CAPÍTULO 58
—¡¿Enamorada?! ¡¿A estas alturas?! ¡Hazme el favor!
Liz se masajeó la cien.
—Anne, ya cállate.
—Dejé que me azotaran hace unos días, Karla pierde la conciencia durante horas. Te has encontrado con un contacto de Helga, ¿y decides enamorarte? ¿Alguna vez piensas en lo que haces? ¡No tenemos tiempo para preocuparnos de esto también!
—Tienes muchísima razón —intenté razonar—. ¿Podemos olvidar el tema y seguir con el asunto de Helena?
—Bien te gustaría, pero todas sabemos que no podemos avanzar si sigues con esa mentalidad tan estúpida —gruñó—. Por todo los... ¡es por esto que usamos la palabra "amantes" como insulto!
—¿Quieres calmarte? Karla no tiene las fuerzas para soportar tus gritos ni yo para aguantar tus arrebatos de ira —le exigió Liz.
Apenada, Anne echó un vistazo a Karla.
Lo primero que Karla hizo fue reprendernos a Anne y a mí por el escándalo, pues era de vital importancia que Lucian no se enterase. Aguantamos su regaño en silencio, aunque eso no evitaba que intercambiáramos miradas de furia.
Entre todas le sugerimos a Karla volver al reposo, pero se rehusó a que nos reuniéramos en otro sitio que no fuera su alcoba. En esta ya no había rastros de humo, sino que predominaba un fuerte olor a alcohol, desinfectante y humedad. Ella estaba posada boca abajo en la cama, con la mirada perdida y una toalla húmeda que le cubría las recientes cicatrices de su espalda.
Sin embargo, las partes desfiguradas de su rostro sí estaban al descubierto. Mis ojos se detenían en ella, aunque no tardaba en apartarlos al percatarme que solo me enfocaba en ese enorme hematoma y en sus labios partidos.
—Esto es un desastre —escuché murmurar a Liz.
Gemí, reposando mi cabeza contra la pared.
—Por esto, fue por esto mismo que no quise contarles nada. Lo están exagerando todo.
Anne contratacó.
—¿Exagerando? No lo dirías así si tú hubieras estado ese día cuando Sofía cometió la misma estupidez. ¿Y dónde está ella ahora?
—Yo no soy Sofía. Y nunca la conocí.
—No esperaremos a que pierdas la poca cordura que te queda para comprobarlo.
Era absurdo, ¡necesitábamos volver a lo importante!
—Yo concuerdo con Sam —soltó Lia, sorprendiéndome por su apoyo antes de que pudiera contestar—. Que crea estar enamorada no debe afectar nuestros planes, con Wen ni siquiera hemos tenido más dificultades de las que tenemos ahora, tomando en cuenta que ella lo está de Lucian, ¿no debe decirnos eso algo?
—Wen no está enamorada —le contrarió Karla en tono débil—. Tiene un problema que no quiere ni pretende resolver. Su condición me ha permitido llegar a utilizarla a nuestro favor, y, aun así, como dices, Lucian consigue colocarla en nuestra contra la mayoría de las veces. Por otra parte, saben cómo reacciona él con este tema. Somos sus muñecas, su propiedad. Cualquier cosa que nos distraiga de eso es amenaza suficiente para ponerlo sobre aviso. ¿Alguien que no sea él nos despierta sentimientos tan fuertes como el amor? Es un riesgo para su reputación, su negocio. Su casa. Suficiente tenemos de que se divierta con nuestro miedo, no digamos ya con algo tan... incomprensible. Hemos tenido suerte de que seamos nosotras y no él quien lo haya descubierto. Aún.
De pronto, me pareció escuchar algo cerca de la puerta, y vi que Anne caminaba dando círculos con los brazos cruzados pateando basurillas con los pies.
Restándole importancia, repasé las palabras de Karla detenidamente.
—¿Y si les dijera que no estoy enamorada?
Anne bufó.
—Sí, claro. Y todas esas señales que vi en ti las imaginé.
—No dudo que bajo otro contexto, y si dejara transcurrir más el tiempo, pudiera llegar a sentir algo tan fuerte, pero pienso que de alguna manera, ustedes están equivocadas.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Lia.
—Yo... supongo que solo lo sé.
—Dime su nombre —pidió Karla.
—¿Qué?
—Dime su nombre, sin que sientas que te lata el corazón.
—Su nombre es Derek Hard.
Cada uno de esos pares de ojos me analizó completa. No tenía idea de cómo sabrían si mentía o no, a decir verdad, seguía sin comprender cómo es que Anne había llegado a esa conclusión con solo haberme examinado la cara.
—Esa —dijo Anne con profundo asco—, esa es la cara a la que me refiero.
—No tengo ninguna cara.
—Estamos jodidas. ¿Y justo ahora? ¿No pudiste esperarte hasta que saliéramos de aquí?
—De todas formas esto no se planea —Karla formó una mueca, en un esfuerzo por levantarse, sin conseguirlo—. Y está fuera de nuestro control.
—Oh claro que no —Anne comenzó a dirigirse a la puerta—. Iré a pedir una sesión con ese cliente. Le mostraré a Samanta que no es el príncipe azul que cree que es y verá cómo él no duda en meterme su...
—El detalle aquí es, que el tal señor Hard no es un cliente de Lucian —Karla respiró hondo—. Es alguien de afuera, alguien que desconoce este sitio y lo que hacemos —sus iris azules me taladraron—. ¿Me equivoco?
Eso las sorprendió a todas, y mayor fue su sorpresa cuando escucharon mi respuesta.
—No.
—Genial, lo que faltaba —resolló Anne.
—Y sospecho que es el mismo hombre que Lucian te encargó seducir.
Agaché la vista al suelo.
—Espera, ¿Lucian te mandó a seducirlo? —Liz hundió el entrecejo—. ¿Con qué motivo?
—Quiere que atraiga a una nueva chica —le contestó Karla, provocando que todas, excluyéndola, se quedaran heladas.
—¿Qué? ¿Es en serio? —al no contrariarla, la rabia de Anne incrementó—. Serás idiota, ¡¿no te parece que ya es bastante malo enamorarte de alguien que ignora quién eres?!
—¡Que yo no estoy enamorada!
—¡Entonces solo te encaprichaste para ofrecerle una buena mamada!
—¡Basta! —Liz se puso de pie, poniéndose cara a cara con Anne—. Te lo advierto una última vez, vuelve a alzar la voz y no dudaré en sacarte de aquí a golpes.
—¡¿Por qué siempre sales en su defensa?!
—Samanta me importa un comino, ¡es Karla quien no debería soportar tus...! —Liz se llevó las manos a la frente—. Anne, por favor, controla tu ánimo o mejor sal a calmarte, ¿quieres? Por el bien de todas.
Ella apretó la mandíbula, luego me lanzó una mirada iracunda mientras se sentaba y cruzaba de brazos.
—Una nueva chica —murmuró Tiana—. No hace mucho que supimos la muerte de Emily ¿y tan rápido quiere una nueva chica?
—¿Lo ven? Es por eso que no quise darle importancia a esto. Lia tiene razón, fijarme en un sujeto no significa nada. Lo que más me interesa es lograr que Helena nos saque de aquí y evitar que Lucian consiga lo que quiere.
Anne rio con sequedad.
—Lo siento Sam, no te creo.
—Lo dices porque te empecinas en creer que estoy enamorada
—Y tú en negarte que lo estás.
—Suficiente —Liz se sentó entre las dos, dedicándonos gestos de gran severidad—. Este tema tiene que parar.
—Concuerdo contigo —acepté—. ¿Qué les parece si abordamos la cuestión de las pistas de Halery de una vez?
—Me refiero a que debemos concluir con esto de la única manera que podemos hacer ahora —respiró hondo, mientras que Anne y yo la miramos expectantes—. Está bien, hagamos una cosa. Anne, sé por qué esto te molesta tanto, más allá de lo que sucedió con Sofía —esto hizo que Anne enrojeciera, pero antes de que pudiera replicar, Liz continuó—. Admito que tampoco quiero que vuelva a ocurrir, mucho menos que Lucian lo descubra, pero Sam parece muy segura de lo que siente y de lo que dice. ¿Qué tal si solo le haces una pregunta? Una sola pregunta en la que ella tenga oportunidad de explicarse como para dejarte a ti tranquila, ¿te parece? Con eso, tomemos el asunto por arreglado y pasemos a lo que la mayoría nos interesa.
No se la veía contenta, pero viendo que no tenía más opción, Anne asintió apretando la boca.
—Bien —Liz volcó su concentración en mí—. Ahora tú, vas a decirnos la verdad. Entiendo que hayas mantenido esto en secreto para evitar todo este melodrama, pero también eres consciente del por qué nos pone tan alertas, así que te agradeceré que respondas con total honestidad. ¿Tenemos tu palabra? —asentí—. Entonces, Anne, lanza tu pregunta.
La aludida se dio su tiempo para formularla, sin dejar de escudriñarme. Las demás esperaron igual que ella. Yo estaba tan segura de que sea la pregunta que fuera, no tendría miedo de responderla.
—Alguna vez, ¿pensaste en dejarnos para irte con él? Mejor aún, ¿has salido con él?
Debí haber dicho no.
Debí, haber dicho que no.
Sin embargo, pensé en el día del lago, y sobre todo, en mi dilema con Dafne.
Así que vacilé.
—Pero qué tontería —oí replicar a Liz—. Sam tiene prohibido salirse de su perímetro, no tiene lógica lo que preguntas.
—Ella no me ha respondido.
Aguardaron, y cuando vieron que demoraba en contestar, fue respuesta suficiente para que todas llegaran a la misma conclusión.
—Bueno, ahí lo tienen —dijo Anne.
—No es por la razón que crees —ella formó una mueca de ira, por lo que busqué el apoyo de Liz—. Liz...
Pero esta no parecía saber ni qué decir. Anne, no obstante, no había acabado.
—Fabuloso. ¿Saben qué nos dice eso? Que Lucian nos lleva la ventaja, ¡el maldito hijo de...!
—Quieren usarme como evidencia —eso las tomó desprevenidas, y aprovechando que había recuperado su atención, me apresuré a explicar—. El contacto de Helena dijo que su principal plan es usarme para conseguir que las autoridades se decidan por arrestar a Lucian. Con mis cicatrices, llevándoles mis reportes y detallando mi caso, podría ser una evidencia para sospechar de lo que hace. Eso es lo que me dijo.
Indagué sus expresiones, y supe que el peso de esa revelación las dejaba sin palabras tanto como me había dejado a mí.
—Tiene... sentido —concluyó Liz.
—Y seguro les dijiste que deseabas pensártelo —confirió Anne.
—No. Yo me negué.
Ahogaron una exclamación. Tiana no dio muestras de poder creérselo.
—¿Te negaste? ¿Por qué?
—Por la misma razón que he seguido aquí. La razón por la que regreso cada día a pesar de que se me presenta una oportunidad para escapar. No me quiero ir sin ustedes. No las quiero afectar.
—¿Y qué hay de ese hombre? —interrogó Lia—. ¿No deseas irte con él?
—Ya se los dije, yo no lo amo —Anne bufó—. Él me gusta, me gusta mucho. Puede... no lo sé, ni siquiera yo lo entiendo, pero de lo que sí estoy segura es que no pienso irme de aquí si no es con ustedes. Se lo dije a esa mujer y se los digo ahora, no me iré sin estar segura de que vienen conmigo —pero ella seguía negando con la cabeza, rechinando los dientes—. Anne, créeme, sé lo que digo.
—No te creo.
—¿Qué puedo hacer para que me creas?
—Nada, ¿y sabes por qué? ¡Porque yo te vi! ¡Te escuché suspirar! —se puso de pie, con Liz detrás para obligarla a recuperar su lugar—. ¡Y sobre todo, porque ya traicionaste a una de nosotras antes! ¡Exactamente lo que hizo Sofía cuando...! —se percató de que había hablado demasiado, pues abrió los ojos desmesuradamente y se cubrió la boca con la mano.
Le precedió un extenso y agobiante minuto de silencio.
—¿Qué has dicho? —preguntó por fin Liz con hilo de voz.
—Nada.
—No —la hizo girar para que quedaran frente a frente—. ¿Cómo que "traicionaste"? ¿A qué te refieres con eso?
El arrepentimiento cruzó por las facciones de Anne. Liz enfocó la mirada, para después volver a clavarla en mí. Sabía que era demasiado lista y que no tardaría en atar los cabos.
—Tu trato.
—Eso fue antes —externé agobiada—. En ese momento yo no pensaba lo que pienso ahora. No me importaba nada que no fuera salir.
Mi confesión la hirió mucho más, y tanto Lia como Tiana, compartieron la misma expresión atónita.
—Eso ya está en el pasado —murmuró Karla sacándonos del trance—. Es hora de que abordemos el verdadero problema, el cual es escapar de Lucian antes de que destape todo este lío. Anne —ella soltó un respingo—. Muéstrales lo que encontraste.
Tardó en hacerle caso, y poco después aunque con paso inseguro, se aproximó a uno de los muebles para sacar un par de hojas.
A pesar de que todavía nos rodeaba la conmoción, Lia aprovechó para abordarme.
—¿Le mostraste mi retrato?
Demoré en recordar a qué se refería.
—Sí.
—¿Y qué te dijo? ¿Servirá?
Guardé una pausa, mientras que ella se veía tan ansiosa.
—Me dijo que era información bastante vaga, aunque harán lo que se pueda —su expresión decayó—. Pero le conté que estábamos en busca de pistas para encontrar a Halery.
—Si es que la encontramos —gruñó Liz. Ella ya no me miraba.
—Más vale que sí —dijo Anne, compartiéndonos una serie de hojas—. Cuando entré a la oficina de Wen, hallé un poco de la información que habíamos pensado. No conseguí lo que hubiera querido, pero puede que nos sirva.
Nos enseñó un pequeño plano torpemente dibujado.
—Así no es la casa —le corrigió Lia.
—La dibujé tal y como la recordaba.
—Y tienes un pésimo pulso con las líneas.
—El caso es, que he conseguido darnos una idea de lo sitios donde están ubicadas las cámaras y los micrófonos. Lucian se aprovecha del más mínimo detalle y por lo que pude ver, la mayor parte las tiene ubicadas en las habitaciones de la zona exclusiva. El por qué no es difícil de adivinar.
Todas externamos una mueca. Ya era incómodo que trabajáramos sí o sí cada noche como para que también nos grabara en el acto sin que lo supiéramos.
—Esta zona —continuó Anne, señalando un espacio en el plano—, se supone que es su habitación.
—La tienes mal ubicada —dijo Lia.
—¡Yo no sé dibujar, ¿sí?! ¡No sé por qué estás...! —respiró hondo—. Lo siento. Les decía, pueden ver que su alcoba está en blanco, pero el pasillo de las estatuas está repleta de puntos rojos. Estos señalan las cámaras y micrófonos. En cuanto a su oficina, también está limpia, aunque Barb lo vigila muy de cerca y solo cuando este se ausenta es que algunos de sus otros guardias lo suplantan. ¿Ven ese punto verde? Pues esa es la habitación privada de Barb.
—Su oficina no está... —Lia se ganó una mirada de ira de Anne—. Da igual.
—Y chequen esto —nos señaló un rectángulo, el cual se encontraba fuera de los bordes que había dibujado para simbolizar el terreno de la casa, un poco más grande de lo que se veía la habitación de Lucian—. Es lo que más llamó mi atención de los planos. No sé qué es y a menos de que me falle la memoria, nunca lo había visto. Karla tampoco lo recuerda, ¿ustedes?
Lo analizamos un poco, pero al final todas negamos con la cabeza.
—Podrías haberte equivocado —le dijo Lia.
—Lo dudo. Esta figura se repetía en todos los planos, tanto los del segundo piso como los del primero. Pero algo es seguro, si no hallamos las pistas de Halery, ese es el último sitio que nos tocaría investigar. Solo esperemos que no sea nada mortal, aunque con ese monstruo no se sabe.
—¿Y el sótano? —pregunté—. Se supone que este está por un nivel debajo de su oficina, no lo tienes dibujado aquí.
Anne se halló desconcertada, revisando el dibujo con la frente ceñuda.
—Es cierto. Debí haberlo pasado por alto.
—El sótano no aparece porque Lucian debe de tener un plano aparte para el subsuelo —razonó Liz—. No encuentro otra explicación, eso, o de verdad te equivocaste.
—Sea como sea somos conscientes de que esta información es bastante ambigua, pero es lo poco que pude rescatar antes de que Wen me delatara, además de no encontrarse bajo llave. Y como ya deben de sospechar, no podía llevarme nada a menos de que ella lo descubriera y alertara a Lucian.
Tiana se enderezó.
—¿Quieres decir que encontraste algo más?
—Quiero decir que no tenemos mucho con lo que trabajar. Pero es un avance.
Nos quedamos un rato escudriñando los papeles.
—Bueno, ya sabemos cómo de bien tiene vigilado todo —siguió Liz—. ¿Y ahora qué? Solo hemos podido comprobar que si nos arriesgamos a entrar a cualquiera de estos sitios nos pillarán y nos meterán a un agujero.
—Tengo una idea, pero no estoy segura de que funcione.
Esperamos a que se explicara, pero lo que sea que quería decir, se lo estaba pensando dos veces.
—¿Y? ¿Cuál es? —insistí.
—Una de nosotras deberá ofrecerse para pasar una noche con él —sabía, sin tener que confirmarlo, que a todas se nos había detenido el corazón—. Ya podemos estar seguras de que su habitación no está vigilada, así que lo que hace falta hacer debemos de ponerlo en marcha a la hora de ya.
Como si la revelación de mi trato no hubiera sido suficiente, aquello provocó que todas nos quedáramos de piedra.
—Por los amantes —maldijo Tiana—. Cuánta falta nos hace Wen.
—Es la única que se ofrecería sin recibir nada a cambio —dije con aire insuficiente—. Y lo peor, la única que conseguiría hacerlo sin que él sospeche que planeamos algo.
—Y no solo eso —interrumpió Karla—. Se trata de estar en su habitación el tiempo suficiente para buscar esa pista. Y conociendo cómo es él en esas horas, nos costará mucho conseguirlo, eso significa que esa misma persona deberá hacerlo más de una noche.
—Y ahí está —soltó Anne—. ¿Quién de ustedes se ofrece voluntaria? Yo lo haría, pero soy la opción menos indicada en vista de que él está al tanto de cuánto lo aborrezco.
—Yo en definitiva no —se apresuró Tiana—. No puedo. No quiero. No lo haré. Además... yo... él sabe...
—Tu trato implica no acostarte con nadie que no sea el general —le calmó Anne—. Lo sabemos. Sería sospechoso que lo intentaras. ¿Qué tal tú, Lia?
—Podría, pero... —sus mejillas se volvieron tomates—, cometí un error la última vez que estuve con él. Y de eso hace mucho tiempo.
Aguardamos a que nos aclarara cuál había sido aquel error, pero al final optó por no hacerlo.
—¿Liz? —preguntó Anne.
—Ella no lo hará —cortó Karla.
Liz mantuvo la vista clavada en el suelo, sin quejarse ni afirmar nada.
—¿Estás segura?
—Anne, he dicho que no.
Anne suspiró.
—Bueno Sam. Supongo que con esto nos demostrarás que no estás enamorada.
Tenía mis manos en puños.
Guardé tanto silencio. No me atrevía a mirar a ninguna de ellas. Me sentía como un ratón atrapado en una trampa. Hasta que alguien dijo algo que no nos esperábamos.
—Yo sugiero a Layla.
¿A que no se esperaban dos actualizaciones en una misma semana? Pues sí amigos míos. Enhora buena para mí TuT
Por cierto, ¿les gustaría ver los planos que hice para la casa? :3
¿Quieren ver cómo los dibujó Anne? 7u7
¡Pues vayan a mi instagram que allí lo tengo subido junto con más imágenes y edits de personajes!
Como siempre, les agradezco por seguir leyendo ♡
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