34
Neferet se acostumbró poco a poco a la intensa luz de la habitación de aquel hospital, había perdido mucha sangre pero alguien hizo un gran esfuerzo para poder donarle la necesaria.
—Idiota —miró a Sebastián a su lado derecho—. Despertaste —sonrió con algunas lágrimas en sus ojos—. Llevabas dos dias asi.
—Harper —miró a sus padres a su lado derecho—. Los hermanos Rivas ya estan pagando por Raúl y por ti —ambos sonrieron—. Dejaremos que pasen todas tus visitas.
Los padres de la chica salieron y después entraron todos sus amigos con obsequios; pero Zoe no estaba presente.
—Hola, Neferet —saludó Alexa con una sonrisa—. Ya estas mejor.
—Mi padre arrestó a esos criminales, estaba presente por si se les ocurria ir —habló Erick mientras acomodaba sus lentes—.
—A pesar de sorprender a todos con tu verdad, creen que sigues siendo una gran persona, cuando te den de alta quieren que vayas de inmediato al instituto —dijo Ricardo dejando el peluche de oso a un lado de la cama de Neferet—.
—Si hubiera sabido que eras chica, te hubiera dejado en paz —comentó Ángel apenado—. Perdón.
—Las porristas y yo estamos muy agradecidas contigo, tal valentía de mentir y enfrentarte a asesinos —dijo Camille y rió un poco—. Mejoró la escuela y a los alumnos.
—¿Zoe? —preguntó la chica y miró al pelirrojo—.
—Nadie la ha visto desde el baile —respondió su amigo mientras suspiraba—.
—¿Podrían dejarme a solas con ella? —todos dirigieron su mirada hacia Zoe y salieron dejando a ambas chicas a solas—.
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