10┃viva



acto uno, capítulo diez

viva





Louise Wilde fue la única agente que entro con libertad al dormitorio de Charlotte. Llevando varias bolsas de papas y refrescos, cerró la puerta con su pie para lanzarse a la cama.

── Como me dejaste tirada en la cocina, traje comida ── alzó las bolsas con orgullo ── Ahora come.

Charlotte rodó los ojos, divertida por lo mandona que Louise podía ponerse.

── ¿Sabes? Ya paso un día desde tu ataque, deberías de olvidarlo.

── Es muy difícil ── murmuró.

── Todo está bien ── dijo en voz baja ── Los agentes ni siquiera recuerdan lo que sucedió. Prácticamente, ya fuiste ignorada.

── Trataré de no sentirme ofendida ── bromeó.

Ella rio, acomodando su cabello rubio en una descuidada moña.

── Tranquila, Lotte, es lo habitual.

── Cuéntame cómo te integraste a ZELLA ── Charlotte preguntó.

Louise abrió su boca, intentando hablar pero la cerró de inmediato. Se acomodó en la cama, cruzando sus piernas.

── Creo que haces esa pregunta porque sabes que mi padre es H.H, no me gusta decirlo en voz alta ── confesó, arrugando su nariz.

── ¿Por qué?

── Suelen tratarme de una manera diferente, como si fuera una enfermedad. Piensan que iré a contarle a mi padre sobre todos los desastres que hacen.

── Kay dijo que es por protección ── replicó.

Louise sonrió ── Renner es un hombre muy amable.

── También me dijo que tú ya estabas cuando entró.

── Fui la primera reclutada ── contó, dando un asentimiento ── He visto pasar varios agentes, ni siquiera recuerdo sus nombres pero yo... yo sigo aquí.

── ¿Quieres irte, Louise? ── interrogó.

── Sí ── susurró, tomó un pequeño trago, respirando profundo ── Conseguiré un hombre para que me lleve lejos de esta agencia.

Charlotte rio, negando ── ¿Crees que el director te dejara escapar?

── Al menos trataré, ¿no? ── se encogió de hombros ── Además, no creo importarle mucho.

Con esas palabras, Louise cambió de tema, prefiriendo hablar sobre Charlotte. Pasaron los siguientes minutos juntas, tratando de terminar las bolsas de papas sin sentirse mal por no comer nada sano.

Charlotte se estiró, tratando de esconder el bostezo que salió de su boca.

── ¿Dónde está Derek? ── ella interrogó ── No lo veo desde ayer.

Repentinamente, la puerta fue abierta por Morgan, asustándolas. La mujer de cabello castaño y ojos verdes se tomó la libertad de sentarse en el sillón, cruzando sus delgadas piernas.

── Roth está con la arpía de Lían ── contó con molestia ── Presume sobre su poder y empieza a volverme loca. Mírenme, puedo volverme invisible, gran talento.

Louise intentó esconder una sonrisa con su mano por la mala actuación de Morgan. Por otro lado, Charlotte siguió sin creer que ella estaba dentro de su dormitorio.

── Tendremos que aguantarla hasta que las misiones se restablezcan de nuevo ── replicó Louise. Estiró su pie, golpeando a Morgan y dándole una media sonrisa.

── ¿Por qué? ── Charlotte interrogó.

── H.H quiere esperar el verdadero ataque de KORB. Es un aburrido ── Morgan respondió.

── Mientras no hay misiones, ¿qué hacen para divertirse?

── Dar vueltas en Golden ── masculló la agente.

── ¿A dónde van? ¿A beber y cantar en un karaoke? ── se burló Charlotte.

── Tu sarcasmo me hiere, Lotte. Nos gusta tomar un poco de aire fresco, comprar tacos en la esquina.

── Y donas con mermeladas ── prosiguió Morgan, cerrando sus ojos ── Le diré a Kay que salgamos.

── Podemos ir las tres ── Louise propuso.

Morgan torció los labios, pensando ── No lo creo. Después de un dulce, necesito algo picante y ustedes no pueden ofrecerlo.






El tercer día de confinamiento fue interrumpido cuando Kay Renner apareció en la puerta de la chica Hoffman. Su excusó sobre sacarla fue demasiado absurda pero el intento valió la pena.

── Toda mujer debe aprender a dar un golpe ── dijo. Mantuvo la puerta abierta, esperando que saliera.

El agente fue demasiado dulce para ignorar el ataque de Charlotte y la marca que dejo en su rostro. A pesar de sus negaciones, ella salió con un conjunto deportivo.

En el gimnasio, Kay enseñó como tirar un puñetazo perfecto en el rostro y como golpear las partes íntimas de un hombre si empezaban a acosarla.

── Sigue con el saco de boxeo ── indicó el hombre, dando una media sonrisa ── No tienes músculos en esos brazos.

── Puede ser porque nunca hice ejercicios ── replicó ofendida.

── Claro, Charlie. Pon excusas ── se burló.

── Primero debes de ponerle vendaje ── ambos voltearon, viendo a Derek ingresar al gimnasio.

Tomó el codo de Charlotte, llevándola al banco. Él sacó varios rollos de vendaje y empezó a colocarlos en sus nudillos. Sus dedos eran agiles, veloces por la experiencia, mientras el soldado seguía en su trabajo, ella lo miro. Varios hematomas cubrían su rostro blanquecino y sus labios quebradizos.

── ¿Estás bien? ── preguntó en voz baja.

── Sí ── respondió con brusquedad.

Finalizó su tarea de envolver las manos y se puso de pie, saliendo del gimnasio sin mirar atrás.

── ¿Dije algo malo? ── le preguntó a Kay.

── Mi amigo es muy extraño ── rio, agitando su cabeza.

Si algo puede confirmar Charlotte era que los agentes de ZELLA eran demasiados extraños. Se mostraban expuestos a sus sentimientos y era más fácil entenderlos pero en personas como Derek Roth, es demasiado difícil.

El día en que las mujeres puedan comprender a los hombres, será conmemorado.

La noche cayó más rápido de lo esperado, el cielo se encontraba nublado y varias gotas de agua caían. La chica Hoffman culpo a Louise de la lluvia por dejarla sola, las dos mujeres pasaron toda la tarde hablando sobre su cita, aquel pretendiente que probablemente sea el hombre que la saque de la agencia. Por otro lado, Morgan convenció a Kay de salir por las donas que tanto deseaba así que salieron después de la agente.

Charlotte pasó por la cocina, sacando varias rodajas de pan tostado junto al bote de jalea. Vio la etiqueta, en busca de la persona que le pertenecía y así evitar otra vergüenza.

Jaló la silla, sentándose sola en el comedor mientras disfrutaba de su cena. Después de su ataque, los agentes del edificio la dejaron a solas o como Louise dijo, solo estaban ignorando su presencia.

Al menos hay una persona que no lo hacía. Derek Roth entró, quitándose la pesada gabardina de sus hombros y dejándola caer en la mesa.

── ¿Quieres compañía? ── él preguntó.

── Claro.

El soldado tomó asiento, delante de ella. Tomó una rodaja de pan y Charlotte ofreció el cuchillo que utiliza para untar la jalea.

── ¿Cómo lo llevas? Te dimos espacio por un día hasta que Louise lo rompió.

── Incómoda ── confesó, rascando su barbilla ── Me siento como una idiota.

── Nadie resultó afectado, Charlotte ── negó, restándole importancia ── Todos conocen el motivo de tu ataque. Las pérdidas de memoria arruinan la vida pero conseguiremos la solución.

Ella sonrió, bajando la mirada a sus manos.

── ¿Seguro que lo superaran? Si estuviera en su lugar, le daría un golpe a esa persona.

Derek rio, arqueando sus cejas ── ¿Quieres que todos los agentes te golpeen?

── No ── arrugó la nariz ── Eso me enojaría.

── Entonces no lo digas de nuevo o te tomaran la palabra ── metió el último trozo de pan a su boca, masticándolo con diversión.

── Está bien, últimamente hago cosas malas.

──Superado ── dijo, encogiéndose de hombros.

Bajó la mirada por unos segundos hasta volver a enfocarla en ella.

── ¿Qué sucede? ── interrogó.

── El frasco que trajiste contigo. ¿Es el suero que te aplicaban en KORB?

── ¿Por qué crees eso? ── indagó con cuidado.

── La forma en que lo cuidaste. Te aferraste como si fuera la última gota de agua.

── Porque lo es para mí ── susurró ── Es lo único que puede calmarme en momentos de crisis, peores del ataque.

── Y si es tan importante, ¿por qué lo escondes?

── Toda persona con pensamiento lo haría. No lo dejas en una mesa donde cualquiera pueda tomarlo.

── ¿Qué hay si necesitas utilizarlo y no estás disponible?

Ella frunció los labios ── Sé directo.

── Dime donde lo tienes ── pidió, mirándola fijamente ── Prometo mantenerlo para mí mismo. Solo lo iré a buscar cuando tú me pidas hacerlo.

Charlotte soltó una profunda respiración. Parte de ella se lo diría sin ningún temor pero la parte racional lo niega. Derek era un increíble soldado, el hombre que la salvo pero sigue siendo un agente de KORB y cuando le pidan hablar, es probable que lo haga.

── Hice un escondite secreto ── dijo, su lengua traicionándola ── En el panel del techo. Solo hay que moverlo para que salga.

── Gracias ── sonrió ── Ahora terminare esa jalea.

── Toda tuya ── la extendió, sintiendo esa presión liberarse ── No sabía que había otros agentes en el grupo.

── ¿De quién hablas? ── preguntó con la boca llena de migajas.

Charlotte extendió su mano, limpiándolas por instinto. Los separó al sentir su mirada encima, tan fuerte y congelante que pudo sentir como se estremecía.

── La agente Lían ── expuso ── Ha estado aquí con ustedes.

── Bueno, no es directamente del grupo ── aclaró ── Es como una espía, se encarga de la extracción de información.

── ¿La conoces de años?

Él se recostó, sacudiendo sus manos. Por su expresión, sabe que la conoce de hace tiempo hasta cambiar por una indescifrable.

── Lían vino a la agencia casi por cuatro o cinco años. De inmediato sentí una conexión por la circunstancia que paso.

── Cuéntame ── imploró, llena de curiosidad.

── Era una novata, apenas sabía cómo sostener un arma así que fue entrenada. Inspirada por lo sucedido en su vida salió adelante pero fue difícil así que busco un método para dejarlo salir.

Sin querer, Charlotte se deslizó por la mente abierta del soldado, una fuerza hizo que entrara sin permiso. Lo primero que vio fue el cabello rojizo de Lían, la mujer salió del bar completamente ebria.

Antes que cayera, los brazos de Derek la tomaron, alzándola nuevamente.

── ¿Estás bien? ── preguntó.

── Sí ── balbuceó, sonriendo tontamente ── Tome solo un poco.

── Eso veo ── masculló ── Te llevare a mi departamento, necesitas descansar.

Fue claro para la chica que llevarla a su espacio no solo sería un acto de caballerosidad. Lían se tiró encima de él, besándolo y sin dar oportunidad para negarse.

Como el hombre que era Derek Roth, se dejó seducir y terminó desnudo en la cama con esa mujer.

Charlotte se forzó por salir de su mente, apretando los dientes por esa escena. Fue una ilusa pensar que solo eran dos conocidos, probablemente amigos.

── Una vez, fue a su casa en el bosque con su esposo para vacacionar ── Derek contó, ajeno a lo sucedido ── Ambos iban a finales del año pero esa vez hubo una complicación. Fueron atacados por varios mejorados descontrolados, KORB los dejos libres para estudiar sus movimientos e interacción con personas comunes. Es claro que no fue nada bueno, intentaron luchar pero estuvieron siempre en el lado perdedor.

── ¿Y qué hicieron?

── El esposo se sacrificio para que huyera. En el bosque, Lían activo una trampa para osos, una de las estacas quedo en su pie, ella misma lo saco y ahí fue donde despertó su poder.

Charlotte ha podido aprender a leer las expresiones del hombre sin necesidad de utilizar su telepatía. Esa vez, sintió una opresión en su pecho por la suavidad que su mirada adquirió, incluso su rostro rígido desapareció.

Una oleada de celos la abarcó, sorprendiéndola de tener esa repentina acción. No quiere pensar en que ellos tienen una relación por que le gustaba tener al soldado para ella y Lían implicaría que eso no fuera posible.

Quitó los pensamientos, prefiriendo cambiar de tema antes de hablar con brusquedad.

── ¿Qué hay de tí? ¿Cuál es su historia, soldado? Apenas te conozco.

── No es necesario que lo hagas ── respondió con brusquedad.

── ¿Por qué? Todos parecen saber algo menos yo.

── Si nadie quiere contártelo, es por una razón.

── Eso fue muy grosero ── replicó, apretando sus labios en molestia ── ¿Puedes andar contando las historias de otros agentes menos la tuya?

El cuchillo cayó a la mesa, dejándolos en silencio por unos largos segundos. La mirada de Derek chispeo en enojo, sus hombros encorvándose con cada tosca respiración.

── Mejor mantente callada, Charlotte.

El hombre se levantó dejando toda la comida tirada, sus pasos eran largos y en cada oportunidad murmuraba para sí mismo. Sin saber qué hacer, Charlotte se quedó, sin creer en lo que sucedió.

¿Qué demonios le sucedía?

Por curiosidad, ella entró a su mente, moviéndose con rapidez y ahí fue donde se dio cuenta de su gran error

Derek Roth no tenía memoria de su vida.




La mañana del día siguiente, ella decidió hablar con Kay sobre lo que sucedió con Derek. Era el único agente que no se mostraba grosero ante las preguntas. Ella llegó al gimnasio, moviendo sus dedos para apartar el pesado saco.

── Derek se enojó conmigo ── le dijo. Él detuvo sus golpes, arqueando sus cejas ── Pregunte sobre su pasado.

── Oh, Charlie ── negó, arrugando sus labios ── Tocaste la fibra sensible del hombre.

── Explícame ── demandó.

── Jodieron su mente ── dijo sin ningún filtro ── Cuando lo rescate, no tenía memoria y sigue sin tenerla.

── Pero Van puede buscar un modo ── propuso.

── No sin arruinarla más ── explicó, dando la vuelta para quitarse los guantes ── Te dije que no pude traerlo completo.

── Lo siento, debería de hablar con él ── murmuró, mordiendo su labio pensativa ── Fui muy brusca.

── Así eres adorable ── sonrió ── Tú puedes ayudarlo.

Confundida, subió sus cejas esperando que digiera algo más pero seguía metido en sus pensamientos.

── Vamos, Renner. Dime qué piensas.

── Utilizando tu telepatía, puedes entrar como lo hiciste con el presidente Mack. No debe ser muy diferente, ¿verdad?

── Dudo que el soldado quiera que me meta en su cabeza ── bufó con dudas ── Podemos forzarlo.

── No, nada de forzarlo. Tiene que ser voluntario.

── Bien ── se encogió de hombros ── Estaré muy feliz de ayudarlos, a ambos. Puedo sentir como te afecta.

── Es mi hermano ── murmuró, dando una sonrisa ── Es mi familia y no lo perderé de nuevo.






El director Hills era un hombre que no espera mucho tiempo para las misiones. Como era usual, pidió a los agentes alistarse para salir de inmediato.

Charlotte se acercó a Van, sin querer quedarse a solas.

── ¿Cuánto tiempo se quedarán? ¿Una semana? ── preguntó. Van rio, arreglando las camas perfectamente.

── Nunca lo hacen. Lo más largo es una semana y eso que después van a otra instalación.

── ¿Hay más ZELLA?

── Unas cuantas alrededor del mundo, es clasificado ── rodó los ojos, divertida ── Aunque los presidentes lo saben.

── Seguro, el gobierno lo paga, ¿no? Alguien debe de pasar los cheques a los agentes y su familia.

── Y una muy buena paga ── concordó.

El resto del día, Charlotte persiguió a Van entre las camillas, ayudando a curar a los enfermos o llenando los formularios de baja. Siguió sorprendiéndose del poder que poseía la doctora, era poco usual y aunque no tenga todo su alcanza, puede sanar de inmediato.

Un par de horas después, Van fue notificada del regreso de los agentes así que dejó a Charlotte para prepararse y recibirlos con los botiquines listos.

La chica los esperó en la sala, cruzando las piernas. Los agentes entraron hechos un desastre, sucios y llenos de polvo como si pelearon demasiado.

── ¿Qué les sucedió?

── Una trampa de KORB ── Louise respondió, tiró de su coleta con frustración ── Caímos como peones, tan tontos.

── Y cada vez son más fuertes ── Kay concordó ── No me levantare hasta mañana.

De reojo, Derek pasó como una sombra. Ni siquiera se giró a saludar, solo se encerró en su dormitorio mostrando que algo más sucedió y no querían contárselo. El resto de los agentes quitaron sus miradas, sin decir alguna palabra.

Por ese pequeño gesto, ella supo que tendría que averiguarlo por sí misma.

Como era habitual, Louise Wilde se escabulló en el dormitorio de Charlotte antes que las luces se apagaran y se tiró a la cama, cruzando sus piernas desnudas.

── Necesito un Kay Renner en mi vida ── musitó, gruñendo.

── ¿Uno que te deje hacer lo que quieras? ── replicó, alzando las cejas.

── No, tonta. Uno que me ame incondicionalmente y tenga una conexión inmediata.

── ¿Tu cita fue así de mala? ── se burló Charlotte.

── Terrible ── comentó, rodó los ojos, fingiendo llorar ── Muy mala, tal vez los hombres no son los míos.

── No te veo con alguna mujer. Eres demasiado adorable.

Ella movió sus cejas, juguetonamente ── Yo sí, cariño.

Una idea se pasó por su cabeza, sabe que se arrepentirá pero tiene esa constante alarma en su mente que pide que lo haga. Todos parecían esconder sus pensamientos y prometió no volver a ser invasiva.

Entonces decidió hacer su movimiento.

Tomó el rostro de Louise, acariciándolo con suavidad y enlazando la conexión. Los curiosos ojos castaños empezaron a dudar.

── Lotte, solo bromeaba ── balbuceó, sintiendo los nervios.

Sin dar alguna respuesta, Charlotte juntó su frente contra la de Louise. Empezó a darle indicaciones a su mente sobre sentirse tranquila, no resentirse por lo que hacía.

El recuerdo se abrió, mostrando a Charlotte lo que sucedió en esa misión.

Pudo ver a Louise bajar del avión, duplicándose con el mandato de Derek sobre entrar el viejo y degastado edificio que se alzó.

Todo se desato con su intervención. Golpes, disparos e incluso mejorados que hicieron uso de sus habilidades para tratar de acabarlos. Louise peleó con todas sus fuerzas, creando tantas copias para ser los escudos de los agentes que no tenían poderes.

── ¡Arriba! ── Morgan avisó.

Las dos agentes corrieron, persiguiendo a una chica delgada. La máscara en su rostro hizo imposible saber de quién se trataba pero si corría, era porque era importante.

Morgan la acorraló, lanzando estacas de hielo y poniéndose en una situación ganadora. La chica de KORB al verse en esa situación empezó a desprender unas ondas de su cuerpo sin control.

Louise y Morgan se tiraron al suelo, intentando alejarse de las quemaduras que dejó.

── A la misma vez ── Louise gritó, limpiando la sangre que corría de su frente.

Entre las dos, pelearon con la chica. Ella se defendía a base de sus brazos y estatura, moviéndose tan rápido que era una sombra. En una de esas, Louise arrancó la máscara de un golpe y retuvo el aire, sorprendida.

Charlotte también pudo sentirlo, deseando estar en ese lugar. Mara Hoffman subió su rostro juvenil, la diversión brillando en su mirada.

── Pero que mal ── se burló.

La distracción sirvió para sacar a Louise del círculo, un solo golpe a su rostro la desestabilizó.

A través de los ojos de Louise Wilde, no pudo reconocer a su hermana. Si, tiene el mismo aspecto delgado pero sus ojos, aquellos que mantenían una chispa, ahora estaban vacíos.

Louise se levantó con ayuda de Kay, Derek se unió para tratar de calmarla pero fue imposible. Mara era veloz, feroz y tiene demasiados deseos para escapar. Tanto que puso sus dedos alrededor de la nuca del soldado, lo jaló hacia atrás para murmurar unas palabras en su oído.

Derek quedo ido por unos segundos, mirando al techo, sus defensas se bajaron y después cayó al suelo.

── Pero que débil mente posees ── ella le susurró.

Charlotte salió de los recuerdos sin creer que Mara seguía viva. Todo ese tiempo pensó que estaba muerta como toda su familia.

La risa de Louise llamó su atención, tenía una sonrisa tonta en su rostro adormecido. Cuando abrió sus ojos, ella siseó una maldición, viendo como una niebla los oscurecía.

── No espere que sucediera eso ── murmuró, ladeó la cabeza, pensando que hacer.

── Tampoco yo ── replicó.

El cuerpo de Louise empezó a balancearse sin poder tener control. Charlotte tomó su brazo antes que cayera al suelo, haciendo que la mirara.

Esa vez, Louise fue quién cayó a los brazos de Charlotte, volviendo a juntar sus frentes y dándole esa sensación adormecida. La chica Hoffman sabía que era incorrecto pero lo aceptó cuando un nuevo recuerdo se deslizó.

── ¡Quiero lo que me han robado! ── Mara gritó, enojada y con el rostro sonrojado. A sus pies mantuvo a Derek sin mover algún dedo ── No me daré por vencida hasta tenerla otra vez conmigo.

Un campo de fuerza volvió a salir de su pequeño cuerpo, golpeando a todos los agentes por igual y a Charlotte.

── Maldición.

Esa es la palabra adecuada para la situación, los que una vez fueron ojos castaños, ahora los tiene completamente oscurecidos.

── ¿Te sientes bien? ── ella preguntó a Louise.

── ¡Me siento de maravilla! ── gritó, extasiada. Sus dedos recorrieron la pierna de Charlotte, confundiéndola ── Me haces sentir estupenda. Ya veo lo que Derek se pierde.

Con la mención del soldado, todas las dudas se disiparon de su mente. Está vez, Louise se fue de espalda, quedando en el suelo riendo fuertemente.

En ese estado tan delirante, no sentirá ninguna molestia o dolor. Charlotte se levantó, tomándola de sus brazos para volver a pararla, aparto el cabello desordenado de su rostro.

── Louise, tengo que limpiarte ── murmuró.

── Claro ── asintió, tomó una trenza entre sus dedos ── Con tal que me hagas sentir bien.

En su estado semi inconsciente, no se opuso y se sostuvo de los hombros de Charlotte. Ella puso sus pulgares en la sien de Louise, extrajo todo rastro de su poder, dejándola completamente limpia.

Cuando salió, los párpados de Louise empezaron a caer, haciéndose más difícil de sostenerla. El cuerpo de la mujer cayó a la cama, inconsciente y completamente pérdida.

Charlotte quito los mechones rebeldes que entraron a la boca de la agente y bajo la camisa, ocultando el abdomen. Por lo menos merecía estar tranquila después de haberla utilizado.

── Gracias por ayudarme, Louise ── susurró ── A saber que Mara está viva.

Ahora sabe porque no se lo quisieron decir. Entienden que ira tras ella, era su familia, la única que seguía viva y estaba decidida a traerla de nuevo.

Salió del dormitorio, cerrando la chaqueta que cubría su pijama. Si conoce a alguien que le dirá las cosas como fueron, era Derek Roth.

Llegó al dormitorio del soldado. Antes de tocar, oyó dos voces provenientes del interior. Una la reconoció como la de Derek y la otra era Lían.

── ¿Cómo puedes saber que la chica Hoffman no está jugando con ustedes? ── cuestionó la mujer ── Su telepatía es fuerte, harían cualquier cosa que ella mande e incluso les ve la cara de idiotas.

── Charlotte no nos manipula, Lían, te lo he dicho.

── No hay que confiar en su familia ── siguió diciendo ── Estuvieron del lado de KORB.

── Pero estuvieron atrapados, vimos como Mallory Hoffman no quería estar ahí ── Derek defendió.

── O solo estuvo actuando para no ser una mala madre. Vamos, Derek, abre los ojos y deja de pensar con los sentimientos. Eres agente ante que un conquistador. Ahora no solo es esa niña, también su hermana destruyendo cada cosa que se interponga. ¿Tienen alguna razón para ser salvadas? Pienso que no.

Un golpe directo al rostro de Charlotte dolería menos que las palabras venenosas de Lían Smith. Quién diría que una prestigiosa agente pudiera hablar tan mal de ella.

Aunque tuvo que imaginarlo, siempre las autoridades quieren hacer lo suyo.

── Tienes razón ── él aceptó.

Una parte de ella se rompió con la declaración de Derek, esperaba que no cediera ya que ese hombre fue quien la salvo y a que ha tratado de impresionar. Se calmó cuando una mano detuvo la suya de abrir la puerta, Morgan se mantuvo a un lado, sus ojos mostrando la preocupación.

── Lamento que hayas escuchado eso ── dijo en voz baja ── No tenías que enterarte por esa bruja.

── Ve a dormir, Charlie ── Kay apoyó, se mantuvo detrás con las manos puestas en sus bolsillos ── Mañana te explicaremos todo.

── No soy una niña que pueden mandar ── siseó con los dientes apretados ── Voy a irme.

Subió las manos a ambos agentes, pasando entre ellos sin ser detenida. Cerró por completo la chaqueta, decidida a irse.

── Charlotte, espera.

Ella se detuvo a mitad de camino, viendo a Derek. Tenía su camisa entre sus manos, intentando ponérsela con dificultad.

── Nunca confiaste en mi ── le dijo ── Es mi hermana, Derek, mi sangre y no me dijiste nada.

── Déjame ayudarte ── murmuró.

── ¡No! ── gritó con molestia ── Es mi familia. Aléjate o no querrás que otra Hoffman entre a tu mente.

Dio la vuelta, esperando el ascensor. Este se abrió, mostrando a varios agentes armados y preparados para atacar. Miró por encima de su hombro a Derek, sonriendo.

── Está vez si reaccionaste rápido

En su interior, pensó en la parte de afuera de la agencia, sí de algo sirve la teletransportación, se lo enseñara en ese momento.

Su cuerpo empezó a irse, pedazo por pedazo hasta aparecer afuera donde la hierba ocultó sus pies. Una alarma sonó en el edificio, seguro en aviso de su desaparición.


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