Los sentimientos de un monstruo


Advertencia: Intento de yaoi Hard, tomad precaución 😅

En la oscuridad de la habitación, sentado en el suelo y apoyado en el respaldo de la cama, esperaba impaciente a que quien aun dormía plácidamente abriera sus ojos.

Quería hablar con él, pedirle explicaciones, respuestas a dolorosas preguntas que, aun a pesar de haberlo aceptado, le causaban temor de escuchar.

Rascaba con algo de molestia su adolorida mejilla que era cubierta por un parche, el daño aun persistía a pesar de haber recibido aquel puñetazo por parte de Marco hace horas, y bien merecido que se lo tenía, ya que había tenido la osadía de golpear a Ritsu en su presencia, y estando el avellana debilitado por un dolor de cabeza.

Nunca pensó que aquel agradable sujeto que hace un par de semanas le había ayudado tan amablemente en su entrenamiento, se podría volver tan aterrador por solo darle su merecido a Ritsu por haberlo engañado.

Aun seguía enojado por eso, que se atrevieran a culpar a su mas preciada posesión de algo que no cometió le hervía la sangre.

"¿Posesión...?" Se dio una cachetada por pensar en aquella palabra, Midoriya no era un objeto como para catalogarlo de esa forma, y ahora no estaba seguro siquiera si el pecoso era "suyo" aunque él ya fuera de la propiedad de Izuku, no estaba seguro de lo que quien ahora se revolvía suavemente entre las mantas pensara de su relación.

Un pequeño gruñido salió de la boca del peliverde antes de que comenzará a abrir sus ojos lentamente, pudiendo observar una profunda oscuridad ya conocida.

Se demoró un par de segundos en procesar y darse cuenta del lugar en el que se encontraba, para después dirigir su brazo hasta el que se encontraba vendado y completamente sano.

"Neechan lo habrá sanado..." Pensó sin expresión alguna, para después, un poco asustado sentir la presencia de alguien mas a su lado —¿Ritsu...? — Preguntó sin recibir una respuesta inmediata.

Un prolongado y extrañamente incomodo silencio se hizo presente, antes de que la voz del pelirrojo se hiciera escuchar.

¿Por qué no me lo dijiste...? — Soltó de la nada, exaltando en gran medida a su acompañante.

E... Eijirō-kun... — De inmediato sintió un sudor frío recorrer todo su cuerpo, y un sentimiento de asombro mezclado con temor se plantó en su cuerpo —¿Q-Qué haces a... Aquí...? — Su voz comenzó a temblar casi al instante.

No hubo respuesta, Kirishima no quería responder, no hasta que Midoriya le respondiera a su pregunta primero.

Con sus manos algo temblorosas se aferró a las sabanas que cubrían su pecho, no sabía que decirle, parecía que de alguna forma se había enterado de todo... Y ahora estaba enojado...

No... No podía hacerlo... — Murmuró, apretando ligeramente sus dientes —Si... Si te decía algo... — Quería omitir la parte que especificaba una muerte segura si se atrevía a decir algo de la fortaleza a quienes no pertenecían a ella.

¿No confías en mi...? — Cuestionó, estremeciendo al menor.

Si confió en ti... Mas que nadie... — Empezaba a hacerse una idea de como terminaría todo, y sinceramente, le estaba asustando el hecho de perder por completo a Kirishima.

Nuevamente hubo silencio entre ambos, un silencio que se alargo por varios minutos, minutos que helaban la piel y sangre de Izuku.

Cuando Iida murió... — Lentamente colocó su cabeza entre sus rodillas —Mientras yo sufría por creer que te dolía su muerte... En realidad te estabas burlando de mi... Y de lo fácil que fue para ti engañarme...

E... Eso no es verdad Eijirō-kun... Y-yo...

En verdad... — Le interrumpió —Me dolió ver como te importaba Iida... Pero solo te estabas riendo de mi... ocultando una desquiciada sonrisa tras mi pecho... — Se podía escuchar como apretaba sus dientes e intentaba ahogar un grito de frustración.

E... Eijirō-kun...

¿Siquiera algo de lo que me haz dicho es verdad...? — No era algo que hubiese planeado decir, tal vez sus sentimientos se estaban apoderando de su cuerpo en ese momento, sentimientos llenos de dolor e impotencia.

Sin querer, un par de lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Midoriya, por alguna razón esa pregunta llena de desconfianza le dolió más que nada y no sabía, no entendía por que le afectaba tanto.

Era aterrador... Lo que solo unas simples palabras provenientes de Kirishima le podían hacer... Fueron pocas, pero parecían tener un peso enorme en su podrido corazón...

Y tras un par de minutos en donde solo se escuchaba un pequeño sollozo, unas palabras, llenas de sinceridad salieron de su boca —Me... Me gustas... — Susurró, provocando que los ocultos ojos del pelirrojo se abrieran a mas no poder —Nu... Nunca te mentí sobre eso...

De inmediato levantó su cabeza de sus rodillas para dirigir su mirada a donde el peliverde mordía con algo de fuerza su labio inferior, mientras las gotas saladas surcaban sus mejillas.

"Cruel" esa palabra se repitió una y otra vez en su mente, tal vez había ido demasiado lejos en su búsqueda por explicaciones cuando la respuesta siempre estuvo ahí... Izuku nunca se atrevería a mentirle sobre sus sentimientos, eso se lo había dejado en claro NurHell... Entonces ¿Por qué estaba dudando...? Tal vez quería escuchar una palabra mas profunda...

Sin aviso se levantó de su lugar y se abalanzó en contra del pecoso para rodear con fuerza su cuello en un abrazo.

E... Eijirō... Kun... — Aquél acto lo tomó por sorpresa, y mas aun las palabras que le siguieron.

Di que me amas... — Musitó en su oído.

¿Eh...? — Abrió sus ojos de par en par.

Por favor dilo... — Lentamente se apartó del cuello de Midoriya para poder verlo directamente a los ojos —Dilo y nunca mas desconfiare de ti... — Una expresión de suplica se plasmó en su rostro, a la par que pequeñas gotas de agua se escapaban por la comisura de sus ojos —Olvidaré todo lo que haz hecho... Todo lo que haz mentido... Y aceptaré todo de ti... — Mordió con fuerza su labio inferior —Por favor dilo Izuku... — Pidió.

Solo una cosa le importaba, además de que ya era lo único que le quedaba... Y eso era el amor de Midoriya... Si podía tenerlo, todo lo demás no era mas que un mero accesorio... Algo sin valor.

Unas cálidas manos se posaron en sus mejillas, una hermosa sonrisa apareció frente a sus ojos y una pequeña frase, llena de un sentimiento puro e inocente salió de su boca.

Te amo... Eijirō-kun...

En aquel momento fue como si el tiempo se hubiese detenido, su dulce voz se repetía una y otra vez en su cabeza y su bello rostro, a pesar de la oscuridad, se vio tan claro y deslumbrante como nunca antes.

Sin aviso dejó caer su cabeza en el hombro del pecoso, movió sus manos para rodear su pecho y sujetarse a su espalda, para después dejar salir sus lágrimas con fuerza al igual que sus gritos.

¡Ta... También te amo Izuku! — Le repitió una y otra vez hasta el cansancio, hasta que las lágrimas se secaron y solo quedó una ligera sonrisa en el rostro de ambos.

(...)

Tapados por las sabanas jugueteaban lentamente con sus bocas, entrelazando sus lenguas, traspasando sus dulces fluidos, acariciando el cuerpo del otro con toques delicados y adictivos.

Con suavidad rozaban sus penes ya erectos, llenando la habitación ahora iluminada, con sus lujuriosos y embriagadores gemidos.

E... Eijirō-kun... — Con sus mejillas sonrojadas a su máximo punto, sus ojos cristalizados y con pequeñas gotas saliendo de la comisura de estos, observaba a su amante con una mirada suplicante y llena de deseo

Izuku... — Por cada caricia, cada beso y cada mirada sus ansias por querer poseer su cuerpo se hacían cada vez mas grandes, mas incontrolables.

Con delicadeza lamía su cuello y proporcionaba pequeñas mordidas para dejar su marca, una que le hiciera sentir que el pecoso era suyo y de nadie más, que ahora lo tenía solo para él, que sus sentimientos eran mutuos.

Se dedicaban únicamente a sentir sus cuerpos pegados, con el sudor recorriendo su piel agitada y caliente, pero ambos sabían que aquello no sería suficiente para ninguno, aquel sentimiento opresor no se calmaría hasta que sus cuerpos se fundieran en una conexión indecente.

Teniendo cuidado de dañarlo Kirishima movió sus dedos húmedos por la saliva hasta la entrada del pecoso, quien como aun pensaba, se retorció con miedo al sentir como intentaban profanar su interior.

Lo sabía... Aun no puedes... — Murmuró con su ceño ligeramente fruncido, al tiempo que comenzaba a retirar sus dedos de dicha zona, pero antes de poder intentarlo Midoriya lo detuvo.

Co... Continua... — Pidió, sorprendiendo al de afilados dientes.

¿Eh...? Pero... — Trató de objetar, pero fue interrumpido.

So... Solo hazlo... Estaré bien... — Aclaró dedicándole una suave sonrisa.

Sabes que a mi... No me importa quien reciba... — Aclaró el pelirrojo, mostrándose claramente preocupado.

Lo se... Pero esta vez... Quiero sentirte dentro... — Aún con temor en sus ojos se podía ver una pequeña determinación en ellos.

Si te duele mucho... Me detendré de inmediato... — Mencionó, y al ver como Midoriya asentía con su cabeza prosiguió a tocar ese apetitoso lugar.

Con un fino toque empezó primero a rozar sus glúteos, acariciarlos y apretarlos con suavidad para luego posar uno de sus dedos en la orilla de su entrada, palparla un par de veces, sintiendo como esta se contraía cada vez que lo hacía.

Estás temblando... — Susurró el pelirrojo al tiempo que bajaba su cabeza hasta el trasero de su amante.

¿¡E-Eijirō-kun!? — Se exaltó al ver como su ano era olfateado un par de veces, para después en un sorpresivo acto comenzar a ser lamido —¡Ah...! — Un gemido salió de su boca al instante, pudiendo sentir como la lengua del pelirrojo surcaba su agujero, humedeciendo el contorno mientras sus piernas eran lentamente levantadas para darle una mejor vista y postura al otro.

Con uno de sus brazos rodeo la cadera del pecoso, a la par que con la mano del otro empezaba a juguetear con su trasero, tocando aquel lugar ya empapado en saliva y acto seguido introducía dos de sus dedos.

¡Ngh! — Al sentir como era profanado mordió su labio inferior con algo de fuerza, la sensación de tener algo dentro de él, que lo embestía suavemente, expandiendo aquella carnosa entrada, era algo completamente extraño, una mezcla de temor ante el ligero dolor, y deseos de que su novio no se detuviera.

Por varios minutos los dedos de Kirishima se revolvían en el interior de Midoriya, deleitándose con sus cálidas y suaves paredes que le apretaban cada vez que los introducía con algo de fuerza.

"Q... Quiero meterlo..." Pensó impaciente y, ya sin poder aguantar sus ganas, levantó aun mas las piernas de Izuku hasta dejarlas verticalmente, para después acercarse a los labios del pecoso y besarlos ligeramente —Aquí voy... — Le murmuró con una mirada preocupada.

Suavemente tomó su miembro y lo acercó al ano tembloroso y ligeramente ansioso del peliverde y, con delicadeza empezó a introducirlo.

¡A... Ah...! — Se sujetó con fuerza a la espalda del pelirrojo al sentir como sus paredes eran expandidas por aquel enorme trozo de carne, que iba haciéndose camino en su interior hasta estar completamente introducido.

¿Es... Estás bien...? — Preguntó con su respiración acelerada, nunca imagino que meter su pene dentro de su amante fuese a sentirse tan bien, siendo este aprisionado por las murallas carnosas de Izuku "E... Está muy estrecho..." Se dijo así mismo, dirigiendo su mirada al rostro del pecoso, quien parecía estar evitando gritar —¿Izuku...? ¿Quieres que lo saqué...? — Se sintió algo deprimido ante aquella idea, pero lo primordial era que su amado se sintiera bien.

E... Estoy bi... Bien... — Respondió con algo de dificultad —So... Solo dame un segu... Ndo... — Pidió, tratando de normalizar su entrecortada respiración, queriendo alejar ese tenue miedo que aun persistía desde el día en que fue violado por Bakugou.

Pasaron largos segundos, en donde solo se podía escuchar las respiraciones de ambos, hasta que de un momento a otro él pecoso rodeó el cuello de Kirishima en un abrazo, exaltándolo.

¿Izu...

Ya... Ya puedes... Moverte... — Declaró y al instante empezó a sentir como el miembro de Kirishima comenzaba a ser retirado lentamente, para luego ser nuevamente introducido con suavidad —¡Ngh...! — Con fuerza mordió sus labios mientras sentía ese vaivén que a cada segundo lo hacía retorcerse al compás de las estocadas.

Los movimientos eran calmados y pausados, Kirishima no quería hacer algo brusco que lastimara al otro, podía sentir como las uñas de las manos de Izuku se clavaban en su espalda.

Si no estuviese en ese momento embriagado por ese abrumador placer que le proporcionaba el por fin poseer en cuerpo y alma al peliverde, ya se habría detenido, pero el roce, la fricción que sus cuerpos se producían el uno al otro no lo dejaban pensar con claridad.

Sin darse cuenta iba aumentado la velocidad y fuerza de sus embestidas, sus sentidos se nublaron ante los eróticos sonidos que salían de la boca de Izuku y el continuó chapoteo que se generaba cuando golpeaba con sus caderas los glúteos del menor.

¡E-Eiji... ¡Agh...! — Trataba de hablar, pero sus involuntarios gemidos llenos de placer se lo estaban impidiendo —¡Ya... Ya no... puedo...! — Sin que sus palabras fuesen escuchadas expulsó su blanca esencia en su abdomen.

¡Ngh...! ¡Izuku... Estas apretando de... Demasiado...! — Exclamó Kirishima cerrando con fuerza sus ojos, para después soltar aquel espeso y caliente liquido en el interior de su amante.

Después de un fuerte gemido el pelirrojo se dejó caer sobre el pecho de quien amaba, y quien ahora estaba sudando a mares con su respiración igual de acelerada que la suya.

Izuku... — Dirigió su entrecerrados ojos al rostro ajeno —Lo siento... Me dejé llevar... — Se disculpó al ver las pequeñas lágrimas que salían desde la comisura que unía sus párpados.

No respondió hasta después de unos segundos, en los cuales procesaba todo ese cumulo de emociones que golpeaban su pecho.

Si tuviese que ser sincero había sido algo doloroso, pero aquello no se comparaba ni por asomó al inmenso placer que había invadido su cuerpo, y ese reconfortante sentimiento que explotaba en su corazón en esos instantes, estaban nublando por completo su juicio.

E... Eijirō-kun... — Con su voz quebrada le llamó —Gra... Gracias... — Musitó con una hermosa sonrisa en su rostro, que estremeció por completo al contrario.

Te amo Izuku... — Dijo acercando sus labios para juntarlos con los del peliverde en un beso pacional, lujurioso y algo brusco, pero ciertamente hermoso.

(...)

Abrazados el uno al otro descansaban de su reciente acto de amor, sin pronunciar palabras, solo sintiendo la cercanía del otro, hasta que Kirishima rompió tan agradable silencio.

Izuku...

¿Si...?

Huye conmigo... — Pidió.

¿Eh...? — Abrió sus ojos atónitos.

Tu venganza ya esta completa... All Might esta muerto... Y a Bakugou le espera una eternidad de sufrimiento... — Con cuidado comenzó a acariciar los cabellos del pecoso —Huyamos... Y vivamos tranquilamente lejos de aquí...

Pe... Pero...

Tu familia se encargara del resto de héroes... Ya no es necesario que sigas manchando tus manos...

E... Eijirō-kun... Yo no...

Quiero que vivamos solo nosotros dos... Sin nadie que este entremedio... Ni NurHell o él idiota de Ritsu... Solo quiero que seas mío y de nadie mas... — Murmuró en su oído, estremeciendolo.

Por varios minutos se quedó en silencio, no entendía porque de la nada Eijirō le pedía algo así, que aparte de irracional era imposible, debido a las leyes que tenía la fortaleza... Pero mientras más lo pensaba, más imaginaba una vida con Eijirō lejos del mundo que tanto odia... Menos descabellada sonaba la idea...

Pero aun así no podía desaparecer así por así, ni menos dejar a Ritsu de un día para otro o a Marco o NurHell... Tal vez... Tenía que ir haciendo las cosas lentamente, o esperar a que dicho evento especial ocurra.

En un par de semanas... Se llevará a cabo el examen de licencia provisional de héroes... — Comenzó a decir —Después de que forme parte de eso... Me iré contigo... — Movió sus brazos hasta aferrarse a la espalda del pelirrojo —Hasta entonces... Se paciente... ¿Si...?

No salió como esperaba, pero era mejor a que le hubiesen dicho un rotundo no, así que creyendo en las palabras de Midoriya, le respondió —De acuerdo... Pero no te esperaré... — Al decir aquello pudo sentir como el pecoso se estremecía con fuerza —Porque... Estaré peleando a tu lado... No dejaré que manches tus manos sólo... — Declaró, plantando un tierno beso en la frente de quien ahora estaba totalmente sonrojado hasta las orejas.

(...)

Tras la puerta entreabierta se encontraba la pelirroja con una pequeña cámara en su mano... Y, muy lejos de estarse deleitando por aquella tierna escena... En su rostro estaba plasmado el enojo...

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Hola, disculpen la demora, lo feo del cap, la ida de olla y lo feo del intento de lemmon, sinceramente no se me da para nada bien >//////<

Espero sea de su agrado >/////<

Gracias por su comentarios y/o votos, en verdad los quiero mucho >///////<

Y muchas gracias por apoyar mi idea del spin-off, en verdad me hizo muy feliz que les gustara la idea >//////<

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