Capítulo 20. Ojalá no hubieras regresado
Después de decirle a Nikolai que lo quitaba de ser mi tutor, porque no quería que las cosas se pusieran más incómodas, él aceptó sin problema.
No habló del beso y yo tampoco lo mencioné, la verdad es que no quería complicar algo areuinándolo así, no sé si yo en serio le gustaba o solo estaba confundido porque era su amiga.
Aunque si hablaba de mí... yo sí lo veía como un amigo, nada más.
Por otro lado Ryuu me había hecho caso y me ignoraba, se portaba como sino existiera y en la única clase que compartíamos ni me dirigía la mirada.
Por mí estaba bien, así lo olvidaría más fácilmente, además Raiden solo me hablaba para cosas meramente importantes como algún aviso que le haya dicho Elías o Salazar, fuera de eso se mantenía con su hermano; la verdad es que los veía unidos, hasta Nikolai estaba con ellos a veces. Al parecer el japonés ya lo había perdonado.
Pero tal parecía que a mí todavía no.
Ellos tres unidos y yo completamente sola. Quería convencerme a mí misma de que era lo mejor y usaba eso a mí favor estudiando, no tenía amigos ni nada por estilo así que casi no me distraía.
Ya había entregado las tareas atrasadas y ahora me dedicaba a lo más difícil, los proyectos y los futuros exámenes finales que, según habían informado, serían la semana próxima.
Debía estar super concentrada en esto.
Aunque hubo un día en el que estar encerrada estudiando en mi cubículo de cuatro paredes se me hizo algo asfixiante, así que tomé la tarjeta de crédito que me dió Elías y decidi que debería ir por ropa y cosas de higiene personal que ya me hacían falta. También le quería sacar algo de provecho, para variar.
No avisé que iba a salir, ¿Para qué? Sería discreta.
Lo único bueno era que en la escuela ya no tenía a potenciales enemigos asesinos, a Paula la habían sacado del colegio en cuanto se habían enterado de la muerte de Bianca. Por ese lado ya no me preocupaba tanto.
Salí a la calle, ya estaba atardeciendo y tomé un taxi, dándole indicaciones de que me llevara al centro comercial más cercano.
E ir por una nieve fue lo primero que hice, ¿hace cuanto no comía helado? No lo sé, pero desde hace meses sí era seguro.
Y entonces después fue como una tarde de relajación, fui a comprarme ropa, zapatos, hasta un teléfono nuevo y una laptop para hacer más sencillos mis trabajos.
Nunca en la vida había sentido está libertad monetaria y era increíble.
Para culminar mi paseo decidí ir por sushi, pero entonces me sentí observada. Tomé una revista de un aparador y giré discretamente alerta a cualquiera que se viera sospechoso, no lo logré.
Supongo que estaba tentando mucho a mi suerte, lo mejor sería irme de allí ya.
Así que me dirigí a la salida más cercana y la fría noche me recibió. No había taxis cerca, decidí que caminaría por la banqueta y le haría señal al primero que pasara. Pero luego, esa sensación de ser observada otra vez.
Y lo ví, alguien vestido de negro completamente y con su capucha puesta me seguía varios metros atrás.
Yo me hice la que no sabía, apresuré el paso pero cuanto más caminaba, más solas se iban poniendo las calles. ¿Qué hora era?
Doblé a la derecha y me topé con una calle cerrada, iba a regresarme pero escuché sus pasos más cerca; corrí para esconderme detrás de un contenedor de basura y esperé a que llegara para saltarle encima o algo.
Su sombra se iba haciendo más y más grande conforme daba pasos cautelosos hacia adelante y cuando calculé que si me le lanzaba lo tiraría al suelo, así lo hice.
La persona soltó un quejido de sorpresa y la poca luz de la luna me hizo contemplar bien su rostro.
—Ryuu, ¿qué demonios haces aquí? —exigí saber al tiempo que me ponía de pie.
Él también se levantó y se sacudió los pantalones, —¿Que qué hago? ¿Cómo se te ocurre salir sola a estas horas? ¿Acaso tu jodida memoria no te recuerda que hay personas que te quieren muerta? —espetó y me crucé de brazos de manera tozuda.
—¿Y a ti qué te importa lo que me pase?
—Tienes suerte de que me diera cuenta de que salías de la academia muy sospechosa —contestó ignorando mi pregunta, fue por mis compras y las tomó para después jalarme del brazo.
—No me voy a ir contigo —repliqué con terquedad empujándolo.
—Deja de hacerte la difícil, estamos hablando de tu seguridad. Dejemos de lado nuestro pasado y vámonos ya —advirtió—. Mi moto está cerca de aquí.
—Que no, no quiero nada de ti —declaré y dejo las cosas en el piso para encararme.
—¿Aún no lo superas? ¿Piensas y eres tan infantil que todo el mundo gira al rededor de ti? ¿Eres tan orgullosa que estás dispuesta a arriesgar tu seguridad solo porque no quieres venir conmigo? —Se veía molesto y no quería admitir, que muy en el fondo, sus palabras me habían dolido—. Entonces has lo que quieras Sky, yo no voy a rogarte —agregó.
—¡Eres un imbécil! —grité cuando disponía a irse.
—Lo soy, ya lo sabías, siempre lo supiste y aún así me besaste aquella noche —recordó con una sonrisa amarga y eso hizo que me enojara aún más.
—Fue antes de saber que eras un espía de mi padre —contesté con frialdad.
—Eso fue para tu protección, siempre he velado por tu bienestar, y para ti siempre seré el malo que te "mintió" —dijo haciendo comillas con sus dedos y negué.
—Es que si de verdad yo te importara, me lo hubieras dicho.
—Antes eras más frágil, no lo ibas a soportar...
—¿Tú qué sabes Ryuu? He soportado cosas peores, no tenías derecho de ocultármelo.
—Pues no me arrepiento. —Se acercó hasta quedar frente a mí—. A pesar de todo, mi consciencia para contigo está tranquila porque sigues viva y sé que cumplí bien con mi deber.
—Ojalá no hubieras regresado —murmuré todavía molesta pero algo en mi interior había cambiado, me sentía ansiosa de repente, al tenerlo tan cerca de mí...
—Y ojalá tú no te hubieras metido en mis pensamientos —susurró mirando mis labios.
—Te odio —mentí completamente ida. Entonces él sonrió, y mi corazón dió un vuelco.
¡NO! ¡SE SUPONE QUE ÉL YA NO DEBIA GUSTARME NUNCA MÁS!
Pero todavía lo quieres y lo sabes estúpida...
—Ódiame, al menos es un sentimiento tuyo hacia mí y eso es mejor que nada —dijo en voz baja y pude distinguir que se había vuelto algo más ronca de lo normal.
Y luego un ser demoníaco me poseyó, porque no encontré otra explicación lógica para decir lo que me llevó a lanzarme sobre él y besarlo.
Ryuu envolvió sus brazos al rededor de mí, como si temiera que fuera a escapar o irme.
Y lo besé, nos besamos como sino hubiera un mañana.
Me empujó contra una pared del callejón y atacó mi cuello haciendo que soltara un sonido de placer.
¡Oh dios! Esto se estaba tornando muy intenso y si yo no me detenía no sabía de lo que pudiera ser capaz...
Sus labios encontraron los míos otra vez y olvidé todo, por poco y olvidé mi nombre. Mis manos, de estar apretando su espalda baja, las moví para acunar su rostro.
Mordisqueó mi labio inferior y pude sentir que me derretiría entre sus brazos.
Pero entonces su teléfono sonó, haciendo que nos detuvieramos con las respiraciones agitadas.
Vi como lo sacaba de su bolsillo y respondió sin apartar la mirada de mi haciéndome sentir nerviosa... mucho más.
—Dime —habló.
Parece que le contestaron o le preguntaron algo del otro lado.
—Sí. Aquí está conmigo —dijo y entonces espabilé saliendo de su encierro con los brazos. Él, renuente, me dejó ir—. Ya vamos para allá.
—¿Quién era? —quise saber entornando los ojos.
—Raiden. Fue a buscarte y no te encontró... supuso que estarías conmigo —respondió.
—¿Para qué fue a buscarme? —cuestioné.
—Tal parece que Elías está a punto de llegar a la escuela —dijo y fui a tomar mis cosas.
—Vamos entonces.
—Espera. —Tomó mi mano para detenerme—. Lo que acaba de pasar entre tu y yo...
—Ni siquiera yo sé lo que acaba de pasar —pausé—, aún estoy molesta contigo —confesé. Bueno, eran sentimientos encontrados.
Ryuu suspiró y asintió. —De acuerdo, cuando tengas los pensamientos claros, hablaremos.
—¿Y qué tal tú? ¿Los tienes claros?
Él me sonrió antes de responderme: —Siempre.
Me encontraba en mi habitación guardando las cosas que había comprado, mientras esperaba que me llamaran cuando Elías llegara. No sabía exactamente para qué venía, pero quizá era algo importante, o quizá solo quería ver cómo estaba y ver si ya no lo odiaba tanto.
Sea cual fuera la razón, no me interesaba realmente, aunque sentía una pizca curiosidad.
En eso tocaron a mi puerta, tomé las llaves de mi dormitorio y chequé que mi cabello no se viera como un completo desastre antes de salir.
Nikolai me dió una sonrisa en saludo, la verdad es que no esperaba verlo a él.
—Hola Sky, tu padre ha llegado —informó y al parecer algunos estudiantes ya sabían porque cuando pasaban a lado de nosotros sentía sus miradas sobre mí.
—Elías —corregí—, aún no se ha ganado que lo llame padre. Vamos.
Emprendí el camino y él me siguió caminando junto a mí.
—Yo he querido hablar contigo sobre el beso que te di Sky, es solo que no encontraba las palabras adecuadas —comenzó y me detuve para observarlo con atención.
—Me tomaste por sorpresa —admití y asintió.
—Lo sé y lo siento. Fue impulsivo de mi parte y no volverá a suceder —prometió—, además no pienso meterme entre tú y Ryuu. Sé que se gustan —añadió y sacudí la cabeza.
—Estoy molesta todavía, ni hablar de una relación —aclaré. Nikolai se rió y con su mano me despeinó el cabello en señal cariñosa.
—Estarás muchas cosas con él Sky, pero molesta... ya no —aseguró antes de seguir caminando—. Ven, nos esperan.
Llegamos a la oficina de Salazar, pero el rubio no entró solo me hizo señales para que lo hiciera yo.
Elías portaba un traje tinto y platicaba con Salazar, ambos se veían enfrascados en el tema, hasta que Salazar me miró y después lo hizo mi "padre".
—Sky, que gusto verte otra vez. Ven toma asiento —pidió palmando el sofá a su lado y obedecí—. Salazar me ha dicho que has avanzado mucho y que vas bien con las tareas.
—Sí bueno, no quiero reprobar.
—Si sigues cómo vas, creo que lo lograrás —animó después Salazar.
—Yo solo quería ver cómo estabas. Y a informarle a todos. —Nos miró a ambos—. Bueno a los que estén aquí. Las clases deben seguir normales ante cualquier posible situación que pueda surgir.
—¿Cómo qué? —pregunté con extrañeza.
—Como un posible ataque inminente de Italia hacia todas nuestras instituciones —respondió directo y lo miré preocupada.
¿¡Qué qué!?
—¿QUÉ? —exclamé tal vez demasiado alto.
—Escuché un rumor de alguien que me pasa información, pero dice que todavía no lo confirman. Y no quisiera armar pánico colectivo innecesario con los más jóvenes... como en esta escuela. Todos los demás países ya están enterados y...
—Italia quiere atacarnos, ¿y tú no piensas decir nada a los alumnos? —interrumpí indignada.
—No lo haré hasta que no lo decidan oficialmente Sky. Te lo digo a ti porque eres mi hija y no quiero guardarte más secretos, tus amigos lo saben también, de ahí en fuera... debes quedarte callada —advirtió—. El consejo y yo estamos preparando armamentos y un refugio para la gente menos preparada y con menos posibilidades de luchar, porque tal vez haya una posible guerra entre mafias muy pronto.
—Entendido, me iré preparando para evacuar la escuela de ser necesario —habló Salazar con decisión.
—¿Y como pretendes que estudie y finja como que no pasa nada?
Elías se levantó, —Solo inténtalo. Debo irme, los veré pronto —se despidió y me miró antes de salir—. Cuídate Sky, ya no salgas sola, por favor.
Yo me levanté con objetivo de seguirlo pero Salazar me detuvo.
—Probablemente adelante la fecha de exámenes, te recomiendo que mientras puedas... estudies, enfoca toda tu energía en eso —anunció y salí sin despedirme.
Todo era una completa mierda. Lo peor es que no sabía qué hacer. No me cabía en la cabeza que con la amenaza no estuvieran tomando acción de una vez.
—Ya lo sabes ¿no? Le veo por la expresión de tu rostro. —Ryuu apareció junto a mí y anduvo conmigo en dirección a mi habitación.
Y dejé que pasara para despotricarlo todo a solas. Con él.
—¡Es que no lo entiendo! ¡Deberíamos estar yéndonos en estos momentos! —me quejé antes de mirarlo—. ¿Qué piensa tu padre de esto?
Ryuu suspiró y se encogió de hombros, —Le da igual la sangre dearramada mientras no afecte a los Yakuza... Los países de mafia son organizados para decisiones de bien común, pero para una guerra, son más egoístas, sé que Elías está buscando una forma de unirlos aunque no te lo haya dicho.
—Entonces Satoru debió de decirles que se fueran, supongo.
—Así es.
—¿Y porqué no lo hacen? Deberían...
—No, ni Raiden ni yo somos cobardes cuando de la muerte se trata, tampoco Nikolai. —Entonces vio mis libros y mis tareas y retrocedió para salir del dormitorio—. Sé que Salazar y Elías te dijeron que tú siguieras normal, pero si te soy sincero, es mejor que empaques y estés lista para cualquier huída.
Bueno, al menos él pensaba como yo en ese aspecto.
—Ellos nos atacarán ¿verdad? —hablé e hizo una mueca.
—Lo más seguro es que sí y su principal objetivo, serás tú —contestó con lo que todos ya sabíamos.
—Eso no es nuevo Ryuu —me reí sin ganas.
Él miró el nuevo teléfono sobre mi cama y tomó una pluma con su libreta que estaban sobre mi mesita. Garabateó algo para después entregármelos. —Es mi número, agéndalo de nuevo y mándame un mensaje para guardar el tuyo. Cualquier emergencia debemos estar comunicados —ordenó antes de marcharse.
Vaya situación horrible, pero ¿saben qué era lo más horrible?
Que todo esté conflicto era porque me querían muerta a mí, nada más a mí.
Solo entonces pensé, que quizá todo esto se pudiera evitar si me entregaba yo sola.
Como un sacrificio.
Y aunque me daba miedo, debían admitir que era buena idea.
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Comienza la cuenta regresiva ❤️
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