¡Tienes 16 mensajes!

  '                   
    '                PEQUEÑA CULPA
       '
           '   -   -   -   -
                                '
                                  '
                                     ' - 📨

—Whoaa... que fuerte —Rylie, al cabo de unos segundos después de contarle todo, por fin opina algo.

—Lo seeeé —eché la cabeza hacia atrás —, ¿Crees que he exagerado?

Rylie ladea la cabeza antes de responder.

—Pues... considerando que Zack no lo ha hecho con malas intenciones y que lo necesitabas...—me miró como si las palabras no fueran necesarias, lo estaba afirmando.

¿Era muy malo sentir una pequeña culpabilidad?

No, no tenía porque sentir culpabilidad alguna.

¿Que a caso soy solo una consciencia sin importancia?

Sí, así es.

—¿Has hablado con Alexa?—yo niego.

—Sigo enojada...—suelto un suspiro—, Rylie, no es que me haya molestado lo que hizo Zack o que Alexa le hubiese contado, solo que... no se, siento vergüenza en parte, es algo delicado que no quería que se supiese, menos...

—Zack. Entiendo —Termina por mí–, es totalmente razonable, Alexa no estuvo bien al consultarle sin habértelo preguntado, pero venga ya chica, la pobre ha estado llamándome a mi para que le des un chance de hablar—suelto una risita leve,

—Ya hablaré con ella —Confieso, no planeaba estar así con ella siempre—, Ahora solo necesito centrarme en la propuesta del señor Adams.

Ella asiente, despreocupada, he descubierto que Rylie tiene más fe en mí en esto que yo misma. Habíamos salido de compras hace una hora y en vez de hacer precisamente eso, habíamos estado parloteando de lo que habíamos pasado estos días, y a la final, me he terminando enterando de ciertas cosas, así así ella se había enterado de lo que había pasado por Zack.

—Sí, enfocate, los hombres son un asco —deja los ojos en blanco y eso me ha puesto en alerta.

—¿Un asco? ¿Hasta Diego?

—Es que lo he dicho principalmente por él.

—¿Se han peleado?—pregunto antes de entrar por fin a una tienda de prendas hermosas y con rebajas tentadoras.

Justo como nos gusta.

—Bueno... no es así en realidad, él... mhm... quería dar un paso más -carraspeo a lo último, yo no pude evitar abrir mucho la boca al escucharla.

—¿Te ha pedido matrimonio?—Ella me miraba perpleja.

—¿Qué? ¡No! Por Dios... eso sí que me haría asustado —Murmura, negando con la cabeza—. Me ha pedido ser su novia.

—¿Y le has dicho que no? ¡Pero si hasta le ha hablado a su madre de ti!

Se detuvo un momento para tomar un Jersey rojo y corto entre sus manos, lo detalló un instante antes de ponerlo sobre su brazo.

—Y ella me ha caído muy bien, de verdad, pero no estoy segura de querer algo serio ahora... ¿Entiendes?—yo asiento con una sonrisa.

Podía entenderla mejor que nadie, no había pasado por algo similar a ella, pero con su estúpido ex novio si que era difícil imaginarse con alguien más luego de vivir algo así.

—Rylie...—murmuro lentamente, mi mirada se suavizó al encontrar sus ojos algo tristes, la tomé del hombro antes de hablar—. Se que el idiota del pasado fue un imbécil contigo.

—Si que lo fue...

—...Pero, solo digo que, no está mal darse un buen tiempo para conocerse o para sanar esto que todavía sientes por lo que pasó. Pero no olvides que lo que pasó se queda en el pasado... y ahora, si tienes algo bueno, no es momento de perderlo, no dejes que eso te afecte a tal manera de robarte cosas buenas— No sabía de donde había salido eso, normalmente no era tan buena dando consejos, pero sea lo que sea pareció hacerla reflexionar.

Miró por un instante al suelo, pensativa, confundida quizás. Volvió a mirarme al cabo de unos segundos con una sonrisa enorme.

—Gracias Joanna, eso haré —me abrazó con fuerza, casi me deja sin aire, pero no dije nada para no arruinar el momento.

Siempre sacrificandome... que triste.

Al separarse hizo lo mismo que hace unos párrafos atrás pero con un Jersey café con detalles blancos en las mangas y después de examinarlo lo colocó sobre mi brazo esta vez.

—Aprovecha que nos han pagado estos días de trabajo y puedo pagarte algunas cosas —guiña su ojo con una sonrisa.

—Mejor aprovecho un poco más de eso-sonrío triunfante antes de tomar una blusa blanca y corta y colocarla justo encima del Jersey.

Y así pasamos horas con varias bolsas de ropa y recorriendo varias tiendas del centro comercial, siquiera me había dado cuenta de la hora hasta que hemos visto el sol caer, pero a decir verdad, ya me hacía falta salir con alguien así, dejar todo de lado, aprender a darme mi propio espacio no estaba mal.

Al cabo de una hora ya estábamos frente a la residencia frente a la segunda puerta donde el guardia nos ayudó cordialmente a abrir la puerta cuando nos vió padecer con tantas bolsas, le agradecimos de inmediato y recibimos una sonrisa de su parte, ya en el ascensor miré las bolsas que cargaba llena de felicidad.

—Si miras esas bolsas así pensaré que es la primera vez que sales de compras —mis mejillas se tiñeron de rojo.

—La primera en mucho tiempo si...—me limité a decir.

Ella negó con la cabeza antes de poner una mano en mi hombro.

—Eso cambiará desde ahora, estas trabajando, puedes darte estos gustos cuando quieras.

—Suena más fácil de lo que es.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron quité la mirada de Rylie y lo siguiente que robó mi atención fue lo que había frente a mi puerta, que, no creo que necesite mucho para ser anunciado.

Zack estaba sentado frente a mi puerta, con los pies estirados en el pasillo, con los ojos cerrados y siendo acosado por dos adolescentes que se reían bajo para no despertarlo.

Joder.

—¿Ese no es...

—¡Zack! —corrí más de lo que me hubiera gustado admitir, parecía no estar tan bien, estaba algo pálido y sudaba frío, pero aún así, seguía durmiendo tranquilo.

Las dos adolescentes de antes al verme cerca de él me dedicaron una mala mirada antes de cerrar la puerta de su departamento y dejarnos solos.

Al instante noté los ojos entreabiertos de Zack sobre mí, su sonrisa cautivadora se dibujó en su rostro en cuestión de segundos.

—¿Estás bien?

—Joannita...

Rylie apareció detrás de mí.

—¿Está borracho?—enarcó una ceja.

—Al parecer...—negué con la cabeza, me iba a volver loca donde siguiéramos así.

—...Te he extrañado muchooo —confesó. acarició con su mano derecha mi mejilla en un gesto sincero.

—¿Necesitas ayuda con él? Podría decirle a Diego que lo lleve a su casa, seguro sabe donde vive.

Lo dudé un segundo ¿tenía que abrirle las puertas de mi departamento nuevamente? Definitivamente iba a matarlo antes de suicidarme cuando estuviera sobrio.

O... dejarlo en manos de Diego.

No, no quiero.

Yo tampoco, pero hay que dejarle límites al pobre chico.

Que los limites acaben dentro del departamento y la habitación, por favor.

De eso nada.

Que pesada eres, pediré un cambio mañana.

Me avisas si te lo dan.

—¿Joanna?

-Ah... él... sí.

—No quiero ir con Diego, quiero quedarme contigo, Puercoespín.

—¿Puercoespín?—La burla de Rylie estaba asomándose.

—¡Llámalo!

—Vale, vale.

—¡No! —Zack se abalanzó sobre ella un movimiento rápido, tratando de quitarle el móvil.

—Creo que de verdad quiere pasar la noche contigo —musitó.

—Rylie —le eché una mirada—, Llámalo.

Esta vez no lo dudó y llamó a Diego, estuvieron hablando de no se qué, pero presentía que no era precisamente de Zack en los primeros 5 minutos, pues Rylie sonreía demasiado.

La traición.

Después de otros minutos ella colgó con una sonrisita inocente.

—Creo que él bombóncito se quedará en tu departamento.

—¿Qué?

—YUPIIIIIII.

Él muy idiota solo despertó para festejar eso.

—Es que Diego vendrá a pasar la noche —mantuvo la misma expresión.

Ni judas se atrevió a tanto.

—¡Rylie!

—Que pasen buena noche—guiño el ojo antes de desaparecer por su puerta.

Genial, esto era fascinante.

—Siento que esto ya lo he vivido antes...—murmuró confundido, yo enarqué una ceja.

—Será porque si lo hemos vivido antes.

—Ah, sí.

Me puse de pie y extendí la mano para ayudarlo a levantarse.

—Venga.

Él no parecía entender muy bien hasta que tomé su mano y tiré de ella, al levantarse se dejó caer en mi hombro, haciendo que casi acabase en el suelo.

—Mhm... vueles muy bien, Joanna.

—Será mejor que te apartes de ahí antes de que no puedas oler nada más.

Sentí su sonrisa sobre mi piel.

Me aparté para abrir la puerta y darle paso al departamento, él en direcciones confusas a penas logró entrar.

Pero lo ha logrado, se merece un beso de premio.

—Dormirás en el sofá.

—¿Como un perro?

—No, el perro dormiría en la cama conmigo —se queda mirando el suelo unos segundos, tratando de asimilar lo que ha escuchado, como si le hubiera pedido meterse debajo de la tierra.

—Quiero ser el perro —Termina diciendo.

—No, te toca dormir el sofá, ve.

Ordeno, señalando al sofá más grande y poniendo los brazos como jarras. Después de asentir con la cabeza se fue en zancadas al sofá y se tumbó en él a penas lo tuvo en frente. Enseguida busqué una cobija y almohadas de mi habitación, estaba molesta por tener que vivir esto nuevamente.

¿Que a caso no era responsable de su vida?

Además, quien demonios se emborracha a las ocho de la noche.

—Joannita.

—Que.

—¿Estás molesta?—acomodé rápidamente las cobijas sobre él de mala gana.

—¿Tú que crees? Parece que tengo que cuidar de un niño pequeño.

—No me molestaría ser niño pequeño.

—Por supuesto —dije sin más, esperaba que el tema se cerrara ahí pero de nada sirvió alejarse un poco, volví a escuchar su voz.

—Joannita.

—¿Que?

—¿Te molestó que esté en tú sofá?

—Sí.

Él vacila antes de hablar.

—Bueno... siempre y cuando podría estar en tu cama.

—¡Zack!—ríe a carcajadas como niño pequeño.

—¿Sí dejo de bromear me dejaras dormir en la cama contigo?—me siento en el sofá a su lado.

No respondo, pero lo toma por respuesta.

—Vale... ¿Por qué estás molesta? —me sorprende ver que aún borracho sabe como comunicarse conmigo a la perfección.

—Porque eres un idiota.

—Un idiota muy interesado en ti, créeme.

—Sí y un idiota que paga deudas ajenas —Él frunce el ceño.

—¿Sigues molesta por eso?—yo me cruzo de brazos.

—Depende ¿Vas a disculparte?

Silencio sepulcral.

—No.

—Entonces no dormirás en la cama —me levanto y casi al segundo siento como jala mi mano.

–No quiero que estés molesta...—usa su voz roca y empiezo a creer que ya ha notado que es una debilidad grande en mi cuando se trata precisamente de él.

—Solo tienes que disculparte para eso...—Murmuré muy cerca de él.

—¿No habrá una manera más sencilla que nos guste a los dos?—no entendí muy bien como es que estaba nuevamente en el sofá y con Zack casi encima de mí acorralandome en una esquina.

Sentía el corazón en la boca y mis latidos empeoraron cuando posó una mano en mi cintura, sus ojos se habían oscurecido en deseo, deseo que estaba siendo correspondido.

Agarré la cobija en un puño y me acerqué a su boca, cortando distancia.

—Quizás...—murmuro con la respiración entrecortada.

—¿A si?—su mano sube hasta mi nuca acariciando mi cabello—, ¿Cuál?

Puse mi mano en su espalda, sonreí a pocos centímetros de su boca.

—Cuando consigas trabajo lo discutimos—al decir aquello me separé de forma instantánea, me sacudí la ropa y le eché una ojeada a Zack que tenía la boca abierta y seguía en la misma posición de antes—, Buenas noches, Zack.

Sonreí victoriosa y caminé rápido a mi habitación, cerré la puerta a mis espaldas y corrí a mi cama como niña pequeña.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top