𝙴𝚕 𝙴𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚊𝚍𝚘𝚛 𝙿𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚘
A la mañana, las cuatro mujeres del cuarto, Marilla, Julieta, Karimolta y Paloma, habían amanecido. De hecho, tuvieron un sueño bien profundo que duró lo necesario, como para poder dormir lo suficientemente cómodas y correctamente. Aunque, al parecer, no todo parecía muy ordenado en la habitación. Por un lado, en la cama de Karimolta, había una copa de vino, junto con silbatos. Mientras que en el suelo, habían dos botellas de champán y muchos papeles de confeti. Y ella, estaba con su vestido arrugado y con su cara muy desarreglada. Mientras que el resto de las cosas pertenecían tal cual en su orden y organización como debían. Si bien lo del festejo y lo del carnaval de anoche, ha sido de pura celebración y adrenalina, la única quizás exagerada en su falta de higiene, era la mismísima Karimolta. Ya que por su parte, Marilla, Julieta y Paloma se encontraban perfectamente bien.
- ¡Buenos días reinas! Llegó la hora de levantarse de la cama. -Dijo Karimolta, cuando escucho su alarma para despertarse-.
- Ahí voy. Denme un minuto más chicas, se lo suplicó por favor. -Imploró Paloma-. Aún estoy cansada y con sueño. Un minuto más y ya estoy con ustedes.
- Si amigas, yo igual. Pero ya estoy aquí. -Dijo Julieta, mientras se levantaba de la cama en donde se durmió, y a la vez se agarraba para ponerse las pantuflas-.
- ¡Buenos días amigas y hermanas del corazón! . Hoy ha llegado un nuevo día. -Muy felizmente comentó Marilla, al regresar con su bata de la cocina-. Y ya les estaré preparando el desayuno si lo desean. Me fui a preparar un té de frutos rojos, pero ya estoy acá con ustedes.
- Tranquila Marilla. Si quieres puedes prepararme un té o ...sino me lo preparo yo, no tengo problema. ¿Tú estas bien?. -Comentó Julieta-
- Si, ¿porque no lo estaría amor?.
- Nada. Decía simplemente porque falta menos para regresar al instituto, y te veo feliz.
- Estoy feliz porque soy una mujer a la cual le gusta vivir felizmente. Además, quiero que hablemos. Así que...-Hace una pequeña pausa, antes de seguir hablando-. Chicas, levántense de sus camas y de sus respectivos sillones. Y siéntense aquí en las sillas junto a la mesa , tengo algo para contarles.
- ¡Allá voy!. -Dijo Paloma-.
- Ahora si, cuéntanos Marilla, ya estamos contigo. -Comentó Karimolta, luego de sentarse en la silla-.
- Esperen chicas, falta Paloma.
- Ya estoy. Disculpen que tarde un poco. Es que me quede dormida luego del carnaval, y aún estoy con sueño. Pero de todas formas, estoy contigo. Ahora si puedes contarnos, te oímos.
- Bien. Mientras ustedes dormían anoche. Encontré esto debajo de la puerta. -En ese momento, Marilla deslizó un periódico en la mesa, para que las chicas lo pudieran ver-.
- ¿Que es esto?. -Preguntó Julieta-.
- Si, eso mismo me preguntó yo, -Dijo Paloma-.
- Y yo también. -Acotó Karimolta-.
- Lo sé, lo sé. Se que tienen dudas, pero déjenme que les cuente. Mientras ustedes dormían, me llego aquel diario. Me enteré de ello, porque alguien tocó la puerta aquí sigilosamente. Sin embargo, como yo también estaba durmiendo, cuando lo volví a escuchar una vez más, me desperté. Y al hacerlo, me dirigí para la puerta, vi por el retrovisor pero no encontré a nadie.
- Es muy extraño todo esto. ¿Porque alguien del hotel querría dejarte el periódico? ¿Y quien sería capaz de hacerlo?. -Interrumpió Paloma-.
- Ya se que se oye extraño, pero es verdad, ocurrió eso. Entonces, vi que dicha persona dejó este periódico debajo de la puerta. -Era un periódico muy popular en aquel entonces. Que contenía cómo titulo; "Se busca al encantador perdido". Junto con una imagen de un niño y su collar con forma de corazón y un epígrafe que decía, "Quien encuentre al joven, ganara una recompensa inigualable. Es tu oportunidad de ser el gran afortunado o la gran afortunada"-.
- ¿Y que tiene de relevante todo esto?. ¿Porque nos importa?. Me gustaría saber... -Acotó Julieta-.
- Pues...esto me hace pensar. ¿Y si nosotras conocemos al encantador perdido?.
- ¿A que te refieres?. -Preguntó Karimolta-.
- Miren. Según por lo que tú nos has contado, Brikston tuvo un bebé ¿verdad?.
- Exacto.
- Entonces si ella tuvo al bebé, aquí en Italia. ¿No podría llegar a existir la posibilidad de que ese bebé sea el hijo de Brikston?
- ¿Porque lo sería? Aquí hay nacimientos y fallecimientos constantemente. ¿Porque sería su hijo? ¿Y como sabemos si es niño o niña?. -Preguntó Julieta-.
- Cariño, no lo sé con exactitud. No sé si su hijo, es varón o chica. Ni tampoco podemos saber si esta persona, sigue viva. Pero por lo que dice aquí en el periódico, hay un tal "encantador perdido", que está siendo buscado.
- Pero Marilla....-La interrumpió Paloma-. No sabemos si el joven que hay que buscar es de aquí. ¿Y si nació afuera?, ¿tal vez?. Entonces podría llegar a existir la posibilidad de que no fuera su hijo...creo que lo mejor sería que tú...
- ¡Esperen un momento chicas!. -Las interrumpió Karimolta-. ¡Hagan silencio un momento!. Si prestan con absoluta atención, verán aquí que a las diez de la mañana, a un kilómetro y medio de acá del hotel, hay un evento en el Teatro Municipal Roma. Y habrán tres personas en una mesa, en la cual habrá diversas encuestas para llevar a cabo la investigación. Con el único objetivo en común de encontrar al encantador perdido.
- ¡A-S-O-M-B-R-O-S-O! -Dijo Julieta sorprendida realmente-. ¿Entonces que hacemos aquí aún? Vayamos allí.
- Esperen un poco..-Acotó Marilla-. Debemos de tener algún plan.
- No amiga, no hay plan, no hoy. -Interrumpió Karimolta-. Vayamos y veremos que sucede. Podemos ir caminando ya que estamos más o menos a unas quince cuadras o tomarnos algún taxi. Lo que ustedes prefieran.
- Vayamos caminando. -Prefirió Paloma-.
- Si, vayamos mejor caminando. -La apoyo Julieta-.
- Entonces, a caminar se ha dicho. -Dijo Marilla en voz alta-.
Al rato llegaron al Teatro Municipal Roma. Habían tardado quince minutos en hacerlo. Y al entrar por la puerta delantera, notaron a un mundo entero en la sala. No de forma literal, pero si había una cantidad innumerable e inimaginable. Por otra parte, había una mesa encima del escenario y al final había cuatro personas sentadas allí, no tres como comentó anteriormente Karimolta. La primera persona sentada era un hombre, la segunda una mujer, el tercero también un hombre y la última silla ocupada por una mujer, en ese orden. El primer sujeto, que era pelado, delgado, de ojos verdes y llevaba anteojos, tenía una hoja para rellenar con los datos de las jóvenes, aunque pensaban que era algo anónimo, no fue así. La mujer de pelo liso y castaño oscuro, que era la segunda de la mesa, era quien contenía un formulario para rellenar con diversas preguntas. Tales como; "¿Que relación tiene con el Encantador Perdido?", "¿Porque busca al joven?", entre otras. El tercero, que era el hombre, se encargaba de sellar todas las hojas que habían completado las chicas, a medida que la fila avanzaba y por último pero no menos importante, una mujer que estaba para hacer una copia de los papeles, para que ellos se queden con las originales y ellas con las copias.
Sin embargo, cuando se retiraron, Julieta y Karimolta estaban realmente enfadadas. Ya que si bien, habían logrado recopilar algunos datos, no habían obtenido alguna respuesta o algún resultado que les viniera bien. De hecho, las hojas que completaron era para que ellos pudieran obtener más información al respecto, y ver si podían encontrar al Encantador Perdido. Al salir, Karimolta cerró la puerta bruscamente.
- ¡Rayos! ¡Maldita sea!. -Había gritado furiosa tras cerrar la puerta-.
- ¿Pero que te pasa?. -Le preguntó Paloma a Karimolta-.
- ¿Que me sucede? ¿Me has preguntado?. Hemos tomado todo nuestro tiempo y nuestro mayor esfuerzo para venir hasta aquí. Y aún así, no hemos obtenido ningún resultado al respecto. No sabemos quien es el Encantador Perdido. ¡Vinimos para nada! ¡Estoy indignada y furiosa!.
- ¡Y yo igual!. -Acotó Julieta-. Me da mucha bronca haber venido hasta acá, por nada. Estoy disgustada. Realmente disgustada e insatisfecha.
- Chicas tranquilícense un poco. -Interrumpió Marilla-. Si bien no hemos obtenido información, aún podemos seguir investigando.
- No, no podemos. -Se lamentó Julieta-.
- ¿Porque no podemos acaso?.
- No podemos porque no alcanzamos con el tiempo. No tenemos el tiempo suficiente para eso.
- ¿Porque dices eso?. -Preguntó Karimolta-.
- Digo eso, porque el tiempo se acabó. Pronto nos iremos de regreso al instituto y ya el tiempo acabó.
- Entonces...¿que haremos?. -Consultó Paloma-.
- No lo sé. Quizás...llegó el momento de, darnos por vencidas.
- ¿Como has dicho?.
- Así como me han oído. Ya es hora de darnos por vencidas. Nuestro tiempo terminó. Las agujas del reloj se detuvieron chicas. Ya esta, el destino nos ha jugado una mala pasada y es momento de volver al comienzo. Es hora de volver a donde comenzamos de una vez.
Las horas posteriores fueron de pura adrenalina y de pura investigación. Aunque al final del día no lograron ver nada de otro mundo. De hecho, buscaron por todos lados. Incluso, en aquellos rincones en los que uno menos se lo esperaba. Lo único que encontraron fue un sobre junto con un boceto de un retrato del Encantador Perdido y un papel que decía. "No confíes en las personas de tus alrededores, ni tampoco te fíes de tus instintos. El destino los cruzará a él y a ti en cuanto menos te lo esperes". Sin embargo, ellas no comprendían a que podría hacer referencia dicho mensaje subliminal, o quizás una especie de acertijo indescifrable era lo que veían ante sus ojos.
- Esto que acabo de leer, ¿saben lo que es?. -Les preguntó Marilla a las chicas, al leer el escrito en voz alta-.
- ¡Claro que si sabemos!. ¡Es una pista!. -Respondieron ellas en concordancia-.
- Así es amigas, es una pista. Y esta junto con el retrato, podrán guiarnos hacia la verdad.
- Es cierto. Pero Marilla, nos queda poco tiempo aquí en Roma.
- Tiene razón lo que dice ella. -Concordaron Karimolta y Paloma-.
- Esta bien. Pensaremos en algo.
- ¿Y si nosotras viajáramos con ustedes?. Tal vez juntas podremos descubrir la identidad del Encantador Perdido y a su vez encontrar al bebé de Brikston, si es que todavía vive, claro. - Sugirió Paloma-.
- ¡Es una gran idea Marilla!. ¡Se oye bien!.
- Pero...-Hace una pequeña pausa antes de seguir hablando-. ¿Como haremos con las en el instituto?. ¿Como haremos para que nadie las descubra?.
- Confía en mi, confía en lo que digo. Tengo un plan. -Comentó Julieta-.
- Me gusta eso...-Dijo Karimolta-.
- Está bien, te oigo. Pero de todas formas. Preparemos un plan b, por si esto no llegará a funcionar. Debemos de tener todo preparado y nada debe de fallar.
- Tranquila, la idea que tengo es fabulosa. Confía en mi.
- Confió en ti.
- ¿En verdad lo haces?. -Preguntó dudosa Julieta-.
- En verdad lo hago.
- Y ustedes, Paloma y Karimolta, ¿confían en mi?.
- Si, confiamos en absoluto.
- Perfecto. Quiero que pongan todos sus sentidos a disposición, para escuchar los que les tengo para decir. Se que es una idea compleja, pero si la llevamos al cabo al pie de la letra, nada debe de salir mal.
- Esta bien, te oímos.
- Ok. Siéntense aquí. -Les señala las sillas debajo de la mesa madera fina-.Y preparen sus valijas que mañana nos embarcaremos en una nueva misión. Encontrar al bebé de Brikston, y hallar al Encantador Perdido. Nada tiene porque salir mal, ¿verdad?.
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