Único
Gavi se sentía emocionado, ya quería que su pizza llegara.
DING-DONG.
Como si su vida dependiera de ello, corrió hacia la puerta como alma en pena. Al abrirla su repartidor favorito con una cara de cansancio le sonrió.
–Traigo pizza.–Dijo como si eso no fuera obvio.
Gavi emocionado lo invito a pasar, tomando la pizza de sus manos.
–¡Sí, eres el mejor! ¿Qué tal el trabajo?
–Terrible como siempre.–Responde quitándose los zapatos
–Mi rebanada gruñona de pepperoni ¿Tuvo un mal día entregando pizza eh Pedri?–Dijo divertido, quitándole la gorra de la cabeza y poniéndosela.
–Cállate.
–Vamos, ¡He estado esperándote todo el día para ver episodios malos juntos!
Ambos se dirigieron a la sala del castaño, tomando asiento con una rebanada de pizza en las manos y empezando a ver la estúpida serie de cazadores.
–...
–¿Qué?–Pregunta Pedri, con una rebanada a mitad de su boca.
Gavi pauso la serie y miró atentamente a Pedri.
–Sabes que estamos saliendo ¿Verdad?–Pregunta de repente, provocando que Pedri se atragante con su pizza.
–¿Qué?–Tosiendo logra formular la pregunta, Gavi... Ni siquiera nos hemos besado todavía, piensa Pedri.
–Tú, yo, salir... En el gran viaje del arcoíris gay.–Termina de decir Gavi, acercándose hasta estar cara a cara con Pedri.
–Por supuesto... Sé que estamos saliendo.–Responde besando al sevillano.
Pedri lo besó y con lentitud continuó con un camino de besos a lo largo de la mandíbula de Gavi. Chupó hasta dejar un profundo moretón en el cuello de Pablo, causando que sus caderas se sacudieran esporádicamente, Pedri rio entre dientes.
–¿Tanto me deseas?–Murmuró.
–Voy a disfrutar esto.–Beso su cuello mientras se acomodaba entre sus piernas, una de sus manos lo comenzó a desnudar por la parte de arriba, y la otra sostuvo su cuerpo.
Pedri.
Él gime, gime tan malditamente bajo que mis ganas de hacerlo gritar incrementan.
Busco sus labios, cuando por fin puedo sacarle la polera, él me los entrega, mirándome a los ojos.
–Seré cuidadoso, lo prometo... No podría hacerte daño.–Dijo, él asiente y deja que quité su pantalón.
Me detengo a mirarlo, sus mejillas rojas, sus ojos húmedos. Y sus labios rojos y temblorosos.
Bajo su ropa interior y lo escucho tragar saliva.
–Date vuelta, bonito.–Le murmuro, él asiente y se da la vuelta, mostrándome su bonito trasero.
Lo tomó entré mis manos y los aprieto con
fuerza.
Él gime fuerte, y deseo más de esto, mucho más.
Abro sus nalgas, él tiembla.
–¡Pedri!–Gavi gritó, sus mejillas estan tan rojas, sus ojos estan llenos de las lágrimas, y su respiración es agitada
–Por favor, por favor, Pedri te necesito dentro de mí... Por favor.
–Shhhh.–Pedri lo tranquilizó, Gavi separó sus piernas mientras Pedri deslizaba un dedo dentro de él, rápidamente seguido de un segundo.
–Mírate.–Susurró.–Estás tan excitado, cariño. Estás tan excitado y abierto. ¿Quieres esto, no es cierto?
–Sí, sí, sí.–Gavi balbuceó.–Te quiero, te necesito Pedri.
Pedri se alineó y se deslizó dentro de Gavi fácilmente, el menor estaba listo para ello por lo que su cuerpo aceptó a Pedri como si estuviese hecho para él. Pedri mordió el hombro del menor, ante el gemido agudo que escapó de los labios de este.
–Eso es, cariño.–Pedri respiró en su cuello.–Solo un poco más... Eso es.
Las caderas de Gavi se sacudieron desesperadamente mientras suplicaba y gemía. Estaba abrumado por las emociones.
Repentinamente Pedri se tensó.
Ambos gimieron de placer mientras Pedri se adentraba muy dentro de Gavi. Saliendo con suavidad, entonces entrando en el otro hombre de nuevo al mismo ritmo agonizante y pacífico. Lo hizo de nuevo y de nuevo hasta que Gavi estaba lloriqueando y jadeando, suplicando por más.
–Tus deseos son órdenes.–Pedri gruñó, inclinándose y pellizcando el hombro de Gavi, antes de comenzar un ritmo fuerte y rápido.
–Oh, joder, justo ahí.–Gavi jadeó, agarrando desesperadamente los bordes del sofá, Pablo gimió mientras Pedri golpeaba ese dulce punto dentro de él.
–Pe-Pedri.–Gimió, su cabeza inclinada hacia atrás, Pedri gruñó, una mano apretándose alrededor de sus caderas mientras la otra pasaba por su espalda.
–¡Pedri!–Gavi gritó mientras Pedri golpeaba su próstata de nuevo, haciéndolo ver estrellas.żDios, estoy cerca.–Jadeó.
–Juntos.–Dijo Pedri, levantando su mano y entrelazando sus dedos con los de Gavi.
–Juntos.–Gavi asintió, Pedri alcanzó con su
otra mano tirando de la polla de Gavi una vez,
luego dos, y luego una tercera vez, Gavi vio
estrellas.
Gavi gimió, Pedri gruñó.
Ambos se dejaron caer por completo al sofá, exhaustos.
–Pedri...
–¿Mmh?
–Mentiroso, no lo sabias, no te diste cuenta hasta ahora.–Dice Gavi mordiendo un pectoral de Pedri.
–Cállate... Te amo
–Yo también.
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