1. Amanecer.

Un chico de cabello color azabache corría apresurado en la penumbra hasta la playa.

¿Hace cuánto estaba con ello? Habían pasado semanas y todavía no podía llegar a tiempo. Siempre, en cuanto ponía un pie sobre la pálida arena, el sol estaba en su máximo esplendor.

Con su bolso aún en la mano quitó con rapidez las zapatillas y las lanzó por alguna parte del suelo.

Sintió la áspera arena entre los dedos de los pies, quiso disfrutar más de aquella sensación pero su apuro no se lo permitió. Debía tomar la fotografía cuanto antes, su futuro dependía de ello ya que un hombre mayor que él dijo que le ofrecería millones por la foto del amanecer en aquella playa y no podía desperdiciar tal oportunidad.

Ya en la orilla del mar, sacó su cámara y le destapó el lente. Con sus manos torpes la puso frente a sus ojos.
Enfocó, desenfocó y volvió a enfocar. Presionó el botón para tomar la foto. 

Al fin lo había logrado.

La foto en cuestión de segundos salió impresa de tal cámara. La sacudió unos momentos para finalmente ver su obra maestra.

La foto era menos nítida que la del día anterior, pero no se había percatado de que tomó la foto muy tarde.
En aquel papel, el cielo era de un color completamente azul, de manera que se confundía con el color del mar.

—¡No jodas!—exclamó Yuu, furioso por ser tan distraído.

La tomó entre sus manos para romperla pero algo llamó su atención; había algo extraño en ésta.

Miró con atención lo que parecía ser una mancha. Debía ser un efecto de la luz del sol ¿no? Porque el mar no tiene rizos dorados... ni tampoco los tiene ningún pez. Además, había que destacar que la playa estaba completamente vacía, puesto que era muy temprano y el sol ardía como nunca.

No le importaba si era muy temprano para un chapuzón, su curiosidad era más grande. Podría ser un pez nunca antes visto y ganaría millones por vender la foto a una empresa.

Se adentró al mar pensarlo dos veces, valía la pena correr el riesgo. 

Sus pies luchaban contra la fuerte corriente de aquella mañana, sintiendo como un par de piedritas rozaban con sus tobillos, provocando cierto dolor.
Aprovechó cuando el mar volvía a absorber al agua junto con la arena para impulsarse aún más.

Levantaba los brazos lo más alto que podía para no permitir que su cámara se mojara. La corriente cada vez lo arrastraba con más fuerzas, salpicando el costoso objeto.

—No ahora, por favor—rogó al cielo como si se tratara de un Dios.

Sintió el agua ya colándose por sus fosas nasales y sin previo aviso, su vista se nubló.

~~~~~~~~~~~~

Abrió lentamente sus ojos con temor a lo que podría ver. Sólo recordaba cómo el agua lo arrastró hasta llevárselo completamente, pero parecía que ahora estaba a salvo, lo cual le causaba un gran alivio.

Se incorporó y tosió exageradamente, liberando un poco de agua que probablemente había entrado en sus pulmones. Miró abajo, advirtiendo de que estaba en una enorme piedra. Luego miró a su alrededor y por la zona adivinó que se había desviado como dos kilómetros de su destino. ¿Y aún seguía vivo? Sin duda se trataba de un milagro.

—¿Estás bien?—preguntó una voz amable la cual sobresaltó al azabache.

Miró a su izquierda y se encontró a un hermoso chico que reposaba sus brazos sobre la roca. Rubio, de tez pálida y ojos más azules e intensos que el mismísimo cielo.
Nunca antes lo había visto, pero no le extrañó ya que era verano, el clímax del turismo.

—¿Quién eres? ¿Me has salvado?—preguntó Yuu sin siquiera alejarse. Por alguna razón esos orbes zafiros le inspiraban confianza.

Al escuchar estas palabras, el contrario se alegró. ¡Los humanos hablaban su mismo idioma! Era de no creerse ¿o simplemente estaba soñando?

—Oye, ¿por qué me miras así?—preguntó el azabache extrañado al ver ese repentino brillo en los ojos y su sonrisa embobada.

—Ah, no es nada. Sí, te salvé cuando estabas inconsciente en el mar ¿sabes nadar? He visto que muchos lo hacen...

—Estaba tratando de salvar mi cámara—respondió y segundos después reaccionó a sus propias palabras—. ¡Mi cámara! ¿La has visto? ¡Me ha costado una fortuna! ¿Qué hago, qué hago...?

—¿Te refieres a ésto?—el rubio tomó el objeto con la punta de los dedos como si se tratara de una anomalía—. Mamá tenía razón sobre acercarme a ustedes, son muy materialistas y...

—¡GRACIAS!—gritó el pelinegro ajeno a sus palabras. Para su suerte, su amigo Kimizuki se encargaba de reparar electrodomésticos y probablemente encontraría la solución. El problema era si la perdía pero ahí estaba, empapada, pero estaba.

—¿Cómo te llamas?—preguntó su salvador acariciando suavemente su mano, acto que los sonrojó a ambos.

—Yuuichirou Amane ¿y tú?—intentó alejar lentamente su mano tratando de no ser tan predecible.

—Mikaela Hyakuya—le sonrió amablemente—. Tu mano es más suave de lo que esperaba...

Bien, ahora Yuu analizaba bien la situación y ese joven era bastante extraño. O al menos lo que decía no se escuchaba todos los días.

—¿Qué es eso?—el de ojos esmeraldas enarcó una ceja al ver en el mar una cola de pez gigante—. ¿Un pez? ¡Es gigante! Si tan solo mi cámara estuviera en condiciones...soy un estúpido.

Mikaela al comprender de qué se trataba, pareció querer esconderse en el mar.

—¿Mika? ¿Qué sucede? De repente estás rojo—comentó.

—Yo...—si se iba, arruinaría su progreso. No podía permitirlo. Tenía que demostrarle a los demás que también podía relacionarse con humanos.
Él se lo debía a su padre.

—Vamos, dímelo.

—Yo...—titubeó unos segundos—. Soy casi un pez.

Cerró los ojos y con sus brazos se impulsó hacia arriba del agua, dejando todo su cuerpo reposando sobre superficie.

Los orbes esmeralda se ensancharon, observándolo estupefacto. Su torso desnudo era de admirar, su larga cola de pez era de un color azul claro de manera que combinaba con sus ojos, su piel pálida resplandecía con el sol al igual que los cabellos rubios húmedos.

Era demasiado irreal y se preguntó si era digno de ver tal paisaje. Si sus ojos eran tan honrados como para observar detalladamente a un ser mítico, también si merecía ser salvado por uno.

Mientras tanto, aquel ser seguía sonrojado de vergüenza. Nunca antes le había rebelado su cuerpo a un humano y se sentía un monstruo. Según le había repetido tantas veces su madre; para tal especie, los normales eran ellos y no había lugar para alguien que se le asemeje.

Pero el rostro del recién conocido no parecía expresar miedo alguno. ¿O era la expresión usada para denigrar a alguien?

—¿Qué... piensas?—preguntó para romper el silencio. Creyó que ya había pasado bastante tiempo desde que salió del mar puesto los rayos del sol ya comenzaban a quemar en cada parte de su cuerpo.

—Es...

—¿Horrible?

—Hermoso.

________

Bueno, ya corregí lo que más me inquietaba. ¡Vuelvo con nueva portada! Como verán, todavía no pude encontrar el nombre de la artista del fanart, así que estoy en su búsqueda.

Disfruten <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top