Toma mi mano

Advertencias: Ninguna.

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Los exámenes son por mucho, el peor enemigo de un estudiante. Chuuya al igual que otras personas que no saben lidiar con el estrés frecuentemente terminaba sintiéndose miserable y culpable por no cubrir sus propias expectativas que por cierto eran muy elevadas.

—Un maldito nueve, odio que no redondeará la calificación —el joven de cabellera naranja se quejaba junto a otros de sus compañeros de clases por lo estricto que fue su profesor. Todos iban camino al comedor para pasar su receso a gusto, Chuuya ya cargaba su comida en su mano libre.

Al pasar por el salón de Akutagawa, se despidió de los demás para recargarse en la pared y esperar a que saliera. En cuanto vió al joven de piel pálida tocó su hombro suavemente—. Oye, ¿Quieres comer conmigo?.

Al de cabellos negros casi se le sale el alma cuando lo escuchó decir eso, no era solo por su belleza, realmente Chuuya era una persona digna de seguir—. ¿No estarás con tus amigos?.

El de ojos azules sentía el rechazo muy cerca, así que se puso a la defensiva—. Si no quieres está bien, debí preguntar antes.

—¡Si me gustaría! —la voz del menor estaba plagada de necesidad—. Es que pensé que preferías estar con ellos, a veces soy aburrido.

—¿Quién lo dice? —alzó los hombros restándole importancia al comentario de Akutagawa.

—Dazai-san, Tachihara, y a veces Gin —su lista era pequeña, pero contemplando que esas personas eran todo su círculo social cambiaba todo.

—Esa estúpida caballa —se quejó el más bajo—. No lo eres, solo eres tímido y un poco extraño…¿Vienes conmigo entonces?.

Asintió y caminaron hacia detrás de los salones para conversar sin el ruido de la cafetería. Entonces Ryunosuke recordó que solía almorzar con cierto suicida, para su suerte el más alto lo encontró yendo con Chuuya—. Esto no es nuevo, lo que me sorprende es que Akutagawa siga a una hormiga.

—¡¿A qué viene eso?! Maldito, eres idéntico a una caballa de mierda —dijo Chuuya antes de que el menor respondiera—. ¿Tienes algún problema, desperdicio de vendas?.

El castaño abrió su boca sorprendido por la rapidez de sus insultos—. ¡Enano! ¡Tienes cara de perro!.

El de ojos grises no sabía qué hacer, ciertamente Chuuya ni tenía cara de perro, ni Dazai era un desperdicio de vendas, pero no supo qué decir para calmar la situación. El más bajo entrecerró los ojos pensando en como joder a Dazai—. Ya entiendo porque Atsushi dice que eres un jodido psicópata…

—¿Atsushi-kun te dijo algo de mí? —lleno de curiosidad se inclinó más para ver su rostro directamente—. Vamos pequeño, dime lo que sepas.

—Pequeño tu…

—¡Cómo sea! Le preguntaré yo mismo —el de vendas se acomodó el cabello antes de enderezarse y dar unos pasos en dirección contraria—. Akutagawa, usa condón, podría contagiarte de herpes, o algo peor.

Chuuya apretó los puños, claro que deseaba golpear la cara de Dazai, pero a su lado estaba Akutagawa, simplemente no podía hacer algo así sin parecer salvaje—. Ni entiendo cómo eres su amigo, quiero decir, tú eres todo lo contrario a ese idiota.

—¿Callado? —el joven ya un poco más tranquilo siguió su camino junto al más bajo.

Chuuya suavizó su expresión por la inocencia del otro, era como un chorro refrescante de agua en medio del desierto—. No solo eso, eres lindo y amable, mientras que ese tipo es literalmente un poste sin gracia.

Tardíamente se dió cuenta de que fue demasiado directo, pero no pareció molestar al más alto, que se sonrojó ligeramente por sus palabras—. Lo admiro mucho…

—Claro —dijo el de ojos azules con ciertos celos. Odiaba sentir celos de un "idiota" cómo Dazai. Abrió la puerta para que ambos pasarán a su destino.

—Dazai-san es como un hermano mayor para mí y para Gin —finalizó su discurso cuando vió al mayor tumbarse en el pasto. Quería ser menos como él y más como una persona digna de cariño, así que se animó a ser más parlanchín—. ¿Estás listo para tu exámen de ingreso?.

Esas palabras tensaron al mayor—. Estoy estudiando mucho —declaró con nervios. Era verdad, pero no estaba listo para decepcionarse a sí mismo.

—Eres muy inteligente, seguramente te irá bien —el más alto imitó su acción quedando junto a su cuerpo—. ¿No tuvieron examen departamental hoy?.

El pelinaranja miró al cielo sintiendo un extraño sentimiento de insuficiencia—. Si, me fue un poco mal, creo que debí estudiar más para no parecer estúpido.

—¡No lo eres! —el sobresalto de Akutagawa hizo que ambos se miraran—. Chuuya, no eres estúpido, yo creo que eres muy bueno en todo lo que te propones.

Chuuya se quedó quieto como una deidad que por primera vez experimenta una sensación humana, que por primera vez es reconocido por ser simplemente él—. Gracias, Akutagawa —dijo entrecortado.

El de ojos grises sostuvo la respiración hasta que Chuuya se enderezó y señaló su almuerzo—. ¿No vas a comer?.

En silencio mostró lo que llevaba, ofreciéndole probar el almuerzo que hizo Gin. El pelinaranja aceptó gustoso, el de ojos azules intercambió algo de la fruta que llevaba para de ese modo combinar sus comidas.

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—¿Quieres estudiar conmigo? —Dazai preguntó haciendo ojos de cachorro—. ¿O irás con tu novio enano?.

Akutagawa se puso de todos los colores antes de negar—. No es mi novio. Puedo ir contigo, en realidad puede ser ahora, de todas formas Gin siempre vuelve con Tachihara.

—¡Ya le tienes confianza! Que lindo es cuando te resignas a la realidad de que tú hermana prefiere a otro hombre para cuidarla en lugar de su hermano mayor —sus palabras fueron dichas con inocencia, aunque Dazai no tenía ni un hueso inocente.

Así ambos terminaron en la biblioteca sentados en la mesa junto a la ventana, Akutagawa esperaba que Osamu dejará de jugar para concentrarse en sus notas. Al escuchar una risa particular se inclinó logrando ver qué Chuuya era quien reía detrás del estante de libros.

—Cierra la boca, nos van a sacar —dijo el de ojos azules reprimiendo una risa mientras Kajii seguía narrando malos chistes. Hizo contacto visual con Ryunosuke y como si fuera un hechizo se acercó con los libros en mano—. Hola, no esperaba verte aquí.

Dazai alzó la cara y rápidamente su expresión fue una de desagrado—. Eww, ¿Quién dejó entrar a la babosa?.

Chuuya lo ignoró tomando asiento al otro lado de Akutagawa—. ¿Quieres estudiar conmigo? Soy bueno en física.

Akutagawa llevó su mano hasta su boca para cubrir su rostro sonrojado—. En realidad ayudaba a Dazai…

El castaño se puso de pie de prisa—. Me aburrí, me voy a casa. Nos vemos después, Akutagawa…y no me despido de Chuuya porque lo odio.

El de ojos azules arqueó una ceja—. ¿Qué tanto parloteas, idiota?.

Kajii notó la extraña tensión entre ambos jóvenes, querían sacarse los ojos con tantas ganas que al más alto se le saltó una vena del cuello—. Yo también me voy, te daré tu libreta después, Chuuya, suerte con tu conquista.

Un silencio aplastador cayó sobre los jóvenes. Chuuya quiso iniciar una conversación pero después de ser delatado por su propio amigo estiró la mano para sujetar sus libros y correr de la vergüenza que sentía. Akutagawa pasó saliva y siendo más valiente que antes pensó que trataba de sostener su mano y se adelantó para dejar la suya sobre la de Chuuya.

El mayor estaba fascinado con su toque, la piel de porcelana y lo delgada que era su muñeca lo hicieron sentir un cosquilleo en el vientre. Ambos muchachos parecían tomates maduros por el color carmín intenso de sus orejas y mejillas, en el caso de Akutagawa, se extendía hasta su barbilla.

—¿Podemos ir por otro helado? —musitó Nakahara moviendo levemente su palma para no asustarlo y así terminó por entrelazar sus dedos—. Quiero ir contigo a muchos lados.

—Me gustaría —respondió el más alto. La intensidad de sus sentimientos eran un fuego que se extendía por cada vena de su cuerpo para reanimar su triste corazón. Chuuya tenía su corazón en esas atractivas manos.


Notas:

Dentro de poco ya será el final de esta bellísima historia. Estaba pensada para ser más corta (de por sí es) pero me gustó escribir algo super esponjoso y feliz.

En fin, gracias por leer.

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