Capítulo 31
Cuida lo que quieres, es carísimo
perder lo que no tiene precio.
El Principito
Alyn se volvió a revisar en el espejo de su habitación. No quería excederse a la hora de ir arreglada, pero tampoco deseaba quedarse corta y que pareciera que iba con lo primero que había encontrado, porque no era para nada así. Llevaba más de dos horas escogiendo un conjunto.
En esos momentos lucía un hermoso mono largo, con las piernas un poco acampanadas y de tirantes, de un color azul marino. Su calzado consistía en unas botas blancas con tacón. El pelo le caía por los hombros, en cascada, completamente suelto, mientras que para su rostro había escogido un maquillaje natural y poco notorio.
Era el vigésimo o trigésimo conjunto que se probaba y apenas le quedaba tiempo antes de que Newen la pasara a recoger. Estaba frustrada y ni siquiera podía gritar, ya que no quería molestar al resto de habitaciones. O, mejor dicho, Alyn no quería preocupar a nadie en general. Habían sido días repletos de ello y estaba cansada.
– Estás preciosa – la voz grave y masculina hizo que diera un respingo al tiempo que posaba la mano en su pecho y se giraba hacia él.
Newen descansaba en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa divertida. Toda su porte resaltaba más con ese conjunto. Unos pantalones tejanos negros y una camisa blanca elegante; todo junto a una americana negra. Parecía todo un galán, pero con un aire informal por el estilo del pantalón y por su pelo completamente despeinado.
– ¿Tú no sabes hacerte notar un poco en vez de dar esos sustos? – le reprochó ella.
– Por como me comías de arriba abajo con la mirada, creo que notar sí que me hago notar – atacó con una sonrisa pícara que provocó un sonrojo en Alyn. Esta volvió su vista al espejo.
– Imbécil – murmuró por lo bajo y Newen rio.
Fue entonces cuando sus ojos percibieron el desastre en el que se había convertido la habitación. Ropa desperdigada por las esquinas, todo lo contrario al control y orden dominante en la chica. Eso le asombró. Se había tomado en serio – demasiado – esta cena. Se dio cuenta de que la castaña realmente estaba insegura.
Por ello se acercó con sigilo hasta que llegó a su espalda. La abrazó por detrás sin dudar y apoyó el mentón en su hombro, mirándola a través del espejo. Alyn reaccionó ante su contacto, posando sus manos sobre las de él, en su abdomen.
– Estás preciosa – repitió, en un susurro, al oído y sus labios rozaron su lóbulo, causando un hormigueo en la piel de la chica. Después de todos los momentos juntos, aún conseguía dejarla sin respiración.
– ¿De verdad?
Él asintió antes de hundir su rostro en el cuello de Alyn y comenzar a dejar suaves besos. Esta le dejó más acceso, encantada con sus mimos, pero no paró de observarse en el espejo. Y, sin importarle romper el ambiente, se separó bruscamente encaminándose al armario.
– No, estoy fatal – aseguró.
– Alyn –. Newen la tomó del brazo antes de que esta alcanzara la puerta del armario y la giró para que quedara delante de él, pegada a su cuerpo –. Estás increíble.
– ¿No crees que voy demasiado arreglada? – preguntó insegura antes de morderse el labio inferior.
– No.
– Pero, a lo mejor...
– Vas completamente hermosa, como siempre – la interrumpió tomándola de las caderas para acercarla más –. Eres hermosa – recalcó, logrando que la chica volviera a sonrojarse.
– Por estas cosas te quiero – le susurró acercando sus labios a los de él, sin necesidad de ponerse de puntillas gracias al tacón.
– Y yo a ti – añadió en el mismo tono antes de que sus bocas encontraran el contacto.
Al separarse, Newen acarició con ternura la mejilla de la chica y la escrutó. Alyn vio el interrogante retenido en sus ojos. Soltó un suspiro.
– Haz la pregunta, hazla ya –. El chico realizó una mueca apenada antes de obedecer.
– ¿Cómo estás? – cuestionó, como los últimos días. La ojiazul se encogió de hombros para después añadir:
– Peor que mañana, pero mejor que ayer – confesó –. Lo voy asimilando, poco a poco.
Newen no podía evitar la preocupación. Era normal, obviamente, pero aun así prefería no verla decaída. Por ello siempre intentaba animarla y no recordarle el tema.
– ¿Seguro que no quieres pasar Acción de Gracias en casa de tus padres? Aunque sea solo por Lena – quiso asegurarse –. No es que no quiera que vengas a mi casa –, aclaró –, estoy deseando que conozcas a mis padres, pero...
– Estoy segura – lo interrumpió –. He comido con Lena hoy. Sigue de acuerdo conmigo en que no es un buen momento como para hacer una cena llena de reproches y discusiones.
El castaño asintió antes de dejar un suave beso en su frente para después indicarle que tomara sus cosas, que se marchaban. La chica le sonrió y posó sus labios en los del chico, en un casto beso. Unos instantes después, con sus pertenencias en las manos, se fueron.
✩ ✩ ✩
Newen aparcó delante de una casa de Brooklyn, detrás de un coche negro. Alyn observó la fachada de los Brown y con ese simple acto se dio cuenta de que era, como máximo, la mitad de grande de la de sus padres. Lo notó extraño, pero agradable, como si ellos no necesitaran más metros cuadrados con tal de tenerse cerca. Algo de lo que carecía su hogar en Queens.
Cuando bajó del coche un pensamiento, que había intentado evitar desde que había aceptado la propuesta de Newen de venir a esta celebración, se apoderó de su mente. Emily. Era consciente de que iba a estar presente, era la hermana de su... su algo indefinido, pero intenso. Había aguantado mucho por parte de ella y cuando, tras la ruptura con Steve, pensó que al fin se libraría de ella, aquí se encontraba. Ligada al hermano mayor de esta y a punto de pasar una celebración familiar con Emily. Alyn se prometió a sí misma hacerlo por Newen, por ese chico que tanto había hecho por ella.
Le sorprendió ver que, a diferencia de ella cuando fueron a comer a Queens, el castaño abría la puerta con sus llaves. Con total confianza. La dejó pasar antes que él, quién ni se molestó en avisar de que habían llegado mientras dejaban los abrigos en un perchero. Simplemente, tomó la mano de Alyn y la guió fuera del recibidor, hacia el interior de la casa.
La castaña analizó todo mientras avanzaba. No había muebles de la misma familia, creando un patrón y estilo. Los colores no eran fríos como los blancos, grises y negros de su casa. La casa de los Brown era digna de una revista de decoración abstracta, pero que complementaba, y con su gran ambiente hogareño. Aquello le recordó al piso de Newen. Alyn sintió que se encontraba en un hogar y, anteriormente, solo lo había hecho en casa de su abuela.
Unas voces resonaron desde la cocina, así que, sin dudarlo, el chico se encaminó hacia ellas. Al abrir la puerta de vaivén, una estampa completamente distinta de lo que se había imaginado la chica apareció ante sus ojos. Sin embargo, para Ethan era de lo más normal.
Nanurjuk y William cocinaban codo con codo en la encimera de la cocina. Aunque, la mujer, parecía más bien jugar con la masa cruda de uno de los platos. Pasó el dedo por el borde del bol antes de acercarlo al rostro del hombre, quien retrocedió.
– Amor, aparta eso – se quejó este, agarrando la muñeca de Nanurjuk, aunque en su rostro tenía formada una sonrisa.
– ¿Por qué? ¿Tienes miedo de que haga... –, hizo una pausa que aprovechó para, con la mano contraria, repetir la acción del bol –, esto? – concluyó manchándole la nariz de masa. Él resopló conteniendo la risa; al contrario de ella, quién dejó escapar una carcajada.
Alyn miró a Ethan, quién mantenía una sonrisa ante la escena. Por ese simple acto, la castaña no pudo evitar formar otra igual. No dio tiempo a nada más antes de que la mujer notara la presencia de ambos, por lo que cesó la risa de golpe.
– Newen – lo nombró antes de apartarse del brazo de William, quién la había abrazado, para ir hacia su hijo –. Mi mini artista – añadió abrazándolo con fuerza.
Nanurjuk destacaba. Esa fue la primera cosa clara que tuvo Alyn en cuanto la vio. Su tez más oscura, más su pelo castaño oscuro y los ojos del mismo color. Aunque, junto a Ethan, lo que más resaltaba era la estatura, un poco más baja que la media. Era por eso que la castaña tuvo que reprimir una risa al ver el cuerpo encobrado hacia delante del chico.
– Hola, mamá – saludó este una vez se separó. Aún mantenía la sonrisa.
– Hola, cariño – saludó de vuelta antes de fruncir el ceño al detectar algo que no le agradaba. Se puso de puntillas para después añadir, en tono de reprimenda –: Pero mira cómo traes el pelo, hecho un desastre. No te cuesta peinarte, aunque sea con los dedos.
– Mamá – murmuró entre dientes mientras intentaba apartar las manos de la mujer. Alyn apretó los labios, aguantándose la risa –. Me estás avergonzando.
Esas palabras surtieron efecto, ya que detuvo sus dedos al tiempo que giraba el rostro hacia la figura que había permanecido al lado de su hijo durante toda la escena. Alyn sintió los nervios apoderarse de ella bruscamente y tan solo por una mirada de Nanurjuk. Conocer a los padres de Ethan era un paso importante. Era consciente que él ya había conocido a los suyos, pero en ese entonces ni siquiera se habían besado. En cambio, ahora... bueno, tenían esa unión íntima.
– Tú debes de ser Alyn – comentó Nanurjuk dando un paso en su dirección. La castaña asintió sin emitir palabra –. Me han hablado de ti –. La mujer le hizo un repaso de arriba abajo, pero no de forma despectiva, antes de añadir con una amplia sonrisa –: Pero Newen nunca me dijo que fueras tan preciosa.
– Gracias, señora Brown.
– Oh, no, de eso nada – negó ofendida –. Llámame Nanurjuk, que es mi nombre completo, o Nanu –. Alyn volvió a asentir –. Estoy encantada de conocerte al fin.
Sin darle tiempo a hablar, sintió los brazos de la mujer rodeándola. Solo pudo ver, al tiempo que correspondía, como Ethan sonreía emocionado por la escena. A unos metros de distancia, William observaba también, pero este con diversión.
– Y este es mi marido, William – le presentó su esposa, una vez se separó de ella. El nombrado avanzó hasta alcanzar a la mujer. Volvió a tomarla de la cintura en un movimiento inconsciente.
– Llámame Will.
– Encantada, Will –. Aceptó la mano del hombre con nerviosismo y temblor.
– ¿Y Emily? – preguntó, Ethan, mientras unía su mano con la de Alyn, ese acto la tranquilizó, aunque al nombrar a su hermana toda la tensión se implantó en sus hombros.
– Aún no ha llegado, pero no debe quedarle mucho – respondió su padre.
– ¿Por qué no, de mientras, le enseñas tu habitación a Alyn? – sugirió su madre. Ethan le lanzó una mirada interrogante, cuestionándole. Esta simplemente se encogió de hombros.
– Está bien.
Guiándola por sus manos aún unidas, se dispuso a abandonar la cocina. Sin embargo, Alyn decidió mirar por última vez a esos adultos que, por la escena que había presenciado, parecían dos adolescentes. Fue entonces cuando notó una expresión extraña en sus rostros, una que intentaron disimular al notar su mirada.
Aquello le extrañó, pero se olvidó de ello en cuanto traspasó la puerta de la antigua habitación de Ethan. Todo gritaba su nombre: cada mueble, cada pared, cada objeto, cada esquina... Todo. Desde los muebles de diferentes estilos, al igual que en su casa, hasta el material artístico. Pero, lo que más destacaba, y de lo cual Alyn no pudo apartar la mirada durante varios segundos, fueron las paredes. Estaban pintadas y no con una simple capa de pintura, sino con diversos dibujos esparcidos por toda la superficie.
– ¿Los has hecho tú? – preguntó mirándolo de soslayo por encima de su hombro.
– Empecé cuando tenía once años – explicó sentándose en el borde de su cama –. Fue algo pequeño y en una esquina. Después con los años he ido añadiendo hasta que hice el último. Fue el mismo día que me fui –. Alyn revisó las paredes en silencio y cuando lo encontró no le hizo falta preguntar.
– Este – señaló.
– ¿Qué lo ha delatado? – bromeó. Ella rio encogiéndose de hombros.
El dibujo consistía en la buhardilla que ahora poseía en su apartamento; sin embargo, no era como la tenía actualmente, sino como esperaba organizarla una vez la hiciese suya. Como si fuera un deseo plasmado en la pared. Alyn sonrió ante la pintura antes de acercarse a él y sentarse sobre su regazo, acción que sorprendió al chico.
– Deberías hacer esto en tu apartamento, es muy bonito – le aconsejó, mientras acariciaba su pelo de la nuca –. Es como contar una historia, tu historia. Aunque un dibujo sea de lo más absurdo y parezca que no tiene sentido, en verdad hay algo detrás que te ha empujado a crearlo. Y eso ya es parte de tu vida.
– Joder, Alyn, no sé qué decir – confesó –. Amo cuando hablas así y más cuando veo cómo te brillan los ojos con el tema del arte –. Esta se sonrojó. Newen aprovechó su mudez para acercar sus labios a los de la chica.
Sus bocas se saborearon con lentitud, llevando el beso a la ternura. Sus lenguas se encontraron y acariciaron con dulzura. Era un beso romántico, de los que Alyn había visto en las películas. Ambos sintieron que era perfecto, que ellos juntos lo eran.
– Mierda – murmuró sobre los labios de la chica cuando se separó por culpa del ruido de la puerta principal –. Tenemos que dejar esto aquí, pequeña loca, por más que desearía seguir –. Alzó las caderas provocándole. Ella le dio un golpe en el hombro antes de ponerse en pie –. Vamos, acaba de llegar mi hermana.
Ante la mención de Emily, Alyn volvió a tensarse, pero se obligó a, dos pasos por detrás de Ethan, cerrar los ojos por unos segundos y realizar unas cuantas respiraciones. Ya había tenido suficiente drama estos días, no quería más y menos con una persona como Emily. No merecía la pena.
Cuando se adentraron al comedor, los padres de Ethan hablaban con su hija pequeña, quien al ver a su hermano salió disparada a abrazarlo, apartándolo de la chica. No lo tomó como un ataque, simplemente sonrió a los señores Brown y esperó a que el chico, quién estaba encantado con la presencia de su hermana pequeña, terminará de saludarla.
– Oh, Alyn, hola – saludó la chica acercándose a ella. Ambas fingían su mejor sonrisa, aunque detrás de sus miradas se notaba el disgusto ante la otra –. Mi hermano me dijo que vendrías, pero no que lo harías viniendo tan guapa –. Había una pulla entre líneas que solo la castaña reconoció –. Vas tan ideal para el día de hoy –. No cayó.
– Gracias – agradeció sin borrar la sonrisa de su rostro –. A ti también te sienta de maravilla ese vestido – elogió de vuelta. Hubo un enfrentamiento corto de miradas y sonrisas que se vio interrumpido por la voz de Ethan.
– Mamá, ¿por qué hay seis platos si somos cinco? – cuestionó mirando la mesa y causando que todos hicieran lo mismo. Todos menos Emily, que se apresuró a responder por la mujer.
– Es que falta mi acompañante.
– ¿Tu acompañante? ¿Es tu forma de decirme que tienes nuevo novio? – preguntó, sacando su vena protectora. Confiaba en ella, sabía que era capaz de tomar sus propias decisiones, pero después de su última experiencia le preocupaba que su hermana volviera a sufrir.
– No, no, nada de eso – aseguró. En su rostro se fue formando una sonrisa, lentamente y cada vez más amplia. Algo se removió en el estómago de Alyn, por lo que entrelazó su mano con la de Ethan, esperando que eso la calmara –. Es... una sorpresita – dijo mirando directamente a su hermano –. Para más de una persona – añadió, esta vez con los ojos clavados en los de Alyn. Su sonrisa no se aflojó ni por el sonido del timbre; al contrario, se pronunció –. Ahí está – concluyó antes de encaminarse a la puerta principal.
– ¿Vosotros sabéis quién es? – cuestionó el castaño a sus padres.
– Ni idea, mi niño – le respondió su madre –. No ha querido decirnos nada, solo que contáramos con una persona más.
El cuerpo de Alyn seguía revuelto y Ethan notó como se tensaba, por lo que comenzó a acariciar el dorso de su mano con el pulgar. Cuando Emily se adentró de nuevo al comedor y se posicionó a un lado de la puerta, la miraron extrañados. Extendió sus brazos hacia la puerta antes de gritar:
– ¡Sorpresaaa!
La persona surgió de entre las sombras, traspasando el umbral.
A Ethan se le vino el mundo encima.
—————
Buenaaaas!!
Siento el retraso de dos días. He cogido un virus y me he pasado los dos días mal del estómago. No tenía fuerzas ni para coger el teléfono. Pero ahora estoy mejor y aquí os he dejado el capítulito del martes.
Ya aviso, con tiempo, que el capítulo del viernes vendrá con retraso, no sé si de horas o de un día, ya que tengo una obra de teatro que hacer y justo pilla el horario de publicación. Lo siento mucho🥺
Hasta el próximo cap😉
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