¡Tienes 33 Mensajes!

Este capítulo es un tanto largo, pero valdrá la pena al final♡ espero les guste.

FELICIDAD

  '                   
    '                      
       '
           '   -   -   -   -
                                '
                                  '
                                     ' - 📨

La canción que sonaba en la radio era lo único que nos quedaba porque Diego al tratar de subir a la camioneta luego de que se dejaran las llaves dentro, había roto ese hermoso teclado de lista de música.

Al final dijo que lo pagaría con una sonrisa inocente.

Pero a decir verdad no era tan malo, fuera de algunas rancheras y algún tipo de música que no distinguí...

Sonaron muy buenas canciones como Sweater weather, que por casualidad todos la conocíamos y empezamos a cantarla por toda la mañana.

Ya era turno de Diego y Rylie el de ir manejando, así que yo me encontraba acostada en la pequeña cama que antes era un sofá —ya ustedes me entenderán—, Mis manos acariciaban la cabellera despeinada de Zack mientras dormía. Estaba agotado, y con toda razón, había conducido toda la noche hasta que los demás despertaron. Luego de ello me jaló del brazo y me arrastró hasta aquí para poder dormir, y por supuesto que no me negué.

Sentía millones de sentimientos ahora mismo.

Mi cuerpo abajo de Zack era muy diminuto pero no importaba tanto ahora, ambos parecíamos estar bastante cómodos. El corazón de Zack latía con normalidad sobre mi vientre ya que había utilizado mas abajo de mis pechos de almohada y sin darme tiempo a protestar. Ahora valía la pena, claro que sí.

Esta sensación era nueva y única, quería guardarla para siempre, quería sentirme así toda una eternidad y sin moverme ni un poquito.

El chico que tenía encima de mí mientras descansaba se había convertido en el responsable de mis latidos apresurados, y tan solo se había demorado dos meses... porque claro que luego del tercer ya me tenía soñando con él y todo.

Yo voto porque fue brujería, pero no me quejo

Nadie se quejaría, hermana.

La canción en la radio ya la había escuchado, y parte de ella había quedado en mí memoria en vagos recuerdos de adolescencia.

Sin ser muy consciente de ello, empiezo a cantar junto a la letra de la canción.

—Me he encontrado viéndote a los ojos y abrazarte me calmó... todo el miedo que hay en mí.

—Todo el miedo que hay en tí...—una voz ronca sonó en un tono muy bajo.

—Dime que estarás en cada noche y cada día de dolor...

—Es que yo te quiero a tí...—susurró nuevamente, robando una más de mis sonrisas.

Si pudiera almacenarlas ya no sabría donde guardarlas.

—¿Desde cuando estas despierto?

—¿Quien dijo que lo estaba? Puedo cantar dormido ¿No lo sabías?

—Y también hablar por lo que veo.

—Uno de mis tantos dones...–dijo contra mi cuerpo.

—No esperaba que escucharas este tipo de canciones.

—Yo no, él pubertito Zack lo hacía.

—¿Y ahora no?—me detengo cuando alza la cabeza y miro los ojos azules que me tienen hipnotizada.

—No, ahora estoy en mi época oscura —bromea.

—Que miedo, señor Parck—le sigo el juego, eso lo hace sonreír y apoyar su cabeza nuevamente en mi estómago.

—Sigue haciendo eso...

—¿El qué?

—Lo que hacías con la mano... me gusta–Su voz ronca me convencía de todo.

Retomo lo que hacía y continuo cantando unas cuentas canciones más ya que no he recibido quejas departe de Zack.

Estoy a punto de unirme a su sueño cuando la enorme camioneta se detiene y tras unos segundos, Diego y Rylie aparecen frente a nosotros.

—¿Les apetece bajar a comer? Hay varios restaurantes de comida rápida justo aquí—yo no dudo en decir que si, pues he tenido hambre desde unos 30 minutos.

—¿Vas a levantarlo o lo hago yo?—Diego y Rylie sonríen maliciosamente.

—Sorpréndanme—alzo las manos para que prosigan.

—Sí me tocan los dejaré aquí varados, par de idiotas—Murmura audible para todos.

—Pff menudo humor el de tu novio —Diego sale bastante indignado de la camioneta.

—¿Y Lex?—inquiere.

—¿Como es que meten un baño en una camioneta? No me lo creo todavía —Ella sale del baño con el cabello húmedo y una sonrisa de satisfacción—, Necesito una de estas.

—Pues aprueba la carrera de diseño de moda primero —le digo con ironía, ella me saca el dedo corazón, la muy grosera.

—¿Alguien más se tomará una ducha?

—Yo creo que mientras Zack duerme podría...

—¿Hace calor, no? Dan ganas de darse una ducha...

—¡Zack!—Lo Interrumpo, avergonzada y como un tomate mientras las chicas ríen.

—Les dejaremos solos, tortolitos.

—¿Que? Yo no quiero...—Rylie protesta cuando Alexa la interrumpe.

—Sí, sí quieres, tu novio ha de estar gastándose todo el dinero en chorradas —luego de eso salen a toda velocidad, conociendo a Diego quizás pueda emocionarse un poco con las compras.

—...¿Todavía puedo ir contigo a la ducha?

—¡No! —me levanto bruscamente por la vergüenza que se ha concentrado en mis mejillas coloradas, corro al baño en pasos largos.

—Ya ni un baño me permiten —lo escucho lamentarse antes de cerrar la puerta.


Cuando bajamos todos parecíamos juguetes salidos de la caja, todos teníamos prendas de ropa diferentes e íbamos con ropa bastante cómoda porque habíamos hecho una parada en puestos de comida que quedaban en la playa, así que yo opté por llevar unos pantalones de tela café y un top blanco con unas sandalias muy lindas que, gracias al cielo había empacado.

Cerrando la puerta de la casita rodante escuché murmurar a Zack algunas cosas con una cara que reflejaba nerviosismo puro, era la primera vez que lo veía así, me causó ternura.

—¿Algo que compartir, Parck? —Él se tensa al instante, gira rápidamente para mirarme a la cara. Una sonrisa aparece frente a mí.

—Vamos a comer, este lugar te va a gustar— tomó mi mano y jaló de ella hasta uno de los tantos puestos y restaurantes de comida que había por él lugar.

Agradecía no estar pisando la arena en este momento, porque no me resultaría tan agradable el comer arena en los pies.

Malas experiencias

Si...

Al cruzar la puerta del restaurante no podría expresar lo fascinada que había quedado, habían plantas hermosas por todos lados como decoración y luces amarillas que hacían todo más cálido, era precioso.

Seguí a Zack a una de las mesas del restaurante y justo allí me fijé en los demás, que nos seguían mientras conversaban.

Una señora de unos cuarenta y algo de años se dió la vuelta sobre sus pies, cuando nos encontró allí dió un brinco de emoción.

—¡Zack! Como haz crecido, casi no te reconozco.

—Rosa es un placer visitarlos nuevamente—le dice con la misma alegría.

—Oh querido, el placer es mío—justo en este momento sus ojos llegaron a los míos y luego pasaron a mis amigos—, ¿Son tus amigos?—Zack asiente.

—Ellos tres sí —se refiere, señalando con la cabeza a Diego, Rylie y Alexa.

Eso hace que la mujer le dedique una mirada maliciosa pero divertida en segundos. Yo quedo medio descolocada.

—Claro, vengan, les daré la mejor mesa mientras ordenan.

Al seguirla pude conocer que lo que habíamos visto en la entrada era solo una cucharada de todo lo lindo que podía ser el lugar. Y cuando se refirió a la mejor mesa no mentía, pues la nuestra era la única que estaba junto al balcón y unas de las tantas luces amarillas cuelgan del techo sobre la mesa.

—Espero que se sientan cómodos, son mis invitados esta noche —choca las manos sin quitar su sonrisa.

—Gracias, Rosa.

Luego de que ella se marchase todos nos vimos con regocijo.

—Vaya, me arrepiento de no haber venido de pequeño...—Diego habla aunque su atención no esté del todo en lo que dice.

—¿Cuantas veces haz venido de visita?—Él trata de contarlas.

—No podría decirlo con exactitud. Mis padres me traían antes del nacimiento de Melanie.

—¿Luego de ello no volvieron?—niega con la cabeza.

—Me alegra volver contigo.

—¿Y nosotros que?—Diego cruza los brazos.

—Ustedes siquiera estaban invitados al viaje.

—¿Como que no? De no ser por nosotras Joanna no estaría aquí —culmina Alexa.

—¿Vamos a pedir algo o no?—Rylie está más aburrida que yo.

Luego de pedir la comida y discutir un poco de todo —a lo que sinceramente no le presté atención—, nos concentramos en comer y escuchar algunos chistes que Diego soltaba en la mesa, y algunas anécdotas.

Pero yo seguía notando a Zack nervioso, quizás demasiado.

—¿Estás bien?—susurro cerca de su oído.

—Si me susurras más seguido al oído sí—me echo a reír mientras llevaba la copa de vino a mis labios.

Llevo el último bocado de Arroz chino a mi boca y ahí me di cuenta que había sido la última en terminar. Me ruboricé por ello.

—Bien ¿Que no es hora de la foto?

—¿La foto?

—No, vámonos —Zack está por levantarse de la mesa pero Rosa le interrumpe el plan de escape.

—¿Ya se van? ¿Les ha gustado todo?

—Podría viajar por carretera todos los días para venir a comeré aquí, ha estado delicioso—me atrevo a decir.

—Me alegra saber eso —asegura—, ¿Van a tomarse la foto?

—No.

—¡Sí!—A Diego se le quería escapar la emoción por los ojos.

—¿Que foto?—Zack llevó los dedos al puente de su nariz, soltando una bocanada de aire.

—Es una foto que tomamos siempre para recordar a los clientes, Zack se tomó algunas de pequeño—la señora emite una risita y en cuanto llegamos a ese pequeño muro repleto de fotos, confirmo que la mayoría son de Zack con su madre.

—Esas fotos deberían ser ilegales...—le escucho murmurar.

—No seas exagera...—me corto a mí misma en cuanto veo una foto de él con un traje de marinero que le quedaba sumamente grande. Una risadota de parte de todos se escucha—, ¿Como me llevo esa foto?

—Ni loco, ya he pasado mucha vergüenza hoy—dice, regañadientes.

—Venga, eras el marinerito más lindo —Diego limpia sus lágrimas aunque siga riendo, se detiene cuando recibe una mirada fulminante de zack—, Vale, vale.

—Pónganse allí —Rosa nos señala a un murito decorado con luces encima. Es el mismo de todos las fotos anteriores.

Al estar allí frente a la cámara, todos pasamos preparados.

—Zack, cariño, sonríe un poco.

Pero él no le hace caso, sigue enfadado.

—Yo me encargo.

Tengo que ponerme de puntas para llegarle y atraer su rostro a mis labios, planto un beso en su mejilla y enseguida su semblante se suaviza. En ese momento escucho un clic y es mi señal para apartarme.

—Ha salido genial, ya pueden salir, ha sido un gusto verlos por aquí.

Todos al salir nos despedimos con la mano y una sonrisa.

Los ojos se me iluminan en cuanto hacen contacto con lo que hay frente a mi.

Habían farolillos con luces por todas las esquinas y algunos de estos conducían al mar, era como haber entrado de lleno a las películas con escenarios románticos y exactos para la ocasión, era perfecto.

Por instinto todos salimos corriendo por el camino de luces, al ver el mar y las olas surgió una pregunta en la mirada de todos y con otra mirada obtuvimos una respuestas.

Sin tardar mucho nos quitamos la ropa que llevábamos encima, ahora entendía porque Rylie me había dicho que llevara debajo un traje de baño.

Y todo comenzó.

Gritos de diversión empezaron a escucharse como ecos a mi corazón, mi piel se estremeció en cuanto sintió el frío del agua, eramos unos maníacos por entrar a una playa de noche, pero que bien se sentía estar loco.

Diego y Zack salían de la oscuridad de las aguas repetidas veces. En una de esas Rylie y yo acabamos en los hombros de ambos muertas de miedo.

—¿Que no vas a entrar?—inquiero cuando veo a Alexa metiendo y sacabdo un pie en el agua.

—¿Que tal si sale un tiburón? O peor, encontramos un cadáver ahí —niego con la cabeza pero no pienso en salir por ella y corretearla para que entrara.

No podría contar el tiempo que llevábamos allí, pero había sido bastante.

Rylie y Diego habían decidido entrar a la casa rodante donde esperaba de verdad no estuvieran haciendo sus cochinadas.

Alexa había escapado de mí cuando quise tirar de ella hasta el mar.

Zack salió de entre las olas mientras se acercaba con la respiración entrecortada a mí.

—¿Quieres morir de hipotermia?—le pregunto, colocando su chaqueta sobre sus hombros para que no sintiera tanto frío.

—Admito que, de no ser porque me he concentrado tanto en el lado positivo de que llevaras el traje de baño me habría enfadado porque alguien más de viera.

—¿Y cual es el lado positivo?—seco mi cabello como una toalla pequeña.

¿De donde ha salido? Vaya usted a saber, yo solo la he utilizado.

—Que te queda espectacular—planta un beso en mi frente sin ninguna otra intención.

De hecho, agradecía que Zack fuese así conmigo.

Por ahora...

—Deberíamos entrar, no quiero que enfermes —susurro contra su pecho. Pienso en darme la vuelta pero su mano me jala nuevamente.

Si antes lo había visto nervioso, ahora no podía ni explicar la cara que tiene.

—Zack, has estado así todo el día ¿Que pasa?—me da miedo que la respuesta sea una mala.

Él aprieta los labios, dudoso. Sus pasos hacen que se acerque mucho más a mí, sus manos se posan en mis mejillas con caricias dulces, y sus ojos... brillan tanto como un cielo lleno de estrellas.

—Joanna... este viaje ha sido uno de los momentos que jamás he de olvidar en toda mi vida, estar contigo es lo más especial que me ha pasado en años... en tí he encontrado ese descanso que mi corazón tanto reclamaba. Yo creía que tal vez lo mío era quedarme solo, hasta que te conocí.

Su mano llevó a la mía a su corazón, latía con tanta fuerza y velocidad que seguramente ya se había sincronizado con el mío.

—Tú me curaste el corazón—una risa suave se escapa de sus labios—, Y como si no te sintieras conforme con ello... me enamoraste totalmente—hizo una pausa que para mí se sentían eternidades.

Fuegos artificiales se dispararon por todo el cielo, sorprendiéndome y ganando mi atención, era fascinante.

Aún con todas las luces sobre nosotros, Zack seguía mirándome a mí, como si yo fuese tan brillante como ellas.

—Feliz cumpleaños, preciosa —Abrí los ojos antes de mirar mi reloj y confirmas que evidentemente, era mi cumpleaños.

Sonreí en cuanto escuché a los demás cantar la típica canción de cumpleaños detrás de mí, la pareja llevaba un pastel muy lindo y mi mejor amiga sonaba una pequeña trompeta de fiestas con globos en la mano y un gran de fiesta en la cabeza.

—¡Feliz cumpleaños, Joanna!—cubrí mi boca con ambas manos, a punto de llorar.

—Chicos esto es...—las lágrimas se apoderaron de mí—, ¡Gracias!

Los abracé con cariño mientras limpiaba las lágrimas que bajaban a mis mejillas.

—¿Por qué todos los abrazos son para ellos? Yo he planeado todo—refutó a mis espaldas.

Me giré nuevamente y lo abracé igualmente, sorbía mi nariz con cada palabra que decía.

—Eres un idiota por hacer este viaje y gastar tanto dinero solo por mi cumpleaños...—le dije.

—Es lo mínimo que mereces, Puercoespín —me separé de él un poco, tan solo centímetros para verlo a los ojos.

—¿Por esto estabas nervioso?—negó con la cabeza y una sonrisa le invadió.

—No, joder, necesito decirlo ahora o querré ahogarme en el mar —frunzo el ceño.

—¿Que...

—¿Puedo ser tu novio?—soltó, haciendo que mi semblante se relajara en un microsegundo.

_Me declaro muerta justo ahora_

Las tres cabezas que estaban detrás de mí estaban más intrigados que el propio Zack por la respuesta.

Me paralicé tan rápido que no sentía ni en donde estaba parada.

—¡Dile que si de una vez! —Rosa, la dueña del restaurante estaba en el otro extremo del lugar alentándome a responder.

—Sí.

—¿Sí? —repite, atónito.

—Sí, Zack.

—¿Segura? Porque una vez digas que sí no podrás dejarme ni diez segundos solos—sonrío.

—¿Puedo cambiar de opinión?

—No, ya eres mi novia.

He vuelto a la vida

Cuando Zack planta un beso en mis labios todos gritan eufóricos, y más que ellos, había un festejo en mi corazón.

Al fin... había encontrado felicidad.

—¡Que vivan los noviooooos!

—¡A comer pastel!—le escucho gritar a alguien más.

Nota: Les dije que valdría la pena.

Escribir este capítulo ha sido algo duro, no sabía como empezar con zack realmente en su confesión pero creo que al final, ha sido muy él en muchos aspectos.

He hecho la cuenta de los capítulos que faltan para que el libro acabe, y creo que en unos 13 o 14 nos despedimos del libro.

Un abrazo enorme, gracias por seguir leyendo.

Atte: Kim.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top