I- Una invitación al infierno.
¡Salut~! Lo se, lo se, no saco nunca THS, memento mori, o los demás fics, pero ¡Hey! me sobra imaginación y en algo tengo que desperdiciarla :c
¡Pero bueno!
Esta historia es un Acuario x Piscis (Los de la portada), pero contiene otras parejas también. Ojo, no se confunda, soy cruel y me gusta destrozar is propias otp's por que soy multishipper~
¡No quiero aburrirlos, así que continuemos!
Advertencia: Todos los signos aquí están en primer año de preparatoria y tienen entre 15-16 años. Conforme avance la historia ellos irán creciendo, tanto en edad como en personalidad do físico. (Por ejemplo: Los que son de Piscis, no me odien por que hice al personaje muy "quedito" o timido, o a Libra lo deje como un santo chismoso, pues a medida que avancemos iran cambiando~, ya saben, la edad~)
Aclaraciones: Aun que todos parezcan conocerse, solo lo hacen de nombre o reconocen sus rostros, realmente ninguno de ellos se conoce verdaderamente hasta que pasa "La fiesta" [La tipicaaaaaa~]. También se mencionan hecho que se explicaran mas adelante.
Si no conoces a los persoanjes que narro, puedes ver dibujos (feos) en mi tumbrl, Juterhell.
¡Ahora si! ¡Enjoy!
~O~
Mental Breaker.
I- Una invitación al infierno.
~O~
La preparatoria, ese lugar donde entras siendo un joven inocente y sales convertido en un completo adulto o un futuro delincuente, si es que ya no lo eres, listo para irte de casa (o a la cárcel). Donde muchas personas jóvenes se dejan influenciar por los más grandes, entre fiestas, sustancias desconocidas, sexo sin control, rumores y reputación. Siendo estas dos últimas las más importantes para la mayor parte de los estudiantes. Ya sabes, siempre pendiente, siempre etiquetado.
Bueno, casi.
Aún quedaba ese pequeño porcentaje de alumnos que se sentaba en el rincón oscuro de su aula, a desaparecer los tres años que el duraba la preparatoria. Piscis era uno de ellos, solo que no lo hacía apropósito.
Piscis juraba, a sus quince años recién cumplidos, que podría vivir una vida pacifica sin mayores contratiempos, ignorando completamente aquellas cosas de las que su primo, Sagitario, solía hablarle con tanta diversión.
No destaco por nada en particular en la primaria o secundaria, más que por un par de dibujos que colgaron en ese cuadro de honor por el cual todos pasan de largo, o solo se burlan porque no tienen nada mejor que hacer. No era un hombre fuerte, alto o el chico malo que todas amaban, así que ninguna chica se interesó por el tampoco (El cabello y los ojos rosas no ayudaban en nada). Bueno, solo tenía quince, seguiría creciendo. Eso esperaba.
Y cuando entro en la preparatoria no pareció ser la excepción.
Siguió sin destacar demasiado y con un par de buenos amigos, clases regulares y problemas cotidianos y simples como saber que ropa interior se pondría ese día, creyó que podría llevar su vida escolar como un ser humano normal.
Eso fue solo hasta que llego a la mitad de su primer año.
Piscis aprendió de buenas fuentes, como el chiquillo extraño de ojos afilados de la clase B y el chico rata (literal) que te vendía cosas en cubículo cuatro, que los rumores y el estatus social, eran cosas que dominaban la preparatoria. Como si fuera la típica película estadounidense, pero sin musicales. (Aunque en palabras de ese chico extraño, era más como una jungla, donde si te descuidabas, adiós a tu cabeza o tu virginidad, lo que pasara primero).
También aprendió, que cada rumor que se extendía a lo largo de los pasillos tenía un alto porcentaje de ser verdadero y que debía escucharlos atentamente, cuidando que jamás fuera mencionado en uno de ellos.
Y como quien no quiere la cosa, lo rumores de esa primera semana de junio, ya habían comenzado a circular.
Los rumores en los pasillos, hablaban sobre una increíble fiesta que se celebraría luego de los exámenes de fin de semestre. Nada inusual en la vida de aquellos estudiantes. Hasta que escucho por allí, quizá por ese chico de apariencia elegante pero con boca vieja chismosa, un tal Libra de su clase, que la fiesta seria en honor a "Géminis", el sujeto raro de su clase, con ojos de pesadilla y un serio problema mental con esa mascara que siempre traía.
No le importo y continuo con su vida, tratando de pasar desapercibido lo más que pudiera. Si no se metía y hacia caso omiso, podrían sobrevivir los dos años y medio que le restaban. Si, ese era un buen plan.
Así, el pequeño chico de cabello rosado, siguió su rutina mañanera, dejando tranquilamente sus cosas en el casillero, intercambiándolas por otras. Guardo todo en su bolso con una sonrisa calmada, tarareando una canción pegajosa por lo bajo. Iba a cerrar su casillero para irse a su siguiente clase, cuando este se cierra solo de golpe.
Está bien, no tan solo.
— ¡PISCIS! —fue el grito a viva voz, que casi le saca el alma del cuerpo, logrando que la mayor parte de los presente se volteara verlos.
Allí frente a él, un chico de casi su misma altura, de cabellos color vino y ojos del mismo tono, le miraba con pena, como si fuese el fin del mundo, apretando su propia mochila contra sí mismo como si fuera un peluche.
— ¿¡Cáncer!? ¿¡Que sucede!? —contesto apenas, con el corazón casi saliéndose del susto anterior. El otro apretó los labios y soltó su mochila.
— ¡Virgo me rechazo! —se hecha sus brazos con pequeñas lágrimas en sus ojos. Su amigo lo mira negando suavemente con la cabeza., ya acostumbrado a esta escena desde hacía un par de meses.
Suspiro.
— ¿De nuevo? —pregunta, a lo que el otro sube la cabeza con rapidez, sorbiendo su nariz ligeramente roja, con gesto ofendido.
— ¡No me lo digas de esa forma! —se separó de él, reclamando con una mueca llorosa, mientras el de ojos rosas sacaba unos pañuelos de su bolso— ¡No puedo creer que me rechace de esa forma! ¡No soy tan feo!
— No eres feo Cáncer, eres hermoso —le acaricio la cabeza, en lo que el otro se recargaba en los casilleros.
— Gracias Piscis, lo aprecio pero tu opinión no cuenta, porque tú cree que todo es lindo —y Piscis guardo silencio por que tenía algo de razón, si hasta el muñeco de Saw le parecía "tierno" en cierto sentido. Cáncer se dejó caer por los casilleros hasta llegar al suelo junto a su mochila— Lo he intentado tantas veces que ya no lo recuerdo...
— En realidad unas 45 veces de lo va el año...y solo vamos en la mitad...—responde, dándole el pañuelo a su mejor amigo, quien acepta para luego sonarse la nariz con él.
— ¿¡Las cuentas!? —exclama frunciendo el ceño.
— ¿Eh? No...mi primo lo hace —contesta con calma. El de cabello oscuro entrecierra sus ojos, maldiciendo a puño alzado al famosillo primo de Piscis.
— ¡Sagitario, maldito metiche! —en alguna parte, Sagitario estornudo.
— No crees que es hora de mirar...no se... ¿Otros horizontes?...—comienza el pececito, mientras que su amigo solo lo mira arrugando el entrecejo, en un pequeño mohín.
— ¡Dime eso cuando te llegue el amor! ¡Hum! —se cruzó de brazos.
Este muchacho era Cáncer, el mejor amigo de Piscis en preparatoria. Un sujeto algo dramático, con el genio de una piraña, pero muy amable y simpático, con quien había hecho buenas migas desde hacía unos meses producto de algunos acontecimientos algo inusuales. Se había enamorado de un sujeto llamado Virgo, que iba en su mismo grado pero en clases diferentes, a quien parecía rendirle culto por cómo le rogaba una cita.
Piscis no le culpaba, el chico era bien parecido y era muy responsable, una buena persona a su parecer, pero si le había rechazado tantas veces, no veía el caso a seguir insistiendo. (Eso último se lo había enseñado su primo)
El de cabello rosa iba a responder algo a su deprimido amigo, pero el timbre le irrumpió de súbito, causándole un pequeño escalofrío. Era hora de volver a prisión.
— Vamos, levántate, hay que ir a clase —dijo tomándolo de los brazos e intentando ponerlo de pie. Este último se levantó flojamente, con un gesto de pereza en su máximo estado.
— Llévame por favor — se recargo en sus hombros con los ojos cerrado— Mi corazón no puede llegar solo a ese frio salón.
— Pero tus piernas si —respondió con una pequeña risa, tomando las manos de Cáncer y llevándolo a rastras a su próxima clase.
~O~
El timbre ya había sonado, pero para ellos, ese no era más que el comienzo de su plan malvado. Después de todo, saltarse una clase no era nada de otro mundo.
Unos ojos rojos pasaban de lado a lado sobre aquella hoja de papel, con diversos y chillones colores, analizándola en busca de errores. Suspiro mientras escuchaba el sonido de la fotocopiadora. Pronto, la hoja que sostenía antes en sus manos, fue arrebatada sin nada de delicadeza por el muchacho de cabellos rubios junto a él.
— ¿Creen que este bien hecho? —pregunto a sus compañeros. El de cabello rojo rodo los ojos.
— No empieces con tus cosas de diva, ¡Esta perfecto! —recalco, volviendo arrebatarle aquel papel, para que segundos más tarde, otra mano se lo quitara a él.
El chico de cabellos largos y azules en la puerta del pequeño salón, sonreía brillantemente, contemplando aquel trabajo.
— Mi primo hizo el dibujo —rio con aires de grandeza, como si fuese su propio logro— ¡Es lo más perfecto que veras hoy! —señalo, enrollando la hoja y apuntándole con la misma.
— Lo más perfecto que vi hoy, fue a ese guapo sujeto rubio en mi baño y ¡Oh! ¿Saben quién era? ¡Yo! —continuo el rubio, sacando un espejo de bolsillo, mirándose en él y tirándose unos cuentos besos.
— ¿Cómo convenciste a tu primo para hacerlo? —el de ojos rojos, decidió ignorarlo descaradamente.
— ¡No pases de mi imbécil! —fue el reclamo del de ojos ámbar, obviamente, ignorado.
— Fácil. No le dije para que era —respondió el de ojos azules, siguiéndole el juego, ante la creciente molestia del de ojos claros.
— ¡Waaa~!, ¿Te aguantaste decirle la verdad en la cara? Te superaste hermano.
— Lo se hermano, casi no lo logro.
— ¡Quieren terminar su maldito dorama de una vez! ¡Nos van a regañar de nuevo si nos sorprenden gastando la tinta escolar! —les regaño el rubio— Y no pienso desperdiciar mi presencia en esa inmunda sala de nuevo, ya tuve suficiente con la vez pasada... ¡Y si! ¡Me refiero a ti Aries! —le señalo con dedo acusador.
Aries creyó que ya habían superado el incidente de los fuegos artificiales.
— ¡Oh! ¡Supéralo! —exclamo, mientras el rubio se cruzaba de brazos.
—Vamos Leo~ ¡Luego de un tiempo te acostumbras y comienzas verlo como tu segundo hogar! —le restó importancia el de ojos azules, mirando atentamente la fotocopiadora.
— No hables de costumbre Sagi ¡Eres el primero en escapar del salón! —reía el suéter rojo, ante las caras amargas que le dedicaban los otros dos— Aun no entiendo como logras abrir la ventana.
— Se llama: Esconder una palanca en tus mangas sin que se den cuenta —contesto Sagitario, subiendo su manga y revelando una palanca metálica enrollada en su brazo con cinta adhesiva color gris— Nunca falla.
Estos chicos eran "El dolor de cabeza de la clase 1-C" o el "trio de fuego", de cualquier forma que los llamaran podrían ser identificados. Ganándose su pequeña reputación, aun estando en primer año, a base de castigos, una que otra tertulia* y algunas peleas.
El primero era Aries, el chico de cabello rojo como la sangre, al igual que sus ojos, no muy alto, quien se auto-proclamaba el líder de su pandilla. Iba al club de boxeo, tenía mal genio e ideas que sobrepasan la estupidez común. Pero buena suerte en los exámenes, de los cuales siempre salía bien o pasable (mayormente la última).
Le seguía Leo el chico rubio, alto y guapo, por el que la mitad de la clase babeaba, compitiendo estrechamente con Escorpio (el innombrable). Narcisista de lejos, un buen amigo de cerca. Hasta el día se preguntaba cómo había terminado con esos dos desquiciados de su clase. Quizá aquellos nombres de signos zodiacales le habían influido en algo.
El ultimo pero no menos importante era Sagitario, el muy mencionado primo de Piscis, y quien le hacía sombra al mismo, para su alivio. Con el cabello largo y bien atado de un curiosos tono de azul, era posiblemente el más problemático de los tres, prácticamente vivía en la sala de detención de la cual siempre escapaba, aunque estuviera en el tercer piso.
Los tres se habían saltado la segunda hora, y colado en la sala de impresiones, para poder sacarle copias a unos carteles de la próxima fiesta en casa de Acuario para Géminis. Mientras Sagitario recogía las copias, y Leo estaba en la computadora, Aries se encargaba de verificar el pasillo.
— Por cierto ¿Cómo van los rumores? —pregunto Aries, haba estado tan ocupado buscando maneras de copiar en los próximos exámenes que cualquiera de esas cosas se me habían pasado por alto. Ni siquiera sabía si tenía un rumor nuevo sobre el mismo.
— Bueno, según lo que tú enemigo mortal comentaba con Virgo por los pasillos, la capitana del club de Karate se besuqueaba con la de Boxeo detrás del gimnasio —le respondió el de ojos azules, terminando de ordenar las miles de copias que había hecho.
— ¡Siempre supe que Sauce* era lesbiana! ¡Tenía cara! —comento Leo.
— ¿No será porque te rechazo frente a todo su club? —Sagitario se rio en su cara, mientras leo le daba un par de manotazos de nana, para que se callara.
— ¡Maldito Tauro! ¡Ese enano cabeza de zanahoria no merecía ver lesbianas sexys en vivo! —Tauro, el hermano malvado de Libra. Pelo de zanahoria, su plato favorito era el plato hondo porque cabía mas comida y odiaba a Aries. Lo peor es que era reciproco— ¿Y los rumores de la fiesta? ¿Ya los expandieron?
— No te preocupes, tenemos a un experto chismoso en el caso~ —respondió Leo, jugando con uno de sus mechones rubios.
— Enviamos al mejor de los mejores...Libra —pronuncio su nombre como si estuviera prohibido.
Libra, el auto denominado "Juez" o el "arma de doble filo". Amigo de toda la clase, buena persona, muy neutral, bastante popular, pero de lengua muy suelta.
— ¡Uhh! ¿Libra? ¿En serio? Creí que se había retirado del chismoseo luego de "ya-saben-que" y había decidido quedarse en la zona neutral para siempre —abrió los ojos sorprendido— Ese sujeto si sabía mover la lengua, en más de un sentido según Escorpio —se rio contagiando a los demás.
— Géminis le pago con "no-se-que-cosa" y por algún motivo lo convenció —agrego el rubio rodando los ojos— No me pregunten que es, ni yo quise saberlo.
— Eso parece sacado de la mafia...—negó Aries con la cabeza, echando un vistazo por el pasillo. Todo despejado.
— ¿Y qué esperabas de ese trio, hermano?
— Son listos, aunque no lo parecen...En especial tu mejor amigo —dijo el rubio con toques de malicia, sabiendo que eso mosqueaba Aries.
— ¡Shhh! ¡No lo invoques! Te puede salir hasta en el cartucho de tinta si pronuncias su nombre —no es que no amara a su mejor amigo, lo quería, pero cuando él estaba cerca ambos eran una bomba de tiempo y hoy quería salir limpio. En realidad, lo que quedaba de la semana.
— Cierto, cierto, pero Piscis me dijo que no vino a la primera hora y Géminis me lo corroboro~ Así que estas a salvo por ahora —dijo Sagitario, para su alivio
— Seguro se durmió sobre algo toxico de nuevo y tiene que quitarse el verde fosforescente de la cara —sonrió de medio lado el de ojos rojos.
Sagitario miro el pequeño reloj de la pared unos segundos, ya no faltaba mucho para acabar.
— ¡Ya se! Les apuesto sus postres del almuerzo a que aparece a la tercera hora de la mañana, haciendo una ridiculez —comento con ojo brillantes, señalando el reloj.
Tanto Leo como Aries se veían incapaces de rechazar una apuesta de esa índole.
— ¡Hecho!
— Trato~
El timbre que finalizaba la segunda hora toco justo a tiempo mientras ellos salían a hurtadillas de la sala de impresiones, con todas sus copias en mano sin levantar sospechas.
Cuando la tercera hora llego, Sagitario se ganó dos postres.
~O~
— Gracias por dejarme tu cuaderno Tauro, lamento haberte molestado —comenzó Piscis, entregándole el susodicho cuaderno al sujeto más alto.
— No es nada Piscis, siempre estoy dispuesto a ayudar si es algo que vale la pena —comentaba el de cabello color naranja brillante, restándole importancia. Piscis sonrió en agradecimiento.
La verdad era que Tauro iba en una clase distinta, la 1-B, pero las materias al ser iguales le servía para rellenar aquellos vacíos que dejaba en su propio cuaderno por perderse en su mundo de yupi. No se las pedía a otro tampoco por que le gustaban las notas de ese chico, tenían unos dibujitos graciosos a los lados y uno que otro recordatorio para más tarde.
Además, esta era la excusa perfecta donde Cáncer podía a bordar a Virgo (una vez más), sin que Tauro estuviera en medio. Sinceramente le daba algo de pena, porque parecía que él también era la tercera rueda.
— Bien, si eso es todo, me voy a la cafetería, tengo hambre y Capricornio está esperando allí solo —Tauro le hizo un ademan con su mano y comenzó retirarse del lugar.
Piscis dio media vuelta y trato de seguir con su camino hasta llegar a Cáncer, pero algo o alguien le impidió eso.
— ¡Recuerden fiesta en mi casa! ¡Cumpleaños de Géminis! —el de cabellos morados se pasaba por todo el pasillo pegando unos papeles que habían imprimido los chico de la clase C (Léase, el trio de fuego) — ¡Todos están invitados! ¡Prohibido fal-!
Y chocaron, al más puro estilo cliché.
No, no es cierto.
Solo fue en los hombros y no hubo más que algunos papeles regados. Más, aun así, Piscis se colocó nervioso, recogiendo algunos de los papeles caídos con torpeza. Cuando los tuvo en sus manos, se los extendió tratando de disculparse.
No alcanzo a hacer nada cuando se fijó con quien había chocado.
Se le cayeron los papeles de nuevo. Sudo frio.
— Los tiraste de nuevo...¡Que cruel eres! ¿No has pensado en sus sentimientos? —y el comentario lo saco más de orbita de lo que pudo imaginar.
— ¡A-Acuario! —pronuncio con temor. El chico llamado "Acuario", solo inclino la cabeza en forma de pregunta. Piscis volvió a recogerlos y se los devolvió—H-ha perdón...—se disculpó, esperando algo más que esa mueca neutra que Acuario se cargaba.
No pasaron ni tres segundos.
— ¡Coooomoooo seeeeeaaaaaa!— le pego un cartel en la cara al más bajo, sin importarle nada — ¡Fiesta en mi casa! ¡Cumpleaños de Géminis, no faltes! —y paso a su lado, continuando con sus labor de esparcir el rumor de la fiesta.
— ¿Eh? —parpadeo confundido y ahora ciego. Suspiro aliviado, el terror había pasado.
Trato de caminar con aquella cosa en su cara, como si fuera un juego divertido, pues Cáncer solo estaba a unos metros de él, lamentándose por su fallo N°46.
— C-Cáncer...—llego a su lado, extendiendo los brazos para saber si era el o no.
Cáncer se giró y lo vio con una verdadera mueca inquisidora.
— ¿Piscis que tienes en la cara? —su amigo de cabellos burdeos le saco el papel de la cara, mostrándole la luz nuevamente. En sus manos comenzó a leerlo— ¿Fiesta?
— Si...Acuario me lo pego en la cara...—incluso con solo decir su nombre seguía sintiendo miedo.
— ¿Acuario? ¿El niño alíen de nuestra clase? —pregunta más al aire que a Piscis en sí, pero aun así asiente— No me sorprende, Ofiuco tenía razón, los rumores nunca mienten.
— Si, él está esparciendo esto, Sagitario ya me había contado un poco antes —comenta, mientras el de ojos vino sigue leyendo el folleto. Piscis internamente se siente estafado porque su primo no le dijo para que era realmente el dibujo— Creo que el cumpleaños de Géminis se aproxima y quieren celebrar a lo grande en la casa de Acuario.
— Interesante...—miro el cartel, reconociendo aquella letra tan fina marca Libra— Je, apostaría mi amistad contigo a que todos ellos están metido en esto, incluso aseguro que tú mismo metiste la cuchara en todo esto por el dibujo~ —rio mirando a su amigo, quien solo se encogió de hombros con una sonrisa.
— Si... —se anotó mentalmente regañar a Sagitario cuando llegara a casa por usarlo vilmente. Su expresión se relajó y miro a su mejor amigo con ojos grandes — ¿Iras? —pregunto. Cáncer torció su boca en una mueca pensativa.
— No lo sé, no tengo un motivo para querer ir a una fiesta llena de sexo, alcohol y drogas—no le gustaban esos últimos termino, pero eran los más exacto para describir alguna prefiero estar en casa y no se...ver una película — Y tampoco soy un gran amigo de Géminis.
— ¿Y qué pasa si Virgo va? —pregunta de forma hipotética, casi automática.
Cáncer se congelo unos momentos en su lugar, ante la mirada expectante del más bajo. No se esperaba esa pregunta para nada. Pronto el de cabello oscuro se larga a reír, asustando a su mejor amigo.
— Pfff~ jajaja, no me hagas reír así ¡Él es muy calmado para esas cosas! —se carcajeo arrugando un poco el cartel.
Pero Piscis no reía y Cáncer comenzó a preocuparse, porque cuando veía esa mirada grande e intensa sabía que Piscis estaba maquinando cosas extrañas en su cabeza.
— Pero siempre existe la posibilidad...
— ¡Piscis no! ¿De qué hablas? ¡Él no es así! —le defendió.
— No dudo de Virgo, Cáncer, si no se du hermano mayor —Cáncer pareció contener el aliento— Su hermano mayor es Géminis ¿Recuerdas? Y tú mismo dijiste que muchas personas metieron la cuchara en esto...incluido el cumpleañero—el de cabellos burdeos se le fueron todos los colores al escuchar aquello, sabía que Piscis solía sacar teorías de la nada, como él se pasaba películas mentales, pero no creyó que estuviera esa posibilidad— Aunque también se cómo es Virgo, existe una minúscula posibilidad de que Géminis lo convenza.
— No...no sería posible...
— Son hermanos ¿Por qué un hermano faltaría a tu fiesta de cumpleaños? Es como un deber moral —
Y todo pareció detenerse. Sus ojos se quedaron viendo un punto vacio, mietras su cara solo se formaba en una mueca neutra. Piscis miro a ambos lados nerviso, quiza se habia pasado demaciado con esa pelicula mental.
Tratando de safarce, hizo el amago de darse media vuelta e ir a la cafeteria.
— Bien~ Nos vemos luego, le prometí a Tauro mis postre del almuerzo y no quiero hacerle esperar —rio, encaminándose por donde Tauro se había ido.
Más la mano salvaje de Cáncer lo paro en seco del hombro, sacándole un gritito a Piscis por lo rápido de sus acciones.
— ¡Ah no pececito! ¡Tú empezaste la idea, ahora termínala! —el de cabello rosa lo miro con duda— Eres mi mejor amigo y tendrás que ayudarme a ver si Virgo ira o no a esa fiesta.
— ¿¡Que!?
— ¡Vamos en la misma clase con esos tres desquiciados! Ellos tienen las respuestas que buscamos —no es que le gustara tampoco estar con aquellas tres personas, casi nunca les hablaba en la clase y aún menos en los pasillos— Tienes que preguntarle a Géminis si su hermano ira.
— ¿Por qué yo? ¿Por qué no tú?
— ¡Porque me quieres! ¡Y si yo lo pregunto me veré desesperado!
— ¡Lo estás! —Sagitario paso a su lado, comiendo una dona y saludando a su primo con la cabeza.
Ambos decidieron ignorarlo por su bienestar mental.
—Vamos~ hazlo por mi... ¿Si? —se iba a girar para encajarle el mas suave "no" que tuviera su repertorio. Y el muy desgraciado lo ataco justo con su mayor debilidad: Los ojos de perrito a medio morir.
No debía caer, no debía caer, no debía cae...
¡Al demonio! ¡Cayo de todas formas!
— De acuerdo...—acepto finalemnete, resignado, viendo como Cáncer daba pequeño saltitos— ¡Pero me debes un favor!
— ¡Lo que quieras! ¡Te mereces el cielo!
~O~
— Eres un enfermo.
Fue lo único que pronuncio el chico de apariencia oscura, arrugando el pequeño cartel y metiéndolo en su mochila como si no importara en lo más mínimo.
— Y tu un hombre libre hace dos semanas, me sorprende lo poco que duraste con Leo ¿Seguro no era tapadera? —se rio, pegándole carteles a las personas que pasaba por ahí, sin importar dónde.
— Púdrete en tu miseria, mocoso sub-normal —le saco el dedo del medio y se dio media vuelta para ir a al casino de la escuela.
— ¡También te adoro Escorpio, llámame! —Acuario le lanzo un par de besos al aire que, el nombrado "Escorpio", ignoro olímpicamente.
Acuario continuo su camino pegando carteles a diestra y siniestra, corriendo la voz por los pasillo, sin importarle hacer el ridículo. Hasta que llego a cierto pasillo, donde dos de sus "personas favoritas se encontraban". Sonrió con todos los dientes, se acomo el sombrero y camino hasta ellos.
— Entonces~ ¡Decidí comprarle cortinas nuevas a la bañera! ¡Orión dijo que es buena idea! ¿Qué dices? ¿No soy un genio? —el sujeto de cabello negro y rosado, extendiendo sus brazos para darle más énfasis a lo que él decía.
El contrario azoto la puerta de su casillero, mirándolo con frialdad.
— ¿Podrías dejar de dormir en mi bañera? O mejor aún ¿Irte de mi casa?—pregunto el de ojos afilados. Su compañero se rio a carcajadas.
— Nah, me quedare hasta que aceptes ducharte conmigo —movió las cejas de arriba a abajo en un gesto "provocador"— Piensalo~— El de cabello negro dejo escapar un sonoro suspiro.
— No sé para que lo intento —suspiro rodando los ojos, lo mejor era ignorarlo.
Cetus iba replicarle algo, pero una voz muy conocida a los lejos, les llama la atención. A gritos.
— ¡Pero si son mis raros favoritos! ¡Ofiuco y Cetus! —Acuario llego gritando aquello tan casual como siempre.
— ¿Con que derecho nos llamas raros, Acuario? —Ofiuco se cruzó de brazos, mirándolo con expresión molesta.
— ¿Quieres hablar de rareza conmigo? —se apuntó con su dedo pulgar. Ofiuco le dio una repasada rápida al recién llegado.
Pantalón de colores con tiras, playera de alíen psicodélico, sombrero elegante, zapatos diferentes, mancha sospechosa y fosforescente en su mejilla y posiblemente se allá metido quizá cuanta cosa en el organismo a estas alturas del día.
— No, paso —la mejor decisión que pudo tomar.
— No tieneee sentido~ —afirmo su acompañante molesto, Cetus.
Estos eran Ofiuco-mal-genio y Cetus-te-hago-la-vida-miserable-porque-te-quiero.
Uno con el cabello de color negro y hebras amarillas, con ojos tan afilados como los de una serpiente; el otro tenía el cabello de dos colores, rosa y negro, al igual que sus ojos y ese extraño sombrero de "monstruo marino" que parecía comerse su cabeza.
Tenían un nivel de rareza comparada a la de Acuario o Géminis, pero, como pasaban desapercibidos al esconderse en cada esquina con sombra que encontraban, nadie más los conocía como para afírmalo.
— Exacto, ahora, Cetus, Ofi ¡Fiesta en mi casa el sábado! —les extendió cada uno un cartel. Cetus lo guardo en su bolsillo y Ofiuco lo hizo trizas.
— ¿Y que celebramos? ¿Tu funeral? —se rio, haciendo añicos el pobre pedazo de papel.
— Muy gracioso, a ver si cuando conquiste el mundo te sigues riendo, ¡serpiente! —respondió como si nada, asentuando la ultima palabra, porque sabia lo mucho que le molestaba a Ofiuco que lo llamaran asi.
— Acuario, tu nave alienígena no va a funcionar. De hecho, ni siquiera parece nave —el de ojos amarillos comenzó a reír en su cara disimuladamente. Pocas veces te puedes burlar de Acuario y vivir oara contarlo, decian los rumores.
— Parece como un platillo abollado o una papa usada para jugar futbol —concordó Cetus, riendo también, pero menos discreto.
— ¡Ustedes son crueles! ¡Yo vengo y los invito a la gran fiesta de Géminis! ¿¡y así me lo pagan!?
— Entonces no conoces a Orión —fue el casi susurro de Cetus, casi como si habla de alguien prohibido.
— ¿Orión? —pregunto automáticamente. Ese nombre no le sonaba de nada, al menos no en la escuela.
Los dos "renegado" se miraron por inercia, luego al niño ovni.
— Si te lo encuentras, nunca te juntes con él —sus palabras sonaban mas a advertencia que a una recomendacion sana. Incluso la mirada de Ofiuco parecia mas fria que de costumbre.
— Orión es una masa cruel y despiadada. Y es peor cuando se junta con Perseo, su mastodonte y juegute favorito —le siguio el de ojos dispares, con un tono ligeramente mas duro al hablar de ese ultimo personaje.
— Malditos chicos de escuelas privadas —maldijo el de cabello negro.
— Como los odio...—secundo el niño sireno.
Acuario se encogió de hombros y se fue, dejando a "las constelaciones", con su odio a la gente rica que podía costearse lugares privados. Camino un poco más hasta que se topó con cierto individuo que había esperado a encontrase todo el día. Su víctima favorita a la hora de molestar a alguien.
Sonrio cob malicia, acercandose a el con los brazos extendidos.
— ¿Vienes a la fiesta verdad? ¿Capri-Capri? —le tendió el último de los papeles que le quedaba, con una sonrisa de oreja a oreja. Era un maldito y lo sabía.
Le encantaba.
Y Capricornio lo miro como si quisiera enterrarlo mil metro bajo tierra, con esa mirada color lavanda, tan fría como hielo. Rodo los ojos y se ajustó el bolso al hombro, tomado el papel, mas por cortesía que otra cosa.
— ¿Sabes que te odio verdad?
— ¡También te quiero hermano!
~O~
Aspiro fuertemente detrás de la pared del salón junto a la puerta, dándose valor a sí mismo.
Cáncer le había dicho que no era para tanto, que solo era ir y preguntar. ¡Pero no era el quien iba hacerlo! ¡Él se había ido a darle conversa a Escorpio cunado lo vio pasar!
Traidor.
Volvió a suspirar.
Lo reconocía, tenía miedo. No miedo de hablar con el simpático Libra, ese ser con el cabello suave y de un color raro, aguamarina, y de ojos azules y brillantes, cuya voz suave no daba para temerle. No, no, él era un pan de dios. Del que tenía miedo era el otro.
Si, ese, ese chico de ojos dispares, vacíos, de cabello mezclado entre negro y blanco, posiblemente teñido (fuera a saber uno). Solo había hablado con él un par de veces, para pedir la materia atrasada o cosas por el estilo. Pero en todas ellas, Géminis terminaba gritándole por la ventana del edificio a otro de sus amigos, o en su defecto, a su hermano que pasaba por la otra ventana del frente.
Todo en menos de dos segundos, demasiado cambiante para su gusto. Pero era divertido en otros sentidos.
Bien, allí iba.
Se aproximó a las mesas que estaban junto a la ventana, donde solían sentarse esos tres. Ahí estaba Géminis sentando en su silla conversada quien-sabe-que con Libra, que estaba sentando en la mesa de Géminis. Se plantó frente a ellos y espero a que terminaran su charla, era de mala educación interrumpir.
— ¡Piscis! ¿Se te ofrece algo? —el primero en percatarse de su presencia fue Libra, quien le miro con amabilidad.
Vale, podía conseguirlo.
— S-Solo quería preguntarles algo —respondió con una sonrisa tímida.
— ¡Anda, escúpelo! —solto Géminis, asustando un poco a Piscis. Libra le dio un zape por bruto.
— Me preguntaba si Virgo ira a tu fiesta de cumpleaños en casa de Acuario... —Y a Piscis se le cayó la alama al suelo cuando vio la sonrisa enorme en el rostro de Géminis. Sumándose a su terror, este se largó a reír en su cara, casi como una hiena, desesperandolo— ¡N-N-No es por mí! ¡Es...es por a...!
Quería excusarse, pero el sujeto de la máscara le detuvo antes de que siguiera con su balbuceo.
— ¡Hey! ¡Hey! Tranquilo amiguito~ Ya me se la historia de Cáncer y Virgo —le asegura con calma. Piscis lo mira interrogante— Oye, que no es noticia que tu mejor amigo esta colado por mi adorable hermano menor, pero ¿Quién lo culparía? Si no fuera mi hermano, yo mismo me lo tiraba —ríe con gracias. Mientras Piscis solo puede respirar aliviado, si bien la conversación era rara, era un peso menos en su conciencia.
— ¿Entonces...?—insistió.
— ¡Oh Claro! No sé si ira, no es mucho de salir, ya sabes, es súper calmado —Géminis lo trataba con tata familiaridad que hasta podía decir que era más que un simple conocido o compañero de clase— Pero Acuario dijo que tenía un truco para hacer que viniera a mi cumpleaños.
Y volvió a parpadear confundido.
— ¿A...cuario? —pregunto con cuidado.
— ¿Me invocaron?
Y grito. Como nena.
Los testigos aseguraban que se habia escuchado hasta el salon 3-A del tercer piso.
El demonio respondió al primer pacto satánico, ni siquiera tuvo que decir su nombre tres veces y ya lo tenían colgado de cabeza en la ventana. Lo curioso era que ellos estaban en el primer piso y juraba que Acuario estaba en el segundo hacia no menos de cinco minutos.
— ¡Ajajajaja! ¡Debiste ver tu cara! ¡Fue epico! —el de cabello morado se bajó y entro por la ventana completamente. Truco que se aprenden cuando eres amigo del "me-paseo-las-ventanas" profesional de Sagitario. Sus risas separaron cuando un enojado Libra le agarro de la oreja y comenzó tironearla.
— ¿Acuario que te he dicho sobre aparecer de esa manera? —le riñó como si fuera una madre enojada.
— ¡Ay! ¡Ay! ¿Qué deje de hacerlo por que causo ataques cardiacos innecesarios? ¡AY, DUELE! ¡Bruto! —entre el dolor y las risas, Acuario se las arreglaba.
— ¿Y qué entendiste de ello?
— Que a mi alíen le falta brillo y debo meterlo a la lámpara de lava.
— Basta, me rindo contigo. No sirves como ser humano.
Y finalemnete estaba la estrella del día.
Acuario, el chico más raro de toda la escuela o al menos de su grado. Excéntrico como ninguno, siempre usando ropa de diversos colores o con aliens en ellos. Nunca se sabía lo que pensaba verdaderamente, pero posiblemente era en la dominación mundial. Piscis se mantenía lo más alejado que podía de él, no porque le cayera mal, no lo conocía lo suficiente como para decir aquello, pero lo consideraba ligeramente peligroso (al punto de temerle), desde el incidente de la lámpara de lava en el laboratorio de ciencias.
Había que entender, que lo que salió de esa lámpara, no era normal si se movía.
— Y... ¿Qué sucede conmigo? ¿Quién osa invocar al gran Acuario? —pregunta mirando a sus amigos y al chico de cabello color chicle.
— Piscis pregunta si Virgo ira a la fiesta —explico el de ojos azules con parsimonia.
— ¡N-n-no es por mí! ¿Sí? —se excusó antes de que se riera como Géminis, quería conservar su alma hoy, gracias.
— Si se lo de Varicela~ —le resta importancia con un gesto de manos y una sonrisa aburrida, cambiándola por una confiada— Dile a Sida que el ira. Que yo lo aseguro y que no se atreva a faltar. Porque será una fiesta de puta madre, ¡Tanto que se hablara de ella por meses!
Todo estaba bien hasta ahí, pero solo se había quedado con una cosa en la cabeza.
— ¿"Sida"? —pregunta arrugando ligeramente el entrecejo.
— Lepra, Cáncer, ¡Como se llame!
La segunda campana sonó, y el maestro entro en el aula, mientras todos se dirigían a sus lugares o entraban en el lugar, como su mejor amigo.
Piscis le dio la noticia por medio de pequeños papeles a Cáncer, que se sentaba tras de él, usándolo como si fuera un verdadero chat. Cáncer le dijo que hablarían de la fiesta después de la última hora, Piscis quiso contestar con un "O.K", pero otro papel llego hasta su mesa, justo en medio de sus manos.
Lo abrio con curiosidad, cuidando de que el maestro de inglés no le viera.
Su rostro se mostro algo afligido, leyendo e cobtenido delmensaje varias veces.
"Tú tampoco te atrevas a faltar, o le diré al Arquero que te secuestre", más un dibujo de una nave espacial deforme.
Miro automáticamente a su izquierda, y a una fila de distancia, en los lugares junto a la ventana, Acuario le levanto el pulgar mientras Géminis y Libra (Adelante y atrás del chiquillo extraño, respectivamente), hacían lo mismo.
Solo les devolvió el gesto con una encogida de hombros y una sonrisa tímida. Inseguro de lo que hacía.
Todo sin saber, que ese papelito, era su invitación, con pase VIP, a las puertas del infierno.
~O~
(*) - Tertulia: Reunión pequeña o fiesta que celebraban los de la clase alta en la antigüedad.
(*)- Sauce: pertenece al horóscopo Druida que diseñe (Pueden verlas en mi tumblr~). No se sorprendan si aparecen mas personajes mencionado de otros horóscopo.
~O~
Si llegaste al final, te ganaste una estrella ¡Oh esperen! ¡Ya lo son~!
Espero les gustara la primera parte, se que muchos personajes quedaron con descripciones o dialogos simples (Es por que son misteriosos~jujuju), pero ellos estarán en el próximo capitulo (ustedes saben que me gusta meter a todos al inicio y no hacer esperar, pero asi son las cosas :c)
¡Espero me den una oportunidad con esta historia, la actualizare cada viernes o sábado! (Por que llevo 20 paginas escritas de corridoooooooo)
Sin mas que decir, ¡Nos vemos!
-Roussel-san.
PD: Si quieren ver alguna interaccion, ya saben donde estoy~
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