15┃despedida
acto dos, capítulo quince
despedida
La semana se cumplió con rapidez, las misiones se extinguieron al capturar a la mayoría de agentes de KORB al darse cuenta que su jefe estaba en la instalación, había un descanso momentáneo y todos lo aprovecharon para volver a su hogar.
── ¿Qué te parece ir a la casa de helados? ── Morgan preguntó, subiendo sus pies encima de la mesa ── Estoy hambrienta.
── Cariño, la casa del helado queda a dos horas y no quiero manejar ── Kay respondió. Extendió sus labios, besando la mejilla de ella ── ¿Por qué mejor no pides algo más fácil de conseguir?
Morgan sonrió, acercándose para plantar sus labios encima de los de Kay, feliz por su propuesta.
── Por Dios, ustedes me dan diabetes ── Charlotte les dijo desde su puesto. Louise rio a su lado, asintiendo.
── ¿Cuánto llevan espiándonos? ── inquirió Morgan, intimidándolas.
── Solo un par de minutos, caramelo ── bromeó Louise.
── Acaban de arruinar un momento excitante ── Kay intervino.
── Demasiada información, Renner ── replicó la chica, asqueada de pensar en lo que harían.
Él rio fuertemente antes de plantar sus labios a Morgan, besándola sin descaro. Louise empujó a Charlotte, quejándose sobre buscar un dormitorio.
── Vamos, prefiero estar con Mara ── musitó.
Cuando las puertas se abrieron en medicina general, solo mostraba el desastre que había dentro. Charlotte frunció las cejas, sin perder tiempo para entrar.
── ¿Qué ocurre?
No obtuvo respuesta, los hombres y mujeres encargados pasaban a su lado, golpeando sus hombros. Entonces, oyó un grito familiar que erizó los vellos de su brazo. Se dirigió al cuarto personalizado donde Mara estaba despierta, su cuerpo agitándose con ferocidad mientras las esposas trataban de retenerla.
── ¡Suéltenme! ── aulló, toda su garganta se raspó con el estruendo ── ¡Quiten estas asquerosas esposas!
Los característicos campos que salieron de su cuerpo hizo que Charlotte reaccionara, deteniéndolos antes que impactaran contra los médicos.
── ¡Detenlo! ── Mara rugió directo a Charlotte.
Los ojos oscuros de la menor de los Hoffman quedaron enfocados en su hermana. Su cuerpo tranquilizándose mientras recuperó la respiración y la fuerza después de su lucha. Solo fueron unos segundos donde pudo ver a la verdadera Mara, su mirada suavizándose y con un claro mensaje de ayuda.
Después de eso, su rostro se contrajo en enojo, arrancando las esposas. Fue detenida por Charlotte, manteniéndola pegada a la camilla mientras Van administraba el nuevo sedante.
── Está bien ── Drews murmuró ── Ahora duerme.
Charlotte dio la vuelta, sus labios temblando por la escena que vio. Mara estuvo ahí por unos segundos y se congelo, perdiendo la oportunidad para entrar en su mente.
Ella se mantuvo escondida en el dormitorio de Derek, dejando que el hombre acariciara su espalda y el silencio se esparció.
── Estoy asustada ── dijo después de un tiempo ── Si ocurre de nuevo, puede ser que la pierda para siempre.
── Te conozco, Charlotte. No dejaras de pelear por tu hermana, la traerás de vuelta.
Giró su rostro, mirando al soldado. Él parecía tan comprometido pero a la misma vez, sentía que solo era una promesa vacía.
── ¿Roth? ── llamaron tras la puerta. Van abrió la puerta, solo introduciendo su cabeza ── Necesito hablar con ustedes.
Cerró la puerta sin esperar una respuesta, algo que incómodo a Charlotte. Recogió la ropa del suelo, poniéndosela con lentitud. Derek notó como le afectaba y no era para menos, era su hermana.
Él se acercó, besando su cuello y ayudando a amarrar los cordones de su chaqueta.
── Mantente tranquila, ¿sí?
Ambos salieron del dormitorio, sus manos entrelazadas para ayudar a los nervios de Charlotte. Tragó saliva cuando observó a los agentes sentados, murmurando entre sí.
── Tengo noticias que darles ── Van informó, dio un vistazo rápido a H.H antes de seguir ── Tengo los exámenes de Mara en mis manos. Estos días los estudie y... sus órganos tienen múltiples deterioramiento.
── ¿Qué significa eso? ── Derek cuestionó.
── Significa que el suero la está matando por dentro, alimentándose de lo más accesible ── explicó con sencillez.
── Pero si se elimina todo el suero y se busca trasplantes, todo estará bien, ¿no? ── Louise comentó.
── Ojalá fuera tan sencillo. Si no se aplica el suero, su mente va a colapsar, puede volverse agresiva y terminaría hiriéndose a ella misma ── exclamó, sus delgadas cejas frunciéndose ── Si se aplica, quemara todo su interior.
── Debes de tener algún remedio ── Charlotte murmuró, sintiendo la picazón de las lágrimas en sus ojos y cómo su pecho se fue apretando ── Una posibilidad, aunque sea diminuta.
── Charlotte ── ella intervino, negando con su cabeza ── Creo que es tiempo que te despidas de Mara y tendremos que hacerla dormir.
El quejido doloroso que salió de Charlotte asustó a los agentes, sintiendo lástima por lo que sucedía. Derek la envolvió entre sus brazos, en espera que sus compañeros salieran y le dieran espacio.
Van intento suavizar sus palabras pero tenían el mismo significado. Mara Hoffman tenía que morir y no había alguna alternativa en poder salvarla.
Charlotte no retuvo los sollozos, su mente recordándole como su familia se iba, una y otra vez, como un ciclo sin fin. Frustrada, limpió las lágrimas de sus mejillas, retrocediendo del agarre del hombre. Sus piernas temblaron cuando se levantó y se sostuvo de la mesa, respirando.
── Puedes salvarla ── ella murmuró a Derek ── Podemos buscar investigadores o a Wilson, ese cobarde debe andar suelto. Paso estudiando ese suero por años, debe entender como funciona.
── Charlotte ── detuvo el hombre, mirándola fijamente ── Tienes que dejar ir a tu hermana.
── ¿Qué? ── replicó, sus cejas uniéndose en confusión ── ¡No!
── Sí, es lo mejor que puedes hacer ── murmuró. Extendió su mano, quitando las lágrimas pegadas ── Solo tú puedes darle esa paz que tanto pide.
── No la quiero dejar ir ── dijo en voz baja ── Es mi hermana.
── Y siempre lo será, ambas poseen la misma sangre, mismos gestos. El hecho de que la dejes ir, no significa que dejara de ser tu hermana.
Derek fue el primero en caer rendido por las pocas horas que pudo dormir en los días de angustia. Su respiración pesada chocó contra el cuello de Charlotte, sin poder dormir por los pensamientos sobre qué haría.
No podía estar bien sabiendo que Mara seguía en esa camilla, atada en sus muñecas delicadas y su interior luchando.
Las manecillas del reloj quedaron en las doce, era medianoche y seguía despierta. En un solo movimiento, quitó las sabanas, buscó a tientas ropa, un short y la camisa larga del soldado fue el único resultado.
Las luces se fueron encendiendo conforme dio pasos ligeros directo a medicina general. Los sensores captaron su presencia y sabe que dentro de poco lo hará Derek con su manía de querer sentirla mientras dormía.
Cerró la puerta del dormitorio de Mara, poniendo el seguro para darle más tiempo. Ella estaba más pálida, sus labios resecos y las profundas ojeras solo empeoraba el dolor de Charlotte.
── Perdóname ── susurró, respirando profundamente ── Voy a dejarte ir, prometo que no dolerá.
Ella movió el cuerpo inconsciente de Mara para meterse en la camilla, la acomodó entre sus brazos como si solo estuviera descansando. Poso sus labios en la frente de su hermana, dejándolos por unos segundos.
La lucha empezó cuando decidió meterse en su mente, el dolor explotó con cada intento y fuerza que pone en derribar su escudo. Solo pensaba que era suya y dominaba encima de todo, así como la creo, iba a cerrarla.
Un quejido salió de sus labios, sintiendo la sangre introducirse en su boca. No se dio por vencida, empujando hasta vencerla por completo.
Charlotte apareció encima de una montaña, sus pies descalzos enterrándose en la hierba y el aire la golpeó fuertemente, casi asustándola de caer. Envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo, mirando a todos lados para saber a dónde se metió.
Entonces, en el otro extremo sobresalió una figura conocida, empezó a correr llegando a ella. Mara se dio la vuelta, una gran sonrisa decorando su rostro, dándole vida.
── ¡Charlotte! ── chilló con emoción. Se tiró a sus brazos, apretándola tanto como puede.
── Te extrañe tanto ── murmuró en su oído.
── Mírate, te vez hermosa ── Mara habló, pasando sus dedos por las trenzas de su hermana ── ¿Por qué sigues con este peinado? Sabes que paso de moda hace mucho tiempo.
── ¿Sabes lo difícil que es quitarlas? ── replicó divertida ── No me las quitaré.
── Por lo menos hice el intento ── rio, mirándola por unos segundos ── Vamos, quiero enseñarte la vista.
Mara tomó su brazo, llevándola al otro extremo de la montaña que parecía ser más un camino sin final. El pasto bajo sus pies fue cambiando, uno más verde y frescal. Las flores tenían peculiares colores pero lo mejor era el cielo, nada de suciedad o contaminación, todo era pureza.
Las dos chicas se sentaron en una gran roca, estirando las piernas. Mara no perdió el brillo de su rostro, demostrando la felicidad por verla, pegándose a Charlotte como era posible.
── Sé que estoy muriendo ── susurró, su mirada bajando a sus manos ── Puedo sentirlo.
── Mara...
── No, espera ── detuvo, negando ── Estoy bien y no sabes lo feliz que me pone que estés ayudándome. Tal vez tú no lo sientas así pero para mí, es lo mejor.
── Realmente es horrible ── confesó ── Pero no quiero hablar de eso. ¿Qué quieres hacer?
── ¡Todo! Estamos en mi mente, ¿no? Entonces haremos lo que siempre desee.
Charlotte perdió todo estrés cuando Mara extendió una manta sobre el pasto, cada postre que podía existir apareció junto a bebidas. Casi pudo olvidar todo lo que estaba sucediendo por las constantes preguntas y peleas de su hermana menor por querer obtener su comida.
Sus mejillas empezaron a sonrojarse por las fuertes carcajadas. Charlotte no pudo dejar de observarla, es como si volvió al pasado cuando no tenían idea de lo pesada que es la vida. Solo eran adolescentes, luchando por el control remoto y jugando para saber a quién le tocaría apagar las luces, ella siempre perdía a propósito.
Mara y Jenell eran sus hermanas, las vio crecer y ayudo en su crianza dándoles biberón. Extendió su mano cuando cayeron con sus primeros pasos y ahora todo empezaba a convertirse en recuerdos, quedándose de ese modo.
Un aullido de dolor la sacó de sus pensamientos, Mara contrajo su rostro, tocando su pecho.
── Estoy bien ── ella se compuso luego de unos segundos ── ¿Sabes que quiero hacer? Ir a la playa de Müller.
── El tiempo está de nuestro lado ── sonrió, intentando quitar el malestar.
La montaña empezó a girar, tan veloz que le dio vértigo con solo verlo. La arena empezó a llenarse bajo sus pies y el cielo se abrió, dejando que los rayos de sol golpearan sus cuerpos.
Con una sola mirada, las hermanas se comunicaron para entrar al agua, las vestimentas cambiándose por trajes de baños. Se hundieron en lo bajo, tal como lo hacían para encontrar las mejores caracolas.
Tomándose su tiempo, se pasearon por todo el lugar, gritando y bajando los frutos de las largas palmeras hasta decidir sentarse en la arena.
── ¿Y qué hay de nuevo en tu vida, hermana? ── Mara interrogó.
── Pues ── Charlotte titubeó con una sonrisa ── Conocí a un hombre, su nombre es Derek Roth y es un agente de ZELLA.
── ¿Estás sonrojándote? ── replicó, intentando tocar las mejillas de la chica ── ¿Y qué? ¿Son oficiales?
── Estamos intentándolo. Saber si realmente congeniamos de ese modo.
── ¡Claro que lo hacen! Tus ojos brillan con solo hablar de él.
── Si ── confirmó mirando el agua ── Tú no pudiste pasar por eso, sentir ese amor.
── ¿Quién dice que no lo hice? Tú y Jenell me lo dieron, más que suficiente ── respondió en voz baja.
Charlotte sintió como el cuerpo de Mara empezaba a resentirse por tanto tiempo dentro así que decidió caminar, ahora creando un nuevo escenario. Sus padres aparecieron junto a Jenell, su cabello rizado ocultando la mayor parte de su rostro.
Mara soltó un grito, derramando las lágrimas cuando Jenell corrió a ella. Trató de limpiarse con sus manos temblorosas Por lo menos, desea darle un final.
── Komm her (Ven aquí) ── pidió, la mantuvo pegada en su pecho.
Mallory llegó, igualando la sonrisa de Dian. Ambos se veían como Charlotte los recordaba, sin molestia y esa diversión que solo ellos podían tener.
── Ich bin so stolz auf euch beide (Estoy tan orgullosa de ustedes dos) ── ella habló, extendió sus manos para acariciar las mejillas de sus hijas ── So stark (Tan fuertes)
── Sie sind Hoffman (Son unas Hoffman) ── Dian infló su pecho, orgulloso de verlas ── Kämpfer und lassen nie Widrigkeiten über sie hinweggehen (Peleadores y jamás dejan que la adversidad pase por encima de ellas)
── Gracias ── Mara murmuró, mirando a Charlotte ── Por darme la oportunidad de verlos, de nuevo.
Ella bajó la mirada, conteniendo las lágrimas. Rompió en llantos cuando sintió los brazos de sus hermanas rodeándola por última vez.
── Me has dado la muerte más pacifíca, gracias ── dijo, recorriendo su rostro con lentitud ── No te des por vencida, Charlotte, que no estemos no significa que no puedas crear un nuevo hogar.
── Ustedes son mi hogar ── susurró, dejándose caer al suelo ── ¿Cómo se supone que lo hare?
── Tienes a muchas personas en esa agencia esperándote, ellos pueden convertirse en tu familia.
Charlotte abrió los ojos, sintiéndolos pegajosos por las lágrimas que quedaron. El frágil rostro de Mara seguía estando pálido y sus labios se abrieron, dando una última inhalación cuando los signos vitales cayeron, quedando en una línea roja.
Mara Hoffman había muerto.
Ella apretó el cuerpo inerte de su hermana, sollozando por última vez. No se suponía que debía sucederle eso a Mara, tenía su futuro planeado y todo fue por verse envuelta en decisiones donde no tuvo oportunidad.
La puerta fue abierta con un solo golpe, revelando a Derek junto a Van. Ninguno dijo una palabra, observando como Charlotte seguía sosteniéndola, esperando por algo que no sucedería.
── Vamos, cariño ── Derek susurró.
Pasó sus brazos fornidos bajo el cuerpo de Charlotte, cargándola al momento que Van tomó a Mara. Como todo procedimiento, pasó una sábana por encima del cuerpo y apagó el monitor. No podía dejar de sentirse mal por lo sucedido, casi sintiendo que en parte, erasu culpa por solo darle una declaración vacía.
Charlotte no hablo en todo el camino, tampoco en el momento que Derek la dejó descansar en su cama. Solo pudo sentir como él la sujetaba con fuerza, como si esperara que fuera a derrumbarse o caer.
Casi podía sentir que lo haría.
Louise entró a los pocos minutos, pidiéndole a Derek permiso para estar ahí, junto a ellos. Se acostó en el lado opuesto, tomando la mano libre de Charlotte y en espera de lo que vaya a suceder.
── Mara estaba muy feliz ── ella contó en voz baja ── Sabía que moría y lo tomo bien.
── Pudiste despedirte de ella ── Derek comentó, acariciando su espalda.
── Y le diste la oportunidad de hacerlo ── Louise complementó, mirándola fijamente.
── Les hubiera agradado.
── Estoy segura que sí ── rio la mujer ── Soy fascinante aunque lo dudo un poco de Roth.
Los rayos del sol golpearon el ataúd donde Mara descansaba, le dio un brillo inusual pero a la misma vez, tan hermoso. Van se encargó de arreglar su cuerpo, como si solo durmiera.
Charlotte se encargó de remover la tierra cuando la caja tocó fondo. Sus manos se movieron simultáneamente sin despegar su mirada, las flores también fueron cayendo, plantándose en el mismo sitio.
Los dedos de Derek se entrelazaron con las palabras del sacerdote, intentando darle una condolencia. Kay y Morgan se mantuvieron atrás junto al resto de los agentes que los acompañaban, mostrando respeto.
Las trompetas en despedida hicieron que Charlotte mirara hacia abajo, reteniendo las lágrimas que nuevamente deseaban salir. Se niega a hacerlo, después de ver a su hermana tan feliz no merece arruinar ese recuerdo.
Charlotte fue la última en llegar a la agencia, los cuatros agentes la esperaron en la entrada, su última integrante.
── Lamento lo ocurrido, Charlie.
── Sí ── Morgan concordó ── Haremos que Hank pague por lo que hizo, cada vida que destruyo será vengada.
── Gracias ── murmuró.
Todos dieron espacio para que Derek se quedara a solas con Charlotte, ella se quitó los zapatos, lanzándolos al hombre.
── Te dije que iban a molestarte ── él sonrió.
── Nunca me lo había puesto ── se encogió de hombros, restándole importancia.
Antes de subir el resto de las escaleras, se detuvo abruptamente. Su mirada se enfocó en un solo punto, estando segura de haber captado un pensamiento ajeno.
── ¿Qué sucede? ── Derek interrogó.
Trotó para llegar a ella, deteniéndola antes que diera un paso más.
── Pensé que alguien estaba aquí ── respondió, frunciendo sus cejas ── Creo que estoy cansada.
── Puede ser eso ── murmuró. Su vista se fijo en el espacio por unos segundos ── Vamos, te ayudaré a dormir ── agitó sus cejas con picardía.
Él la condujo por todo el edificio, llegando hasta su dormitorio donde echó el pestillo para mayor seguridad, sabe cómo son los agentes. Sus manos metálicas pasaron por las piernas de Charlotte, tomando el borde del vestido para deslizarlo fuera. Ella quedó en ropa interior, dándole satisfacción al hombre.
Su cuerpo era perfecto para Derek, no se igualaba a ninguna mujer y tampoco la mirada que solo ella podía dar.
── Lamento involucrarte en todo esto ── él susurró, su nariz rozando el cuello de Charlotte, tomándose tiempo ── Si hubiera dejado de lado mis problemas y enfocarme, no te hubiera pedido que lucharas contra tu hermana.
── No digas esas cosas, soldado. Me tienes, como siempre lo he dicho.
Derek sonrió, pasando sus manos por la cintura de ella.
── Nunca te dejaré ir.
── No la hagas ── pidió.
Charlotte puso su dedo bajo el mentón de Derek, atrayéndolo para besarlo. Pasó sus manos por la barba, adoraba sentir esa fricción aunque le resultaba molesto en ocasiones. Ella se separó, sintiendo como su cuerpo temblaba con la penetrante mirada azulada que la cautivó desde el primer día.
── Estoy aquí, contigo.
Las palabras de Mara volvieron a su memoria, puede ser que su familia se estaba construyendo de nuevo. Ambos perdieron a demasiadas personas y quedaron solos, era momento que él la sostuviera y que ella hiciera lo mismo.
── Voy a hacerte el amor ── Derek gruñó, la excitación palpitando en su miembro.
Sin resistirse, Charlotte chocó sus labios, besándolo con fuerza. Una de las manos del hombre bajo directo a su trasero, apretándolo con diversión. Ella jadeó, golpeando su pecho.
Las manos de Charlotte se apresuraron a quitar los botones de la camisa. Siguió bajando, desabrochando el pesado cinturón. Pudo sentir la creciente erección, con diversión, pasó sus dedos, oyendo los gemidos que salía de la boca de Derek.
── Todo listo para tí ── murmuró.
Para Derek, la ropa no era más que un obstáculo para llegar a su propósito además de amar ver a Charlotte completamente desnuda. La colocó sobre la cama, una sonrisa extendiéndose en sus labios.
── Pero mírate, tan hermosa ── dijo amenazadoramente.
── Puedes hacer lo que desees.
Un gemido salió de Charlotte cuando sintió un par de dedos recorrer su muslo, acariciando hasta llegar a sus pezones, donde los pellizcó.
── Deja de juegos, Roth.
── Solo estoy... preparándome.
Derek se agachó, pasando su lengua por los pezones de una Charlotte impaciente. Tuvo que agarrar las sabanas por la excitación vibrando en su cuerpo.
── ¿Te gusta, Charlotte? ── preguntó sin dejar de observarla ── ¿Qué tal aquí?
Un gemido brotó de sus labios cuando sintió los dedos de Derek tocar su clítoris. Cerró los ojos al momento que el hombre bajó, lamiendo sus muslos. Él sabía cómo satisfacerla con solo unos toques, enloquecerla y desear más.
La posición no tardó en cambiar, necesitando unir sus cuerpos. Charlotte abrió más sus piernas, dejando que Derek se introduzca. Sus músculos se tensaron por unos segundos, dejando que él empuje, embistiéndola con mayor fuerza.
Siguió pujando, juntando sus labios por unos segundos. Charlotte pasó sus dientes por los hombros de él, rozándolos tal como le gustaba. Pudo sentir la respiración chocando contra su cuello y como está por venirse.
── Derek ── susurró, pasando sus uñas por la espalda.
── Solo déjate venir.
Él empujó una vez más, llegando al orgasmo en el mismo tiempo. Su gran cuerpo cayó encima de ella, temblando de satisfacción.
── Mi Charlotte ── besó sus labios, fascinado ── Solo mía.
La respiración quedó estancada en la chica escondida tras un árbol. Un segundo fue la diferencia para evitar ser vista por un par de ojos curiosos, Charlotte Hoffman, era veloz al detectar pensamientos y olvido esconder los suyos.
La habilidad que quisieron replicarle no era de mucha ayuda, fue solo un proyector de recuerdos falsos que podía ser detectado con facilidad.
Dejó caer la capucha, revelando su corto cabello castaño. Hace mucho tiempo adquirió ese corte para evitar molestia y la solución fue dejarlo hasta su mandíbula.
Sabe que tiene que conseguir una mejor forma de ingresar a esa agencia llamada ZELLA e ir con la única esperanza que queda para protegerla. El soldado Roth se mantiene siempre con esa chica Hoffman y eso significa que tiene una protección.
Necesita quitarla del camino, si quiere evitar ser manipulada, él era el indicado.
Con un temblor, subió sus manos ensangrentadas. Había olvidado de quién era la sangre o si eran combinadas, no puede seguir dañando a las personas.
¿Quién la controla para seguir asesinando? Cuando tiene una orden, todo de ella siente que debe cumplirla, este o no a su voluntad.
Si no quiere que su mente colapse, necesita a su hermano mayor. Alison Roth estaba viva y en busca de la pieza faltante a su liberación.
Las celdas de ZELLA tienen características muy especiales como las pequeñas cámaras de vigilancia grabando directamente y las grandes puertas metálicas solo dejando una abertura para dejar entrar los platos de alimentos para los prisioneros.
Esa vez, todo fue burlado. La enorme puerta fue derribada con facilidad como si se tratara de un molesto bicho en la pared siendo sacudido por un rápido movimiento de dedos.
Las motas de polvo se levantaron al rostro de Hank quien se levantó con una enorme sonrisa al ver su fugitiva agente de grandes ojos verdosos.
── Gracias por venir tan rápido ── Hank comentó.
Las esposas cayeron al suelo en un sonido duro. Él agitó sus muñecas, al fin sintiéndolas ligero.
── Solo lo hice por la deuda, nada más.
Hank dio un paso adelante, acariciando la mejilla de la mujer parada. Hace mucho tiempo, no la había visto tan de cerca y seguía manteniendo ese fuego en su mirada.
── No es una deuda, cariño. Es amor a tu padre adoptivo.
── ¡Jamás has sido un padre para mí! ── la mujer golpeó su pecho con ambas manos ── Lárgate, hice parte del trato.
── No es todo. Quiero a mis agentes libres.
── ¿Incluida Beth Colleman? ── preguntó ── Hasta donde recuerdo, fue quien delato sus escudos.
── No, a ella no ── negó, una sonrisa en su rostro creciendo ── Mátala, no me sirve. Una última cosa, cuida a Charlotte, es mi destructora.
── ¿No ha sido demasiado?
── Nunca es demasiado cuando se trata de un precio a pagar, Van.
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