Capítulo 50

Amo la violencia con la que tu
sonrisa destruye mi rutina.
Gabriel García Márquez

La rutina había vuelto de nuevo desde que Kai volvió de nuevo a Columbia, solo con unas pocas variaciones, como la de que ahora la habitación estaba prácticamente vacía sin Alyn. Fue consciente entonces de cuanto echaba de menos la compañía de alguien, como una de esas pequeñas cosas a la que no le das el valor que se merece hasta que desaparece.

Aun así, todo volvió a su cierta normalidad, por las mañanas dedicaba su tiempo a las clases y por las tardes trabajaba en Cookie's, aprovechando entre horas para ver a Harriet, Ethan y también a Lorie. Por otro lado, estaba su madre con su repentina propuesta de volver a Hawaii. En su momento, Kai no le dio mucha importancia, pero Lia no cedió en insistir indirectamente a su hija para que cambiara de opinión, usando pequeños comentarios como: "En Hawaii hay de esto" o "Si estuviéramos en Hawaii podríamos hacer tal cosa". Eran pequeños mensajes subliminales que no dejaban de rondar en su mente, por mucho que por el momento estuviera plenamente decidida a quedarse. Y sabía que el gran culpable de su decisión era Steve, porque confiaba en que él cambiaría de parecer.

Eso creía hasta que entró en Cookie's un sábado por la tarde agarrado del brazo de otra chica.

Kai no tendía a trabajar los festivos, pero aquella semana no le importó cubrir una baja repentina, así que tuvo que trabajar la tarde de aquel sábado siete de enero. Por suerte, tuvo la presencia de Harriet durante gran parte de la jornada.

– ¿Nunca te has planteado trabajar aquí? – preguntó la morena mientras aclaraba las copas.

– Uy, no, no llevo bien eso de ser simpática con gente que no conozco.

– Déjame dudarlo.

Se pusieron al día de cómo habían ido las fiestas, la amiga le explicó la angustiosa cena familiar navideña que tuvo que vivir en casa de los padres de Max. Estaba la casa llena de niños pequeños, no dejaban de corretear, gritar y jugar.

– Pero lo peor de todo no fue eso. Hubo un momento en el que uno de los primos de Max me pidió que lo cogiera en brazos. Obviamente, no iba a negarme delante de sus padres. Pues puedes creer que el comentario de mi novio fue: Quedas muy tierna con un niño en brazos – dijo imitando la voz grave de su novio.

– Seguro que lo dijo para hacerte rabiar.

– No, te juro que volvió a repetirlo más tarde cuando estuvimos solos. No lo sé, fue muy raro. No es que no le quiera, pero sentí como una especie de presión.

– Piensa que eres muy joven, no tienes por que pensar en estabilizarte del todo. Quizás Max no termina siendo el amor de tu vida.

– De eso estoy segura, él está hecho al dedo para mí.

– No puedes saberlo.

– Sí, esas cosas se saben. Tan solo las sientes y no necesitas más pruebas. Sirve con mirar a los ojos a esa persona y, de repente, sabes que todo irá bien pase lo que pase. Y con Max siento eso. Solo que me veo demasiado joven para pensar en hijos y otras responsabilidades.

– Tiene que llegarte el momento. A todos nos llega.

– Ciertamente. Y a ver cuándo llega el tuyo, deberías salir de fiesta un día de estos y divertirte, conocer chicos, probar. Tienes diecinueve años y parece que tengas cuarenta. Mi madre tiene mejor vida sexual que tú.

– ¡Harriet! – exclamó, escandalizada.

– ¿Qué me dices de Lorie? Llevas con él prácticamente todas las navidades. No me digas que no ha pasado nada entre vosotros.

– ¡NO! No, quiero decir. Es complicado –. Por mucho que Harriet fuera su mejor amiga, no iba a confesar el secreto de este. No era de su incumbencia saberlo.

– ¿Pero si tuvieras oportunidad lo harías?

– No, Harriet, con Lorie no – aclaró.

– Pues qué lástima. ¿Y qué me dices de Ethan?

– ¿Te has dado un golpe en la cabeza estas navidades o qué?

– Solo expongo tus posibilidades.

– Pues deja de hacerlo.

La rubia entornó los ojos. Dentro de su humor se preocupaba por su amiga, no era necesario que dijera que seguía detrás de Steve, tan solo con verla podías adivinar que sus pensamientos estaban en otra parte, pero quería hacerle entender que aun así podía experimentar con otras personas. En parte, Kai necesitaba un baño de realidad para ver que el mundo no se paraba por una sola persona.

Y como si se tratara de una señal del destino, ocurrió. La puerta del local se abrió entonces, pasando por esta el rubio riendo junto a otra chica. Era alta, delgada, de cabello dorado y bien peinado, toda ella era digna de admirar. Era de revista.

La morena se quedó sin habla al ver la escena. Nunca antes había visto a aquella chica, quizás era nueva por la zona o... pensó lo peor entonces y, por suerte, ellos se sentaron sin fijarse en ella. Harriet se giró hacia la puerta al ver la expresión de su amiga.

– Ay, madre – murmuró. Rápidamente, volvió a tomar atención a la camarera que había tras la barra, atónita. La agarró por los hombros y la obligó a mirarla –. Escúchame bien. No vas a hundirte ahora, ¿vale? Esa tía está buenísima, sí. Pero tú molas mazo –. Kai asentía aún sin reaccionar –. Así que ahora vas a coger tu bloc de notas, vas a sonreír como nunca y vas a tomarles nota demostrando que no te importa una mierda.

– Te quiero mucho – respondió convenciéndose de las palabras de su amiga.

– Y yo. Venga, vamos –. Acto seguido le dio unos toques de apoyo en el hombro antes de que saliera de su fortaleza de metal para dirigirse hacia la mesa que sería su perdición.

Notaba de nuevo como su cuerpo temblaba, igual que cuando le vio días atrás en Nueva Jersey. Entonces recordó como su última conversación le dejó con el mal sabor de boca de dudar entre si estaban algo mejor o peor que antes.

– ¡Buenas tardes! ¿Qué os pongo? – saludó intentando aparentar familiaridad. Steve la miró de golpe, algo sorprendido.

– ¿Kai? – musitó –. Hoy es sábado. ¿Trabajas los sábados?

– No, bueno, hoy sí. Me pidieron que cubriera una baja y... aquí estoy –. Pensó que había vuelto a hablar demasiado y poco a poco empezó a callar.

– No te esperaba – respondió creando un silencio incómodo.

La verdad es que Steve se había presentado con Regina, su amiga de la infancia con la que nunca en la vida tendría ningún tipo de relación, aunque eso Kai no lo sabía.

Habían quedado para charlar un rato, después de navidades volvieron a retomar más contacto ahora que Alyn estaba en Nueva Jersey y no podía verla tanto. Necesitaba consejo femenino de tanto en tanto. Había temas en los que necesitaba más visiones aparte de la de Lorie.

No fue idea de Steve ir a Cookie's, por mucho que en su mente figurara que Kai no trabajaba los festivos, aquel lugar le recordaba a ella estuviera o no y quería evitar cualquier cosa que le llevara a pensar en la chica, por mucho que no dejara de hacerlo durante todo el tiempo. Al parecer, Regina había oído hablar bien del sitio y quería salir un poco de su zona rica de confort, decantándose por una merienda algo lejos de sus gustos.

– Bien. ¿Qué querréis tomar? – preguntó rompiendo el silencio.

– Yo un gofre con dulce de leche – respondió Regina con su dulce voz. Kai notó un fuerte pinchazo de lo que podían ser celos. Aquella chica parecía ser perfecta en todo y también para Steve.

Dirigió una mirada al rubio esperando a que dijera algo. Lo que fuera para marcharse rápido de allí y poder esconder el escozor que empezaba a subirle por los ojos.

– Un batido de menta.

Asintió marchándose rápidamente de allí. Ambos sabían que aquel batido significaba mucho más que un simple pedido. No quiso convencerse de ello, pero Steve escondió un "Te quiero a ti" debajo de "Un batido de menta".

– ¿Cómo ha ido? – preguntó Harriet cuando la vio entrar de nuevo en la barra.

La chica apenas la miró, empezó a preparar el pedido sin levantar la cabeza, pues de lo contrario habría visto como por sus mejillas corrían pequeñas lágrimas.

– Kai – insistió de nuevo sin recibir ninguna respuesta –. Kai, mírame.

La morena le dedicó una pequeña mirada empapada en lágrimas que intentaba retener de la mejor forma posible. A Harriet se le rompió el corazón.

– Ha pedido un batido de menta – sollozó.

– Cariño... –. Se levantó entrando dentro del puesto que solo podían ocupar los trabajadores, pero le dio completamente igual porque su amiga necesitaba el mayor de los abrazos.

Se quedó junto a ella un largo rato hasta que notó como empezaba a relajarse, luego le secó las lágrimas que quedaban mientras la tranquilizaba con palabras.

– Gracias –, murmuró recomponiéndose –, ya me siento mejor. Necesitaba sacarlo.

– Está bien, no pasa nada. Ahora respira y sigue con tu trabajo.

– ¿Todo bien? – preguntó un tono masculino que se encontraba tras ellas.

La primera en fijarse en Steve fue Harriet que dejó ir un "Mierda" casi para sí misma. Soltó a su amiga y la empujó levemente hacia el chico que se encontraba tras la barra. Al inicio, le costó arrancar hasta que pudo sacar fuerzas de allí donde fuera.

– Sí, sí. Ya está, ahora os lo llevo.

– Tranquila, puedo llevarlo yo si estás muy ocupada. No me importa.

Si seguía mirándola de aquella manera terminaría por volver a caer de nuevo en el bajón. Al parecer no quedaba ningún tipo de rencor en su expresión, o eso quería hacer ver, y, en parte, tranquilizó a Kai. Un poco.

– No, no, es mi trabajo –. Acto seguido agarró la bandeja y salió hacia la respectiva mesa seguida del rubio que volvía a esta.

– ¿Está siendo un día duro? – preguntó mientras iban de camino.

– Bueno, un poco. Supongo que podría ser peor. ¿Tú estás bien?

Era el momento idóneo para aclarar las cosas.

– Eh, sí. Quería salir un rato, para despejarme de los entrenamientos, ya sabes. Entonces Regina, mi amiga –, puntualizó –, ha insistido en traerme aquí. Al parecer le han hablado muy bien del lugar.

¿Amiga? Al parecer tan solo era eso y Kai no debía preocuparse entonces, pero no podía evitar hacerlo.

Ambos asintieron en silencio, sin saber qué decir.

– Oye, sé que las cosas no están del todo arregladas entre nosotros, pero si necesitas hablar o algo, sabes dónde vivo –. Hasta él mismo se sorprendió de su propuesta, que por algún extraño motivo salía de la misma culpabilidad que sentía.

Era muy probable que la chica hubiera malinterpretado a Regina, pero era normal, ya que creía no haber hablado nunca de ella, aun así, no era su intención llevarla para ponerla celosa, simplemente no esperaba que Kai estuviera allí. Se había enredado un poco todo.

– Lo tendré en cuenta –. Sonrió con tristeza.

– Por favor – murmuró sintiendo cierta urgencia.

Volvieron a mirarse en silencio, aquello parecía ser típico en ellos cuando no sabían qué decir, por mucho que desde dentro no se percataran de lo próximos que estaban el uno del otro.

– Dejo por aquí el gofre – indicó dejando el plato en la mesa cuando salió de su burbuja. Regina le dedicó una sonrisa y Kai no pudo odiarla por ello. De nuevo volvió a Steve –. Y tu batido de menta.

El rubio lo cogió con delicadeza, como si se tratara de algo preciado y pesado que no podía dejar caer porque se culparía toda la vida por ello. En un tono más retórico hubiera pensado que no era solo un batido lo que le entregaba.

No dijo nada más, se limitó a seguirla con la mirada una vez se marchó de allí con la cabeza baja.

Debería haber ido hacia ella de nuevo. Pero aún no tenía valor suficiente para ir a buscarla.

✩  ✩  ✩

Los días que siguieron Kai sintió una gran necesidad de volver a ver a Steve entrando por la puerta de la cafetería, pero él no apareció. Tampoco la llamó, aunque no tenía por que hacerlo, claro. Pero no dejó de pensar en él, en su último encuentro y en aquel maldito batido de menta que quiso decir más que eso. ¡Dios! Se maldecía por ello, por sentirse así frente a un chico que aun pequeños detalles parecía no ceder en volver. Y aquella chica... no le dio mala espina para nada, al contrario, le pareció sincera y eso le molestaba más y a la vez le hacía alegrarse por él, aunque empezara a plantearse qué diablos seguía haciendo esperando. ¿Era probable que finalmente las cosas terminaran así? Porque en ese caso... ya nada le ataba plenamente a Nueva York.

Recordó entonces lo que él le había dicho días atrás. Le sorprendió que se ofreciera a hablar, sospechaba que lo dijo por cordialidad, pero también podía ser una puerta entreabierta, retomar algo de relación.

¿Era buena idea arriesgarse?

Seguramente no. Era mejor opción quedarse en casa pensando en lo importante que era dar espacio y no tomárselo todo de forma literal. Por mucho que la vida sea una y las oportunidades no duren para siempre.

Y eso daba igual ahora que Kai acababa de llamar al timbre de la puerta principal del apartamento de Steve. Estaba loca por presentarse allí sin previo aviso y también estaba a punto de marcharse como un fantasma, pero la puerta se abrió y ya no podía irse.

Subió lentamente las escaleras intentando retener el tiempo lo más que podía. Pensando e improvisando mentalmente diferentes conversaciones y respuestas que no la hicieran quedar como una tonta o como una desesperada. Y también deseando que sirviera de algo, porque indirectamente aquella visita detonaría si debía depositar esperanzas en ellos o dejarlo ir.

Inspiró.

Expiró.

Se concentró.

Empujó la puerta entreabierta.

Se topó con Alyn.

– H... hola – saludó Kai, confusa.

– Hola – respondió igual la otra.

– No sabía que estabas por aquí. Eh... ¿Está Steve?

– Me temo que no. Ha tenido que salir.

– Vaya – musitó. Tanto pensar para nada.

– Pero si quieres puedes esperar dentro.

No tenía mucho tiempo, debía atender algunos encargos de su madre, pero podía esperar un rato, quizás él no tardaría mucho en llegar y, en parte, pensó que hablar con Alyn tampoco le iría mal.

Al principio se sintió rara, llevaba más de un mes sin pisar aquel piso, lo veía como si fuera completamente distinto a la última vez, aunque estaba prácticamente igual.

La castaña se sentó en una silla, mientras que Kai se dejó caer en el sofá. No había rincón que no le hiciera recordar los tiempos en los que Steve y ella se pasaban gran parte del tiempo juntos. Anhelaba tanto volver a eso.

Las dos chicas parecían dos desconocidas, nadie hubiera dicho que habían estado compartiendo habitación durante cuatro meses. Se vieron cuando Kai corrió hacia Nueva Jersey, pero aquello fue una urgencia y obligatoriamente tenían un tema de conversación establecido, ahora no, ahora entraba dentro de su propia voluntad.

– Gracias por decirme lo de Ethan – comentó entonces Alyn.

– Oh. No es nada. Tú hubieras hecho lo mismo por mí, claro. ¿Ethan está bien?

Notó como la chica se ruborizó un poco y supuso que algo había allí.

– Sí, ya... ya está mejor.

– Me alegro, llevo días sin verle. Me contó que fuiste a Alaska y debo darte las gracias por ello. Ethan te necesitaba más que a cualquier otra persona y la verdad es que no sé cómo terminará vuestra historia, pero espero que sepas lo mucho que te aprecia. Solo puedo agradecerte que sigas a su lado a pesar de todo.

Alyn se quedó sin palabras, con la cabeza gacha y sintiendo cierta nostalgia. Ella sentía tantas cosas cuando estaba cerca de él y muchas eran imposible de expresarse con palabras. Tampoco sabía cómo terminaría su relación con Ethan, tenía muchas dudas al respecto, pero le llenaba escuchar las palabras de Kai.

Sintió necesidad de devolvérselas.

– Steve también quiere verte –. La morena le prestó atención –. No lo dice en voz alta, pero poco a poco te está perdonando, lo noto. Lo siento más relajado. Y supongo que el hecho de que estés aquí tiene alguna razón.

– Supongo que debe ser cierto.

– Y yo –, prosiguió –, tampoco puedo tenerte rencor por lo de Ethan ni por lo de Steve. Aunque no te excuso del todo, por lo menos en lo del primero. Solo que también entiendo que no te implicaba directamente e hiciste un gran esfuerzo al presentarte en Nueva Jersey.

– Nunca fue mi intención que lo vuestro terminara.

– Lo sé.

– Pero sé que he cometido unos cuantos errores durante los últimos meses. Debería haber gestionado mejor las cosas.

– Tampoco hace falta que lo cargues todo tú sola. Lo de Ethan no era cosa tuya, podrías haber actuado diferente, sí, pero no dependía de ti. En cuanto a lo de Steve... – inspiró profundamente –. Mira. Hace un mes no hubiera respondido esto, pero desde que fui a Alaska, desde lo de Ikiaq... creo que tenías ciertos motivos para hacer lo que hiciste. No sé si yo lo hubiera hecho, ahora valoro más que nunca que mi vida es mía, pero si pienso en Lena, mi hermana –, aclaró –, creo que también querría dejar su legado en el mundo.

– Agradezco que lo entiendas, Alyn. Aunque, soy consciente de que se me fue de las manos y, como bien dices, tu vida es tuya, es algo que he aprendido durante estas navidades. Me duele mucho esta situación, no quiero que Steve siga molesto conmigo y quiero que todo siga como antes, aunque dudo que pueda ser. Tampoco quiero tener mala relación contigo. La verdad es que me caías... me caes bastante bien y echo de menos tu presencia en la habitación, no te mentiré –. Ambas soltaron una carcajada –. Por lo que me gustaría que pudieras perdonarme y poder volver a llevarnos como antes.

Alyn sonrió comprensivamente, no sentía resentimiento alguno por Kai como había aclarado y, en parte, también la echaba de menos, pocas amigas tenía en su entorno. No iba a desperdiciar la oportunidad de una.

– ¿Tienes que hacer algo esta tarde? – preguntó la ojiazul, pensativa.

– Debería pasar por una tienda especializada en pasteles. Cosas de mi madre. ¿Por qué?

– ¿Quieres que te acompañe?

– Oh. Bueno, tampoco quiero que hagas algo que no...

– Somos amigas, ¿no?

Entonces Kai esbozó una amplia sonrisa llena de orgullo y emoción.

– Claro.

—————
Buenaaaaaaas!!

Esta nota va a ser larguita. Quien avisa no es traidor😂

Primero, pedir disculpas, otra vez, porque este capítulo llega tarde. Pero, gracias a ello, hoy tendréis dos para leer.

Segundo, quiero dedicarle este capítulo a mi amiga, mi compañera de aventuras, ya que hace unos días fue su cumpleaños y que mejor que otorgarle este capítulo de Kai y Steve.
Felicitats mi amor💖

Tercero, vengo a avisar de que SOLO quedan OCHO capítulos más. Sí, sí, como leéis. Nos estamos acercando al final de esta preciosa historia doble. Me parece mentira, ya que tengo la sensación de que fue ayer mismo cuando empecé a subirlo. Pero no. De aquí a unas tres semanitas le diremos adiós a estos increíbles personajes🥺💔

Peeeeeero, de momento disfrutemos de ellos mientras podamos. ¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Teorías para este final tan próximo?

En un ratito os subo el segundo😉

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top