✝ Mentally ill ✝
En un lugar en que tanto las desgracias como las maravillas del mundo Shinobi no se encuentran. Alejados de la rama de Kaguya. Nacidos del otro lado del mundo, justo donde éste se acaba. Todos los hombres, mujeres y niños habitantes de aquel lugar habían nacido con la sangre maldita.
No poseían aquellas extravagantes habilidades, ellos tenían que luchar por defenderse sin armaduras.
No tenían academias donde pudiesen aprender sobre la inmensidad del mundo. Tenían que descubrirlo por sí mismos y ser consumidos por este para lograrlo.
No poseían aquel líder llamado "Hokage" que se encargarse de protegerlos a todos. Ellos tenían que protegerse a sí mismos por sobrevivir, no importaba nadie más. Pues habían nacido en el lado equivocado del cielo. Tenían un solo destino marcado...
Morir.
Una vida puede cambiarlo todo, así como puede desvanecerse sin significar nada. En tal caso, solo mueren, se desvanecen sin dejar nada.
Esto era lo que les tocaba; Nacer, crecer, morir.
Sin gracia, solo una vida a la deriva.
Alejados de la rama de Kaguya. Del otro lado del mundo, justo donde éste se acaba. Crecieron con una creencia diferente.
Ellos creían ser ovejas guiadas por una fuerza mayor, un Todo Poderoso el cual les había brindado la vida a ellos y lo que les rodea. Una luz que se encontraba en todo ser vivo. Así que debían agradecer y obedecer mandatos escritos en piedras y papel.
De no ser así, serían castigados, por supuesto. Justo como aquél Todo Poderoso había hecho con los primeros y de entre los suyos.
Pues aquella luz, milenios en el pasado, había sido traicionada por un ser perfecto, de entre todos el más hermoso, así que fue desterrado. Al Inframundo, al infierno, donde finalmente gobernaba y a donde serían enviados todos aquellos que no creyeran en él ni obedecieran sus mandatos.
Así es, vivían aterrados. Pues todo aquello que ante los ojos del Todo Poderoso era considerado pecado. Para ellos era diversión. Así fue como finalmente se dividieron.
Era simple, todos vivían aterrados, sólo que algunos tenían el coraje de divertirse y otros no.
El Todo Poderoso, la luz que se encuentra en todos, les decía que vivieran con temor a la muerte en caso de pecar, les ordenaba que difundieran su palabra, prometiendoles en cambio dicha y vida eterna.
El ser perfecto, el señor del fuego eterno, les decía que pecaran, que se divirtieran y que probaran un poco de todo en el lugar en que habían nacido, que gocen lo terrenal.
Pues puede que ambos simplemente sean un invento de sus mentes y que no hiciesen más que malgastar el regalo de la vida haciendo el tonto.
Pero no podrían asegurarlo.
Así era la vida de los sangre maldita. Así que, aún viviendo en el mismo mundo, los sangre maldita y los shinobi, no se conocían y vivían completamente diferente.
Así que, en un mundo como este en que gobierna el temor, el pecado, la confusión; un mundo lleno de miseria, dolor, hambre, orgullo, envidia y el fuego de las guerras. Era de esperarse que la mente del hombre fuese engullida por todo este mal.
Especialmente la de aquél chico. Este chico se creía ser el dictador, el trascendente entre las brechas de ambos mundos al ser el único conocedor del "Chakra"
"Chakra" aquella herencia transmitida por Kaguya, el núcleo del mundo que no conocían, pero éste chico sabía que existía.
Investigaba sobre ella. Su obsesión lo consumía y es que, ante el resto de sangre maldita que le rodeaba, lo etiquetaban de una manera.
"MENTALLY ILL"
—Mentalmente enfermo—
Tanto era el tiempo que le llamaron de esa manera que terminó creyéndoselo, olvidando incluso su nombre verdadero y finalmente desconociendo el mundo en que vivía. No creía pertenecer en aquel lugar, estaba seguro que había nacido en el lugar incorrecto. No lo soportaba. Estaba sólo. Y por ello, ante los sangre maldita, también estaba loco.
Sin embargo, cada vez que se le daban pastillas para tranquilizarse, le colocaban aquella sudadera tan incómoda y le encerraban en esa habitación vacía. Solo. Se liberaba. Había aprendido el truco para hacerlo desde que tenía 8 años. Así que continuaba con su investigación. Jamás la dejaba sino hasta que el efecto de las pastillas se desvanecía y sus emociones se enredaban, reflejándose en lo que los médicos llamaban
"Ataques MENTALLY ILL"
Nombrados como él, pues estos eran síntomas que no conocían.
Mentally ill, durante uno de estos ataques, durante el más fuerte que le había dado nunca. Terminó destrozando las paredes que lo mantenían preso.
Liberándose finalmente.
Así que comenzó a atacar a los médicos e internos del lugar de diferentes maneras.
A la enfermera que le colocaba aquella sudadera tan incómoda, la incineró hasta los huesos en cuestión de segundos.
Al guardia de seguridad que custodiaba la puerta de su habitación le había atacado con una ráfaga de viento que le expulsó contra la pared, estrellando su cabeza contra esta, rompiendo su cráneo y costillas.
A la enfermera nueva que le daba las pastillas le había llenado los pulmones de agua, ahogandola y haciéndole vomitar agua hasta la muerte.
Al doctor que le recetaba los tratamientos le había electrificado desde dentro hacia afuera. Deteniendo el funcionamiento de sus órganos y tornando su piel en negro.
Terminó de una manera especial pues, todos sus compañeros internos que le molestaban a la hora del almuerzo les había perseguido utilizando sus sombras, reuniéndolos para finalmente empaparlos con ácido. Haciendo que sus músculos se desprendieran de sus huesos.
Mentally ill lo sabía. Era el único que podría comprenderlo, esos ataques eran el "Chakra" que tanto había investigado y entrenado. Sabía que no pertenecía a ese mundo, que durante años llenos de vergüenza y burlas, esta vez tenía razón. Y le aterraba tenerla.
Ese fue el primero de sus ataques a esa escala. El resto llegaban con el tiempo, sin embargo, ahora podía controlarlos.
Había logrado ocultarse de las autoridades que querían encerrarle de nuevo. Había escapado, durante años caminando en el desierto y atravesando los mares sin saber el lugar al que llegaría.
Encontró finalmente un barrio japonés en una isla donde no le conocían, y le dieron abrigo, varios maestros de los templos querían apadrinarlo. Pero sabían que no podrían, el chico estaba demasiado avanzado para ellos por más que les sorprendiera.
Fué ahí donde le dieron el nombre de
Tzao
—Por encima y más allá de todo—
Pues para ellos, el nombre con que había llegado, era incorrecto. Para ellos, educados con creencias distintas, sabían que el chico podría tener razón. Y aunque no negaban que tuviera cierto toque de locura, el chico era especial.
Así que le abrieron paso a sus bibliotecas más antiguas. Con el fin de educarlo y guiarlo por el buen camino. El camino de las dictaduras del Todo Poderoso. Que actuase con conciencia, o más bien, como la sociedad espera.
Pues debían admitir, que el chico especial y por encima de todo, Tzao, era un chico de temer, si se fuese a guiar por el mal camino, sabían que estarían en un terrible peligro.
Fue ahí donde encontró la leyenda de Kaguya, La Doncella Luna.
Caída en la tierra, un mundo en que no pertenecía, deslumbrando al hombre con su belleza y consiguiendo pretendientes, incluso con el emperador ante sus pies. Finalmente siendo apartada de la Tierra hacia la luna, la ira de la Doncella por no poder permanecer en la Tierra le había propuesto una idea.
La idea de convertir a la Tierra en un lugar similar a la luna; sin espacio ni tiempo, sumergida en la eterna noche para así poder permanecer ahí.
Así que los hombres la sellaron en la luna para que no pudiese cumplir su objetivo.
Se preguntaba si le sucedería lo mismo en algún momento. Que cuando el astro alcance su cenit, se hiciese visible el Amenoukihashi (puente flotante de los cielos), mientras un cortejo de soldados de brillante armadura, baje de las alturas para llevarlo de regreso al mundo que pertenece, justo como le sucedió a ella.
Sabía que eso sería imposible, pues esta era su historia, La historia de un chico que creció en un mundo en que no debería, un mundo lleno de falsos profetas y dioses dictadores que estaba dispuesto a abandonar.
No importaba lo lejos que tuviese que llegar para abandonar su soledad.
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¡BookTrailer!
Abandonado.
Ajeno a su alrededor.
En un mundo condenado.
Alejados de la rama de Kaguya.
Invadido de gente enferma.
En un mundo enfermo.
× "¿Hasta donde estarías dispuesto a llegar por abandonar tu soledad?" ×
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