Capítulo 15
Oscuros secretos.
¿Quién conoce lo se oculta trás la mirada serena de aquella críatura nocturna?
Sus fauces hambrientas me consumieron en la misería, terminando mi vida en una trágica comedia.
«Bajo mis pies el verdor del pasto y su aroma arrastrado por la brisa otoñal me hizó perderme en la belleza de aquel paraje campestre, el lugar donde el aroma a rosas tendía a mezclarse con el de la más silenciosa muerte.
No fue fácil dicernirlo sabía que nuevamente estaba atrapada en uno de mis sueños. Hometwon se expandía en un paraje de tonos vivos y frondosa vegetación aquellos campos por un instante parecían más salvajes de los que llegase a recordar.
Los recorrí por inercia, y cuando creí que no había a donde ir me quede absorta ante una silueta que comenzaba a dibujarse en la lejanía.
De la nada (y como en otras ocasiones) la oscuridad hizo acto de presencia, haciendome divagar. Siempre era lo mismo, cuando mis sueños vacilaban en esas fluctuaciones y se tornaban pesadillas habían significado la siniestra visita de Amy o la mujer del cigarrillo. Tragué grueso cuando la silueta siendo más visible comenzó a alejarse.
— ¡Espera!
Grité intentando frenarlo pero me ignoró. Así que no tuve mas opción que seguirle por un campo estrecho que se marchitaba.
» Esto... No es bueno«
Pensé. Justo cuando seguí a través de las sombras a aquel ser que me trajó a una especie de cabaña en medio de arboles secos y naturaleza muerta envuelta por una especie de neblina. Sentí curiosidad por aquel sitio.
Sin embargo, no pudé acercarme ya que en un instante frente a mi estaba un ser cubierto por una capucha oscura. No fui capaz de gritar mucho menos cuando su mano congelada y húmeda se deslizo por mi mejilla. Me perdí en los labios sangrantes de aquel hombre, pues su rostro era eclipsado por las sombras que proyectaba su capucha.
— No camines entre las sombras. No seas absorbida por la oscuridad.
Me quede estática cuando ví sus manos y entendí que la húmedad en ellas era... Sangre. Aquel me soltó y se dió la vuelta comenzando a caminar hasta la cabaña.
— Debí protegerte.
En ese momento sentí como me sujetaron de los pies y me arrastraron sin contemplación a través del bosque.»
.....
— ¡No! ¡Sueltenme!
Grité, aun sin darme cuenta que había despertado ni que aún era de noche y que estaba sola en mi habitación o al menos eso creí.
Luego de un instante tratando de encontrar la lucides de lo real me descubrí cubierta de sudor y jadeando, como si de verdad hubiese sido arrastrada de heho podía percibir las molestias de los golpes y rasguños aunque no hubiese signos evidentes en mi piel.
Recogí mi cabello en un moño sin removerme de la cama. En días anteriores hubiese saltado en busca de ayuda o me hubiese quedado llorando sin saber que hacer, sin embargo las pesadillas y las repentinas apariciones de Amy y la otra mujer del cigarillo habían causado que logrará asimilar pesadillas de esta indolé. Debo decir que no estaba segura del porque pero el simple hecho de poder ver esas cosas me estaba causando grandes problemas mentales y físicos.
Había pérdido algo de peso en el transcurso de aquellos días en los cuales un tercer "fantasma" decidió unirse a mis tormentos. Cuando giré mi rostro hacía la pequeña ventana de mi habitación estaba de pie aquel ser cubierto por la misma capucha.
— Debe ser una broma.
Las palabras salieron solas de mi boca y me estremecí cuando lo ví negar, tragué grueso retrocediendo sobre mi cama. Estaba entre salir corriendo (lo cual sería inútil) o quedarme allí.
«Vamos Amelia... ¡Se valiente! Has visto cosas peores que el fantasma del hombre con capucha ¿no? ¡Puedes con esto!»
— ¿Qué quieres? — Me aventuré a preguntar recibiendo unos largos y tortuosos minutos de silencio. Aquel extendió su brazo hacía la puerta, la cual se abrió con una facilidad que me dejó boquiabierta pues acostumbraba a dejar el seguro con llave, me giré a verlo y esté habia comenzado a caminar hasta la puerta. — Quieres que te siga ¿Eh?
Bufé y él me ignoró siguiendo su camino mientras me debatia internamente en seguirle o no, llegando a la conclusión de que aquel no me dejaría en paz a menos que le obedeciese. Me calcé unos zapatos y en pijamas me ví en la obligación de seguirlo.
*****
La paciencia no era mi mejor virtud y en aquel instante, rodeada por los altos robles y la helada brisa otoñal estaba a punto de estallar. El misterioso y callado fantasma me había guiado a través de señas por la parte trasera de la posada, por un camino lleno de espinas y hojas que se arremolinaban sobre nosotros.
Suspiré al perderme en las hojas que agitadas por el viento danzaban livianas hasta tocar el suelo. Hometwon asomaba parajes encantadores y llenos de misterio, pero a esas horas con la oscuridad rondando se tornaban siniestros tal era el caso de aquel caminillo con inmensos arboles.
Por un instante pensé ¿Qué hubiese sido de mi si este lugar fuese normal? Sin muertes, fantasmas ni lugares tan oscuros, quizás habría tenido unas relajantes semanas en vez de esta constante angustia.
»¿cómo me enredé en todo esto?«
Pensé. Es extraño, pero cuando me enviaron a este lugar de seguro Michael pensó que estaría en un panorama monótono y que eso tranquilizaría mi impetú y adrenalina, lo que el editor de CorduasS no sabía era que con cada día que yo pasaba dentro de Hometwon mi razón comenzaba a ceder, me fragmentaba como el cristal más fino... Estaba cayendo a un foso oscuro y sangriento del cual me costaria salir.
Sacudí mi cabeza deseando espantar esos pensamientos mientras guardaba mis manos heladas en los bolsillos de la pijama. Necesitaba fuerzas, muchas y convicción para lo que podría esperarme más adelante, sobre todo porque estaba sola siguiendo a un "fantasma" en medio del anochecer, en un pueblo donde varías chicas fueron asesinadas de forma atroz y sin saber si su asesino andaría libre.
Me estremecí ante la idea, no habia tenido buenas experiencias en mis sueños que se transformaban en sangrientas pesadillas, sin darme cuenta me detuve acción que sólo tardó unos segundos pues el fantasma sujetó mi muñeca llevandomé hasta el final de nuestra caminata.
Contuve el aire cuando una corriente de aire helado sacudió mi cabello, ondeando mi blusa. Estabamos a orillas de un risco a una altura 20 metros donde una gran laguna se expandía al final, donde se apreciabá el reflejo de la luna a medias. Me incliné unos centímetros hacia adelante curiosa justo cuando la voz inexpresiva del fantasma de la capucha se hizo escuchar.
— ¿Confías en mi? — Me sorprendí. Aquel me sujetó del hombro. — ¿Me dejarías ayudarte?
— No comprendo... — Aquella interrogante me hizo perderme en lo perfilado de su rostro y en su boca pálida por la cual escurría un fino hilo de sangre que se perdía por su barbilla. — ¿ayudarme? ¿con qué? — Pregunté.
Un silencio largo acompañado por una corriente de aire bastante fuerte se acentuó entre nosotros.
— A sobrevivir... Necesito... Que... lo veas... tu... necesito... salvarte. — Su voz entre cortada comenzó a distorsionarse helandomé la sangre, cuando quise preguntar que sucedía fue tarde.
Una violenta corriente de aire me alzó del suelo. Grité cuando fui expulsada al vacío y mi cuerpo descendía a gran velocidad. La última visión que tuve fue la del ser que a lo lejos me sonreía.
En aquel momento maldije la estúpida idea de haberlo seguido.
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