Mentiroso, mentiroso


Fue un fracaso. Eran más de las once de la noche y su pequeña fiesta debía terminar a las diez, Sonic le había dicho que iría a las nueve, ¡era su mejor amigo! Tails le creyó.

—¿Era hoy? Creí que era para otra cosa. Lo siento, compañero, pero estaré demasiado ocupado —contestó el erizo cerca a medianoche, cuando la mayoría de los invitados ya se habían retirado para estar listos y refinados en el evento de mañana—. Mmm, ¿qué tal mañana? Te llevo un regalo, vamos a algún lado...

—Mañana es tu boda, Sonic —espetó el menor decaído ante el recordatorio—. Tú dijiste que vendrías, no es posible que yo mismo tenga que...

—Tengo tanto trabajo, mejor me apresuro, lo lamento, colega —reiteró el cobalto y, antes de que Tails pudiera decir algo, colgó.

El vulpino bajó levemente sus orejas.

Amy fue a su casa durante la mañana para darle un obsequio y luego se retiró para ayudar a Sally y a las demás con detalles en el vestido y las decoraciones, pero había vuelto y se encontraba ahora con él.

—Tails, sabes que Sonic...

—No le creo, Amy, no creo nada de lo que me diga. Prefirió hacer esa despedida que estar aquí, otra vez.

—No es eso, él... Sabes cómo es él.

—¿Feo, tarado y con ojos color vómito? —cuestionó Miles mientras veía el vaso de helado que tenía en la mano.

—Sonic no es así —defendió Tails—. Le dije que haría esto hace una semana, tenía tiempo para al menos saludarme, no lo recordó hasta que lo llamé, ¿en qué mundo cree que vive Sonic? —Tails se asomó por la puerta de la cocina, sus pocos compañeros seguían ahí y esperaban a que él culminara la reunión—. No iré.

—¿A dónde? —Amy se inclinó levemente.

—Mañana, no quiero ir.

—Es tu mejor amigo, eres su padrino de bodas, debes estar ahí. No creerás que te sentirás mejor al pagarle con la misma moneda, ¿o sí?

—Fuera, mierda. Sí, Tails, págale de la misma forma —apoyó Miles.

—Tú sabes por qué no quiero, no tiene nada que ver con lo de hoy —murmuró el menor de todos e intentó ignorar la propuesta de su hermano.

Tails le declaró a Amy que siempre había gustado de Sonic, ella se puso a su favor e intentó de diversas formas que el erizo lo notara, pero él nunca vio a Prower de otra forma y todo se derrumbó cuando dijo que se comprometería con Acorn.

Nada pudo ser peor que enterarse de eso. En realidad, estaba feliz por que hayan encontrado felicidad, si es que fue eso, el problema era que Sonic le había dicho que no se quería casar con ella y no iba a casarse.

El día en cuestión, Tails estuvo con su mejor amigo, se encontraban en su casa y tocó el tema, Prower le consultó y recibió un "no" por respuesta, el cobalto le indicó que no se veía al lado de ella por toda la vida y sería incómodo que ella sí quisiera, siendo que Sonic había estado con su mejor amiga antes y era extraño.

El zorro se recostó en el sofá mientras el mayor continuaba viendo la película, pero, en un momento dado, el erizo se recostó entre las piernas abiertas de Tails y dejó caer su cabeza en su pecho blanco, continuó hablando y la sensación que experimentó por la vibración y la cercanía hizo que Prower se preguntara si valía la pena confesarse en ese instante. Sonic se había levantado, se acercó peligrosamente a su rostro, no detuvo la plática y, cuando Tails ya estaba abriendo la boca para recibirlo, Miles tiró la puerta de la casa y los obligó a separase.

Salió de sus cavilaciones. Caminó hacia la mesa, parecía que su presencia animó un poco todo. Cuando las luces se apagaron y el canto de un feliz cumpleaños empezó, el menor imaginó que Sonic, en esos pequeños segundos, era sincero con él, compartirían y harían todas esas cosas que siempre hicieron juntos, no le mentiría y tendrían la relación que siempre quiso.

El silenció gobernó. Silver le indicó con la mirada que soplara las velas y fue en ese momento que Tails se quedó en blanco.

¿Qué iba a pedir? Era el primer cumpleaños donde deseaba tantas cosas, pero no podía tenerlo todo.

No tenía a alguien importante en su vida.

El menor se inclinó y lo pensó, cinco segundos bastaron antes de que la oscuridad y los aplausos fueran quienes llenaran la habitación.

Deseo que Sonic deje de mentir por un día.

El reloj marcó las doce y empezó una pequeña repartición del pastel antes de que todos se retiraran.

Tails se asomó por una de las ventanas para contemplar la noche, una fresca brisa lo recibió y sonrió inconscientemente.

Vendrían momentos mejores.


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Sonic no es que no quería acostarse con quien sea que estuviera con él, pero nunca le había tocado sentirse aplastado al despertar: su futura esposa era de un peso muy ligero.

—Qué tanque —murmuró, su cabeza le daba vueltas y tenía un sabor amargo en la boca, ni una cerveza más—. Se siente como si pasara sobre mí un tractor.

—¡¿Disculpa?!

La lince se levantó de inmediato y arrastró sábanas consigo. Sonic sabía que la había visto, ella era amiga de Sally, pero no tenía idea de por qué estaba en ese lugar.

—Me siento confundido —bostezó el cobalto. Ella lo tomó como algo tranquilizador, ni se sentía culpable ni intentó dar una explicación. Rio levemente mientras se acercaba a él.

—¿Te gustó?

—Bah, las colas de Tails me excitan más.

Sonic realmente merecía lo que le pasó. Ella cerró la puerta en su cara y él se dio vuelta mientras intentaba encontrar una razón a lo que dijo, además de masajear su mejilla izquierda adolorida.

—¿Las colas de Tails me excitan más? —repitió en burla, lo peor era que no podía evitar decirlo porque era verdad. Caminó a lo largo del pasillo y se subió al ascensor, una joven también lo hizo antes de que se cerraran las puertas y lo saludó cortésmente—. ¡Las colas de Tails me excitan más! —exclamó el cobalto sacudiendo a la pobre muchacha, ella bajó muy asustada del elevador y tropezó con sus pies al intentar escapar del loco que parecía Sonic.

Llegó a la primera planta y distinguió tres figuras en las puertas del edificio: Knuckles, Shadow y el hijo de puta que había planeado todo, es decir, Scourge.

Ninguno lo había notado y eso le dio tiempo al cobalto de seguir pensando en lo que no podía parar de compartir, ¿qué estaba pasando?

—Ah, ahí estás, ¿qué tal estuvo la... cosa? —preguntó Scourge luego de notarlo.

—¡Las colas de Tails...! —Sonic cubrió su boca antes de que pudiera seguir hablando. El guardia del lugar retrocedió un paso y alistó su comunicador como si estuviera alerta a la próxima tontería que hiciera el erizo.

—¿Las qué? —Knuckles era el más inocente de todos allí, en verdad nadie sabe cómo, pero él había aceptado ir a esa despedida de soltero y se asustó demasiado cuando vio a una estríper ingresando a la sala, tanto que tuvo un ataque de pánico y lo dejaron desmayado en una habitación diferente mientras los demás seguían con lo suyo.

—Las colas de Tails me excitan más —balbuceó Sonic detrás de sus dos manos, demasiado inentendible como para ser tomado en serio, por lo que decidieron ignorarlo.

La camioneta de Scourge los llevó al lugar, primero dejarían al cobalto y sus problemas mentales, después cada uno se iría a lidiar con sus para nada interesantes vidas.

—En serio, Sonic, ¿qué tal estuvo? —volvió a preguntar el erizo verde mientras conducía. El cobalto se había ido al último de los asientos y con la boca cubierta—. No esperaba que ella se apareciera.

Todos habían mentido la noche anterior para estar en esa "reunión", todos tendrían problemas con los que, si todo iba bien y continuaba en secreto, no lidiarían.

—Ella estuvo... —empezó Sonic, conteniendo lo siguiente que quería salir de su boca, no sentía que la estuviera controlando y se sentía incapaz de mentir como siempre.

—¿Bien? —sugirió Knuckles.

—Mal —afirmó Shadow sin lugar a una alternativa.

—Cállense. Bien, ¿no? —detuvo Scourge. La única razón por la que ninguno de ellos empezó a pelear para matarse fue porque de una "reunión" debían llegar a casa presentables, nadie llegaba en malas fachas del trabajo de oficina.

—¡Muy bien, Shadow! ¡Las colas de Miles son muy semejantes! —dijo finalmente Sonic, se sintió aliviado por encontrar otra forma de decir lo que pensaba, pero luego supo que la paz se arruinó cuando el auto se detuvo y Scourge intentó matarlo en plena avenida—. ¡No lo siento! Es mejor una verdad que duele a una mentira que hace feliz —explicó rápidamente el cobalto.

Antes de que Scourge pudiera dar un golpe certero que dejaría sin boda a Sally, un teléfono empezó a sonar.

Junto con Knuckles empezaron a buscar de dónde venía, hasta que Shadow se cansó de verlos hacer el ridículo y contestó a su pareja.

—Ah, es Silver —afirmó el equidna y los tres se relajaron del alivio, hasta que Sonic quiso abrir la boca y empezó a correr de un lado a otro para que nadie lo detuviera.

—¡Silver! ¡Es Silver! ¡Silver! ¡Debo decirte algo!

—Es una videollamada —advirtió Knuckles—. ¡Estamos muertos! ¡Estamos muertos!

—¡Estás muerto! —amonestó Scourge a Sonic. Luego trataron de no interferir para oír lo que dijera el albino.

Ayer estuve con Tails, se encontraba mal porque Sonic no fue a su fiesta, estoy preparando los ternos, ¿quieres que vayamos a comer? ¿Dónde estás? Te extrañé.

—Regresando.

Dónde, no qué estás haciendo —expresó en broma, se podía ver una sonrisa al escuchar sus palabras.

—Te dije que estoy regresando —alzó un poco más la voz, contundente.

—¡Estamos regresando de mi despedida de soltero, ayer una chica se sentó en Shadow y le pidió que olvidara si tenía esposa!, pero la verdad, no sé qué pasó después porque no recuerdo mucho debido a la cantidad de bebidas que teníamos, ¡no sé si Scourge llevó drogas! ¡Sí llevo! ¡Te juro, no probé ninguna! ¡Amo a Tails Prower!

—¡¿Scourge qué?! —Miles empujó a Silver y ocupó toda la pantalla, Shadow colgó.

Ahora había dos personas que querían matar a Sonic, hasta que esta vez fue el azabache el que se detuvo y miró su teléfono al menos dos veces antes de decidir dejarlo.

—¿Dijiste qué? —Se sorprendió Knuckles, lo miró extrañado, se enderezó y se abrochó el cinturón. Scourge carraspeó de la incomodidad y decidió que continuarían con el viaje.

Todos se mantuvieron en silencio, Scourge no volvió a insistir en saber sobre Nicole y Knuckles intentó aliviar todo preguntando cómo irían a la boda.

—¿Eres estúpido o soy yo el que no está acostumbrado a tu presencia? Sonic, qué dijiste —ordenó el erizo verde. Sonic luchó contra sí mismo porque quería decir "no sé", pero algo fuera de sí quería obligarlo cruelmente a decir la verdad—. ¡Ya!

—Amo a Tails Prower —repitió arrastrando las palabras.

Scourge rompió en una carcajada, Knuckles también empezó a reír y Shadow asintió como si no le creyera.

—No es broma, realmente lo amo —continuó el cobalto.

—Ja, ja, sí, realmente prefieres al zorrito de las colas que preñar a Sally —rio Scourge de forma exagerada.

—¡Sí! Exacto —afirmó el cobalto sin comprender por qué se reían.

—¿Y no te quieres casar por estar con él? —También expresó el equidna entre risas.

—¡Así es! ¿Cómo lo sabían?

Las cosas se calmaron de repente, sonaba demasiado sincero y ya no les causaba gracia. Scourge se estacionó unas cuadras antes de llegar a la casa de la ardilla. El mayor giró y pareció buscar las palabras adecuadas para manifestar lo que quería.

—¿Qué? —espetó finalmente, la mirada confusa, medio asqueado y pasando su vista entre Shadow y Knuckles para buscar una especie de pista de que ellos también lo sabían.

—No amo a Sally, quiero casarme con Tails, pero, si lo hago todos me odiarán y perderé una gran oportunidad de trabajo junto a una vida cómoda asegurada —declaró Sonic.

—Estás pendejo. Espera. —Scourge marcó un número en su teléfono y luego activó el altavoz.

Habla. —Se escuchó del otro lado.

—Hey, Patch, aquí va un trauma: A Sonic le gusta Tails, dile a Sally que mejor ni vaya a la iglesia —habló el erizo verde con seguridad.

¿Qué?

Scourge colgó y resopló, colocó su celular en el asiento del lado.

—Problema resuelto, aunque...

—¿Qué hiciste? —Se alarmó Sonic—. ¡Amo a Tails! Pero yo...

Quería decir que no podía dejar a Sally, sin embargo, si su boca no dejaba que lo dijera, era porque era mentira, lo que lo hizo morderse la lengua al esforzarse por articularlo.

Patch llamó a su compañero, Scourge contestó pensando escuchar algo cuerdo, pero oyó una risa al subir el volumen.

Sally dice que a ti no te creerá nada y te prohibirá el ingreso a la boda si sigues así.

—¿Ah, sí? Sonic aquí...

—Creo que hay que mantener la calma —sostuvo Knuckles—. Deberíamos dejar que la boda fluya, ya después te divorcias.

—¡¿Qué?! —chilló el erizo azul.

—¡Dile lo que nos dijiste! —El erizo verde se estiró levemente para que Sonic pudiera hablar al celular y confesarse de una vez, pero se detuvo irritado cuando el cobalto continuó "fingiendo" que no podía—. Aj. Patch, era mentira, a Sonic no le gusta Tails, le gustas tú, adiós.

—¡Scourge!

Este grito despertó a Shadow, quien buscó cómo podía bajar de ese vehículo y dejar al grupo de descerebrados atrás.

—¡Ja, ja, ja! No, creo que Sonic está siendo afectado por las sustancias que llevé ayer a su despedida, ¿por qué chucha no fuiste?

Porque yo debía cubrir todos sus turnos —explicó el coyote desde la línea. El ojiazul no continuó para que no le reclamaran nada y terminó con la llamada.

—De acuerdo, pensemos. Tú dices que te gusta Tails, pero no quieres casarte con Sally, ¿por qué no le dices simplemente? —expresó el erizo verde—. ¡Al diablo los sentimientos de la gente!

—Porque... ¡Ah! ¡No puedo decir esto! ¡No sé qué está pasando!

Nuevamente el silencio cayó sobre todos.

—Hagamos esto más fácil. —Scourge le pasó su celular a Sonic—. Escríbele, pon: "Con el dolor de mi entrepierna, debo decirte que no para darle con todo a una pared sin forma... con colas".

—¡Miles es una pared sin forma con colas! —contradijo de inmediato, con la verdad. Scourge se quitó el cinturón de seguridad y estuvo a punto de pasar sobre los asientos para asesinar a Sonic, pero se calmó por sí mismo por el bien de su "pulcritud" y la mentira que estaban arrastrando. Knuckles se había arrojado al suelo de la camioneta para evitar ser víctima de lo que, al final, nunca pasó.

—Escribe —siseó. Sonic tomó el teléfono y sonrió.

—Esto será más... —Quería decir "fácil", pero su boca aún no admitía su derrota—. Bien, se puede escribir, puedo hacerlo: "Sally, me quiero casar con..." —titubeó, no podía presionar la tecla "t" para completar "contigo", por el contrario, se veía obligado a tocar el espacio—. "¡Sally! Me quiero casar con...".

Los demás en el carro seguían esperando a que el futuro prometido terminara de dramatizar, dejaron de prestarle atención al cabo de uno segundos, hasta que Sonic pateó el asiento a su delante y gritó aún más fuerte:

—"¡Sally! ¡Me quiero casar con...!"

Espacio.

Te.

A.

I.

Ele.

Ese.

Dio un último gruñido de desesperación antes de que el erizo verde se acomodara justo para ver cómo aventaba su celular hacia el parabrisas del vehículo.

Scourge se acercó a la ventana frontal como si no pudiera creer que el impacto no hubiera quebrado la luna, después se destinó a recoger su móvil.

—Tienen que ayudarme —suplicó el cobalto. Todos se echaron a reír.

—¿Por qué? Ni que fuéramos amigos —recordó Scourge, quien leyó el mensaje que escribió su semejante y le envió otro texto a la ardilla Acorn: "Ese vestido se vería mejor en otra persona".

—Eres mi hermano, subnormal, ¡no puedo mentir y yo iba a mentir para dar el sí en la boda! —vociferó, dando lamentos exagerados después de eso.

—Eso suena como un castigo que debería ser para mí, que miento todos los días del año y nunca me descubren —presumió el erizo verde.

—¿Y por qué Miles te echó de su casa? —recordó Knuckles.

—Porque no quería que sus compañeritos me vieran, se podían enamorar fácilmente de mí —justificó el mayor de todos con altanería.

Sonic inhalo ruidosamente, indignado por lo dicho.

—¿Estás...? Eres un... ¡mentiroso! —gritó con la mano en el cuello como si quisiera proteger algo—. ¡Tails me dijo que era porque Miles descubrió que conversabas con otra persona diciéndole "bebé" y "cariño"!

—Tu zorrito es tan chismoso —siseó el ojiazul—. Una persona tan buena y le llegan cosas tan buenas. Espero que haya estado alegre en su cumpleaños solo mientras su mejor amigo estaba con una prostituta un día antes de su boda.

Sonic se sintió de repente mal, solo Knuckles hizo un gesto para calmarlo. La camioneta arrancó y, a pesar de que bajó en la casa de su futura esposa, vio todo como algo extraño.

Arregló el desastre de su ropa, nadie estaba en casa y lo agradeció bastante, puesto que empezó a vitorear todas las verdades que se le venían a la cabeza.

—Tails estaba en inicial cuando me enamoré de él. -Fue ese el comentario que lo obligó a callarse hasta que estuvo listo para una vez más salir del hogar.

Debía ir con los Prower, después de todo se suponía que irían juntos a por los trajes y los arreglos para el matrimonio.

Se encontró con Amy en el camino, ella lo felicitó por el gran día mientras aguantaba una gran sonrisa, como si tuviera un secreto guardado.

—¡Nos vemos luego! —canturreó rodeándolo.

—Si no me he quitado la vida para el momento —completó el de ojos esmeralda, la eriza no lo oyó y continuó dando pequeños brincos en la acera.

La puerta de la casa de los zorros tenía un globo desinflado amarrado en la manija, colgando como indicando que la celebración concluyó. Tocó el timbre y este retumbó en la casa, parecía que no había alguien ahí, hasta que oyó un caminar distintivo y sonrió al saber de quién se trataba.

Tails abrió la puerta con cuidado, todavía con su pijama de color celeste pastel, tenía pequeñas ojeras y su mirada perdida daba la impresión de que acababa de levantarse, pero, en realidad, acababa de terminar de llorar.

—Sonic. —Se sorprendió, dio un paso hacia atrás.

—Hola, amor de mi vida. —Sonic golpeó su rostro cuando llevó la palma de su mano a la boca negando desenfrenadamente, pero luego asintiendo, lo que hizo que el menor se sintiera un poco incómodo, dio una risilla falsa y preguntó sin apuros:

—¿Todo bien?

—No. —Se sintió más libre el mayor, pero aún debía contener lo que decía—. Tails, lamento haber faltado ayer.

—No hay problema, me dijiste que estabas trabajando —respondió de forma dulce. Sonic se preguntó cómo no esperó tan solo unos días más, él oyó un rumor sobre que Tails sentía algo por él, pero demasiado tarde, dos días tarde, el erizo ya le había pedido la mano a Sally Acorn. Sonic siempre pensó que era mentira y que, más bien, el zorro aceptó tener un momento de intimidad con él solo porque era su mejor amigo y no quería rechazarlo—. ¿Quieres entrar?

—¡No! Digo sí, pero no, Tails, me estaba cogiendo a Nicole.

Sonic se pegó a sí mismo por eso, se dobló por la cintura como si no quisiera ver el rostro del zorro.

—Estaba teniendo una despedida de soltero donde Scourge llevó mujeres y creo que bebidas tóxicas.

Atónito porque Tails no había cerrado la puerta y no estaba pidiendo auxilio, levantó la mirada.

—Tengo que alistarme, nos veremos luego, creo, no tengo tiempo para recibirte. —Tails estaba dispuesto a cerrar la puerta en la cara del erizo, mantuvo una expresión asustada por la declaración de su mejor amigo.

—Tails, no esperaré hasta que muevas tus pesadas colas, iré yendo a ver los ternos —anunció Miles atravesando la puerta, ignorando por completo al erizo, pero, cuando lo notó, dio un gesto despectivo.

—¡Iré contigo! —Sonic se giró para seguir al zorro azabache, tenía el presentimiento de que su dignidad peligraba cerca de Tails.

—No —espetó Miles alzando una mano para detenerlo—. No quiero dar lástima.

Ambos lo vieron alejarse a pasos rápidos, el erizo iba a comentar la realidad sobre no saber cómo esa cosa podía ser el gemelo de un ángel tan bonito como lo es Tails, pero, cuando viró, se encontró con la puerta sellada.

El menor de los Prower pensó en las palabras de Sonic e intentó olvidarlo, ¡porque también se acostó con él!

Recordando. Tails, luego del incidente de la puerta con Miles, no habló con Sonic en unos días y, cuando lo hizo, fue debido a que el erizo lo visitó.

Luego de almorzar, se dirigieron a la habitación del vulpino para jugar cosas de a dos en su computadora, se sentía agradable recordar cuando se escabullían por cabinas de internet, aunque Tails iba más para verlo y estar a su lado que para divertirse presionando teclas; el mayor solo iba para tener a su mejor amigo más tiempo con él.

Sonic pasó su brazo por el respaldo de la silla de Prower y este se recostó para sentirlo, no hubo más en ello, hasta que Sonic bajó su mano y sintió una caricia en sus colas.

El cuarto estaba oscuro, era una de las cosas que Tails agradeció para vivir esa experiencia, ya que no supo en qué momento el erizo estaba sobre él en su cama, apenas si veía su figura por la luz casi extinta que ingresaba por las ventanas, un agarre suave en su muslo, la rodilla del más alto presionando su entrepierna y luego un escozor en su interior, tenía las piernas abiertas y la zona pélvica de Sonic golpeando con fuerza contra su cuerpo.

Junto sus piernas ante el gran recuerdo, ahora ya no le resultaba agradable. En esa noche, con Tails agotado y Sonic respirando en su cuello, le preguntó si era cierto que se casaría con Sally, puesto que Amy le pidió que fuera su maniquí para confeccionar el vestido.

Sonic le respondió que no antes de recibir una llamada, luego de la cual tuvo que retirarse. En ningún momento lo besó.

Tails se alejó de la puerta para sacar esas imágenes de su mente, no hacían más que arruinarle el pensamiento y sus sentimientos.

Sonic continuó mirando el pedazo de madera cerrado delante de él y suspiró sin saber si todo estaba bien o cometió un error, pero cambió sus rumbos y corrió tras el vulpino que no le agradaba, solo que no lo volvió a ver en la acera.

El cobalto de todas formas se las ingenió para llegar al lugar apropiado. Sabía que Sally también se encontraba ahí y probablemente sus compañeros cercanos igual.

No quería ver a nadie.

—Hola, Sonic, ¿cómo está? ¿Listo para el gran momento? —saludó Cream de forma amable.

—Si no tengo la opción de estar muerto —respondió el erizo, dejando a una coneja confundida.

—¡Llegaste! —exclamó Amy al verlo.

—¡Desafortunadamente! —contestó el erizo pasando más rápido, sin dejar que Rose pudiera rebatir.

—Al fin te veo. —Rouge se paró delante de él, deteniendo su camino a la habitación donde se suponía debía estar—. ¿Tienes idea de la hora que es? Te dijeron que estuvieras aquí temprano, nada puede salir mal, ¿algo para decir?

—¿Tus pechos son naturales? Creo que puedo analizarlos manualmente.

Sonic merecía esa bofetada. Ya estaba corriendo cuando ahora fue Nicole la que se acercó al verlo, era la única que se encontraba lista para asistir al evento.

—¡Sonic! ¿Crees que esto está bien?

—Si no pudiste conseguir otro trapeador: ¡tu vestido está excelente!

Sonic iba a continuar caminando cuando algo lo jaló hacia una de las habitaciones, cayó de bruces sobre una alfombra pálida en un cuarto elegante de puros trajes colgados.

Miles pasó por su lado, aparentemente fue él quien lo metió a ese lugar. Todos sus amigos estaban ahí, incluso sus "amigos" a los que ya creía prohibidos de asistir a la boda, pero ninguno estaba formal y solo Scourge debatía entre cortar el pantalón del terno o no usarlo en lo absoluto.

—Las mujeres están locas —espetó Antoine. Sonic no pudo estar más de acuerdo, a pesar de ser el que más problemas internos tenía.

—¡Escoge esa mierda! —ordenó Miles. El cobalto podría jurar que vio a Scourge luchar consigo mismo para no callarlo, en su lugar, gritó:

—¡No! ¿Para qué? No habrá boda.

No se dijo más allá de todo eso. El erizo azul caminó hacia el final de todo ese "vestidor" y permaneció observando lo que parecía ser su traje, lo acarició con cuidado. Le gustaría detener todo en un lugar más apropiado, pero fuera del lugar estaban todas las amigas de Sally histéricas para que todo saliera bien. Sonic tuvo que hacer un milagro para que Tails fuera su padrino, su futura esposa no lo quería invitar a la boda, pero fue algo que se arregló luego de mandar la invitación más bonita al vulpino.

Sonic no lo había imaginado así. El día en el que le pidió que se casara con él, visualizó una mejor ocasión, más entusiasmado, con el comportamiento alegre de Amy, asegurándose de que todo fuera perfecto, pero la real razón de su actitud alegre era pensar que sería a Tails a quien vería atravesando el salón con su padre, Amadeus, guiándolo hacia el altar.

—¿Estás rezándole al terno o qué? —Miles pateó una caja y buscó uno que tuviera su nombre—. Se suponía que todo estaba ordenado, pero llegué y nada estaba listo y la dejadez de los demás no coopera en nada —se quejó justo cuando una bolsa golpeó el techo y provocó que la luz del foco parpadeara, luego empezaron a gritar: "¡Sí es gol!". Knuckles regresó por el balón improvisado.

—Miles, ¿cómo estuvo Tails ayer?

—¡Ja! La pena no se le fue hasta que tocaste la puerta con cara de imbécil —confesó. Sonic admiró que el zorro pudiera decir la verdad tan frescamente sin siquiera haber sido maldecido.

—¿Cuál pena? —le puso un alto a sus planes y se extrañó por lo que dijo. No vio a Tails en mal estado, lo conocía bien como para notar cuando se sentía decadente.

—¿Creíste que él no sabía lo de tu despedida? Por favor, ninguno sabe mentir. No le dije nada, yo siempre supe lo que estaban organizando, pero no sé cómo Tails se enteró, me lo declaró antes de que fueras a verlo —continuó Miles.

—¿Estuvo mal? —cuestionó sintiéndose más miserable que antes.

—Estuvo tan mal que decidió arruinar su deseo y pidió que no pudieras mentir por un día, Tails es tan ingenuo, yo le dije que debía tener mejores gustos...

El vulpino permaneció quieto al no medir lo que acababa de decir y luego intentó cambiar de tema hablando de lo inútiles que eran los demás sentados esperando a que alguien llegara a cambiarlos como si no pudieran hacerlo por cuenta propia.

Sonic analizó las palabras de Miles detenidamente, había una clave en ellas.

"Pidió que no pudieras mentir por un día".

¡Ahí estaba la razón de todo!

El cobalto se levantó en el momento exacto en que la puerta del vestidor se abrió y Tails ingresó cauteloso, pasando encorvado y con las manos en la cabeza para evitar ser golpeado por el juego de los amigos del erizo.

Fue desapercibido, hasta que alguien tosió y luego los demás lo siguieron mientras se turnaban para decir "Sonic".

Así que ya todos sabían que le gustaba Prower o al menos querían fastidiarlo con eso, ya que solo Scourge y Patch estaban haciendo ese jueguito mientras los demás se miraban las caras sin entender.

—Ven, quiero estar listo de una vez —Miles tomó a Tails del antebrazo y lo jaló hasta uno de los lugares más privados para cambiarse.

—Pero quiero hablar con él —intentó detener Sonic. El mayor de los hermanos se mantuvo en la puerta esperando que el erizo se fuera de ahí y el menor, dentro, se empezó a balancear suavemente.

Para hacer tiempo, fue a vestirse también, murmuró todo el rato las verdades y secretos que estaba guardando, como si fuera a servir para calmar su ansiedad creciente.

Al salir, el erizo se dirigió hacia los demás, habían dejado de molestar y cada uno estaba empezando a tomar el asunto en serio.

—¿Qué es esto? —Scourge sujetó un corbatín entre su dedo índice y pulgar.

—No importa lo que sea, no te verás bien con eso –mencionó Sonic. El erizo verde no le prestó atención y fue una suerte—. Estoy arruinado... Sí, al parecer es así.

—Son las seis de la tarde, Amy dijo que debíamos estar preparados al mediodía —afirmó el equidna. El de ojos esmeralda tuvo el presentimiento de que lo siguiente que dijera Knuckles iba a arruinar su vida, pero, para su suerte, aparecieron los Prower.

—Tengo hambre —se lamentó otra vez Miles, quien le había repetido lo mismo a Tails durante más de media hora.

—Iré a comprar, te traeré algo —indicó el más pequeño de todos. Sonic salió del lugar con la misma excusa.

—Sonic —lo convocó Blaze.

—¡No quiero oírte! ¡Soy ciego y estúpido también...! ¡Tails!

El nombrado dio media vuelta, Sonic corrió hasta llegar a él y lo tomó de los hombros.

—¿Por qué me hiciste eso?

—¿Hacer qué? —Los ojos zafiros se veían demasiado inocentes.

—Vamos allá, ven.

El erizo lo tomó de la mano para cruzar la calle en plena luz verde, Tails se resistió, pero al final logró llegar ileso a la otra vereda.

—¡Oye, idiota! ¿Qué te pasa? —bramó una señora que casi atropella al cobalto.

—¡Soy un tonto! ¡Le faltó esa!

Las personas en la acera cambiaron sus rutas para no toparse con Sonic, que estaba entre llorando y riendo por lo que estaba ocurriendo. Tails le dio palmitas en la espalda para calmarlo, pero se sorprendió cuando el erizo lo tomó del antebrazo y lo guio hasta un establecimiento, donde se arrojó a la vitrina y asustó al dueño del lugar.

—¡Una torta!

El hombre se apartó un poco aturdido y se fue a realizar la orden.

—¡Sonic! ¿Qué está pasándote?

—Tails, mi razón de ser. —Cubrió su boca y se negó a responder todas las inquietudes de su mejor amigo.

El pastel llegó, Sonic lo tomó rápidamente y se dirigió a una mesa, la cual ganó antes de que otro joven se sentara y lo presumió exageradamente, llamando la atención de todos ahí.

—Tails, hazlo de nuevo —mandó.

—¿Qué?

—Necesito que hagas algo por mí. Pediste un deseo, se está cumpliendo.

—¿En verdad? —se mostró incrédulo, pero preocupado.

—¡Sí! No puedo mentir, Tails, he estado todo el día así.

—¿Y qué quieres que haga? —El vulpino estaba complacido, no sabía si era actuación o estaba ocurriendo, pero se acomodó en el asiento y sonrió disimuladamente.

—Olvídate de ese deseo. Haz lo mismo que anoche... —Sonic sacó un fósforo y encendió la vela del pastel—. Solo que, esta vez, pide lo contrario.

—Pero... Pero...

—¡Ah! Tails, ¡no puedo mentir! Debo mentir, solo por esta noche, ¡por favor!

—Pero no puedo.

—¿Por qué no? —Sonic estaba desesperado, no sabía qué más hacer aparte de eso, la idea de enamorarse de Acorn se perdió junto con el tiempo para hacerlo.

—No quiero que vuelvas a mentir —confesó en un murmullo apacible.

—¡Tails! ¡Todo el mundo miente! —señaló a una pareja—. ¿Tú crees que ella le dice a él lo horrendo que es? ¡No! Todos mienten, tus papás mienten, Miles miente, ¡tú mientes! Y yo también, necesito, por favor, mentir, por favor, por favor, tengo que casarme con Sally. Es un recurso valioso, si no pudiera mentir, le habría dicho que pensaba en ti cada vez que la besaba.

—De acuerdo. —El pequeño accedió sintiéndose alicaído y extraño. Sopló las velas y miró de un lado a otro.

—¿Listo?

—Sí, ya lo pedí.

—¡Bien! Gracias, a ver... Voy a probarlo. —Carraspeó—. ¿Te gustaría casarte conmigo?

Tails se alejó hasta chocar con el respaldo de su asiento, Sonic se enderezó y golpeó la mesa mientras mordía su otra mano, desconocía si de la vergüenza o de la angustia que tenía.

—¡Tails! ¿Pediste el deseo?

—Sí, pero...

Sonic resopló y ocultó su rostro en el cuenco de sus manos.

—¿Qué? ¿Pero qué? —exigió saber.

—Anoche cuando lo hice, lo pedí en serio, ahora solo estoy siguiendo lo que me dices.

—De acuerdo, bien, de nuevo, y esta vez... en serio, ¿ya? —Sonic encendió las velas y Tails volvió a acercarse sutilmente—. Excelente, otra prueba... Tails, te amo.

Sonic hizo el pastel a un lado y golpeó su rostro con la mesa de la cafetería. Permaneció en esa posición sin querer saber si Tails todavía estaba ahí o se había espantado con la confesión y huyó para nunca más volver.

El teléfono del menor empezó a sonar. Sonic levantó la mirada sin poder oír nada. El vulpino colgó y se levantó.

—¡No! Otra vez, pide el deseo otra vez.

—No puedo...

—Tails, necesito mentir, no sé por qué pediste eso: ¡mentir es algo diario en la vida de todos!

—Pero tú eres el único que me lastima cuando lo hace. Tengo que irme —anunció, sin saber cuál era forma correcta de no mandarlo al diablo—. Espero que llegues rápido a la boda, los padrinos ya estaremos ahí, adiós.

—¡Tails! Espera.

El vulpino paró en la entrada del lugar, Sonic se acercó a él con el miedo de verlo correr si se aproximaba demasiado.

—Miles me dijo que... que te gustaba, ¿es verdad? ¿Todo lo que hicimos era real?

Los ojos de Tails se abrieron solo un poco más, sin pestañear, miró a la puerta que aún sostenía.

—Sí —confirmó—. Te veo luego.

La campana de la entrada sonó y Sonic observó al zorro caminar hacia el lado opuesto de donde habían llegado.

Regresar sin compañía fue triste, saber que esa compañía era Tails lo fue más. Volvió al centro de los vestuarios, ya había carros fuera esperándolos.

—¡Sonic! ¿Cómo está? —Lo recibió Cream.

—Con Tails, despierto, feliz y hacia arriba —respondió sin quitar de vista su sitio objetivo.

—¡Sonic! Jet dice que chocó su auto yendo a una fiesta en la playa, pero vendrá a tu boda a cambio de que le pagues un carro nuevo, ¿qué le digo? —preguntó Amy alejando su teléfono de ella. Sonic lo tomó por la eriza y contestó:

—¡Ni siquiera te presentes, idiota!

Ingresó a la habitación y técnicamente todos estaban esperando a alguien más, ya que se decepcionaron cuando entró.

—¿Dónde está Tails? Sigo con hambre —espetó Miles.

—Te dije que me hicieras una felación —le respondió Scourge.

—¿No está aquí? —consultó el erizo desconcertado.

—¿Viste a Sally? El vestido le sienta bien —afirmó Amy pasando detrás de él, mirándolo con curiosidad—. Ah, había olvidado que no debes ver a la novia. Bien, todos ustedes irá en el primer carro, solo faltamos las damas de honor, pero ninguno debe estar aquí cuando ella salga, yo los voy a acompañar.

—¿Su hermana vino? —pregunto Sonic. No quería irse aún, tal vez Tails volvía.

—No, ella no insistió. Ya, adelante, lleguen a la iglesia.

Fueron saliendo uno por uno porque la eriza quería asegurarse de que todos se vieran bien, así descubrió también que Tails no estaba y nadie supo decirle su paradero.

Ingresaron al carro, era parecido a una limusina y el espacio era perfecto para todos ellos que siempre podían volver a llevarse mal con un solo comentario, ahí encontraron a Silver y a Shadow. Sonic siguió vigilando si Prower volvía.

—Irá con los demás si no llega —mencionó Miles y el vehículo partió.

—Sonic, ¿ya puedes mentir? —Scourge reavivó la conversación.

—No, pero tú todavía eres el peor hermano del mundo... Es bueno saber que siempre tuve razón.

—Miren esta magia. Sonic, ¿te gusta Tails? —continuó.

El erizo miró a su semejante e intentó negarse, pero no podía ni con la cabeza porque estaría falseando información, lo que lo obligó a pelear contra su propia boca solo para que al final diga:

—¡Sí!

Todos rieron como si fuera una mentira. Todos ahí eran unos mentirosos, excepto por quizá Silver.

—No es divertido, podría hablar de cada uno y sí lo sería. —De izquierda a derecha, inició por Miles—: Parecerte a Tails es lo único que te salva de ser horrible.

Verdad. Sonic creyó que se ofendería o algo parecido, pero fue todo lo contrario y se empezaron a burlar como si hablara mentiras.

—¡Scourge! No puedes superar tu vergüenza de haber actuado como pasto en quinto de secundaria por el color de tus púas —continuó—. Antoine, sabes que deberías hacerte un examen de enfermedades de transmisión sexual, pero no lo haces para no dejar mal a Bunnie; ¡Patch eligió vestirse como en el siglo dieciocho porque fue así como una chica le habló por primera y última vez!; Silver...

Que Shadow haya estado ahí emitiendo una fuerte aura de enfado fue lo único que hizo que Sonic eligiera no hablar de ellos dos.

La limusina se detuvo al cabo de unos minutos. Las puertas se abrieron y los primeros en bajar fueron los que creían que encontrarían comida apenas lo hicieran.

Miles pellizcó el hombro de Sonic para llamar su atención, el erizo frotó el lugar afectado mientras giraba y lo único que pudo ver fue la pantalla que le mostraba el zorro.

—Tails va a viajar, ¿no te lo dijo? No vendrá.

—¿Qué?

Miles, demasiado impaciente como para repetirlo, lo obvió y desvió la mirada, esperando que sirviera para que no le volviera a hablar.

—¿Tails qué?

—Va a viajar. Mamá le dijo que debería hacerlo a lo largo de esta semana, solo si quería, pero hace unos días sí lo quiso y debe estar de camino al aeropuerto.

Sonic desconocía que se suponía que debía hacer en ese caso, ignoró su propia preocupación y decidió continuar con todo. El lugar sagrado era gigantesco y no había nadie más que solo ellos dentro.

—¿Por qué estamos aquí tan temprano? Tengo sueño y todavía quiero estar despierto cuando Sonic le diga que no a Sally —declaró Scourge, Miles lo golpeó en el brazo un poco fuerte.

—Los invitados llegarán después, pero no quiero que ninguno salga de este lugar, no es un museo y...

—Si el novio abandona a la novia, ella no se entera hasta que llegue, ¿no? —consultó Sonic ante la mirada atónita de Rose, haciendo cálculos para un plan que de todas formas no pondría en marcha.

—Mmm, ya, pueden caminar por ahí, sin embargo, cuando los llame, deben venir sin objeciones, no se trata de una visita al museo —dictó Amy y las parejas estuvieron de acuerdo, solo Silver y Shadow optaron por permanecer en los asientos, mientras los demás se iban a despejar la mente-. Sonic, tú no. —Lo paró. Sus amigos continuaron con el pequeño recorrido.

—¿Qué sucede?

—Ven. —Ella lo guio a través de anchos pasillos, paredes beige y vitrales coloridos, una habitación iluminada a un lado fue su destino—. ¿Qué está pasando? No eres así —manifestó al entrar. El cobalto resopló, fastidiado por el que alguien más lo haya notado, hizo un ademán de estar demacrado—. ¿Y qué es?

—No puedo mentir.

Amy permaneció con los brazos cruzados, su entrecejo fruncido cambió a una sonrisa sincera y pacífica.

—Es tierno de tu parte, nadie quiere a alguien...

—No, Amy, no es tierno, ¡no puedo mentir!

—Bien, no es tierno, es muy... bonito.

—¡No, Amy! —La tomó de los hombros y la sacudió sin fuerza—. ¡No puedo mentir! Tails pidió un deseo ayer mientras me encontraba en mi despedida de soltero.

—¡¿En serio sí tuviste una despedida?! —se exaltó Rose, pero el cobalto aún no la soltó y lo hizo cuando se vio en la obligación de evitar a toda costa decir: "Y me cogí a tu amiga".

—¡Sí! —Golpeó su abdomen sin ánimo y pidió inaudiblemente que detuvieran su hechizo—. ¿Cómo "en serio"?

—Sally llamó a Tails y le dijo que tendrías una "reunión" más importante que un año más en la vida, fue ella quien mandó a Nicole, pagó el boleto de Tails y... eso. De acuerdo, haré como que no sé nada. Lo olvidé, listo, ¿qué dijiste de...?

—¿Pagó qué? ¡Mi Tails, Amy! Anoche, en su fiesta de cumpleaños, pidió un deseo: que yo no pudiera mentir por un día.

—Oh, sí, él estaba afectado, se veía triste para ser un momento tan especial, no sabía que su pena llegó a ese límite, se oye fantasioso para alguien tan razonable —determinó la menor, su hermana.

—¡Se cumplió! No puedo mentir.

—Es absurdo, Sonic, deja de comportarte así. Tal vez debas descansar, sé que puedes estar intranquilo por esta noche y será lo mejor que verte como un loco en el altar.

—Amy, ¿no te pareció extraño que toda la mañana dijera la verdad?

—Te vi solo unos minutos.

—¡Pero te dije la verdad!

—¿Me has mentido antes?

—¡Varias veces! —confesó el erizo. Amy se indignó por unos instantes, hasta que lo pensó mejor y rio un poco por la situación—. Fui quien arruinó tu vestido de quinceañera, aún no entiendo cómo te gustó más, quebré tu trabajo de arte, le pagué a la maestra para que te diera otra oportunidad en un examen, Scourge fue quien colocó una araña en tu comida y mandó a golpear a tu antiguo novio...

—Entonces, ¿dices que eres incapaz de mentir?

—Sí, soy incapaz de mentir.

—¿Por este día? Es interesante sabiendo que Tails pidió el deseo un minuto antes de la medianoche.

—¿En serio? ¡Bien! Ahora hay que atrasar la boda, es magnífico. —Festejó el erizo.

—¿Por qué lo dices?

—¡Porque no puedo mentir! —repitió agotado.

—No creo eso.

—¡Prueba! Pregúntame sobre algo en lo que crees que normalmente yo mentiría —retó. Rose iba a retirarse para organizar un poco afuera, pero su pizca de curiosidad pesaba más y algunas dudas que quería descartar aparecieron listas para salir a la luz.

—¿Recuerdas cuando estábamos en el autobús escolar y te giraste para tirarle un beso a alguien?

—Olvídalo, no quiero hacer esto. —Sonic intentó esquivar a Amy, se cubrió los oídos a pesar de que su mente ya se encontraba formulando posibles respuestas a la evidente pregunta a venir.

Ese año estaba templado.

—¿Y que solo había una persona en la dirección donde lo mandaste? ¿A quién fue? ¿A quién? —insistió divertida, prácticamente sabiendo la respuesta, pero queriendo confirmarla y cuidando que nadie más se encontrara cerca de ellos—. ¡Sonic!

—¡A Tails! —El erizo cayó sobre sus extremidades y se quejó de forma terrible, Amy no sabía si darle apoyo emocional o pedirle que dejara de bromear—. ¡Y todos lo vieron!

—Sonic, ¿amas a Sally? —prosiguió, las risas hechas a un lado y la angustia en aumento.

—No.

—¿La amas?

—No, para nada.

—Dios... Sonic, ¿estás bien?

—Amy, no amo a Sally, me iba a casar con ella por interés, su padre ya hizo arreglos, no debí pedirle nada.

—¿Y Tails? ¿Te gusta Tails?

—Desde mis nueve años —reconoció, respiró tranquilo y se incorporó para continuar con el evento, seguía sintiéndose mal y con una fuerte oposición a comprometerse por el resto de su vida—. No podré decirle que sí si no puedo mentir hasta después de las once y cincuenta y nueve, el matrimonio debe atrasarse, pero no perderé a mi zorro de toda la vida.

Tails palpó tímidamente el hombro de Sonic para hacerse presente. El erizo descubrió por qué era que Amy se estaba quebrando de risa en un momento sentimental para él.

—¡Tails! —saludó, el menor se alejó de él cuando se disponía a darle un abrazo y se dirigió a la hermana del cobalto para preguntarle a qué hora terminaría el matrimonio.

—Los dejaré aquí para que entre... "amigo a amigo" vayan... haciendo cosas, te llamo luego —comunicó Rose y huyó de la pequeña habitación, cerró la puerta detrás de ella.

—Debo buscar a Miles —se apresuró a decir el vulpino, Sonic lo tomó de la mano y la mantuvo cerca de él.

—Tails, no me quiero casar.

—No es mi problema.

—¡Sabes que no es mentira!

—Muy tarde, ¿no? Tuviste bastante tiempo para pensarlo —manifestó mientras forcejeaba para zafarse.

—Tenía miedo, amigo, no quería que te alejaras de mí.

—Bueno, hiciste cosas conmigo por las que no podré volver a confiar en ti.

—Tengo una razón, ¡todo tiene base!

—Ahora todo tiene base, ni siquiera estuviste en mi cumpleaños, ni ayer, ni el año pasado...

—¡Sí fui a un cumpleaños tuyo! Hasta te llevé a la playa y te compré una caja de caramelos.

—Eso fue hace cinco años —replicó el vulpino.

—Ja, ja, sí.

—No quiero oírte, déjame...

—¡Escucha, Tails! Soy un mal amigo —repitió en voz baja, no era lo que quería decir—: Soy un mal amigo...

—No, Sonic, siempre has sido amable con todos, es solo...

Prower miró la corbata de Sonic y suspiró lentamente. Permanecieron en silencio y sin moverse, la rama que chocaba contra la vidriera de un árbol en perfecto estado sonaba de fondo y la ocasional barrida que hacían las colas del zorro en las cajas bañadas de polvo a su lado.

—Estuviste a mi lado toda mi vida, incluso cuando aún no era conocido y solo me identificaban por ser quien se cayó en un bote de basura durante las maratones, a ti nunca te importó, me acompañaste a cualquier parte, quiero que siga siendo así —aseguró el erizo en un murmullo, pero fuerte para un sitio sin bulla y donde las paredes hacían resonar hasta el más mínimo respiro.

—Yo no —confesó, los ojos zafiros aún en la corbata del mayor, una opresión en el pecho—. Ya no.

Sonic sabía que era mentira. Estaba reservando lo que daría para el momento en el que se casara, pero lo olvidó por completo cuando acarició la mejilla de Tails y luego levantó su mirada para poder besarlo.

—No viajes —pidió. El más bajo tembló en sus brazos, se apoyó en él y afirmó que no quería separarse, apretó sus hombros mientras Sonic acariciaba su espalda para tranquilizarlo, hasta que bajó demasiado y Tails jadeó por la sensación.

—Está mal —denunció avergonzado, aún a unos centímetros de su mejor amigo. Sonic sonrió y volvió a atraerlo sin percibir resistencia, pero esta vez duró poco cuando se oyeron risas y bienvenidas a lo lejos—. Lo siento —susurró, tropezó con una caja al retroceder y casi lo lleva a caer, pero el erizo lo atrajo para sí y volvió a besarlo sin darle oportunidad a apartarse. Tarareó felizmente en el proceso y Tails se apegó a él como si quisiera que quedase grabado en su memoria para toda la vida.

—Te quiero así siempre —reconoció el cobalto, el más bajo colocó una mano en su pecho y musitó:

—No se puede.

Se escucharon pasos acercándose del otro lado. Sonic se colocó delante de Tails en un instinto de querer protegerlo, hasta que, al prestar atención, notaron que era Amy.

—Ya deben salir, están llegando las personas —alertó.

El erizo lamentó que durara tan escaso el momento. El vulpino pasó por su lado y se retiró sin dirigirle la palabra. Su hermana, fuera, lo miró con lástima.

Sí, la iglesia se estaba llenando, sorprendentemente había arribado un montón de gente, más por parte de Sally y Scourge, quien insistió en convertir la boda en un reencuentro con sus compañeros de primaria y secundaria. Sonic le sugirió casarse para eso, al mayor no le agradó la idea.

—¡Felicidades! —exclamó un familiar de Acorn, con el cual el erizo nunca intercambió palabras, pero de todas maneras lo hacía educado.

Tails también los estaba recibiendo, los padrinos debían estar presentes y el erizo verde era el único que se encontraba con la chispa de atender más a las mujeres, lo que después cambió cuando Miles lo notó y lo mandó a sentarse en un rincón. Lo debía admitir, fue divertido encontrarse con tantas personas.

Once de la noche: La novia estaba llegando.

Sonic estaba esperando ya en el altar. Robotnik había llegado porque, a pesar del lugar, iba a ser más una unión civil. Tails estaba a su lado, los padrinos estaban en orden y, de las madrinas, solo faltaba Nicole, quien llegaría junto a Sally.

El erizo giró ocasionalmente para ver al zorro, Miles estaba sentado entre las personas y trataba de mantener a raya a Scourge, quien también estaba delante de todos y con la intensión de sentarse en el suelo debido al cansancio.

Amy recibió una llamada y se acercó a Sonic para decirle qué pasaba, el porqué de la demora.

—¿¡No habrá boda!? —se conmocionó Eggman.

—¡No! Sí habrá, la futura esposa está en el tráfico —espetó la eriza rosa. Incluso los invitados suspiraron del alivio.

Sonic seguía virando para observar a Tails, el cual lo notó y le advirtió que dejara de hacerlo, que todos lo estaban viendo.

Once y media: La novia había llegado.

Sonic vio su sombra en la puerta y sintió que iba a colapsar. Aún no podía mentir. Se dio media vuelta para conversar con el vulpino, pero notó que este también se encontraba con la cabeza en otro sitio: revisó algo en su teléfono y lo guardó al instante.

La composición característica de las nupcias empezó a sonar. La ardilla apareció del lado de su padre, dos damitas y dos pajecitos iban detrás de ellos. Uno era el hijo de Silver y Shadow, era el menor de los cuatro niños, no llevaba demasiado de haber aprendido a caminar y se emocionó cuando le indicaron tirar las flores, alzó su cesto y rio, el albino técnicamente se paró sobre su asiento para tomarle una fotografía.

Sally estaba impecable, tenía un largo velo y el vestido que, de hecho, el erizo ya había visto porque Amy, quien fue la que lo diseñó, usó como maniquí a Tails y la elaboración fue larga.

Hablando de ella, su hermana se mostró ligeramente preocupada y miró de reojo su reloj.

Sea por el destino, Sally pasó saludando a las personas que más quería y eso la retrasó un poco.

Once y treinta y ocho: La novia llegó al altar.

Sonic la recibió como se había practicado, por un instante su mente quería jugar en contra, pero parecía que quedó en blanco por la tensión del momento. No se perdió cómo Tails cambió de lugar con Shadow, disimuladamente, quedando al último, aprovechó que todos les prestaban atención a los futuros consortes.

Ella suspiró delante de él y susurró que sentía la demora. Sonic asintió y buscó la forma de retrasar todo, el sermón de Eggman no duraría demasiado.

No encontró nada.

Once y cincuenta y dos: Ella aceptó.

—Sonic the hedgehog —pronunció Robotnik y fue en ese momento que el cobalto pensó cómo no se le ocurrió pedirle a él que tardara un poco hasta después de medianoche. Escuchó unos apenas audibles pasos, Tails se estaba retirando—. ¿Quieres recibir a Sally Acorn como esposa y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Sonic sonrió, estaba dispuesto a mentir, pero, al abrir la boca, esta trepidó para impedirlo. Aún no era la hora, sus amigos tuvieron que notarlo, ya que uno no dudó en sacrificarse para hacer el ridículo recién: Scourge.

Eggman abrió los ojos lo más que pudo porque ni siquiera dijo si alguien se oponía a la boda cuando el erizo se paró en la alfombra roja y llamó a Miles agitando la mano, quien al instante negó conocerlo.

Lo tuvo que sacar a la fuerza para, al final, pedirle la mano. Sally había dejado de respirar desde que lo oyó gritar "alto" y suspiró aliviada.

Amy había gritado de la emoción, anotó dejar tiempo libre y miró su reloj esperanzada de que ahora sí pudiera culminar esta.

Once y cincuenta y siete: No es suficiente.

Y recién se había marcado. La eriza se encontró con la mirada de su hermano y negó con la cabeza. Sonic miró delante de él, donde Sally y el resto de la sala se encontraban esperando su respuesta.

—Sonic —masculló Robotnik para alentarlo a decir si sí o no.

—Yo... —El erizo respiró hondo, lo intentó nuevamente y no pudo, titiritó al tratar de articular algo, dijo incoherencias y aún no pasaba la hora—. ¡No!

La sala inhaló de forma ruidosa.

—Lo siento, eres una... —Su boca detuvo que diga "excelente" —. Persona, Sally, pero no puedo casarme contigo, yo... —El cobalto se encorvó por la cintura y no la miró, sintió el impulso incontenible de seguir con la honestidad y señaló a Tails, que ahora se encontraba a unos pasos de la salida y nadie lo había notado—. ¡Amo a Tails Prower desde mi cuarto grado de primaria!

El vulpino agachó las orejas y esponjó sus colas, los invitados pasaron sus vistas entre la pareja y el menor.

—¿Es en serio? —preguntó Sally cuando lo forzó a enderezarse para observarla fijamente—. ¿Me quisiste ver la cara? ¡Ya lo sabía! Creí que lo habías superado hace mucho, ¿crees que no estuve el día en el que le enviaste un beso? ¡También existía, Sonic!

—Sonic —interrumpió Blaze—. El reloj de Amy está atrasado, son más de las doce, podías mentir desde hace quince minutos.

Scourge le arrebató el celular a Knuckles, quien también quería corroborarlo y notó que era cierto.

—Era mentira —determinó Acorn calmada. Sonic asintió sin captar realmente lo que pasó, ¿por qué no mintió más? Tenía la opción de hacerlo ahora, podía asegurar su vida tranquila y sin problemas de ningún tipo, que de hecho, iba a hacer, pero la sombra del zorro se reflejó cuando huyó del lugar y no le dio tiempo al erizo de pensar.

—No lo sé —dijo.

—Bien, continuemos —opinó Eggman—. Olvidé repetir los votos después de esa pedida de mano —indicó al erizo verde con la cabeza—. De acuerdo...

—¡No! —cesó el cobalto.

—Sonic, ¡basta! —vociferó firme la ardilla.

—¡No!, no voy a vivir así, eres... excelente, Sally, pero no quiero estar contigo, lo material ya no me importa... y no es bonito estar con la antigua pareja de una de tus "mejores" amigas.

Sonic escuchó el bullicio que se formó cuando corrió a través de la alfombra y salió de la iglesia, debía seguir a Tails para contarle todo lo que pasó, hacer el compromiso con él, confesarle todo.

No lo encontró fuera, pero sí un taxi que estaba fuera de servicio.

—¡Directo al aeropuerto!

—No estoy trabajando, chico, mejor camina...

—¡Le pagaré el triple!

—¿Al aeropuerto? Sí, claro, suba, pero debo advertirle que el tráfico allá es espantoso.

Ingresó y le entregó lo que le dijo antes de que empezara el recorrido. Constantemente sacaba su torso por la ventana como si fuera a tener una mejor visión que sentado, descuidaba si un camión venía por detrás e incluso obvió a un oficial de policía que se encontraba coqueteando con su compañera.

La autopista estaba libre, ingresó a la seguridad de su asiento e intentó llamar a Tails, quien contestó de inmediato.

—¡Tails! Quería...

No.

El menor colgó. Sonic bufó por la desesperación y lo buscó entre sus contactos, le envió un mensaje para seguir con él.

—Tails, debo explicarte demasiado —escribió. Una foto le llegó de inmediato: el menor ya había abordado el avión.

A pesar de ignorar nueve luces rojas y esquivar a un niño que cruzó durante una luz verde, la hora había pasado veloz, demasiado en su contra, si el tiempo hubiera actuado así hace una hora, todo sería diferente.

Su límite de espera llegó cuando el conductor frenó repentinamente y provocó que se golpeara con el asiento a su delante. Sonic masajeó su cabeza adolorida y luego observó cómo no se movilizaban.

—Esta es la parte donde nos quedamos esperando tres días para recién avanzar —informó el mayor y prendió la luz de su auto para completar un crucigrama. Sonic levantó la mirada y apreció las filas interminables de carros, también como algunas personas arrastraban carritos con sus maletas, eso no podía verse si quedaban a kilómetros del aeropuerto, no era lo habitual.

—¿Cómo cuánto queda? —consultó, estirándose lo más que pudo por las ventanas, existía tráfico inclusive entre las personas, parecía que todos acordaron amontonarse y estorbarse los unos a los otros.

—Unos metros, con suerte llegaremos para Navidad —respondió tranquilo, se sorprendió solo un poco cuando su pasajero bajó. No era su problema.

Pero sí lo fue cuando algo pisó la luna de su vehículo.

Sonic estaba pasando por encima de los carros, si nadie se movería y las personas estaban demasiado frustradas como para dar permiso, entonces debía buscar otro camino para llegar a Prower que tampoco sea correr entre los rodados, puesto que estaban tan pegados que la única forma sería hacerlo arrastrándose.

—¡Quítate! —le gritó el dueño del bus sobre el que fue más fácil desplazarse—. ¡Estúpido!

—¡No se lo puedo negar! ¡Me cansé de mentir! —respondió, pisó su capote y, cuando estaba dispuesto a realizar lo mismo con la batea de la camioneta a su delante, esta avanzó y se vio en la obligación de salir del espacio en la calle en el que cayó antes de que el chofer detrás lo arrollara con gusto.

Subió a un auto y volvió a su trayecto. Desde gritos, insultos y "¡sigue adelante" —gracias, niño—, saltó sobre una miniván después de recorrer un camión parecido a Optimus Prime y por fin vio las entradas del aeropuerto.

Ahora era casi imposible que Tails siguiera ahí, pasó demasiado tiempo, pero debía llegar a él de cualquier modo y podría hacer un viaje en maleta.

Estaba caminando tranquilamente hasta que le negaron entrar, no tenía boletos ni reservaciones; por su insistencia alborotada, lo llevaron afuera.

—¡Drogas! Están llevando drogas —exclamó mientras lo sacaban a rastras del lugar—. ¡Déjeme llegar a la madre de mis hijos!

—Señor, queda advertido, a menos que quiera pasar la noche en una carceleta...

—De acuerdo, pero déjeme ver a Tails antes.

Cuando el vigilante le dio la espalda, Sonic aprovechó y corrió hacia otra dirección para recién llegar a los aviones, se había escabullido entre los asistentes de los medios aéreos y nadie lo reconoció como un no trabajador en el lugar.

Marchaba correcto y hasta habló con uno de ellos cuando distinguió que un avión partió, luego otro empezó a despegar y solo dos se encontraban alistándose para salir. Un encargado comenzó a pedir una tarjeta que obviamente él no tenía, por lo que se separó del grupo e intentó rodear el aeroplano para encontrar una alternativa de boleto: no estaba seguro de la estadía de Prower, pero prefería arriesgarse a mirar cómo se iba el más bonito de los girasoles.

Una gran y segura idea. Una cuerda se suspendía desde la cola del avión y se quedó atascada a lo largo del fuselaje, se subiría a ella y, si podía, llegaría hasta la vista frontal de la cabina.

La trepó, pero no resultó con la facilidad que esperaba, se agarró de la soga y bajó hasta una de las alas para buscar a su amigo. Se amarró una de las ramificaciones en su cintura, para que su muerte sea menos rápida.

El avión empezó a moverse.

Una señora lo vio y cerró su ventana, un niñito lo saludó mientras agitaba su sonaja hacia él, cambió de lado respecto al avión tratando de no caer y morir en el acto, se deslizó por la cabina de pasajeros y se topó con la imagen de su objetivo leyendo una enciclopedia. Se pegó a la luna y lo llamó inaudiblemente.

—¿Desea algo? —Una mujer se aproximó con un folleto.

—Tal vez, ¿tiene...?

—¿Qué es eso? —apuntó hacia su lado con horror.

—Es Sonic —respondió el menor—. ¿Me podría traer...? ¡Sonic! —gritó palpando la ventana.

—¡No te dejaré ir, Tails! —El cobalto volvió al techo del avión y se perdió de su visión.

El zorro quería pararlo, salvarlo de la tontería que estaba por acontecer. Tocó la puerta de la cabina desesperadamente, sentía una pequeña adrenalina y una inmensa preocupación porque Sonic en serio no sabía qué estaba haciendo y en situaciones como esas terminaba en algún hospital.

—¿Quién es? —preguntó el capitán del avión.

—Un zorro —contestó la persona a su lado—. Los jóvenes de hoy hacen cualquier burrada para subirlo al internet.

—Si es la azafata, la dejas pasar, me debe pagar en un cheque, ¿todavía crees que lo haga?

—Obvio.

Tails dejó de tocar y empezó a patear la puerta, esta vez oyó un grito dentro y vio a un hombre imponente en el marco.

—Tiene que detener el avión —se apresuró a decir el vulpino.

—Tome asiento, respire hondo, pida algo para comer, es normal estar nervioso en su primer viaje... —recomendó el auxiliar del piloto mientras se disponía a cerrar el habitáculo.

—¡No! Debe detener el avión, alguien está...

—Escuche, no voy a parar nada, todas estas personas están esperando llegar a su destino, permiso.

La carlinga se selló en la cara del zorro.

—¡Oiga! —chilló mientras golpeaba para llamar la atención. Esta vez la puerta se abrió de inmediato.

—¡¿Qué?! —ladró el copiloto—. ¡Te sacaré por una de las ventanas si sigues molestando!

—¡Me mandaron una foto de su esposa! —Tails se encogió de inmediato para evitar un golpe obvio que debía recibir por el atrevimiento, pero no llegó nada más que una risa y luego una carcajada.

—Mi "esposa" está en el asiento del piloto.

La cabina se cerró y el menor permaneció con las manos sobre su cabeza por un momento, pensando o intentando comprender lo que el hombre le dijo.

—¿Se encuentra bien? —preguntó suavemente la aeromoza, sostenía un vaso de manzanilla en la mano y se lo extendió mientras lo ayudaba a levantarse, frotó en círculos su espalda y lo empezó a guiar a su sitio.

—Es que Sonic... —Tails miró a los lados, ¿quizá ya lo habían arrollado? Debía detener su viaje o no volvería a verlo-. ¡Va a explotar el avión! ¡Tenemos que bajar de inmediato!

Recordó la obra de teatro de su colegio y lo bien que lo hizo, porque esa tarde incluso llamaron a emergencias y Tails solo estaba actuando, se suponía que el príncipe se quedaba dormido, fue extraño salir de su papel y ver cómo todos lloraban y gritaban de la desesperación.

Así que se dejó caer. Se desmayó, cayó de manera que no le doliera, las personas se alarmaron, algunos se acercaron y oyó a alguien gritar que era un estudiante de Medicina y podría ayudar, las azafatas lo admitieron y una corrió a dar aviso al piloto. Los pasajeros estaban asustados, algunos adultos pidieron bajar a tomar un respiro antes del vuelo y otros porque no querían morir.

El avión se estaba deteniendo.

Sonic también lo presenció, dejó de sostenerse del fuselaje para levantar los brazos y darse su propia celebración por conseguir que Tails se quede, pero no advirtió que se soltó justo ante la maniobra del avión que buscaba cuadrarse en un lugar apropiado.

Tails juró que vio por su ventana una ráfaga azul dirigiéndose al suelo.


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—¡Sonic! —El menor no logró pasar la cinta de advertencia, un oficial lo detuvo el camino y mantuvo alejado del lugar. La ambulancia que trajeron para Tails al final terminó siendo para el erizo, quien divisó al zorro y agitó su brazo adolorido hacia él.

—¡Es mi Prower! —exclamó.

—Mi... amigo, mejor amigo —corrigió el zorro. El hombre mayor dudó entre dejarlo entrar o llamar a un sereno, pero quitó la valla y accedió a que se acercara a la víctima de su estupidez.

—Tails, lindo, buenas noticias: tengo la mitad del cuerpo fracturado, no pueden llevarme a prisión —fundamentó el cobalto manteniendo su positividad.

—Eso fue... fue... ¡fue imprudente! ¿En qué pensabas? ¡Pudiste haber muerto! —vociferó preocupado, dudó en tomar la mano del mayor, este fue quien se adelantó antes de que el más bajo se retirara rendido por sus discusiones mentales. El ojiazul levantó la mirada ante el tacto, Sonic se esforzó para lograr estirarse y acariciar la mejilla de Tails, quien se inclinó para facilitar su muestra de cariño y suspiró ante las breves caricias—. Estás loco.

—Por ti, sí —murmuró, los ojos del vulpino se abrieron de sorpresa y optó por alejarse unos centímetros.

—Te golpeaste la cabeza, oí que tu cráneo estuvo a poco de romper el suelo, estoy seguro de que podrán atenderte bien, te ayudaré en casa si lo necesitas —ofreció sutilmente mientras palpaba los vendajes en sus púas y brindaba una mirada dulce.

—¿Te vestirás de enfermera? —consultó medio adormilado, necesitaría descansar después de esa experiencia. Las colas gruesas del zorro acariciaron su pierna e hicieron leves cosquillas, el de ojos esmeralda sonri—-. Sería un buen paciente.

—No creo que sea posible, Sonic, debes volver a tu boda después de esto. —Viró hacia el avión detenido y una marca donde ya habían dibujado la silueta del erizo pensando que estaba muerto—. ¿Te sientes... bien?

—Sí, Tails, aunque me duele aquí —señaló su pecho, llevó la mano de su mejor amigo consigo y el menor se sintió enrojecer, su propio corazón acelerándose, lo que se detuvo cuando Sonic bajó su extremidad hasta su entrepierna y el de estatura pequeña lo golpeó por el atrevimiento—. ¡Ay! ¡Tails! También me dolía ahí. —El cobalto reprimió pequeñas lágrimas porque le dolió hasta el alma. Prower no sabía qué hacer para ayudarlo, no se iba a poner a masajear esa parte.

—Lo siento, lo siento —repitió varias veces, hasta que respiró hondo y el erizo también dejó de lamentarse.

—No me equivoqué al escogerte  —continuó sonriendo tontamente, pero después hizo un gesto de formalidad y lo miró directo a sus zafiros—. Soy un tonto, Tails, tenías razón desde el comienzo de este problema; todo este tiempo estuviste aquí, pero no logré encontrar el momento para decir que te quería, ignoré lo que sentías y esperé hasta que fue bastante tarde, entonces Miles me dijo que te irías a un lugar que ni siquiera él conoce y no podía imaginar continuar mi vida sin ti, no podía pensar en el día en el que hubiera querido...

—Iba a volver la próxima semana —interrumpió el menor extrañado por la preocupación excesiva. Sonic se incorporó un poco más, inaudito por la confesión.

—¿Ah?

—Sí, mamá me llamó unos días porque compró una avioneta y espera que yo pueda manejarla, le faltan algunos ajustes, debía repararla y también quería conocer su país, por eso debía viajar con prisa.

—Tú me colgaste —detuvo.

—Tú me mentiste.

—Ya no, me cansé de ocultar lo que siento por ti, en serio eres mi luz desde antes de la secundaria, ¡no volveré a mentirte! Soy consciente del daño que he provocado. Esta tarde te dije que te amaba, y no podía mentir. Pensé en ti todo el día, no volveré a lastimarte, ya lo entendí, Tails, pero quédate conmigo.

—Disculpe —llamó sutilmente una mujer que formaba parte del personal del avión—. El vuelo se reprogramó, partirán en diez minutos, esperamos a los pasajeros, acompáñeme, joven Prower.

—No —detuvo, tanto para sorpresa de la encargada como de Sonic—. Me voy a quedar, yo me encargaré del resto.

—Tails —murmuró el cobalto, el menor dio media vuelta hacia él e intentó mantenerse firme.

—No iba a volver del viaje, en verdad, pero pensé que así me dejarías ir.

Sonic jaló al zorro más cerca hasta que pudo besarlo, el ojiazul rio en medio de su afecto y ambos se dieron mimos hasta que la ambulancia intervino y alguien golpeó sin querer la pierna del erizo.

Tails no paró de carcajear hasta que estuvieron ya en el hospital.


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—¡Feliz cumpleaños a ti! —cantaron en coro.

La boda de Sonic coincidió con el cumpleaños de Tails, ambos ya habían dicho y aceptado sus votos y la fiesta comenzó hace un par de horas.

Fue un dos por uno.

El menor tenía un terno blanco al de que de todas formas llegó algo parecido a un velo por influencia de Amy; Sonic llevaba un traje negro y trataba, por mucho, de no alejarse de su ahora consorte, como si fuera una delicada pieza de porcelana

—Bueno, ¡pide un deseo! —exclamó Cream al lado de su madre.

—¡Alto! —Sonic se interpuso entre el vulpino y las velas—. No sé si debamos hacer esto.

—Por favor, ¿qué probabilidades hay de qué se repita? Además, has sido una buena persona para mi Tails, ¿verdad? —insinuó la señora Rosemary.

—¡Pide un hijo! Esos que se hacen así. —Scourge realizo unos gestos que aludían al coito de forma bastante clara, pero los menores no estaban listos para eso.

—¿Qué es eso? ¿Qué es...? —El hijo de Silver y Shadow estuvo a punto de repetir lo que vio, el albino se apresuró a sacarlo de la mesa.

—Tails. —Tomó la mano de su media naranja y la besó antes de decir—: Adelante.

El zorro acarició su mejilla y sonrió cálidamente antes de apagar esas chispas. La sala entera en oscuridad vitoreó por ello, cuando la luz volvió, Sonic tomó de la cintura a su pareja para besarlo como se debía; sin embargo, el menor lo detuvo colocando un sobre en su pecho.

—¿Tan rápido y ya el divorcio? —preguntó decaído, Prower disintió con un pequeño nerviosismo. El erizo lo soltó, las cosas serias venían en paquetes como esos, así que lo revisó con recelo, giró la abertura y un montón de fotografías cayeron, Tails se alarmó por la razón que fuera y se agachó para recogerlas, mirando con profunda inquietud.

Sonic se acercó mejor para ver el porqué de ese tumulto, puesto que incluso los invitados se ofrecieron para ayudar y otros resoplaron como si hubiera ocurrido algo malo.

Eran ecografías. Tails estaba gestando, esperando un hijo suyo y él era el único que no lo sabía.

—¿Es tu cumpleaños o el mío? —consultó después de distinguir la formación pequeña en esas imágenes.

—Tú eres el siguiente —le dijo Scourge a Miles, el gesto de repulsión por parte del zorro azabache fue una de las cosas que se quedaron grabadas en el video del matrimonio.

Sonic sonrió y pausó la televisión, dejó su plato de bocaditos a un lado mientras pensaba en comprar otros: se estaba acabando los antojos de su pareja. Bostezó por las altas horas e intentó buscar su teléfono entre las frazadas. Tails llegó de inmediato, tenía el abdomen más grande, una mano sobre él para registrar cualquier actividad, atravesó la habitación y, mientras gateaba sobre el cobalto para llegar a su sitio en la cama, el erizo lo tomó para que se quedara en sus brazos.

—¿Me veo obeso? —Tails se acurrucó contra él y palpó el control remoto para que el video corriera.

—Mmm, no.

—Estás mintiendo —protestó divertido.

—No, en serio, estás... delgado, puedo respirar con normalidad cuando te recuestas sobre mí.

—Eres un mentiroso, mentiroso.

—¿Mentiroso yo? Tails, estoy siendo completamente sincero. En cualquier caso, no me importaba mucho tu apariencia cuando te hablé por primera vez, ¿por qué lo haría ahora?

Sonic besó al menor luego de recibir su silencio, todo marchaba muy bien, pero al bebé le urgía interrumpir a sus padres cuando estaba empezando lo bueno y la emergencia llegó.

El mayor podría decir que daría la vida por ellos y nada de eso sería mentira.

No volvería a resistirse a la honestidad, nunca más. 



Fin



✧✧✧

¡Buenas nocheeees! ¿Cómo están? Espero que muy bien. ¡Este es Mentiroso, mentiroso!

El bebé es niño o niña, tú decides 🧐.

Es la segunda obra de este mes, por lo que la próxima semana vendrá una Scouriles <3. Respecto a ella, quería decirles que salen muchas palabas, más que estos dos textos grandes que ya he publicado (incluyendo a PoliScourge xd) y no quería hacer otra, sobre todo porque será muy extensa, quizá el doble de esta, así que la dividiré en tres o cuatro partes que voy a publicar durante la semana entrante <3, quizá intercalado o extendido unos días antes de Año Nuevo, no se atrasará más xd.

¡Eso era todo! ¡Muchas gracias por leer!

Se la dediqué a quien se la dediqué porque, además de todas las razones que tengo, fuiste la primera persona a la que le comenté este proyecto xd. 

Como ya dije, la siguiente semana toca una obra Scouriles y esta es una pista: Lo que los zorros quieren. 

¡Cuídense mucho! <3 ✨

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