06┃rescate
acto uno, capítulo seis
rescate
Las puertas del ascensor se abrieron, mostrando un piso totalmente nuevo para Charlotte. El gimnasio era más colorido que los dormitorios, amueblado con diferentes sillones, recorrió el espacio, observando los cuadros de boxeos y agentes que pasaron por lo mismo. Se quedó quieta, leyendo los nombres e intentando familiarizarse con la historia de ZELLA.
Los golpes fuertes llamaron su atención, terminando su recorrido. Encontró al soldado Roth con la ropa deportiva pegada a su cuerpo por el sudor.
Era un hombre atractivo y Charlotte no pudo negarlo aunque deseó hacerlo. Él tenía un rostro duro, facciones delicadas y una barba que lo hacía verse más rudo pero de alguna forma, ella encontró un lado bastante dulce en la mirada azulada.
Tomó asiento en el suelo acolchonado, cruzando las piernas mientras sus oídos seguían enfocándose en el sonido. Siguió fascinada con los brazos metálicos, eran prótesis completas, sin detallar en lo que había dentro, era como si fueron forrados o pintados en color gris, tan normales que no te hacen dudar dos veces. Ella sí lo hizo, después de ver por tanto tiempo a Wilson, era difícil engañarla.
El soldado siguió siendo una persona, tenga o no sus brazos completos.
── Explícame tus poderes ── Charlotte dio un salto, asustándose por la repentina petición del hombre ── ¿Cómo funcionan? ¿A qué distancia pueden llegar?
── Realmente es muy sencillo. Es como si fueran parte de mis sentidos, si necesito escuchar u oler, lo hago. La telequinesis la puedo manejar cuándo veo los objetos que quiero controlar.
Charlotte lo demostró con el saco de boxeo, moviéndolo antes que sus puños lo impactaran. Él giró su rostro malhumorado lleno de curiosidad.
── ¿Puedes devolvérmelo?
Ella lo hizo, dejando que regresara a su lugar.
── La telepatía es un poco más complejo. Necesito mantener un contacto fisíco para introducirme con más facilidad.
── Pero puedes hacerlo sin tener ese contacto, ¿no? ── interrogó.
── Puedo pero cuesta demasiado. La mente de esa persona se sentirá resentido o por lo menos así me gusta llamarlo. Luchara contra la información invasora hasta aceptarlo.
── ¿Y deja secuelas? ── preguntó, ahora deteniéndose.
── Con las personas que lo utilice, ninguna. Me gusta exponerlo como una hoja, la agrego y después puedo arrancarla sin alterar o dejar indicio.
── Eso suena escalofriante ── susurró, cruzando los brazos ── Imagino que gastas energías al utilizarlo.
── Con la práctica, voy mejorando ── respondió, sintiéndose orgullosa del control ── Después será como una parte de mi cuerpo, podre moverlo a mi gusto.
── Y llegaras a ser estupenda ── murmuró.
── Espero no interrumpir una conversación importante.
Kay Renner entró en el gimnasio con el mismo atuendo deportivo. Era la primera vez que Charlotte lo miró sin tener a Morgan a su alrededor, acechando a aquel que quisiera lanzarse.
Con ese pensamiento, ella sonrió, podía ser que dramatizo demasiado la situación.
Teniéndolo más cerca, pudo apreciar la mirada verdosa dándole a su rostro una suavidad y carisma que no puede pasar por alto. Aunque eran pequeños y algo díficiles de encontrar bajo las cejas pobladas.
── Siempre eres bienvenido, amigo ── Derek habló.
── Charlotte, lamento lo ocurrido con Morgan. Ella no está bien emocionalmente ── murmuró. Tiró la toalla en un sillón posicionándose enfrente de Derek ── Ha luchado para controlar su poder y vienes tú, derribando esos esfuerzos. Todo se salió de control.
── No hay ningún problema, Kay. Lo entiendo ── calmó, sonriéndole.
Después de eso, los dos agentes empezaron a entrenar juntos ante la mirada de Charlotte. Era sorprendente lo mucho que Kay se relajaba, teniendo a su compañero al lado.
── ¿Cómo se conocieron? ── ella preguntó. Colocó su puño bajo la barbilla viendo a los dos hombres.
── ¿Lo cuentas tú o yo? ── Kay habló con una sonrisa en sus labios ── Te lo advierto, haré que todo juegue a mi favor.
── Eres tan...── Derek murmuró, agitando su cabeza con diversión ── Kay y yo nos conocemos de niños. Éramos vecinos pero llegamos a hablarnos hasta la secundaria.
── Porque cierto chico problemático prefería irse con los rebeldes ── Renner señaló.
── Era eso o juntarme con los nerds ── chasqueó su lengua en disgusto ── Y créeme, me vetaron por burlarme de sus experimentos.
── ¡Claro que lo harían! ── exclamó el hombre ── Eras una burla, no sabías nada.
── Sí, es una opción ── torció los labios, dándole la razón ── Al graduarnos, decidimos inscribirnos en la milicia. Por alguna extraña coincidencia, quedamos en la misma base.
── Mejor digamos suerte ── rio el agente ── A otros los separaron. Supongo que supieron que Derek no puede vivir sin mí.
Derek rodó los ojos, empujando a su compañero en broma.
── Pasamos unos cuatro o cinco años juntos. ¿O fueron seis? ── pensó Kay.
── Cinco ── confirmó ── El comandante en ese entonces, me encargo de una misión que termino siendo una farsa y fuimos atrapados por KORB.
── ¿También pasaste por KORB? ── ella interrogó, sus ojos oscuros denotando curiosidad.
── Sí, dos años hasta que fueron a rescatarme. Me uní a la agencia y ya son diez años en este trabajo.
── Nunca lo hubiera pensado ── murmuró, fascinada ── ¿Y usted, soldado? ¿Qué travesuras hizo dentro de la milicia?
── Fui mejor que Kay, eso es seguro ── bromeó. Kay rodó los ojos, diciendo lo fanfarrón que era ── Pase en la milicia durante ocho años. Siempre sirviendo al país.
── ¿Cómo te atraparon?
Él se dio la vuelta, dejando que Kay se encargara de golpear el saco.
── Fue durante un ataque. Una bomba en las camionetas que nos trasladaban. Estuve atrapado casi cinco años, una experiencia inolvidable ── comentó con sarcasmo ── Kay llegó a mi rescate, consiguió liberarme.
── Y desde entonces no puede vivir sin mí── intervino el mencionado. Dio un segundo golpe, apenas moviendo a su compañero ── Hasta copio mi barba.
Charlotte soltó una carcajada, ambos agentes sí que eran un espectáculo digno de observar. Derek replicó mientras Renner siguió exponiendo su deseo de imitación.
Era claro que Kay llevaba la barba más baja, dándole una apariencia más juvenil. Además de poseer una piel tan suave que sus mejillas adquirían color con rapidez.
El sonido de una sirena hizo que saliera de su estupefacción. Miró a todos lados hasta ver el aparato que soltaba la molestia. Derek vio por la ventana con su ceño fruncido.
── Charlotte, quédate sentada ── pidió.
── ¿Qué? ¿Por qué?
── Es una emergencia ── Kay respondió, limpiándose el sudor de su frente ── Creo que es mejor que venga.
── También lo creo ── ella asintió.
Las sorpresas para Charlotte nunca se acaban en la agencia. Abrió su boca en impresión, mirando la gran sala de conferencia que era el piso 22. Los agentes estaban sentados enfrente de pantallas gigantes con diferentes lecturas provenientes de los satélites, sus micrófonos transmitiéndoles información mientras lo escribían.
Derek tomó su muñeca, empujándola para que siguiera adelante. Ya dentro, dejó que se quedara en un rincón, lejos de la mirada asesina de Morgan.
── Hey, Lotte ── Louise llamó ── Conseguí muchas cosas.
── Puedo verlo.
── ¿Quieres sentarte? ── Derek preguntó, moviendo una de las sillas.
── No, prefiero estar aquí ── respondió en voz baja.
Se mantuvo en el mismo lugar con sus brazos cruzados. El director Hills entró con los lentes puestos, sus manos empuñadas a los lados. La doctora Van también llego, dándole una refrescante sonrisa que la calmo.
── Buenos días, agentes ── habló el director. Lanzó varias carpetas al centro, dejando que las tomaran mientras la pantalla bajaba ── Se nos informó de un ataque en la agrícola B.A, tenemos suficiente razones para creer que KORB es el responsable.
── ¿Hay algún objetivo? ── Derek interrogó, pasando las hojas.
── Danny Mack, presidente de la agrícola y empresario. Es el único que quedó dentro de las instalaciones, los trabajadores pudieron salir sin problemas.
── Si solo es un rescate, ¿por qué nosotros? ── preguntó Renner, frunciendo sus tupidas cejas.
── El gobierno lo ha clasificado como caso crítico. Pidieron discreción y obviamente que el señor Mack salga con vida.
── Está bien ── Morgan asintió.
Ella fue la primera en levantarse, seguida de Kay con la vista enfocada en la carpeta.
── Agentes, 15 minutos para prepararse ── anunció el soldado Roth ── Charlotte, ven.
La chica lo persiguió como una pequeña niña a través del piso. Llegaron a una sala con varios casilleros rojizos, él digito su contraseña y su huella, abriendo la puerta.
── ¿Solo sacaran a ese hombre? ── ella preguntó.
── Sí, es algo rutinario ── Derek sacó su gabardina oscura, guardando cuchillos y armas en su interior ── Cada vez que KORB se involucra, es un problema personal.
── Los estaré esperando ── murmuró
Charlotte extendió su mano a la gabardina, arreglando uno de los botones. Derek no escondió su sorpresa hasta convertirla en una ligera sonrisa.
── No tardaremos. Ni siquiera sabrás cuando nos fuimos.
── Eso espero ── susurró.
── ¡Lotte, ven aquí! ── Louise la llamó. Extendió las bolsas de compras, demasiadas para que Charlotte las pudiera tomar ── No las abras hasta que vuelva, ¿sí?
── ¿Ni una? ── replicó, tirando de una de las bolsas.
── No ── negó, golpeando sus manos con diversión ── Ni una, además quiero ver si te quedan.
Tras despedirse de Louise, Charlotte quedó parada en medio de la sala, viendo por el ventanal como el avión despegaba. En unos segundos, desapareció tras las nubes, dejándola incómoda ante tantas personas que le daban miradas curiosas.
A pesar de que Morgan no sea su mayor fan, preferiría estar con ella a estar completamente sola. La tranquilidad que los agentes le transfieren es bastante.
── Charlotte ── la llamaron. Giró, observando al director ── Quiero hablar contigo.
Dio un gesto para que entrara a la sala privada. Ella lo hizo, tomando una de las sillas de la larga mesa, jugó con los anillos en sus dedos, esperando que él hablara.
Heller Hills era un hombre que intimida con su rostro sin expresión y los lentes oscuros que parecían ser parte de él. Pasó una mano por su cabeza afeitada, dando unos segundos de tensión. Van también entró al lugar, dejando caer la carpeta en medio.
── Encontramos información sobre tu familia ── ella habló, soltó un suspiro cargado de nervios ── Quiero saber si deseas leerlo.
── Ya estoy aquí ── aceptó en voz baja.
Charlotte tomó la carpeta confidencial, abriendo para ver su interior. Las hojas se resbalaron de sus dedos temblorosos, la mayoría de palabras tachadas e imposibles de leer. Las fotos eran iguales, escondiendo los rostros que creía saber a quienes pertenecían.
── Pero no hay nada ── murmuró.
── Toda la información sobre tu familia, los Hoffman se perdió y algunos, como estos ── señaló la información ── Fueron modificados para evitar ser leídas.
── Hay cientos de documentos con las mismas franjas ── intervino el director ── Aunque se pudo salvar un periódico de hace 30 años.
Él extendió la fotografía de la primera plana. Un grupo de personas estaban adelante, sus padres entre ellos, con enormes sonrisas y sosteniendo la cinta donde salía agencia KORB. El título confirmó sus temores, exponiendo a los nuevos empleados en la reconocida institución que estarían en la búsqueda de curas para enfermedades terminales.
── Pensamos que tus padres sabían lo que sucedía dentro de la agencia. La mayoría de los trabajos tienen noción sobre lo que sucede ── explicó él con preocupación.
── Yo... yo no sé qué decir ── susurró. Ella escondió su rostro entre sus manos, tratando de respirar.
¿Realmente sus padres sabían sobre los experimentos en humanos? Eso debería ser imposible, conocía a las dos personas que la criaron y nunca estarían de acuerdo con las pruebas dolorosas.
── Charlotte, sé que es duro pero también pueden existir otras razones. Tal vez estuvieron bajo amenaza ── intentó explicar la doctora.
── Nunca tendré esa respuesta.
Los recuerdos sobre cómo fueron secuestradas en su casa se abrieron al igual que los rostros de sus padres cuando seguían vivos. Tan vivos que las cuidaban de cualquier accidente, ellos jamás las hubieran entregado al jefe tan fácilmente, ¿verdad?
Los sentimientos de Charlotte Hoffman nunca habían estado tan descontrolados. Después de descubrir que sus padres, probablemente, la entregaron sin pelea a KORB solo empeoró la imagen que tenía de ellos.
La habitación que le dieron era su refugio, dejando que el silencio empezará a calmarla. El incesante ruido de la pelota golpeando la pared fue el único sonido que la distrajo, observando cómo se movía sin necesidad de tocarla.
La puerta fue abierta por Louise. Una venda escondía la herida en su barbilla, mostrando que hubo forcejeo en su rescate.
── Hola ── sonrió.
Se acostó al lado de Charlotte haciendo que las dos rebotaran en la cama.
── H.H nos dijo sobre tu familia. Lamento que te lo haya cuando estabas sola ── dijo en voz baja ── Puede llegar a ser un poco insensible.
── Da igual ── se encogió de hombros ── Tenías que ir a esa misión.
── No necesariamente. Me hubiera quedado o pedido que me esperara ── excusó, frunciendo sus labios.
Charlotte sonrió, tirando de su cabello ── Está bien, tenía que afrontarlo. ¿Estás bien? Ese golpe parece doloroso.
── Oh, está cosa no es nada ── Louise le restó importancia ── Solo un hombre con el ego muy elevado. Piensa que las mujeres no saben golpear.
── Yo no sé golpear ── expuso.
── Cambiaremos eso, Lotte ── rio ── Después golpearas tanto como quieras.
Charlotte asintió, dando una sonrisa. Miró fijamente a Louise, inspeccionándola con cuidado.
── ¿Qué es lo que quieres? ── interrogó en voz baja.
── ¿De qué hablas? ── replicó con confusión.
── Debes de tener un motivo, una razón para que estés conmigo. Todos parecen despreciarme o ignorarme cuando estoy cerca.
── Claro que no. Derek pasa tiempo contigo y Kay empieza...
── Ellos lo hacen porque me rescataron pero nadie más lo hace ── dijo con molestia.
── Mira, Lotte ── Louise se sentó, tomando sus manos ── Sí, quiero pedirte algo pero eso no significa que estoy contigo por conveniencia. Me agradas, bastante.
── Entonces, ¿qué es lo que quieres? ── repitió la pregunta.
Ella bajó la mirada, tomándose su tiempo. Dio un fuerte respiro, sacándolo lentamente.
── Quiero que entres en mi mente ── pidió.
── ¿Y qué haré dentro?
── Sacar todos los recuerdos sobre mi madre ── respondió, empezando a sentir nervios.
── ¿Por qué quieres atormentarte con eso? ── interrogó, frunciendo sus cejas ── Sé que te duele.
── Es la única manera para sanar, estoy cansada de atormentarme cada día y noche. Mi padre hizo que los reprimiera, mantenerlos ocultos tanto tiempo que ahora no puedo alcanzarlos.
── Bien, lo haré ── Charlotte aceptó ── Cuando estés preparada y me des el permiso, entrare.
── Gracias ── respondió con sinceridad ── En serio lo hago.
── Pronto terminara, ¿sí? Le darás a tu madre esa paz que tanto necesitas.
Louise parpadeó, alejando las lágrimas ── Harás que llore.
── No lo hagas. No soy buena a consolar ── murmuró, arrugando su nariz ── Mejor cuéntame sobre tus poderes.
── Mis poderes los tuve de joven. Primero apareció la duplicación, es como si pudiera mantener mi forma y hacer copias, ¿lo entiendes? ── interrogó ── No tengo límites.
── O no has llegado a una ── murmuró.
── Viéndolo desde ese punto ── masculló, frunciendo sus cejas ── Como sabes, también tengo grito sónico. Puedo derribar cualquier cosa u objeto.
── Sí, me hiciste volar ── dijo divertida ── Lo recuerdo muy bien.
Louise soltó una risa, sonrojándose ── Lo lamento, en ese momento te mire como el enemigo.
── Trata de no hacerlo nuevamente ── Charlotte rio, contagiándose ── Dolió pero trate de disimular.
── Perdón, aunque fue muy bueno, ¿no? ── comentó con picardía ── El mejor que he soltado y sin daño.
── Solo mi espalda ── bufó.
La mañana siguiente, Charlotte se despertó por los gruñidos de su estómago, pidiendo comida. La noche fue demasiado corta, tanto para olvidar cenar y dormirse de inmediato.
Estuvo acostumbrada a un horario dentro de KORB que ahora olvido.
Se dio un baño rápido, lo necesario y justo para eliminar las suciedades que recogió en un día. Con toda la ropa puesta en el ropero, es más sencillo escoger su atuendo.
Eligio ponerse los pantalones oscuros junto a una sudadera rosada que cubrió la mayor parte de su cuerpo. Siguió llevando la misma gargantilla, por alguna razón, necesitaba tener un poco de la presión que el exiliador le daba a cada hora.
El espejo enfrente del baño mostraba su reflejo, solo llevaba pocos días afuera y su rostro fue adquiriendo más... vida, no más palidez ni ojeras. Charlotte hizo el intento de arreglar su cabello, dejándolo en un moño lleno de trenzas oscuras. Algún día las quitara y dejara que su ruloso cabello natural salga a la vista.
La cocina fue su siguiente destino, mantuvo el silencio al ver a Kay y Morgan en el comedor. Sus ligeros pasos no llamaron la atención, mucho menos se perdió de las sonrisas embobadas o como Morgan acariciaba la mejilla de su pareja sin perder el contacto de sus miradas.
Parecía que la agente Jacobs podía dejar de ser una idiota cuando estaba junto a Kay. Podía ver cuanto lo amaba por la forma en que sus ojos se llenaban de un brillo inusual y como su cuerpo se movía, moldeándolo sin problema.
Como Josh y Kate.
Siguiendo con su trabajo de pasar desapercibida, sacó los frascos de pastillas que Van le dio, tomando las que corresponde a esa hora. Saco una taza echándole cereal y leche del cartón, era lo único que sabe hacer después que Louise le enseño.
Definitivamente necesitaba aprender a cocinar.
Con una cuchara lo revolvió, dándole el último toque de azúcar a su desayuno. Eso serviría para calmar su apetito hasta que algún agente se levantara.
── Ese cereal es mío ── informó el soldado. Recorrió la mesa y doblo la caja mostrando su nombre, lo cual pasó por alto cuando metió otra cucharada a su boca ── Compartiré está vez.
Como ofrenda de paz, Charlotte extendió la leche al hombre. Él tomó asiento enfrente, como ha deducido, el agente peleaba con su comida dentro de su boca, masticando mientras leía el periódico.
── No tienes que sentarte conmigo ── ella habló. Derek bajó el periódico, observando con dudas ── Tus amigos se quejarán.
Él miro a la pareja, transmitiendo un mensaje silencioso con solo su mirada. Siguió comiendo, como si no sucedió nada.
── ¿Cómo les fue en la misión? ── preguntó.
── Un poco complicada ── respondió, cerrando por completo las noticias ── Pero eso no impide que termine mis trabajos.
Charlotte sonrió ── ¿Fanfarroneando sobre sus trabajos? Quién lo diría.
── No lo estoy haciendo ── negó, también dando una sonrisa.
── ¡Buenos días! ── el director Hills entró con su usual apariencia, a un lado, una aburrida Louise ── Reunión en la sala de conferencia, por favor. Charlotte, si quieres puedes unirte.
── Claro ── aceptó sin problemas.
Ella se levantó, utilizando a Derek como un escudo personal. Él le dio una sonrisa tranquilizadora al entrar en la sala de conferencia. Un hombre se encontraba en medio de la mesa, por las presentaciones, supo que se trataba de Danny Mack.
── Solo quería agradecerles por su ayuda ── comentó el hombre, hundiendo sus manos en los bolsillos ── Mis guardias no pudieron hacer nada contra esos intrusos.
── Es parte del trabajo, señor ── Kay respondió, asintiendo.
Charlotte intentó mirarlo por debajo del gran brazo del agente. La familiaridad era bastante, sabe que lo ha visto en alguna parte pero no encuentra el lugar. Empezó a indagar en su mente, en busca del recuerdo.
Y lo hizo.
Danny Mack se encontraba sentado en la oficina. Atrás, el cabello blanco del jefe alertó su presencia, de sus labios resecos salieron palabras que no entiende. Una segunda figura apareció, una chica de cabello rizado, sus puntas llenas de un tono rosado.
Se acercó con cautela al hombre, tomándolo de la garganta. La poca luz no dejó a la vista su rostro, solo la figura.
Charlotte salió de su mente, parpadeando varias veces.
── Está siendo manipulado ── habló lentamente.
Los agentes se miraron entre sí, confusos hasta dirigirse al director.
── Se equivoca. Sabría si estoy siendo manipulado ── Danny replicó, bufando por tal comentario.
── De hecho, no lo harías. Tu propia mente eclipsara cualquier indicio de manipulación ── explicó.
── ¡Deja de mentir! Director Hills, ¿quién es esta niña? ── interrogó con enojo, señalándola sin problemas.
Ella solo cruzó los brazos, apoyándose en la pared mientras Derek intentó esconderla de la penetrante mirada.
── Debe de calmarse ── Louise lo detuvo, interponiéndose en su camino ── Charlotte sabe lo que habla.
── ¡Maldición!
Charlotte apenas captó el sonido cuando Danny Mack introdujo su mano, sacando un arma de su bolsillo. Los disparos salieron y fue empujada contra la pared mientras Derek interpuso su brazo metálico, utilizándolo como un escudo. Kay, el más cercano, golpeó al empresario, deshaciéndose del arma.
── Y después dice que no está siendo manipulado ── masculló con enojo.
── Contrólalo ── Derek pidió, quitando las trenzas de su rostro sudado.
Hizo lo pedido, entrando con dificultad en su mente hasta encontrar la manipulación en él. Podía sentir la intensidad de la niebla amarillenta, cubrió cada entrada dándole más dificultad.
Batallo contra esa niebla, comparándola a una reja de encarcelamiento, tan distinto a lo que ha visto.
── ¡No!
El grito de agonía sonó dentro de su cabeza, aturdiéndola. Salió de la mente, sintiendo la molestia recorrerla por todo su cuerpo. Fue demasiada presión y energía que recogió en ese tiempo.
Danny quedó quieto, su mirada perdida durante unos segundos hasta recuperarse.
── ¿Qué sucedió? ── interrogó, sus cejas fruncidas ── ¿Cómo llegue aquí?
Kay fue el encargado en explicar lo sucedido al hombre confundido. En cambio, Charlotte decidió sentarse, tocando su frente adolorida. Derek también se acercó, frotando los hombros de ella, mirándola con preocupación.
── ¿Te sientes bien?
── Sí, solo fue... algo difícil de quitar ── masculló.
Morgan los miro en silencio, apretando su ceño. Tomó asiento en la mesa, cruzando sus largas piernas.
── Fue algo muy estúpido de KORB. ¿Enviar a un hombre sin entrenamiento en el hábito de armas para matarla?
── ¿Crees que tengan un plan alternativo? ── Louise interrogó.
── Claro ── asintió con fuerza ── Demasiado sencillo.
── Oficina, toda la tarde y chica apareció ── Danny balbuceó, se levantó de la silla, golpeando las ventanas fuera de sí.
── Es normal ── Charlotte respondió a la mirada silenciosa del agente ── Sus pensamientos están volviendo, no hay que preocuparse.
── Si no hay agentes heridos, no hay descanso ── intervino el director con su voz dura ── Louise, ve con Van y busquen en los satélites actividades inusuales. Si es un distractor, quiero saber a dónde se dirigen.
Louise asintió, salió con su celular en mano, tecleando con rapidez.
── Señor Mack, necesito que tome asiento ── H.H pidió, tomando sus hombros para sentarlo ── Necesito que recuerde lo ocurrido, ¿sabe quien estuvo con usted?
── Un anciano ── respondió, cerrando sus ojos ── Él me dijo que necesitaba un favor y luego, toda la habitación se llenó de amarillo.
── ¿Dijo que es lo que quería?
── Bombas ── susurró.
Con esa palabra, la sirena sonó, alarmando a todos los agentes en la sala. Louise entró, quitando los mechones rubios de su piel sudorosa.
── Se detectó múltiples bombas y armas en el edificio del señor Mack.
── Esa es la respuesta a su pregunta, director ── Morgan masculló.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top