Feria de ciencias
Advertencias: Ninguna.
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Chuuya pensaba a menudo sobre Akutagawa Ryunosuke, trataba de descifrar sus propios sentimientos.
Era alto, la piel tan pálida que enmarcaba aún más la oscuridad de sus ojos y cabello. Si tuviera que pensar en el concepto de belleza y ejemplificarlo, sin duda sería con ayuda de su imagen. Pero él rompió sus sentimientos por un descuido, de haber prestado atención al destinatario de la carta, Akutagawa no habría tenido que lidiar con la vergüenza que pasó.
Dos pájaros de un tiro: indagar en sus propios sentimientos y tratar de aliviar su culpa.
—Se te hará tarde, ya vete —dijo su hermana mayor terminando de preparar su desayuno—. Te ves más guapo que de costumbre, ¿Te hiciste algo distinto?.
—¿De verdad? —casi rogaba aprobación por su apariencia—. Me seque el cabello mientras lo peinaba para darle forma y volúmen.
—Claro que sí, pero eres muy joven para pensar en tener novias —dijo Kōyō con una risita.
—¿No deberías terminar tu tesis? —arqueó las cejas con cierta insolencia.
—Touché —alcanzó el almuerzo del muchacho para dejarlo en su mano—. Aprovecha que me tienes en casa, luego me extrañarás.
—Sabes que te quiero —rodó lo ojos para después salir de casa con prisa, su hermana tenía razón, ya era un poco tarde.
Al llegar a la entrada ya se podían ver los arreglos para la feria de puertas abiertas, les avisó a sus familiares el día anterior pero sus padres trabajaban y Kōyō debía visitar a su maestro de tesis. Suspiró profundamente antes de ir a su salón para dejar sus pertenencias y ayudar a sus compañeros.
—Que bueno que te veo, Chuuya-san —dijo el de ojos amatistas—. ¿Puedes ayudarme con la cinta en esa parte?.
—De acuerdo —no pudo negarse, él ponía la cinta -con ayuda de una silla- mientras Fyodor sostenía el adorno.
—¿Puedo hacer una pregunta?.
—Ya la estás haciendo, así que dime —sonrió de lado, pero ese gesto cambió rápidamente.
—¿Te gusta el amigo de Dazai-san? —cuestionó con cierta burla—. No debo ser entrometido, pero es una persona interesante, es natural que también te atraiga.
—¿También? —su ceño se frunció—. No te importa.
—Esa reacción lo deja aún más claro, no necesitas responder —concluyó el más alto—. Gracias por ayudarme, Chuuya-san.
Nakahara quería botar la cinta directo a su cara, pero en cambio bajo de su silla y siguió ayudando a sus compañeros a terminar de decorar un salón.
"Es normal que le guste a más personas, pero aún no puedo dejar de enojarme. Necesito un tiempo fuera".
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El de ojos grises revisaba que todos tuvieran sus exposiciones listas en el primer piso, pues debían instalarlas antes de que todos los visitantes llegarán.
—Akutagawa-kun, creo que te llaman en la puerta —dijo un alumno de primero señalando el cuerpo delgado y bien tonificado.
—Chuuya, ¿Necesitas algo? —preguntó prestándole toda su atención al nuevo intruso.
—Gracias, era todo —dió la vuelta dejando más confundido al de ojos grises, que trató de seguirlo pero sus responsabilidades se lo impedían.
La feria de ciencias estaba lista para el público, sorprendentemente no solo eran un montón de experimentos de preparatoria. Algunos alumnos tuvieron ideas novedosas que podían aplicarse en la casa, cómo cocina molecular.
El de cabellos grises tropezó con Fyodor en el salón donde habían dejado repuestos se adornos y demás utilería.
—Buenas tardes, permiso —dijo buscando un par de etiquetas que necesitaban en su salón.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo el de ojos amatista.
Akutagawa un tanto desconfiado asintió—. Por supuesto.
—¿Te gusta Chuuya-san?, Me da esa impresión —sus labios se curvaron en una sonrisa—. De estar equivocado, debo decirte que ha llamado mi atención desde primer año.
El más joven no respondió, tomó lo que buscaba y salió azotando la puerta.
—No son tan divertidos —comentó el de acento extraño y siguió con sus obligaciones.
"¿Qué tal va todo?" Preguntó la pelirrosa en la llamada.
—Mejor de lo que pensé, si alguien se accidenta te mandaré fotos —Chuuya llevaba rato alejado de la feria, e incluso se escondió detrás de la escuela para llamar a su hermana sin que hubiera mucho ruido—. A papá le interesa más que gaste mi tiempo en actividades que cuenten más.
—No le hagas caso, yo creo que tú felicidad está primero —suspiró exhausta—. Me mandaron muchísimas correcciones, creo que es la mayoría de la tesis.
—Lo lamento, estoy seguro que te esforzaste —murmuró apretando más el celular—. Debo volver, te veré en casa.
—Adiós, niño adorado.
Divagó unos segundos más antes de divisar al mayor de los Akutagawa caminar en su dirección. Lo que le faltaba, se veía más guapo enojado.
—¿Ya hubo un lesionado? —preguntó divertido.
—No, solo quería estar a solas.
Ninguno se atrevía a verse a los ojos, solo intercambiaban pequeños ruidos que se traducían a "también me siento fatal". Chuuya avanzó nuevamente al evento para darle su espacio.
—¿Por qué quería verme hace un rato? —cuestionó el de puntas blancas.
Tenía el impulso de responder como normalmente lo haría, casi taciturno, pero su mente se volvió aguanieve con tan solo verlo—. He tenido pensamientos extraños, hace rato alguien dijo que eras interesante y pase mucho tiempo con eso en mente. Quería comprobar si de verdad eras tan atractivo, o solo eran ideas mías.
Los colores rojizos se reflejaron en las mejillas de Akutagawa, su corazón latía con rapidez, y sus ojos parecían haber sido deslumbrados por una luz cegadora.
—Comprobé que no era ideas mías, es verdad que eres muy atractivo —murmuró con el volumen suficiente para ser escuchado—. Nos vemos después, Ryunosuke.
Cada paso que daba resultaba un alivio para el otro, que apenas podía respirar adecuadamente. Debía hacer algo, Chuuya dió un primer paso y él no pudo corresponder con habilidad.
"De verdad es tan hermoso" tapo sus labios concentrándose en cómo pedirle su número telefónico.
Notas de la autora:
Está medio cortito porque tendrá parte dos (era un poco más largo que los demás y preferí dividirlo).
Casi un mes sin actualizar esta historia, pido perdón pero he estado algo ocupada con otras historias. Prometo no abandonarla, amo el ChuuAku, que no se pierdan las bellas costumbres.
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