Capítulo 19. Una venganza y una lucha
Gracias a que había una ventana en dónde me tenían prisionera, podía ver cuándo anochecía y era de día y si mis cálculos no fallaban, era el tercer día después de haber ayudado a los prisioneros escapar.
No me habían dado comida ni agua, me habían torturado sin falta, pero no me mataban y la verdad es que yo no tenía la suficiente fuerza para pelear o suicidarme.
Sabía que pensaban que Ryuu vendría y claro que lo haría, pero dejarme a mí como un seguro era una total estupidez, él mismo me mataría frente a ellos para demostrarles que yo ya no era importante.
Así que esa era mi esperanza, que Ryuu o alguien ya me matara, para ser sincera es lo que merecía yo y todos.
Casi a mitad del día, iban y me torturaban con electroshocks pero hoy nadie fue, lo que me pareció extraño ya que me estaba mentalizado, pero después cuando intenté agudizar el oído habían varias personas pasando afuera mientras hablaban, había mucho movimiento. ¿Será que al fin habían llegado?
En eso estaba cuando mi puerta se abrió, era Raiden. Me incorporé como pude y vino hacia a mí para pasarme una botella de agua abierta.
—¿Me vas a envenenar? —quise saber y negó. Tenía tanta sed que la verdad si me mentía no me importaba y me la bebí como si la vida se me fuera en eso.
—¿Por qué hiciste eso? —preguntó cuando me la estaba terminando.
—¿Traicionarlos? Tú más que nadie debería apoyarme, tu padre está muerto y tu hermano te odia, además ya no tienes nada, los Yakuza te han dado la espalda por mentiroso. Más bien, ¿Por qué sigues a Aaron? Sus ideales son sucios y...
—Los negocios de la mafia no son color de rosa Alison. Todos somos criminales.
—Sí, pero aún entre nosostros debe haber palabra y Aaron no la tiene.
—¿Estás hablando de tu padre?
—Soy huérfana, así me encontró —protesté—. Sé que te dolió la muerte de Satoru, no intentes mentirme. Así que ¿Por qué sigues aquí? —pregunté pero no contestó sino que tomó mi brazo y me ayudó a ponerme de pie.
—Aaron quiere hablar contigo, acepta sus condiciones y perdonará ya me lo dijo —advirtió y lo observé sin comprender.
—¿Perdonarme? Él no es de los que perdonan. ¿Qué le dijiste?
—Si quieres vivir, acepta —insistió y después sosteniéndome salimos y comenzamos a dirigirnos hacia su oficina. Aunque de algo tenía razón, había mucho movimiento afuera, los que pasaban casi no me prestaban atención.
Me olía a plan desesperado.
—Espero que el tiempo que pasaste encerrada te haga recapacitar sobre lo que hiciste. Y vaya que te ves horrible —Fue lo primero que dijo cuando llegamos. Claro que me veía horrible, mi ropa estaba sucia, incluso mojada de algunos lados y con lodo en otros.
—¿Qué es lo que quieres de mí? —murmuré y asintió.
—Tu redención. Lo que hiciste fue suficiente razón para matarte pero decidí que soy muy misericordioso y decidí darte otra oportunidad.
—¿En qué consiste, cuál es tu condición? —inquirí incrédula.
—Cuando vengan, tú deberás matar a Ryuu ya que serás a la única que él dejaría acercarse lo suficiente y también me ayudarás a escapar. Ellos creen que estás de su lado ahora, pues usa eso a nuestro favor —pidió y tuve que contener una risa amarga. Apenas y había logrado que no quisiera asesinarme y ahora me pedía que los volviera a traicionar.
—Si lo quieres muerto, hazlo tú —hablé inexpresiva.
—Lo hará —se metió Raiden y lo fulminé.
Aaron nos observó a ambos, pero si no lo convencí no lo mencionó, —Bien, llévala a qué se prepare y que coma algo, que por lo que sé llegarán está misma noche. ¿Hoy? Oh mierda sí, quería que todo esto terminara de una vez por todas.
No dije nada, ni siquiera cuando Raiden me acompañó a ducharme y a ponerme ropa nueva, mucho menos cuando me llevó comida, una que yo aspiré como si nunca hubiese portado bocado en mi vida.
—Escucha Alison —empezó mientras yo masticaba el pedazo de carne en mi boca.
—Te empeñas en que cumpla las órdenes de Aaron, cuando ya te dije y te repetí que no lo haría. Sabes que moriremos hoy ¿no? —comenté y se encogió de hombros.
—Son más que nosotros, la verdad es que nuestras oportunidades de salir con vida son casi nulas —estuvo de acuerdo.
—En ese caso, déjame con mi decisión. Si todavía piensas que tú familia no está lo suficientemente rota ni jodida, pues mata a Ryuu tú, pero serías aún más despreciable —espeté apartando el plato. Raiden resopló pero no dijo nada.
—No quiero matar a mi hermano —confesó.
Eso me dió algo de esperanza a qué también podría arrepentirse y quizá podría ayudarme a apoyar a los que venían hacia acá, aunque eso significara morir.
—Nadie te pide que lo hagas Raiden. Aún no es tarde para ayudarlos y lo sabes. —Se levantó.
—Es tarde para mí —murmuró y después me miró con intensidad como si quisiera decirme algo pero no pudiera. Al final sacó una pistola pequeña y la dejó sobre un mesa—. Elige de qué lado estás. La lucha empezará pronto.
Cuando se marchó, la tomé para verificar que estuviera cargada.
Bueno, aquí sería matar y morir.
Ryuu.
En cuanto puse un pie en el mismo túnel que me había sacado de aquí, algo dentro de mí se oprimió pero me obligué a seguir adelante. El enojo que sentía, la rabia... Todo eso me ayudó a continuar.
Veía sus cabezas en mi mente, ya me imaginaba asesinándolos y disfrutando de eso.
Yo iba junto a Nikolai, seríamos los primeros y avisaríamos a los demás cuando estuviéramos adentro. Cuando llegamos al final y comenzamos a subir las escaleras, saqué la radio que llevaba colgada en el pecho.
—Despejado —hablé antes de volver a acomodarla y supe que ya todos se encontraban en marcha. La mitad entrarían por dónde mismos y la otra mitad esperaría y de ser necesarios llegarían por arriba, así evitaríamos que Aaron intentara usar su avión para huir.
Nikolai y yo nos deshicimos de los hombres que iban apareciendo y gracias a nuestros silenciadores, aún no hacíamos escándalo.
Todo bien hasta que llegamos al primer piso y fueron tantos para nosotros dos, que uno se escapó y supe que el edificio entera ya sabía que estábamos ahí.
—Espera a los demás. Iré a buscar a Aaron —le indiqué a mi amigo y asintió antes de empezar a cubrirme para que yo llegara ileso a las escaleras.
Conocía el camino perfectamente y conocía también donde se encontraba la oficina, así que corrí, esquivando golpes, balas y matando a varios en mi camino.
Algunos lograron darme, pero gracias a mí chaleco antibalas no iba más allá del dolor del impacto.
Y cuando llegué al último piso en dónde sabía que estarían todos los importantes, me detuve en la puerta de las escaleras, antes del pasillo para ver si podía deducir cuántos estaban ahí para matarlos sin sufrir tanto daño y para no morir antes de lograr mi cometido.
—¿Estás ileso? —Akame se encontraba detrás de mí con una metralleta colgada a su hombro. Me había seguido.
—Se suponía que debías cubrir la zona con Nikolai —repliqué y rodó los ojos.
—¿Y dejar que vinieras solo? No eres Tom Cruise y esta no es una película de acción. Tú no puedes morir todavía —espetó y me tragué las maldiciones que quise soltarle—. Yo te cubro mientras vas por ese hijo de puta —agregó y asentí.
Aquí vamos.
En cuanto empecé a oír disparos y gritos, supe que habían llegado. Ryuu.
Debía ayudarlo, debía hacelo aunque eso significara mi muerte.
Tal vez así encontraría la paz al fin.
Así que salí, y decidí subir a buscar a Aaron, pero cuando estaba en eso alguien me disparó en la pierna haciendo que cayera quejándome.
Y cuando pude tomar aire para incorporarme, supe que estaba jodida.
Paula me miraba con mucho odio contenido, no podía culparla después de todo lo que había hecho.
—Tienes derecho a matarme —solté mientras me ponía de pie sin apoyarme en el otro que ya estaba herido. Dios dolía como el infierno.
—Todos lo tenemos —escupió.
Asentí y levanté mis manos, —Te dejaré hacerlo, después de que Aaron este muerto. Lo prometo.
—Los tuyos no tienen palabra. —Se guardó su arma en su cintura y se tronó los dedos—. Te asesinaré con mis propias manos, maldita traidora.
Se abalanzó sobre mí y yo pude esquivarla por poco. Con lo débil que aún me encontraba y la herida en mi cuerpo no podía moverme con facilidad, no obstante a eso tampoco quería matarla.
Con su puño me lanzó al suelo tomándome desprevenida y escupí sangre.
—Por favor escúchame, no quiero pelear contigo —rogué pero ella no escuchaba, tanto era su enojo que al parecer el solo objetivo de matarme era suficiente.
Rodé en el suelo cuando uno de sus pies iba a impactar contra mí y la hice caer con mi pierna sana, salté sobre ella inmovilizándola y levanté mi mano en alto.
—Lo siento —dije antes de golpearla con suficiente fuerza para noquearla.
Me incorporé tomando aire y también me llevé su arma antes de emprender mi camino de nuevo.
Cuando llegué al último piso estaba vacío. ¿Dónde se había metido?
Entonces recordé, el avión... La azotea, su escape.
Corrí cojeando mientras seguía subiendo y subiendo escalones. Mientras la estruendosa lucha de abajo se iba perdiendo a la distancia.
Y cuando llegué, ahí estaban.
Aaron y Ryuu.
Pero no Raiden, ¿Dond estaba Raiden?
Aaron tenía a la que parecía ser Akame, por el cuello con la pistola en su sien listo para matarla.
Al parecer mi llegada llamó la atención por qué todos los pares de ojos se dirigieron a mí.
Aaron sonrió, —Ah hija, llegaste. ¿Ya meditaste que es lo mejor para ti?
Yo no respondí y observé a Ryuu, quien no dejaba de apuntarle a su enemigo pero que no disparaba para que Akame no resultara muerta. La verdad es que habían tres hombres más del lado de Aaron, aunque el japonés lo matara, no tenía mucha oportunidad de salir vivo.
—Si quieres mi perdón, ¡Te ordeno que los mates! —me gritó y apunté a Ryuu con mi arma—. Eso es, estoy orgulloso de ti.
Me acerqué a él, Ryuu frunció el ceño y se tensó con cada paso que yo iba dando hacia él con el arma apuntándole.
—¿Me vas a traicionar de nuevo? ¿Le seguirás obedeciendo a un hombre que siempre te usó y que nunca te ha querido? —espetó con dolor, pero entonces suavizó su expresión—. Sé que en el fondo aún hay algo bueno, Sky.
Eso me paralizó y lágrimas comenzaron a caer los mis mejillas.
—¿Sky? —repetí y él me sonrió a medias.
—Siempre serás mi Sky —murmuró en voz baja para que solo yo escuchara.
Cerré mis ojos con fuerza, —Perdóname por todo lo que te hice Ryuu... Si en algo nunca te mentí, es que te amo y siempre lo haré. Lo siento—hablé antes de dar media vuelta y con mi buena puntería le disparé a Aaron en el estómago haciendo que soltara a Akame.
Pero uno de sus hombres me disparó en el hombro haciendo que cayera al suelo sofocada.
Los disparos que escuché luego de eso me parecieron lejanos.
La sangre brotaba de mi cuerpo, y me era imposible ponerme de pie. Me giré para alcanzar a ver cómo Ryuu le daba el tiro de gracia en la cabeza a Aaron y sonreí para mí. Estaba muerto, ya todo había acabado.
—¡Sky! —me gritó Ryuu para correr hacia mí, sin embargo alguien le disparó en una pierna haciendo que cayera. Observé al causante, era Raiden.
Sostenía un control en su mano y supe lo que era, ya había escuchado a Aaron ordenar poner bombas en algunas partes para derrumbarlo todo.
—¡¿Qué estás haciendo?! Todo terminó ya, ríndete —exclamé indignada.
Raiden le lanzó la katana blanca a Ryuu quien acababa de levantarse y él sacó otra de color negro.
Akame alzó su arma pero Ryuu la detuvo con su mano antes de agacharse y tomarla.
—¿Quieres que luchemos a muerte? —la voz escéptica en Ryuu era notoria.
—Yo sé que quieres matarme hermanito, sé que lo merezco. Pero te dará mejor satisfacción hacerlo en un combate justo a qué si yo me suicidara o me dejara sin poner resistencia —explicó y se puso en guardia.
No, no, no, esto ya no debía pasar, no así.
Entonces pasó lo que temí, Ryuu sonrió peligrosamente y asintió desenfundando su espada .
—Espero que te vayas al infierno —escupió y ambos corrieron a su encuentro y el choque de ambos metales resonó en todo el lugar.
Veía a manos Nomura peleando con agilidad, yo estaba muy nerviosa, porque se notaba la experiencia en Raiden.
Y después el control para las bombas, ¿qué estaba tramando?
Ryuu logró hacerle un corte en el brazo derecho, pero Raiden atacó su espalda dejándola sangrante.
—Mataste a nuestro padre y te uniste a un imbécil —escupió Ryuu—. ¡No te lo perdonaré nunca! —gritó abalanzándose contra él, pero Raiden lo esquivó y logró enterrarle un poco la espada en la cadera haciendo que Ryuu cayera al suelo sin aire.
Yo me incorporé como pude, sopesando las probabilidades. Pero me sentía muy débil, en cualquier momento me desmayaría por la falta de sangre que todavía estaba perdiendo.
Debía salvarlo a como diera lugar, solo así podría redimirme.
Ryuu se levantó al mismo tiempo que la hoja de la espada rozaba su cabeza y se echó para atrás.
—Siempre fui un pésimo hermano, pero al menos la chica a la que ambos amamos siempre te prefirió a ti —soltó Raiden con la respiración agitada. ¿Chica a la que ambos amamos?
—Lo tuyo fue con engaños, todo lo tuyo es falso y todo en ti es deshonor. Nuestro padre se murió decepcionado de los dos y tú morirás sabiendo que todo fue culpa tuya —espetó antes de intentar arremeter otra vez, pero Raiden detuvo su ataque con facilidad y le hizo otro corte en el rostro.
Yo ahogué un grito pero me contuve a meterme entre los dos, algo que parecía que también quería hacer Akame.
Ryuu logró encajar su espada en el pecho de Raiden y ambos cayeron al suelo heridos y débiles.
Pero entonces Raiden golpeó a Ryuu en el rostro tirándolo al suelo y alzó su katana para matarlo.
—Siempre fuiste más débil que yo. Adiós hermanito—dijo pero corrí mientras gritaba y me interpuse para cubrirlo.
Sentí como la espada se hundió en mi espalda hasta mi estómago y salió del otro lado.
—¡NO! —el grito de Ryuu aunque fue prácticamente en mi cara, la verdad es que fue como si hubiese sido a kilómetros de distancia. Sentí la katana salir de mi cuerpo y caí inmóvil a un lado de él.
Ambos volvieron a su pelea, pero yo solo pude sonreír, mi fin estaba aquí.
Lo había salvado, había intentado redimirme y pedir perdón.
Y aunque debería de haber sentido frío porque la muerte ya se avecinaba sobre mí, me sentí libre y cálida en su lugar.
Lo... siento.
Narrador omnisciente.
Los dos hermanos Nomura enfrascados en su lucha todavía, querían la victoria.
Pero luego de que Alison se metiera, Raiden solo quiso que ya lo mataran.
Así que se arrodilló frente a su hermano con la cabeza abajo, —Sé que el perdón no entra ahora, pero es justo que termines con mi vida por todo lo que he hecho.
—Eres un vil cobarde —escupió su hermano menor, pero contra todo pronóstico bajó su katana—. Sería piadoso asesinarte ahora. Te pudrirás en una celda por muchos años hasta que recuerdes todo lo que causaste y supliques que te mate... Y ni siquiera así lo haré.
Raiden sacó el control y lo miró a los ojos: —Entonces perdóname Ryuu. —Lo oprimió haciendo que las bombas estallaran y el edificio comenzará tambalear.
Ryuu observó a dónde se encontraba Sky, pero tenía los ojos cerrados y estaba inmóvil, iba a ir a ella sin importarle ya su hermano traidor que no se había movido ni un centímetro, pero Akame y Nikolai llegaron y lo detuvieron.
—No, debemos sacarla de este lugar también —exigió empujándolos pero ninguno lo soltó.
—Ya está muerta Ryuu, debemos irnos —anunció Akame y entonces él derramó lágrimas contenidas de impotencia mientras todavía forcejeaba.
—¡No, suéltenme! —gritó pero fue arrastrado en contra de su voluntad.
Nikolai casi casi tuvo que cargar con él mientras corrían hacia el avión que ya los esperaba en el aire.
Y Ryuu fue consciente de que se alejaban del edificio en dónde había obtenido venganza pero también en dónde había perdido lo que una vez fue lo más preciado para él.
Sky, te perdono.
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