Peligrosa sensación
Lentamente y en silencio habían llegado al departamento del peliverde, donde con una triste y preocupada expresión los recibió la robusta mujer.
Al decir el motivo de sus decaídas miradas, tapó su boca con una de sus manos para luego, con una comprensiva sonrisa hacerlos pasar.
—Midoriya... — En su cuarto lo miraba de reojo, como le daba pequeños sorbos a su taza de té —Midoriya... —
No le respondía, se mantenía en silencio fingiendo su tristeza, pensando vagamente en el próximo movimiento que haría, contra quien y como.
Aquel ambiente "deprimente" se mantuvo hasta que el pelirrojo decidió acercarse a Midoriya para sentarse a su lado, chocando sus hombros y rodillas.
—¿Tan importante era Iida para ti...? — Preguntó, extrañando a su acompañante.
—¿De... De que hablas...? —
—Ya sabes... — Rascó una de sus mejillas —A ti... ¿Te gustaba Iida...? — Cuestionó de forma sería.
Midoriya calló por un segundo, no entendía muy bien a que iba dirigida esa pregunta.
—Iida-kun era... Un buen amigo... —
—¿Solo eso...? — Se apegó aun mas al peliverde.
—¿Ki... Kirishima-kun...? — Sus mejillas se vieron sonrojadas al sentir aquel cercano contacto, que lentamente se hacía mas íntimo.
—Lo siento... — Llegó a un punto en que hizo que Midoriya perdiera el balance y quedara acostado de espaldas al suelo, siendo él pelirrojo quien estaba sobre éste, viéndolo con un ligero rubor en su cara —Se... Se que no debería... Pero... — Su ceño se vio levemente fruncido.
El silencio reinó por un par de segundos, en los cuales el pecoso no entendía lo que Kirishima le quería decir, pero si sabía lo que le quería hacer, y aunque su cerebro le dijera que debía negarse, apartarlo, una parte de su cuerpo quería volver a experimentar aquella rara sensación agradable.
—Ki- Kirishima-kun... — Le dirigió una mirada sumisa, al tiempo que una de sus manos se aferraba a la base de su camisa.
De inmediato el pelirrojo lo entendió, Midoriya, quien la ultima vez que quiso hacer algo, se lo había negado, le estaba permitiendo continuar.
—Midoriya... — Lentamente fue acercando su cara hasta que pudo sentir la cálida respiración del otro golpear sus labios, para luego juntar sus bocas por solo un segundo.
Se quedaron mirando fijamente el uno al otro, rozando sus labios, juntándolos una que otra vez por solo un instante, volviendo a quedar cada uno embobado por los ojos del otro, hasta que la necesidad de sentirse por mas tiempo, invadió al de afilados dientes.
Con suavidad movió una de sus manos hasta la mejilla del pecoso, quien se recargaba en aquel suave y cálido tacto, para luego sentir como su cavidad bucal era nuevamente invadida por el contrario.
Primero solo fue un largo y ligero toque, pero quería mas, quería invadirlo por completo, poseer con todo esa pequeña y temblorosa boca.
Sin aviso fue introduciendo su lengua, exaltando al peliverde, quien pudo sentir como aquel pedazo de carne se movía por el interior de su boca, buscando poder juntarla, jugar con la suya propia, adueñarse de ella... Y no tardó mucho en lograrlo.
A los pocos segundos sentía como era arrastrado al ritmo de su compañero, siendo consumido, aprisionado por aquel profundo beso que le estaba arrebatando sus fuerzas, lo estaba dejando sin aliento, sin la capacidad para pensar.
—Mhm... — Un extraño y ligero sonido salio de su boca —Nhm... — Seguido de otro mas, y otro y otro, hasta que la habitación rápidamente se fue llenando de aquel lujurioso ruido.
Cuando al fin se separaron, sus agitadas respiraciones llenaron la habitación, se miraban el uno al otro, Midoriya con sus mejillas sonrojadas al máximo, con pequeñas gotas saladas en las orillas de sus ojos, dándole al pelirrojo una vista que lo estremeció por completo.
—Rayos... — Murmuró mientras apoyaba su cabeza en el hombro del pecoso —Debería estar... Lamentando me por la muerte de Iida... — Pasó su mano por los cabellos ajenos —Pero... cuando solo estamos tu y yo... Siento que todo lo demás... Es insignificante... Y solo quiero poseerte... —
No supo porqué, pero esas palabras llenaron de una cálida sensación todo su cuerpo, acelerando aun mas su ritmo cardíaco, sentía como su corazón golpeaba con fuerza su pecho, como si quisiera escapar de él.
—Ki... Kirishima-kun... — Con sus dos manos se aferró a las puntas base de la camisa ajena —¿Pu... Puedes hacerlo... O- Otra vez...? — Quería sentir nuevamente aquella calidez, quería continuar con aquel jugueteo entre ambos.
De inmediato su petición fue respondida, sus labios comenzaban otra vez con aquel vaivén húmedo y pasional, en donde sus lenguas jugaban entre si, sintiéndose cada una dueña de la otra.
No obstante, esta vez no era suficiente para el de afilados dientes, sintió la necesidad de ir mas allá de los limites establecidos.
Dejó de acariciar el cabello de su acompañante, para dirigir su mano por debajo de la camisa de Midoriya, quien al sentir aquel contacto, se exaltó de gran manera.
Suave y lentamente su abdomen era acariciado, propinando le un ligero cosquilleo que lo estremecía ligeramente de vez en cuando.
—Midoriya... — Se separó para susurrar su nombre y dedicarle una mirada suplicante, no quería ser detenido y no lo permitiría.
Sin demora dirigió sus labios al cuello del otro, succionándolo y lamiéndolo, de vez en cuando dándole ligeros mordiscos que hacían que su compañero se retorciera un poco.
—Ki... Kirishima-kun... — Su voz se cortaba ante aquella nueva acción que le obligaba a soltar lujuriosos y profundos sonidos.
Una a una, producía marcas de propiedad en todo el cuello y hombro del pecoso, daría a entender que, aunque Midoriya no lo supiera, que ya tenía dueño.
Dejó de masajear su abdomen para dirigirse a su pecho, pero algo se lo estaba dificultando, la camisa.
Al instante la considero un estorbo y sin aviso comenzó a desabrocharla, sin tener la necesidad de apartar su rostro del cuello ajeno.
Cuando ya se liberó de esa prenda inútil se separó por unos segundos para admirar aquella excitante escena.
Los ojos cristalizados de Midoriya lo miraban sumiso, de sus labios se escapaba una ligera linea de saliva que surcaba su barbilla, el húmedo liquido que recorría su cuello y su abdomen y pecho descubierto y ligeramente agitado.
Era una vista privilegiada, indecente y cautivadora, podría perderse por horas e incluso días en aquella imagen tan tentadora.
—Es... Vergonzoso que me veas... Por tanto tiempo... — Mencionó desviando su rostro de la mirada ajena.
—Lo... Lo siento... — Volvió a juntar su cabeza con el cuello del peliverde —Midoriya... — Susurró en su oído —¿Me dejas hacerlo...? — Lentamente colocó una de sus manos en la dura entrepierna ajena —Sexo... —
—¿Eh...? —
______________________________________________________
Hola, disculpen la demora, lo feo y la ida de olla.
Esperó les haya gustado y lo disfruten. Lo siento si no me sale muy bien esta parte, se me dificulta mucho esto >///////<
Gracias por sus votos y/o comentarios, en verdad me gustan mucho, muchas gracias a todos >/////////<
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top