¿Estabilidad?

Quería sumergirse en sus brazos lo que durase la noche, pasar la mano por su cabello - ahora corto - con ondas naturales hasta quedarse dormido, sentir su respiración en la curvatura de su cuello cuando se apostaban juntos en la cama. Ya no necesitaba a la oscuridad para sentirse seguro, si esconderse durante días porque la presión y agonía de ser rechazado se instalaba en su pecho y no le dejaba respirar. Lo tenía todo: un buen trabajo con el que puede mantenerse, un amigo leal con el que muy a su pesar tendría que compartir quedadas con su nuevo novio, una casa acogedora y un chico que volvió del pasado para curar sus heridas y un nuevo terapeuta con el que sí sentía de verdad una verdadera conexión.

— ¿En qué piensas? - el tono de voz del menor era tranquilo, preguntando al azar al sentir que las caricias en su cabello iban disminuyendo.

— Nada particular, solo... - detuvo su mano en la nuca del menor y se acomodó mejor en la cama para que este pudiera descansar mejor sobre su pecho - en todo.

— ¿En ese todo estoy incluido? - Sonrió mirándolo desde abajo.

— Puede ser.

Cuando Hyungwon llegó a la casa de Hoseok, no perdieron el tiempo en charlas amenas y una copa de vino. Las ganas de quererse y tocarse eran más grandes que cualquier otra cosa así que dejando de lado las preocupaciones, se centraron en ellos. Las otras veces que mantenían relaciones sexuales, acaban agotados y rendidos, tumbándose allá donde tuvieran oportunidad comenzado a hablar de temas triviales para que la incomodidad no los ganase. Ahora era distinto, ninguno dijo ni una sola palabra al acabar ni cayeron dormidos. Simplemente se metieron debajo de las sábanas y se abrazaron. Había algo indescriptible en el ambiente y a Hoseok le daba miedo.

— Mientras estés pensando en cosas bonitas y positivas, no me importa si no es en mi en quien piensas... - Estiró el cuello para alcanzar los labios del mayor y dejar un dulce beso en ellos.

— Hyungwon, después de dejarte en el pasado...¿estuviste en alguna otra relación seria?.

— ¿Por qué preguntas eso? - se apoyó sobre sus codos, alejándose debido a la sorpresa del cuerpo caliente que yacía a su lado.

— Curiosidad. - Aunque ya se estaba arrepintiendo de haber preguntado. Ni siquiera sabia porqué lo había hecho. Solo salió de su boca, sin pensarlo demasiado.

— La respuesta es no. Claro que he estado con más personas porque resulta que no soy de piedra y cuando creces quieres conocer tu cuerpo y experimentar más cosas... - se mordió el labio por vergüenza. - Pero no me he vuelto a enamorar.

— Experimentar está bien, supongo. - Reprimió una sonrisa por la confesión de su amante.

— ¿Y tú? - preguntó sin demasiado interés.

— Mhmm, ¿crees que he tenido tiempo o, ganas? Estaba muy decepcionado conmigo mismo como para pensar en enamorarme poe segunda vez.

Hyungwon sonrió con empatía, conocía ese sentimiento. Estar con decenas de personas y no encontrar a esa persona que pone tu mundo patas arriba. Solo había experimentado ese sentimiento cuando reconoció que le gustaba Hoseok en el Instituto y cambio su actitud para gustarle.

— Tal vez, es hora de que tú y yo... - fue interrumpido por el sonido del timbre.

Hoseok negó con la cabeza, dispuesto a seguir tumbado en la cama acariciando la espalda del pequeño con la yema de sus dedos escuchando lo que tenía que decirle, intuyendo - quizás - el final de su frase. Hyungwon miró hacia el pasillo cuando el sonido molesto del timbre paró. Suspiró y volvió su atención al pelinegro, rodeando con sus brazos el amplio pecho del mayor y posando su cabeza en este.

— Se habrán equivocado, ¿qué querías decirme? - alzó su mano hasta la mejilla de Hyungwon y la acarició. Su piel era tan suave que sería un pecado no bendecirla con besos y caricias caza que tuviera la oportunidad de hacerlo.

— N-no era nada, una tontería. - Porque no estaba seguro de si él sentía lo mismo.

El timbre volvió a interrumpir, provocando que Hyungwon se sentara en la cama molesto. Cogió la camisa se Hoseok que tiró al suelo hará unas horas atrás y se disculpó con él para ir a atender a la persona irritante que insistía en joder su momento.

Hyungwon abrió la puerta sin mirar por la mirilla, sorprendiendose con mala gana por la pequeña persona insignificante que permanecía inmóvil - también por la sorpresa - delante de él.

— ¿Qué mierda haces tú aquí? ¿Hoseok está en casa? ¿Acaso te has colado? - habló gastando todo el aire de sus pulmones y señalando a Hyungwon con el dedo acusador.

— Primero, eso debería preguntarle yo a usted - batió las pestañas con una sonrisa falsa pintada en sus labios. - Segundo, sí. Estaba a punto de meter su polla en mi boca cuando has empezado a aporrear el botón y tercero, ha sido Wonho quien suplicó que estuviera aquí.

— No te creo. ¿Dónde está él?

Empujando el delgado cuerpo de Hyungwon a un lado, la mujer entró sin invitación a la casa, gritando el nombre del dueño en su búsqueda mientras el más alto se quejaba de dolor por el golpe involuntario que se había dado con el marco de la puerta. Los gritos de la mujer cesaron cuando la figura corpulenta de Hoseok se apareció en el Salón.

— H-Hoseok, estás aquí - tartamudeo nerviosa - Y-yo pasaba por aquí y decidí ver cómo te encontrabas.

— Wheein, son más de las dos de la madrugada, nadie en su sano juicio llamaría para hacer una visita no planeada. - Caminó hasta donde estaba el menor y miró su brazo preocupado. - ¿Te duele?

— No...ha sido un golpe tonto.

— No puedes estar en mi casa. - Se volvió a ella con los brazos cruzados y la mirada llena de desprecio.

La mujer miró con indignación a la pareja frente a ella. Hyungwon solo vestía la camisa del mayor, apenas ocultando su zona íntima aunque poco debía importarle cuando no hacia el mínimo gesto de ocultarse, y Hoseok semi desnudo preocupado por un pobre golpe que ni siquiera dejaría huella. Wheein gruñó, no era esto lo que esperaba.

— ¿Y por qué él sí puede?

— Porque yo se lo pedí. Quería pasar la noche con él, ¿qué hay de malo en eso?

— ¿Te lo tengo que recordar? - se cruzó de brazos amenazante y lanzó una mirada de odio hacia el chico que se encontraba detrás del más grande.

— Vete. - Ordenó con voz grabe señalando la puerta con el dedo pulgar - No quiero verte ni seguir manteniendo contacto contigo, te lo dije.

— ¡No puedes tratarme así! - se acercó a él agarrando sus musculosos brazos y zarandeadolo a la vez que gritaba fuera de sí. - ¡Hice todo lo que pude para que estuvieras bien! ¿Y así me lo pagas? Follandote a esta mierda que no tuvo consideración contigo y sigue utilizandote.

— No hables de mi como si no estuviera presente. - Habló posicionándose delante de Hoseok. - ¿No has escuchado? No ganas nada quedándote aquí. Solo que Wonho te tenga más resentimiento.

— Tú...

Wheein levantó la mano lista para abofetear al más alto, sin embargo, Hoseok fue quien recibió el golpe, sintiendo su mejilla arder y el calor acumulándose en una pequeña zona. Wheein se asustó y sin una disculpa, desapareció del lugar, cerrando la puerta con un golpe seco y dejando solos a la pareja como al principio. Hyungwon echó la llave y la tiró después a algún sitio de la cocina, cogiendo algunos cubitos de hielo para que la sensible y pálida piel del mayor no se irritara. Había sido una bofetada demasiado fuerte.

— Maldita loca, mañana la denunciaré a la policía.

Ambos fueron hasta la cama, allí estarían más cómodos. Hoseok se tocaba la mejilla con un gesto de dolor. Era la primera vez que una mujer lo pegaba y ni siquiera iba recibida a él. Pero no estaba dispuesto a que nadie le pusiera una mano encima a Hyungwon. Cogiendo los cubitos de hielo que el menor había metido en una bolsa de plástico, la apoyó contra su mejilla y siseo por el frío. Luego, acogió con la otra mano el cuerpo de Hyungwon y lo atrajo hacia él en busca de su calor.

— No le des tanta importancia...- dijo con los ojos cerrados. - Joder.

— Wonho, no puedes permitir que se salga con la suya. Si no es por las pastillas que te obligó a tomar, que sea por lo que acaba de hacer. Prácticamente te está acosando.

— Hablaremos de esto mañana, ¿vale? - dejó pasar unos minutos para que el frío helado de los hielos dejará su efecto en la zona sensible de su mejilla. Después, dejó la bolsa en la mesilla y se tumbó.

— Esa zorra lo ha arruinado todo - se deshizo de la camisa dejándola al lado de la cama por si volvía a pasar el mismo incidente. - Ya es demasiado tarde...creo que dormiré ahora.

— Hyungwon - tiró de su cuerpo para que se tumbara sobre él - te prometo que Wheein no volverá a hacerte sentir mal. No deseo que pienses en lo que ha dicho.

Con una sonrisa y los ojos cristalizados, Hyungwon se abrazó al cuerpo del mayor y cerró los ojos listo para dormir más tranquilo y sin culpa. No era como si eso hubiera sido algún tipo de confesión. La que él esperaba. Pero sabia que estaba más cerca de poder pedirle a Hoseok convertirse en una pareja estable. Como lo fueron siendo adolescentes. Hoseok creía en él y había perdonado su gran metedura de pata. La Doctora Wheein había sido muy dura con sus palabras y odiaba que una parte de él pensara que ella tenía razón. No pensó en las consecuencias con tal de protegerle de esos abusones.

Pero ahora estaban bien y solo esperaba que al despertar en sus brazos cualquier día de esos, pudiera confesarle su persistente amor y comenzar juntos una bonita y sana relación.

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