¡Tienes 12 mensajes!

Hola, antes de empezar quiero decirles que este capítulo ya lo había publicado, pero he estado presentado ciertos problemas aquí y wattpad me ha borrado el capítulo, incluso ha cambiado todo lo que había escrito, así que lo he tenido que escribir nuevamente y con ello algunas mejoras al capítulo, sin más, espero que lo disfruten, espero no tener más sucesos así en la aplicaciónD:


' ESTÚPIDO ALCOHOL
'
'
' - - - -
'
'
' - 📨

Ya quisiera tener tantos mensajes de Zack.

Oh bueno, en realidad si los tengo. Solo he decidido ignorarlos.

Cabe aclarar que yo no formo parte de esa terrible decisión.

-Déjame ver si he entendido.

-Déjame ver si entendiste-me centro en el batido que ahora mismo estoy tomando.

-Ya conocías a Zack porque el muy idiota te mandó un mensaje por instagram en la madrugada y tú como una persona poco normal decidiste ir ha por él sin haberlo conocido.-Diego niega con la cabeza, siquiera recuerdo como hemos empezado el tema.

Oh sí, por Rylie. Ella me preguntó como llegué a casa anoche.

Lo que aún no tengo muy claro, solo tengo los ojos de Zack en la mente y muy vagos recuerdos de anoche.

Esto de emborracharse es terriblemente asqueroso.

Ni que lo digas.

-Si lo dices así suena muy mal.

-Es que, suena mal porque lo es-Él niega nuevamente, pero está vez añade una sonrisa-, pero es mi amigo, tampoco es tan malo.

-¿Oh sí? Anoche decías otras cosas de él-enarco una ceja, era obvio que quería cubrirlo un poco. Lo confirmo cuando veo su sonrisita inocente.

-¡Oigan! ¡No estoy trabajando sola!-Nos regaña Rylie, con una bandeja en la mano, y la pequeña gorra del uniforme a punto de caersele.

Hago una mueca de horror, si eso es lo que me espera no quiero ni salir. Aprovecho que Rylie empieza a hablar de algo que le ha molestado mucho en la mesa a la que fue para echarle una ojeada a Diego que, de hecho, la mira con encanto total, aún con Rylie mirándolo con cara de asesina serial.

Yo quiero, quieres, todos queremos algo así.

Echo afuera mis pensamientos, no tengo tiempo para hablar conmigo misma o para pensar en alguien.

Menos en el idiota del innombrable.

Quisiera decirles mi molestia con él está vez, pero no lo sé con exactitud, quizás es lo que llega después de la decepción, en parte... no me esperaba que Zack fuera ese chico. Pero que más da, supongo que todos tienen sus antecedentes.

Aún puedo puedo recordar los gestos que hacía anoche, la sonrisa, sus ojos, incluso enojado se veía muy sex...

Me detengo a mi misma ¿Que demonios estoy pensando? No pienso dedicarle más pensamientos, menos cuando estoy consciente que no tengo mucho que recordar gracias al estúpido alcohol. He perdido varios recuerdos de anoche, y de hecho, es la razón de mi mal humor, y en parte, la de todos. Todos hemos despertado con dolores insoportables de
la cabeza y ni hablar del cansancio.

-Si quieres me encargo yo ahora de los clientes. Igual, no da mucha pinta de que lleguen más de los que están-Ella parece muy agradecida antes de ir a una banca pequeña detrás de la barra.

Yo me encargo de estar al pendiente de la maldita campanita en la entrada y sinceramente ruego con todo mi ser que no suene, no quiero tener que lidiar con más personas ahora.

Ya mucho tengo contigo.

¿No deberías consolarme?

Mi función es entretener al lector, no ser tu terapeuta, querida.

Buena observación.

Consciencia: 1 Joannita alias la puercoespín: 0

Gruño contra la barra, quisiera meter la cabeza en un hoyo y sacarla jamás. Me palpitan las sienes y ni hablar de la tremenda sequedad que tengo en la boca. No volveré a tomar en un largo y decidido tiempo.

No te cree nadie, pero estás de mal humor, mejor ni meterme contigo ahora.

Sabia decisión.

Vale, malota.

Pongo los ojos en blanco cuando se escucha la dichosa campanita de la puerta, no quiero. Juro que no quiero moverme de donde estoy, pero al final termino obligándome a asomarme al cabo de unos segundos.

-Bienvenido ¿Que desea ordenar?-me corto a mi misma cuando levanto la cabeza y miro fuera de la libreta pequeña en la que he estado anotando los últimos pedidos.

Entre abro los labios guardando la sorpresa.

-Quiero una morena de cabello alborotado, por favor -Su sonrisa me cautiva unos instantes-, para llevar, si es posible.

Estoy tan sorprendida que si viera a un unicornio cerca no me causaría ninguna impresión, para nada. Al cabo de unos segundos me encuentro a mi misma asimilando que es Zack, quien está delante de mí.

Ha vuelto el buenote, Siiiiiiiiii

Ni te emociones mucho.

-P-pero ¿Como sabías donde...?

-¿Trabajabas?-Termina por mí con una sonrisita inofensiva, aunque algo divertida también-no sería tan difícil deducirlo.

Tengo la gran sensación de que miente cuando mira a la barra, o más bien a quiénes están en la barra, le sigo la mirada y encuentro a Rylie y a Diego en un intento de esconderse detrás de la caja, conteniendo las risitas.

Genial, lo que me faltaba.

Par de traidores.

Me encargo de expresarles el mensaje con los ojos.

Me incorporo incomoda, no quiero que lo note, así que no quito la mirada de él.

-¿Por qué has venido?

-Vine a traerle algo a Diego-Lo Señala.

-¿El qué?

-¿De verdad quieres saberlo?-pregunta de manera innecesaria, pues ya sabe que sí.

-Pues sí.

-Pues quédate con las ganas.

Uhhhh.

Oh, cállate.

Abro la boca, indignada, no puedo creer que me haga algo así, esto es un crimen para mis leyes de curiosidad.

-Empiezo a creer que no hay un algo.

-Quizás estés en lo cierto.

Fruzo el ceño, aún sin entender muy entonces el porqué está... oh.

Lenta y pesada, lo que me faltaba.

-Pero...-yo tardo algunos segundos más antes de darle un pequeño manotazo -Un gran manotazo- en el hombro, él parece perplejo, no quiero reírme de su expresión ahora-, ¡Estoy trabajando! ¿Qué no podías esperar?

Él abre los ojos al no entender mi molestia repentina.

-Yo... lo siento-es obvio que lo he tomado desprevenido.

Será idiota.

-¡Espero que lo sientas de verdad! ¡No puedes venir a distraerme con tu... tú voz estupidamente sexy en mis horas laborales!

Dime que no has dicho eso en voz alta.

-¿Mi voz estúpidamente Sexy?-Sonríe felizmente.

-Mhmm ¿Chicos quieren...?

-Eh... ¡No!

-Es lo que has dicho.

-Joanna, yo creo que...

No presto atención a lo que dice Rylie. Estoy a punto de abrir la boca nuevamente pero siento un golpe no tan fuerte en el brazo, pienso que es Rylie así que me doy la vuelta con brusquedad pero me detengo cuando veo que es... una anciana mucho más enfada que yo.

-¡Sus gritos harán que quede más sorda de lo que ya estoy!-nos regaña mientras nos señala con la pequeña revista con la que antes me ha golpeado-, Shhh.

Al parecer toda la cafetería se ve muy interesado en nuestra conversación, porque todos nos están mirando como la novedad más grande, yo siento que mis mejillas empiezan a arder antes que se tiñan de rojo, o quizás toda yo lo esté ahora. Mientras que Zack... por su parte. Está como... bueno, como si nada, no le importa que lo estén mirando, no ha quitado sus ojos de mí.

No se porque lo último en la anciana me ha dado miedo, pero es lo suficiente para que me calme y esta vez, volver a ver a Zack con la vergüenza reflejada en el rosto.

-Espérame en las sillas del fondo-es lo último que digo antes de darme la vuelta he ir a la barra, él obedece tranquilo, el regaño de la abuela nos ha dejado algo serenos a todos ahora.

No digo más nada y me deslizo detras dd la barra, incómoda, me siento en total silencio a esperar a que la maldita campana vuelva a sonar.

-¿Y... Que tal tu charla con don Romeo?-Diego habla en el peor momento posible. Debe entender que quiero asesinarlo por mi cara y también la de Rylie-. No te alteres, es malo para tu salud, cielito-le dice a ella.

Yo iba a mandarlos al cielito.

Estaba a punto de lanzarles un zapato a ambos cuando la campana de la puerta me vuelve a interrumpir.

-Demonios...-murmuro, casi perdiendo la cabeza- ¡Ya voy!

Al cabo de casi una hora, el lugar está vacío, todo limpio y solo queda una hora más para cerrar, suspiro agotada al terminar de limpiar la última mesa.

Rylie juguetea con los pequeños adornos en el mostrador sentada en el regazo de Diego quien la mira con ternura -Al menos ya no están besándose-, y yo... bueno, a penas he podido echar una ojeada a Zack al fondo del lugar, parece sereno mientras mira por la ventana con el ceño ligeramente fruncido y la mirada algo perdida. Quiero sonreír y tomarle una foto, jamás lo he visto así.

Sacudo la cabeza y me contengo, vuelvo a enfocarme en lo mío.

-¿No que fingías trabajar aquí?-recuerdo las palabras que antes había dicho

Diego pasa una mano por su cabello y sonríe con las mejillas ligeramente sonrojadas.

-Bueno hoy es domingo... ¿Qué esperabas?-niego con la cabeza.

Rylie parece volver a la realidad.

-¡Genial, ya hemos terminado!-me mira directamente- ¿Joanna?

Se a lo que se refiere.

-¿Qué?

-No te hagas la idiota, venga, habla con el pobre chico, te ha estado esperando desde hace un buen rato.

Trago saliva, se que ya es hora de acercarse porque ciertamente, ha esperado muchísimo ahí sentado.

Sacudo mi delantal y me acerco a él -Que sigue en la misma posición que hace un rato-, me quito la gorra y le sonrío algo sonrojada cuando vuelve su mirada a mí.

-Pensé que tendría que comprar algo de aquí para tenerte unos segundos -masculla casi divertido.

-No hubiera sido mala idea, aunque quizás te hubiera arrojado la bandeja por el estrés -Él se limita a sonreír y negar con la cabeza, aún no entiendo como es que lo hago sonreír tanto desde que nos conocemos, no es muy normal en mí. Y algo me dice que en él tampoco lo es.

-¿Por qué trabajas entonces?-inquiere, curioso.

Buena pregunta, mala respuesta.

Estoy a punto de contarle toda la verdad con lujo de detalles pero me detengo a mi misma ¿Que estaba haciendo?

-Tengo que pagar algunas cosas importantes.

-¿Importantes?-repite.

-Sí, no es la gran cosa -me incorporo en el asiento, no quiero hablar del tema y agradezco que él lo nota casi de inmediato.

Pero casi me da algo cuando su mirada cae más abajo de mi cabeza y luego vuelve a mis ojos.

-No te ves mal con ese uniforme-Su sonrisa se ensancha-, Quizás venga más seguido de visita.

Yo le doy un manotazo toda roja y avergonzada.

-¡Zack!-la voz de una mujer a mis espaldas chilla su nombre-que bueno que has venido.

Él por primera vez quita la mirada de mi para verla a ella, una sonrisa se refleja en su rostro de inmediato.

¿Es normal que me enfade con quien sea que esté atrás de mi por eso?

No, pero nada es normal en nosotras así que no pasa nada.

-Gracias por venir, de verdad que esa fuga me estaba enloqueciendo-la escucho casi chillando.

Al darme la vuelta me sorprendo al ver que es una mujer ya mayor, entre sus 40 y 50 años, de cabellera larga y algunas canas, tiene ojos azules muy bonitos que le resaltan mucho el rostro.

-Oh, tú debes ser Joanna-me dice cuando se da cuenta de mi mirada-, Es un placer.

Sonríe antes de darme la mano.

-Es la dueña del lugar-Zack parece disfrutar totalmente mi cara de susto cuando me levanto y tropiezo estúpidamente contra la mesa.

-Ah... L-la dueña, y-yo le juro que he estado trabajando hasta al cansancio todo el día, solo que ya, ya ni hay nadie más y bueno, ya hemos limpiado todo, si quiere voy y...

-Querida cálmate-me pide con suavidad- Todo está perfecto, me alegra que se den su tiempo de descanso, lo cierto es que haz hecho más que mi hijo en el mes que ha trabajado aquí- niega con la cabeza, medio decepcionada.

Diego levanta la cabeza en las sillas de atrás, indignado.

-¡Oye, yo doy lo mejor de mí!

-Los mejores problemas, querrás decir- no puedo evitar reírme.

-¿Madre?-En todo este tiempo es lo único que ha logrado decir Rylie.

-¡Oh, querida!-Ella junta las manos encantada, apartando a su hijo para sentarse al lado de una incómoda Rylie, yo disfruto de todo lo que está pasando- Tú debes ser Rylie, Soy Gail, ese tonto me ha hablado mucho de ti y...

Ellos empiezan a parlotear de no se qué, no se en que momento he apartado mi atención de ellos, pero mi mirada está en Zack, detallo su rostro, sus gestos, él está atento a lo que dice Gail con una sonrisa.

Parece notar mi mirada porque al cabo de unos segundo voltea a mi dirección, yo giro la cabeza a una velocidad tan fuerte que me duele. Podría apostar mi pequeña fortuna a que Zack ha sonreído.

-Oh, Zack, eso está en la cocina al fondo-Él asiente.

-¿Eso?-no quiero sonar intrépida, pero si me da curiosidad.

-Sí, del gas. Le he pedido a Zack que viniera a reparara esa pequeña fuga-Termina diciendo Gail y no me gusta la respuesta.

Me pongo roja al instante.

Y yo que le estaba reclamando porque creía que venía a verme.

Que ilusa.

-Oh... entiendo-de repente no me siento cómoda, así que voy por la excusa más fácil-iré a cambiarme.

Me alejo cuando vuelvo a escuchar sus voces en un nuevo tema de conversación o el viejo, no lo sé. Sólo siento los pasos de Zack que me han seguido.

-¿Quieres que te acompañe?-yo le doy una mirada fulminante y él deja de avanzar con las manos en alto y su típica sonrisita-. Bien, Rocky, mejor no.

Y se va a la cocina. No tardo casi nada en cambiarme, voy bastante cómoda, con un Jersey negro que es bastante cómodo, unos pantalones algo holgados de tela y unos tenis blancos que he olvidado esta mañana.

Vuelvo a la mesa cuando escucho las risas de todos, Zack por lo que parece también acaba unirse.

-Creo que me voy-Diego asiente.

-No te preocupes, yo me encargo de cerrar el lugar -Yo le doy una mirada de agradecimiento infinito y me doy la vuelta luego de despedirme.

Solo quiero largarme y dormir por un siglo entero.

-Espera, Joanna -me detiene casi en la salida-, Déjame llevarte a casa.

Yo lo miro por el rabillo del ojo y asiento, para él ya es más que una respuesta.

Después de guiarme a su coche y una vez dentro. Algunos recuerdos empiezan a llegar, pero no les hago caso, no quiero pensar en más ahora.

El camino a casa empieza siendo silencioso, noto que Zack me mira algunas veces para asegurarse de algo o quizás para leer mi expresión, creo sentir que Zack está algo tensionado de alguna forma, pero al mirarlo sigue tranquilo, mirando el camino.

-Entonces...-noto que una pequeña sonrisa aparece- ¿Pensabas que había idiota a la cafetería para verte?

Vale, esa pregunta no me la esperaba.

Me acomodo algo incómoda en el asiento.

-Eh... no, yo solo...

-¿Te hubiera gustado eso?-me interrumpe, interesado por mi respuesta.

Pero no obtiene nada, no esperaba un bajón de emociones ahora y menos él.

-¿Pasa algo?-intenta romper el silencio que había empezado ya a reinar, aunque sinceramente no quiero hablar con él ahora.

-No.

Me limito a responder sin mirarlo.

Llegamos a la residencia y no se por qué no me he desabrochado el cinturón de seguridad.

Noto que intenta decir algo, lo Interrumpo casi de inmediato.

-Quizás es el cansancio-Él dudoso. Asiente, pero puedo sentir que sostiene la mirada.

Creo que todo el viaje he intento no pensar en lo que ha carcomido mi mente desde que he despertado, sin embargo, no puedo evitarlo y lo suelto sin pensarlo mucho.

-¿Puedo preguntarte algo?-Empiezo.

Parece confundido, seguramente no se esperaba una pregunta ahora, pero asintió casi al instante.

-¿Con cuentas chicas has... salido este mes?

Ahora si que lo he agarrado por sorpresa, él abre ligeramente la boca pero vuelve a cerrarla rápidamente.

-Ninguna -me asegura- ¿Por qué la...?

-¿Y el mes pasado?-vuelvo a preguntar y esta vez noto que tensa la mandíbula.

-Joanna, no creo que... mira ya es tarde y... ¿Podríamos hablarlo en otro momento?-no hacia falta ser la más inteligente para notar que había ignorado la pregunta.

Entonces me encuentro a mi misma desabrochando el cinturón y bajando del coche sin decir nada, he querido decir algo y me he forzado a mi misma a callarme al instante, no quiero asustarlo ni incomodarlo con tonterías.

-Buenas noches, Zack.

Estoy a punto de cerrar la puerta del coche cuando vuelvo a escuchar su voz.

-¿Puedo visitarte mañana?-sus ojos demuestran inseguridad.

No respondo, lo dudo unos segundos y me limito a asentir antes de cerrar la puerta, sin saber muy bien porqué.

Camino hasta la entrada de la residencia y en cuanto cruzo el portón escucho que su coche ha avanzado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top