Especial - Ryuu


Era el día.
El día en que iría por ella para traerla a la academia.

Ya había estado observándola desde lejos por órdenes de arriba y gracias a que tenía a una persona ahí adentro que me lo decía todo, ahora sabía que la habían mandado a robar la joyería, esa que me había dado cuenta desde antes que era vigilada por Patrick, claro que la querría robar algún día.
Aunque no me imaginé que quisiera hacerlo tan rápido, digo, era más que obvio que el robo sería un total fracaso. Y luego enviando a esos dos inexpertos para algo de esa magnitud, pues...

Estaba claro ¿no?

Ese día me vestí de negro, como siempre, era mi favorito, era un color fácil, o sea quedaba con todo, para cualquier ocasión, para ir a beber o para ir a matar a alguien, para misiones o para cosas casuales. No perdía el tiempo buscando ropa de distintos colores para convinarlas, yo no tenía paciencia para eso.

—¿Estás listo? —Nikolai había entrado a mi habitación, él a diferencia de mí, le encantaba vestir elegante, colores sobrios pero atuendos que iban con su estado de ánimo. Un dia lo podías ver con jeans de mezclilla y deportivos, otro de traje y otro elegante, de pantalones y mocasines.
Cualquiera que lo viera a simple vista, jamás se imaginaría que era un adicto asesino. Se veía como algún hijo de algún político aristócrata, no como el hijo de la mafia roja.

—Siempre —contesté tomando las llaves de mi moto y una pistola que oculté en mi cintura. Planeaba no usarla esta noche, pero jamás estaba de más.

—Dijo Salazar que tengas cuidado, que su amigo no te vea llegar y si es posible, mantente escondido —comentó y resoplé.

—Soy ágil, ¿de verdad te preocupa eso? —cuestioné y sonrió antes de palmearme la espalda en gesto amigable.

—Eres Ryuu Nomura. —Eso bastó para dar por terminada la conversación y ambos salimos al estacionamiento.

Tomé mi casco y despidiéndome de él salí de allí con rapidez, ya no tardarían en ir a robar la joyería.
Llegué y me estacioné a unas cuadras del refugio de Patrick y prendí un cigarrillo para matar el tiempo, mientras caminaba para verlos de lejos cuando salieran.

Me apoyé contra un árbol sin perder de vista la entrada, que tenía un hombre obeso vigilándola; entonces los ví. Ella y su amigo salían con mochilas y comenzaban a correr hacia la avenida. Tiré mi cigarrillo, lo pisé y caminé detrás de ellos, sigiloso, como una sombra.

Observé su —para nada inteligente— plan de abrir la cerradura y las alarmas comenzaron a sonar. Me reí internamente porque eran tan tontos. Eran unos idiotas.

Todo empeoró cuando un guardia llegó y luego ella lo apuñaló, bien hecho, Sky.

Y después salieron ambos despavoridos. Los perdí de vista por unos segundos para ir por mi motocicleta y luego la visualicé a lo lejos entrando a un estacionamiento. Al parecer su amigo se había sacrificado por ella, que caballeroso.

Cuando la ví acorralada por la policía supe que era mi momento de actuar. Llegué con rapidez y sin necesidad de sacar mi arma, los noqueé a los dos.

Me quité el casco, ella aún llevaba su pasamontañas así que no pude contemplar su rostro tan bien, solo sus ojos, ojos que parecían desconcertados y asustados.

—Sube —ordené tendiéndole el otro casco. Pero no lo aceptó, retrocedió agarrando con fuerza la mochila con las joyas que había logrado sacar. Ya con impaciencia rodé los ojos—. No te lo pediré otra vez, si quieres ir a prisión...

Al parecer la palabra prisión la hizo reaccionar y esta vez se subió pero no se sostuvo de ningún lado. Tuve que arrancar con fuerza para que me abrazara y con una media sonrisa que estaba oculta detrás del casco, nos fuimos directo a la academia.

Cuando llegamos, me estacioné y nos bajamos, ella sacó un cuchillo de sabe dónde y me apuntó; su mano temblaba y solo entonces pensé que esta chica no duraría ni dos segundos en este mundo. Ni aunque su padre fuera el jefe del consejo, se había criado en un orfanato, no tenía ni estudios tan avanzados seguramente.

Yo le di como máximo, dos semanas antes de que suicidara.

Su rostro —que antes no había podido contemplar bien ya que la vigilaba en la distancia— era delicado, ojos cafés y labios pequeños.
Pero su expresión era el de alguien que ya estaba cansado de las cosas malas de la vida, demostraba algo de valentía y demostraba que sería capaz de apuñalarme de ser necesario.

Así que no la deje cavilar mucho en eso y se lo arrebaté para lanzarlo lejos.

Entonces supe que, si era lista lo suficiente, quizá viviría más de dos semanas.
Yo estaría con ella de todos modos, no era una orden de Elías, era algo que yo había decidido en el momento, porque algo dentro de mí, decía que esta chica tenía mucho para dar. Tal vez me equivoque o tal vez no, pero eso solo lo vería con el tiempo.

Bien Skyler, demuéstrame qué es lo que tienes.

—Te hacen falta agallas y mejor pulso. —Había tomado su mano que se sacudía un poco debido a los nervios y me acerqué a su cara para susurrar—. Tiemblas como si fuera a matarte o a violarte... y créeme que no me parece mala idea.—Sonreí cuando se alejó y supe que disfrutaría mucho provocándola.

La disfrutaría como no tienen una idea. Además, ¿qué tenía qué perder?

________

¡Hola!
Aquí uno de los especiales que prometí. Espero que les haya gustado, aunque fuese algo cortito.
Besos 🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top