Quizás.
Una sonrisa brillante y la melena castaña de la mujer, saludaron a Hoseok al abrir la puerta echa con madera de pino.
La Doctora Wheein, había sido muy insistente en tener una sesión de terapia y Hoseok no podía decir que «no» porque sabía que si faltaba a una sesión, las demás irían con ella en picado. Al inicio de su paso por el psicólogo, se propuso no faltar ni un solo día a las citas, pues eso supondría no mejorar su salud mental. Así que, con ganas, entró en la pequeña habitación y se sentó en el mismo sillón reclinable de siempre.
— Antes de empezar con la sesión, disculpame por haber sido tan persistente. - Se disculpó sentándose frente al mayor.
— No importa.
— Muy bien, tenemos media hora porque ya es bastante tarde. ¿Cómo te han sentado las pastillas? ¿No las has vuelto a perder?
— No, las he guardado en un lugar seguro y, respondiendo a su pregunta... Me hacen tener menos rendimiento y peor humor.
— Tranquilo, eso solo es al principio. Ya verás que con el tiempo te ayudarán y tu estado anímico será el mismo de siempre.
Hoseok asintió sin mucho más que decir. Miraba a cada minuto la hora para que terminara pronto la sesión y llegar a casa. La conversación que tenía con Hyungwon, era mucho más importante que una corta sesión de terapia.
— Te noto inquieto, ¿por qué miras tanto el reloj? - preguntó con curiosidad.
— He quedado con alguien. Lo siento, me centraré más.
— ¿Una cita?
— No, solo es....
De pronto, recordó la advertencia de su ex novio y se mordió la lengua para no hablar de más. En cierta medida, tenía razón. Él estaba ahí para hablar de él, no de Hyungwon.
— He quedado para hablar con mi amigo. Ya sabe, del trabajo y demás.
— Comprendo. De todas maneras, Hoseok, hablar de las personas que te rodean y la influencia que tienen sobre ti, puede ayudarte en tu proceso de sanación.
— Solo es trabajo, Doctora - insistió.
La mujer, apoyó la espalda en el respaldo de la silla y respiró hondo. Hoseok demostraba un alto nivel de desconfianza y ansiedad. Se notaba que ocultaba información, pero lo dejaría estar por ahora.
Terminaron con la sesión cuando las agujas del reloj marcaron la hora. Hoseok, se levantó del sillón y miró el móvil. No tenía ningún mensaje del peli-nergro. Aun tenía tiempo de prepararse si se daba prisa.
— Hoseok, no faltes a la toma de las pastillas. Es muy importante que las sigas tomando.
— Lo tengo en cuenta.
Y con eso, salió de la habitación. Era la primera vez que no prestaba atención a la doctora y se iba sin despedirse. Necesitaba llegar a casa y despejar la mente antes de que el alto se presentará. Pensar en todas las posibles cosas que podrían suceder, cómo lo recibiría, en qué acabará esa conversación pendiente. Hasta el momento, no se había parado a pensar en lo que pasaría después. Todo ese caos de emociones, explotó en cuanto llegó a su hogar. Pasó de tomar las pastillas porque necesitaba mantenerse más cuerdo y despierto que nunca. Se miró al espejo, ¿cuantas iban ya las veces que se había observado? Llevaba puesta una camiseta básica y unos jeans ajustados. Nada que pudiera distraer la atención de Hyungwon. O eso quería creer.
El tintineo en su teléfono le aviso de un mensaje nuevo. Alarmado, fue hasta la cocina y miró de quién era. Para su suerte o su desgracia, era de él.
«Estoy aquí.»
Después de tantos años, lograría obtener una explicación al engaño más grande que tuvo en su vida. Respirando hondo y sin mostrar signos de cobardía o temor, abrió la puerta. Hyungwon tenía un semblante serio, como nunca antes lo había tenido. El flequillo ocultaba sus ojos negros y la vestimenta era más formal: jersey de cuello vuelto, pantalones negros y una chaqueta de cuero. Ahí estaba, delante suya, sin una sonrisa, sin decir palabra.
— ¿Llego muy pronto? - el tono en su voz era bajo.
Hoseok negó con la cabeza y abrió más la puerta para dejarle entrar. Cuando los dos estuvieron sentados al rededor de la pequeña isla de la cocina, la tensión e incomodidad vibraba en el aire.
— Vamos a...aclarar esto de una vez. - Rompió el silencio el más mayor.
— Solo dame un minuto y sírveme una copa de vino, por favor.
Hyungwon se quitó la chaqueta, dejándola encima de la isla. Hoseok no pudo evitar observarlo por unos segundos. Sabía que tenía miedo y que estaría más nervioso que él. Sacó una copa y vertió vino en ella. Después, se la entregó al alto. Justo en ese momento, cuando levantó el rostro de sus manos, sus miradas se conectaron. Tenía ojeras, probablemente de no comer y dormir bien. Eso le hizo sentir culpable.
— No sé por dónde empezar... - susurró apartando la mirada.
— ¿Qué tal por el principio? - se sentó frente a él. - Dime qué crees que fue lo que pasó.
— Me viste en clase con una chica. Nosotros estabamos...teniendo sexo.
— Quiero que me mires a la cara cuando me hables. - Ante la voz dominante del mayor, Hyungwon no dudó en obedecer.
— Quiero que sepas que no lo hice para hacerte daño, ni porque a mi me atrajera esa chica... .
— Empiezas bien. - sonrió con sarcasmo.
— Si lo hice fue porque me vi en la obligación.
— Era una de tus amigas, recuerdo perfectamente que antes de conocerme, tú y Jooheon os juntábais con uno de los grupos más problemáticos del Centro. Sabías quién era ella, ¿y me dices que te la follaste por obligación?
— Es cierto que antes de conocerte yo también formaba parte de esas bandas de delincuentes que preferían saltarse las clases y perder el tiempo en los recreativos... Pero nunca los consideré amigos. Solo eran compañía.
Hoseok le miró a los ojos. Lo poco que sabía de psicología le estaba ayudando a leer el lenguaje corporal de su ex pareja. Seguía nervioso, sus manos acariciaban el cuello de la copa una y otra vez, y su voz no temblaba al hablar. Hyungwon era bueno mintiendo, pero sabía que con él era sincero en todo momento. Solo esperaba que fuera así en lo que quedaba de noche.
— Dime por qué te acercaste a mi. - Tras la pregunta, escuchó el suspiro del alto.
— Era el último curso y mis notas no subían del insuficiente. Los profesores, hablaron con mis padres y me amenazaron con internarme si no me graduaba... - tomó un sorbo de vino. - Casi todo el mundo hablaba de dos chicos que daban clases particulares gratis y pensé que podría aprovecharme de eso.
— O sea de mi y de Changkyun - aclaró.
— A mi no me gustabas... ni un poquito. Lo único que quería era graduarme sin mover un dedo - admitió odiándose a sí mismo.
Hyungwon notó como los ojos del mayor empezaban a cristalizarse. Se mantenía cruzado de brazos, no podía sentir el sonido de su respiración ni escuchar los latidos de su corazón. Empezaba a arrepentirse de estar ahí, quizás les habría venido bien un poco más de tiempo para prepararse mentalmente.
— Tú eras demasiado inocente aunque Changkyun ya me tenía calado. Un día hablé con el grupo para...ponernos de acuerdo en quien conseguiría tu confianza primero. Con el tiempo, fue así. Me hacías los deberes, me dabas las respuestas de los exámenes y te encargabas de que los profesores no me castigaran para verme en los descansos...
Hyungwon guardó silencio para no continuar. Veía en el rostro de Hoseok el dolor que le estaba haciendo. Sin embargo, él le ordenó que terminara de contarlo todo. Por supuesto, siempre mirándole a los ojos.
— Comprendí que no hacías todo eso por simple humildad sino porque te enamoraste de mi.
— Así fue. - Dijo con un hilo de voz. - Ignoré los reclamos de mis padres y los consejos de mi mejor amigo solo porque me enamoré del chico malo que buscaba mi ayuda.
Con un nudo en la garganta, Hyungwon se levantó del taburete y con la atención del mayor puesta en él, se apoyó en la pared. Alejado de Hoseok para evitar el contacto visual.
— Es muy difícil seguir, Wonho... Y-yo no quiero hacerte más daño...
— Mírame y continúa.
Hyungwon se pasó las manos por el pelo y enojado consigo mismo, volvió a sentarse frente al mayor.
— Para ese entonces, ¿sabías que me odiaba a mí mismo? ¿Seguiste utilizándome sabiendo que terminarías alejándote de mi?
— Si. - Asintió con lastima.
— ¿Qué sentiste cuando me hiciste el amor por primera vez? - las lágrimas brotaron finalmente, cayendo gota a gota sobre la encimera. - ¿Asco? ¿Fui algo así como un trofeo que presumiste frente a tu grupo?
— Te estás yendo del tema...
— Me hiciste creer que yo no tenía ningún problema, que era perfecto a pesar de ser un niño con leve sobrepeso, que los locos eran ellos al mirarme mal, que merecía amor. - se señaló con el dedo a la vez que hablaba entre exclamaciones.
— Wonho, yo dejé al grupo mucho antes de eso. Llegué a conocerte, me acerqué a ti de verdad, porque ya no me interesaba ser un buen estudiante si eso significaba burlarme de ti.
— Estás mintiendo... - se levantó del taburete y caminó hasta el salón. - Cuando te vi con ella...escuché todo lo que te decía. Te hablaba de mi, me llamó de cien formas diferentes y todas ellas eran una humillación tras otra... - giró sobre sus talones y empujó a Hyungwon que estaba detrás de él.
— ¡Lo hice para protegerte! Por que si no accedía a acostarme con ella, todo habría acabado para ti.
Hoseok dejó de darle empujones en el torso cuando lo escuchó. Las lágrimas no cesaban y la sangre se congeló en sus venas. Quería reírse, seguirle la broma al alto que lo sostenía de las muñecas pero Hyungwon estaba demasiado serio como para ser una broma.
— ¿Qué estás diciendo? - susurró alzando el rostro para mirarlo.
— Dejé el grupo y por ende ellos ya no tenían mi ayuda para aprobar las materias. Admito que yo no fui un santo pero ellos vivían para joder a los demás. En cuanto dejé de pasarles información que tú me dabas para ayudarme, quisieron lastimarte...
— ¿Y sólo se te ocurrió follarte en la mesa de clase a una de tus amigas? Hyungwon, no seas ridículo. - se zafó del agarre alejándose todo lo posible del más alto.
— ¿Te crees que no busqué otra forma de protegerte? -espetó con brusquedad. - Cuando me dejaste, ellos fueron a por mi. Y recibí cada golpe con gusto, porque me lo merecía.
Hoseok se sentó en el sofá y ocultó su rostro con las manos, quería dejar de llorar. Quería dejar de mostrarse débil pero el dolor se lo impedía. Al poco tiempo, sintió el cuerpo de Hyungwon delante suya, sentado de rodillas frente a él y acariciando sus piernas con delicadeza.
— ¿Alguna vez me miraste con desprecio? - sus labios temblaban con cada palabra. - ¿Alguna vez...pensaste que yo no valía nada y que era la persona más horrible del mundo?.
— Claro que no. Simplemente no eras mi tipo antes de entender los sentimientos que estaban aflorando en mi por ti.
Hyungwon le tomó de las manos y beso cada una. Hoseok seguía temblando, tenía rojeces en sus mejillas a causa de las lágrimas incesantes y la mirada sin brillo. Hyungwon logró colarse entre sus piernas y enjugó las pequeñas gotas saladas de sus mejillas, con ternura. Los dos eran conscientes de que la conversación estaba llegando a su fin.
— ¿Nunca sentiste nada por esa chica? - se dejó mimar.
— Solo me importaba tu seguridad. Me sentía sucio mientras complacía a... - arrugó el ceño en un intento de recordar el nombre de aquella amiga. - Chloe.
— Y, ¿tampoco estabas de acuerdo con lo que decía de mí? - preguntó de nuevo para asegurarse de que Hyungwon estaba siendo claro y sincero.
— No. No, Wonho. Para mí, eras el chico más bello y especial. Cuando Chloe habló de tí mientras teníamos sexo, lo único que se me pasaba por la cabeza era querer estrangularla para hacerla callar. - Hoseok sonrió entre lágrimas.
— Y, ¿cuando lo hiciste conmigo? - preguntó con un tono tímido que no sabían que existía pero que logró calmar el semblante gélido del más alto.
— Fue especial... Tenerte entre mis brazos era como flotar en una nube. Todo lo que te susurré al oído era cierto. - volvió a besar las manos de Hoseok sin apartar la mirada de sus ojos.
— Hyungwon, ahora necesito tiempo...- los ojitos que reflejaban el mismísimo abismo, mostraron desilusión. - Entiéndeme tú ahora. He pasado doce años pensando que mi novio fue cómplice de las humillaciones y burlas que recibía de adolescente...
— Te daré el espacio y el tiempo que necesites. - sonrió con dulzura en su mirada. - He contado toda la verdad, sé que incluso ahora te estoy haciendo daño pero quiero que sepas que aún me gustas. Mucho.
Hoseok asintió escuchando con atención. Mierda, no podía evadir la realidad, estaba creyendo cada palabra que salía de su boca pero el miedo al engaño no era fácil de abandonar. Sintió su corazón latir con fuerza cuando los labios carnosos del más alto rozaron los suyos en un gesto de despedida.
— Perdóname...tienes todo el derecho a odiarme. Pégame si es lo que quieres, me lo merezco. - susurró contra sus labios. Su aliento caliente provocándole escalofríos.
No llegó a completar el beso, no quería hacérselo más difícil de lo que ya era. Hyungwon, se puso de pie y soltó las manos del mayor.
— Creo que ya no pinto nada aquí... - se dio la vuelta para ir a por su chaqueta. - Wonho, escríbeme cuando estés listo.
Hoseok vio como el alto abría la puerta dispuesto a irse. Dispuesto ha dejarlo solo con sus pensamientos y su dolor, para darle el tiempo y distancia que estaba pidiendo.
Levantándose del sofá, se interpuso ente el peli-largo y la puerta. Y por un momento, millones de preguntas le rondaron la cabeza. Preguntas que decidió ignorar para centrarse en el chico que se había disculpado de corazón.
— ¿Qué ocurre? - preguntó Hyungwon ladeando la cabeza para no encontrarse con los ojos tristes del mayor.
Hoseok no dijo nada, se limitó a observar el rostro decaído del pequeño. Sus ojitos negros casi ocultos por el flequillo, las heridas en sus labios por algunas mordidas y en los pómulos más marcados por bajar de peso. Tragando saliva y aún con las manos temblorosas, tomó el rostro de Hyungwon y lo acercó al suyo.
— Fuiste y seguirás siendo el mayor idiota que haya conocido...Y debo de estar loco por creerte. Aunque necesite tiempo para asimilar todo lo que has admitido...te creo.
— ¿Me creés? - se centró en el mayor con los ojos llenos de sorpresa y una sonrisa de alivio.
— Quédate esta noche...s-sigamos hablando. - Pasó a sostener al alto por la cintura.
— ¿Eso significa que me perdonas? - dejó caer la chaqueta de cuero al suelo para abrazar sus hombros.
— Significa que quiero pasar la noche contigo. Tómalo como quieras.
— Como yo quiera...
Hyungwon acarició los hombros anchos del mayor, deseando poder acariciar su piel albina y derretirse en el calor que desprendía. Con las manos, acunó el rostro de Hoseok y sonrió con picardía. Sintió el ligero apretón en su cintura y el acercamiento que había cogido Hoseok. Fue en ese momento donde los labios húmedos y salados por las lágrimas, chocaron con los suyos. Por segunda vez, sin pedir permiso, sin pensar en el futuras consecuencias, Hoseok lo besó. Cerraron los ojos y se dejaron explorar mutuamente, sus lenguas jugando y sus labios encajando como piezas de un rompecabezas.
— No quiero seguir hablando, Wonho...- susurró. Un hilo brillante de saliva los mantenía conectados cuando el alto decidió cortar el beso. Sus ojos negros ahora destellaban como dos estrellas cuando observaba a su compañero agitado.
— Quédate, porfavor - recorrió el pecho de Hyungwon con sus manos. - No hablemos entonces, ¿qué...qué quieres?
— ¿Lo que quiero? - se mordió el labio abriendo la pequeña herida que continuaba ahí. - Quiero hacerte entrar en razón.
— No lo entiendo, te he dicho que te creo.
Hyungwon negó con la cabeza y sonrió acariciando las mejillas sonrojadas del más fuerte.
— Quizás, puedas entenderme si me dejas hacer una cosa.
Hoseok tomó sus manos y las guió hasta su cintura. De esto era de lo que hablaba con su mejor amigo. No sabía si era por el ambiente que ambos habían creado, o las emociones tan ha flor de piel que tenía en ese momento, pero sentía que moría si Hyungwon se alejaba de él. Necesitaba ser abrazado, mimado, besado y follado. Hoseok lo quería todo del más alto. ¡Al carajo la abstinencia! ¿Acaso importaba el rol que tomara? Incluso el se veía vulnerable y manejable. No tenía sentido aparentar si su rostro se podía leer como un libro abierto.
— Vamos a la cama...
Hyungwon se tragó los gritos de felicidad que quería expresar en ese momento. Ya había observado por mucho tiempo a Hoseok, su postura, su habla. Era como volver doce años en el tiempo, a aquella tarde donde se juntaron en la casa del menor y tuvo que confesarle más de cinco veces que lo amaba porque sino se negaría en rotundo a hacer el amor con él. Doce años después, como adultos, volvía a sentir el mismo calorcito en el pecho. Hoseok lo arrastró hasta su cuarto y una vez dentro se apoyó en la puerta, sostuvo a Hyungwon del cuello y prosiguió el beso que posteriormente había cortado.
— ¿Estás seguro de que quieres esto?
Hyungwon le tomó de las mejillas con una sola mano. Esta podría ser la mejor noche de su vida pero también la peor si no caminaba con pies de plomo.
— Idiota, yo no meto a cualquier en mi cama. ¿Tan tonto te deja el vino que no entiendes las señales?
— No me insultes en estas condiciones... - se quejó.
— Te necesito ahora, Hyungwon. - se inclinó para dejar un casto beso en sus labios. — Después, te perdonaré y sellaremos el trato. - Pasó sutilmente la lengua por su labio inferior en medio de una sonrisa coqueta.
Esas, eran las únicas palabras que necesitaba escuchar para cumplir con los deseos de Hoseok.
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