3. Primer Asalto

holi!! como cada semana, les traigo un capítulo más de esta historia. Que por cierto, es mi primer fic de OP y lo escribí hace ya algunos años, así que disculpen la narración; intento corregirlo antes de subirlo pero quizá se me escapen algunas cosillas. Ahora sí, los dejo con el capi...

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3. Primer asalto

Al día siguiente, por la mañana...

- [¿Qué carajo sigo haciendo yo aquí?]- pensaba Zoro con mala cara mientras Zeff le daba algunas instrucciones de lo que haría ese día en el Baratie- [Ese idiota ni siquiera ha venido, no debería estar en este maldito restaurante. Se supone que debería estar vigilando a ese imbécil de cejas ridículas]

- ¿Está claro, chico del haramaki?- le dijo Zeff al terminar su discurso

- ¿Eh? Sí...- respondió indiferente; lo único que había alcanzado a escuchar había sido las últimas palabras- Y me llamo Zoro...- completó

- ¿En dónde se metió ese mocoso? Es inusual que llegue tan tarde, estamos a punto de abrir

-...- el peliverde se quedó pensando un instante; ¿Y si algo le pasó durante la noche? No pudo evitar que la ansiedad lo invadiera- Viejo, ¿sabe en dónde vive?

- Sí, ¿por qué?

- Iré a buscarlo

- No te molestes chico, no es necesario. Sanji no es...- y como si sus palabras lo hubiesen invocado, Sanji entró en ese instante a la cocina, con la mirada baja y porte decaído- Ya era hora...- se acercó al rubio, notando mejor su deplorable estado; traía puesta la misma ropa del día anterior, estaba pálido y parecía no haber dormido en toda la noche- Te ves horrible, ¿Qué pasó?- a pesar de haber usado un tono muy frío, el chef estaba preocupado; después de todo, era su hijo

- No es nada que te incumba, viejo- dijo con voz áspera y siguió su camino. En cuanto llegó a los límites de la cocina, se sentó en el piso y se recargó en la pared, ignorando las miradas inquisidoras que le dirigían los demás, especialmente la de cierto chico peliverde.

- [Definitivamente algo pasó]- Zoro no podía quitarle la vista, pues aunque verlo a salvo era un gran alivio, esa desagradable sensación en su pecho le decía que el rubio no estaba del todo bien

- No importa- el anciano suspiró- Pónganse a trabajar- ordenó Zeff antes de salir de la cocina, dejando a Sanji y a peliverde a solas.

- Ven a ayudarme, cocinero pervertido- dijo Zoro a modo de orden, intentando que el otro lo mirase, mas parecía que el rubio no lo había escuchado- Oye...- se acercó a él y trató de levantarlo del piso halándolo por el brazo, pero el otro se zafó con facilidad- Bien. Quédate ahí si quieres, idiota- regresó molesto al fregadero, haciendo un esfuerzo por ignorar al cocinero.

Debido a que su cabello le cubría la parte izquierda del rostro, Zoro no podía ver la expresión dolida que Sanji tenía dibujada en ella; estaba destrozado. Sacó su inseparable caja de cigarrillos y tomó uno, encendiéndolo y dándole un profunda calada mientras recordaba el incidente de la noche anterior...

—Sanji Flash Back—

Tenía el estómago revuelto, la escena era demasiado grotesca, sin olvidar el desagradable olor que comenzaba a desprender el cadáver. No pudo evitarlo, cayó de bruces en el suelo y comenzó a vomitar...

Abandonó el apartamento tan pronto se repuso; eso no tenía por qué haber ocurrido, la chica no tenía nada que ver en ese asunto; era una mujer bella, amable e indudablemente joven, apenas comenzaba a experimentar los sabores de la vida. Quizá al principio el rubio no estaba interesado más que en los placeres que pudiera obtener de ella en la cama, pero el estar con su adorada Vivi lo hacía realmente feliz... apenas empezaba a enamorarse de ella.

Y aun así, su vida le fue arrebataba, sin siquiera darle oportunidad de defenderse...

La había matado; había matado a su querida Vivi. Le arrebató la oportunidad de vivir, por el simple hecho de conocerle...

Y con esos pensamientos, Sanji recorrió la ciudad toda la noche y parte de la mañana, hasta que, sin darse cuenta, llegó al restaurante Baratie...

—End Flash Back—

- Oye, Sanji...- le llamó uno de sus compañeros entrando a la cocina- El restaurante está lleno, ¿Te importa echarnos una mano?

- Déjame en paz- contestó el rubio de mala gana sin mirarlo siquiera

- Hay un montón de chicas sexys en el restaurante; ¿Seguro que no quieres salir?

- No me importa, largo- el otro cocinero se quedó boquiabierto, ¿Sanji, el eterno amante de las mujeres, no quería ver chicas bellas? Definitivamente algo andaba terriblemente mal, pero nada podía hacer, así que volvió a salir -Como si tuviera importancia ahora...- murmuró, y sin querer, las lágrimas se hicieron presentes, bajando una a una por su rostro...

- ¿Está llorando?- decía para sí un muy perplejo Zoro, mirando cómo el rubio parecía caerse a pedazos; ¿Debía acercarse? No, su trabajo era mantenerlo a salvo y nada más; estaba bien, no tenía ninguna herida física, pero ¿qué había de esas heridas que, a pesar de no ser visibles, siempre son las más dolorosas?

Apartó su vista del rubio, pues sabía que si seguía observándolo, indudablemente querría hacer algo por él...

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El tiempo transcurría, y lo único que podía hacer era mirarlo de vez en cuando. Sanji no se había movido ni un ápice desde su última "conversación", si es que se le podía llamar conversación a unas cuantas palabras. De vez en cuando, un llanto silencioso resbalaba por sus mejillas que el rubio limpiaba poco después.

El sol terminaba de ocultarse, dando paso a la noche. Pronto terminaría la jornada de trabajo de ese día, y ni Zoro ni Sanji se animaban a decir palabra. Tenía que pensar rápido si quería seguir al rubio a su casa, después de todo estaba cuidando de la presa de Crocodile, quien, como indicaba su nombre (*), asecha desde las sombras, buscando el momento oportuno, y en cuanto encuentra un lado vulnerable, arremete contra su presa, fallando en muy rara ocasión...

Una perversa pero brillante idea le vino a la mente; si hacía enfadar al rubio terminarían peleándose, una perfecta excusa para noquearlo y llevarlo consigo. Sería fácil, el cocinero no parecía muy fuerte...

- Creo que ya lo adiviné- dijo Zoro al aire, dando inicio a su plan- La tal Vivi te rechazó, ¿Cierto?- escuchó un quejido de sorpresa provenir del cocinero, al parecer había logrado dar en el clavo- Seguramente no le fuiste suficiente hombre anoche- se burló, sin saber que había lanzado una verdadera bomba.

El rubio apagó su cigarrillo en el piso y se puso de pie. Apretó sus puños con fuerza uno contra otro, haciendo chasquear sus nudillos; no iba a perdonar que ese tipo se dirigiera a su Vivi de una forma tan despectiva. Levantó la mirada por primera vez ese día, mostrando su rostro abatido, pero a la vez lleno de ira- Ambos se pusieron en posición de combate, dispuestos a dar una gran pelea, sin embargo, su lucha se vio interrumpida al escuchar un ajetreo en la parte de afuera...

Zoro se acercó a la puerta, asomándose hacia la parte delantera del restaurante; todos estaban callados, mirando a una de las mesas- Reconocía a los tipos que parecían ser el centro de atención, eran los empresarios del día anterior; ambos estaban de pie, con un par de maletas sobre la mesa...

- No volveré a repetirlo- habló uno de ellos- ¿En dónde está?- los presentes se quedaron en silencio, mirándose unos a otros

- No queremos problemas- dijo uno de los meseros- Váyanse por favor

- Respuesta equivocada- abrió su maleta y de ella sacó un revólver, apuntó al mesero y le disparó, causando que la histeria se desatara. Hubo gritos y pronto los presentes se agacharon, a excepción del chef- Anciano, ¿En dónde está el chico rubio?

- No está aquí- respondió con una sonrisa burlona en el rostro; estaba claro que mentía y que no cooperaría en absoluto. El otro hombre abrió su maletín y sacó una metralleta, disparando no sólo a Zeff, sino a todo lo que estuviese en su camino.

- ¿Qué diablos está pasando ahí?- inquirió alarmado Sanji- ¿Son disparos?- quiso acercarse a la puerta, pero el peliverde la cerró

- No salgas- dijo interponiéndose entre el rubio y la puerta. Se escuchaban gritos mezclados con disparos; instintivamente, Zoro se llevó las manos al haramaki, buscando su katana, pero al darse cuenta que no la llevaba, gruñó molesto- Maldito Smoker...

- ¡En la cocina!- escuchó el grito desesperado de un chico- ¡Está en la cocina! ¡Sanji está en la cocina!

- ¡Maldición!- el peliverde aseguró la puerta y fue hasta una de las alacenas. Con ayuda de su monstruosa fuerza, logró mover el mueble hasta la entrada, obstruyéndola- Ven conmigo- lo tomó del brazo y lo comenzó a caminar, casi a correr, hacia la puerta de atrás

- No- Sanji se soltó y se quedó parado frente a él- ¿Qué está pasando allá?

- ¡No hay tiempo para preguntas, te están...!- antes de terminar su oración, escuchó unos fuertes golpes provenientes de la puerta, y enseguida una lluvia de disparos cayó sobre la entrada, traspasando hasta la alacena. Zoro se lanzó sobre el rubio, tirándolo en el piso debajo de él- ¡Maldita sea!- se puso de pie en cuanto pudo y cargó al rubio sobre sus hombros

- ¡Oye, ¿Qué haces, marimo imbécil?!- espetaba furioso el cocinero, golpeando la espalda del susodicho con sus puños.

Zoro logró salir por la parte trasera del restaurante, pero justo cuando se disponía a emprender carrera para salir de ahí, sintió un fuerte golpe en su estómago. Falto de aire, cayó al suelo, soltando al rubio, dándose cuenta en ese momento que había sido él quien le había dado una fuerte patada en su estómago.

- ¿Qué haces? - reclamó el peliverde, levantándose con cierta dificultad, y sin dejar de sostenerse el estómago- ¡Estoy tratando de ayudarte!

- ¿Quién eres?- preguntó desafiante el rubio

- Te lo dije, no hay tiempo para preguntas. Tenemos que salir de aquí

- No voy a ninguna parte. Si quieres que vaya contigo, tendrás que llevarme a la fuerza entonces...

**********************

- ¡Comandante Smoker!- gritaba un chico moreno y de una nariz exageradamente larga corriendo por todo el lugar- ¡Comandante Smoker! ¡Comandante Smoker!- de pronto una de las puertas se abrió inesperadamente, haciendo que el chico chocara con ella

- ¿Qué quieres Usopp?- decía molesto el peliplateado, saliendo de dicha puerta

- ¡Oh, Comandante!_ ignorando su retorcida y probablemente rota nariz, el chico se cuadró ante su superior para dar su informe- ¡Hubo un tiroteo en el Restaurante Baratie, Señor!

- ¡¿Qué?!- exclamó sorprendido

- El Restaurante fue atacado a tiroteos, señor. Sospechamos que los causantes fueron hombres de Crocodile. Hay dieciséis heridos, dos heridos de gravedad; entre ellos el dueño del restaurante y un camarero. No hubo bajas...

- ¿Y el testigo?

- No se encontró rastro de él

- Esos bastardos- el comandante empezó a caminar a la salida- contacten a Roronoa

- No lo encontramos, señor

- Si algo le ocurrió al testigo, date por muerto Roronoa Zoro- decía entre dientes el peliplateado, dirigiéndose a la salida- ¿Dónde está Tashigi?

- Afuera. Esperándolo en una patrulla

- Bien. Ven conmigo

- ¡¿Q-Qué?! ¡No puedo, Comandante!- dijo tiritando de miedo- De pronto me ha dado la enfermedad de "no-vayas-a-la-escena-del-crimen"

- Déjate de estupideces y sube a la patrulla- dijo señalando hacia afuera. Sin haberlo notado, Usopp había seguido a su comandante hasta la salida del departamento de policía.

No tuvo más opción que acatar las órdenes de su superior. Con las rodillas temblando, se subió a la parte trasera de la patrulla; Tashigi iba en el asiento del copiloto y Smoker tomó el volante del vehículo.

Con la sirena encendida, llegaron al Baratie, donde las ambulancias terminaban de llevarse a los heridos, dejando a la policía a cargo del sitio. Los tres bajaron del auto, siendo el chico de la nariz larga el que venía hasta atrás; el Restaurante estaba hecho un caos, pero afortunadamente los mayores daños eran materiales.

- Usopp, recauda los informes de los otros y averigua en dónde está el estúpido de Roronoa- ordenó Smoker, a lo que el mencionado sólo asintió y corrió a buscar lo que su jefe le había pedido

- Esto es un desastre- dijo Tashigi mirando el lugar- Ni siquiera tuvo la sutileza de buscarlo discretamente

- Crocodile es un hombre temible- pensaba mientras buscaba una pista con la mirada. Al poco rato regresó Usopp, con varias hojas en las manos

- ¡Listo, Comandante!- decía orgulloso el chico, entregándole las hojas- Según testigos, eran dos hombres armados que demandaban ver al chico del restaurante. Ummm... ¿Cuál era su nombre?

- Sanji- le ayudó el peliplateado mientras pasaba una a una las hojas

- ¡Sí, exacto! Comenzaron a disparar, y al ver que ese tal Sanji no estaba, se fueron

- ¿Qué hay de Roronoa?

- Uno de los cocineros dijo que Sanji estaba en la cocina con un hombre con haramaki y cabello verde

- No hay otro idiota que tenga esas características- suspiró- Bueno, si no encontraron rastros de ellos, significa que lograron escapar. Usopp, asegúrate de que los medios crean que esto fue un simple asalto, ¿entendido?

- ¡Sí comandante!- corrió nuevamente al lugar de los hechos, junto con sus otros compañeros

- Vamos Tashigi, tenemos que encontrar a Roronoa- dijo entregándole las hojas a la chica. Ésta simplemente asintió y siguió a su superior.

***************************

- Vamos, contesta. Contesta o te despido- murmuraba Smoker yendo de un lado a otro, con el teléfono pegado a la oreja

- ¿Hola?- respondió al fin

_ ¿Roronoa?

- ¡Oh, Smoker! ¡¿Qué hay?!

- ¡Nada de "¿Qué hay?", tarado! ¡Y soy el Comandante Smoker para ti!

- Perdón, "Comandante"- dijo con sorna

- Olvídalo- se masajeó la sien, tratando de calmarse- ¿En dónde está el testigo?

- Está conmigo, vamos en el auto. Por fortuna logramos escapar; me estaba hospedando en el hotel de enfrente, así que mi auto no estaba tan lejos

- Buen trabajo- encendió dos de sus habanos y se los llevó a la boca- Ven a La Base 2 de inmediato

- No puedo

- ¿Eh? ¿Por qué no?

- Estoy perdido- hubo un breve silencio

- ¡¿Cómo diablos te puedes perder en una ciudad que, se supone, conoces desde pequeño?!

- Ya te lo había dicho, esta ciudad tiene algo en contra mía. Creo que las calles se mueven cuando no las estoy mirando

- ¡No digas tonterías! ¡Te quiero en La Base 2 ahora mismo!

- Pero... no sé en dónde estoy...

- ¡¿Y qué quieres que haga?! ¡¿Qué te trace un camino amarillo?!(**) ¡Te quiero aquí antes del amanecer!- gritó colgando el teléfono; era una lástima que uno de sus mejores agentes fuera un completo retrasado...

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Algunas horas más tarde...

- ¡Ya era hora!- decía molesto Smoker en cuanto abrió la puerta

- No tengo la culpa de que esta ciudad sea un laberinto- respondió indignado Zoro. Tashigi se acercó a la puerta y suspiró aliviada, al parecer su compañero estaba sano y salvo

- No importa- miró a todos lados- ¿En dónde está el testigo?

- En mi auto- dijo acercándose de nuevo al vehículo. El peliplateado lo siguió y abrió la puerta trasera, no había nadie- Aquí...- habló de nuevo el espadachín, dirigiéndose al portaequipaje del auto, lo abrió y, para sorpresa de los otros dos, el rubio se encontraba ahí dentro; tenía las manos esposadas a la espalda, las piernas inmovilizadas con cinta plateada y estaba amordazado con su propia corbata- Es más fuerte de lo que parece, me costó mucho meterlo ahí- con tan sólo verlo, Sanji comenzó a moverse intentando soltarse mientras decía cosas incomprensibles para los presentes

- ¡¡SERÁS IDIOTA!!- Smoker le propinó puñetazo en la cabeza que lo dejó en el suelo- ¡¡¿Y TE LLAMAS A TI MISMO AGENTE DE POLICÍA?!!

- ¡¡Él tuvo la culpa, no quería cooperar!!- se defendió el peliverde aún en el suelo, sobándose su golpeada cabeza

- Bueno, por lo menos así no hay forma de que alguien te haya visto con él- dijo el comandante ya más calmado- Llévalo adentro- dio media vuelta, dejando que Zoro se encargara del cocinero.

El espadachín se echó al rubio al hombro y lo cargó hacia el edificio, que realmente era la casa de Tashigi, que ellos denominaban "La Base 2", debido al puesto que tenía la chica en el departamento, era la Vice Comandante. Una vez adentro, Zoro dejó al rubio sobre el sillón y se alejó de él, dejando que su superior se encargara de desatarlo. Se llevó una de sus manos hacia un costado derecho, pues el dolor comenzaba a ser molesto.

- ¿Qué sucede, Zoro?- inquirió Tashigi al verlo- ¿Estás herido?

- Fue culpa de ese maldito cocinero- dijo mirando al rubio con desdén, que ahora ya se encontraba libre- Patea muy fuerte...

- Ven conmigo- lo tomó suavemente del brazo y lo sentó en el sillón contiguo. Sacó su botiquín de primeros auxilios y se colocó junto a él- Quítate la playera- pidió con un rubor en las mejillas, observando cómo el peliverde obedecía sin chistar. Empezó a curar la herida sin darse cuenta que su jefe y el rubio la miraban

- Maldito marimo con suerte- musitó enfadado Sanji para sí

- Es una lástima, ¿cierto?_ Smoker se unió a su conversación, pues había logrado escucharlo- Tashigi está perdidamente enamorada de él, pero es demasiado cabezota para darse cuenta; ¿No crees que es una vergüenza que te haya salvado un tipo así?

- Claro que sí- se cruzó de brazos- Es un descerebrado; además, yo no pedí que me salvara

- Se lo pedí yo- el rubio lo miró sorprendido- soy el Comandante Smoker- se presentó, estrechándole la mano

- ¿Eso quiere decir, que ese idiota...?

- Ese idiota es uno de mis mejores agentes, sin mencionar el más fuerte, como te habrás dado cuenta

- ¿Qué ocurrió en el Baratie?- preguntó cambiando el rumbo de la conversación

- Los hombres de Crocodile iban tras de ti, pero gracias a él estás a salvo. Hubo algunos heridos, pero afortunadamente no asesinaron a nadie

-...- Sanji bajó la vista, otra vez por culpa suya gente inocente había sido lastimada. Suspiró afligido, no quería involucrar a nadie más

- Si te preocupa, podemos enviar a algunos policías a tu apartamento para que...

- ¡¡NO!!- gritó el rubio de repente, llamando la atención de Tashigi y Zoro

- ¿Qué ocurre?- Smoker lo miró, esperando respuesta, pero el rubio calló de repente- Tashigi, que alguien vaya a revisar su apartamento- la peliazul asintió e hizo unas cuantas llamadas.

Hora y media después, el reporte le fue dado a Smoker. Habían encontrado el cuerpo de la chica; los estudios iban a comenzar dentro de poco. Zoro se sintió realmente mal, ahora entendía por qué el cocinero había actuado como lo hizo cuando mencionó a Vivi...

- Llévalo a La Base 3- ordenó Smoker dirigiéndose al peliverde

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!- objetó Zoro, mirando a su superior tenazmente

- ¡No tengo por qué darte explicaciones, haz lo que te digo!

- Disculpe, Tashigi-san- le habló Sanji a la chica- ¿En dónde es La Base 3?

- Es su apartamento- respondió señalando hacia Zoro

- ¡¿Qué?! ¡No pienso ir con él!- dijo Sanji terciando en la conversación- ¡Mo me quedaré con ninguno de ustedes, no necesito a la policía!

- ¡Estás en peligro, ¿Que no te das cuenta?!- el peliplateado lo miró severamente- Agradece que la policía está destinando a uno de sus mejores hombres a tu protección

- ¡No quiero que ese estúpido cabeza de alga cerca de mí!

- ¡¿Entonces quieres ir por ahí, involucrando a cuanta persona se te cruce enfrente en este problema?! ¡¿Quieres poner a inocentes en peligro?!- aquellas palabras fueron como una bofetada para el rubio. Al ver que no respondió nada, volvió su atención a su subordinado- Como te decía, llévalo a La Base 3. Es tu responsabilidad, si algo llega a pasarle a este hombre te juro que te arranco la piel y luego te mato, ¿Entendiste?

- Bien, como diga- aceptó Zoro de mala gana- Nos vamos entonces- se dirigió a la salida, siendo seguido por Sanji. Subieron al auto, y sin dirigirse palabra alguna, llegaron a La Base 3.

Pasaban de las cuatro de la mañana, era una noche realmente fría, por lo que, nada más al llegar, y sin mirar a otro lado, Sanji se acomodó en el sofá y se recostó, dándose cuenta hasta ese momento de lo cansado que estaba.

- Vivi...- suspiró antes de cerrar los ojos y quedarse profundamente dormido.

- Oye, te traje algo de...- Zoro iba saliendo de la cocina con una taza en la mano cuando se dio cuenta de que el rubio se había dormido en el sofá- Oye, no te puedes dormir ahí, te resfriarás- lo movió un poco, pero Sanji no daba señas de despertar.

Resignado, levantó al rubio en brazos y lo llevó hasta su alcoba, seguramente dormiría mejor en su cama. Mientras lo recostaba en el lecho, el espadachín notó el exquisito olor que desprendía Sanji; tenía un aroma dulce y refinado, como el más delicioso de los postres...

Continued...

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(*) Crocodile = Cocodrilo en inglés

(**) Referencia al Mago de Oz, de L. Frank Baum. Dorothy es una niña que vive con sus tíos, en Kansas. Un día, un ciclón levanta su casa por los aires, llevándola a un extraño mundo. La bruja del norte le dice que tiene que ir a la Ciudad Esmeralda, en donde reside el Mago de Oz, quien es el único que la puede ayudarla a volver a su hogar; y que para llegar a dicha ciudad tiene que seguir "el camino amarillo" hecho de ladrillos, para que no se pierda.


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