Capítulo 42

¿Conoces ese lugar entre el sueño y el despertar, el lugar
donde todavía puedes recordar los sueños? Ahí es
donde siempre te amaré, donde te estaré esperando.
Peter Pan

Steve se pasó la noche en vela, intentaba dormir, pero no dejaba de dar vueltas, se sentía como un niño pequeño que tiene miedo de salir de la habitación porque sus padres no dejaban de discutir, pero él ya no era un niño y sus padres no discutían precisamente. Pensó en leer un poco, eso siempre iba bien, sacó el libro de Peter Pan que ya empezaba a estar bastante desgastado y empezó desde el inicio hasta que llegadas las seis de la madrugada lo terminó, pero seguía sin tener sueño.

Durante la hora restante oyó como la puerta principal se abría, debía ser Johana que empezaba su turno. Ella había servido como sirvienta y niñera desde que tenía uso de razón, de hecho, solía pasar con ella la mayor parte del tiempo cuando era niño. Solo por esa mujer merecía la pena vivir allí.

Pensó en bajar para desayunar algo, pero eso era igual a encontrarse con las preguntas de Johana sobre por qué no podía dormir y no tenía ganas de tener que dar explicaciones, así que prefirió sacar de nuevo el teléfono móvil para decidir si era o no era buena idea llamar a Kai.

Definitivamente, no lo era, pero necesitaba hacerlo, oír su voz y sentirse escuchado. Luego pensó en lo hipócrita que era por solo quererla para desahogarse, estaba convencido de que la quería más que eso, pero cierto deseo de venganza le nacía de dentro y no podía reprimirlo. Así que, tocadas las ocho, se levantó de la cama para ir a buscar su agenda de contactos, allí encontró el número de su casa y algo que había desaparecido de su mente, al lado. Era una pequeña perla para la oreja, algo que una vez fue de ella. Algo así como un "Beso" que le devolvió. Con los dedos acarició el pendiente como si fuera una preciada joya y los recuerdos volvieron a su mente al instante. Aquel nudo del pecho apretó con más fuerza, tardó unos segundos en decidirse a darle al botón de llamar, se lo replanteó de nuevo, pero finalmente le dio.

Nadie respondió. Creyó que era una tontería intentarlo de nuevo, así que llamó a Alyn.

– ¿Sí? – preguntó una voz dormida.

– Alyn, soy Steve.

– Hmmm... – asintió pegada al interfono.

¿Te he despertado?

– Hmmm... – esta vez sonó como un Sí.

– Vaya, perdón. Es solo que quería proponerte, solo si quieres, que me gustaría pasar el año nuevo contigo. Creo que necesito salir de aquí.

– Claro. Ven cuando quieras – murmuró sin saber bien qué decía.

– ¿Segura que no te importa?

Esta es tu casa. Literalmente, es tu casa. No me pidas permiso para venir.

– Bien, entonces, llegaré por la tarde.

– Trae a alguien si quieres. A Lorie, si te apetece.

– Lo tendré en cuenta. Gracias, cariño.

– Hmmm.

– Anda, duérmete –. Pero antes de colgar ya oyó la respiración profunda del sueño.

Por lo menos así podía evitar mirar a sus padres a la cara o tener que soportar el papel que fuera que estaban interpretando, necesitaba estar tranquilo y con ella lo estaría, evitaría pensar en todo lo que le hacía no dormir.

Justo después de la llamada notó como empezaba a entrarle el sueño por el inevitable cansancio y poco a poco fue cerrando los ojos, pero antes de quedarse completamente dormido volvió a intentar su primera llamada, y de nuevo nadie contestó.

¿Qué estaría haciendo ella ahora?

✩  ✩  ✩

Steve barría la nieve abarrotada en el coche, al parecer había nevado bastante mientras él dormía, era necesario quitarla si quería conducir hasta Nueva Jersey. Ahora eran las cuatro de la tarde y tenía pensado salir en aproximadamente una hora, tampoco era su idea quedarse hasta empezar las clases, pero sí que prevenía estar un par de días.

Apoyado en el vehículo se encontraba Lorie, de brazos cruzados y expresión sería, apenas había dicho una oración entera desde que llegó, acababa de presentarse sin previo aviso y tampoco quiso dar explicaciones de donde venía. Steve empezaba a incomodarse.

– ¿Todo bien? Apenas has dicho algo y eso no es propio de ti –. Pero el chico no respondió, siguió fijo en sus movimientos –. ¿Te ha mordido la lengua el gato?

– Una gatita más bien – respondió en tono desafiante. El rubio sonrió.

– No pierdes el tiempo ni en navidad, ¿eeh? –. Aprovechó para darle un codazo como solían hacer siempre, pero él ni se inmutó.

– Ni tú tampoco.

– La verdad es que no me puedo quejar – respondió sin darle mucha importancia.

La conversación se terminó de nuevo. Steve siguió con su tarea mientras era observado por el silencioso amigo que no se reía, no hacía chistes, no se movía. Era todo muy raro, la última vez que le vio no se percató de que estuviera pasando por un mal momento, más bien todo lo contrario, pero así era Lorie, nunca sabías cómo se sentía de verdad.

– Venga, tío, ¿qué te pasa? ¿Ha pasado algo? Sabes que puedes contarme lo que sea.

Tardó unos segundos en saber como formular bien la primera pregunta que le haría, luego se recolocó e inspiró hondo. Allá iba.

– Dime una cosa –. Steve se paró en seco para escucharle –. ¿Te llena lo suficiente eso de enrollarte con la mayoría de chicas que conoces?

El rubio recibió esa pregunta como si fuera una amenaza, pero de forma sutil, si no lo hubiera conocido lo suficiente solo se daría cuenta de que estaba triste y ya.

Dudó un poco su respuesta.

– N... no trato de llenarme, solo de sentir. ¿Por qué?

Lorie se rio irónico asintiendo con la cabeza. Para él no merecía la pena seguir allí, así que se planteó el irse y dejarlo estar, pero Steve no.

– ¿No estarás celoso? – preguntó divertido con la intención de cortar la tensión que, inexplicablemente, había entre ellos. Su amigo retrocedió y se giró hacia él, quizás sí que era el momento de hablar las cosas.

– ¿Qué pasaría si lo estuviera?

– Nada, no es malo estarlo. Pero es raro, ligas tanto o más que yo.

– Pues resulta que lo estoy. Me muero de celos – se le enfrentó, estaban más cerca que nunca.

Steve siempre había sido un centímetro más alto que Lorie, de hecho, solían hacer bromas con eso desde que eran pequeños. Con eso y con muchas cosas más, como cuando Steve sacaba una décima más en los exámenes, cuando le ponían una golosina más en la bolsa, cuando le superaba por poco en la mayoría de cosas. Había tantas bromas entre ellos, pero ahora ninguna hacía gracia.

– ¿Lorie, qué cojones te pasa?

– He estado mucho con Kai últimamente –. Lo desafió con la mirada y notó como la mandíbula del rubio empezaba a tensarse –. Te manda recuerdos –. Le fulminó con la mirada –. A ella tampoco le va mal, en cuestión de ligues, digo.

– Pues me alegro – respondió con cierta rabia.

– Mientes.

– Cállate.

– Te enfadas con ella por mentirte, pero no te das cuenta de que quién se miente a sí mismo eres tú. Eres un genio, tío.

– Dime que no has hecho nada con ella –. Empezó a apretar los puños. ¿Qué le pasaba a Lorie por la cabeza? Confiaba en su amigo, sabía que era un pica flor, pero no lo creía capaz de traicionarle así.

– ¿Acaso es tu novia?

– Lorie...

– Besa bastante bien, le enseñaste tú, tengo entendido.

Sin pensarlo le empujó provocando que se tambalease, Lorie vaciló unos segundos, pero se recompuso enseguida.

– Eres un cabrón. ¡TE DIJE QUE CON ELLA NO!

– ¡ME LA PELA, STEVE, ME LA PELA! No voy a hacer lo que tú me digas solo porque no sabes afrontar tu orgullo de machito. Si tanto te importa deja de hacer el gilipollas y ve a tener una jodida conversación decente con ella, ¿me oyes? Porque me parece patético que yo haya tenido que hacer tu papel. Es muy triste. Eres muy triste.

Ambos tenían la respiración agitada, estaban a un metro de distancia pero parecían kilómetros. Entonces, Steve empezó a atar cabos, frases o reacciones de él a las que no dio importancia en su momento, pero ahora tenían una razón más sólida.

– Te gustaba desde el principio... – murmuró. Lorie ladeó la cabeza –. A ti te gustaba, por eso me sacabas el tema de Kai siempre. Una vez me dijiste que te gustaba alguien, pero que lo habías dado por perdido, justo después de que empezáramos a tener algo ella y yo –. El chico castaño empezó a dibujar una sonrisa en su rostro hasta dejar ir una leve risa –. ¿Por qué no me lo dijiste?

– No era tan fácil.

– Lo que me faltaba, mi mejor amigo también miente.

– Sí, te he mentido a la cara. Pero no por lo que tú crees.

– ¿Qué quieres decir?

Steve miró de nuevo a su amigo sin tener tiempo de reacción antes de que este avanzara a zancadas hacia él y le plantara un beso en los labios.

¿Qué acababa de pasar?

—————
Buenaaaaaass!!

Muajajajjajja... Se ha desvelado el enamoramiento de Lorie🤭 Estoy segura de que ha sido un gran Plot Twist😈

Nuestro Lorie está pilladito de Steve... ¡Y LO HA BESADOOOOOOOO! *grito fangirl*🥴 ¿Cómo habéis reaccionado? ¿Os gustaaaaa?

Os leo, os leoooo...
Nos vemos el marteeees😉

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top