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Milk se sentó en una silla a lado de Bulma - ¿Puedo llevar ese? - Preguntó esperanzada.
- Si quieres parecer árbol de navidad, claro que puedes llevarlo - Respondió la peliazul.
- No seas cruel - Habló la azabache - Me gustaría que no estuviera tan empeñado en celebrar por todo lo alto una simple boda civil.
- Todavía sigo sin entender por qué vas hacer esto - Dijo la de ojos azules.
- Tu misma has visto como es con Gohan - Le recordó la azabache.
Con el fin de que Bulma y Goku suavizaran sus relaciones, Milk había invitado a la peliazul a su casa a tomar una copa, cuando la de ojos azules, el pelinegro había estado a punto de llevar a Gohan a la cama, esta lo había visto con el niño en brazos que la pelinegra había presenciado tantas veces.
- Se adoran aunque me resulta imposible no casarme con él - Comentó la azabache.
- ¿No quieres casarte?
La ojinegros dudó, no pudo responder.
- Así que eres un cordero dispuesto al sacrificio - Suspiró Bulma indignada.
"¡Oh si! Me sacrifico todos los días en sus brazos", le habría contestado la azabache.
Milk se puso de pie y caminó hacia el riel donde estaban colgados los vestidos blancos - Me probaré este - Dijo eligiendo un vestido al azar.
La dependienta se lo llevó al mostrador, cuando la mujer se alejó la peliazul habló.
- ¿Te has puesto a pensar que cuándo estés casada y lleves una vida... más íntima?
- ¿Estas bromeando?
Bulma no estaba bromeando sino que parecía estar preparando a su inocente polluelo para el sacrificio.
- Siento desilusionarte, Bulma, pero ¿Qué crees que hemos estado haciendo en mi casa todo este tiempo?
La peliazul estaba muy sorprendida y con una incomodidad que no era característica de ella.
- ¿Quieres decir que...?
Milk se rio y se giró nuevamente hacia la ilera de vestidos colgados.
- Yo pensé que... - Tartamudeaba.
- Bueno, no pienses - Le dijo la azabache.
Estaba harta de que hicieran suposiciones sobre ella, Goku la creía una zorra y Bulma una inocente criatura.
La dependienta volvió a aparecer oportunamente.
- Eres tu peor enemiga - Le dijo la peliazul - Toma, pruébate este - Le indicó. Había escogido un traje color perla con un escote en forma de corazón y unos delicados encaje que adornaba la parte superior de este.
[•••]
- ¿Qué te parece?
El pelinegro estaba en el pasillo de la casa de Milk.
Ten estaba observándola con curiosidad - Es una casa que tiene muchas posiblidades pero será difícil de modernizar manteniendo sus antigüedades.
- En esta casa está los gusto de un anciano ¿No se puede hacer un cambio del exterior y que por dentro quede intacta?
- Yo soy arquitecto, no hago milagros, la calefacción no sirve, los suelos crujen y las paredes amenazan con venirse abajo con solo quitar un cuadro, para esto necesitas a Lazuli, no a mí - Opinó Ten.
- Lazuli está ocupada en otras cosas - Le recordó el pelinegro.
- Si Lazuli no puede ¿Qué te parece si le doy el proyecto a mi esposa? - Sugirió Ten.
- ¿Tú esposa?
- Sí, la rubia que pasó toda la tarde coqueteando contigo. Al dia siguiente después de nuestra luna de miel ella apareció con un hoverol y un casco a mi me dejó sorprendido no le importa ensuciarse las uñas, tu le das un martillo y en menos de media hora te destruye esa pared.
Ten suspiró parecía divertirse hablando de su esposa pero también había un brillo de orgullo y amor en sus ojos.
Goku suspiró, su hermano Black y Ten estaban profundamente enamorados y él en cambio se iba a casar por una obsesión.
Una obsesión del pasado una obsesión del presente pero sobre todo una obsesión sexual.
El pelinegro se dio la vuelta para que Ten no viera su expresión, algunas veces deseaba no haber ido a esa casa, no haberse encontrado con Milk porque ella había puesto su vida patas para arriba lo hacía actuar como jamás lo había hecho. ¿Sería amor su obsesión?
Aquella palabra se filtró en su mente como veneno. La ojinegros volvería pronto; dedicaba unas horas a ayudar en la escuela de Gohan varias mañanas a la semana, no quería que lo encontrase con Ten.
- ¿No tienes alguna ambición? - Le había preguntado una noche.
¿Es que debería de avergonzarme de querer ser madre a tiempo completo? - Había respondido ella molesta.
- No, por supuesto que no solo pensaba...
- Bueno, no pienses - Lo interrumpió - Estoy cómoda siendo como soy pero si a ti no te gusta, ya sabes que puedes hacer.
Irse. Ella nunca dejaba de decirle que tenía la opción de marcharse, él normalmente le respondía besándola pero ¿Le importaría a ella que él se marchara? Se preguntó él
- Me gustaría empezar el trabajo cuando los dueños estén fuera - Dijo el pelinegro a Ten - Sería menos doloroso para ellos no presenciar la destrucción de todo lo que aman.
- ¿Quién es el dueño de la casa?
- Una... amiga - Respondió Goku.
Le costaba decir "mi futura esposa" ¿Se avergonzaba de ello? ¿O temía que nunca sucediera? Él se daba cuenta que ella no estaba convencida a pesar del sexo salvaje entre ellos, incluso recientemente había rechazado el sexo, le había dicho que le dolía la cabeza o que andaba con su menstruación. La conocida frases de las mujeres.
Miró el reloj, pero no vio la hora realmente porque se acordó que el dia anterior Milk había ido a comprarse ropa para la boda con su vecina, frunció el ceño, diez minutos con esa bruja habría sido suficiente para aumentar las dudas de Milk.
- Esta casa no puede tocarse sin su permiso - Le advirtió Ten - Ni la loca de mi esposa lo haría hasta que le des un papel firmado por la dueña.
- Lo conseguiré - Asintió Goku. Pensó en la confianza con la que ella firmaba todos los papeles que le ponían delante. Aquello era algo que lo molestaba, el dinero no era nada para ella en cambio su hijo y aquella casa lo era todo ¿Y el, dónde encajaba? ¿Valía más una casa para ella que él?
El teléfono del estudio empezó a sonar, el pelinegro pensó que la llamada era para él y se excusó para ir a contestar.
- ¿Hola?
Hubo un silencio luego una voz insegura.
- ¿Está Milk?
El pelinegro se quedó petrificado al reconocer aquel tono pueblerino en la voz, era Lapis...
- No - Fue lo único que logró decir.
- ¿Quién habla? - Se escuchó tras línea.
- Un amigo...
- ¿Puedes dejarle un mensaje? Dígale que Lapis ira a la capital Oeste este fin de semana que me llame para cenar o encontrarnos para hablar de la propuesta y...
El ojinegros colgó el teléfono, sin dejarlo que terminara de hablar, detrás de la puerta de estudio escuchó a Ten caminar por el corredor, en el estudio sólo se escuchaban un zumbido dentro de su cabeza.
[•••]
Milk firmó los papeles que Goku le puso delante sin molestarse en leerlos, estaba tan cansada que sabía que no podía concentrarse en ellos.
- Vegeta me dijo que has decidido dejar aparte un fondo - Murmuró él - ¿Es para algo en especial?
- ¿Es que Vegeta tiene que informarte cada decisión que tomo? - La pelinegra frunció el ceño.
- Tú me encargaste de tu dinero - Se enconjió de hombros.
La pelinegra tomó una bocanada de aire, aquella relación no era nada sencilla ella se levantó con la intención de irse a la cama estaba agotada por el estrés y la tensión.
- ¿Para qué es ese dinero que apartaste? - Preguntó él.
- Es un asunto personal - Respondió ella.
- ¿Un millón de yenes de asunto personal? - Preguntó incrédulo.
La azabache lo observó había algo diferente en él aquella noche había estado callado y pensativo incluso con Gohan y estaba más pálido que de costumbre ¿Estaría estresado también? - Podría querer gastar dinero sin control - Ella intentó bromear con algo espinoso - Una terapia de consumo.
- ¿Crees que necesitarás una terapia después de casarte conmigo?
- Bueno tengo un solo traje no es nada comparado con la decena que tienes tú en el armario - Señaló ella.
- Llenar el armario no te costará un millón.
- A lo mejor decido que quiero comprarme un cargamento de cosas como un coche o dos ¿Por qué no? ¿Hay algún límite?
- No, pero creo que has exagerado un poco ¿Por qué no me dejas que te pase cien mil yenes a tu cuenta para empezar? No tienes porque pedirlo si quieres más.
La ojinegros se puso tensa no quería hablar más de aquello - No quieras convencerme solo porque sabes más de dinero, Goku - Le dijo ella molesta - Si quisiera cien mil yenes habría sacado solo eso - La pelinegra dijo eso y se marchó.
- ¿Adónde vas? - Preguntó él.
- Estoy cansada ha sido un dia agotador quiero darme un baño caliente para relajarme y dormirme en cuanto ponga la cabeza en la almohada, además me duele mucho.
- ¿Qué? ¿Otra vez, Milk? - Preguntó molesto.
- Ni siquiera estamos casado y ya pareces un marido debe haber algo más que sexo en una relación si no cometeremos un grave error.
Ella notó un brillo amenazador en su mirada como si estuviera a punto de decirle algo desagradable. Pero él no dijo nada se quedó mirándola, aquella mirada parecía hipnotizarla sus sentidos cobraban vida cuando la miraba y ella sentía una tensión irresistible.
- Claro, perdóname, perdona mis torpes instintos - Habló con ironía el pelinegro.
Sus instintos no eran nada torpe, pensó ella - Goku...
El pelinegro se dio la vuelta y se alejó - Me iré mañana temprano y no volveré a dormir aquí, Gohan ya lo sabe pero por favor dile que lo llamaré por teléfono antes de que se vaya a la cama.
Sin saber por qué ella sintió temor - ¿No vas a volver? - Balbuceó.
Él la observó - Un coche te vendrá a buscar el viernes por la mañana, por favor procura estar lista.
Ella sintió alivio al oír esas palabras, no concebía la vida sin él.
- Si - Susurró ella - Buenas noches - Y se marchó antes que le faltaran las piernas.
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