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Jimin siempre fue muy distraído.

Pero él también era demasiado feliz tal cual era.

Él en realidad jamás se consideró torpe o lento, solo un tanto distraído para identificar cosas demasiado obvias para los demás.

Pero tampoco le importaba mucho pensar en ello.

Él disfrutaba vivir en su propia burbuja aún si muchos le dijeran que era demasiado ingenuo para su edad.

Tal vez alguna vez le habían afectado ese tipo de comentarios, pero su mamá siempre le dijo que él era completamente normal.

Y Jimin firmemente, le creyó.

A veces se sentía mal consigo mismo por descubrir obviedades ya cuando era muy absurdo no hacerlo, pero no podían curparlo ni juzgarlo por eso.

Porque él así era muy feliz.

Hoy en día se avergonzaba un poco de algunas situaciones en su vida, como aquella vez que una niña en preescolar le robó su primer beso en frente de toda su clase.  Cuando la profesora les hizo un llamado de atención, ella le dijo que lo había hecho porque Jimin se lo había pedido días antes y que de una forma u otra, él la obligó.

Jimin no lo recordaba, pero de igual forma le pidió perdón a su profesora por haberle hecho eso a esa niña de mejillas abultadas y voz chillona.

Tiempo después se había dado cuenta de que la niña solo lo utilizó.

Pero Jimin no era rencoroso.

Aunque tampoco iba a tomar represalias después de 10 años, que fue hasta cuando se dio cuenta de la verdad. Así que ahora, después de 20 años, sería absurdo enojarse por eso.

Además no recordaba siquiera el nombre de aquella niña.

O tal vez no lo recordaba porque había sido un niño...

Pero no importaba en realidad, él prefería pensar en otras cosas.

Jimin tampoco se sentía orgulloso de sus primeros días como amigo de Namjoon, Yoongi  Jin.

Porque prácticamente les había tratado como animalitos indefensos y renegados de la vida.

Había tardado un par de semanas en descubrir que sus mascotas eran híbridos, pero en su defensa, ellos habían actuado con demasiada naturalidad.

Pero es que Jimin no era experto en híbridos. No podía adivinar simplemente que había "rescatado" a alguien que en realidad si tenía hogar.

Y mejor estabilidad económica, aunque le doliera admitirlo.

Jimin simplemente actuó siguiendo la voz de su corazón.

Esa noche había caído una poderosa tormenta y su débil corazón no soportó ver esos tres animalitos cubriéndose de la lluvia y frío en el estacionamiento de su edificio.

Él simplemente tomó en brazos a los gatitos y permitió que el pastor alemán les siguiera hasta el interior de su departamento.

Él se había esforzado en secarlos uno a uno y darles algo de comer.

Jimin incluso había buscado en internet algunos tips para ganarse el corazón de sus mascotas y hacerlas felices en su nuevo hogar.

Él vivía lejos de su ciudad natal y necesitaba compañía, así que creyó que ellos habían sido una especie de regalo por parte del destino.

Y que de cierta manera si lo fue, pero en su momento, él lo vio de manera completamente distinta.

Después de ver el extraño comportamiento de los animalitos, se había resignado a tener mascotas temporales, mascotas solo por algunas horas. Puesto que cada mañana los gatitos desaparecían por la ventana y regresaban un par de horas después.

Jimin nunca se preguntó a dónde iría ese par, porque leyó que los mininos eran almas libres e ingobernables, y él quería ser un buen amigo humano para ellos. Así que se había sentido satisfecho con pasar la mayor parte de su tiempo solo con aquel encantador pastor alemán que fiel y agradecido, se mantuvo diariamente junto a él.

Todo había ido bien para Jimin hasta que pequeñas flores aparecieron justo encima de su almohada sin ningún mensaje o nota de quien las pudiese dejar.

Jimin en lugar de sentir halagado, entró en pánico al imaginar que tenía un peligroso acosador con probables señales de violador en potencia.

Porque él así lo pensó.

Así que pensando en su propia seguridad, hizo un reporte a la oficina central de policías y ellos enviaron algunos calificados oficiales a revisar su departamento a la brevedad. Pero después de asegurarle y jurarle que nadie había forzado sus puertas, Jimin se sintió solo un poco más tranquilo.

Pero también fue esa misma noche cuando supo toda la verdad.

Tal vez su gatito gris, ya harto de escuchar su paranoico parlotear, creyó que era una buena idea transformarse frente a él y pedirle de una forma no muy sutil que se callara y fuera a otro lugar a molestar.

Jimin despertó horas después con un pequeño golpe en la cabeza.

Y aún atolondrado del golpe y no muy seguro de si eso estaba pasando en realidad, se quedó ahí, escuchando al hombre más caliente que había visto en su vida contarle la verdad.

Y vaya que había visto un buen par.

Su gruesa y calmada voz le había traído paz y de cierta manera su dulce mirar le recordó a alguien, así que decidió escucharle hasta el final.

Y tal vez hubiera unido los puntos más rápido, pero es que de verdad era muy atractivo y caliente, y Jimin se distraía con facilidad.

No podía dejar de ver los hermosos hoyuelos en sus mejillas y el color bronceado de cada músculo que flexionaba al explicar.

Jiminnie...

Y sin saber cómo realmente, terminó perdido por ese atractivo híbrido de pastor alemán.

El más adorable y hermoso a decir verdad.

Había sido una enorme desilusión saber que sus mascotas sin hogar, no eran ni mascotas y si tenían un hogar.

En una buena zona de la ciudad y un precioso bar en el que les iba mejor de lo que muchos pudieran imaginar.

Minnie...

Pero SeokJin siempre le decía que si le hacía sentir mejor, él podría seguir fingiendo que habían sido valientemente rescatados de la calle en una fría y peligrosa noche cuando no tenían hogar ni pizca de alimento para ingerir.

Era un poco exagerado y alejado de la realidad, pero Jimin se sentía bien de saber que su mejor amigo le reconfortaba de es manera en su melancólica manera de saber la verdad.

Porque en realidad ellos solo se habían ocultado de la lluvia mientras buscaban un nuevo sitio al cual expandir su bar.

Jimin, ¿puedes oírme?...

Jimin frunció el ceño e intentó con todas sus fuerzas parpadear, pero le dolía la cabeza  quería dormir un poco más.

Sonrió inevitablemente cuando el dulce tacto sobre su rostro le acarició, unos gentiles y cálidos dedos apachurraron sus mejillas y él se sintió bien.

A él le gustaba mucho recibir mimos.

— Sé que estás despierto... — Susurró una suave y preciosa voz contra su oído y él se estremeció.

Parpadeando lentamente enfocó su vista en el dueño de la voz y amplio le sonrió.

— ¿Cómo te sientes? — Le preguntó Namjoon con ternura.

Jimin inhaló lentamente y recordó todo de golpe.

O bueno, sólo la pequeña parte que su cerebro quiso recordar.

— Alguien me atacó. — Acusó de inmediato.

E irguiéndose como pudo, observó a SeokJin sentado a un lado de su cama con una suave sonrisa en los labios y a Yoongi reír justo detrás de él.

— Nadie lo hizo, te desmayaste y te golpeaste en la mesita de centro al caer. — Le informó SeokJin con una diminuta sonrisa.

Park tocó instintivamente el punto ardiente en su frente y lo sintió, una pequeña elevación en su cabeza que estaba seguro, antes no estaba.

y teniendo eso como prueba, Jimin no iba a desecha la idea de que alguien definitivamente le había golpeado.

Separó sus labios para acusar a Yoongi por haberlo atacado por la espalda, porque estaba seguro de aquí había sido, pero captó algo que encendió una pequeña luz de alerta en su interior.

La posición en que SeokJin y Yoongi estaban, principalmente.

Sobre los muslos de Min se había acurrucado Jin, pero eso era normal. Lo extraño y que hasta ahora podía ver con claridad, era la reciente manía de SeokJin de acariciar su barriga y descansar sus manos justo ahí.

Yoongi también le acunaba con dulzura y amor.

— Ustedes dos...

Yoongi y SeokJin se paralizaron y Namjoon se congeló a medio camino de abrazarlo.

— ¡¿Cuándo se supone que pensaban decírmelo?! — Les acusó con verdadera molestia.

Y ninguno de los dos se salvó de ser cruelmente señalado con su furioso dedito indice.

SeokJin intentó bajar más la orilla de su prenda para cubrir su pequeña barriguita y se fundió más en el cuerpo de Min sin responder.

— ¡Yo creí que me odiaban! —Les reprochó Jimin.

— Tranquilo Minnie... — Susurró Namjoon acercándolo a su costado, pero él no se dejó convencer.

— ¡Creí que estaban enfermos! ¡O peor! ... ¡Creí que se iban a morir!

— No sabíamos nada... hasta hace un par de semanas... — Aceptó Jin con cierto toque de vergüenza.

Pero Park no se iba a detener.

Aún si Nam estuviera acariciando dulcemente sus muslos, porque él no iba a olvidarlo tan fácilmente.

— ¡¿Entonces iban a esperar hasta que el bebé naciera para decírmelo?!

— Los bebés. — Le corrigió Yoongi con orgullo. — Son tres.

 — ¡¿Hasta que los bebés nacieran?!  — Corrigió aún más enojado.

Pero entonces algo en su mente hizo click.

— Tres bebés... — Susurró — Dios...

— Sorpresa...? — Intentó SeokJin — Vas a ser triplemente tío, Jiminnie. — Canturreó meloso.

Park inmediatamente sintió sus barreras ceder.

— Voy a ser tío... — Susurró embobado cuando su amigo levantó un poco su camiseta y mostró orgulloso el pequeño bultito formándose debajo de su piel.

Y así, de inmediato Jimin olvidó el porqué estaba enojado, e incluso el dolor que aún punzaba en alguna parte de él.

Solo pudo preguntarse si era muy apresurado ponerse a decidir los nombres de los bebés...

Jimin definitivamente debía ponerse a investigar los nombres para los pequeños bebés...

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Perdón por esto, pero desde ayer fue muy difícil subir este capítulo, hubo quienes incluso no recibieron notificación cuando ya por fin pude actualizar. Y peor aún, hace un par de horas el capítulo fue borrado definitivamente y no tenía respaldo de él.

Por suerte, mis bebés (a quienes no merezco) me enviaron capturas de todo el capitulo para poderlo reescribir. Así que gracias a ellas, pude subir de nuevo el capitulo 6.

Muchas gracias, de verdad sushiii00 y Plsijustwantsomemilk . 

Me duele haber perdido los comentarios que ya habían hecho en la historia, pero pudo haber sido peor.

P. D : En la imagen podemos ver a Jin antes de sus gatitos VS Jin cuando sus gatitos ya estén a punto de nacer.

Nos leemos en un ratito más. Gracias y perdón.