Reconciliación.

Chang 💜
¿Cómo ha ido?
23:45

¿Estás bien? Si te ha hecho llorar dímelo y le parto la cara.
23:47

Llámame porfi 🥺
23:52

Si no es ahora, mañana. No es por ser chismoso...pero estoy intranquilo. Sé que el psicópata de Hyungwon no puede hacerte más daño del que ya te hizo pero, ten cuidado.
23:53

Le perdones o no, te apoyaré.
23:54

Espero que pases buena noche. Te amo❤
23:55

~

Doc. Wheein
Hoseok, a lo mejor me equívoco pero te he notado muy intranquilo en la sesión de hoy.
23:30

Solo quería saber si estás bien.
23:30

¿No contestas?
23:51

Seguro estás durmiendo. Espero que tu cita con tu amigo no se haya prolongado mucho y no te hayas saltado la toma de las pastillas 😊
23:52

Quiero seguirte siendo de confianza, por lo que cualquier preocupación que tengas me encantaría ser la primera en saberlo.
00:01

Mañana acordemos otra sesión. ☺
00:01

Se sintió desesperado cuando su compañero se alejó de él para coger el teléfono que no paraba de vibrar y tintinear con cada nueva notificación. Hyungwon desbloqueó el teléfono de Hoseok y miró los mensajes, riéndose con los de Changkyun y molestandose con los de aquella mujer que parecía estar acosando a su chico. La manos ásperas y grandes de Hoseok se posaron en su cintura y mil besos le dio sobre  los hombros y espalda del más alto.

— ¿Por qué estás mirando mis mensajes? Eso es mi privacidad.

— Lo siento, me estaban distrayendo. - Apagó el teléfono móvil y lo guardó en la mesilla para que no molestara más.

— Quítate ya la ropa, no quiero ser el único desnudo...

Hyungwon se giró para centrarse en él. Ahora que conocía más al mayor, entendía aquel hábito de mantenerse a oscuras y no permitirle ver su cuerpo. Esta noche era diferente, porque no sólo había luz en el cuarto, Hoseok no se veía del todo preocupado y eso le hacía sonreír. Agarrando las manos del mayor, hizo que lo ayudara a deshacerse de la ropa. Primero los pantalones, después el jersey y por último toda la ropa interior. Los dos quedaron desnudos, tal y como Dios los trajo al mundo y sin pudor o vergüenza, permanecieron largos minutos quietos en el sitio observándose mutuamente.

— Estás muy cambiado... - susurró Hoseok levantando la mano para acariciar el abdomen del alto.

— Solo me has visto una vez desnudo y éramos dos niños - rió inclinándose para atrapar los labios del contrario.

— Me gusta mucho tu cuerpo. Eres alto y tienes la suficiente masa muscular para verte bien...

— ¿Y qué hay de ti? - le preguntó acercándose a él, dejándole caer sobre la cama y posicionándose sobre él. -

— Me gusto, he trabajado muchos años en mi - dijo intentando no mirar de más a Hyungwon. - A-Aunque haya días donde no pueda ni mirarme en el espejo...

— Wonho, sé que puedo decirte mil millones de veces que eres perfecto y no me harás caso pero, si puedo ayudarte aunque sea solo un poco, por favor... - lo besó antes de continuar - Que se quede grabado en alguna parte de tu cerebro para cuando necesites escucharlo.

— La terapia...

Hyungwon cambió drásticamente su mirada cuando previó a donde iba a terminar esa frase. Más bien en quién y por nada del mundo quería escuchar aquel nombre esa noche en la que harían el amor. Con celo, besó a Hoseok, pegándose tanto a su pecho como le fue posible. El jadeo al rozar sus pezones provocó en ambos una erección. Era agresivo, algo a lo que el mayor no estaba acostumbrado. Con la respiración agitada, apartó a Hyungwon tomándolo de los hombros. Él seguía siendo un chico raro, más cuando su actitud cambiaba en tan solo unos segundos.

— Más despacio... - le miró a los ojos.

— Olvídate de la terapia ahora, ¿si? Estás conmigo, así que hazme caso a mi y solo a mi. - Hizo un adorable mohin con los labios. Hoseok estiró el cuello para besarle. Sin prisa, como él necesitaba ahora. - ¿Dónde guardas los preservativos?

— Eh...en la mesilla...creo...

— ¿Crees? - largó una risa divertida, saltó de la cama y se acercó a la mesilla de noche. Sonrió por la suerte que estaba teniendo esta noche aunque al darse la vuelta y ver cómo Hoseok esperaba por él, se decepcionó un poco al ver que solo había para una ronda. - Solo hay uno. - Volvió a la cama sentándose al lado de las piernas del mayor. - Vamos a darle un buen uso.

— No vayas tan rápido - se apoyó en sus codos y miró como Hyungwon abría el pequeño sobre con los dedos. - H-hace mucho que no lo hago así.

— ¿Quieres que sea al revés?

— No estoy diciendo eso. - Enarcó las cejas con leve enojo. Se sentía tan excitado y tan confundido que le era completamente imposible poder explicarse con naturalidad, y eso le frustraba.

Hyungwon echó la cabeza hacia atrás soltando una fuerte carcajada, acto que confundió más al mayor. De pronto, las manos frías del peli-largo, separaron sus rodillas y en un ágil movimiento, ya estaba entre sus piernas. Hoseok no se había percatado de cuando había terminado de enfundar su polla larga en el preservativo.

— ¿Quién es el bebé llorón ahora? - levantó una ceja, disfrutando con la situación tan bochornosa y caliente que estaba creando. - Iré tan lento como quieras pero no prometo nada.

Hoseok no se atrevió a abrir la boca. No sabía cómo proceder con él. Tal vez en otro contexto se sintiera mucho más dispuesto y con ganas de arrinconarle bajo su cuerpo para hacerle temblar de placer pero en esta ocasión y después de tener la conversación más esperada de su vida, el miedo a decepcionar o hacer algo mal, lo dejaba intranquilo. Hyungwon, besó sus labios y jugó con su lengua hasta que su boca estuviera la bastante húmeda. Aceyrco dos dedos y los introdujo en medio del beso para no sobresaltar al mayor.

— Me encargaré de comprar lubricante para la próxima vez... - susurró. - No quiero hacerte daño, Wonho.

Con eso, presionó la lengua contra las huellas dactilares del menor y comenzó a lamer cada falange como si se trataran de un caramelo. Cuando estuvieron lo suficientemente húmedos y llenos de saliva, Hyungwon acercó los dos dedos a la entrada de Hoseok, sin dejar de mirarle a los ojos y besar su rostro, logró introducir uno de ellos en el agujero estrecho y caliente del mayor. Hoseok se aferró a las sábanas y jadeó por la sensación tan desconocida.
Hyungwon no añadió el segundo dedo hasta que no lo vio claro. Él conocía mejor que su compañero la sensación de sentirse lleno ahí abajo, le gustaba pero para Hoseok era la segunda vez y podría decirse que la primera.

— Wonho, ¿te acuerdas de nuestra primera vez? Fue exactamente así... - continuó provocando al mayor con sus dedos, sacándolos y metiéndolos con rápidos movimentos que le hacían gemir. - Relájate y confía en mi.

— Hyungwon, e-es suficiente... - abrió los ojos encontrándose con los del menor. Ambos llenos de deseo y expectantes por lo que vendría a continuación.

Hyungwon retiró los dedos del Interior del mayor y se reincorporó entre las piernas de este para dar el siguiente paso. Hoseok estiró la mano y cogiendo la polla resbaladiza por el lubricante del preservativo, ayudó al menor a alinearla en su culo. Poco a poco, fue sintiéndose lleno. Creía que le faltaba el aire. Hyungwon entrelazó las manos con las de Hoseok y lo besó. Los gemidos roncos y el aliento caliente del mayor, chocaba contra sus labios. Sin avisar y de una sola estocada, penetró del todo a Hoseok.

Hoseok largó un gritó de placer acompañado de un par de lágrimas que Hyungwon se encargó de limpiar con besos. Se detuvo unos segundos asegurándose de que él estaba bien antes de proceder a penetrarle con un ritmo lento pero duro.

— Hyungwon...

— A-ha dime. - Levanto la cabeza dejando de besar y succionar partes del cuello y pecho del mayor.

— Eres un idiota - sonrió pasando a humedecer sus labios con la lengua.

Hyungwon no esperaba el rápido cambio de posiciones que había hecho el peli-negro. Aun con las manos entrelazadas, Hoseok hizo rodar a Hyungwon sobre la cama para quedar él a horcajadas sobre él. Y solo por unos instantes se sintió mal. Arrepentido de la decisión que había tomado sin contar con el otro.

— Ey, ¿por qué esa cara? - Hyungwon preguntó con un tono dulce acariciando sus muslos con las yemas de sus dedos.

— Quiero hacerlo así, pero no quiero molestarte por mi peso.

— Wonho, eres mucho más grande y fuerte que yo, lo sé. Pero, ¿crees que eso me importa teniendo mi polla dentro de ti? - levantó las caderas proporcionando intensas estocadas que hacían temblar al mayor sobre él.

— Entonces, no te detengas. - dejó un beso en la palma de su mano y volvió a entrelazarlas.

Hoseok se movía sobre Hyungwon con gracia, ondeando su cintura y dejando que el menor tomara todo el mando. Las manos del peli-largo se posaron en su cintura, y lo ayudó a que las penetraciones fueran más rápidas. Una tras otra, golpenado esa pequeña judía que le hacía llorar de placer y gritar harto en deseo. Hyungwon se sentó en la cama y aún con Hoseok sentado, saltando sobre él y aferrandose a su larga cabellera, acercó su boca al pecho del mayor.

— ¿Puedo? - preguntó más como un aviso de lo que haría.

Hoseok detuvo sus movimientos y arqueó la espalda al sentir la lengua de Hyungwon paseándose por sus pezones, los mordió y succionó como quiso. Hoseok jadeó queriendo alejar la lengua viperina de sus sensibles pezones pero eran tan inmenso el placer que estaba calando en su cuerpo que más que disgustarlo como podría haberle ocurrido con cualquier otra pareja sexual, solo avivó más la llama que alcanzaba el clímax dentro de él.

Hoseok no lo soportó ni un segundo más. Su polla gruesa no estaba recibiendo tanta atención como otras partes de su cuerpo, pero no hizo falta ningún roce para estallar sobre el abdomen del más delgado.

— ¿Tanto te gusta lo que hago? - dijo provocador, apretando las nalgas redondas y blanditas del mayor, clavando la Luna de sus uñas en ellas para que las rápidas y acaloradas penetraciones no bajaran de ritmo.

— Hyungwon, necesito que lo hagas más rápido...tocame - se inclinó para besarlo y succionar su lengua.

— Caprichoso...

Hoseok sonrió al ver cómo el otro también lo hacía. Tal y como pidió, así le fue dado. Hyungwon volvió a tumbarlo sobre la cama para que no se agotara y continuó follándolo con pasión y amor. Doce años esperando este dia. Buscando al hombre que gritaba su nombre entre gemidos, exclamaciones y susurros, por cielo y mar. Hallando la razón por la que su relación habían sido destruida en el pasado. Estaba decidido a quedarse a su lado, pasara lo que pasara.

— N-no, Hyungwon...- dijo tirando de las hebras negras y largas, aferrándose con las piernas al cuerpo delgado y fuerte del menor.

— Wonho.

«Te quiero.» Eran las palabras que quería pronunciar, sin embargo no creía que fuera el momento. Hoseok estaba agotado físicamente, había pasado por tres orgasmos en media noche y seguía emocional por la promesa cumplida. Tenía que esperar si quería ser correspondido. Con unas últimas estocadas, Hyungwon alcanzó su climax eyaculando en el preservativo. Hoseok dejó caer su cuerpo, su espalda descansando sobre las suaves sabanas blancas llenas de semen y sudor.

— ¿Dónde vas? - habló con los ojos entreabiertos.

Hoseok sentía cómo su entrada palpitaba y ardía por las muy recientes penetraciones que había recibido. Extrañaba al alto, pero por esa noche había sido suficiente.

— Al baño, ahora vuelvo.

Hoseok vio como Hyungwon desaparecía en la oscuridad del pasillo. Con el cuerpo adolorido, se tumbó en el lado de su cama y cerró los ojos. Rápido, los sonidos húmedos y explícitos que había escuchado durante el sexo, aparecieron en su cabeza, avergonzádolo por completo.

Hyungwon volvió al cuarto y se metió entre las sabanas también. No le importó como el ambiente había cambiado, abrazó a Hoseok y apoyó su cabeza en el abdomen marcado del mayor.

— ¿Ya te cansaste de mandar? - acarició su cabello mojado.

— He puesto todas mis energías en hacerte sentir bien - dijo entre bostezos. - Para la próxima...fóllame tú a mi.

Hoseok se movió en el sitio ocultando el pequeño salto que había dado su polla flacida. ¿Iba a haber otra próxima vez? Antes de que pudiera decir algo, escucho la respiración tranquila de su compañero. Se había quedado profundamente dormido abrazado a él como un peluche. Hoseok sonrió, porque era la primera vez en años que su corazón estaba libre de resentimiento y rencor. Acostándose, apagó las luces y besó la frente del menor antes de cerrar los ojos y dormir.

Esa noche, durmió en compañía y de un solo tirón. Sin pesadillas, sin despertarse a media noche. No habría ojeras que ocultar las mañana siguiente, ni mal humor que espantaría a sus clientes.

¿Podría fiarse de su buena suerte?

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