Capítulo 16. Honor antes que sangre
~Pasado~
Después del encuentro nocturno que tuve con Ryuu y de pasar otra hora en su motocicleta llegué al refugio que había preparado el consejo y Elías.
Y sabía perfectamente que Raiden ya le había mandado la ubicación a Aaron, y a la vez este mismo, se la haría llegar a Italia.
Muy pronto sufriríamos un ataque de la 'Ndragheta y de los hombres de Aaron.
Debía estar preparada para esos casos, mientras el consejo se estaba preparando y se estaban en una reunión, una que milagrosamente pude oír y estar allí.
—Ah, pero si la manzana de la discordia ha llegado —comentó el que sabía era padre de Nikolai.
—Semión... —le llamó uno en advertencia pero lo ignoró.
—¿Por qué debería arriesgar a mis hombres solo para salvarte a ti y a tu hija? —Esta vez se dirigió a Elías, quien permanecía imperturbable.
—Yo te diré porqué —dijo Satoru con una seriedad mortal—. Porque todos nosotros te ayudamos a tí y a tu gente con tus problemas de deudas con la policía rusa. Elías más que todos, porque nos obligó a darte apoyo cuando en lo que respecta a los Yakuza, a mí y a mis hijos, bien podrías estar pudriéndote en una celda ahora mismo. Somos de las mafias más poderosas del mundo, ¿y sabes porqué? —Ya estaba frente a Semión, quien estaba totalmente quieto en su lugar.
—Porque nos unimos si es necesario —respondió otro hombre por él, de las triadas chinas, padre de Akame.
—¿Ves? Hasta Heung me apoya y eso que entre los Yakuza y las triadas nos repudiamos fuera de aquí —espetó—. Esto no es solo sobre esa niña, que además es inocente. Es sobre que Italia nos traicionó a todos, poniendo en peligro a nuestros hijos y herederos, por un estúpido capricho y eso, colegas míos, de donde yo vengo, se paga con sangre —culminó y varios asintieron de acuerdo con él.
Semión no dijo nada luego de eso y en lo que observé como todos se ponían al rededor de una gran mesa.
Elías vino a nosotros dos.
—Buen trabajo trayendo a Sky sana y salva Ryuu—dijo y el japonés le dió una reverencia para dejarnos a solas e ir con su padre y hermano.
—¿Sabes cuándo vendrán? —inquirí después.
Él se puso a mi lado y negó, —Puede ser hoy, mañana... cualquier día. Debemos estar alertas en todo momento —contestó. Vendrán hoy, pero claramente no se lo podía decir.
—Agradezco la protección que me has dado Elías.
—Eres mi hija, si lo hago con otros ¿por qué tú serías la excepción? —murmuró. Sí bueno, tu hija está muerta.
Luego de eso y de tener un altercado en el que Hanna casi me mata, el momento había llegado.
—Al parecer hay gente infiltrada, no sabemos quienes más son, pero deberíamos sacar a Sky de aquí mientras podamos... —Raiden estaba todavía hablando cuando una pequeña explosión en la entrada nos hizo agacharnos. ¿Italia, Aaron?
—¡Bazuca! —gritó Nikolai.
—¡Sky! —me llamó Ryuu y me jaló hacia las escaleras.
—¡NO! —exclamé cuando ví que unos hombres entraban y tacleaban a Nikolai, a Raiden y todo aquel que estuviera ahí. Rogaba porque fuese Aaron, aunque tenía la certeza de que si no era así, Raiden sabría defenderse.
Los perdí de vista mientras corríamos hacia arriba y no nos detuvimos hasta llegar a la azotea. ¿Y el consejo? ¿Y Elías? ¿Ya los habrán capturado?
Ryuu dijo algo por un intercomunicador que yo no había visto.
Entonces vi como un helicóptero iba llegando y se preparaba para aterrizar. Bien, eso no lo ví venir.
—Sube y vete Sky —ordenó él, pero yo no solté su mano.
—¿No vendrás? —No podía dejarlo ahí. La verdad es que si de algo estaba segura, es que no quería a Ryuu muerto.
Ryuu se quitó el collar de su cuello en dónde tenía su apellido grabado en él y me lo puso a mí.
—Debo ir a ayudarlos. Prometo que me reuniré contigo después —dijo antes de besarme, intenté aferrarme lo más posible a su cuello que inclusive tuvo que apartarme él mismo con firmeza.
—Por favor... no mueras —rogué y me sonrió.
—Te amo, siempre recuerda eso —se despidió y mentiría si dijera que no estaba preocupada, un hombre llegó por detrás y me subieron a la fuerza; Ryuu disparaba con dos armas en ambas manos a los que iban saliendo a la azotea.
El helicóptero se elevó justo a tiempo y se alejó con velocidad, al tiempo que veía por última vez al japonés que probablemente había dado su vida por mí. Su vida por alguien que lo traicionó.
Me acomodé en mi asiento, tratando de ordenar mis pensamientos. ¿Cómo podía contactar a Aaron? Había perdido mi teléfono y los hombres que había llegado estaban cubiertos del rostro.
Entonces una fuerte explosión llamó mi atención en el primer piso de la instalación y observé aterrada como el edificio se iba cayendo en pedazos. Iba a derrumbarse.
—¡NO! ¡DEBEMOS REGRESAR!
Ellos intentaron calmarme pero el helicóptero comenzó a fallar y empezamos a caer.
Grité queriéndome aferrar al cinturón, el suelo se iba aproximando cada vez más y un solo pensamiento vino a mi mente:
Ryuu, ¿dónde estás?
Entonces después todo fue oscuridad.
***
Un fuerte pitido llegaba a mis oídos, irritándome y molestándome.
Despierta Alison, vamos.
Quería abrir los ojos pero no podía, ¿Por qué no podía?
Ábrelos... ¡AHORA!
Una fuerte luz me encandiló y tuve que parpadear varias veces para acostumbrarme. Estaba en una especie de camilla de hospital y tenía oxígeno conectado a mí, arranqué todas las agujas en mi piel y me senté con dificultad, ¿donde estaba?
—Ya despertaste, estuviste tres días inconsciente. Esa caída estuvo fuerte, lo bueno que no moriste. —Raiden se levantó de una silla en una esquina que yo no había visto aún. Tenía un vendaje en la mano derecha y un moretón en el mentón.
—¿Dónde estoy? ¿Ganamos? O... —murmuré y sonrió a medias.
—Aaron lo logró, estamos en el refugio —anunció.
—¿Y el consejo, y todos los demás? —quise saber con cautela, no quería oír en la lista de muertos al otro Nomura.
—Del consejo solo sobrevivió Elías y mi padre, y Salazar. Ryuu está en coma, y Nikolai encerrado en el sótano —contestó sincero y me relajé un poco, porque coma no era lo mismo que muerto, al menos no todavía. Ryuu tenía esperanza.
—¿Tienes hambre? Ordenaré que te traigan de comer y avisaré a Aaron que has despertado —avisó sacando un teléfono.
—¿Hace cuánto estás aquí conmigo? —hablé después y noté que sus hombros se tensaron.
—Me turno para vigilar tu progreso. Aaron así lo quiso. —Vi como marcaba y daba unas cuantas órdenes antes de colgar y anunciar también que ya estaba lúcida.
—¿Puedo preguntarte algo...? —dije con esa duda que me había carcomido desde que lo conocí, sin embargo siempre decidí nunca meterme. Raiden me miró a la espera—. ¿Por qué traicionas a tu sangre por Aaron? ¿Qué te ha ofrecido a cambio?
—Más poder del que obtendría en el consejo.
—Pero serías el sucesor de los Yakuza si quisieras, pero lo rechazaste, ¿por qué? —insistí y él suspiró.
—Seré más poderoso que eso. Pero si en realidad tienes curiosidad, quizá decidí darle una oportunidad a Ryuu para que demostrara su valor como futuro jefe de mafia.
Esas no eran suficientes razones para mí, sabía que había algo más que no me estaba diciendo y también adiviné que no lo haría. Al menos no hoy.
~Presente~
—El don del convencimiento no es lo mío —dijo entre dientes Ryuu, quien se mantenía tenso y alerta a lo que Aaron le había ordenado.
—Pero el don del asesinato sí. —Sacó su pistola y se la tendió, el japonés tardó unos minutos antes de tomarla con renuencia—. Bien, empecemos por Elías, tranquilo yo te daré el ejemplo muchacho y ya después puedes hacerlo tú, ¿Bien? Excelente. —La gran sonrisa jamás había abandonado el rostro de Aaron.
Yo miré a Raiden para que hiciera algo e interfiriera, pero el muy cobarde ni me vió.
Después miré a Ryuu, quien observaba el arma en su mano con el ceño fruncido. Todo estaba jodido.
—¿Por qué el ultimátum? Quizá si los dejas más tiempo se convencen —hablé por primera vez.
—Ya es tiempo suficiente para aclarar sus mentes y la verdad es que sino aceptan no me son necesarios realmente. Lo mío ha sido puramente piedad a sus vidas insignificantes —contestó Aaron y golpeó la puerta para que el hombre que vigilaba a Elías por dentro, nos abriera.
—¡Sky estás viva! —El alivio en la voz de Elías en cuanto nos observó entrar me hizo bajar la vista al piso con culpa.
—Es un buen momento para darte una última oportunidad a unirte a mí Elías —propuso Aaron y Elías entonces sí se vio confundido.
—¿Qué hacen ustedes tres con él?
—¡Son mis chicos, las piezas clave de que todo resultara como debía! Fueron mis espías Elías, perdón por eso, pero no te enojes ellos no tienen la culpa de que tu verdadera hija muriera esa noche. ¿O no Alison? —Todos los ojos se dirigieron a mí.
Elías se puso de pie, —¿Cómo que Alison? Ella es Skyler, mi hija.
Aaron no pudo evitar reírse y me palmeó el hombro,—Anda díselo, morirá con mucho dolor.
—Yo me llamo Alison Gray, y la verdadera Skyler Boss murió en el incendio del orfanato —conté antes de salir de la habitación para tomar algo de aire.
Pasaron unos minutos en los que no me atreví a entrar de nuevo hasta que el grito de Elías se oyó por todo el pasillo: —¡Púdrete Aaron, tú y todos los que tengan que ver contigo!
Un disparo resonó y supe que estaba muerto.
Me tragué las lágrimas que amenazaban por salir y aguardé hasta que los tres salieron de nuevo a la siguiente puerta, la de Salazar.
Aaron me miró, —No te atrevas a irte otra vez sin que yo te lo ordene.
Salazar se encontraba sentado en su cama, ni siquiera se levantó cuando entramos y nos sonrió.
—Hermano, al fin me visitas y con compañía —dijo con fingida cortesía. Nunca había visto un encuentro entre Salazar y Aaron en persona.
—Vine, a darte una última oportunidad de unirte a la nueva mafia que estoy creando. Puedes ser mi tercero al mando si gustas —dijo al grano, pero Salazar ni se inmutó. Al contrario nos observó a Raiden, Ryuu y a mí de arriba para abajo.
—Sé que ustedes tres no son así. Pueden matar al causante de todo y acabar con esto...
—Que agradables palabras Salazar, mamá estaría orgullosa de ti. Ah sí, murió por tu culpa —espetó Aaron y Salazar se puso de pie con tranquilidad.
—¿Por qué haces esto? Te dije que no te quería dentro de este mundo, quería que fueras bueno, que tuvieras familia, hijos, ¿Por qué Aaron? Has desperdiciado toda tu vida.
—Eres tan despreciable. ¿Yo desperdiciado mi vida? ¡Tú has tenido todo en tu poder para ser la cabeza del consejo y siempre rechazaste el puesto! Eres débil, eres débil pero yo no, yo tomo las cosas que quiero y cuando quiero. El consejo está prácticamente en mis manos y nadie puede hacer nada al respecto para cambiarlo. Yo siempre deseé ser más poderoso que tú y lo he logrado, así que únete a mí o muere.
—Honor antes de que sangre. Mátame, no me interesa. Pero si algo te advierto es que nunca conseguirás lo que quieres hermano, nunca —prometió Salazar y Aaron le dió el arma a Raiden.
—Mátalo —ordenó. Raiden vaciló unos segundos, pero al final apuntó a Salazar.
—Adiós chicos, no les guardo rencor —dijo antes de que la bala impactara en su cabeza y se desplomara en el suelo, muerto.
Apreté los labios en una fila y salí detrás de Ryuu quien se veía sumamente furioso e impotente.
Y lo entendía, que era lo peor.
—Muy bien, nos queda uno y ese te tocará a ti. —Miró a Ryuu antes de ir a la última puerta.
La puerta de Satoru Nomura.
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Oh cielos, las cosas están algo tensas por aquí ¿Eh?
¿Creen que Ryuu sea capaz de matar a su padre?
Y Alison, oh Alison. ¿Buena o mala?
Quizás ambas.
Gracias por leer 🖤
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