4. Música.

—¿La reparaste? ¡GRACIAS!—Yuu levantó su cámara en el aire, como si acabara de bautizar a ésta.

Era su objeto más preciado y quizá el único que lo ayudaría a conseguir trabajo.

—No lo agradezcas, págame—ordenó el pelirrosado tendiendo su mano.

Yuu sacó los yenes de su bolsillo, fastidiado, y se los entregó a su amigo.

—Yuu-san~ ¿Por qué me evitas?—canturreó una voz burlona que pertenecía a la molesta Shinoa. Ni siquiera sabía cuándo llegó, pero ahí estaba.

—Porque me fastidias.

—¿Pero qué dices? Si yo soy un encanto de persona~

La pelipúrpura lo abrazó por detrás y el azabache al instante la empujó. Había veces que no la soportaba en absoluto.

—Algún día admitirás que me amas—dijo con un tono lastimero después de estar lejos de Yuu.

Sí, hoy era el día en el que su amiga era más intolerable que nunca.

—¡Shihō, pídele a tus amigos que se vayan y me dejen dormir!

Todos los presentes, que incluía a Mitsuba y Yoichi dirigieron sus ojos hacia donde venía aquella voz chillona, y quedaron estupefactos al verla.

Era Mirai, la hermana del pelirrosado quién veían por primera vez. Kimizuki siempre quiso evitar que la conocieran ya que pensaba que la podían influenciar.
La regañaría más tarde por salir de su cuarto.

Llevaba un pijama donde ambas prendas eran cortas por lo que mostraban mucha piel, marcando a la perfeccón su cuerpo esbelto. Ella aún estaba algo somnolienta debido a que era bastante temprano.

Todos se quedaron anonados ante tal vista; ruborizados pidieron disculpas y voltearon a ver a Yuu, quien no se había inmutado en lo más mínimo.

En su mente, era un cuerpo humano con todos sus componentes, nada le llamaba la atención.
Sus amigos pensaron cuidadosamente, definitivamente no era hetero. Tampoco era homosexual, por lo que bisexual quedaba totalmente descartado. ¿Pedófilo, zoofilo, necrófilo? Esas fueron las opciones que se cruzaron por su cabeza, sin pensar en ningún momento en asexual.

—Bye.

El azabache salió por la puerta, dejándolos en una incómoda situación. Se le estaba haciendo tarde.

Y aunque parezca extraño, eran las cinco de la madrugada y había ido a la casa de su amigo sólo para obtener su elemento de trabajo.

Hizo su típica rutina. Corrió por todas las calles apenas iluminadas ya que el sol estaba saliendo.

Al llegar a la playa; con su cámara aún en sus manos, lanzó el bolso en alguna parte de la arena. Al igual que las zapatillas, chaqueta y gorra.

Ya en la orilla, donde sus pies hacían contacto con el agua, destapó el lente. Enfocó, desenfocó y...

¡Lo hizo! ¡Por fin había tomado la foto!

La foto salió impresa y la sostuvo entre sus manos emocionado. La sacudió unos segundos para que la tinta se secara y la volteó para verla de una vez.

El amanecer era ideal. Un cielo entre rosado y violeta hacía presencia en aquella fotografía pero...

La observó con atención. Una sombra negra se había hecho presente en el agua. No arruinaba el paisaje, al contrario, lo hacía más hermoso pero no podía entregarlo.

¿Por qué? Bueno, en esa playa no se encontraba ningún animal acuático de gran tamaño, por lo que se trataba nada más y nada menos que del mismísimo Mikaela. Si vendía esa foto, rebelaría la identidad.

Con cuidado, había dejado su pertenencia en la arena, lejos del agua pero su amigo lo detuvo.

—¡YUU-CHAN, VEN ESTA NOCHE!—le gritó, ésta vez más lejos.

Antes de que pueda responder, el rubio ya había desaparecido.

~~~~~~~~~~~~~~

Ya eran las ocho de la noche y había llevado una gran mochila llena de cosas para acampar. No le había dicho que se quedaría a dormir pero consideró que no estaría mal. Además, vivía solo. Nadie se enteraría.

Dejó sus cosas encima de la habitual roca y como esperaba, Mikaela sacó la mitad de su cuerpo en el agua.

Era la primera vez que lo veía de noche y seguía sin dejar de ser perfecto a cada segundo, con cada una de sus ilimitadas expresiones.

Un cielo despejado era parte de aquel paisaje. Las estrellas lo decoraban con sus titilantes luces y la luna estaba completa, por lo que los iluminaba más.

A pesar de ser una noche perfecta y obscura, nadie estaba en ella. Probablemente la gente se estaba encargando de recorrer el centro. A causa de esto, Mikaela decidió sacar todo su cuerpo del agua. No se quemaría y tampoco podían verlo.

—¿Los de tu especie comen peces, no?—preguntó Yuu—. No creo que si los cocine te hagan mal...

—¡Siempre soñé con probar comida humana!—exclamó y le regaló su sonrisa más sincera.

Yuuichirou decidió poner un poco de música ya que odiaba los silencios y comenzó a hacer movimientos raros, los cuales asustaban a Mikaela, que ensanchaba sus zafiros algo lívido.

—¿Estás bien?

—¿No sabes bailar?—cuestionó al fin deteniéndose—. Vamos, te enseñaré.

Conectó su celular a los grandes parlantes que había traído, de manera que una melodía clásica se hizo presente en la playa.

Sacó su playera para quedar con el traje de baño. Tenía la mejor idea que se le podría haber ocurrido.

Hizo un ademán y el rubio lo siguió al mar, muy lejos de la piedra.

—Sostén mi cintura—ordenó Yuuichirou una vez dentro del agua.

Mika, con un ceja enarcada, lo hizo.

Yuu enredó su brazo derecho alrededor del cuello del rubio y entrelazó las manos libres de ambos. El rubio era un hombre, primero tendría que aprender a bailar como uno.

Luchando contra la corriente, se movieron de un lado a otro con "pasos" cortos y pesados.

Mikaela se sintió humano. Tanto que hasta deseó serlo con todas sus fuerzas para bailar decentemente con Yuu. ¿Era esa la codicia que tanto tenían los humanos? ¿Acaso era contagiosa?

—Desearía tener pies—murmuró el de ojos zafiros sin pensar que el azabache podría escucharlo.

—¿Por qué? ¡Así eres perfecto! Yo soy muy torpe y si eres así, no puedo pisarte. Mejor alégrate.

El agua les llegaba hasta la clavícula y a pesar de que estaba fría, sentían que las partes que eran tocadas por el otro, quemaban.
El rubio a pesar de sentir constantemente el ardor, sabía que éste era distinto. Sabía con exactitud que el problema era él, no quien lo producía.

Después de balancearse de un lado a otro y conectarse con nada más que sus ojos; se separaron. Deseaban seguir bailando pero la corriente de agua era cada vez más intensa y los arrastraba más lejos de la orilla.

Nadaron de nuevo hasta su punto de encuentro, listos para la cena.

Apagó la música para que cada uno pueda disfrutar de la voz del otro. Porque para ellos, las palabras que salían de la boca del contrario era una hermosa melodía.

Eran poesía.

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¿Qué opinan de los capítulos? ¿Muy cortos, muy largos o así están bien?

Les comento que dedicaré capítulos a los que fueron comentando todos los capítulos en orden hasta ahora, después decidiré a quién les dedicaré los próximos.

Como habrán notado, quise hacer a Mirai con harem gg es que ya les dije que me aburrí de lo típico...solo imagínense a ella con un cuerpo más desarrollado (?)


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