Un extraño camino
—¿Eh? ¿Iida-kun tuvo que irse?— Fingió sorpresa de escuchar aquello.
—Si... Al parecer un villano atacó a su hermano... — Respondió Uraraka cabizbaja.
—¿Que...? — Colocó su mano en su pecho, con una expresión triste en su rostro —Espero que este bien... — Murmuró decaído "Pues claro que no lo esta..." Pensó sonriendo internamente, imaginándose la dulce cara de dolor que pondría el velocista al ver a su hermano perforado y decapitado.
Se mantuvieron un minuto en silencio, hasta que el pelirrojo los llamó a la distancia.
—¡Midoriya, Uraraka!—
—Ah, Kirishima-kun — Mencionó el peliverde con una leve sonrisa —¿Tus heridas están mejor? — señaló sus vendajes.
—Me encuentro perfectamente gracias a recovery girl — Levantó su pulgar para tranquilizar a sus amigos —Bueno, ¿Nos vamos? Midoriya —
—Si— Asintió.
—¿Eh? ¿A dónde irán?— Cuestionó la castaña sorprendida.
—Ah, iremos a una farmacia a comprar vendajes y otros medicamentos — Aclaró el pecoso, pero al ver la confundida cara de su compañera, continuó —Tenemos dos días libres, Kirishima-kun y yo los usaremos para entrenar, y para curar las posibles heridas que le pueda causar a Kirishima-kun, llevaremos algunas cosas —
—Oh, ya veo... — Suspiró con una pequeña sonrisa en su rostro —Deku-kun te esfuerzas mucho —
—Pues claro, estoy apuntando a la cima, no tengo tiempo para holgazanear — Dibujó una amplia sonrisa en su rostro, para luego comenzar a caminar junto al pelirrojo —Nos vemos, Uraraka-san — Movió su mano en señal de despedida, desapareciendo de la vista de la castaña.
(...)
Caminaban uno al lado del otro, hablando nada mas que trivialidades sobre héroes y, aunque a Midoriya no le gustara dicho tema, tenía que fingir para no levantar alguna sospecha.
Ya habiendo comprado lo necesario para su entrenamiento de mañana, era el momento de despedirse, o eso había pensado el pecoso.
—Midoriya... — Lo llamó con un ligero tono apagado —Puedo... — Rascó su nuca levemente sonrojado.
—¿Que sucede? Kirishima-kun — Lo miró extrañado.
Calló durante un segundo para tomar una gran bocanada de aire —¿Puedo... Acompañarte a tu casa...? — Soltó con sus ojos fijos en los de Midoriya, quien al escuchar aquello, se exaltó.
—¿E-eh....? ¿Po... Por qué...? —
—Qui...quiero hablar algo im-importante contigo... —
—¿No... No puedes decirlo ahora...? — Preguntó confundido.
—No... Por eso... — Desvío un poco su mirada, para luego cerrar con cierta fuerza sus ojos.
Mientras, el peliverde no entendía lo que sucedía, ¿Que sería tan importante como para que el pelirrojo no pudiera decirlo en publico? Aun cuando en solo un segundo pensó en miles de respuestas a esa pregunta, ninguna parecía ser la indicada.
—Lla... Llamaré a mi mamá... — Busco su celular entre sus cosas, al tiempo que por el rabillo de su ojo pudo ver una suave sonrisa dibujarse en los labios de Kirishima —Le diré que lle... Llevaré a un amigo... —
—Gracias... — Murmuró, acercándose un poco mas al pecoso, quien había comenzado a marcar.
(...)
El recorrido se llevó a cabo en completo silencio, por alguna razón una rara atmósfera se había colado entre los dos jóvenes, que de vez en cuando juntaban sus miradas, para luego desviarlas en un instante.
Al llegar a su departamento, sintió un ligero escalofrío recorrer su espalda.
—No sabía que vivías en un departamento... — Comentó el pelirrojo mientras subía por las escaleras.
—A pasado un tiempo... —
—¿Eh...? —
—A pasado un tiempo... desde que traje a alguien al departamento... — Murmuró para luego buscar sus llaves en su mochila.
En ese momento, era visto por Kirishima, quien mordía ligeramente su labio inferior, algo le inquietaba, y algo lo impulsó a mover su mano para tocar la cabeza del peliverde, quien al sentir aquel contacto se dispuso a girarse.
—¿Sucede algo...? Kirishi... — Sus ojos se abrieron hasta mas no poder, sus mejillas se pintaron de un fuerte color rojizo y sus labios... Eran aprisionados por los ajenos.
Su cuerpo no respondía, su cabeza estaba echa un lío, no sabía lo que sucedía, solo podía sentir como algo intentaba profanar el interior de su boca.
Tras unos segundos sus labios se separaron —Lo siento... — Susurró sin alejar su cabeza y sin despegar sus ojos de los de Midoriya —No pude aguantar... A que abrieras la puerta... —
El pecoso estaba sin habla, lo habían tomado completamente por sorpresa, y no entendía porque razón su amigo había hecho aquello.
—... ¿Por... Qué...? — Su voz fue casi inaudible, sus pupilas temblaban ligeramente, podía sentir la cálida respiración ajena golpear sus entre cerrados labios.
—Midoriya... — Con suavidad tomó al pecoso de sus hombro y lo empujó a la pared, volviendo a juntar sus cabezas.
—Ki–Kirishima... Kun... — Tragó saliva al sentirse acorralado, un raro sentimiento le revolvía el estomago, pero algo andaba mal... No era desagradable...
—Midoriya... — Volvió a pronunciar su nombre —Sobre lo que quería decirte... — Lentamente iba acercando mas sus labios a los ajenos —Yo... desde que te vi... —
—Ki... Kiri... — Sus ojos se abrieron atónitos, aquel acto desconocido solo estaba a miseros milímetros de...
—¡Grabado! — Una voz los detuvo de golpe.
Exaltados pudieron ver a la robusta y pequeña mujer de verdes cabellos, con un celular en sus manos.
—¿¡Ma-Mamá!?— Gritó Midoriya dando un paso hacía atrás, completamente rojo —¿¡Qu-que éstas...!? —
—Izuku, haz crecido tan rápido— La mujer colocó sus manos en sus mejillas —Nunca pensé que vendrias con un muchacho tan apuesto — Mencionó pegando sus ojos en el pelirrojo, que parecía estar pidiendo que la tierra lo tragase.
—E... Esto... — Se dispuso a hablar, quería evitar algún malentendido —Yo-Yo solo... —
—¡Ah!— Se exaltó la mujer —Perdón, no me e presentado — Hizo una pequeña reverencia —Mi nombre es Midoriya Inko, soy la madre de Izuku— Sonrió de manera amable.
—Ah... Ki-Kirishima Eijirou— Se presento de la misma forma —So... Soy un amigo de Midoriya... — Aclaró con una nerviosa sonrisa en su rostro.
—¿Solo amigos? — Miró confundida a su hijo, quien parecía estar a punto de tener un ataque de nervios —Oh, ya veo —
Por otro lado, Midoriya no sabía donde meterse, su cabeza estaba ardiendo, se sentía completamente avergonzado de que la mujer los encontrará y mas que eso, grabará haciendo cosas que el aun no entendía del todo.
—¿Izuku? — la voz de la mujer lo sacó de sus pensamientos, encontrándose con la mirada de Kirishima, quien lo observaba preocupado.
—Vo... Voy a mi cuarto... — Mencionó comenzando a caminar cabizbajo.
—¡Ah! ¡Midoriya!— Lo llamó, pero no recibió respuesta, solo pudo verlo adentrarse a su casa sin decir nada —Midoriya... — Sintió un ligero dolor en su pecho, de seguro había hecho algo malo con el peliverde.
—Vaya... — Murmuró la mujer al ver los tristes ojos del pelirrojo, arrepentidos.
—Lo... Siento... — Susurró agachando su cabeza —Me-me voy... — No tenia razones para seguir ahí.
Se dio media vuelta para comenzar a caminar, pero al dar el primer paso la voz del pecoso lo detuvo.
—Ki... Kirishima-kun... — Se mantuvo en silencio tras la puerta por un segundo —Ma-mañana no seré bla... Blando contigo... — Habiendo dicho eso, se adentró, cerrando la puerta a sus espaldas.
—Que tímido — Mencionó Inko, soltando una ligera y corta risa al tiempo que dirigía su mirada al de afilados dientes, a quien le brillaban ligeramente los ojos.
—¡De- de acuerdo! — Exclamó con su energética voz, dibujando una amplia sonrisa —¡Con permiso! — Hizo una reverencia a la mujer para luego dar media vuelta y salir corriendo hacia las escaleras.
En silencio y con una seria expresión Inko observaba al pelirrojo ya saliendo hacia la calle, se veía feliz y entusiasmado.
Pasados unos minutos decidió entrar al departamento, donde pudo ver a Midoriya sentado en el pasillo de la entrada con su rostro sonrojado hasta las orejas.
—Izu-chan... — Lo llamó, exaltándolo por completo.
—Lo... Lo siento... Minerva-san... — Mencionó sin despegar su cabeza de sus rodillas —Yo solo... —
—Levanta la cabeza Izu-chan— Mencionó la mujer, siendo obedecida de inmediato, pudiendo ver mejor la confundida cara del menor —Parece que no sabes lo que acaba de pasar—
—No lo entiendo... — Comenzó a hablar, deteniéndose de vez en cuando, procesando cada acción que había hecho el pelirrojo.
Al observar una reacción tan extraña en el pecoso, se acerco para luego hincarse frente a él.
—Nunca lo haz sentido ¿verdad?— Preguntó con un dulce tono de voz, mientras acariciaba suavemente sus cabellos.
—¿Que cosa...? —
—Eso que presiona tu pecho — Con su otra mano apuntó al corazón de Midoriya —Eso que se siente doloroso — Le dedico una suave y amable sonrisa —Eso que se siente bien —
—¿Que es... Eso...? — Cuestionó completamente confundido.
La mujer guardó silencio, solo miraba al ansioso pecoso que se moría por que le dieran una respuesta.
—Te lo diré otro día — Mencionó estremeciendo al menor, quien sentía un ligero deja vu al escuchar aquello, pero con la diferencia, de que ahora no se sentía con los ánimos de pedir nuevamente una respuesta.
—Lo siento Minerva-san... — Volvió a colocar su cabeza entre sus rodillas —Te hice utilizar tu kosei en ese cuerpo... — Cambió el tema al ver que no responderían a su pregunta anterior.
—No tienes de que preocuparte Izu-chan... — Le respondió con una ligera sonrisa —Te esperó en la fortaleza — Dijo antes de que aquel cuerpo cayera inerte al piso.
—Si... — Al escuchar aquel ruido lentamente levantó su rostro para ver aquel desagradable cadáver —Eres una asquerosa marioneta... Inko... — Murmuró con una indiferente mirada.
Se levantó de su lugar para salir del departamento, y dirigirse a su verdadero hogar.
__________________________________________________
Hola, disculpen la demora y lo muy feo del capitulo >///////<
Sinceramente se me dificulta mucho escribir este tipo de cosas, pero aun así me gustan >//////<
Espero sea de su agrado >//////<
P.D.: si hay algo que no entiendan de este cap, no duden en preguntar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top