16. Nuestra Última Oportunidad

actualizo de una vez que mañana me toca trabajar todo el día xD

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16. Nuestra última oportunidad

- ¿qué hace este hombre aquí?- reclamó Smoker con una mirada severa- sabes que no puedes involucrar a civiles en un asunto oficial, Portgas

- yo le pedí que me trajera, no es culpa de Ace- dijo el peliverde en defensa del mencionado- quiero ayudar a buscar a Sanji

- es tu culpa que esté perdido

- por eso mismo lo encontraré aunque se me vaya la vida en ello- se puso de pie, golpeando el escritorio del comandante con sus puños para luego ir hacia la salida

- ¡regresa aquí Roronoa!

- ¡tú ya no eres mi jefe!- gritó antes de marcharse, azotando la puerta en el proceso

- idiota- Smoker se masajeó las sienes mientras se acomodaba en su silla- ¿cómo va a buscarlo si ni siquiera conoce los detalles de la situación?- apagó su par de puros en el cenicero y buscó la mirada del pecoso- ¿y tú qué piensas hacer?

- ¿qué crees que voy a hacer?- Ace se levantó de su sitio y se ajustó el sombrero- voy a buscar a Sanji

- ¿estás seguro?- el mayor se llevó sus brazos detrás de la cabeza y subió sus pies al escritorio- seguramente lo sabes... lo que Roronoa siente por ese hombre- sus miradas su cruzaron, ambas escondiendo un profundo rencor- sería más fácil para ti si Kuroashi desapareciera, ¿cierto?

- esos son los pensamientos de un egoísta. Haré lo que sea por mantener la sonrisa de Zoro en su cara- agachó la mirada, dejando que su sombrero ocultara su expresión-... y eso incluye sacrificar la mía...- dio media vuelta y se dispuso a salir

- espera, Portgas- el mencionado se giró a verlo indiferente. Smoker le lanzó un sobre al menor, quien lo atrapó con facilidad- necesitarán esto si quieren encontrar a Kuroashi, es la información que hemos reunido...- el pecoso agradeció con un ligero gesto con la cabeza y salió de la oficina de su superior

- creo que te subestimé, mocoso...- dijo para sí el comandante con una sonrisa- has madurado mucho, Ace...

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POV Sanji

Lo único que supe al despertar es que estaba en un auto con rumbo desconocido. Mis manos estaban atadas en mi espalda, tenía una mordaza en mi boca y me habían colocado una venda en mis ojos para asegurarse que no viera la cara de mis captores ni el lugar a donde me llevaban. Aun cuando estaba preparado para morir, el miedo sacudía mi cuerpo violentamente... sabía que no era bueno fiarse de extraños, pero siempre he sido débil ante las mujeres; el mismo viejo me lo había dicho una vez, "Las mujeres te llevarán a la tumba", y en este caso, había sido literalmente...

--Sanji Flash Back—

- ¿te encuentras bien?- le pregunté a aquella hermosa dama, poniéndome a su altura- ¿esos tipos no te hicieron nada, verdad?

- no, estoy bien- se limpió el rostro con sus gráciles manos y me miró; ah, que hermosa era- gracias...

- no es nada, mellorine- le ofrecí mi ayuda para levantarse, la cual aceptó con gusto- ¿quieres que te acompañe a casa?- después de que aceptara salimos del callejón. Se veía un poco alterada, por lo que pensé distraerla un poco- por cierto, me llamo Sanji... ¿y cuál es el nombre de este precioso ángel?

- Nico Robin...

- ¡oh, mi preciosa Robin-chwan! No te preocupes, yo te protegeré- tras sujetarse de mi brazo, ella y yo caminamos por las calles de la ciudad hasta llegar a una modesta casita situada entre dos grandes edificios.

Entramos a la casa; ella fue a su habitación mientras yo exploraba con la mirada; estaba un poco nervioso, nunca había estado en la casa de una mujer tan encantadora como lo era Robin-chan. Al cabo de unos minutos, mi bella mellorine regresó con un divino vestido lila, el cual acentuaba su hermosa figura.

- lamento la tardanza- me dijo dulcemente- ¿quieres algo de beber?

- ¡no te molestes, Robin-chwan! Yo mismo traeré las bebidas, es más ¡puedo prepararte un postre si quieres! Nada me encantaría más que cocinar para ti, mademoiselle...

- gracias por la oferta, cocinero-san- que apodo más curioso, pensé- ...pero me gustaría retribuirte al menos con algo. Espera aquí- desapareció en uno de los pasillos, no sin antes sonreírme. Mientras esperaba a que regresara, me acomodé en el sofá y seguí mirando los alrededores... la decoración se veía muy pobre considerando lo elegante que vestía, o quizá era que, al ser una mujer tan bella, todo le hacía ver refinada.

- Robin-chan...- suspiré. Si pudiera tener a tan perfecta dama entre mis brazos... pero, ¿y el marimo? ¿Eh? ¿A quién rayos le importaba ese bastardo? Después de que me abandonó por otro no se merece mi compasión... un momento, ¿me abandonó? Sonaba como si yo...

- aquí tienes, cocinero-san- su voz me sobresaltó- ¿estás bien?

- claro, gracias- tomé una de las tazas de café que llevaba y la pasé por mi nariz, aspirando su contenido- este café tiene un aroma muy particular... fue preparado especialmente para mí, ¿cierto?

- sí- su sonrisa era diferente esta vez. Miré la taza unos momentos antes de beber de ella un poco- delicioso...- de pronto, la puerta que tenía enfrente se abrió y de ella salieron los mismos tres tipos que habían molestado a mi bella morena- ¿de nuevo ustedes?- dejé mi taza en un mueble cercano y me levanté- ¿cuántas veces tendré que patearles el trasero para que aprendan la lección?- me acomodé la corbata y guardé mis manos en los bolsillos, no las necesitaría.

Después de golpear la punta de mis zapatos contra el suelo me arrojé hacia ellos, tumbando a uno de una patada. Los otros dos sacaron un cuchillo y una pistola respectivamente y contraatacaron; aun cuando me superaban en número, pude evadir sus ataques fácilmente. En uno de los ataques, pude ver cómo el que había tirado en un principio sacaba un arma y apuntaba hacia Robin-chan, por lo que no dudé ni un instante y me interpuse entre el proyectil y ella, recibiendo el disparo en mi brazo izquierdo.

- maldito, ¿cómo te atreves a querer herir a una dama frente a mí?- el dolor era insoportable, pero era capaz de eso y más si se trataba de una mujer. Lancé otra patada, arrebatando el arma de sus manos y esquivando al mismo tiempo el ataque de sus compañeros; iba a regresar el golpe, mas una extraña sensación recorrió mi cuerpo, entumeciéndolo- ¿tan pronto?- lo último que alcancé a percibir fueron las borrosas siluetas de esos hombres junto con sus voces burlonas; si tan sólo hubiese tenido un poco más de tiempo...

--End Flash Back—

El auto se detuvo de pronto y los tripulantes bajaron del vehículo, uno de ellos me cargó y me sacó de éste antes de empezar a avanzar a pie... sentí algo resbalar de mi bolsillo, pero no le di importancia. Un rato más tarde, un horrible rechinido me puso en alerta; me arrojaron al suelo, haciendo mi espalda crujir por el impacto. Alguien se acercó a mí y me quitó la venda de los ojos, dejando como primera imagen la figura de un hombre

- el jefe llegará al anochecer- me aseguró ese tipo- y no sabes lo ansioso que está por verte de nuevo- después de decir eso, y de darme una patada en el estómago, el hombre se marchó y cerró la enorme puerta de metal con ayuda de otros, dejándome en una penumbra casi total.

Tras recuperarme del golpe, miré hacia todos lados, tratando de ubicarme; había algunos huecos en las paredes por donde entraba la luz exterior, sin mencionar que se sentía demasiado calor. Arrastrándome hacia una pared, me asomé por uno de los agujeros; el aroma húmedo en el aire y el sonido de los barcos... estaba un puerto. Con ayuda de las paredes logré levantarme y, a base de saltos, logré llegar hasta la puerta; comencé a golpearla con todas las fuerzas que tenía, pero era inútil, no lograba ni siquiera moverla.

Terminé sentado en el piso otra vez, golpeando la puerta con mi cuerpo de tanto en tanto, cada vez con menos fuerza, pues la herida de bala en mi brazo no sólo dolía, sino que empezaba a sangrar de nuevo. Me pregunto si estarán buscándome... quizá él... no, el marimo ya no tenía nada que ver conmigo. ¡Ese musgo mentiroso! ¿No había sido él quien dijo que siempre me cuidaría? Y sin embargo, se fue como si nada hubiese pasado... ¡Es su culpa que esté en metido en este lugar!... seguramente esos besos y palabras dulces no fueron más que un engaño...

Sin poder evitarlo, mis ojos terminaron ahogados en lágrimas; no, no era culpa del marimo, era mía por hablarle de esa manera, yo mismo lo alejé de mi lado. Debí ser más honesto conmigo mismo, si no hubiera dejado que el miedo me controlara, nada hubiese pasado... de haber sabido que esto pasaría, le habría dicho lo que realmente sentía por él...

Zoro... yo... también te amo...

END POV SANJI

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Cerca del hospital de Whiskey Peak...

Gracias a los datos que les había proporcionado el Comandante de Whiskey Peak, Zoro y Ace llegaron al último lugar en donde el rubio fue visto. Tashigi estaba ahí junto con otros oficiales, buscando cualquier pista que lograra conducirles a Sanji...

- ¿qué han averiguado?- preguntó el pecoso a uno de los presentes

- ¿ha leído el informe?

- sí

- entonces no tengo nada que reportarle. Lo único que sabemos es que Kuroashi Sanji desapareció en este lugar cerca del medio día de hoy y que, justo antes de separarse del oficial que lo cuidaba, dijo haber visto una chica siendo atacada...

- ¿una trampa?

- probablemente

- tks, ese cocinero pervertido- el peliverde apretó sus puños con fuerza y comenzó a caminar a toda prisa

-¡Zoro, ¿a dónde se supone que vas?!- le gritó Ace mientras le perseguía

- ¿a dónde? A buscar a ese idiota, por supuesto...

- ¡Ni siquiera tenemos pistas!, ¿en dónde se supone que lo buscarás? Vagar sin rumbo no te...

- sé perfectamente a dónde ir

- ¿eh?- el pelinegro le miró con sorpresa

- sólo una rata sabe dónde encontrar otra rata, ¿cierto?- ambos sonrieron; a veces Ace olvidaba lo astuto que su amigo podía ser.

Usando el auto del pelinegro, Zoro y él se dirigieron a la zona cero de la ciudad; el lugar donde sólo aplicaban las leyes de las calles y la supervivencia del más fuerte. Tras investigar la zona un rato, ambos entraron en una taberna. El sol se ponía lentamente, por lo que los clientes comenzaban a llegar.

- bien, acabemos con esto- en cuanto su compañero afirmó silenciosamente, Ace se sentó en la barra de frente al cantinero mientras que el peliverde quedaba de espaldas, vigilando el lugar- hey, amigo- tras tener la atención del barman, prosiguió- sírvame dos de lo más fuerte que tenga- el hombre sacó dos vasos y los llenó con el líquido de una botella verde- escuché que sabes todo lo que ocurre en los barrios bajos...- habló el pecoso antes de beber darle un trago a su vaso- necesito encontrar a cierta persona...

- te puedo ayudar a encontrar a quien sea- afirmó el cantinero con una extraña sonrisa- si tienes el dinero para pagarlo, ¡jajaja!- algunos de los presentes empezaron a reír igual, exasperando al peliverde

- ¿cuánto?- preguntó Ace sin inmutarse por el hombre

- eso depende, ¿a quién están buscando?

- Crocodile- tanto las burlas como las voces de los clientes pararon al escuchar aquel nombre- ¿qué sucede? ¿tanto miedo les causa ese tipo?

- largo de aquí

- escúchame bien, imbécil- el peliverde tiró el banco donde estaba sentado, quedando de pie mientras sujetaba al cantinero por la camisa- será mejor que nos digas lo que sabes si no quieres terminar en trocitos

- n... ¡no sé nada!- aquella mirada furiosa asustaba a cualquiera, incluso algunos clientes decidieron huir- e... es difícil saber en dónde encontrarlo, incluso sus hombres no lo saben... sin mencionar que muy pocos conocen su rostro...

- ¡sólo habla, joder!- sacó una de sus katanas y apuntó su filo al desafortunado sujeto- ¡¿o realmente quieres terminar como guarnición en tus bebidas?! ¡¿uh?!

- ¡NO... NO ME MATES... NO ME MATES, TE LO SUPLICO!

- déjalo ya, Zoro. Es obvio que este tipo no sabe nada...

- tks- el espadachín soltó al barman y se dirigió a la salida con Ace siguiéndole. Justo pasaban por una de las mesas donde estaban los únicos valientes que decidieron quedarse, cuando el peliverde vio un objeto muy familiar en las manos de uno de ellos- ese es...- era pequeño y plateado. Aquel sujeto presionó un botón y el fuego salió- ese es el encendedor del cejas de caracol...

- ¿qué miras, idiota?- le desafió el hombre

- tú...- con un rápido movimiento, colocó su espada en la garganta de ese hombre, haciendo que un hilo de sangre brotara del fino corte que acababa de hacerle- ¡¿por qué tienes el encendedor de Sanji?!¡¿qué le has hecho?!

- y... yo no...- su miedo era tan grande que las rodillas le temblaban- no sé de quién hablas... ¿quieres el encendedor, verdad?.... ten, es tuyo...- extendió su temblorosa mano hacia enfrente

- mmmm...- Ace fue quien tomó el encendedor y lo examinó- tiene las iniciales "KS" grabadas junto con una fecha, ¿será un obsequio?

- ¿¡en dónde está Sanji?!- volvió a preguntar al peliverde, hundiendo más la hoja de su espada en el cuello del otro

- no... no lo sé... no...- ya no pudo contener sus lágrimas- no tengo idea quién es ese sujeto... encontré el encendedor junto a la zona de desembarque de Loguetown... lo... lo juro...

- espero por tu bien que sea verdad- Zoro retiró su arma del cuello de su oponente, enfundó su espada y se marchó junto con el pelinegro a su siguiente destino, Loguetown.

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Loguetown era una ciudad portuaria a pocas horas de distancia de Whiskey Peak. En el muelle principal llegaban grandes embarcaciones que transportaban productos varios de ciudad en ciudad. Alrededor se encontraban enormes contenedores de metal que servían para transportar diferentes tipos de mercancía.

Zoro y Ace aprovecharon la oscuridad de la noche para infiltrarse en el sitio de descarga; los pocos vigilantes y su falta de atención hacían más fácil el trabajo.

- maldito Crocodile, eres astuto- hablaba el pecoso al avanzar entre los contenedores junto con el espadachín- una zona de descarga es perfecta para esconder cualquier cosa, hay poca gente y el ruido de las máquinas oculta perfectamente cualquier otro sonido...

- este lugar es demasiado grande, no podemos buscarlo solos- comentó el peliverde mientras se asomaba por uno de los orificios de un contenedor azul- no podemos darnos el lujo de perder más tiempo. Tendremos que separarnos

- yo pediré refuerzos- el peliverde asintió y le dio la espalda, pero antes de que se alejara, Ace lo tomó del brazo- Zoro, ¿por qué haces esto?- el mencionado lo miró confuso- ¿por qué te esfuerzas tanto por ese hombre? Ya no eres un oficial, lo que ocurra con Sanji no debería importarte...

- es mi culpa que haya pasado esto. Tengo que hacerme responsable

- no es lo único, ¿verdad?- hubo un incómodo silencio de unos segundos antes de que el pelinegro continuara- tú... ¿qué sientes por Sanji?

- ...- el calor invadió rápidamente el rostro de Zoro y la mirada del pecoso sólo la acentuaba más- te... tenemos que darnos prisa...

- responde

-...

- ¡Zoro!

- ¡no tenemos tiempo para esto, no quiero perder a la persona que amo otra vez!- sus mejillas se encendieron nuevamente al darse cuenta de lo que acababa de decir- esto... yo...

- lo encontraremos- le animó- vamos, tenemos cosas que hacer- Ace tomó el camino a su derecha mientras el peliverde tomaba el camino contrario. El pecoso se detuvo de pronto y se recargó en uno de los contenedores, pensativo. Una lágrima rodó por su rostro, pero rápidamente la limpió- aun no...- se dijo a sí mismo y continuó su camino mientras marcaba un número en su celular.

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Mientras, en otra parte del puerto...

Había terminado por resignarse; no tenía caso preocuparse ni sentir miedo a esas alturas. Escuchó el rechinar de la puerta, la cual se abrió poco después, dejando entrar a dos personas. La primera que reconoció fue Robin, quien cargaba una lámpara de gas en sus manos; la otra era un hombre... Sanji comenzó a temblar inconscientemente al reconocerlo, ahora lo recordaba todo, ese pesado abrigo negro, el habano, la cicatriz en el rostro... ¡Era Crocodile!

- ¿has disfrutado tu estadía, Mr. Prince?- habló burlón el Rey del Bajo Mundo después de soltar el humo de su habano al aire- eres una sanguijuela demasiado escurridiza, ¿sabías?- sujetó los rubios cabellos de Sanji, obligándole a mirarle- aunque, después de todo lo que ha pasado, creí que serías más listo... de nuevo estás ante mí por culpa de una mujer...- con la mano libre que tenía, se sacó el puro de la boca y lo acercó lentamente al rostro del rubio- ahora... ¿qué haré contigo?... supongo que lo primero será asegurarme que no vuelvas a ver mi rostro...- la punta encendida del puro estaba tan cerca de su ojo izquierdo que éste comenzó a llorar por el humo que despedía.

En cuanto las cenizas ardientes entraron en contacto con sus ojos, un indescriptible dolor le recorrió el cuerpo; de no ser por la mordaza en su boca, su desgarrador grito se huera escuchado en todas partes. Sanji se retorcía desesperado, con manos y pies atados era lo único que podía hacer. Al apagarse el puro, Crocodile lo retiró de su ojo y lo arrojó lejos para luego azotar al cocinero en el suelo, viéndole convulsionarse de dolor.

Su sonrisa se hizo más grande, si había algo que disfrutara era ver la sangre de sus víctimas derramarse gota por gota. Crocodile sujetó el delgado cuello del rubio entre sus manos, enterrando sus uñas en su piel mientras cortaba su respiración... llevó una de sus manos hacia su chaqueta, sacando de ella un largo cuchillo, clavándolo en una de las piernas del cocinero. En cuanto el filo del arma desapareció entre la carne de Sanji, el pelinegro comenzó a moverla de un lado a otro, ensanchando la herida; la sangre bajaba lentamente por su ropa hasta el suelo, tiñéndolo lentamente. Sacó sin cuidado el cuchillo y lo pasó sobre el cuerpo del rubio hasta llegar al rostro; había que encargarse del ojo restante.

De pronto, a lo lejos, se escuchó un ruido desconocido. Ambos criminales se quedaron inmóviles, comprobando que lo que se escuchaba eran sirenas de la policía y que se acercaban cada vez más. La sonrisa de Sir Crocodile desapareció y dirigió su ahora enfurecida miraba hacia la chica.

- ¿qué hace la policía aquí, Miss All Sunday?- sus manos rodearon el cuello de la morena, separando sus pies del suelo y poniéndola contra la pared

- n... no lo...- sus palabras eran reprimidas por la terrible presión que ese hombre ejercía sobre su cuello- no lo... sé...

- ¡Se supone que no dejarías rastro de este hombre, ¿cómo fue que la policía nos encontró?!- un golpe en su pierna le hizo tambalear un poco. Al mirar hacia abajo se encontró a Sanji golpeándole con la cabeza con la poca fuerza que le quedaba- ¿qué sucede, idiota? ¿Quieres salvarla?- las sirenas se escuchaban cada vez más cerca, tenía que apresurarse. Arrojó a Robin al suelo y sacó un revolver, apuntándole al cocinero- despídete de este mundo, Mr. Prince...

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Zoro corría cada vez más a prisa; tenía un mal presentimiento encajado en el pecho. Por suerte, los refuerzos llegaron pronto y rodearon el lugar, asegurándose de que nadie entrara o saliera de la zona. El espadachín suspiró aliviado, con más gente había una oportunidad. Algunos oficiales se dispersaron por el lugar, reconocía a la mayoría pero había otros que no reconocía, seguramente eran del departamento de policía de Loguetown. El sonido de un arma salertó a los presentes; la mayoría corrió al lugar donde se escucharon los disparos, entre ellos Roronoa Zoro.

Conforme se acercaba, la multitud se volvía más densa; incluso tuvo que reducir la velocidad de sus pasos para poder acercarse. Los oficiales se reunían alrededor de uno de los contenedores, al parecer habían encontrado algo. Zoro se asomó dentro de la enorme caja de metal, distinguiendo varias personas en ella; estaban algunos oficiales armados y otros con linternas, el jefe del departamento de policía de Loguetown y una chica arrodillada en el suelo frente a un bulto. Agudizó la mirada, intentando distinguir lo que yacía en el piso... ahora que miraba con más atención, había sangre por todo el lugar, también había marcas de balas en el techo del contenedor...

- es demasiado tarde- decía la chica mientras se ponía de pie- este hombre murió...

Continued...


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