08| Oferta

     —Carajo —maldijo Tzao cayendo de rodillas en aquél lugar en que había conocido por primera vez a Pain. Maldiciendo cada segundo de aquél momento.

      Los cuerpos antes empaladas habían sido retirados, la escena estaba cubierta por cintas policíacas que Tzao había atravesado sin problema, desplomandose con gran pesar en el centro del lugar. Aún con el suelo lodos por la sangre y las barillas enterradas con los conos policíacos en cada una. Tomó una gran bocanada de aire.

      —¡¿Qué quiere de mí?! —gritó con fuerza, desgarrado sus cuerdas vocales— estoy aquí... ¡Da la cara! —gritaba sin aliento, el aire se le iba a la mitad de cada frase y el llanto se le atravesaba— ¡¿Qué es lo que querías conseguir...?! ¿Que entendiera el dolor? ¡¿Que conocieran el sufrimiento verdadero...?! ¡...Lo lograste! ¡¿Ahora qué?! —las nubes habían comenzado a moverse con velocidad sobre él, cubriendo la luz del sol, oscureciendo aún más que la noche. Los gritos de los truenos y la voracidad del viento le arañaban la piel.

      Se preguntaba si él estaba provocando aquello, si era una representación diferente de sus ataques Mentally ill, o si era otro de sus delirios por su inestabilidad.

      Sólo sabía que a esas alturas realmente no le importaba, lo único que deseaba era tener a la Hinata real a su lado, pisar la tierra de un mundo de verdad, morir en el lugar en que debería morir, en un mundo en el que pudiera pertenecer.

      Pero no ahí, no en aquel mundo impostor tan enfermo. No en un mundo tan falso e inestable.

    Lo único que necesitaba era un alivio, un descanso de aquella locura, por más ligero que fuese. Se estaba asfixiando. Muchas veces había sentido dolor, incontables veces había deseado morir para no tener que luchar contra un mundo entero, incontables veces había sufrido por el constante rechazo de la propia tierra bajo sus pies.

      Pero esta vez era diferente, esta vez había conocido algo diferente, la contraportada de tanto dolor. Había sentido su corazón latir, había experimentado la rareza de vivir y no solo existir, se había invadido de tantas emociones que no cabían dentro de él. Se había vuelto ignorante para conseguir la felicidad, porque sabía que solo a base de ella se podría conseguir. Ignorar su destino, ignorar sus desgracias, ignorar las desgracias de los que le rodean, ignorar el desgraciado mundo. Ignorar para ser feliz.

      Pero ahora no podía hacerlo más, se asfixiaba en la cruda realidad, tan dolorosa como para ignorarla de nuevo. Todos aquellos sentimientos que antes no cabían dentro de él se habían desvanecido, dejando un vacío tan enorme que no cabía dentro de él.

      Su reacción ante aquel sufrimiento y la manera en la que inconscientemente se protegía a sí mismo de aquella fría oscuridad, era llenándose de ira, invadiendose de cólera por dentro, tan profundo, sólo para tener algo ahí, para no sentirse vacío.

      Porque en aquel momento, el dolor y la ira eran lo único a lo que se podía aferrar.

     Porque en aquel momento quería sentir dolor más allá de los límites, tan profundo y áspero dentro de él que le desgarrara por dentro y le consumiera hasta las entrañas, porque prefería sentir dolor que nada en absoluto.

      —Mira a través de mí, lo conseguiste, Pain. ¿Ahora qué...? ¡¿Ahora qué?! —las palabra no salían del todo de su boca, siquiera estaba seguro si salían de sus pensamientos, tampoco estaba seguro de si realmente se encontraba en el lugar en que había conocido a Pain, no podría asegurar la credibilidad de lo que le rodeaba. No reconocía sus propias manos, sus brazos, sus hombros, su torso, su cadera, sus piernas, sus pies, sus dedos. Era tan falso y frágil. Tan inestable.

      —El siguiente paso es el miedo, chico inestable. Estarás tan aterrado de la oscuridad en que te encuentras que tendrás que adaptarte para sobrevivir en ella y una vez lo hagas, jamás desearás salir, porque no reconocerías a la luz entonces —escuchó la voz de Pain en su cabeza, tan fuerte y claro como los truenos de la tormenta, tan devastadores como una— después del terror vendrá la clama, y con ella vendrá la paz. La paz verdadera. Porque sólo entonces sabrás lo que se siente el dolor verdadero y jamás querrás que se repita, así que le temeras y a la vez le aceptarás como parte de tí, en completa paz después de la tormenta —finalmente la voz de Pain se quedó muda dentro de su cabeza, ahora no escuchaba nada, siquiera sus propios pensamientos. Estaba devastado.

      —Tan frágil... —esta vez era la voz de Hidan— te envidio, realmente lo hago... Ser capaz de sentir tanto dolor... Yo no puedo, pero carajo que me causa placer verlo en los demás. Generalmente los daño tanto por dentro y los empujo tan al borde que terminan saltando por ellos mismos ¡Es tan placentero! —lo escuchaba reír y ahogarse en sus palabras— como tu noviecita, con ella fue fácil, quizá demasiado ¡Ja ja! Casi no tuve que hacer nada, solo meter la idea en su cabecita y ella hizo el resto por su cuenta —fue entonces que la figura de Hidan se mostró frente a él, con una enorme sonrisa cínica mientras lamía algo de sangre de una navaja. Tzao no lo pensó y le dió un gran golpe. Sorpresivamente la imagen de Hidan no era más que un árbol que terminó destruyendose desde dentro y finalmente cayendo a la calle, dejando ver cómo se había incinerado y convertido en una simple cáscara vacía por dentro, como si le hubiera caído un rayo.

      —Lo sabía —escuchó de nuevo, pero esta vez no era una voz que conociera— cuando ví los cadáveres en aquélla habitación en el comercio Shinjoku realmente no creí que fuera posible, pero lo es, genial, genial. Esto me da demasiadas posibilidades —Tzao observó al dueño de aquella voz, asomándose de una casa abandonada, tenía cabello largo lacio y negro, piel pálida y aretes enormes— quiero hacerte pruebas, descubrir más sobre ti, chico —decía acercándose a Tzao pero ese se apartó— chico... Penar y lamentarse por los muertos no sirve de nada, el único valor de la muerte es lo que podemos aprovechar de ella... —dijo enderezandose junto a él, Tzao no dijo nada— te conozco bien. Después de asesinar a tus familiares te llevaron al loquero donde viviste tu infancia limpiando baños y de donde finalmente te escapaste asesinando a las enfermeras, a los de seguridad y derribando la pared, escapaste y llegaste al barrio japonés en donde te intentaron apadrinar y te abrieron las puertas de su biblioteca, pero te aburriste y llegaste aquí. Ahora eres cazado por una extraña asociación y estas completamente perdido. Qué terrible desarrollo de la historia, no me gusta ¿Porqué no la cambiamos? —le dijo aquel hombre poniendo sus manos sobre él— sé que has pasado gran parte de tu vida investigando sobre tus ataques, llegando a la conclusión de que se derivan de una desconocida energía llamada Chakra —dijo sonriéndole.

      —¿Qué es lo que quieres? —preguntó con cansancio.

      —¿No crees que sería genial descubrir todos los secretos sobre aquella extraña energía? ¿Los secretos de tu cuerpo? —preguntó emocionado— ¿Sabes? Tal vez no tenga sentido vivir, pero si continúas viviendo lo suficiente, podrás encontrar cosas interesantes, así como yo te encontré a ti.

      —¿Quién carajos eres?

      —Mi nombre es Orochimaru. Te ofrezco un hogar y una grata compañía a cambio que me permitas descubrir todos los secretos sobre ti.

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      1.- Tzao anda sad alv ;-;

      2.- Orochimaru quiere el cuerpo de Tzao 7u7

      3.- Las imágenes utilizadas son de un manga que me encanta llamado MPD Psycho.

      4.- les regalo el mejor cosplay que he visto de Orochimaru (y eso que no me gustan, pero éste... kebfkdbd 💙)

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