder verlo a los ojos.
— Caminas por las calles infestadas de personas mientras escuchas música en el día de navidad, además tus lágrimas dicen mucho — el alto se sonrojó — Y yo estoy haciendo horas extras, siendo ignorado por las personas que no quieren cupones para chocolates ni zapatos para dama. Ambos estamos pasando una gran navidad. — dijo irónico — ¿Qué dices? Mi turno termina en unos minutos, además hoy no he tenido tiempo de tomar mi almuerzo y muero de hambre. Por cierto, soy BaekHyun.
— Y-yo...
Estaba abrumado por las palabras del tal BaekHyun.
— Vamos, déjame acompañarte esta Navidad. — sonrió dulce y genuino.
ChanYeol a pesar de lo repentino que fue todo, le devolvió la sonrisa.
Esa fue la primera Navidad que pasó al lado del chico Santa-reno, la primera de muchas.
BaekHyun le devolvió la ilusión de la Navidad cada año siguiente. Le dio la oportunidad de compartir todo lo que tenía y darle su cariño. Llenó ese vacío de su pecho en nochebuena. Cambió los programas de televisión navideños y los villancicos tristes por sesiones de besos furtivos bajo las luces en los árboles, abrazos afelpados para compartir calor. Le devolvió los dolores de estómago por comer tantas galletas con forma de pino que el chico preparaba en las tardes. Le regresó la emoción de ver regalos bajo el árbol. Y ahora se le suman una alegría más para festejar esas fiestas; ver a su hijo y al chico Santa-reno abriendo regalos la mañana de Navidad.
— Feliz Navidad, Channie.
BaekHyun llevaba puesto la misma diadema de cuernos de reno, más ahora también ChanYeol usaba una muy parecida y su pequeño hijo, quién jugaba con sus nuevos juguetes, llevaba unas iguales.
— Feliz Navidad, Baek. — lo atrapó en sus grandes brazos y besó sus labios suave.
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Son las 12:10 del 24. Estoy sola en Navidad, escuchó canciones navideñas tristes y se me antojó escribir mi primer OS ChanBaek.
Feliz Navidad y Año Nuevo 🎄(si alguien llega a leer esto a tiempo )
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