Capítulo 11

Iglesia

»Cada indicio me empujabá
aún más al abismo oscuro
de su mirada«

Cada minuto parecía irse entre mis dedos tan lento, sumergido en un silencio agónico que casi logra asfixiarme dentro de mi habitación.

Debía admitir que me sentía tan temeroso. En mi vida creí en cosas como fantasmas o apariciones, para mí eran absurdos inventados por personas debiles de mente. No obstante, desde hace meses he comenzado a percibir algo extraño y pertubador a mi alrededor que honestamente era díficil de explicar, por ello me aparte con el escépticismo ondeante sobre la oscura realidad.

Pero desde que llegue a Hometwon y presencie el cadaver de Amy Ross, esas cosas que ignore por años decidieron volver y acrecentarse como avispas dispuestas a herirme al punto de ponerme la piel de gallina en mis sueños y en la realidad.

Aunque admito que habia una parte de mi que insistía en mantener la cordura y serenidad, repitiendome una y otra vez que sólo era mi mente sugestionada por cuentos sin sentido y fantasías ridiculas. Pero entonces, si era así ¿qué tiene que ver la mujer pelirroja en todo esto? ¿quién es? y si todo era una sugestión ¿Cómo carajos veo a una mujer que nunca he tenido al frente?

Bufé resignada conmigo misma, debía concentrarme en otras cosas. Me erguí sobre aquella silla; acomodé mis lentes sobre el puente de la nariz y entorné la mirada sobre la pantalla de la lapto, ojeando nuevamente las primeras hojas que llevaba escritas sobre el bendito reportaje de turismo (Mi segunda mortificación).

Al menos llevaba transcrito algo decente sobre aquel pueblo, ignorando obviamente los escenarios y detalles desagradables. El texto en cuestión era una introducción sobre Hometwon y sus alrededores basandomé obviamente en la historia del lugar que Richard me facilitó en un correo. Además fuí añadiendo descripciones sobre el invernadero y los cultivos de rosas pero en cuanto quise llegar a la parte donde debía describir la "Cascada de Cristal" había dejado de teclear.

No pudé evitar que la imagen del rubio ojiplateado llegará a mi espacio arrancandomé un suspiro, mi cabeza era un caos por más que quisiese evadir mi situación era como una ola que se avecinaba inmensa y aplastante sobre mí.

Hacía dos dias desde que estuvimos en la cascada. Aún recordaba su disculpa por la manera desastrosa en la que término nuestra pequeña salida, sobre todo por las dos horas que pasamos en la comisaría sin importar que aún siguiera empapada, sólo llevabamos la disposición de entregar el anillo de Amy. Hablamos con el comandante sobre el anillo y las conjeturas que entre Dominik y yo armamos. Era obvio que evite comentarles sobre la advertencia que "sutilmente" me caló los huesos al salir del bosque.

Por su parte el comisario parecía poco interesado en lo que hablaba Dominik, quien se imponía con seguridad sobre sus conclusiones. No eramos investigadores pero era visible que aquel anillo no pudo llegar de casualidad al cauce de la cascada. Al final nos prometieron llevar a cabo una búsqueda, aunque ambos sabiamos que aquello era más para corrernos que para ayudarnos.

" —Debería descansar señor Ross. Este tipo de situaciones nos hacen ver cosas donde no las hay."

Creí que aquellas palabras enfurecerían al ojiplateado, y así fue, aunque no estalló con violencia Dominik simplemente me tomó de la mano y me saco de allí sin emitir palabra alguna.

"— Tratare de buscar por mi cuenta. Algo me dice que en esa cascada encontrare más sobre mi hermana."

Nuevamente su persistencia llego a mi mente como un eco constante sentí la necesidad de ayudarle, de saber que fue lo que sucedio realmente con Amy Ross.

*******

No fui conciente en que momento caí presa de un profundo sueño, quizás tuvé una siesta de cuatro a cinco horas, cuando mucho. Lo cierto es que unos golpes en mi puerta y la voz de Sarai espantaron mi sueño sin contemplación, quise ignorar su voz e incesante toque sobre la madera de la puerta, pero recordé que estaba obligada a atenderla.

Bufé, justo antes de gritarlé que me esperara unos minutos, mientras a duras penas intentaba estar lo más presentable posible.

Sólo tarde unos instantes, y como pude até mi cabello en una coleta desordenada y tomando mis gafas justo antes de toparmé con la mirada animada de aquella chica, quien se apenó al verme con atención. Lo más seguro era que sentía verguenza por faltar ayer, pues Saraí había cancelado nuestro encuentro de improvisto. Aunque aquello me llevo a adelantar aún más mi trabajo, ciertamente fue de ayuda. A pesar de todo el alboroto interno que azotabá mi mente.


—Buen día señorita Amelia. —Al abrir la puerta, la ví bajar la mirada y como contenía la respiración, tuvé que resistir una carcajada ante su reacción como si yo fuera un mounstruo que la castigaría por alguna falta. Sin duda esa chica era una sumisa nata.—Lo siento si la desperte.

Sonreí, restandolé importancia al asunto e iniciando lo antes posible nuestro "paseo del día". Puedo decir que me costó un mundo arrancarle vocablos de la boca a aquella castaña, sin embargo, al llegar a nuestro destino Saraí había adoptado un semblante más relajado.

Transitabamos por la plaza principal donde los frondosos árboles eran agitados por la brisa fresca brindando además una agradable sombra. El pasto verdoso era utilizado por un grupo de niños que jugaban animadamente, pocas personas parecían rondar el lugar a esas horas. Y lo que atrapo mi atención fue la parte posterior de la plaza donde se alzaba con aspecto gótico la vieja iglesia de Hometown.

—Saraí, que sabes sobre esa iglesia. — Le espeté, la verdad aquella construcción religiosa no parecía algo de otro mundo pero creí que sería conveniente mencionarla para así alargar más la redacción, además habiamos visto las casas y demás locales mencionando los de relevancia, llevaba escrito en mi block de notas una buena cantidad de datos que sin duda me ayudarían a armar un buen artículo. —¿Es  la única que hay en todo el pueblo?

La castaña dió un respingo y se dió la vuelta mientras comía una galleta, con la cual casi se atraganta al intentar responderme.

—S-si... —Aquella tomó aire luego de toser le pasé mi botella con agua y luego de tomar un sorbo continuo. — ¿Quieres ir a verla de cerca? Es... Muy linda por dentro.

Acepté la propuesta y fuimos a dar un vistazo al lugar. Sin duda el interior era realmente hermoso los rayos de luz se colaban a través de los vitrales que decoraban los laterales de la iglesia, esculturas y pinturas de indolé religioso estaban por todo alrededor y a pesar de no ser una construcción inmensa su interior se veía amplio.

Caminé por los alrededores y un silencio lleno de una extraña paz se hizo sobre nosotras. Saraí se alejo de mí mientras iba a saludar al sacerdote que dirigia el recinto, dejandomé sola. Aspiré hondó y me decidí por dar un vistazo más allá, precisamente una puerta en el lado izquierdo que conectaba con la parte trasera.

Con sigilo fuí hasta aquel lugar, la curiosidad me invadía cuando cruce el umbral hacía el exterior, siendo recibida por la visión de un viejo árbol de aspecto sombrío que se enaltecía, con escasas hojas que danzaban en sus ramas casí desnudas. Me recordó a los árboles tenebrosos que aparecían en las peliculas de terror.

Mojé mis labios con la punta de mi lengua y me perdí en una construcción de menor tamaño que estaba detrás de la iglesia, está parecía consumida por los azares del tiempo, sus ventanales estaban rotos y llenos de polvo y la madera de sus paredes se notaba envejecida y desgastada.

—¿Se ha perdido señorita?

Un escalofrío me recorrio la espalda cuando aquella voz masculina exhaló sobre mi oido.

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